Exploring and finding. Abierto (3/2)

Había decidido que lo mejor era tomar unas vacaciones; aunque no se sentía del todo cansado lo veía como una necesidad, antes de que la rutina le alcanzara y comenzara a interferir con su humor y labores. La aldea de las hadas siempre había sido un lugar en donde se sentía acogido y en paz, disfrutando de la amabilidad de sus habitantes y el clima tan agradable del bosque.

Se dio la libertad de dar un paseo, tal vez incluso darse un chapuzón en el lago que tantas ganas tenía ya desde hace tiempo. El agua dulce le hacía mucho bien a su plumaje, no podía negarlo. Ese día se preparó con lo suficiente para dar una caminata y terminar en una sesión de nado; estaba todo planeado. El día era bastante soleado por lo que se sentía lleno de energía al tener la piel tostada y acariciada por los rayos del sol.

A lo lejos vio una figura merodeando por la orilla del lago; no le sorprendía que hubieran visitantes, finalmente, era uno de los lugares más hermosos de Mirovia. Siguió su andar hasta que estuvo más cerca y se detuvo sólo para saludarle, sin notar que la mujer se hallaba un tanto desorientada. -Hola, ¿bonito día, verdad?- su tono fue casual, sin pensar que entablaría una conversación tan profunda con ella. Le sonrió y sus pasos lo alejaron un poco de ella. No tenía mucha prisa de llegar a ningún lado. Planeaba dejar sus cosas cerca y disponerse a disfrutar de la visión casi de espejo que se veía sobre el agua.

Aquel día la florista desde temprano había emprendido su viaje hacia el lago de las hadas, cuidando mucho de no encontrarse con ellas, pues estas mismas sabían que ella era la responsable de que algunas flores preciosas desaparecieran con todo y raíz, claro aquello no era con mala intención simplemente las necesitaba por su venta. A pesar de sus buenas intenciones siempre tenía que escapar de ellas. Ese día pensó que siento temprano no la encontrarían, pero vio el brillo de las hadas cerca de sus flores por lo que se escondió en un arbusto, el sol no le daba en ese punto y cerca del lago recorría el aire fresco, nunca espero que el cansancio de ese día la venciera y se durmiera.

Al cabo de un tiempo se despertó aún estaba ocultar en el arbusto, por suerte las hadas no la encontraron, pero el sol arriba de ella le hizo darse cuenta que ya era tarde, se levantó dando un pequeño grito de frustración para luego sentir la presencia de los dos presentes, el rostro de la pequeña cuervo se fue llenando poco a poco de un suave color carmesí de la vergüenza -N-No qu-quería interrumpir-pirlos -Comentó mientras agarraba su cabello y se ocultaba levemente sin saber que hacer en el momento. Este día realmente no era el mejor para ella. 

Notó cosas pesadas dentro de su cabello, si ese arbusto habría cobrado venganza siendo ahora su cabello estaba enredado y lleno de algunas hojas o ramas dentro de él. Sus manos intentaron arreglar su cabello hasta que escuchó la voz masculina llamar su nombre. Levantó sus alas atentas a su llamado alzando el rostro sin quitar aquel rubor de su rostro. Intercambió miradas con el más alto mientras giraba hacia la chica para luego volverlo a mirar a él ¿Era una cita acaso? Que incómodo debía ser su presencia.

- ¿En-Enzo? -Exclamó con algo de pánico puesto que este empezó a reír sin saber la razón de que la provocaba. Infló sus mejillas esperando que este le explicara, pero sabía que quizá era por su presencia. Llevó su imaginación más lejos pensando que era una risa falsa para que se sintiera intimidada y saliera de ahí. Pero eso sería juzgarlo tan anticipadamente que se sentía mal de solo ponerlo dentro de sus pensamientos. No podía pensar así de él, no era ese tipo de persona. Palmó sus propias mejillas castigandose a si misma, aquél rubor no se iba, esa vergüenza y timidez quizá nunca saldría dentro de ella.

Movió su cuerpo más cerca de ellos para luego soltar una reverencia de casi 90 grados en modo de disculpa por haberlos interrumpido –L-lo siento si los sorprendí, no era mi intención, me quedé dormida -Empezó a balbucear mirando hacia los dos presentes rápidamente- No quiero interrumpir nada – En su tono de voz se notaba lo muy paniqueada que estaba por todo ese asunto.

El chico respondió a las disculpas de Mitsuki con un movimiento de mano; no tenía por qué pedirle perdón por nada. -No te preocupes, no sería molestia pero me sentiría responsable de que te perdieras en el regreso. Yo planeo estar un rato aquí, si no gustas compañía estaré cerca cuando desees volver. Mi nombre es Enzo- respondió.

¿Qué hacía, Corneille escondida entre los arbustos? Tal vez estaba tomando una siesta. No le sorprendería, el lugar parecía ser un buen sitio para dormir. Comenzó a considerar darse el tiempo de visitar el lugar más seguido mientras las dos chicas intercambiaban palabra. Se vio atraído de vuelta a la realidad a las palabras de la pelirroja. A punto de contestarle que, en efecto, se habían conocido un poco en otra ocasión, una ola de vergüenza le enrojeció las mejillas. ¿Cita? -No, no, nada de eso- contestó sobándose la nuca. -Realmente es una coincidencia que nos encontráramos aquí; yo venía de visita... a dar un paseo y darme un baño en el lago-. Rió un poco antes de continuar con su explicación. Le resultaba bastante curioso que haya llegado a una conclusión así. -Me hacían falta unas vacaciones y bueno... el lugar es tan agradable que no es raro que hayan muchos visitantes, especialmente en estas fechas...-.