Jundel Fenrir
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La luna nos llama, pues somos las sombras de los aullidos de la noche...
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Post by Jundel Fenrir on Jan 26, 2018 1:42:06 GMT
En la tranquilidad del día el licántropo se había encomendado a la tarea de ofrecerse a ayudar a un pequeño de su misma especie conocido como Roma, un pequeño niño de quizá unos 8 años de edad que había demostrado en la tabla arcana su preocupación y nerviosismo por la muy cercana luna roja, un tiempo en el que los seres de oscuridad sucumbían a sus instintos más viles, incluso era el caso de varios seres de oscuridad les era imposible recordar las acciones hechas durante el tiempo de la luna roja, casi lo mismo que sufría un licántropo joven al pasar a la forma lycan…las preocupaciones del niño eran perder el control ya que estaba aparentemente solo en totalidad, Jundel pensó que era una buena idea el pedir a Diana un alojamiento para el licántropo cachorro, a lo que la fémina acepto dándole el permiso de ir a recoger al pequeño y llevarlo con la manada.
—Está bien, no permitiré que nada malo le pase al pequeño…—
Expreso dándose ánimos a si mismo saliendo en dirección a donde Roma había dicho que se encontraba, camino por los largos caminos de la ciudadela, los camino empedrados y curvos que llevaban la mayoría a la zona central de la ciudad, eso frustro un poco al licántropo no muy acostumbrado a tanta gente, arcanos vendedores gritando desde sus puestos:
“— ¡Lleve su pescado! ¡Pesca fresca de esta mañana!—“
“—Compren el mejor pan de toda Mirovia ¡Corran o se termina!—“
“—Juguetes y artesanías, regalos para toda ocasión—“
Jundel se detuvo al encontrar unos pequeños muñecos y accesorios para niños, pensó que sería buena idea comprar unas cosas para Roma, para que se sintiera más en casa, pero ahora que estaba algo perdido, suspiro pesado y se acercó a un guardia de la ciudadela, un arconte algo extraño pero bueno en si todos eran raros para el licántropo acostumbrado a los suyos.
—Disculpe estoy buscando la alforja que tiene un dragón en la entrada…—
“—Siga este camino todo derecho, no habrá pierde en absoluto, es el lugar más grande con un fogón a un lado. —“
—Gracias…—
Expreso con calma para retirarse caminando hacia donde el guardia le había dicho, tardo un poco pero finalmente había conseguido llegar hasta el lugar marcado por Roma en la tabla arcana, inhalo profundo y dejo salir un suspiro pesado, para notar el jardín algo desatendido, con un pequeño manzano recién plantado al parecer, le pareció tierno en realidad, llegando al a gran puerta toco unas cuantas veces esperando por fin ver de frente al pequeño Roma y comenzar con su trabajo de cuidarlo.
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Roma
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Post by Roma on Jan 26, 2018 5:37:33 GMT
¿En qué punto uno debía claudicar, dejar de ser necio y pedir ayuda? Roma intentó ser muy independiente desde “aquel suceso”, iba de compras, comía relativamente sano, incluso acababa sus verduras y tenía varias piezas de fruta al día. Sacudía lo que alcanzaba en la casa y cuidaba de su manzano. Sus ahorros iban menguando. Bueno, los ahorros de sus padres, era bueno que el niño supiera donde guardaba su madre las monedas, se había evitado de tener que comer de la basura o andar mendigando. Igual últimamente había contemplado rentar la fragua, era un lugar muy grande con muchas herramientas, si conseguía un herrero interesado en ampliar su negocio podría vivir solo de eso. También podría seguir practicando, pero hacerlo solo era pedir perder un dedo. Su padre había sido muy estricto con eso y Roma era un cachorro obediente.
Si, era un cachorro, pero no era idiota. necesitaba comer. Y mucho. Eso le llevó a la tableta arcana, solo para curiosear y saludar algunos mirovianos, tal vez probar las aguas. Vender algunos fierros viejos y materias primas que no iba a usar aun. Fue entonces que se enteró de la Luna Roja. No entendió muy bien a que se debía tanto alboroto en un inicio, sus anteriores lunas llenas las pasaba con su madre en sitio seguro. Pero tantas noches de luna llena seguidas, eso no podía ser bueno.
¿Qué comería? ¿cómo evitaría lastimarse? ¿Y si lograba salir? su padre le había asegurado que incluso en su forma Lycan, era una adorable bola de pelos. cosa que era tonta, debía verse al menos algo intimidante ¿No? su madre si que daba miedo. Como fuera, el cachorro había estado preocupado cuando entendió el alcance de la situación, tuvo un encuentro no tan agradable en la tableta pero decidió no tomarselo a pecho, nunca se tomaba nada personal de todos modos. Rodó en su camita y miró por la ventana a su manzano. Finalmente, alguien le había ofrecido una solución. Dudó entre si aceptar o no, no porque desconfiara del otro lobo, era que manzanete requería cuidados. Por fortuna eso se solucionó también.
Realmente las cosas se arreglaban como por arte de magia. Roma sonrió un poco esperanzado. Conocería gente nueva y eso sería grandioso.
- ¡Muy bien! Yo puedo hacerlo- se bajó de un brinquito de su cama y buscó su mochila de viaje para empezar a guardar sus cosas, aquellas que ocuparía para las siguientes semanas, o al menos las que ocuparía para distraerse antes de la Luna. Dudó entre si meter su libro favorito o su segundo favorito, decidió por el último, porque no quería arriesgarse a perderlo, apartó al señor Canela a un ladito de su mochila y un par de cambios de camisita, short y ropa interior, que remetió en su paquete.. ¿Qué le faltaba? metió una de sus mantas por si acaso. Y listo. Ya estaba.
Cargó su mochila y al señor Canela hasta que estaban a un lado de la puerta y se sentó a esperar, mandando mensajitos de cuando en cuando por la tableta, respondiendo y leyendo a los otros mirovianos. -Hay mucha gente amable y preocupada en Mirovia - incluso el gruñón de antes le había dado esa impresión. Claro, era un cachorro ¿qué iba a saber?
Esperó y esperó. Hasta que de pronto, escuchó unos pasos. Se irguió con interés y miró hacia la puerta. Parecía que iba hacia su porche. Si, ahora subía los escalones. Roma corrió hasta la ventana más pequeña y se subió a la silla que había ahí para alcanzar a ver. Su carita pecosa y pelirroja se asomó por entre las cortinas.
-¡Hola!- saludó animadamente, pero no abrió la puerta. Había leido la historia de las cabritas y el lobo muchas veces. Aunque él fuera un lobito, entendió la historia. -¿Quién eres y que haces en mi casita? - se agachó un tantito en la ventana, luchó por abrir el pestillo y ahí, un poco de aire entró llevandole el aroma de otro lobo. -Hueles a lobo ¿Eres el señor Jundel? - olfateó un poco más, satisfecho por su verificación de identidad, volvió a cerrar la ventanita y cayó de espaldas de la silla, haciendo un gran alboroto de cosas cayendo, trotó a la puerta y la abrió de par en par. -¡Bienvenido! - había algo de polvo en el pelo del cachorro, porque por más bienintencionado y hacendoso que fuera Roma, la casa era increíblemente grande para solo un cachorro, había polvo en varias zonas fuera de su alcance.
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Post by Jundel Fenrir on Jan 29, 2018 3:30:34 GMT
Los sonidos del interior de la enorme vivienda le parecieron interesantes,pues como era posible que un niño hiciera semejante nivel de sonido por una visita, se cruzobde brazos planeando con su dedo índice derecho la mejilla como si pensará en las razones por las que hacia semejante ruido, hasta por una pequeña vocecita que saludaba este regreso en si notando esa pequeña melena naranja con unos ojos azules saludandolo desde una ventana, supuso que estaría sobre un estante o mueble, hasta que sus sospechas fueron acertadas, cuando el niño cayo al suelo notando como la silla rebotaba.
-Oh cielos ¿estas bien?-
Dijo pero en un santiamen el pequeño ya estaba abriendo la puerta después de identificarlo por su aroma de lobo, río por lo bajo y se agachó para estirar su mano saludando al niño como un adulto.
-Así es, mi nombre es Jundel Fenrir je...es un gusto conocerte algún Roma ¿qué tal?¿Listo para pasar unos dias con la manada de la tormenta aullante? Te aseguro que estarás verdaderamente feliz con nosotros y principalmente protegido, así que vamos Roma tus cosas para irnos~-
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Post by Roma on Jan 31, 2018 21:36:12 GMT
Asintió animadamente, su sonrisa amplia y feliz. Nada podía apagar el estado de ánimo del cachorrito cuando conocía a una nueva persona. En persona. Porque en teoría ya le conocía ¿verdad?en la tableta y todo eso. Agitó la mano que se le ofrecía, como todo un caballero y le invitó a pasar. La casa estaba escasamente amueblada pero muy hogareña pese al polvo. Ahí a un lado estaba medio colapsada la mochila de viaje del pelirrojo, junto al señor Canela, que Roma se apresuró a tomar en brazos.
No podía arriesgarse a olvidar al señor Canela.
- ¡Ajá! ¡Estoy bien! ya vi lo de manzanete, está afuera así que solo necesitaba su tiempo de riego- el árbol debería estar bien y saludable cuando regresara.
- Jeje… Soy Roma Balaur. Hola señor Jun - movió sus piecitos en su lugar, un poco nervioso con eso de irse con un extraño, pero emocionado por la nueva aventura. - Tengo todo ¡Vamos! - cargó la pesada mochila al lomito.
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Post by Jundel Fenrir on Feb 17, 2018 1:38:02 GMT
La emoción del pequeño cachorro le parecía verdaderamente adorable, no podía creer que existía tanta inocencia en un cachorro de licántropo, bueno en realidad siempre hay inocencia en todos los niños, no conocía a ninguno que no lo fuera, se comenzaba a preguntar si algún día tendría un cachorro, quizá a futuro se daría la oportunidad para comenzar de nuevo y formar una familia, pero…eso era un futuro lejano a su criterio, pues nadie se había acercado a él como Ondine, el solo recordarla le había un nudo en la garganta, sacudió la cabeza y siguió a Roma al interior de la sumamente enorme casa, miro alrededor solo un poco, era inmensa y había muchas cosas donde por supuesto había polvo, quizá por el hecho de que el niño no alcanzaba esos lugares, se dijo a si mismo si sería buena idea luego ayudarlo a ordenar un poco, pues parecía que tenía tiempo solo en esa enorme casa.
—Oh ¿Quién es tu amigo que nos acompaña?—
Dijo sonriendo de par en par al notar el pequeño muñeco de felpa que tenía el pelirrojo, que yacía en sus brazos, una sonrisa se mostró en Jundel una vez más para reír un poco por la notable inocencia frente a sus ojos.
—Sabes deberíamos ir por unas cosas para comer en el mercado antes de ir con la manada ¿Qué dices te gustaría? Perdón ¿Les gustaría?—
Dijo para cargar a Roma con todo y mochila en sus hombros como un caballito, mientras caminaban a la salida cuando freno en seco recordando algo, era más un juego que nada para bajar de nuevo a Roma y decir.
— ¡Oh que torpe soy!, había olvidado que debo hacerte la prueba de iniciación a la manada, es la prueba más riesgosa y poderosa que solo un gran licántropo puede hacer ¿estás listo?—
Dijo con un tono como si fuera algo sumamente increíble que solo los más fieros guerreros conseguían.
OOC: PERDON LA DEMORA! TOT hare todo por estar mas atenta! No me mates!!
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Post by Roma on Feb 21, 2018 3:35:46 GMT
Estiró feliz sus manitas para presentar al peluche por un segundo o dos, antes de cambiar de opinión y pasar a abrazar a su querido amigo. Estaba más a salvo en sus manitas y el señor Jun podía ser un conocido amistoso, tal vez un aliado; pero el cachorro aun no confiaba en él con algo tan precioso como su compañero de juegos. Aquel con el que más hablaba últimamente mientras hacía sus intentos de quehaceres alrededor de la casa o sus juegos unilaterales. Bilaterales con mucha imaginación. Los cachorros también tenían mucha imaginación, al menos aquellos que crecían en las condiciones de Roma lo hacían.
- Jeje… este es el señor Canela- abrazó más fuerte aun a su lobo de peluche y frotó su carita contra la tela suave de color castaño oscuro que hacía honor al nombre del preciado juguete del cachorro. Una pequeña flor estaba sobre su cabeza, de algún color pálido ya algo deslucido con el tiempo, tal vez fue rojo o rosado en su momento, ahora era un blanco algo sucio. De todos modos, flor o no, aquel lobo de peluche era el Sr. Canela. Y Roma se lo tomaba con la seriedad de un cachorro.
- ¡Ekkk! ¡Cuidado!. El señor Canela podría marearse- explicó muy modosito y usó una de sus manos para sujetarse mejor del cabello del adulto. Aquella era una posición muy peligrosa para Jundel. Si Roma caía, se llevaría media cabellera con él. O al menos quedaría colgado del cabello. Hundió más sus dedos al escuchar la explicación sobre una prueba. Eso sonaba emocionante.
- Yo soy ¡Yo soy! soy un gran licántropo ¿Qué hay que hacer? ¿Cazar algo? ¿Encontrar un tesoro? ¿Robar la luna?- se removía como un gusanito y pateaba un poco en su emoción. Pobre de Jun, que lo tenía sobre los hombros.
OCC: Descuida, me suele pasar.
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Post by Jundel Fenrir on Mar 9, 2018 18:43:16 GMT
La emoción del niño le parecía verdaderamente enternecedora, pues una sonrisa se mostraba en el rostro del licántropo que en realidad rara vez lo hacía pero cuando lograba sonreír era una sonrisa preciosa a los ojos de cualquiera o eso decían algunos, sintió las patadas del niño en sus hombros que abrazaba al señor canela como si realmente fuera capaz de dejar caer a ambos, no lo haría ni en un millón de años, jamás …así fue como mientras sentía las múltiples patadas que solo le daban un roce al dolor sonrió y con cuidado lo bajo de sus hombros, sentándolo en un pequeño pilar donde podrían quedar cara a cara.
—Muy bien muy bien tranquilo pequeña bola de pelos, la prueba consiste en que deberás asustarme con tu más feroz cara de guerrero ¿crees poder?— Sonrió de lado mientras posaba su mano en la cadera esperando al niño a que comenzara a gruñirle, mostrando la ferocidad del licántropo que tenía enfrente.
— ¿Qué pasa? ¿Acaso un Nekomata se ha comido tu lengua? ¡Grúñeme!— Dijo con una enorme sonrisa mostrando los feroces y peligrosos colmillos, la verdad amaba estar con el niño ¿Por qué? Quizá porque le gustaría tener un hijo o dos…quien sabe, pero solo deseaba ver sonreír al niño, no era una prueba real pero ansiaba ver como el pequeño se expresaba con él, un gruñidito o dos no le harían daño a nadie además era algo divertido en realidad, quizá demasiado para Jundel pues sus orejas y larga cola negra habían surgido, moviendo estas con calma y alegría como un padre con su cachorro.
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Post by Roma on Mar 13, 2018 5:02:49 GMT
- Roma. Erre, O, eme, A… Roma. No bola de pelos- se esponjó aún más en su indignación y soltó una risita cuando escuchó la prueba de iniciación. Sonaba divertido. Y dado que Roma se consideraba el más feroz cachorro guerrero de la zona no podía dejar pasar semejante reto ¿verdad? sería inexcusable. - ¡Soy feroz! ningún gatito puede con mis colmillos- Y decidido clavó garras en el pilar para sostenerse mientras una transformación parcial cambiaba la carita del cachorro. Pelo rojo por todas partes, orejas puntiagudas y ahora si parecía una bola de pelo. - ¡Grooar!- no era el mejor gruñido del mundo. Pero era adorable en su intento de parecer feroz. Incluso agitó sus garritas (sin perder su agarre en el señor Canela). Y se terminó por convertir en un lobo muy pelirrojo que luchó para acomodarse en el pilar y sujetar a Canela con sus patas. Con un gruñidito frustrado volvió a su forma menos peluda y frunció el ceño a sus propias manos. Nunca lograba mantener mucho esa forma fated.
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Post by Jundel Fenrir on Mar 20, 2018 2:44:41 GMT
Aquel pequeño gesto de fiereza en la voz de un pequeño le pareció verdaderamente tierna, era algo que no siempre un arcano podría ver frente a sus propios ojos, era como tener un pequeño niño que anhelaba entrenar para poder ganar su lugar en la mesa de los dioses del valhalla, sonrió con orgullo mientras hablaba roma, posando su mano derecha en su cadera mientras aquella sonrisa de lado estaba presente.
“— ¡Soy feroz! Ningún gatito puede con mis colmillos—“
Fue lo que Roma había dicho, notando como aquellas garras crecían con notoriedad y aquellas pecas eran cubiertas por un pelaje rojizo que jamás había visto en un licántropo, con aquellas tonalidades amarillentas en sus patas, costados que cubrían su pequeño hocico y algunos que yacían en las orejas, sin duda el licántropo era uno verdaderamente único, sonrió al ver como aquel niño era simplemente una bola de pelos no logrando evitar soltar una pequeña risa al verle, era tierno muy tierno pero lo que esperaba era el “rugido”.
— ¡Vamos muestra todas tus agallas!—
Expreso el pálido mirando al cachorro rugir con todas sus fuerzas o al menos las que había usado para expresar su gruñido, Jundel por dentro sonrió pero por fuera mostro un “miedo” saltando ligeramente y retrocediendo un paso, para decir.
— ¡woah tranquilo Roma! No podemos permitirte gruñir seguido, eres otro nivel de ferocidad que jamás había visto, quizá asustes a algunos de la manada, así que ten cuidado a quien le gruñes ¿de acuerdo? ¡Haz pasado con éxito la prueba de ingreso! Ambos, tú y señor canela jaja ¿oh? ¿Qué pasa pequeño peluche acaso te has molestado por haber pasado? ¡Vamos estuviste fantástico!—
Sonrió extendiéndole los brazos para que saltara hacia él y dirigirse al mercado en busca de comestibles para la manada, después de todo ese sería un día lleno de risas y diversión algo que Jundel hacía tiempo no experimentaba, tener a Roma sobre sus brazos le hacía sentir extraño, era como si ya hubiese cargado a un niño en algún momento de su vida pero…no lo recordaba, miro a Roma y le sonrió como un padre a su pequeño, caminando por las calles empedradas de la Ciudadela notando finalmente el mercado, había muchos arcanos de grandes rasgos y finos rostros o algunos con grandes musculaturas, altos y bajos gordos y delgados, los puestos afuera en la calle, pescado, frutas, ropajes y armas, todo en un largo pasillo que llevaba a las zonas donde había combates en público, interesante todo, Jundel miro como Roma tenia ropas que…¿le quedaban pequeñas? Quizá sería bueno que se probara algo nuevo, todos merecemos un conjunto de ropa nuevo para nosotros y miro uno que parecía peculiar, era una tienda de ropa para niños y adultos, así fue como sonriendo expreso.
—Mira peluche ¿Qué te parece si entramos ahí y te compramos ropas de todo un guerrero de la manada? Seria genial que tengas eso y tu pijama ¿no? Quizá pelaje de venado o jabalí te vendría muy bien, después iremos a comer lo que tú quieras ¿Qué te parece esa idea? ¡Ah! Y no te preocupes que el señor canela puede elegir algo para el también—
Sonrió abiertamente picando la nariz del niño con la punta de su dedo índice y luego la nariz del peluche que llevaba consigo cual tesoro.
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Post by Roma on Mar 29, 2018 4:35:12 GMT
El cachorro soltó una risotada amplia, feliz con haber pasado su examen y haber impresionado al lobo mayor. Sentía que había logrado algo grande. Claro, ya sabía que era un cachorro de lobo grande y fuerte, pero que alguien más se lo dijera le hacía sentir mucho más realizado. Infló su pechito con orgullo al escuchar todo aquello, como si hubiera alguna duda de que iba a pasar un examen tan fácil para él. Aquello había sido ardilla comida. Sencillo.
- Y eso que no me has visto aullar, pongo miedo en los corazones de los demás seres vivientes- un poco exagerado tal vez, sacó la lenguita y se rió de su propia ocurrencia. Era una tontería. - Bueno tal vez no, pero soy muy feroz ¡El cachorro más feroz! grrrr- agitó de nuevo sus manitas imitando las garras de antes. - Y el señor canela es mi segundo al mando...- le lanzó una miradita evaluadora. - Puedes ser mi tercer al mando, tendrás que escuchar al señor Canela- era todo un gran honor.
Saltó de inmediato a los brazos del otro lobo. Y se abrazó a su cuello con sus bracitos, manteniendo al peluche colgando en un huequito de su brazo. Las patitas se balanceaban con cada paso que daba el licantropo mayor y Roma intentaba ver por encima de su hombro todo lo que pudiera. El adonde iban, con quienes se encontraban. En una ocasión pasaron por un sujeto grande que se veía muy intimidante y Roma dudó entre ser un cachorro muy valiente y esconder su rostro contra Jundell.
Terminó haciendo las dos cosas. Mirándole de reojo hasta que desapareció en una esquina, con la mitad de su carita oculta contra el cuello del mayor. Solía salir bastante, pero era una visión diferente estar a la altura de todos los Mirovianos de ahí. Era como una nueva aventura. Todo era emocionante y nuevo desde que conoció al mayor. Soltó otra risita y se abrazó con más fuerza mientras entraban a la tienda, olfateó para captar los aromas nuevos y casi saltó fuera de los brazos de Jun al escuchar sobre compras de ropa. Aquello sonaba divertido.
- Hmp o pelaje, pica mucho- Frotó su naricita picada y devolvió el gesto con una carita muy decidida. - Bop, para tí tambien- señaló divertido. - El señor Canela necesita un chaleco- y seguidamente suspiró como si estuviera haciendo una gran concesión. - Supongo que podría dejar que me comprara algo también, ya que insiste. Luego le acompañaré a comer, pero algo sabroso, los adultos tan grandes deben comer cosas ricas para seguir manteniéndose fuertes, igual los cachorros feroces como yo- Asintió muy seguro y luego agitó su manita al piso hasta que le bajó. - Abajo, hay que ver cosas- y luego correteó a ver, alzando una u otra prenda ya terminada. Todo muy grande para el cachorro o el señor Canela.
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