Raymond Clive
La Resistencia
"¿Qué? ¿No tienes nada importante que decir? Entonces no estorbes"
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Post by Raymond Clive on Jan 19, 2018 2:15:11 GMT
[[CONTINUACIÓN: SALA-ROL-EXPRESS-2 DE DISCORD]]
En resumen, así iba la noche.
No empezaba mal, para Raymond ya era coser y cantar el realizar las rondas nocturnas cuando el insomnio no le dejaba dormir; haría algunas lunas que las yerbas que Luna le había ofrecido aquella vez se habían agotado, y por más que le fuera más simple conciliar el sueño, aún habían veces que su cuerpo permanecía reacio a aceptarlo como una opción. Shinaja’e en esa oportunidad logró convencerlo de dormir… había sido una conversación amena, un calmante para el viejo licántropo que hasta con dolor en sus huesos.
Pero, bastaron instantes para que esa paz se fuera al demonio
Wolfeimer, ese chico por un susto había terminado por perder el control de su poder, había puesto en evidencia la ubicación de la manada y lo que era peor: ahora había huido, cuando aún Fauce no despertaba, cuando era más fácil entrar en pánico. Los había delatado, a todos, y tenía la cara lo suficientemente dura para decir que no era culpa suya pero no lo suficiente como para hacer frente a sus acciones; el cachorro había huido con el rabo entre las patas.
Jundel había caído noqueado por algún tipo de fuerza extraña, Rohde había cedido a que Raymond fuera a por el mas joven de la manada, enviando con el viejo aquel cuervo blanco que ahora era guía. Raymond, en su forma horris lupus no demoró más en ir tras la huellas del chico no demoró demasiado en dar con él, pero Wolfeimer no estaba solo.
Había otro hombre, quizá hablando con él.
"—Dime chico, ¿tienes el codex?”
“¡LO SABÍA!” Era lo que rondaba la cabeza de Raymond. A sus ojos, Wolfeimer ahora era un traidor. Sus dientes se mostraron, su gruñido se hizo escuchar por encima de la tormenta y pocos instantes luego, estaba de regreso en la forma sellada, la velocidad que llevaba de su carrera anterior para alcanzar al chico le hizo barrer la nieve con los pies descalzos mientras que cargaba el brazo tras la cabeza. Fue entonces que el puño del licántropo se estrelló directamente contra la cabeza del desconocido.
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wolfeimer
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Post by wolfeimer on Jan 19, 2018 3:12:52 GMT
Esa noche había cargado solo a Raymond hacia adentro en la cueva para mantenerlo a salvo de una tormenta de nieve que había predecido Shinaja, sin embargo de alguna reacción extraña logró despertarse transformándose en un Hurris Lupus asustando al joven lobo que de manera accidentalmente había liberado unas mariposas doradas alboroteando alrededor de ellos.
Shinaja había hecho lo que estaba en su alcanze para calmar a Wolfeimer pero 3 de las mariposas ya habían activado su poder desde afuera apuntando hacia el bosque sin darle algún blanco que cegar. Se habia escuchado un palabras cortas de Jundel e intentaba acercarse a el, pero fue detenido por Zeth diciendole: "No eres de fiar" "Ni si te ocurra acercarte a el" lo cual le llevo una profunda tristeza que le tocó salir de la cueva a refugiarse en unos arboles y desatar su dolor en llanto, pero lo que no sabia era que había un ser extraño en la cueva.
Dime chico...¿Tienes el codex? - Era un nombre que nunca había escuchado en su vida, ni siquiera tampoco sabia de como supo tampoco su apellido, pero tenia el presentimiento de que el conocía algo de magia pero que sus intenciones no eran buenas.
-Yo..no se de que estas hablando...ni siquiera te conozco ...dejame solo..- Su voz sonaba débil pero el desconocido se acercaba cada vez mas almjoven lobo que no sabia que hacer ese momento cuando de la nada aparece Raymond y en un moviento rápido le da un golpe con su puño.- ¿Raymond? ¿Que estas ...haciendo aqui? Creí que estarías ayudando a Zeth con Jundel..- limpio sus ojos lagrimosos con su camisa mientras el desconocido se ponía en pie y empezaba a reírse a carcajadas. -Vaya...hay mas compañaia por aquí...pensé que por aquí solo se encontraba este chico, pero bueno...si no me entregas el codex por las buenas...tendremos serios líos por aquí a las malas jajajaja- Pronto su cuerpo se empezó a transformaserse también en un Hurris Lupus mostrando sus fuertes y grandes dientes
Occ: para mañana subo la imagen directo desde la computadora. "D 20 de esta ronda: 19
Eficiencia total del golpe: -2"
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Shinaja'e Rohde
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Post by Shinaja'e Rohde on Jan 19, 2018 4:21:06 GMT
Shinaja'e había decidido quedarse con la manada, y más sabiendo que Jundel no se encontraba para nada bien en aquel momento. Una tormenta se aproximaba a ella provocandole un mal sentimiento. Aquel sentimiento no era por no ir a evitar la pelea, a que la manada continuara separándose, pero su deber estaba quedarse allí y cuando regresaran los regañaría y sobre todo si había algún daño físico ella los sanaría. Pero esto no fue así, y no iba a ocurrir ya que Lizzy se había adelantado a hacer lo que ella hubiera deseado hacer. Fue tras dichos hombres quienes habían sidos bañados por la tormenta helada de la cordillera, alejándose de ellos por completo. Ahora, solo quedaban Zeth quien estaba a lado de su hermano Judel quien se había desmayado. Lizzy le había dejado claro el estado en el cual se encontraba, además con tan solo ver que estaba pálido, sin ningún daño físico demostraba que simplemente había sido un desgaste del cuerpo en aquellas horas nocturnas y más habiendo entrenado bajo la tormenta que iba acechando hacia la manada.
Había calmado un poco a Zeth dejando que su voz resonara en las mentes de Zeth relajándolo. – Stille, det blir bra… - murmuró con suavidad mirándolo con aquellos ojos brillantes, con las pupilas fijadas en Zeth como si fuera una presa y ella buscaba cazarlo, mas su cuerpo disponía de estar al lado de Jundel proporcionándole más calor que la manta y la almohada improvisada podían otorgarle. – Han er sterk… Zeth… No temas por su salud… No tiene signos de heridas en el cuerpo así que debió ser producto de el entrenamiento con las hachas y el frío que el cuerpo obtuvo. - Volvió a transmitirle aquellas palabras al joven quien se había apartado un poco de su hermano. Resopló dejando que su cabeza cayera sobre el cuerpo del muchacho para cerrar levemente sus ojos y descansar la vista, pensar en silencio y sin luz proveniente de la fogata y menos de la luna. Era tan preciosa que le impedía pensar con claridad. Sus orejas se movieron levemente, su nariz helada fue remojada nuevamente por el pasar de su lengua, para luego decidir abrir sus ojos y torpemente levantar la cabeza y volverla a acostar en otra zona para evitar el frío. Hugin voló hasta ella mordiendo su pelaje. – Ro. – Transmitió al ave para calmarlo y sin más sus ojos se mantuvieron abiertos cuidando de Jundel.
No podía dormir, le sería imposible sabiendo que tres miembros estaban afuera. No quería preocupar a los Alfas, y menos ahora. No en aquel momento donde Fauce volvía con ellos pero la situación no era la mejor… donde Diana estaba con sus cachorros y debía prestarles atención al igual que a su pareja. No quería causarles problemas así que su decisión se había visto dada por ese pensamiento, deseaba que las locuras se detuvieran, que todo aquello no hubiera pasado y todos supieran lo que debían hacer… Como alguna vez su padre le dijo… “No todo sale a la primera”.
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Raymond Clive
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Post by Raymond Clive on Mar 14, 2018 2:01:23 GMT
El impulso estaba dado, no podía retroceder. En el momento en que aquel hombre se transformó, Raymond ensartó el puño directo al cuerpo del sujeto. No había llegado a reaccionar para hacer uso de su fuerza aumentada, no había reaccionado para apuntar a la cabeza y no al torso. El golpe tuvo un daño de rebote ocasionado por mala técnica, su muñeca se resintió. Raymond mostró dientes, retrocedió un par de metros preparado para defenderse, sentía la ira corriendo por sus venas como un torrente sin fin. ¿Qué tenía que hacer allí ese sujeto? ¿Qué tenía que ver con Wolfeimer?
Wolfeimer.
Maldito fuera. Lo aborrecía, lo desesperaba. ¿Cuantas veces más iba a meter la pata ese chico? ¿Cuantas?
Quería confiar en él, quería en serio, pero cada vez que creía que había madurado así fuera un poco... Volvía al inicio; a lo más fondo del hoyo y de la cadena.
Sus dientes se mostraron, gruñó desde lo más hondo de su garganta, la forma fated te hacía presente en el cuerpo del licántropo; esta vez no fallaría, se desharía del intruso Y hablaría seriamente con el muchacho, mejor dicho, le haría un interrogatorio completo. El rostro de Raymond, deformado por la ira mostraba sus intenciones, mostraba un hombre totalmente distinto al que rato antes había dormido en tan pacífico sueño; Raymond podría decir con todo derecho que en efecto: tenía el rostro de un asesino o un demente, al menos así era cuando estaba enojado de verdad
—¡Ataca, Basura! —rugió entonces.
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Post by wolfeimer on Mar 14, 2018 2:48:42 GMT
Por poco el puñetazo le había dejado inconsciente al tipo, sin embargo no esperaba que se transformara en una bestial Hurris Lupus color negro como la noche con los ojos amarillos del sol resplandeciente. El desafío de Raymond contra el tipo era una bestialialidad, pero en medio del conflicto el joven Wolfeimer se encontraba en una rueda de desastres que parecían no detenerse jamas. Cada vez que lograba intentar hacer algo bueno siempre sucedía un evento desafortunado que involucraba a alguien, y esta vez la rueda selecciono a Jundel.
-BASTA!!!! LO QUE QUIERO EN ESTE MOMENTO ES ESTAR SOLO...
Grito Wolfeimer con toda sus fuerzas sin importar si había alguien mas allí que los escuchara. El lobo negro mostró sus afilados dientes al muchacho que pareciera que su boca estuviera en modo de reírse en carcajada. -Estarás solo pero en el mismo infierno si no me entregas lo que te pido- contesto el malioso lobo que con el frío de la noche se puede ver el aliento que surgía de su boca.
-No te conozco ni se que codes o lo que sea eso...pero si te aseguro....-diciendo esto Wolfeimer transformo su cuerpo también en Hurris Lupus y ahora ambos estaban parejos. Había ignorado de que Raydmond estaba allí pero sentía en ese momento que no era su pelea, era la de aquel lobo negro contra el joven pelinegro Wolfeimer. Si la luz del hechizo era la causa que había atraído aquel equivocado lobo, se encargaría él de sacárselo de encima como sea.-Te Lamentarás haberte metido con el lobo equivocado-
Los rápidos segundos transcurrieron de la transformación para empezar Wolfeimer atacar al sujeto para morder detrás de su cuello y que este también empezará a atacar con sus garras y colmillos.
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Post by Raymond Clive on Apr 30, 2018 20:47:39 GMT
¿Qué clase de locura era esa?
Raymond pudo sentir como su cuerpo se tensaba, como crecía. Estaba ya en fated nuevamente. El pelaje lo cubría del inclemente frío de la tormenta, su rostro, de por si duro estaba deformado por los colmillos, los labios también se alzaban amenazantes dejando ver los dientes blancos y afilados como armas listas para encontrar su lugar desgarrando carne y huesos por igual. Wolfeimer estaba demente si creía que queriendo hacerse el héroe iba a ser perdonado por haber puesto a todos en peligro.
El viejo licántropo avanzó entonces. Su puño derecho se alzó y se enterró de lleno en la parte de atrás de la cabeza del Horris Lupus en el que Wolfeimer se había convertido. Raymond le gruñó al joven muchacho con toda la fuerza existente en su pecho, sus ojos amarillos llenos de ira sin lugar a dudas también del deseo de destruir algo. La orden que siguió entonces fue determinante, una a la que no aceptaría ningún tipo de réplica. Ante una situación como la que estaban enfrentando en ese momento, Raymond no podía dar lugar a la más mínima falta.
Fauce estaba moribundo, Diana estaba cuidando de él en algún lugar de las cuevas del olvido. Si las cosas se salían de control de ese modo tan simple, no le quedaba de otra sino imponerse.
—¡Tú regresarás a la guarida! —exclamó— ¡Regresarás con la manada y te mantendrás fuera de problemas! ¡¿Está claro?!
Entonces avanzó de nuevo.
Si alguien iba a cargarse a ese intruso, era él.
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Post by wolfeimer on May 10, 2018 19:25:53 GMT
Tanto el misterioso hombre como Wolfeimer luchaban entre si en sus formas Horris Lupus, entre gruñidos y mordeduras en sus pellejos, el mas viejo de la manada los observaba y acercándose con un golpe al joven pelinegro para que quedara tumbado al suelo sangrando a través de su boca. Con mucha debilidad levanto su cabeza moviéndolo de arriba hacia abajo para afirmar con la orden que le había dado el rubio.
El otro lobo empezó a gruñir mostrar sus dientes sacando de su boca varios residuos de saliva mezclados con sangre, poco a poco su cuerpo peludo empezó a cambiar de forma humanoide y con la luz de las estrellas y la luna menguante, una serie de marcas y símbolos de tatuaje mostraba el tipo, su cara reflejaba una mirada de un maníaco.-¡¡¡TU NO DAS LA ORDENENES AQUI!!- de un rápido movimiento corrió hacia Raymond para golpearle su cabeza a través de sus piernas saltando por encima de el.
-De todos modos me hiciste un gran favor- el hombre se acerco al lobo Wolfeimer y sujetando su cabeza empezó a recitar un extraño idioma y un pentagrama rodeó a los tres licántropos a través de un extraño pentagrama sobre el suelo, el entorno en si se desvaneció en forma de polvo rodeándolos a ambos para que luego se encontraran en un paisaje lleno de arboles y sonidos de pájaros. En medio de la escena, otros 3 personas mas estaban allí, tres lobos mas pero estos no podían ver a Wolfeimer, Raymond y el misterioso hombre.
-Este es el medallón de mi padre... es el unico recuerdo que tengo de el...-contesto un joven de pelo negro con ojos violeta- yo .. quiero que lo portes vale? cuando te mejores.. me puedes devolvermelo en mi campamento...
Era nada menos que Wolfeimer junto a Jundel y Noitye. El hombre empezó a reírse como si lo que estuvieran viendo era un entretenimiento, ver las demás personas sufrir y escuchar lamentos y promesas cursis.-Ahh que tierno...es una pena...pero desgraciadamente tu ya no portas el codex- mirando hacia el rostro de Jundel sus dientes les nacieron en su boca para pasar su lengua sobre ellas.- Ahora que se donde esta ya no me sirves para nada...borraré tus recuerdos igual que este rubio bien rico jajajaja
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Raymond Clive
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Post by Raymond Clive on May 13, 2018 19:59:11 GMT
Se había descuidado. Raymond sintió el golpe demasiado tarde, lo envió al suelo. El viejo licántropo ladró, rodó en el suelo y se recuperó del impacto tan pronto su cuerpo se lo permitió. Sus dientes se mostraron de nuevo, sus pasos se movieron firmes hacia el sujeto que le había propinado aquel golpe; estaba dispuesto a romperle los huesos uno a uno y su postura lo delataba. Los puños apretados, los hombros rígidos y en pocas palabras todo su cuerpo mostraba amenaza, desprendía poder por los poros. Apresuró los pasos; corrió hacia ellos... y el círculo mágico que apareció lo deslumbró por varios instantes. Fue quedar ciego, y sentir como si fuera atado al suelo. Magia. Cómo odiaba la magia. Sintió que no podía moverse por más fuerza que aplicara. Sus venas asomaron, sus sienes palpitaban y su cabeza estaba centrada en la idea de levantarse solo para cerrarle la boca. Destrozarle la cabeza. "Borraré tus recuerdos, igual que los de este rubio bien rico"Oh no Su memoria, no se tocaba El círculo magico desapareció. Raymond se puso de pie y rugiendo, alzó ambos puños; los juntó y como si de un mazo se tratara los empleó contra la cabeza del desconocido.
No le dejó descansar. Le pareció poco, le resultaba francamente poco. Raymond incluso habiendo aventado a ese hombre tantos metros lejos de ambos licántropos, se arrojó en su contra. Sus puños cerrados se estamparon contra la cara del desconocido una y otra vez sin descanso. No era suficiente, sentir que le desfiguraba el rostro con cada golpe le seguía pareciendo poco, sentir los nudillos quebrar los huesos y llenarse de sangre que salpicaba hasta su rostro era poco. ¿Qué tan difícil era matar a un hombre? ¿Ese sujeto seguía siguiera consciente?. No se detuvo. Un golpe tras otro, fueron los que tomaron lugar Lo quería muerto Lo dejaría muerto
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wolfeimer
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Post by wolfeimer on May 18, 2018 3:20:43 GMT
El hombre se reía frenéticamente mientras borraba los recuerdos a Wolfeimer, no había pasado mucho tiempo cuando recibe un fuerte golpe a su cabeza para quedar tumbado al suelo. El mismo Raymond se había lanzando contra el y con sus fuertes puños le empezaba a golpear una y otra vez a su rostro. El hombre recibía los golpes, ni siquiera trato de defendeser, su pequeños tatuajes en su rostro brillaron con color rojo carmesi. Su ojos que aun se mantenían abiertos, y con los últimos alientos que cargaba le hablo por ultima vez. -No creas que esto se ha ha acabado...- el rostro ya manchado de sangre y el sonido que soltaba cúa do se rompía los huesos se su rostro -...Esta pelea no te concierne a ti...es en contra de los Mysteris...el amo...sabrá como...-sus ojos se cerraron para no abrir mas. El cuerpo del hombre empezó a desprenderse quedando como polvo de tierra. Los trapos de ropa que cargaba puesto quedaron en el suelo. Wolfeimer empezó a levantarse y acariciar su cabeza, sentía dolor y algo de mareo.-¿Ehhh? Donde estoy?- mirando a su alrededor observo al rubio y restregando sus ojos le sigue hablando.- ¿Raymond? ¿Donde estamos?
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Raymond Clive
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Post by Raymond Clive on Jun 18, 2018 23:51:30 GMT
Por fin.
Raymond, una vez el sujeto desapareció, respiró agitado, sintió como su garganta se cerraba ¿Qué había hecho? Observó sus nudillos, la sangre que los teñía, la misma sangre que se salpicaba el rostro. Apretó los labios, lo había hecho. Raymond había matado a alguien por primera vez en muchos, muchísimos años, el licántropo tragó grueso y apretó los puños antes de pasarse ambas manos por el rostro. Oh mierda, de verdad lo había hecho. El hombre se obligó a ponerse de pie entonces, se obligó a enderezarse sin temblar, a permanecer firme a pesar de que sintiera los brazos y espalda agarrotados de pronto por los movimientos tan descuidados que había realizado al arremeter a puños contra aquel hombre.
Wolfeimer se levantó entonces. El mayor de los dos licántropos lo miró, y en el silencio que tanto lo caracterizaba se acercó, se lo echó al hombro como si de un saco de papas se tratara. Había que regresar tan pronto como fuera posible. Sus pasos se dirigieron al refugio, el frío de la tormenta le estaba empezando a calar los huesos. Era normal, pues sus ropas se habían desgarrado al cambiar de forma algunos minutos antes. Raymond no le contestó al muchacho, simplemente caminó. El viento aullaba entre los árboles, sentía que la propia naturaleza lo juzgaba en ese momento. "Asesino" Si, recordaba ese título, aun le sacudía las entrañas recordar que en el pasado lo había sido... y darse cuenta de que realmente seguía siendo el mismo asesino.
A lo lejos, la cueva se dejó ver. Raymond Soltó a Wolfeimer entonces, lo dejó caer sobre la nieve y de su boca solo surgió una única orden.
—entra —fue lo que dijo
Él... tenía que limpiarse la sangre...
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Shinaja'e Rohde
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Post by Shinaja'e Rohde on Jun 19, 2018 3:40:18 GMT
La cueva se mantuvo tranquila, no hubo queja alguna. Zeth se mantuvo cercano al cuerpo de Jundel que descansaba profundamente y con el calor suficiente que ella misma había cedido con su mismo cuerpo lupino. Ahora se posaba cerca de la entrada, lejos de la fogata. Hugin parecían alterado, tal vez por como lucía Shinaja’e; la cabeza que danzaba, marcando el paso, las orejas que se movían cuando podían para agudizar los sonidos de como la madera crujía y se quemaba. Aunque también podía ser por el cuervo blanco que no estaba allí. La brisa helada que entraba sin permiso removía los pelajes blanquecinos, marrones y de ese color azabache pero algo más desgastado. Los párpados se entrecerraban pero luchaba con quedarse despierta, buscar la calma cuando ambas figuras volvieran. Los quería sanos y a salvos con ellos. Torpemente, las almohadillas se presionaron mejor con el suelo para impulsarse a levantarse, obligarse a salir de ese cansancio. Si seguía echada en suelo y bajaba por casualidad la cabeza… temía dormirse. Los huesos se iban acomodando, a cada paso que daba para sentarse y esperar así. Aprovecho para limpiar las patas, dejando pasar la lengua cálida en su pelaje y limpiar un poco el líquido de la nieve. Fría… le despertaba de una forma extraña. Volvía en sí… las orejas se movieron ante un grito. Parecía que el viento rugía con fuerza. Peleando entre sí, sin descanso, nadie tenía permitido detenerse por las corrientes heladas que se mezclaban con la nieve. La tormenta que no iba a dar tan fácil un “perdón” ante sus amenazas; garras y oscuridad, la Luna parecía que no podría luchar otra vez. Cansada se encontraba, no podía mandar a sus guardianes a protegerla o que se sacrifiquen por su bien estar… tan solo las grandes nubes oscuras la ocultaban de los ataques. La punta de la nariz se movió levemente… algo pudo sentir… una fragancia tan extraña… no. No era extraña. Se levantó por completo para acercarse mas a la entrada y olfatear el aire. Traía la mezcla de tres fragancias conocidas; Wolfeimer, Raymond y … esa extraña esencia que le provocaron gruñir suavemente y pasar la lengua varias veces por la nariz, humedeciendola intentando evitar que ese olor ingresara más. La estaba asqueando atacando al punto de sus nervios… no le agradaba esa visita, esa extraña visita que le causaba dar unos pasos hacia atrás con la cola que iba ingresando entremedio de sus patas. Sus ojos por unos segundos se cerraron… La nieve que caía con suavidad acariciaba sus mejillas cálidas. El olor de la sangre, tan agobiante. Tan asquerosa. Su padre había tomado impulso para acercarse al cuerpo de su hija, aquella que era abrazada por la espalda por el manto blanco y colorido. La boca con la sangre del cazador, cada vez que se acercaba se relamía y podía ver con claridad como ella temblaba, como era presa del miedo y la hipotermia. Una franja por debajo de la clavícula... el espeso liquido rojizo se desplazaba por su cuerpo y caía como podía en la nieve. Sus ojos amarillentos perdidos mientras murmuraba "perdón padre, perdón" mientras las lágrimas hacían con su mayor esfuerzo de no congelarse en los pómulos teñidos de rojo… se sentían heladas esas gotitas que se resbalaban. Buscaba el calor de su padre, que no había tardado en levantarla y envuelto en aquellos brazos fornidos cediendole calor a la pobre criatura que se dedicaba a mirar ciegamente el cielo… había algo extraño, visualizó claramente algo entre la extraña brisa y la nieve. Un rostro… - Madre. - cerró los ojos lentamente mientras perdía la conciencia. Cuando los abrió el olor nauseabundo chocó con sus fosas nasales. Escuchó el graznido de uno de sus cuervos que atacó hacía ella en cierta forma como si avisara… “he vuelto.” Y no venía Munin sola, estaban a unos pasos atrás Wolfeimer y Raymond… el olor extraño provenía del mismo aquel que sin tantas ropas para dejar escapar sus pensamientos acompañados de leve llorisqueo mientras se acercaba un poco más a los contrarios. El olor se hacía tan fuerte, tan asqueroso que sentía que por culpa de aquello dejaría de estar en su forma Horris y pasaría a su forma humana. Se aguantó cualquier nausea, cualquier mal pasar para transmitir sus pensamientos. - ¿Están bien? Diganme que nadie se ha hecho daño… - preguntó asustada mirando a ambas figuras con esos ojos atemorizados viendo el cuerpo de Raymond. Solo había sangre en él. Cierto miedo al aproximarse un poco más - ¿Qué a ocurrido Raymond? - ya era una mezcla de una voz asustada, a pesar que la seriedad y como ese tono autoritario para recibir alguna respuesta del mismo. Pero prefirió voltearse y salir corriendo hacia un poco mas al interior de la cueva para tomar entre sus fauces unas mantas, era beneficioso en cierto sentido, se alejaba del hediondo olor que causaba esa extraña arcada. Se volteó sin más para correr casi trastabillándose para acercarse más a ellos para alcanzarseles la tela que podría protegerlos del frío. - Tomen. Acerquense a la fogata. - Volvió a escucharse esa extraña orden a los contrarios... aunque no parecía como tal. La voz maternal que asechaba tratando de acudir para cuidarlos, no quería que les pasara nada.
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wolfeimer
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Post by wolfeimer on Jun 20, 2018 2:12:20 GMT
No comprendía Wolfeimer que era lo que había acontecido los ultimos minutos y mirando a su alrededor no había mas nadie que excepto ellos dos. Notaba que algo le preocupaba al rubio, había un extraño aroma que no lograba distinguir, el cambio de clima le afectaba un poco su olfabato y era difícil usar esas habilidades lupinas.
Como si fuera un trapo, Raymond lo llevo cargando en su hombro, Wolfeimer iba a protestar, se sentía humillado con lo que le estaba acotenciendo, pero sin embargo, le debía un gran favor, su cuerpo no se encontraba bien recuperado como para andar en la nieve ni menos para caminar en una tormenta de nieve que hacia que el frío les congelara en ciertas partes de su cuerpo.
Sin distinguir mucho en el paronama en que se encontraba solo podía ver detrás de la espalda de Raymond, creyó a ver visto en las sombras un lobo negro, pero solo era la forma de unas ramas viejas y podridas de los arboles. Raymond lo dejo caer en la nieve y al voltearse ya se encontraba frente a frente a la cueva.
-Entra- la entoncancion de la orden del rubio era mas diferente en las anteriores, sin enojo sin rabieta alguna. ¿Cual era el cambio? Sorprendida mente Shinaja'e los había recibido también invitándolos también a entrar en calor en la fogata.
-Yo estoy bien...aunque...no recuerdo muy bien como llegue alli- le contesto el joven pelinegro mientras se sentaba frente a la fogata mientras se frotaba las manos al fuego para entrar al calor- Tampoco no me sentía bien para caminar...así que...Raymond me cargo...-su mirada estaba solo en el fuego, le daba pena observar los ojos de sus mayores. Había pasado algo de vergüenza. Pero podría ser algo natural. Todo el mundo necesita algo de ayuda, aunque sea lo menos inesperado que se reciba.
Podía observar que estando Shinaja'e en su forma lupina cargaba en su fauces unas mantas para cubrir mas el frío. Observo una vez al mayor. Sus ropas estaban todo echo un desastre sin mencionar el extraño olor que portaba. Podría ser que el rubio no se había bañado en meses, pero se requería mas atención a el que el mismo cachorro- Dale las mantas a el...las necesita mas que yo-
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Raymond Clive
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Post by Raymond Clive on Jun 21, 2018 21:14:17 GMT
Silencio es lo que hubo de su parte.
Raymond no le contestó a la mujer en ningún momento. Podía verlo, podía ver el miedo y las nauseas reflejadas en las acciones de la loba; no le culpaba. Él mismo se sentía asqueado de su propia condición. Las manos bañadas en sangre, el rostro salpicado también, casi como si le hubiera reventado la cabeza a algún animal entre las manos... aunque aquella comparación, no estaba tan lejos de la realidad. El hombre tampoco dejó que una sola mueca se le escapara, por más que sintiera que su rostro picara y quisiera deformarse en gestos iracundos, desesperados. No podía permitírselo. Vio a Wolfeimer entrar en la cueva, sentarse de regreso junto a la fogata, escuchó pedirle a Shinaja'e que le cediera a él las mantas. Raymond gruñó ante la idea y retrocedió. Sus dientes se mostraron en dirección al muchacho incluso más debido a que se había confirmado lo que más temía: aquel desconocido había logrado borrar los recuerdos de Wolfeimer.
Que rabia le daba no haber podido evitar eso.
Él retrocedió un par de pasos más, rechazó la manta y ocultó sus manos tras la espalda antes de negar con la cabeza. Debía limpiarse con urgencia, también debía comunicar lo que había pasado, si ¿pero a quien en ese momento? Diana estaba lejos, en las cuevas del olvido cuidando de Fauce y realmente no consideraba fuera el momento apropiado para preocuparle de más. Su otra opción era Shinaja'e, o Beckham, pues era a ellas a quienes consideraba más racionales en la manada. ¿Debía siquiera abrir la boca en realidad? Estaba dudando demasiado, su cabeza estaba empezando a zumbar ¿cómo podría decirlo en todo caso? Sus labios se apretaron; los mordió, y sus ojos se dirigieron a la lobatos de que tragara grueso. Estaba de cierto modo aturdido, lo suficiente para que su rostro mostrara el conflicto interno que estaba guardando.
—Rohde —habló por fin entonces. Su voz no tembló, había recuperado autoridad— Debemos hablar, a solas.
¿"Debemos"? Quizá estaba delirando. No tenía porqué decirle y sin embargo sentía la necesidad de quitárselo del pecho. Maldición. Mil y unas veces maldición
¿Tanto le había sacudido el haber matado a alguien de nuevo?
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Shinaja'e Rohde
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Post by Shinaja'e Rohde on Jul 17, 2018 23:31:17 GMT
La loba los siguió, no. Sus patas se hundían al acompañar al pelinegro que entraba a la cueva para acercarse al calor, aquel que se intensificaban a cada paso que daba. Debía entrar en calor y la fogata podría ayudar. La madera crujía, podía verse cómo se extendía por algunos sectores de la madera la cual ardía. El rojo, anaranjado iluminaban y cendían que sus manos acariciaba el ambiente para entibiar y calentarlo. Durante la espera había buscado madera seca para mantener el fuego avivado. Les daría para buen rato la leña recogida. El calor comenzó su tarea, atender el cuerpo del muchacho que ya se encontraba refugiado de la tormenta y del frío. . Era inevitable no querer moverse hacia otro lado cuando el calor de la fogata era tan cálida, pero Shinaja’e podía… Escuchó las palabras de Wolfeimer, como no tenía la dignidad de dirigirse a ellos como tal, a los ojos. Sus orejas se movieron a los costados, arrugó un poco la nariz y sobró suavemente los cabello con su hocico, luego ya parte de su cabeza. - Lo bueno es que volvieron a salvo. Eso era lo que esperaba… - transmitió sus pensamientos con total calma, aquella voz tan sutil y maternal que podía hacer la licántropa. Se fue alejando lentamente del contrario para así mover el rabo de un lado a otro mientras mantenía la postura.- No te olvides agradecerle… - mencionó como un murmuro únicamente a Wolfeimer para dejar una manta a pesar que le había mencionado que las merecía Raymond por totalidad.
Sin embargo, no todos estaban abrigados. La cabeza aun con el otro manto entre sus fauces se le hacia tan difícil mirar el frente. Caían las orejas hacia atrás mientras la cabeza y cola bajaban un poco, lo suficiente para comenzar a pensar Solo… la lejanía causaba poder verlo por completo… No. No era la sangre más bien la piel al descubierto. Soltó la respiración por su nariz aliviando que no pudieran percibir lo nerviosa y como “sus” mejillas de rojas estarían. Tomó fuerza suficiente para hacer sus primeros pasos para salir, la causa era clara, el clima no perdonaba, el frío iría a clavar sus uñas en cualquier ser que no cuidara de su cuerpo. Raymond había dado unos pasos hacia atrás además de llevar y ocultar sus manos detrás de sí, como si dijera “no tengo manos, no voy a tomar nada”. La cabeza negó. Bufó y gruño la loba acompañado de darse media vuelta para correr casi tropezándose con la manta. La tiró hacia el aire para dejar que la gravedad cayera aunque tuvo que dar unos pasos más por culpa de las ráfagas traviesas que jugaban con lo liviana que era. No aprendía, no le agradaba la idea de mostrar su cuerpo a las figuras masculinas… bueno… solo uno tenía la excepción pero no estaba con ella.
La tela cayó en su pelaje y fue el momento donde la forma lupina comenzaba a derrumbarse y dejar al descubierto rasgos humanos, la piel desnuda decorada de cicatrices, el largo cabello que iba a de las raíces oscuras al claro, los ojos almendrados casi dorados brillaron. Se cambió, dejó que sus ropajes comenzarán con el proceso de evitar escapar el calor corporal para incorporarse de manera lenta. De reojo observaba las acciones del rubio, parecía pensar o eso podía intuir. Dejó los rodeos, para ponerse su saco y cerrarlo al igual que la manta aunque está por las aberturas acechaba, sentía como se deslizaban pocas olas frías pero eran mitigadas por el calor de la fogata. Su cabeza pensaba demasiado en la situación… ¿Qué había ocurrido? ¿por qué la sangre? Miró preocupada a Wolfeimer. Tomó primero su bolso con algunos materiales para limpiar la sangre y luego sus dedos tomaron la manta libre la cual correspondía al mayor para aproximarse decidida a regañarlo, sin embargo, escuchó que el mismo la llamaba.
Se quedó perpleja, los pies se habían detenido en la nieve… El rostro mostró otra emoción. Las comisuras se elevaban y un hoyuelo acompañaba dichosa acción. La sonrisa simplemente se acercaba sin prisa pero sin lentitud, aunque prefería aparentar ir lento mientras que apuraba su andar… sentía que las mejillas se le iban a colorar de la vergüenza pero ¿Por qué ahora? Raymond no era alguien que andara con la ropa hasta la cabeza… conociendolo tendría que haberse acostumbrado… Imposible. El hedor de la sangre se hizo algo más próximo pero la nieve lavaba dichas manchas del rostro. - Dirija hacia donde. Yo te sigo y… - mencionó rodeándolo, sintiéndose más segura y ocultando el rojo de sus mejillas y nariz de la espalda del mayor la cual tenía un decorado de cicatrices intrigantes de saber su pasado, pero ni una palabra referidas a ella salió. Alzó las manos a la altura de los hombros descubiertos, para que hiciera contacto la tela con la piel y así envolverlo con la manta y que esta le cediera calor. - No te quejes, estar desnudo en la nieve es correr peligro hacia tu salud. Me preocupo de la misma manera que todos, y no eres la excepción por ser mayor y resistente al clima. Así que no te quejes… - musitó sintiendo como el calor de las mejillas iba disminuyendo.
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wolfeimer
La Resistencia
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Post by wolfeimer on Aug 2, 2018 2:12:01 GMT
El calor de la fogata le mantenía caliente su cuerpo, al menos una parte,pero Shinaja'e como siempre en su actitud de ayudar a los demás a pesar que se le negara su mano humanitaria, seguía con sus mismos rasgos maternos. Escucho el mensaje de la loba. -¿Agradecer?...¿Como..? No tengo un idea lo que acaba de pasar Shin...No se por que tengo miedo..
Wolfeimer vio la manta que se le había dejado, y al tocar su textura, una agradable sensación en su tacto de la mano, hizo que lo recibiera y se cubriera su cuerpo enrollado. Miraba a la fogata tratando de recordar algo. Nada. No sabia que hacer salvo sacar su diario y ver si tenia algo escrito con lo que había sucedido ese momento o horas atrás.. Sus orejas escucho las conversaciones entre Raymond y Shinaja'e.
-De seguro hablaran algo sobre mi...pero si ellos saben algo...¿Por que no me lo cuenta?- mientras pensaba revisaba el diario, encontró que no había escrito nada respecto al día que estaban. Solo lo único que se hallaba allí eran que se encontraban en las cordilleras de la osa mayor en una cueva, tratando de reposar después de haber encontrado a Fauce. No era mucho la información pero quizás con eso era suficiente. Al menos eso creía.
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