Diana
La Resistencia
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Post by Diana on Jan 16, 2018 18:45:05 GMT
Los días habían sido pesados, llenos de incertidumbre y terror. Diana se hallaba en el interior de la cueva, resguardando la seguridad del alfa mientras el resto de la manada se encontraba de cacería en los alrededores. Aún podía olerlos cerca. Fauce había estado recobrando el conocimiento en intervalos irregulares; abriendo los ojos de vez en cuando, apenas teniendo fuerzas y aliento para pronunciar su nombre entre el cansancio y la inconsciencia. Mientras tanto, la loba reposaba sobre su pecho, con los ojos abiertos envuelta en la oscuridad y el aroma del hombre que amaba. Y aún así, no podía borrarse de la memoria la imagen del errante que se manifestó ante ella y la manada. Lleno de pena en el aura que lo rodeaba, trayéndose un aire de sufrimiento que de sólo recordarlo le hacía difícil respirar.
Por suerte la respiración de Fauce se había vuelto más consistente, sin hacerla sentir insegura por su salud, al menos de forma inmediata. Pero le angustiaban de sobremanera los ecos de la voz de aquél ser oscuro. El tiempo y la muerte; siempre atados pero ahora con un nudo más fuerte que apretaba los límites de su esperanza y paz.
Se había mantenido callada y aislada del resto, confiando en la capacidad de los miembros de la manada para respetar la jerarquía pero también para organizarse y valerse por sí mismos el tiempo necesario. Era en ese tipo de circunstancias cuando deseaba poder tener una vida más sencilla, lejos del liderazgo. Aunque amaba a su manada inmensamente, era mayor el amor que sentía por Fauce y sus cachorros. Los pequeños dormitaban a su lado, envueltos entre las pieles que cubrían al lobo y a ella; podía escucharlos respirar, caídos en un profundo sueño ignorando los peligros y el caos que había a su alrededor. Diana no había logrado conciliar el sueño desde aquella noche; sus ojos le pesaban y le ardían, su cuerpo se hallaba cansado pero se negaba a despegarse de la realidad puesto que no descansaría hasta que Fauce estuviera en condiciones conscientes.
Las sombras de la cueva comenzaban a jugar con sus sentidos, en conjunto con el fuego que se hallaba encendido a pocos metros, con el propósito de proporcionarles mayor calidez. Las figuras se distorsionaban sobre la superficie de las rocas atormentando a cada momento su visión. Tenía miedo y a la vez, sentía rabia puesto que sentía responsabilidad de que Fauce se encontrara ahora en esa situación. Le había notado distante y callado. Pensando que tal vez se encontraba sólo cansado le había dejado a su privacidad y espacio... ¿dónde estaba la Diana que tanto llegó a irritar a Fauce? Tal vez de haber vuelto a hacer sus preguntas, esto no habría pasado.
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Post by Fauce del Norte on Jan 17, 2018 17:29:28 GMT
Su estabilidad y fuerza iban recobrándose conforme pasaba el tiempo. La calidez y el aroma de Diana y sus bebés se encontraba cerca y eso lo reconfortaba, estaban seguros, y lo estarían aún más cuando el despertara. Desconocía que había sido lo que la noche anterior lo había tumbado de esa manera. Un dolor en su pecho que lo hizo entrar en un estado de shock ¿Un infarto quizá? Era posible, pues toda la angustia, rabia y estrés acumulados solo estaban haciendo un peso fuerte sus hombros, achacando su salud.
Abrió los ojos, encontrando primero a uno de sus hijos dormitando a su lado. Exhaló con alivio, acercando su frente al bebé y sintiendo un fuerte nudo en la garganta al verlo tan apacible y cálido. El peso de su mentira lo torturaba, pero Diana no debía saberlo. No quería verla llorar. No quería verla echándose la culpa por algo de lo que no tenía control.
Apoyó un brazo sobre el suelo para reincorporarse. Sentía los labios secos y tenía un ligero dolor de cabeza y hombros, pero se encontraba estable. Se llevó una mano a la frente, intentando recordar lo que había sucedido. ¿ A qué había salido ayer ? …
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Diana
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Post by Diana on Jan 17, 2018 21:40:07 GMT
El movimiento de Fauce la obligó a enderezarse. Le permitió caer en consciencia muy a pesar del nudo en su garganta que se formaba por la necesidad de cuestionarle muchas cosas. Suspiró aliviada de verlo despierto y fuerte como para despegarse del suelo e interrumpir su descanso. Acercó las manos a los brazos del lobo, apoyando la barbilla sobre su hombro. -Me asustaste- confesó apretando los labios, intentando no sonar tan apesumbrada; no deseaba agobiarlo. -Cuando te sientas listo, tenemos que hablar- . Sobó su espalda con ternura mas en su voz había un tono determinado... firme. No estaba molesta con él puesto que su ser se hallaba lleno de gratitud por tenerlo a su lado sano y salvo, pero sabía que había algo en los rincones de la mente de Fauce y no estaba enterada. No era una ocurrencia común que Black Stag, un ser que arrastraba consigo la muerte como si fuera él mensajero directo de las tinieblas, se apareciera a dar aviso, críptico, pero finalmente sus palabras parecían acarrear una advertencia. Los pequeños seguían dormitando a su lado, aún sin percatarse de que su padre se encontraba al fin despierto. Apoyada sobre él, Diana alzó la mirada para ver su rostro, aún cansado, incluso confundido.
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Post by Fauce del Norte on Jan 18, 2018 1:07:20 GMT
Al sentir a la loba cerca, Fauce pasó el dorso de su mano para rozar su mejilla, apartando los cabellos cafés que se interponían sobre su rostro. A pesar de estar algo mareado y con un ligero dolor de cabeza, estaba más que dispuesto para hablar con Diana, aún y cuando sentía un temor gestarse dentro de su estómago por lo que sea que le fuese a preguntar o reclamar.
- Dime… - La mano que estaba en su mejilla bajó a la cabeza de una de las cachorras, acariciando los delicados cabellos de ella. De verdad los amaba. La delicadeza con la que trataba a sus hijos y a Diana en contraste con su mancillado y tosco rostro eran prueba de ello.
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Post by Diana on Jan 18, 2018 1:49:44 GMT
Sus ojos se cerraron al sentir la mano ajena acariciarle con ternura permitiéndose un pequeño descansar a sus párpados que se tentaban al sueño. Volvió a suspirar. No había sentido tanto miedo como aquella noche; el centro de su mundo potencialmente destruído y lejano. Sentir su calor debajo de sus palmas parecía no ser prueba suficiente aún pero escuchar su voz, aunque fuese por un breve instante, comenzó a asentarla en un terreno más sereno. Se enderezó igualmente, quedando a su nivel; sentados sobre el suelo sus cabezas se hallaban a la misma altura, iguales, haciendo aún más resonancia en la conexión entre ambos. -¿Qué es lo último que recuerdas?- cuestionó. No quería bombardearlo con información aún, deseaba guiarlo hasta suelo firme para que pudiera reconciliarse con la rutina.
Se puso de pie mientras era respondida, acercándose a los alrededores de la fogata donde habían pedazos de carne y cántaros que habían sido dejados por algunos de la manada. Tomó lo necesario para acercárselo a Fauce; deseaba que recobrara energías, que experimentara un buen sabor de boca antes de anunciarle las circunstancias tan angustiantes de lo que había ocurrido aquella noche que tanto pesar seguía causándole. Le extendió ambos; la carne y el cántaro, con una mirada determinada, casi autoritaria. Debía empezar por recobrar energías. Mientras tanto, podían escucharse los sonidos de los cachorros comenzando a cobrar consciencia; sus pequeños labios chocando entre sueños, chasqueando involuntariamente mientras sus pequeños ojos comenzaban a abrirse a la luz tan tenue del fuego.
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Post by Fauce del Norte on Jan 19, 2018 18:44:56 GMT
Aunque no se sentía con mucho apetito, tomó sin renegar el ofrecimiento de carne y agua obligado ante aquella mirada. Antes de contestar a su pregunta, su atención fué absorbida por el despertar de sus hijos. Se veían tan delicados e inocentes, con una necesidad imperativa de ser protegidos. Pasó su mano por la cabecita de uno al cual no había atendido aún. Alzó su rostro nuevamente hacia Diana, intentando recordar.
- Salí de la cueva… - Dijo. - Salí porque necesitaba tomar un poco de aire. - Se escuchaba convincente, y no mentía, pero no estaba contándolo todo. La verdad es que había salido para ir a llorar, agobiado por el estrés que le había causado todo lo ocurrido el día del nacimiento de sus hijos. Tragó saliva. - Creo que me estoy haciendo viejo, Diana, eso es todo… - Se llevó una mano a su pecho, recordando el intenso dolor que sintió antes de perder el conocimiento.
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Post by Diana on Jan 19, 2018 19:09:37 GMT
Lo conocía perfectamente; tantos años de haber sido evadida le hacían sencillo suponer que estaba ocultándole algo.Volvió a sentarse a su lado, esperando a que probara alimento y bebiera. Él no lo sabía pero había pasado dos noches inconsciente. No era del todo necesario decírselo en ese momento puesto que había algo más que requería más urgencia de contarle. -Puede ser- murmuró bajando la cabeza por un momento, mirando a los cachorros que ya habían abierto los ojos pero observaban como si pudieran comprender lo que hablaban entre ellos. - Encontramos tu cuerpo a los pies del errante- dijo al fin. Alzó el rostro para verlo, buscando respuestas en sus profundos ojos. -Tiempo... dijo que nos daría tiempo- agregó. En ese momento sólo el crujir de la madera al consumirse en la madera se escuchó, quebrando el silencio pero la incertidumbre de Diana era latente. -Ibas a morir esa noche pero él quería que te encontráramos; quiso que vivieras. Dudo que haya sido por amabilidad... bondad hacia nuestros cachorros, dime... ¿tienes idea por qué Black Stag te ha perdonado de la muerte?-. Decir eso no era sencillo pero debía pensar fríamente en ese momento. Algo estaba por ocurrir; lo sabía.
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Post by Fauce del Norte on Jan 29, 2018 6:43:47 GMT
Hubiese entrado en estado de shock de no ser porque los ojos de sus bebés hacían contacto con los de el, como si lo estuviesen anclando a quedarse consciente, a quedarse estable, aunque sea por aquel momento. - El errante...- Repitió pensativo. Sentía una angustia clavada en su pecho. ¿Por qué? Seguro ya había clamado el cuerpo de su bebé ... entonces... ¿Cuál era el motivo por el cual le seguía? ¿Acaso intentaba castigarle por su atrocidad? ¿Por su gran mentira? O quizá...
- Si Black Stag no me llevó consigo... Supongo que es por que... Me dió otra oportunidad. - Dijo, aunque no estaba del todo convencido. Suspiró. - Los años no pasan en vano Diana... Creo que... Black Stag sabe que la hora de clamar mi alma se acerca. - Dijo intentando hallarle sentido a la situación.
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Post by Diana on Jan 29, 2018 18:38:01 GMT
No estaba convencida y no era porque dudara de lo que Fauce suponía sino que, por mucho que ella lo adorara, no era un sentimiento universal, era algo suyo y suyo nada más; no comprendía por qué Black Stag le daría otra oportunidad a menos que hubiese algo de por medio, algo que fuese determinante para el destino de Mirovia y que hiciera de Fauce alguien indispensable... tal vez. Suspiró, permitiéndose un momento para procesar aquello y refugiarse en las miradas de los cachorros. -Debe haber algo más Fauce... algo que tal vez aún no sabemos pero está comenzando por pesarme el tener esas palabras haciendo eco en mi consciencia-. En ese instante una de las cachorras comenzó a llorar, obligando a Diana a tomarla entre sus brazos para mecerla e intentar calmarla. -Debes descansar- notó su cansancio y el impacto en lo que acababa de decirle y no era bueno para su corazón agitarlo de esa manera. -Pero no quisiera que esta conversación acabara aquí... Te pido que, si se te ocurre alguna razón por la cual ocurriese esto, me lo digas; podemos resolverlo juntos, podemos encontrar una razón, juntos-. Acercó el cuerpo de la cachorra a su pecho quien aún sollozaba en sus brazos, sin embargo, los ojos de Diana estaban bien puestos sobre los de Fauce. Estaba preocupada.
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