Raymond Clive
La Resistencia
"¿Qué? ¿No tienes nada importante que decir? Entonces no estorbes"
Posts: 118
|
Post by Raymond Clive on Jan 31, 2018 23:21:55 GMT
No podía haber peor momento para que eso pasara.
La ciudadela era una fuente imparable de ruido, los guardas habían pasado a sus lados cuando la luna se empezó a mostrar en el cielo con semejante color carmesí. Raymond, odiaba eso. Odiaba la luna roja no por lo que causaba en los seres de oscuridad, luna roja también significaba días y noches de luna llena constante. El lugar donde se quedaban finalmente llegó a sus ojos, él entró y lo primero que hizo fue sellar la entrada. Los mayores ayudaban a distribuir las cadenas entre los jóvenes, bien, ya habían recibido órdenes. Él se dedicó a lo siguiente en la lista: cerrar puertas y ventanas, bloquear las salidas mas obvias. Tirar una pared o dos no era complicado para un Lycan, lo sabía, pero al menos ganarían algo de tiempo de darse el peor de los casos.
Cuando terminó, pudo notar al fin como el dolor empezaba a apoderarse de su cuerpo.
Raymond cayó de rodillas, se abrazó a sí mismo. Su cuerpo ansiaba liberar su forma, clamaba por ello y el cómo casi podía jurar sus entrañas se retorcían lo demostraba. Debía aguantar, debía aguantar no solo por él, por todos los suyos; ya había soportado varias lunas así, ya debía poder evitar entrar en Lycan.
Contuvo los gruñidos, se sentó, sus manos encontraron sitio bajo los brazos y enterró las uñas con fuerza ahí.
Podía aguantar, si
¿Pero cuantos de los suyos lo harían?
|
|
Shinaja'e Rohde
La Resistencia
Sometimes you just need to take a deep breath and think with calm
Posts: 17
|
Post by Shinaja'e Rohde on Jan 31, 2018 23:52:57 GMT
Comenzó a ver como la luz del sol desvanecía… la guerra daba comienzo.
Las tropas del Gran Rey alzaban sus lanzas doradas peleando contra los leves soldados nocturnos, aquellos que se presentaban a la batalla de apoco, comenzando a ser la perfecta carnada para traer más consigo, como si no tuviera miedo, la Reina de la noche comenzaba a dar acto de presencia… pero algo no estaba bien. Se abalanzó al Gran Rey por sus propias armas, con dientes y garras la sangre la baño creando a su alrededor un horrible escenario. Los ojos lupinos se contrajeron inmediatamente con miedo. Shinaja'e presenciaba como la luna ascendía a lo más alto trayendo con ella… la sangre de los soldados del Sol. Por momentos su cabeza le dio algo de vueltas, tomó una gran bocanada de oxigeno, temblando, sus ojos lograban dilatarse más tenía miedo. Llevó sus manos a aprisionar su pecho evitando que avanzara.
Las calles se bañaban del carmesí que la luna proyectaba, algunos pelos se erizaban pero aun no se estaba transformando. No tardó en buscar algunas cadenas ayudando al resto para comenzar los "preparativos". Inmediatamente escucho el portazo de Raymond al entrar, parecía más que asustado. Prosiguieron con el trabajo para luego pensar si estaba bien en aquel momento estar en la ciudadela. Los ojos ámbar miraron de un lado a otro como asustada de los demás arcanos. -"Tranquila Shinaja'e, ya te transformaste varias veces… no estás sola… no"- tomó nuevamente una bocanada de aire y prosiguió con su labor. Escucho el golpe sordo del cuerpo de alguien caerse, sus ojos se asustaron provocando que su cuerpo se volteara enseguida notando a Raymond, evito pensar, seguir en lo suyo. Sabía que un Lycan suelto a estos momentos era malo, y el mayor hacia todo lo posible para evitar transformarse y descontrolarse. Con temor su cuero cabelludo comenzó a rascarse. Instintivamente se agacho un poco rascándose sintiendo el ardor de la transformación se mordió el labio inferior provocando el sangrado, que horrible olor… aquel olor tan raro... no era horrible era... tan... - ¡Basta… controlate! - aquel grito desesperado fue por cuenta propia, tratando de calmarse, evitar sentir el deseo de la sangre; la mezcla del miedo y terror con el deseo de sabor y matar, danzaban confundiéndose una con la otra. Cayó apoyando las manos en el suelo bajando la cabeza y sellando sus ojos, no sabía qué hacer.
Pedía en pequeños temblores el deseo de la atención para que la ataran, no quería que la vieran de aquella forma pero tampoco podía ocultarlo… a pesar que los licántropos no eran seres de la oscuridad, la luna les cedió aquel castigo…
|
|
wolfeimer
La Resistencia
No puedo...yo...necesito...!!!!CARNEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!
Posts: 377
|
Post by wolfeimer on Feb 1, 2018 0:54:45 GMT
En un lugar de la ciudadela, la manada se encontraban encerrados evitando todo contacto con el exterior, por suerte Wolfeimer había logrado preparar algunas provisiones de carne escondidas cuidadosamente envueltas y conservadas debajo de su cama, con un papel de pergamino con un mensaje: "PROVICIONES PARA LA MANADA" los primeros rayos de la luz de la luna que entraba en su habitación tocaba el interior del joven lobo con un dolor profundo. -Aún no...no he terminado de mantener las cosas en su lugar- Sujetándose de las paredes y aun con un poco de conciencia que le quedaba, caminaba hacia el grupo mientras escribía un ultimo mensaje a Conner: Una vez mandado el mensaje guardo su tableta en su bolso junto con el grimorio, lo puso en un rincón donde sabía que nadie lo encontraría, busco a algunos de los miembros para que le encadenara. -Me duele todo...mi cuerpo...tengo miedo...y si...¿y si rompo las cadenas? ¿Si lastimo a algunos de ustedes?- sin terminar de hablar dio un fuerte gruñido donde en su boca le empezaba a crecer sus dientes,los ojos de su pupila cambiaron a unos ojos salvajes, sus manos en garras filosas. AAAAAAARRRRRRRRRRGGGGGHHHHHHTT Su cuerpo empezaba ya a cambiar y dar una forma mas grande y siniestra, su lado amable quedaría desaparecido por unos largos días...sin conciencia de lo que pudiera hacer..se movía de un lado para otro buscando la forma de romper y desatar las cadenas. El juego de la noche sangrienta había empezado. Nadie en la ciudadela o en algunos alrededores de la isla se encontrarian algunos a salvos.
|
|
|
Post by Sieg Stahlzahn on Feb 1, 2018 3:15:40 GMT
La pelea contra uno mismo había comenzando cuando aquella enorme luna carmesí se había posado en el manto estelar de la noche. La luz rojiza se filtraba por las ventanas de la posada causando que la respiración del licántropo estuviera agitada, con su vista yendo de un lado a otro. Tomo las cadenas correspondientes y ayudo a Raymond a atar a los más jóvenes de la manada de una manera firme, muchos nudos y cadenas para evitar cualquier clase de incidente. Miro a Wolfeimer para proceder a encadenarlo a pesar de que este forcejeaba por los efectos de la luna llena que a los lobos de más baja edad les estaba causando un efecto casi inmediato.- Grr... ¡Tranquilo, es por tu propio bien!.- Exclamó mientras terminaba de encadenarlo, alejándose lentamente mientras buscaba con la mirada a los demás miembros de la manada.
Un grito lo tomo por sorpresa, el hecho de que Shinaja'e estuviera luchando contra su propia licántropia le dolía, pues él también había pasado por eso tiempo atrás. No tardo en acercarse a ella, llevando ambas manos a los hombros de la mujer de trenzas.- Shinaja'e, escuchame... Eres más fuerte que eso, puedes aguantar... .- Trato de calmarla mientras llevaba su mano a acariciar suavemente sus cabellos, sonriendo de manera algo forzada.- No por nada eres la maestra de Junger Berit... .- Agregó. Se volteo para correr en dirección a una ventana y ayudar a Raymond con el tema de cubrir las salidas, usando madera, clavos, cualquier cosa que tuviera a mano para evitar que un descontrol se diera por parte de quienes la consciencia abandonaba en ese estado donde la luna llena dominaba sus instintos y los liberaba de manera inevitable.
Ya no pudo más, pudo sentir sus entrañas comenzar a agitarse, sus huesos sonar y sus músculos tensarse. Lentamente retrocedió, dando un quejido al sentir su cuerpo comenzar a cambiar de esa manera. Miro de reojo a Raymond, estaba en la misma situación, ya no había forma de acallar esa maldición. Dio un grito para sentir como las garras, los dientes, el pelo comenzaban a salir en conjunto. Su respiración solo se agito más, llevando su puño a golpear el suelo y posteriormente usar sus uñas para rasgar la madera debajo de su mano. Sus ojos se afilaron para que luego de aquellos momentos de sufrimiento puro, lo único que quedara detrás de aquel pelinegro, fuera aquella criatura albina, un lycan de dos metros cuarenta y cinco, el cual gruñía notoriamente, a la par que se encorvaba un poco. Miro alrededor, mantenía su consciencia pero no la capacidad de comunicarse con los suyos, y esperaba que nada de eso pasara a mayores, pero sentía que seria algo difícil.
|
|
shuyi
La Resistencia
"el hecho de que ya este acostumbrado no significa que no me duela"
Posts: 32
|
Post by shuyi on Feb 1, 2018 4:56:58 GMT
la noche se ocultaba y mientras el crepúsculo se alzaba melancólico Shǔyì se levantaba del lugar donde la manada estaba después de una noche de sueño que uso para tener la fuerza suficiente para enfrentar su destino. decidido a hacer lo necesario para probarse ante Fauce y diana como los otros miembros de su manada tomo todas las pertenencias que le servirían para la prueba a la que se enfrentaría y al estar equipado dio un suspiro cargado de muchas emociones entre ellas terror, coraje valentía y una profunda tristeza sabiendo las consecuencias en caso de no lograr su cometido. con todos esos pensamientos en mente dirigió lentamente sus ahora temblorosas manos hacia la venda que cubría su linea de visión y con cuidado desamarro el nudo ubicado en la parte de atrás de su cabeza para luego con un poco de tinta y un pincel escribir atrás de ella lo que podrían ser sus ultimas palabras: "lo siento por todo... esto podría ser lo ultimo que veas o leas de mi por lo cual me disculpo por todo lo que paso y bueno agradecerte por todo lo que has hecho por mi... por cierto no le muestres esto a Raymond porque estoy seguro de cuando regrese me va a dar una muy buena paliza, si es que ya sabes regreso". escribió pensando en aquella mujer tan curiosa con una sonrisa mientras sus fríos y azules ojos destellaban por la poca luz y un par de lagrimas celestes salían de sus ojos corriendo por sus pálidas mejillas. situó su mirada primero en Shinaja´e y luego en Raymond los cuales aun estaban en la habitación donde dormían todos sus compañeros por unos segundos para luego suspirar de nuevo añorando verlos de nuevo, se levanto y escondió entre las ropas de Shinaja´e aquel ultimo mensaje para luego abrir la puerta con cuidado y salir de la ciudadela con rumbo a su destino en draconia.
el camino de la ciudadela a draconia no era difícil por lo menos no en cuestión de instrucciones pero aun así camino lento repasando en su mente una y otra vez el plan que había formulado mientras el día iba esfumándose lentamente para luego ocultarse temeroso de lo que seguro se alzaría ya que si los cálculos de el joven licantropo eran correctos la luna roja se alzaría tiñendo toda mirovia de su tétrica luz roja y de las consecuencias que venían con ella. al rato de caminar sintiendo hambre saco una de las reservas que vio a Wolfeimer esconder solo por molestarlo y decidió comerla justo en el borde de las tierras de draconia mientras los últimos rayos de sol se ocultaban viendo como la luz roja comenzaba a iluminar todo.
recordando lo que su padre le habia "enseñado" comenzo a liberarse para que la transformación surgiera "si domesticas tu lado salvaje puedes controlarlo" le decia su padre pero lo salvaje no puede domesticarse solo abrazarse y fundirse con el, respiro e hizo una reverencia para luego entrar a las tierras que tenia enfrente sintiendo el cambio ocurrir justo a la entrada al mismo tiempo que veia como su presa cambiaba de forma- yo soy M. Liu Wang, el primer mago salvaje y tu... ERES MI PRESA -dijo mientras su cuerpo cambiaba abrazando su lado salvaje.
ooc: shuyi sale del thread
(lease con la música plz)
|
|
Roma
Los Grises
¿Quieres ver mi colección de hojas?
Posts: 47
|
Post by Roma on Feb 1, 2018 5:33:56 GMT
Conocer a la manada había sido apresurado y una cuestión de supervivencia. Para Roma era emocionante conocer a tantos lobos mayores que no fueran su madre o la ocasional visita a la fragua. Y todos se veían tan interesantes. Algunos más gruñones que otros, pero suponía que al ser una situación delicada y tener cachorros en medio, había cierta tensión en la espera, en la preparación. Y el joven lobo pelirrojo sabía que no debía meterse en medio de todo ese caos.
No era tonto, solo era chiquito. Y un poco imprudente... Bien, muy imprudente.
Pero igual permaneció aparte mientras todo se realizaba, sin estorbar y portandose bien. Los pelos de la nuca se erizaban por momentos, algo normal al ser nuevo en un sitio extraño con extraños. De vez en cuando cedía a la tentación de olfatear a uno de sus actuales acompañantes, pero prefería hundir su nariz y casi toda su cara contra un costado de Jun. Fingiendo que todo lo que sucedía alrededor no era asunto suyo. Hasta que llegó el momento de las cadenas. Eso no le gustaba. E hizo su queja conocida con pequeños lloriqueos y murmuritos de enfurruñamiento. Como todo cachorro.
Y la luna se elevó.
Y Roma desapareció para dar paso a un pequeño ser peludo pelirrojo muy salvaje. La pequeña criatura gruñó y los ojos brillaron al ver al resto. Se sacudió un poco en sus ataduras. Quería correr, quería morder y rodar en el suelo. Definitivamente no quería estar atado. El tirón de la luna era insaciable. Tiró un poco más. Era bastante fuerte para su tamaño, pero las cadenas y ataduras estaban pensadas en sostener a un lobo en su forma lycan. Con gruñidos frustrados, rodó y se sacudió sin entender porqué estaba así, pero deseando ser libre.
Y entre tirones, poco a poco se deslizó de una de sus ataduras, y con esa el resto siguió. Pronto el monstruito pelirrojo era libre. Y fue directo a mordisquear el tobillo del primer lobo que vió. Con un “feroz” gruñido.
|
|
Blitz
La Resistencia
Posts: 28
|
Post by Blitz on Feb 1, 2018 12:55:28 GMT
Blitz sabía que eventualmente el momento llegaría. Su primera Luna Roja. Uno podía prepararse con toda la anticipación posible, leyendo libros, practicando amarre de cuerdas o evaluando el mejor tipo de cadenas para contener a un licántropo sin lastimarlo, los caminos a evitar para no lastimar gente inocente -aunque esto no garantizaba realmente la seguridad de nadie al 100%- y sobre todo, localizar el mejor lugar para poder pasar el momento de eclipse terrestre para no causar destrozos. De por sí la manada era considerablemente grande, la cachorra aún no conocía a todos por completo pero, a juzgar por el número de cabezas que se habían aparecido ante la convocatoria de la Alcaldesa, definitivamente eran más que un puñado.
Y era justamente por ello que estaba tan preocupada. La Luna no podría haber sido más inoportuna con su aparición, maldijo a sus adentros por no haber olvidado lo esencial: calcular la fecha en la que llegaría. Ahora tenían a un manada completa, dentro de un edificio que probablemente terminaría destrozado en las primeras dos horas, y con una sed de sangre que solo incrementaría con el pasar del tiempo.
Shinaja’e había sido de las primeras en sucumbir, pero había sido lo suficientemente precavida como para alejar a sus crías y encargarla a la segunda persona de su confianza cuando se traba de su pequeña adoptada: Sieg. Antes de que Blitz fuese llevada lejos de ella, se aseguró de darle una amplia, pero visiblemente dolorosa sonrisa, para luego empezar a gruñir y lanzar gritos ahogados, como todos los que compartían el piso con ella.
-”¡Mamma!”- quizo gritar, pero ella sabía que no había caso alguno. El poder de la naturaleza no era algo que se pudiese arreglar solo con fuerza de voluntad y buenas intenciones. Esto tenía que pasar.
La ojiverde había sido llevada por su maestro a unos pisos más arriba de la posada donde se encontraban los “adultos”, los que tenían un poder bastante más destructivo que los jóvenes como ella que, si bien obtendrían una fuerza más allá de lo que pudiese imaginar, no sería mucha competencia frente a alguien que cargaba con mayor experiencia -o menor autocontrol-. Él hombre de ojos bicolor le había prometido que todo estaría bien, que lo más importante era no entrar en pánico porque eso solo aceleraría el proceso de perder la consciencia. -”Trata de imaginar algo que te traiga paz. algo que te recuerde que no debes de ceder ante tus instintos más bajos y puros, porque en el momento que dejes de ser Berit, puede que te arrepientas de lo que suceda después”.-
Aquellas palabras, lejos de calmar su inquieto corazón, solo habían servido para preocuparla más, sin embargo, al ser observada con tal intensidad y seriedad, pues el tiempo apremiaba, decidió tragarse esas inseguridades y asentir con la cabeza.
-”¡Ich werde stark sein wie du, Lehrer!”-
El hombre se apresuró a despedirse, con una descuidada caricia sobre su cabeza en lo que colocaba una cadena alrededor de su cintura. Lamentablemente no habían argollas del tamaño apropiado para cada licantropo, todo había sido un atareado frenesí para restringir a la mayor cantidad posible, así que ella tendría que usar lo que hubiese. Sus extremidades quedaban libres, por lo que el mayor se encargó de crear con un par de sábanas cercanas mitones improvisados para que no se lastimase a sí misma.
-”Viel Glück, jünger Blitz”-
Y así sin más, quedo sola en aquella habitación. El eco de los alaridos y gruñidos empezaron a volverse cada vez más y más fuertes, las ventanas habían sido tapadas con madera y tela para evitar que entre la luz, pero todos sabían que eso era imposible. No podían ocultarse de su destino.
En el momento en que la joven empezó a transformarse, no pudo registrar o comprar el dolor con nada de lo que hubiese experimentado antes, incluso su encuentro con el dragón no había sido de esta escala. Primero su cuerpo empezó a tiritar, la adrenalina que comenzaba a circular por su sangre aceleraba sus latidos, su respiración, sus ansias por deshacerse del molesto grillete. Sus pulmones se expandían, las bocanadas de aire que desesperadamente tomaba le causaban una sensación de deliciosa quemadura. Sus pequeños caninos empezaban a desencajarse para dar lugar a su hocico, el sonido de los huesos de su mandíbula reacomodándose eran tan desagradables como el acto en sí. Su cabello empezó a crecer para cubrir el camino de su espalda, debajo de sus ropas y rasgándolas en el proceso. Sus manos empezaron a tratar de rasguñar su rostro, sus brazos, sus piernas, había una comezón infernal que bailaba por debajo de su piel.
-”Hah...hah…”- sus ojos se fijaron en la ventana que tenía a lado, tenía que controlarse, tenía que…
Un halo de luz roja se colaba juguetonaente entre las grietas naturales de la madera. Y una vez que sus pupilas se fijaron en esta, todo se volvió completamente carmesí. Con un violento aullido, la cachorra empezó a golpear su cabeza en el suelo, como si eso pudiese aliviar algo de la presión que empezaba a estallar dentro de su ser. Lágrimas rodaban por lo que antes habían sido sus mejillas, sus orejas empezaron a moverse hacia arriba para afilarse y llenarse de lustroso azabache.
Poniéndose en cuatro, dejando que su instinto animal se abriera paso desde las entrañas de su inconsciente, empezó a hiperventilar.
Maldita sea, ella también había olvidado que tenía tres semanas sin comer carne.
Bueno, eso podía cambiar esta noche.
|
|
Noitye Lua
La Resistencia
We live, we love, we lie.
Posts: 110
|
Post by Noitye Lua on Feb 1, 2018 17:59:29 GMT
Todos esos días habían sido más que tranquilos, habían pasado alguna que otra cosa pero nada tan importante, solo se concentró en los momentos felices como el tiempo que había compartido junto a Zeth o la katana nueva que había recibido de parte de su maestro Sieg, sin duda estaba ansioso por aprender a usarla, ahora tendría dos armas para usar, su fiel cuchilla y la katana nueva pero aún tenía mucho por aprender, debía ser paciente con ese tema ya que sabía que su maestro era un hombre ocupado pero de verdad deseaba manejar su espada tan bien como él lo hacía pero era realista, no sería nada sencillo y mucho menos sería algo rápido. La emoción por aprender a usar su nueva arma adquirida pasó a ser un tema aparte dado que había estado sintiendo más inquieto y ansioso que lo habitual, el hambre también era mayor pero lo que más destacaba era que se enojaba con facilidad y tendía a ser más agresivo, quizás hasta mas explosivo, sabía a que se debía, era obvio que significaba que la luna llena estaba cerca y dado que no podía controlar su forma Lycan todavía debía tomar precauciones.
No iba a quedarse sin hacer nada mientras que perdía el control como la última vez, aunque en esa ocasión se había dejado estar hasta que fue tarde, por suerte no había estado solo en esa ocasión y hubo quienes le ayudaron a retomar el control, ahora iba a ser diferente, no habría problemas como la última vez así que ya que algunos otros miembros de la manada estaban en las misma condiciones, se sentía muy frustrado consigo mismo por no poder controlarse en su forma Lycan todavía pero al menos no era tan grave como cuando era mas joven. Grilletes en su cuello, muñecas, y tobillos, todos reforzados con cadenas bien gruesas y pesadas para inmovilizarlo, era doloroso pero necesario considerando como se pondría en cuanto la noche llegara. Los tonos anaranjados del atardecer se vieron y pronto la oscuridad comenzó a ganar terreno en la ciudadela pero en vez de que las calles quedaran a oscuras algo distinto sucedió, de nuevo aquel evento se presentaba en la isla, la luz roja iluminando todo el lugar donde ya se empezaban a escuchar algo de ruido y alboroto, la luna carmesí estaba dominante en el cielo y sus efectos comenzaron a hacerse notar en algunos miembros de la manada, claro ejemplo de ello era Wolfeimer quien ya se había transformado y estaba siendo contenido por Sieg, Shinaja'e también parecía afectada entre otros que estaban presentes pero que no podía distinguirlos del todo.
Los sonidos se hicieron distantes, y su cuerpo temblaba un poco, lo sentía extraño y doloroso, pero iba a luchar, no quería dejar que la luna llena le ganara de nuevo como cuando había estado en Reapergate, tenía que ser más fuerte que todos esos impulsos caóticos pero simplemente eran mas fuerte que él, gotas de sudor se deslizaban por su piel oscura mientras sentía un intenso sonido en sus orejas que le hacía retorcerse un poco ya sabiendo lo que se avecinaba. “Debes controlarte… esta vez… no será solo una noche… ¡Dominalo!”. Se decía a sí mismo en un esfuerzo porque la cordura no lo abandonara, pero ciertamente su mente aún era débil ante la luna llena y no estaba lo suficientemente preparado para hacerle frente, era difícil y ciertamente doloroso, requería una concentración extrema que no poseía del todo aún pero no iba a dejarse vencer, al menos en ese momento iba a pelear hasta que ya no le quedaran fuerzas para hacerlo. Su respiración era agitada y su cuerpo estaba inquieto, podía sentir como los músculos de sus manos junto con los de sus pies comenzaban a tomar otra forma más animal, sus uñas se convertían en garras y su espalda se encorvaba de manera violenta, estaba peleando eso era evidente y por suerte sin perdía la batalla al menos estaría bien encadenado para que las cosas no se salieran de control pero… esa luna roja iba a estar en los cielos por días… ¿Por cuanto tiempo podría permanecer lúcido sin caer por completo en sus efectos? -E-Esto… si que va a ser… un reto…- murmuró mientras resoplaba con algunos gruñidos leves clavando sus uñas en el piso.
|
|
Raymond Clive
La Resistencia
"¿Qué? ¿No tienes nada importante que decir? Entonces no estorbes"
Posts: 118
|
Post by Raymond Clive on Feb 2, 2018 0:02:33 GMT
Wolfeimer fue el primero en caer.
Raymond lo había visto, cómo las cadenas tintineaban y chocaban entre si, había visto como Blitz había sido llevada al piso superior cuando fue seguro que la luna saldría. Frente a sus ojos, sus compañeros, sus hermanos perdían su forma, algunos con menos control que otros; los que estaban allí, siendo adultos, estaban sin duda más tranquilos que los jóvenes del piso superior. Entre varios Raymond era quizá el que mantenía menos características de un Lycan; tenía pelaje creciendo por su cuerpo, si, sus caninos también eran en medida mucho más grandes de lo que su boca humana era capaz de soportar, su rostro casi rayaba lo grotesco en ese momento, y había pocas cosas en las que podía pensar con claridad sin que la sangre se hiciera presente en su cabeza. Sus miedos lo inundaban de pronto, su inseguridad, eran tantas memorias las que le habían hecho razonar como una bestia...
La sangre en los dientes aún estaba muy lejos de secarse, por más siglos que hubieran pasado desde su último asesinato.
Raymond solo podía recordar, recordar como cada luna llena en la tierra humana era la misma rutina. Aquellos años donde se negó a controlar, se negó a razonar con la bestia, se negó a dominarla y le dejaba campar a sus anchas cuanto deseara. Sintió sangre en sus manos, sangre que no estaba allí, también la sintió escurrir por entre los dientes, esa si era su propia sangre. Era el producto que el oponerse a su naturaleza causaba. Tragó, lamió sus labios, la limpió; hubo momentáneo placer de parte de su organismo antes de que nuevamente el dolor lo golpeara con la fuerza de un minotauro, el llevar sus manos al suelo y golpear entre gruñidos de histeria era la prueba física.
Las memorias eran tantas, el dolor que azotaba sus recuerdos era equiparable al que azotaba su cuerpo. Podía verse a si mismo perdiendo la cordura en cualquier momento, arrasando con aquellos a quienes había jurado proteger solo por perderse a si mismo un solo instante que podría desembocar en horas y horas y días incluso. El temor se estaba apoderando de él sabiendo que se trataba más que de una sola noche. Algo a lo que no se había enfrentado en el continente humano y que sin embargo, desde su llegada a Mirovia no dejaba de ser tortuoso. Una tortura para su cuerpo, para su mente, una tortura que quizá era incluso auto inducida.
Arrastró entonces su cuerpo, luego se forzó a ponerlo de pie. Seg bajó del piso superior, había visto el momento en que llevaba a Blitz con los jóvenes, vio el momento en que luego de unas últimas palabras, el cuerpo de su camarada cambio pronto al del Lycan. Él caminó, tan erguido como el dolor se lo permitía y pasando junto al alemán, palmeó ligeramente su cabeza, había hecho un gran trabajo y Raymond respetaba aquello. Finalmente, se dejó caer junto a Shinaja'e; la mujer seguía con las manos en la cabeza y al igual que él, no habían cadenas o algún soporte ni siquiera para darle cierta sensación de seguridad. Él temblaba, su respiración era sumamente pesada y le costaba controlarse cuando la situación era crítica. Golpes empezaron a escucharse en el piso superior y la madera que formaba las vigas del techo soltó polvo a duras penas a la vez que Raymond lentamente alzó sus brazos y los usó como cobertura para la mujer, un pequeño alto, quería ofrecerle la calma que él no tenía ya, intentar cederle aunque fuera un poco de seguridad. Fijó sus ojos en el techo, luego los pasó sobre cada uno de los presentes en la sala, Noitye, Sieg, cada uno de sus compañeros que estuviera ahí presente; la guerra contra si mismo estaba reanudándose, esperaba ganar otra batalla más, esperaba ganar de nuevo como lo había estado logrando por muchos años desde llegar a la manada.
—Manténganse fuertes —suplicó— Confío en ustedes.
No iba a ceder, no aún... Podía aguantarlo ¡Podía aguantarlo!
Sería, de ahora en más, una batalla de desgaste.
|
|
Lizzy Beckham
La Resistencia
El verdadero poder esta en el control de la mente
Posts: 33
|
Post by Lizzy Beckham on Feb 2, 2018 1:06:39 GMT
"Luna Roja", Lizzy, había pasado días estudiando el concepto, historia, efectos en seres de la oscuridad, licántropos y vampiros, una noche donde el descontrol y la ira salvaje de un animal los poseía, le parecía algo interesante y digno de admirar pero la mala noticia era que ella también seria afectada por la luna
mas el entrenamiento mental que mantenía durante años la mantenía cuerda y cociente de todo lo que sucedía a sus alrededores, la manada luchaba por mantenerse en pie contra la influencia de la luna, con la respiración algo agitada ella seguía meditando, utilizando el mismo control que tenia sobres sus propias emociones y expresiones, intentaba mantener tal control sobre si misma, sobre todo su cuerpo, pero era muy fuerte para ella
abrió los ojos para observar a toda la manada intentar soportar, observo a Raymond agitado, y lo supo enseguida, ella y varios, por no decir todos, no tardarían en caer ante la luna esa noche, así lo decían sus cálculos, por primera vez en su vida deseaba equivocarse en algo
sujeto una cadena con su mano derecha y comenzó a enrredarla en su brazo derecho, quería encadenarse pero sabia que sola no podría, se sentía cansada de tanto resistir, ais que en un hilo de voz intento pedir ayuda a quien creía mas conveniente, -Raymond....- habló casi en un susurro
|
|
Shinaja'e Rohde
La Resistencia
Sometimes you just need to take a deep breath and think with calm
Posts: 17
|
Post by Shinaja'e Rohde on Feb 2, 2018 19:01:49 GMT
Sus manos se aferraron en el suelo, incrustando las uñas que se iban creciendo, alargandose. Su respiración se vio algo afecta, se podía notar como su espalda se elevaba para luego decaer de forma tambaleante, pero aun no mostraba tantos rasgos lupinos, por el momento. La concentración fue necesaria, al grado que se podía ver claramente que lo estaba soportando pero algo le molestaba, un ruido en su cabeza. Había pasado unas horas antes de que la pelea entre la Luna y el Sol. "lo siento por todo... esto podría ser lo ultimo que veas o leas de mi por lo cual me disculpo por todo lo que paso y bueno agradecerte por todo lo que has hecho por mi... por cierto no le muestres esto a Raymond porque estoy seguro de cuando regrese me va a dar una muy buena paliza, si es que ya sabes regreso". Aquella nota en las vendas del pequeño cachorro, aquel muchacho que le tenía un gran aprecio… se había ido. Había decidido alejarse de ellos ¿Por qué ahora? No lo comprendía, no llegaba a descifrarlo. De cualquier forma, Raymond se iba a enterar. Decidió ocultar dichas vendas en otro lado antes de que lo rompiera o algo así, prefería guardarlo en otra zona, quería tenerlo de amuleto pero se le iba a imposibilitar si estaba en aquella forma feroz. Había hecho que ambas aves volaran lejos de la zona y se ocultaran en los bosques para que evitaran lastimarse… ya lo había hecho desde muy joven y no se perdonaba aún. El sonido de las cadenas, los aullidos dolorosos, el gruñido aterrador bañaba la posada donde estaban todos los licántropos. Por impotencia o tal vez el dolor de como su cuerpo quería transmutarse, las lagrimas se resbalaban por sus mejillas suaves delicadas. Había percibido un tonar conocido, aunque le fue difícil hasta que unas palabras claves le detuvieron las lagrimas y que levemente alzara la cabeza sintiendo mejor el tacto en su cabeza, no lo había percibido aquel gesto. "No por nada eres la maestra de Junger Berit...". Por unos momentos vio a Blitz para sin más ver aquellos labios… le dolía la sonrisa que tenía dibujada, pero respondió de igual forma o tal vez una más tranquila, así conseguir que lograra transmitirle la calma y seguridad que necesitaba su pequeña hija adoptiva. Aquellas palabras dichas por Sieg habían sido las requeridas para tomar una buena cantidad de oxigeno con su boca, haciendo notar aquellos caninos que se podía ver que estos iban incrementando su tamaño como lo filosos que eran. Bajó la cabeza repentinamente, de forma rápida sin dudar. El estruendo se hizo presente, el cráneo chocó con furia contra la madera haciendo que temblara un poco. "Acciones fuertes propias de tu conciencia serán las capaces de mantener viva tu cordura, evita pensar cómo tu Lycan si deseas proteger a los demás." La voz de su padre resonaba en su cabeza, habían sido las causantes de que aquella acción sea realizada; tomó nuevamente aire, aferró mas sus uñas en la madera para dejar que el vaho casi visible de calor saliera de sus labios, y así, levantar el mentón para retomar una postura mejor que antes, una que se viera lo segura que estaba. Aunque aún temblaba, por los espasmos y escalofríos que su espalda sufría ante el roce enternecido de las manos de la luna ensangrentada. Aquella luz tenue que inundaba levemente la habitación donde se encontraban. Elevó el rostro buscando a los demás, era algo difícil de mantener la visión intacta y poder ver de forma más nítida y no ver algunas casi manchas borrosas. La sensibilidad de su nariz aumentó, levemente su nariz se movió percibiendo fragancias conocidas una mas deliciosa que era su propia sangre pero aun no estaba del todo necesitada por dejar que sus fauces rasguen la piel de otro ser. Tenía un apetito voraz pero era leve; su organismo tenido una reacción instantánea cuando su lengua había saboreado aquel liquido rojizo, con un sabor metálico o extraño, pero de una forma exquisita. Mantuvo su postura, tratando de evitar salirse de su posición por miedo a que un movimiento en falso sea la presa de su transformación. Estaba enfocada en evitar enloquecer, en no dejar que su cuerpo sea presa de la libertad que el pelaje se alzara y diera paso a una forma que apreciaba pero al mismo tiempo detestaba mostrar ante los demás. Chasquidos de los metales, el suave eco del tintineo producto de las cadenas que ataban a Noitye, u otros, quien parecía peleando por mantenerse, se podía notar como iba cambiando, no era el único. Desde su cóccix se podía ver como el hueso se iba estirando como, el crujir de los huesos de como se iban acomodando o estirando un poco, como estos resonaban tensando sus músculos creando, por fin, una cola de un conjunto de colores en particular, oscuros a un color bronce a un cierto blanco sucio. Sus orejas se iban afilando, haciéndose más largas dejando ver aquella forma Fated. Dejo que el suspiro saliera de sus labios, sus ojos temían por encontrarse con otros así que había bajado la cabeza no tardó en llevar sus manos a la cabeza o al menos una de ellas para evitar que el dolor, producto de aquella decisión que había hecho, aliviara su estrés su pánico… aquel miedo que se introducía bajo su piel, la dermis comenzaba a generar algunos vellos más en su cuerpo, sobretodo en las manos haciendo presencia más clara de que la transformación se daba. Temía nuevamente, callo el llanto que se acercaba sus ojos cristalinos sellados buscando una imagen que le procure calma pero solo recordaba… Dulce nieve manchada, como su cuerpo tendido en esta, sintiendo como era abrazada por el frió… el calor en su espalda, la protección de su padre tomándola en brazos… la sensación desesperante de oler la sangre…. pero algo no cuadraba. Sentía el calor mas que nada en su espalda. Abrió los ojos en búsqueda de la respuesta, era real no un sueño… - Far… - murmuró en su lengua natal, llamando a su padre pero cuando giro un poco la cabeza notó que Raymond había decidido abrazarla calmando el pesar, la carga que extrañamente llevaba la mujer de trenzas y algunas rastas. Relajó sus hombros que por inercia habían estado forzados a mantener aquellos músculos inquietos que sonaban, o ella mas bien los escuchaba, para que no tomara un rumbo peor su transformación y apresurada. Inhaló por su nariz, haciendo que sus pulmones se llenaran de aire algo fresco… para dejarlo ir por su boca y así lograr encontrar cierta calma. Una de las manos decidió bajar y palmear con dulzura el dorso del mayor para sonreír. - Gracias… Høyere Raymond…- musitó con suavidad para sin más tomar el valor de cerrar sus ojos escuchar claramente los azotes del suelo, como el polvillo acumulado entre las tablas de madera se movían y caían danzando hacía ellos. Se lamentó por ser a veces tan débil en estos, amaba la luna pero ella misma, aquella Madre Luna por la muerte de aquel Padre Lobo los había castigado por sus ansias de poder, aquellas ansias de dominar a los demás licantropos… necios habían sido sus antepasados pero debían llevar la carga y superarla. Lo seremos, te lo aseguro… no caigan. - comentó para luego escuchar la voz de Lizzy llamando a Raymond. Prefería que se quedara más tiempo a su lado, creando esa extraña sensación en su cuerpo, pero sus ojos visualizaron una mancha rojiza… algo que se movía a ellos… Era Roma, aquel joven licantropo que había caído tan rápido parecía que iba a ser difícil atraparlo pero no tardó en separarse un poco del mayor, sin antes sonreírle sin exponer sus colmillos pronunciados, para simplemente tomar fuerza en sus piernas. Tomó impulso a los segundos y llego a alcanzar a Roma y abrazar al cachorro. Debía evitar que lastimara a otros debía encadenarlo, sus ojos seguían llorosos, pocas lagrimas acariciaban sus mejillas logrando así caer en el del joven licántropo. Se limitó a levantarse como podía sabia que podía ser víctima de un ataque así que dejo que su mano sea juguete del contrario. Para comenzar a caminar hasta donde estaba antes, y con únicamente una mano comenzar a atarlo. - Todo estará bien, Lillie Roma… todo estará bien~ - comentó con algunos leves gruñidos y quejidos ante el dolor que le hubiera proporcionado en su mano ensangrentada. No le importaba, era lo de menos. Con mucho esfuerzo los grilletes y cadenas rodearon el cuerpo, ajusto uno en el pecho ya que prefería que tirase de ahí antes del estomago. Con Roma nuevamente atado y con el olor a sangre algo mas presente no tardó en pasar su lengua para saborearse a si misma para limpiar el rastro.
|
|
wolfeimer
La Resistencia
No puedo...yo...necesito...!!!!CARNEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!
Posts: 377
|
Post by wolfeimer on Feb 3, 2018 2:20:10 GMT
-Mami ...¿Por que me tengo que quedar otra vez en el sótano? Me da mucho miedito..-respondió un pequeño niño de ojos violeta en una habitación poco iluminada con varias velas. -En épocas de luna llena eventos extraños suelen suceder...pero es por tu seguridad- respondió su madre con los ojos empapados de lágrima sabiendo el peligro que podría suceder esa noche. Sus habilidades de licantropía era muy fuertes en época de luna llena y mas cuando poseía un increíble poder de magia que podría causar daño a la mansión...y solo apenas tenia 8 años de edad. -Pero te prometo que todo saldrá bien...cuando tengas la edad suficiente sabrás la verdad...ahora duerme ¿Si? esta noche sera larga- le comento dejándole un beso en su frente y arropándolo con unas nuevas sabanas que le había comprado. En su ser de madre no deseaba encadenar a su propio hijo. Sabia los riesgos. Su amado esposo era un licandropo igual que su hijo. Era un dolor que toda madre puede sentir. Pero solo seria una noche nada mas. - Mami...antes de irte...¿Me cantas mi canción favorita?- le pregunto el niño con una mirada tierna, como si fuera un cachorrito que le consintiera con todo sus caprichos. La amada madre afirmo su cabeza y se sentó junto a el en la cama y le empezó a cantar. Noche tranquila En medio del bosque Una familia Viene acampar... Bajo la luz De la hermosa luna Todos van a cantar.. Mi amado niño No te angusties Mami y papi Están para ti.. La amada luna está Para que guíe en tu sendero Hasta el camino Que lleva Hasta el gran tesoro Que los grandes guardianes Han guardado Para los nobles de buen corazónAl finalizar de cantar se dio cuenta que Wolfeimer se había quedado dormido con la amada canción de cuna y salió rápido del sótano. La canción solo lo había tranquilizado un poco pero solo era el comienzo de los grandes problemas que ocurrirían en aquella noche.
Ojala que los licántropos pudieran ser felices para disfrutar la luna llena sin problemas, pero esta vez, no había nada de eso. Solo un astro del sistema solar que tiene la habilidad de tomar en rojizo y sacar lo peor y maldad de esta distinguida raza poderosa.
Wolfeimer no tenia mucho control sobre su lycan,ni menos que tuviera alguna ayuda para enseñarlo como controlarlo. A penas Sieg, el mas nuevo de la manada se había ofrecido para encadenarlo. Pero la fuerza del lobo interior del joven Wolfeimer no pudo ser contenida por mas tiempo.
Ya encadenado, el lobo empezaba con toda su fuerza a desatarse y golpearse con su propio cuerpo han las paredes de aquel lugar que estaban encerrado. El lugar donde estaba conectado las cadenas empezaba a perder su agarre en la pared a punto de salirse. Gruñidos y espuma solo eran lo único que salia de su boca con un temperamento fuerte mucho mas fuerte que el raymond.
De tanto moverse de un lado a otro pudo a penas salirse de su atadura aun teniendo sus cadenas en sus brazos y piernas para ir directamente a tumbar todo lo que estaba al frente de sus ojos y arañando las paredes con sus grandes garras. Olfateaba por todo el lugar y lo primero que se encontró por allí era a Noitye. Su olor era tan fuerte...tan saculento ...un olor que era mas sensible cuando estaba en forma mas tranquila y relajada. Sin mas preámbulo se acerco poco a poco para cazar a su presa.
|
|
|
Post by Sieg Stahlzahn on Feb 5, 2018 0:32:26 GMT
Gritos, rasguños, respiraciones agitadas... Aquellos eran algunos de los sonidos que se podían escuchar claramente en aquel lugar, la posada donde la Tormenta Aullante había decidido resguardarse, en ese momento era una especie de prisión o más bien, un gran contenedor de aquellos licántropos que se habían visto afectados casi totalmente por la luna carmesí que se posaba imponente en el cielo de Mirovia. Su respiración eran jadeos que parecían más gruñidos de una bestia contenida, los efectos que la transformación en Lycan tenia sobre su cuerpo eran bastantes, entre el dolor interno y externo, a pesar de todo su entrenamiento, a pesar de su clara consciencia en esa forma, aun en su interior, el instinto estaba intentando luchar contra su claridad, su sanidad, buscando que se dejara llevar por el ardiente fervor que buscaba carne, sangre... Alimento en general, pero NO iba a permitírselo, no otra vez. Su mirada se desvió a Raymond, quien parecía estar luchando aun más contra si mismo, contra su cuerpo para evitar que la inevitable transformación lo tomara... Dolor, agonía, una clara sensación de que tus interiores podían salirse en una explosión de furia y ansias por devorar lo que sea que se moviera y generara ese olor tan atrayente como lo era la carne fresca.
Aún después de todo eso, pudo sentir el palmeo en su cabeza lo cual hizo que su mirada se alzara suavemente, notando a Raymond, ese esfuerzo que hacia por calmar a todos en esa primera instancia donde la licántropia dejaba ver lo peor de esa maldición, y si hubiera podido, hubiera sonreído ante aquel gesto pero solo respondió asintiendo suavemente. Noto como Lizzy también comenzaba a perder la cordura de manera lenta y dolorosa, sentía pena por ella, pues a pesar de mostrarse con ese semblante frio, calculador, desinteresado de los demás... Sabia que había algo en el interior de esa muchacha que le decía que había una buena cantidad de sentimientos rondando por su cabeza y su corazón. Era una suposición solamente, nada más y nada menos... Pues durante algún tiempo él fue así, nada más concentrado en su deber... En lo que debía hacer. Su mirada nuevamente se desvió, esta vez a la mujer de trenzas que también parecía querer contenerlo... De una manera más violenta. El golpe resonó en el lugar causando que el ceño del licántropo se frunciera notoriamente... Aquel método no le agradaba, ella se lastimaba... Sangraba por detener lo imparable... La sangre... Aquel olor tan delicioso inevitablemente llego a sus fosas nasales causando que mirara con unos ojos de hambre a la mujer de trenzas... ''NO!'' Se dijo en un pensamiento fugaz, volteándose violentamente y golpeando el suelo, no iba a caer en eso... NO IBA A HACERLO.
Se había encargado bastante bien de retener a Wolfeimer, Noitye y Blitz en el segundo piso, o al menos eso creía. Un estruendo lo hizo reaccionar causando que mirara al techo que los cubría... ¿Acaso alguien se había liberado? No, no podía. Rápidamente miro a Raymond, y con tan solo esa mirada penetrante y determinada le hizo saber que él se encargaría de lo que fuera que sucedía en ese lugar. Shinaja'e estaba preocupándose del joven Roma, por lo que era su trabajo cuidar de los de más arriba. No tardo más, y echando su cuerpo hacia atrás, dio una rápida y violenta zancada para poder llegar rápido a la escalera y subir por esta. Empujo brutalmente la puerta con su cuerpo para arrastrarse por el suelo de manera con sus garras. Su vista se alzo, divisando a Wolfeimer zafándose de sus ataduras y dirigiéndose a atacar a Noitye ''¡Junger Noitye!'' Pensó, y usando su gran agilidad y fuerza, dio un salto para morder violentamente el cuello de Wolfeimer pero sin clavar sus dientes del todo en este, solo sobre la piel más no atravesando su carne. Logro evitar que llegara hasta Noitye, ademas de desviar su mirada a la joven Blitz que estaba en ese mismo lugar. Gruño y sin más, lanzo contra la pared a Wolfeimer para acercarse y tomar la cadena para intentar encadenarlo de nuevo, no iba a permitir que se escapara y creara un alboroto.
|
|
Roma
Los Grises
¿Quieres ver mi colección de hojas?
Posts: 47
|
Post by Roma on Feb 8, 2018 5:35:17 GMT
Había estado libre. Se había sacudido un poco bajo la influencia de la luna, sintiendo los instintos fuertes. Se había rascado un hombro contra el suelo en su frenesí y hasta logró mordisquear a un lycan adulto. Pudo escapar en ese momento de confusión, aprovechando su pequeño tamaño para escabullirse al techo o encontrar una apertura por una sección de las barricadas.
Pudo hacer muchas cosas. Si fuera más rápido. El pequeño lycan terminó atrapado con rapidez. Su mente totalmente perteneciente a la bestia, ignoraba las palabras y solo se centraba en las acciones. No era libre, no podía correr y morder o jugar. Por tanto, no era feliz. Y un cachorro infeliz era un cachorro ruidoso. Comenzó a aullar su disgusto y a patear, dado que sus zarpas frontales estaban atrapadas.
Gimoteó molesto por todo ese asunto de ser capturado, se retorció en los brazos extraños y cuando eso no funcionó para hacerla retroceder, chasqueó los dientes afilados amenazadoramente en su dirección, capturó carne o tela un par de veces y sacudió la cabeza entre gruñidos viciosos. Se aferró a la carne que se le ofrecía y gruñó aún más fuerte. Para ser una bola pelirroja tan pequeño, estaba muy lleno de ira, era bastante vicioso. No conocía el control, le era imposible acceder a su mente al ser tan joven, pero por desgracia era bastante grande para ya ser un problema bajo semejante luna llena. Catorce días, no era muy probable que pudieran contener a tantos lobos en un solo sitio por catorce días.
La pequeña bestia gruñó en sus cadenas. Nuevamente capturado. Bajó el hocico y olfateó el metal, buscando ya un punto débil comenzó a mascar aquí y allá entre gimoteos y gruñidos.
No, nada iba a estar bien . El dolor disminuía, pero la tensión en sus músculos no se iba. Necesitaba correr, necesitaba morder. Así que mordió y mordió las cadenas aunque se aflojaron dientes. Su curación se hizo cargo de eso cuando uno o dos colmillos cayeron. Se sentía incluso reconfortante poder morder algo.
|
|
Blitz
La Resistencia
Posts: 28
|
Post by Blitz on Feb 10, 2018 3:06:15 GMT
Calor.
Hacía demasiado calor en aquel cuarto, su grillete se sentía cada vez más y más ajustado en su cintura, lo que era realmente extraño porque esa cadena hasta hacia unos momentos bailaba alrededor de sus caderas de lo amplia que era. Había estado tan abrumada por sus pensamientos que no fue hasta que sus pupilas se bañaron en la luz carmesí cuando cayó en cuenta de la gravedad de la situación. Esta sería su primera transformación verdaderamente salvaje y fuera de control, no recordaría como hablar, pensar o si quiera caminar como un ser humano, las partes más oscuras y primitivas de su ser aparecerán y ella no estaba segura de cual sería el resultado compartiendo el mismo espacio que dos jóvenes machos.
Sin embargo, eso ya no sería un problema ahora.
Sudor empezaba a formarse en lo que antes habían sido sus temples, y el verde brillante de sus ojos relucía amenazador bajo su laboriosa respiración. Su cuerpo aún no terminaba de cambiar del todo, aún contaba con sus pequeños pies humanos, pero no tardaría en emerger por completo de su cascarón. Gruñidos, cuerpos arremetiendo unos contra otros, y el aroma.
Ese delicioso aroma que prometía peligro y sangre.
Ella nunca había sido del tipo que disfrutaba de la masacre o de la guerra, siempre se quedaba detrás de las líneas y simplemente se limitaba a cazar lo básico para sobrevivir… todo ello por temor a descubrir de lo que realmente era capaz. No quería convertirse en una víctima de sus propios instintos, como la mayoria que ella ya conocía. Todos cargaban con arrepentimientos, remordimientos, y no era inusual escuchar que se habían perdido seres queridos por perder el control. Blitz rechazaría su bestialidad hasta estar segura de que podía autocontrolarse, aunque esto era mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Los ruidos a su alrededor empezaban a inquietarsez, creando un cóctel curioso de miedo y coraje, la sensación solo incrementó en su magnitud cuando vió a su hermano de manada Wolfeimer intentando atacar a otro licántropo. Nerviosa, empezó a moverse de un lado a otro tratando de zafarse desesperadamente, no quería ser la presa de nadie, ella solo quería aliviar el insoportable calor que estaba haciendo de su vientre. Gruñendo, arañando la madera al rededor de la base de sus cadenas, la cachorra hizo uso de lo último de su conciencia para tratar de huir.
Cuando la puerta de la habitación se abrió de par en par, la fuerza del golpe la sobresaltó lo suficiente como para provocar un tirón violento. No había logrado liberarse del grillete, pero al menos ya no estaba encadenada a la pared, se apresuró a destruir las mantas que cubrían sus patas delanteras, ahora luciendo unas pequeñas, pero firmes, garras negras. De inmediato pensó en escabullirse por la entrada ahora desbloqueada, sin embargo se detuvo al reconocer la figura y aroma de quien había irrumpido.
-”Pappa”-
Su primitivo cerebro estaba lejos de poder comunicarle algo, y la situación se estaba tornando demasiado peligrosa para que se quedase a ver como el licántropo mayor reducía a su hermano con relativa facilidad, así que ella hizo lo único que le parecía lógico.
Saltar por la ventana.
Tal vez en condiciones normales el tratar de atravesar una ventana bloqueada con maderos gruesos hubiese sido una tarea un tanto trabajosa, por no decir estúpida, pero con su nueva fuerza aquella hazaña no había sido tan dificultosa. Corriendo hacia el otro extremo de la habitación, ignorando por completo a los tres machos, tomó impulso con sus patas traseras, para embestir con su frente aquel obstáculo, abriéndose paso entre un mar de astillas.
Por tres gloriosos segundos, tuvo el privilegio de suspender su peso en el aire, pero esa dulce sensación se tornó amarga al ser atraída de manera natural por la gravedad. El peso de su grillete provocó que la loba cayese de manera poco grácil en el pavimento, golpeándola con una fuerza que tal vez en su forma usual hubiese roto un par de huesos.
La luna brillaba sin piedad alguna, sin crear ningún tipo de sobra. No había donde esconderse, pero eso no importaba, ella por fin era libre. Podía correr, podía morder, podía hacer lo que su voluntad quisiera.
Vagamente cruzó por sus pensamientos la posibilidad de herir a un arcano inocente, y le sorprendió la rapidez con la que descartó eso como importante. ¿Acaso ella no se había prometido no herir a nadie? Era difícil recordarlo cuando tenía tanta saliva desprendiéndose de su hocico.
De pronto, una figura misteriosa emergió detrás de uno de los edificios a su derecha, su silueta similar al de un arcano en su forma sellada -en los ojos de la cachorra al menos-. Sus instintos empezaron a manifestarse sin censura alguna, gruñendo abiertamente y con sus pupilas tan dilatadas que la negrura consumía el antes verde esmeralda del que ella estaba tan orgullosa.
-”AAaaRRrrghHHh”-
Tenía que hundir sus colmillos en algo, cada célula de su cuerpo se lo gritaba, se lo demandaba. No había espacio para calcular o para si quiera contemplar que lo que se encontraba ya a pocos metros de ella podría no ser un arcano normal. La cachorra se lanzó con rapidez hacia su objetivo, cada vez inclinándose más y más a lado derecho, perdiendo su equilibrio con cada pisada. La gravilla bajo sus patas temblaba, y su visión empezaba a inclinarse vertiginosamente hacia su derecha, había olvidado por completo que ahora ella era minusválida, y nisiquiera 5 lunas rojas podrían reparar un daño que ya llevaba un buen tiempo cauterizado.
La loba azabache terminó cayendo patéticamente a un lado, su grillete sirviendo de ancla a tan solo unos pasos del ser que hacía unos segundos tendría que haber sido su presa de aquella noche. Y ahora que podía verle de cerca, cayó en cuenta de que tal vez era una bendición oculta el haber perdido su toque ágil.
El ser no tenía rostro definido, era como ver con los ojos entrecerrados a pesar de que la luz era clara, sus movimientos un tanto lentos, como si estuviese contemplando o meditando que hacer con el animal a sus pies. Blitz se paraziló por completo, la niebla creada en su frenesí disipándose un tanto.
-”Huye”-
Eso fue lo primero que pensó al ver al ser extender una de sus extremidades hacia su torso, pero sin contar con el tiempo suficiente para ponerse nuevamente en pie y correr en otra dirección. Usando la fuerza de su posterior, trató de ganar algo de impulso para volver a la posada donde se encontraba su familia.
El ser no emitía sonidos, ni siquiera el de respiración. No tenía un aroma que ella pudiese reconocer. No tenía rastro. Su naturaleza no era de este plano.
-”¡Huye!”-
La cachorra solo logró ganar unos pocos centímetros, y estos fueron suficientes para que el agarre de la figura, en lugar de tocar su pelaje, terminase aprisionando su grillete. Apenas si tuvo contacto con el metal, este se calentó gradualmente a una temperatura insoportable, la loba empezó a aullar y tratar de escapar, arañando todo a su paso para alejarse mientras un ligero vaho era emitido por el acero que la tenía prisionera.
Estaba derritiéndolo.
-”¡HUYE!”-
Blitz consiguió liberarse al fundirse lo suficiente su grillete, sin embargo el dolor que empezaba a hacerse presente ya no era solo una mera sensación superficial, parte del toque de aquel horrendo ser había alcanzado su pelaje, corrosionándolo con bastante premura. Cegada por el miedo, la ansiedad y el pánico, la ojiverde corrió con los ojos cerrados al lugar de donde inicialmente había partido, volviendo a caer en el error de no medir la desventaja de su nueva condición como parcialmente sorda.
Dando tropezones, demasiado asustada para mirar atrás o si quiera tomarse la molestia de ver cuanto le faltaba para llegar, decidió continuar sin parar hasta que su cabeza dió en lleno con la puerta principal.
-¡HUYE HUYE HUYE HUYE!”-
Si hubiese podido usar el término, ella probablemente estaría implorandole a todos los dioses Lunares por que su resistencia fuese suficiente como para soportar tanto maltrato. La sensación de que algo estaba carcomiendo una pequeña área en su medio era demasaido real e insoportable. ¿Qué tal si terminaba derretida en dos? ¿Que tal si ya estaba abriendo una herida y sus órganos terminaban regados en el suelo?
El temor hace maravillas en las personas que se consideran más débiles, otorgándoles una fuerza inexplicable cuando más lo necesitan. Esa fue la única explicación para que luego de cuatro violentos cabezazos, la cachorra lograse derribar la barricada que sus pares habían intentado mantener.
Con sangre brotando de alguna parte de lo que antes fue su rostro, la licántropa no perdió tiempo y se lanzó al suelo, rodando sobre sus lados para tratar de apagar ese imaginario incendio que ella alucinaba existía y pronto consumiría sus órganos.
Cansada, humillada y con una herida superficial, aunque bastante dolorosa, en el área donde se encontraban sus costillas, Blitz aulló con todas su fuerzas para advertir a los otros.
No pudo evitar sentir que había abierto las puertas del infierno.
|
|