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Post by Skogfe Hillevi on Jan 9, 2018 20:41:41 GMT
Era una tarde rojiza y animada en la ciudadela, había gente por todos lados preparándose y hablando de algún evento que ocurriría en las próximas fechas, pero la nekomata había pasado de largo a esto, pues tenia algo que hacer y alguien que ver. Skogfe acababa de entrar a la taberna del Dragón Ahogado, el lugar era grande, acogedor y cálido, en las mesas ya se podía ver gente de todo tipo reunida bebiendo y hablando, las voces, los tarros de cerveza y las risas, todo aquello hacia que Fee se sintiera en casa. Retirándose la capa decide acercarse a la barra para pedir algo de beber y comer, en cuanto llega a la barra de madera de lo que parece ser roble bellamente tallada y se sienta, se puede oír mas gente entrar a la taberna con el cerrar y abrir de la puerta, Fee voltea a ver, y ve a varios arcanos tomar asiento y pedir tanto licor como comida. Fee es sacada de su admiración del lugar cuando uno de los tenderos le pregunta que desea, Fee responde en un pesado acento nórdico -Dos cervezas y una pierna de Jabalí por favor- dice con su expresión estoica, después de todo la nekomata casi siempre tenia la misma expresión en la cara, ya con esto decide esperar a que llegue la persona con la que quiere hablar, una kitsune que respondía al nombre de Giselle.
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Post by Giselle on Jan 13, 2018 16:35:06 GMT
Recibió una orden desde la cocina, donde estaba resolviendo un destrozo por uno de los cocineros de la tabera. Entre las brasas, se recogía el sudor con la falda mientras sazonaba unas piernas de jabalí que para colmo acababan de ordenar. Voceó la orden, que estaría prontamente servida no sin antes mirar casi de manera fulminante al culpable de que la carne casi terminara calcinada. En pocos minutos, la mujer salió como si no hubiera habido caos de la cortina, con una charola servida con la pierna de jabalí y los tarros con cerveza. Los colocó frente a la nekomata que de inicio no reconocía como aquella con quien había hablado por la tableta. -Buenas noches, aquí está su orden- dijo amablemente, terminando su servicio con un guiño como usualmente hacía con todos los clientes, sin sospechar por un instante que ese cliente en particular se hallaba ahí con intenciones de conversar con ella.
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