Post by Artax on Jan 27, 2018 0:11:27 GMT
¿Sabes esa sensación que te da cuando te despiertas en mitad de la noche y el primer pensamiento que se te pasa por la mente es de todas aquellas cosas que has hecho mal, en las que te has equivocado y así sucesivamente como si se tratara de una retahíla venenosa, que mientras más larga es la lista de esos pensamientos, más daño te haces? Bueno, era justo lo que le pasaba al íncubo en aquellos momentos. Artax, no era de los que se arrepentían fácilmente, de hecho jamás lo verías en una posición en la que se vea desfavorecedor ni mucho menos dando su brazo a torcer. Sin embargo, habría que decir que siempre había una primera vez para todo, aunque sentía que no era el momento ni el lugar para ello, puesto que se sentía débil, pero sobre todo vulnerable y eso sin duda era algo que no le gustaba de plano.
¿Causa de la situación? Era algo tan sencillo como que después de un tiempo había caído en cuenta que Mitsuki quizás había sido la única mujer de su vida con la que podía haberse establecido pero por ser un maldito idiota desperdició a una gran persona a su lado. Sabía de antemano que quizá era mejor así, estaba seguro de ello y apoyaba la moción, pero (y es que siempre tenía que existir un pero en estas circunstancias) no podía evitar sentirse así y tener un remordimiento algo tardío. Pero no podía echarse a morir, no después de haber logrado tantas cosas como músico, simplemente no podía darse ese lujo, así que su mejor opción para olvidarse de todas esas cosas que lo atormentaban era una muy básica de hecho: beber hasta llegar al coma etílico.
Fue así como sucumbió unos cuantos días consecutivos a beber en aquella taberna de la Ciudadela. Así que aquellos consumidores frecuentes a dicho lugar, podían ver una figura que no se movía de la barra por nada del mundo, como si se tratara de algún maniquí que habían puesto allí a propósito.
- Artax, me temo que nos tienes una deuda desde que has llegado aquí - Dijo el dueño de la Taberna, que al ser una persona amable su expresión mostraba bastante preocupación.
- Seh... seh... - Respondió Artax con un gesto en sus manos minimizando lo que acababa de decirle el dueño e hizo un esfuerzo para levantarse, ya que en efectos de alcohol era algo difícil coordinar bien sus pasos - ... Ya te los voy a pagar ... - Dijo con pesadez mientras arrastraba sus pasos hasta un espacio vacío donde por lo general los hombres con resaca quedaban tirados después de toda una noche de tragos, muy convenientemente, ese día estaba vacío ese espacio, posiblemente porque todavía no era la hora en que la gente caía desmayada y ebria. Una vez llegado al punto sacó su guitarra (la cual había dejado allí desde que llegó a beber) y empezó a tocar.
Una vez terminado sus melodías (con una que otra estrofa un poco tosca por su condición), algunos piadosos clientes le lanzaron monedas suficientes como para saldar sus deudas y las sobrantes serían para una sola cosa.
- Con esto te pago las siguientes rondas - Dijo espabilando de la ebriedad y tras eso le lanza desde su posición las monedas, por suerte el dueño tuvo buenos reflejos y las agarró todas - Por cierto, ¿Quieren que toque algo más? - Y tosió para luego carraspear e intentar lucir lo más normal que podía ante el público.
¿Causa de la situación? Era algo tan sencillo como que después de un tiempo había caído en cuenta que Mitsuki quizás había sido la única mujer de su vida con la que podía haberse establecido pero por ser un maldito idiota desperdició a una gran persona a su lado. Sabía de antemano que quizá era mejor así, estaba seguro de ello y apoyaba la moción, pero (y es que siempre tenía que existir un pero en estas circunstancias) no podía evitar sentirse así y tener un remordimiento algo tardío. Pero no podía echarse a morir, no después de haber logrado tantas cosas como músico, simplemente no podía darse ese lujo, así que su mejor opción para olvidarse de todas esas cosas que lo atormentaban era una muy básica de hecho: beber hasta llegar al coma etílico.
Fue así como sucumbió unos cuantos días consecutivos a beber en aquella taberna de la Ciudadela. Así que aquellos consumidores frecuentes a dicho lugar, podían ver una figura que no se movía de la barra por nada del mundo, como si se tratara de algún maniquí que habían puesto allí a propósito.
- Artax, me temo que nos tienes una deuda desde que has llegado aquí - Dijo el dueño de la Taberna, que al ser una persona amable su expresión mostraba bastante preocupación.
- Seh... seh... - Respondió Artax con un gesto en sus manos minimizando lo que acababa de decirle el dueño e hizo un esfuerzo para levantarse, ya que en efectos de alcohol era algo difícil coordinar bien sus pasos - ... Ya te los voy a pagar ... - Dijo con pesadez mientras arrastraba sus pasos hasta un espacio vacío donde por lo general los hombres con resaca quedaban tirados después de toda una noche de tragos, muy convenientemente, ese día estaba vacío ese espacio, posiblemente porque todavía no era la hora en que la gente caía desmayada y ebria. Una vez llegado al punto sacó su guitarra (la cual había dejado allí desde que llegó a beber) y empezó a tocar.
Una vez terminado sus melodías (con una que otra estrofa un poco tosca por su condición), algunos piadosos clientes le lanzaron monedas suficientes como para saldar sus deudas y las sobrantes serían para una sola cosa.
- Con esto te pago las siguientes rondas - Dijo espabilando de la ebriedad y tras eso le lanza desde su posición las monedas, por suerte el dueño tuvo buenos reflejos y las agarró todas - Por cierto, ¿Quieren que toque algo más? - Y tosió para luego carraspear e intentar lucir lo más normal que podía ante el público.