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Post by Sieg Stahlzahn on Jan 21, 2018 15:38:36 GMT
Pensativo, el licántropo había llegado a la Ciudadela luego de hacer entrega de varios encargos en la Ciudad de Reapergate, y días antes, en la playa de Aqualia a algunos clientes de la enorme Ciudad submarina. Se sentía relativamente agotado, esos días no había parado de cazar, de recolectar los objetos que sus clientes le pedían como cazador, y había escuchado de la convocatoria en la Ciudadela por parte de la alcaldesa Iphine, para apoyar a la llama Resistencia en contra del liderazgo de Lord Velfast... ¿Estaba ahí por eso? No lo sabia, en el fondo, quería que esa capacidad de lealtad sirviera de algo, que su vida volviera a tener algún sentido... Pero no encontraba una manera... Y servir a la Resistencia era algo que lo tenia muy inseguro. Camino por las concurridas calles del lugar, a paso lento, con todas sus pertenencias en su espalda las cuales eran su Katana y su mochila relativamente cargada, con su torso cubierto por aquel manto gris que tanto cuidaba. Algo lo hizo detenerse en seco, con la mirada perdida en la escena de un arcano bastante joven paseando con su padre ''Papá, papá, ¿Me compras ese dulce?'' Exclamó aquel pequeño, a lo que el hombre mayor asintió para alejarse con su hijo a darle aquel capricho. Su vista se agacho, la nostalgia lo había consumido nuevamente, y de manera reciente eso se había repetido, sobretodo la ultima semana al enterarse de que la joven Blitz había vuelto a salvo junto a su manada.
- Una manada... .-Musitó. Por su mente pasaron los momentos que habían hecho mella en su vida ese ultimo tiempo: Su encuentro con la joven Blitz en la misma Ciudadela, su entrenamiento y consejos al joven Noitye, esos dos momentos acompañados por la mujer llamada Shinaja'e. También su encuentro con Tian en la cascada y aquel duelo que habían tenido, aquella comparación consigo mismo, y también, el como había ayudado al joven Noitye con el problema en Reapergate. Alzo su mano a la altura de su pecho para observarla, recordando lo que aquella mujer le había dicho en la Tableta arcana, la misma Shinaja'e ''Si quiere un lugar al que pertenecer... Podría unirse a nosotros...'' ¿Por qué resonaban esas palabras en su cabeza? Quizá empezaba a considerarlo, empezaba a verse a si mismo en una manada, cuidando de aquellos que podía considerar su familia... Pero a la vez sentía algo que no se lo permitía, el tener manchadas sus manos con tanta sangre a lo largo de esos 40 años en la guerra, era algo que le causaba la sensación de que no lograría adaptarse a ningún lugar. Recordó su discusión con su antigua maestra, desde ese momento habían perdido todo el contacto, y el lazo que alguna vez los unió como maestra y aprendiz, como antiguos compañeros... Se había roto en minutos. Dejo que un suspiro escapara de sus labios mientras acomodaba sus cosas, sentándose en una de las bancas a un lado de la fuente, en una de las tantas plazas que había en la Ciudadela, aun considerando que es lo que debía hacer de ahí en más con su vida.
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Diana
La Resistencia
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Post by Diana on Jan 21, 2018 21:22:55 GMT
Habían llegado al fin a la Ciudadela cosa que le brindaba un aire de nostalgia a la loba. Su pasado tenía muchos recuerdos en ese lugar y cada que ponía un pie, era como volver un poco hacia atrás. También era la primera vez que sus cachorros visitaban el lugar; se hallaban despiertos, con los ojos bien abiertos captando cuanto detalle pudieran en sus pequeños y vidriosos ojos. Diana los llevaba asegurados con una tela en su pecho y espalda, mientras caminaba por las callejuelas con la intención de hacer algunas compras. Tomó asiento en una banca, estaba algo cansada de tanto caminar y además necesitaba alimentar a los bebés. Habiendo otra persona ocupándole tuvo que pedir permiso antes de tomar asiento. -Buenas tardes; ¿está ocupado?- preguntó apenas sonriendo. Si bien era cierto que era de los integrantes de la manada que más sabían moverse en sociedad, los años de vida nómada de pronto la habían oxidado un poco. En el bosque nada es de nadie pero en la ciudad... eso era diferente.
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Post by Sieg Stahlzahn on Jan 21, 2018 22:27:44 GMT
Su cabeza se mantuvo agachada, tratando de ocultar un poco la nostalgia que se reflejaba en su rostro por la situación que había visto con anterioridad. Un suspiro escapo de sus labios mientras sacaba de su bolsillo una pequeña pulsera, hecha de corales, la cual había pertenecido alguna vez a su difunto hijo. Cerro los ojos para que esas memorias comenzaran a aflorar en su cabeza, como si apropósito quisiera que estas aumentaran la nostalgia, la tristeza que sentía con el deseo de jamas olvidar el rostro de su amado hijo. Casi podía sentir sus ojos amenazando con dejar escapar alguna lagrima pasajera, pero eso fue interrumpido al escuchar una voz. Sus ojos se abrieron a la par que giraba la cabeza para ver a una mujer sonriéndole de manera muy suave, casi ni pareciendo una sonrisa, inmediatamente guardando la pulsera en su bolsillo.- No, no lo esta, puede sentarse tranquila.- Respondió a sus palabras a la par que le devolvía aquella sonrisa de una manera amable. Noto algo, ella llevaba a tres bebés con ella, probablemente sus hijos, los cuales Sieg miro con el corazón comprimido, ¿Por qué ese día se centraba en recordarle su crimen?.- Si me permite decirlo, aquellos bebés se ven muy bien cuidadas.- Comentó de manera amable, pero manteniendo en todo momento el debido respeto a la mujer desconocida, pues a pesar de decir aquello, no se conocían, y no quería que ella se tomara aquel comentario como algo malo por un mal tono de voz.
Su mirada se torno de una manera más curiosa, olvidándose por algunos momentos de aquella curiosidad. Admiro de mejor manera los rasgos de la mujer ''Mujer de piel oscura... Varias cicatrices...'' Pensó, ¿Donde había escuchado de esos rasgos? Entonces llego a su cabeza, la descripción que una vez había escuchado.- Disculpe... .- Interrumpió aquel silencio.- Por casualidad... ¿Usted es Diana del Norte, Beta de la Tormenta Aullante?.- Preguntó sin más, de una manera respetuosa y obviamente prudente, quizá solo estaba confundiendo descripciones, pero si era así, el pensar en que conocía a varios integrantes de esa manada ya se haría algo incuestionable.
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Diana
La Resistencia
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Post by Diana on Jan 21, 2018 23:59:33 GMT
Al tener el permiso para sentarse y agradeciéndole con un suave movimiento de cabeza, Diana retiró a los bebés de sus telas para sentarlos en la banca a su lado. Los niños jugueteaban entre ellos esperando la comida que la mujer estaba por darles. Sacó de unas bolsas que llevaba a las caderas pedazos secos de frutas y carne que les dio a los bebés quienes tomaban formas lupinas mezcladas entre sus formas selladas. No era extraño que les costara trabajo mantenerse en una forma en específico. El comentario del desconocido fue bien recibido, lo miró pero sólo le sonrió, un poco más evidentemente que antes. Volvió a enfocarse en los pequeños quienes pretendían estar peleando por la comida a lo que Diana debía prestar mucha atención para que no hicieran un alboroto.
Sin embargo, no esperaba que de pronto el hombre le llamar apor su nombre. Alzó el rostro para verle, con un aspecto un tanto más serio. -Sí... soy yo- respondió tomando al pequeño varón en sus brazos quien era el que estaba causando tanta disputa entre los hermanos. -¿Nos conocemos?- su rostro manifestaba duda; su mirada se había tornado más severa pero era porque intentaba recordar su rostro, si lo había visto antes pero... no le parecía familiar. Claro... sí era probable que tal vez se hallan topado antes y ella lo hubiese olvidado. Tantos años moviéndose a tantos sitios que pasaban por demasiados rostros como para poder recordarlos todos.
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Post by Sieg Stahlzahn on Jan 22, 2018 0:27:21 GMT
En efecto, se trataba de esa mujer tan admirada entre los miembros de esa manada tan reconocida, Diana del Norte.- Ya veo... .- Respondió en un murmuró. Los miembros de su manada siempre hablaban maravillas de ella, y en como trataba a sus pequeños, se hacia notar esa buena vibra en la mujer de piel oscura. Ante la pregunta y la seriedad, el licántropo respondió con una sonrisa suave, mientras agachaba la cabeza suavemente a señal de reverencia.- No, no nos conocemos, pero he escuchado descripciones y comentarios de usted, todos positivos, por eso la reconocí, o al menos crei reconocerla, veo que no me equivoque.- Respondió de forma tranquila, con una calma notoria mientras volvía a dejar su espalda recta, aún mirando con curiosidad a la licántropo.- Oh... Lamento mis modales, mi nombre es Sieg Stahlzahn, Cazador.- Se presento en un tono de respeto en sus palabras, no podía culparla por estar en alerta, era algo natural cuando alguien sabe tu nombre y ni siquiera lo conoces, ya le había pasado en ocasiones anteriores.
- Ademas... Me he encontrado con algunos de los miembros de su manada, todos hablan buenas cosas sobre usted, debe ser muy buena Beta.- Agregó, recordando todos los comentarios de esos jóvenes lobos, o incluso de algunos de más avanzada edad tales como Raymond o Shinaja'e, sonriendo de manera casi inconsciente.- ¿Viene por la convocatoria de la Alcaldesa?.- Pregunto en un tono de duda, yendo por lo curioso, más que nada por preguntar, pues había leído que toda su manada se había movilizado hacia allá.
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Diana
La Resistencia
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Post by Diana on Jan 22, 2018 4:33:22 GMT
De pronto debía despegar la vista del hombre para asegurarse que los cachorros estuvieran comiendo lo que acabab de darles. Sin embargo, sólo por rutina, se hallaba un tanto cautelosa de alguien extraño. Percibía en su olor buenas intenciones pero no siempre acertaba. -Mh- reaccionó al nombre, mirándole sin evadirlo del todo. Estaba teniendo el gesto de presentarse y ser educado, algo que podía apreciar. Lo que le terminó por llamar la atención fue la mención de algunos miembros de la manada... pero los tiempos no estaban para creerse las palabras tan a la ligera. Cualquiera podría repetir semejante cosa para garse su simpatía y aún más cuando comenzaba a marcarse la división política en la isla. Si bien la pregunta seguramente venía inocente por parte de Sieg, la loba no estaba dispuesta a hablar con tanta confianza y libertad aún, no hasta asegurarse de que el hombre era un amigo y no un enemigo. -Ya veo... Los miembros de la manada suelen esparcirse con regularidad... No me sorprende que se haya topado con ellos. Diría que hago lo que puedo, señor Sieg- respondió, tratando de sacudirse el cumplido; no le agradaban puesto que lo que hacía por la manada era un deber, no algo que debiera ser reconocido como algo extraordinario.
Volvió a dejar al bebé al lado de sus hermanas, parecía haberse calmado, completamente concentrado en devorar la carne seca que tanto trabajo estaba costándole por sus pequeños dientes los cuales no estaban tan desarrollados como los de las niñas. -Es correcto- respondió tomando un cántaro pequeño que igualmente llevaba atado a la cintura para beber un poco. Se limpió el agua que le escurrió de los labios con el dorso de la mano para volver a hacer contacto con el otro. -¿Usted?-. Estaba siendo un tanto escueta y lo sabía bien; desde que habían nacido los cachorros se reservaba más para la manada por seguridad.
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Post by Sieg Stahlzahn on Jan 29, 2018 2:33:29 GMT
Quizá ella tenia razón sobre los miembros de su manada, los que había visto estaban realmente separados de su grupo a excepción de la joven Blitz y su maestra Shinaja'e, o Noitye y también con aquella mujer de numerosas trenzas. Era algo gracioso sin duda, ella parecía ser una segunda madre después de la mujer que se encontraba a un lado de él. Podía notarlo, esa preocupación por sus pequeños, su descendencia... Algo que él alguna vez tuvo y no pudo cuidarlos como era debido, eso hacia peso en su vida, en su alma... En su corazón sobretodo. No podía negar que estaba claro que la mujer tenia cierta desconfianza de él por haber hablado de miembros de su manada así de la nada, era algo que no había podido evitar y de cierta manera sentía que había sido considerablemente imprudente en decir aquello sin siquiera conocerse como es debido con aquella mujer de cabellos castaños.- Ya veo, aun así es apreciable que haga lo que puede por aquella familia a la pertenece, de una u otra forma es admirable.- Halago sin ninguna especie de razón, solo decía lo que pensaba y lo que otros miembros le contaban.
Tal como se lo esperaba, la mujer había asistido a la Ciudadela por la convocatoria de la alcaldesa Iphine. Pensó un momento en un estado de calma absoluta, cuando esta vez fue ella quien lanzo la pregunta.- Pues, esa era mi intención, aunque... .- Su tono fue algo más bajo para luego girar su cabeza a ver al frente, con una duda notoria en su mirada.- No estoy seguro aún.- Agregó. Aún la pregunta de que hacer con su vida estaba presente en su mente, era constante, casi grabada en sus ojos para verla donde fuera.- Miss Diana... Lamento lanzar preguntar de esa forma pero... ¿Que es lo que representa una manada...?.- Preguntó sin más, pero no se desvió a mirarla, pues sus ojos estaban posados en las familias que podían verse recorriendo el lugar.
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Diana
La Resistencia
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Post by Diana on Jan 30, 2018 22:54:43 GMT
No es que fuera indiferente a los halagos de Sieg pero realmente, no comprendía el por qué acotar en algo así... parecía que había algo que habitaba en la voluntad de ese hombre que se expandía más allá de sólo extenderle sus palabras. No pasó mucho tiempo antes de que uno de los cuestionamientos del lobo le aclarara de sus intenciones... tal vez. No era la primera vez que alguien le preguntaba precisamente eso, el significado de una manada. Se sintió un poco más tranquila, sabiendo que las intenciones del hombre eran seguramente las de encontrar respuestas, tal vez un propósito distinto. -Para mí, una manada fue encontrar un propósito, una familia-. Inevitablemente miró a sus cachorros que en ese momento eran el fruto de una vida de compromiso y amor. -Fue un sendero en un laberinto; un oasis en el desierto-. Lo que pronunciaba de sus labios era algo que venía de la profundidad de su alma, algo genuino que ni siquiera pensaba en brindarle como respuesta en sí, sino como el canto de su espíritu.
Los arcanos se paseaban frente a ellos, andando a sus propios ritmos y obligaciones. De pronto Diana cayó en cuenta que aquello era un concepto distante mas no desagradable. -Nos movemos como un solo, pensamos como un solo... y aún así, no perdemos nuestra individualidad- continuó. Miró a Sieg, preguntándose en silencio a qué se debía su pregunta. Bien podría ser sólo curiosidad o tal vez, como intuía, un acercamiento para comprender algo que probablemente deseaba implementar en su vida.
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Diana
La Resistencia
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Post by Diana on Apr 3, 2018 20:38:17 GMT
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