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Post by Deleted on Jan 13, 2018 6:49:05 GMT
Negó lentamente con la cabeza, tragándose su dolor y alzando la mirada solo para observar a una arconte con el corazón hecho trizas. Muy en el fondo, el vástago sentía un fuerte impulso por acercarse a la mujer y consolarla, pero no lo hizo, justo en esos momentos debía comportarse como el pilar que era y no moverse en lo absoluto. –Sabía que tarde o temprano tendria que volver a cargar con este tema- dijo ya más tranquilo y serio después de suspirar muy profundamente –Sabia que tarde o temprano alguien llegaría a buscarlo, no había visto tan animado a mi hijo desde nuestros años en la tierra de los humanos- sonrió con cierta nostalgia –Supongo que debo agradecerte por iluminarlo aunque sea un poco- le dedico una cálida sonrisa a la mujer frente a él, asintiendo ligeramente ante su promesa y sintiéndose victorioso muy en sus adentros.
Era sumamente cruel jugar con los sentimientos de una persona de tal forma, pero no había más opciones. No podía simplemente confiar en cualquiera que llegara con un corazón roto por la partida de su hijo, tenía que jugar muy bien sus cartas, el juego que estaba jugando era sumamente peligroso para su cuello. –No- dijo un tanto cortante ante la pregunta de la contraria –Estas no son nuestras tierras señorita, no iba a permitir que el cuerpo de mi hijo descansará lejos del mío- su rostro se mantuvo con una expresión permanente de seriedad y cansancio –Sus cenizas descansan en un lugar seguro- afirmó moviendo un poco la cabeza.
Sostuvo el retrato entre sus manos, acariciando con la yema de sus dedos el rostro de su hijo por sobre el papel –Yo tengo sus cenizas, sería mejor que usted se quedará con esto- volvió a estirar el retrato en dirección a ella. –Lumina- dijo en voz baja, extendió su mano hacia ella, dejándola descansar sobre su escritorio, mirándola fijamente y esperando que accediera a aquel pequeño contacto físico. Estaba rompiendo sus propias reglas, eso lo sabía muy bien, pero después de todo lo que ella había dicho y el cómo se derrumbó ante él, podía al menos regresarle un poco.
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Lumina
La Resistencia
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Post by Lumina on Jan 13, 2018 7:25:46 GMT
La mirada de la mujer solo se apagaba más y más, parecía como si lentamente una luz se extinguiera, ahogada en el llanto y el dolor, suspiro, escuchando la voz del hombre, sentía pena, sabía lo que se sentía perder a un hijo, lo sabía en carne propia… y que no hubiera dado ella ¿por tener un retrato de su pequeño? Por más que su memoria la acompañara toda la vida, aquella última imagen, su cuerpecito mutilado, su expresión de horror que aun la atormentaba en las noches era algo que cubría muchas veces la dulzura de los anteriores, comprendía perfectamente de lo que el hombre hablaba, ella tampoco había enterrado al suyo, no había sido capaz de dejarlo en aquella tierra donde tanto dolor le habían causado, su pequeño siempre fue un alma libre, no podía dejarlo allí, pero el haberlo liberado no fue menos duro, no guardaba más que de su hijo los recuerdos y aquel tatuaje en su piel, una estrella, para recordar su brillante sonrisa, esbozó una sonrisa triste, cargada de sentimientos mientras con su mano temblorosa se apoyaba en la ajena, negando con la cabeza –Acéptelo…Señor Izark – Respiro profundo, esa sonrisa se mantenía, levanto por fin la mirada, aquella pupila que antes brillaba se había opacado, casi al punto de empezar a asomarse un color oscuro, normal –Se… Lo que es perder a un hijo… Se… lo difícil que es verlo muerto –tuvo que contener el aire ¿Por qué estaba contando aquello? No sabía, solo estaba hablando – Y se lo horrible que es ver su cadáver… una y otra vez… cubriendo los recuerdos de su rostro con aquellas imágenes… - acaricio la mano del hombre buscando darle a él un consuelo – Usted es padre… y puedo comprender su dolor… sé que todos sentimos de forma diferente… Pero la muerte de un hijo nunca es sencilla – Una amarga lagrima se escapó de los ojos de la mujer, rodando lentamente por su mejilla –Consérvelo… Por qué le ayudara en las noches tormentosas…- Sonrió de forma amable, retirando su mano, necesitaba estar unos momentos solas, deseaba retirarse
Se levantó lentamente, se sentía adormecida, miro la bufanda y la ordeno con delicadeza, se podía ver el esfuerzo y amor con la que había sido trabajada –Por favor… Guárdela…- Pidió, dejándola en el escritorio – Yo la hice para el… no podría conservarla… no puedo dársela a alguien más…- Sus ojos se mantuvieron en aquella tela ahilada con dedicación, en un hermoso tono rojo oscuro, no era tan fácil conseguir aquella tonalidad, ahora se cuestionaba, quizás si no se hubiera demorado tanto, si hubiera ido antes… ¿Había alguna forma de evitar algo así? Aquellas criaturas eran impredecibles – Puede hacer lo que quiera con ella… Pero por favor… Acéptela…- Sonrió, levantando la mirada, una última sonrisa, camino un poco, ordenando la silla en donde estaba sentada y volviendo su mirada hacia el vampiro, inclinando su cabeza para despedirse, no podía seguir allí –Lamento los inconvenientes señor Izark… Gracias por darme parte de su tiempo…- volvió a amarrar aquella corbata en su muñeca, con lentitud, una vez lista, se encamino hacia la puerta, de seguro la misma mujer que la había recibido la llevaría hasta las afueras de la casa
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Post by Deleted on Jan 13, 2018 7:48:06 GMT
Ante sus palabras, Izark simplemente guardo silencio y se dispuso a escucharla, asintiendo de cuando en cuando y apoyándola con la mirada. Bien podía responder vagamente, pero sus comentarios estaban de más, lo que en verdad necesitaba la mujer era ser escuchada por un largo momento. Sostuvo la mano de la mujer, pero no lo suficiente para llevar a cabo su cometido, muy a pesar de eso, la dejó proseguir. Sabía perfectamente lo que era perder un hijo, había vivido lo suficiente como para repetir ese sentir durante varias ocasiones, tomo aquel retrato y lo acerco más hacia su lado, aceptando por fin un pequeño pero significativo obsequio por parte de una mujer de corazón puro.
En cuanto la contraria comenzó a alejarse, el vástago se levantó y rápidamente se acercó a ella. Usando la mano ajena como soga, subió hasta su brazo por debajo de su piel, tomándola con su mano izquierda, aquella marca tan característica en la palma de su mano comenzó a brillar y a subir de temperatura de un momento a otro, marcando la piel blanca de la mujer con el emblema de los Santori. –Si comienza a brillar, venga enseguida a este lugar, si necesita ayuda, solo tóquela- dicho eso, la marca se desvaneció, quedando impregnado algo de ardor por la quemadura. Izark abrió aún más la puerta de su oficina, soltando el brazo de la mujer y adelantándose un par de pasos –La acompañaré hasta la salida- volvió a esconder sus brazos en su espalda y espero a que la dama diera el primer paso.
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Lumina
La Resistencia
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Post by Lumina on Jan 13, 2018 8:41:44 GMT
Los ojos de la mujer se abrieron en sorpresa, mirando la unión, no tuvo tiempo de reaccionar a nada más, su corazón estaba tan sumido en la tristeza que no tuvo tiempo de alarmarse ante el toque de su piel, sentía el ardor, pero no le dolía lo suficiente, demasiado anestesiada, escucho las palabras del líder, no comprendía del todo el por qué, pero lo respetaba, era irónico que su vida realmente se dividía entre obedecer y ser obedecida – … Gracias- contesto, obedeciendo, mirando como aquella marca desaparecía de la blanca piel por completo, paso sus dedos sobre aquella zona, el ardor aún continuaba, era sencillamente curioso para la mujer de blancos cabellos y rasgos suaves. No hizo esperar al hombre y asintiendo con la cabeza comenzó a caminar, encontrándose de nuevo con la hermosa arquitectura del hogar, sonrió con tristeza, recordando sus pensamientos anteriores, preguntas que nunca serian resueltas, historias que ya no serían contadas , conversaciones que murieron sin ser siquiera planeadas, la mujer suspiro, buscando con la mirada al dueño de la casa –Su casa es hermosa señor Santori…- hágalo de forma sincera, en un susurro muy pequeño, le dolía la garganta, tenía un fuerte nudo allí
El camino de vuelta fue más pesado, se sentía cansada, agotada, muerta en cierto punto, nuevamente esas emociones, las que tanto esfuerzo le había costado ahuyentar volvían, la culpa, las voces, los recuerdos, no tenía sencillamente animo en ese momento para volver a ahuyentarlas, por hoy…solo por hoy dejaría que esa tristeza le llenara el alma, tenía derecho a estar triste ¿Cuántas veces no se había reprimido a sí misma en el pasado? Insistiéndose en seguir, insistiéndose en ser más fuerte, estaba sencillamente demasiado cansada y vieja para eso esta vez. La puerta de la entrada estaba ya a la vista, unos pasos más y saldría de allí, otro suspiro se escapó de sus labios, aquella anestesia no surtiría mucho efecto en unos momentos más, podría estallar en un ataque de lágrimas pronto y deseaba hacerlo sola, no quería simplemente cargar más peso en los cansados hombros del Santori mayor, ya tenía demasiados, sencillamente demasiados, ser líder no era sencillo, ella lo sabía, y afrontar con la vida de un hijo solo hacía que el camino doliera el doble
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