Q1-001 - Hogar dulce paz (abierto 0/2)

¿Qué hacía allí?, era una de las preguntas frecuentes que se hacía cada que veía más vegetación y menos ciudad concurrida, pero a medida que avanzaba en el camino caía en cuenta una vez más de su misión en ese momento. Ya le debía bastante al dueño de la taberna de la ciudadela, incluso aunque hiciera varios recitales no lograría saldar con éxito su deuda, es por ello que Artax había decidido hacerle favores hasta que quedara a mano con el dueño. Una de esos mandados era visitar los plantíos en las afueras de la Ciudadela y hablar con el agricultor de la cebada con el cual el dueño tenía un trato, para disponerle de su materia prima y así la taberna tuviera materia prima para sus cervezas; en pocas palabras: tenía que llevarle la cebada hasta la taberna donde se fabricaría ese preciado licor el cual Artax se llenó de deudas.

Sin embargo, cuando fue hasta dichos plantíos aquellos agricultores estaba sumamente atareados y realmente les hacía falta echarles una mano. Por lo general Artax no ayudaría en absoluto, sin embargo, como quería quedar bien con el dueño (para seguir disponiendo de la cerveza), era mejor no hacer ningún gesto que parecía déspota. Por lo que se mantuvo así un par de horas, hasta que vislumbró por lo lejos a un chico que llegaba y decidía colaborar por voluntad propia. Le admiraba en cierta medida, a pesar de que no lo conociese, ya que como se había dicho anteriormente, él no le hubiera nacido dicha acción.

- mmm - Musitó mientras intentaba arrancar una raíz - Joder - Rechistó una vez más - Esto está imposible de sacar - Se quejó mientras aplicaba fuerza para sacar esa raíz.

tan animada como siempre la kelpie bajó de su carreta, sujetó su cesto y comenzó a caminar con aquellos zapatos con plataforma que se usaba para evitar ensuciar su kimino, el motivo de su llegada a los plantíos era simple, le gustaba comprar sus alimentos directamente de los plantíos, le parecía un ambiente muy agradable y calmado, le recordaba a la veces que paseaba por los plantíos de su reino y a las veces que junto a su cuidadora se encargaban de cuidar de su vivero privado

con aquel sentimiento de anhelo, Yukiko se acercó pero lo que encontró solo fueron a varios agricultores desesperados por juntar su cosecha que se encontraba regada por todas partes, que había sucedido? que había causado tremendo alboroto  

no lo pensó mucho y se unió a la recolección, recogiendo algunos productos y juntandolos en su cesto, cuando su cesto se lleno se acerco a unos hombres que estaban en las huertas para dejar lo recolectado, -...buenas tardes....amm...lo recolectado lo dejo aquí..verdad??..- pregunto temerosa 

Viendo la maniobra del Iincubo de arrancar el maiz sin ningún problema, en lo más profundo de su ser sintió una profunda satisfacción de haber encontrado a alguien para conversar -Mi nombre es August...humm si te contrataran no durarias por aqui ni en una hora- comento con una diminuta sonrisa mientras le estrechaba su mano fuertemente que en medio del saludo se podía escuchar el crujido de los dedos.

Prontó August detecto a otra persona por medio de su olfato y volteó para ver por donde provenía de aquella voz femenina tan frágil como el corazón mismo. Al parecer ella buscó el grupo equivocado. No sabía nada de lo que sucedía en los plantíos. Solo había llegado hasta allí para colaborar sin esperar nada a cambio.-Señorita me temo que esta hablando con la persona equivocada...no soy de aqui pero si gusta, podemos averiguar por allí. Y usted Artax...¿Quiere acompañarnos o seguirá trabajando? - Paso su mano sobre su frente, el aire de aquellos lugares venteaba fuertemente y se preguntaba si existiría algún cambio irregular en el clima.

- Sí, supongo - Contestó a secas con una mueca de desagrado con respecto al comentario de August de que no duraría ni una hora en esos campos. No era como si él hubiese dicho algo malo o que no fuese verdad, simplemente era como defensa propia e inmediata; no estaba tan acostumbrado a que él fuese víctima de ningún tipo de mofa, por más inocentes que fuesen, pero trataba en lo posible de no ser tan tajante porque al fin y al cabo no era la gran cosa, solo era un simple comentario. Al menos aquello lo hizo centrarse un poco y no quedar en una situación incómoda como minutos anteriores cuando estaba tratando aquel maíz, porque aún se sentía desorientado en los maizales. Artax era de esas personas que se sentían con cierto poder cuando conocía su ventaja, pero como la vida de campo sin duda no era algo que le daba ventaja en ningún sentido, se sentía que no podía controlar las situaciones como él siempre ha estado acostumbrado y no era de su agrado. 

Luego, estaba la recién llegada que aún estaba confundida con respecto a ellos, ya que pensaba que eran oriundos de esos lares. ¿Las personas del campo eran tan calmadas?, ¿Tan amables todo el tiempo?, de alguna manera tanta cordialidad lo empezaba a incomodar más que la vida de granja. Él estaba tan acostumbrado al ambiente de las tabernas donde era groserías y agresiones a la orden del día, de modo que un lugar puro y con decencia como ese lo comenzaban a impacientarse. Miró a ambos, sobre todo cuando August le preguntó si quería acompañarlos. Sinceramente, quería salir huyendo, de pronto la cebada no le parecía la gran cosa y mejor buscaba otra taberna para emborracharse antes de continuar ahí. Pero, un brillo de cierta malicia apareció en su mirada, quizás podía jugar un poco con ellos. A ver hasta que punto podrían seguirle la corriente.

- Los puedo acompañar, no tengo problema; además hay buena compañía - Tras esto le da un beso rápido a la mano de la chica de forma coqueta - Artax, un placer - Se presentó nuevamente - Y me temo que no tengo potestad en la cosecha esparcida, ya que no trabajo aquí. No vaya a ser que me confundan con un ladrón -