E4- viejos tiempos (Cerrado)

Izark Santori era conocido por ser una persona sumamente tranquila y seria, con un porte elegante y un perfecto caballero, pero todo eso cambiaba cuando la luna roja se hacía presente en el cielo estrellado. Por muchas opciones que tuviera, como encerrarse en alguna de las celdas del castillos velfast o contenerse en su propio hogar o ya de plano ser lanzado al océano atado de manos y pies, el vástago tenía una forma muy diferente de pensar y actuar en tales fechas.


Toda esa energía frustrada y rabia acumulada dentro de él podía salir libre bajo los efectos de la luna roja, sin mayores consecuencias más que la sangre entre sus manos y colmillos. La luna roja marcaba en el vástago, la oportunidad de liberar todo ese potencial asesino que tanto le había caracterizado en el futuro y que ahora no era más que un simple y vago recuerdo, le permitía liberar tensión a costa de otros, y si eso lo hacía un hipócrita o un maldito, pues sí, lo era y a mucha honra.


Su única regla y parte de su preocupación era la de su clan. Había arreglado todo antes de salir de la residencia Santori, los niños estaban escondidos y separados por razas, aquellos seres de oscuridad habían sido contenidos apropiadamente y el, había abandonado su hogar para evitar así el derramamiento de sangre de su propia estirpe


Ahora, el vástago deambulaba por las calles de Reapergate, sediento de sangre y lanzándose a quien se le pusiera en medio. Sin embargo, Izark era un predador quisquilloso, si su presa corría o se alejaba considerablemente, la dejaba huir y vivir un día más, pero si esta persistía, con gusto se quedaba a saciar su infinita sed con la sangre de aquellos pobres diablos. Ya tenía un par de victimas sobre sus manos, la primera logro escapar y el vástago apenas pudo tentarse con la sangre que dejó detrás, la segunda no tuvo tanta suerte y aun se podía oler la sangre fresca entre los colmillos del hombre.

La bestia aun saboreaba la sangre dentro de su boca y se deleitaba con el olor que se había regado en el suelo, sin embargo, un olor apenas notorio no muy a lo lejos de el logro captar su atención. El vástago se notaba algo desubicado, tratando de encontrar la fuente de ese olor sin moverse de donde estaba, mirando hacia todas direcciones y alzándose un poco, no paso mucho para que ese olor se perdiera en el aire y molestara al hombre de sobre manera, y tampoco paso mucho para lograr divisar una silueta frente a el a escasos metros.


Movido por su instinto y sed de sangre, Izark lanzó un rugido feroz al contrario, solo como una simple advertencia que de todos modos no significaba nada, de una u otra forma él se lanzaría a atacar sin más. Y así lo hizo, corrió lo más rápido que pudo hacia aquella silueta, abrieron muy bien sus fauces para poder propinarle una mordida a lo que fuera que se estuviera enfrentando.

Sus afilados dientes se clavaron en la extraña piel del contrario, sus miradas se entrelazaron por un momento y, de no haber sido por su condición, hubiera podido recordar aquellos ojos ámbar de algún lugar. Sin embargo el contrario se defendió bien, lanzándolo hacia atrás y dejando al vástago con un extraño sabor en la lengua.


Ante su ataque frustrado, la ira en la bestia creció, gruñendo con más intensidad que antes y buscando al Shapeshifter con urgencia. No paso mucho para que lo divisara, pero él fue quien se lanzó a la pelea primero, contraatacando con sus puños transformados en lo que parecían espinas de madera. Izark mostró sus fauces y volvió a rugir, manteniéndose firme ante el ataque y soltando un quejido al sentir como su carne era perforada.




Ante la oportunidad, el vástago sostuvo las extremidades del contrario con sus enormes manos, ejerciendo una enorme presión sobre ellas con su enorme fuerza e incluso acercándose más a ellas para propinarle una mordida, no para alimentarse, si no para arrancarla.

Sus colmillos se aferraron a la carne del contrario, deleitándose con las gotas de sangre que no tardaron mucho en ser absorbidas por el vástago, negándose a soltarlo, tragaba lo poco que podía, dejando caer varias gotas al suelo. Debido a que no lo soltó en ningún momento, fue arrastrado hacia él, topándose con su puño directo en el rostro. Muy a pesar de sentir el arrastre, sus colmillos y manos estaban aferrados a la piel del contrario, debido a eso, el poder evitar su golpe fue un completo fracaso.


Ante eso, la mordida del vástago se alejó del brazo contrario al igual que sus garras, se tomó el rostro durante un rato ante el dolor y sacudió de un lado a otro su cabeza tratando de recuperar su visión que por un momento se nubló.




La mirada del vástago se intensifico, sus ojos se volvieron más oscuros de lo que ya eran y fijó su vista en el Shapeshifter, actuando por puro instinto, rabia y sobre todo bajo efectos de la luna roja, volvió a lanzarse hacia él, lleno esta vez por sus piernas para poder asípropinarle de nuevo una mordida voraz.