Post by Deleted on Jan 19, 2018 22:38:07 GMT
Eerie ahogo un bostezo contra la manga de su abrigo, había dormido hasta el medio día debido a las preparaciones previas para su nuevo trabajo. Y ahora iba a discutir el precio para el lugar que esperaba ocupar a las puertas de la ciudadela. Ser un comerciante no era demasiado divertido, pero obtendría con ello mayores ingresos y estabilidad.
Frotándose la cara con una mano, el cambio le paso inadvertido. Una ligera sensación fría que descendía por la columna vertebral. La espina era sensible a los cambios espirituales y si el unicornio hubiera estado un poco más atento no habría sido atrapado. En el mundo existían muchos otros, en el futuro los humanos los llamarían dimensiones. El unicornio los conocía como registros akashikos, sombras celestes del planeta que habitaba. Fue así como se encontró atrapado en uno en un pestañeo.
"¡De prisa, de prisa!"
Un pequeño grupo de distintos animales ataviados con trajes tradicionales de distintas tierras se precipitaron a su alrededor a dos patas. No eran arcanos, pero tampoco eran simples animales. Entre ellos pudo ver un erizo, un sapo y un mapache.
Aquello atrajo la atención del pelinegro y girándose pudo ver como una masa un poco más grande de animales iguales a aquellos arrastraban a un pequeño niño de cabello blanco. Entre las patas, garras y protuberancias, llevaban prendas al estilo Cipago, era el traje de novia tradicional de las islas japonesas. El ruidoso grupo se debatía para arrancarle las prendas que el chico llevaba y colocarle aquellas.
En aquella extraña realidad, estaba a punto de celebrarse un gran acontecimiento. Inmerso en la contemplación, estudio las reacciones del chiquillo, sin saber si aquello era un sueño y el niño era parte de él y de los animales vestidos. No intervendría hasta saberlo.
Entonces el niño y él cruzaron miradas.