Roma
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Post by Roma on Feb 12, 2018 4:48:26 GMT
Eran días extraños, eran días largos y algunos fríos, eran días de recolección de las últimas frutillas en el bosque. Ya no había fresas, pero con algo de suerte se toparía con alguna planta tenaz de zarzamoras o frambuesas. Roma no había pisado mucho el bosque, al menos no solo; por temor tal vez, o simple recelo natural y saludable. Su periodo de luto había pasado, era joven y olvidaba rápido el dolor. El cachorro se movía feliz por la vida aprendiendo y conociendo nuevas personas. Ahora solo tenía el natural impulso de mantenerse lejos de todo lo que le recordara aquel día. Y eso normalmente incluiría el bosque. Pero quería frutillas. Y esas dos cosas se contraponen.
- No puedo obtener frutillas sin entrar al bosque - Y no le gustaba el bosque solo. Miró los altos árboles. También podría ir a comprar frutillas al mercado. Eso, sin embargo, robaría toda la magia a tener frutillas.
También podría colarse a un invernadero privado, o un huerto.
Y eso lo decidió. Dejó la idea del bosque para otro día y se coló, despacito y muy cuidadosamente en un huerto que sabía tenía frutillas. ¿Cómo lo sabía? eran arbustos muy distintivos. Así, agachándose para que su pelo rojo no se viera tanto, recolectó la fruta muy calladito y entre risitas, tomando poco más de la que normalmente comería. Porque uno nunca sabía cuándo se encontraría un nuevo amigo. Y quien sabe, tal vez necesitara sobornar a alguien. Igual se sigiloso se escabulló de regreso, brincando la cerca con habilidad practicada de todo niño travieso. Y con su botín se fue a caminar de regreso a la ciudadela.
En su camino miró un curioso puesto con un curioso personaje y se acercó para preguntar de qué iba aquel asunto.
- Creo que soy muy joven para el amor, pero eso de la amistad suena interesante - murmuró masticando una frambuesa. Asintió aceptando el curioso trato. Sentía curiosidad de saber eso, los hechizos eran intrigantes. Comenzó a fastidiar al querubin, preguntando sobre magias y hechizos hasta que fue apartado por otro miroviano interesado. Se alejó dando miraditas de regreso al puesto hasta que le perdió de vista.
- Que personaje tan curioso - devoró otra frutilla, con pequeños mordiscos en esa ocasión, separando cada pequeña sección y sintiendo la semilla en sus lengua. Miró alrededor un poco, tenía una pequeña inquietud y suponía que era por el hechizo. Siguió caminando dejándose llevar. ¡Iba a conocer a un nuevo amigo o amiga!
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Post by Salem Exitium on Feb 22, 2018 4:56:05 GMT
La mujer andaba a paso tranquilo, extrañamente tranquilo, era el clima agradable ciertamente, le daba nostalgia, aquellos días fríos, en extremo fríos le recordaban a su amado hogar, le traían nuevamente aquellos recuerdos de su familia, de las tardes cálidas junto a ellos en su tierna infancia, sonrió inevitablemente, ese día sí que iba de buen humor, tenía un excelente presentimiento y ciertos rumores solo habían conseguido subirle aún más el ánimo, por lo que luego de revisar varios temas en su morada decidió ir a comprar provisiones y quien sabe, quizás pasar a la herrería y saludar a la enorme mujer que la atendía, le agradaba, y sus armas además de ser hermosas eran de una excelente calidad, ya quería comprarle otra, quizás si tenía suerte la estrenaría pronto, dejo escapar una risa baja ante esa idea. Acomodo la cesta en su brazo al pasar por el mercado, tomándose el tiempo necesario para recorrerlo, escuchando atenta las conversaciones de su entorno, le sorprendía lo descuidada que podía ser la gente de aquella zona, a veces deseaba un poco más de emoción, esa paz era ciertamente estresante, extrañaba sin dudas la guerra, el rostro de agonía de los humanos, sus suplicas, los buenos años, y mucho más su salud. De forma disimulada su mano toco aquella zona maldita en su cuerpo, borrando la enorme sonrisa que los labios carmesí habían cargado todo el día, se detuvo pro breves instantes, no había querido pensar demasiado en aquel combate, le había costado tranquilizarse después de aquello “Definitivamente… pudo ir peor” se convencía con un ligero aire de tristeza, ahora tenía dudas sobre su relación con el licántropo, demasiadas posibilidades, muchas cosas que considerar, había visto y escuchado lo suficiente para hacerle dudar sobre sus propios actos, sobre su propia forma de expresarse con aquel mañoso viejo
Haberse detenido en aquel momento logro que descubriera algo, un pequeño tumulto de arcanos que rodeaban un puesto sencillo, con un mensaje claro, decidió acercarse, no por tener real interés en el tema, sino por la información, toda información podría ser de importancia para sus planes actuales, los tacones de la mujer retumbaron de forma baja, pasos suaves hasta llegar finalmente al encuentro con la animada Querubín, que daba promesas, la Baphomet alzo la ceja incrédula, una pérdida de energía fue lo primero que pensó, pero se quedó a escuchar, era descabellado y aun así pensó en las posibilidades, los beneficios y los contras, podía ser que conocer a alguien nuevo le diera más información, o aunque fuese algo con que entretenerse en esa tarde más allá de las compras y los planes; hizo preguntas pertinentes, no se arriesgaría a algo con malas posibilidades, no por ahora, lo medito unos segundos mientras toda la información sobre aquel pacto era confesada por la mujer entusiasta. Acepto, y apenas lo hizo una nueva ola de arcanos la obligaron a alejarse de allí sin saber más, miro su mano, recordando la advertencia y lo que se le había explicado sobre su encuentro ¿Realmente aquella mujer tendría ese tipo de poder? No se arriesgaría averiguar, solo esperaría a que aquella persona con la que ahora estaba obligada a encontrarse apareciera en su camino, según la querubín lo haría, eventualmente
Volvió a la andanza, recorriendo la zona, esperando, pensando en comer algo, después de todo saciar su deseo de alguna golosina de vez en cuando no la mataría, un escalofrió recorrió su espalda, una nueva sensación, giro hacia los lados buscando el culpable, seguramente aquella magia estaría actuando, camino un poco más mirando a su alrededor hasta detener su andar frente a un niño, lo miro fijamente, juzgándolo, aquella sensación venia de él, y en cuanto había estado finalmente en contacto con el había desaparecido, reemplazándola con una simpatía que la mujer no tenía tan fácilmente, entrecerró los ojos antes de sonreír suavemente, teniendo la consideración de no estirar demasiado los hilos que sujetaban sus mejillas –Mucho Gusto, Soy Salem, supongo que eres tu quien será mi acompañante este día- Asumió, ordenando la canasta que llevaba
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Post by Roma on Mar 2, 2018 18:34:13 GMT
-Uuuhm… ¿Hola?- ladeó la cabecita al ver a la nueva persona frente a él. Era curiosamente tétrica, pero el chispazo de simpatía apareció en cuanto la miró. Y tenía el cabello de un color muy bonito. Sus ojitos azules brillaron al ver las ondas de cabello rojizo caoba y sonrió ampliamente, mostrando sus dientes blancos con un huequito en medio. ¿Intimidarse él por unos puntos en la boca? ¡JA! era un lobo, no una gallina, crecería para ser un gran y feroz cazador sin temor a nada.
Y eso no pasaría si se sentía intimidado por la apariencia de sus compañeros mirovianos. Iba a ser un caballero, un protector, debía mirar por encima de cualquier apariencia oscura. Y ver la dama linda que seguro estaba ahí. Después de todo, le había saludado amablemente. Eso le decía mucho sobre aquella señorita.
- Salem es un bonito nombre. Soy Roma- anunció muy orgulloso, como todo cachorro cuando se presenta a un extraño nuevo. No podía decir que fuera normalmente más cuidadoso, en realidad Roma era un licántropo algo ingenuo, en especial considerando que la vida era difícil últimamente. Ingenuo y amistoso con los extraños, porque estaba decidido a hacer un mundo mejor y más feliz. Y eso no le había resultado mal hasta el momento. Conocía nuevas gentes, y curiosamente todas las nuevas personas que iba encontrándose habían sido buenos mirovianos. La señorita Rosse, el señor Niku, el señor campesino que le daba siempre un poquito más de lo que podía comprar, el señor escudero que le hizo un sombrero bonito.. Si, Roma había tenido una suerte extraordinaria al conocer gente.
- Me gusta tu cabello ¿Quieres frutillas- ofreció su saco con su botín, porque no había mejor manera de hacer amistad con alguien que con frutillas. Las frambuesas y zarzamoras estaban algo revueltas, pero en buen estado.
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Post by Salem Exitium on Mar 13, 2018 2:38:10 GMT
Una de las cejas de la mujer se alzó al escuchar al pequeño hablar, curiosa elección del destino, ponerle un niño en frente, pero ya había aceptado, no podía hacer nada de momento –Te lo agradezco, pero no gracias- Declino cortésmente la oferta, niño o no, jamás aceptaba alimento de esa forma a menos que ella pudiera observar todo, no era tonta, ella misma había envenenado cantidad de veces los alimentos de sus enemigos, incluso los de sus prisioneros, aunque los últimos eran por el bien del saber- Los nombres no son solo bonitos- comenzó a hablar llevando las manos a la esbelta cintura- Los nombres dicen más de ti de lo que crees, un nombre o un apellido significan muchas cosas, estatus, poder, fortaleza, si bien tu eres quien le da potencia a tu nombre, este mismo ya te da parte de sí mismo ¿Comprendes?- Pregunto mirando fijamente al niño y luego sonriendo –Está bien que sientas orgullo de tu nombre, después de todo tiene un buen potencial- Alago de forma sincera –Lindos colmillos, aunque aun les falta por crecer- termino con una sonrisa bastante grande
Miro a su alrededor, viendo las personas que pasaban y los negocios a su alrededor, finalmente aquellos enormes ojos naranjos se detuvieron en la silueta del niño mientras comida, planteándose que hacer, abrió los labios rojos para proponer una actividad pero se calló, la voz de Lumina resonó en su mente, un recuerdo de hace décadas “No todos tienen los gustos o vivieron lo que tú” Le explico cuando estaba ofreciéndole a una niña de lo que entonces era apenas un refugio ir a buscar plantas venenosas -¿Qué…Haces para divertirte?- Pregunto con duda alargando su aterciopelada voz, comprendía que no había tenido una infancia que llamarían “común” pero ella lo había disfrutado, cada instante -¿Qué te gustaría hacer?- Ahora que comenzaba a pensarlo más a detalle ¿Qué clase de cosas podría saber de ese niño? Meros rumores, al menos eso le daría algo de dinero al bolsillo, los niños eran demasiado ilusos, inocentes, torpes, victimas perfectas; Se cruzó de brazos, sentía una extraña simpatía por aquel infante - ¿Quieres jugar a…? No espera… eso ya no se juega- Se corrigio a su misma pensativa, los pocos juegos de los que sabía ya no eran tan populares, mucho menos en esa isla
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Post by Roma on Mar 23, 2018 17:57:48 GMT
- ¿En verdad?- le miró por un segundo por si acaso cambiaba de opinión. - Más para mi- se encogió de hombros, los cachorros no se preocupaban mucho por los rechazos, en especial si lo que se rechazaba era comida. Después de todo, Roma era un chiquillo en crecimiento y toda golosina o fruta extra que tuviera era buena para él. Saboreó otra frutilla con deleite, evitando que los jugos del fruto cayeran de su boca con cuidadosos movimientos. Podía ser cachorrito pero eso no significaba que fuera sucio, al contrario, era muy modosito para comer.
- Creo que entiendo… ¿Qué significa su nombre? sé que el mio es una ciudad y un río.. y Balaur es de papá y la familia de dragones- ahora sentía curiosidad por aprender cosas de nombres. ¿Una persona que cambia su nombre es porque cambió primero, o el nombre le cambia después? frunció el entrecejo mientras aquella importante pregunta le rondaba y por tanto no notó la duda de la mujer sobre qué hacer con un chiquillo. No la tenía fácil ¿Que se hace con un niño y qué intereses en comunes podían tener?.
El pecoso niño seguía cavilando sobre nombres y cómo afectan a las personas. Por fortuna la pelirroja le sacó de ese estado con otro comentario.
- Colecciono hojas. Y piedras… y partes de insectos- cuando encontraba alguno interesante. Se acercó y le tomó confiado de la mano, con su bolsa de frutillas sujeta en un puño flojo en su otra manita -¿Qué juego es? podría aprender, eso sería interesante- y luego muy cándido continuó - A menos que sea juego de adultos, no se me permite participar en esas cosas hasta que me salga pelo en sitios que no tienen pelo- frunció un poco la nariz. - Lo que sea que eso signifique. Soy un lobo, puedo tener pelo cuando quiera-
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Post by Salem Exitium on Apr 5, 2018 5:10:42 GMT
Medito unos momentos su respuesta –Quizás te diga después, no creo que puedas comprender mi lengua natal sin explicarte un par de cosas que debes considerar aburridas a tu edad- Explico con simpleza mirando a la gente a su alrededor, atenta a varios detalles del mercado, los susurros, las miradas, las compras, había bastante cosas interesantes al parecer –No tenemos gustos tan diferentes- Comento en un tono suave escuchando los gustos del menor, aunque había una pequeña diferencia en detalle –Me gustan las plantas, existen algunas muy curiosas y útiles, la verdad es que la naturaleza es bastante interesante si debo ser sincera- Alzo una ceja al sentir algo pequeño tomar su mano, bajando la mirada para ver la unión de su mano con la del pequeño lobo
Salem se mantuvo en silencio unos momentos escuchando lo que el niño reclamaba antes de soltar un par de risas contenidas, encantadoras, el comentario tan ingenuo le causaba gracia, mas no demasiada, no se molestó en rechazar la mano del niño, eventualmente aquel contacto se daría de forma natural, era un niño después de todo, y la idea no le molestaba de momento, aunque si le había sorprendido la confianza que había acompañado aquel gesto, seguramente era por eso que no lo había rechazado, no cualquiera se atrevía a tomarla con tanta confianza –No creo que se refieran a ese tipo de cabello, se refieren a un tema más sexual, pero no es mi tarea explicarte esas cosas – Se encogió de hombro dejando de reírse, comenzando a caminar acompañada del niño, los tacones de la mujer resonaban en el suelo – Respecto al juego, bueno, es algo que yo jugaba cuando era niña…- guardo silencio unos minutos, tratando de conseguir una traducción correcta a aquella entretención – Persigue y atrapa…- Murmuro finalmente, volteando a ver al infante – Mi padre nos lo enseño, para premiarnos luego de entrenar, el juego consistía en algo sencillo, durante tres días debíamos vigilar a una gran y enorme bestia –una enorme sonrisa afloro de sus labios –Y luego, el que lograra cazarla sin destruirla seria recompensado- Explico ciertamente alegre –Es bastante sencillo, pero no creo que sea algo que te interese – Rechazo la idea con un gesto ligero, mirando el mercado, buscando alguna pequeña idea que le guiara
Se quedó mirando otro par de niños correr por allí alocados, felices, ajenos a los demás – Podríamos… ir a buscar insectos si quieres – Ofreció de forma neutra, no era tan aburrido como sonaba, al menos eso imaginaba, sentía simpatía del enano junto a ella y si el niño proponía algo lo meditaría – O podríamos…- alargo las palabras, intentando recordar lo que los niños jugaban en la Utopía – No, no se me ocurre realmente algo en que jugar, nunca fui de jugar…Pero se jugar cartas- alzo las cejas con cierta indiferencia, si su suerte iba de su lado podrían pasar la tarde jugando – Podríamos ir a una libreria ¿Te gustan los libros? - Inquirió
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Post by Roma on Apr 27, 2018 15:32:12 GMT
-¿Plantas interesantes y útiles? ¿como las que curan el dolor de panza? ¿o como las que pican y sirven para escabullirse de gente más grande y mala? - ¿Qué? era chiquito pero no tan inocente. Sabía que había plantas que se usaban en defensa o ataque. Una buena ramada de ortigas en los ojos de un persecutor daba muchos minutos para escapar. Así que inocente del todo no era. Fuera de las cosas sexuales claro. Ese tema le pasaba por encima de su cabeza pelirroja, por fortuna para todos o estaría haciendo preguntas incómodas y posiblemente ridículas la mitad del tiempo.
Pero, Salem había dicho la palabra. Y ahora rebota en su cabeza.
-Siempre salen con que son cosas aburridas para mi edad, cómo las cosas de adultos- arrugó aún más la nariz y sus cejas se fruncieron en medio. No estaba del todo satisfecho con esa táctica de los mayores, pero no era algo que un cachorro pudiera influir. -Eso es lo que dice siempre papá cuando no quiere que siga preguntando- y agregó en una falsa voz profunda que sonaba ridícula en su pequeño cuerpo con su voz de niño. -”Lo entenderás cuando seas mayor Roma. Son cosas de adultos Roma. Ve a jugar y vuelve en una hora Roma haremos cosas de adultos” ¿que es sexual?- le miró con curiosidad.
Grandes ojos azules le veían con confianza.
-El juego suena a entrenamiento de caza. También tuve eso. Es divertido cuando no destripas al bichito - no le gustaba terminar con tripitas de ratón en las manos. Era algo asqueroso. Y daba lástima. Tuvo muchos problemas cuando era más cachorro para controlar su fuerza. Suponía que era algo de todos los licántropos.
-¡Cazar bichos! - descartó totalmente la librería. -Casi no se leer, así que ¡cazar bichos! - los insectos eran divertidos de capturar y algunos tenían unas patotas pinchudas muy fuertes. - Quien encuentre el más raro o bonito se ganará un premio -
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Post by Salem Exitium on May 17, 2018 16:48:36 GMT
-Plantas muy útiles en muchos sentidos- Contesto de forma suave para dar terminado ese tema, no le contaría tampoco todo lo que hacía con las plantas, a pesar de haber simpatizado con el niño no confiaba en su silencio ni mucho menos, no debía decir más de lo que era realmente necesario, era curioso sin duda, era un niño agradable a comparación de otros que había visto o leído. La propuesta del niño no era realmente del interés de la mujer, a pesar de que nunca había hecho algo así no sentía realmente una emoción por capturar insectos que además no podría ni siquiera utilizar en experimentos, miro hacia otro lado meditando la actividad, repasando las palabras del menor
Tenía una idea, algo que realmente le sería muy divertido a largo plazo, y ella era lo suficientemente paciente para esperar, de todas formas, el niño solo la asociaría con su nombre y bien podría darle una pequeña sorpresa a su “viejo” amigo gato, sonrió mirando al niño, esperaba que picara el anzuelo, si era como la mujer creía, entonces estaba segura de que se entretendría bastante ahora con las situaciones que el chico de cabellos desordenados causaría con su inocente curiosidad. Se detuvo para mirar al niño de una forma amigable, ocultando completamente aquella malicia en sus ojos –Me parece una excelente idea, pero primero debes encontrar un buen lugar y definir las reglas – Aclaro la dama de forma suave, revolviendo el cabello ajeno y volviendo a caminar, guiando al menor
-Primero, lo haremos en un pequeño parque cerca de una de las salidas de la ciudadela, allí de seguro deben haber cosas interesantes cuanto menos – Sonrió, riéndose en su interior – Segundo, no vamos a molestar a nadie, por más fabuloso que sea esta presa la idea es que lo cacemos por nuestra cuenta – condiciono la Baphomet, eso le daba tiempo de pensar la segunda parte de su plan, pasaron por pasajes coloridos con personas conversando en el fondo, no demoraron tanto en llegar finalmente al lugar que Salem había dicho –Aquí estamos… Bien, finalmente y lo más importante, los premios –Se inclinó a la altura del niño, no importándole que este viera dentro de su escote por la altura, el cabello curvo callo hacia los costados del rostro femenino – si logras ganarme, te confesare todas esas cosas que los adultos no desean contarte, cuáles sean de tu curiosidad mayor, incluyendo la que nombramos anteriormente – el anzuelo ya había sido lanzado, espero a que el niño dijera algo más, su parte del trato, movió su mano para estrechar la pequeña cuando finalizaran el trato
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Post by Roma on Jun 5, 2018 4:32:45 GMT
Chilló como un cachorrito pisado al sentir la mano en su cabello revolviendo los mechones pelirrojos en todas direcciones. Parecía una motita esponjosa cuando terminó y le dedicó una sonrisa que se transformó a la mitad en un mohín al darse cuenta del estado de su pelo. Era tan linda y amable con él así que le perdonaría eso. Además: ¡Juego!. Que aceptara su propuesta era lo más genial del mundo.
- ¡Ah! piernas largas- exclamó y dió brinquitos tras ella, apresurandose y alargando sus pasos todo lo posible. Hacían un par muy cómico y contrastante. Diferencia de altura, de personalidades, lo único que compartían era el colorido ligeramente similar en el cabello. Pensando en eso miró la cabellera rojiza con grandes ojos hipnotizados y estiró sus deditos para tocar un mechón de cabello. Suave y de un rojo muy oscuro.
- Eeehhh suavecito- movió sus deditos y se frotó su mano con su otra manita, erizandose todo y soltando risitas. - Atraparé el bicho más genial de todos ¡ya verás! - señaló hacia el horizonte. Estaba muy decidido a ser el mejor. - ¿Cómo podría uno molestar a alguien? ¿usándolos de escalera?- ya se podía imaginar trepado a la espalda de algún miroviano desprevenido para atrapar un bichito que estuviera muy alto.
- No subiré en nadie, soy un cazador legal- se golpeó el pechito con el puño cerrado y adoptó una actitud muy regia. Todo un lobo cazador. Atrapó la mano ofrecida de inmediato. Siendo tan inocente como era, no miraba mucho aquellos atributos femeninos expuestos tan descaradamente. Un varón unos años mayor sin duda disfrutaría la vista, pero Roma era aun algo despistado al respecto. Muy curioso cuando otros hablaban, pero aun despistado e inocente.
- ¿Qué vamos a capturar? ¿Cantidad o dificultad?-
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Post by Salem Exitium on Jun 17, 2018 6:11:47 GMT
Sintió el pequeño jalón de uno de los mechones más largos de su ondulada cabellera, movió sus ojos para ver al niño de reojo, escuchando las palabras del chico, sonrió suavemente, ese niño le agradaba, no comprendía del todo de donde provenía esa comodidad y simpatía hacia el menor, al menos de forma tan inexplicablemente rápida, pero no se quejaba, tenía sus teorías, la más cercana a lo que asumía era la realidad seria magia, una semejante a la que se utilizó en el festival del cortejo; No le incomodaba esa idea, al menos de momento, seguramente se reuniría nuevamente con el infante en otra ocasión luego de su pequeña travesura y descubriría si realmente le era tan agradable o no – Es un buen ejemplo – Contesto ante la rápida asociación del niño ante su advertencia, sonrió un poco más, quizás si le agradaría pasar más tiempo con aquel arcano en un futuro y si las situaciones correctas se daban, podría incluso entrenarlo o sencillamente enseñarle un par de cosas que le harían falta en un futuro, tal como la más básica de todas, poder leer y escribir
Observo al detalle la actitud del menor mientras este se golpeaba el pecho para darle más peso a sus palabras, honorables, se podía notar el entusiasmo y las ansias por aquella actividad, medito unos momentos su respuesta, analizando las opciones – Creo que dificultad es un reto interesante por esta ocasión –Comento mientras seguía caminando, esta vez a un ritmo ligeramente más lento para que el menor no tuviera que dar aquellos brincos forzosos para seguirle el paso, a veces olvídala lo rápido que estaba acostumbrada a caminar –Pero en caso de generarse un empate, la cantidad será la que definirá finalmente un ganador en esta contienda – Propuso mirando al niño
No tardaron mucho más en llegar finalmente a la zona indicada, si bien no era como estar en un bosque, era una zona bastante tranquila, con varios árboles cerca de las pequeñas casas a su alrededor, no muy lejos de allí por sobre los techos de los hogares mirovianos se asomaba una de las puertas de salida de la ciudad, el aire de aquel lugar era fresco, tranquilo, las hojas caían ante cada ráfaga evidenciando la cercanía del inminente y cruel invierno en la zona, había bastantes hojas en el suelo que habían sido reunidas en montones altos, seguramente por arcanos infantiles igual que Roma, podía ver el rastro de la energía de aquellos chicos que según calculaba por la hora, debían haberse retirado a sus hogares para merendar o bien, sencillamente a realizar otra actividad de mayor urgencia que esa –Hemos llegado – anuncio con cierta obviedad, mirando a su alrededor con más detalle, buscando algo que le llamara su atención, estaba bastante vacía aquella zona –Bien, tal parece que no tenemos demasiados acompañantes… ¿Estás listo para comenzar? – Miro al niño, evaluaría si era necesario un esfuerzo mayor en aquella competencia, la posibilidad de encontrar algo interesante era más tentadora que el propio premio que el licántropo podría darle – El primero que encuentre un insecto exótico y lo lleve a esa banca de allí –Señalo una banca algo desgastada, pero vacía, rodeada de hojas – Sera el ganador- Termino de explicar
-Ahora- No espero ni hizo una cuenta, solo dio inicio con una sonrisa y le dio la espalda al niño para buscar algún árbol con más vegetación, no creía encontrar algo con esas temperaturas, no uno que pudiera considerar algo valioso
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Post by Roma on Jun 28, 2018 5:21:25 GMT
Seguir el ritmo de la dama se hizo un poco más sencillo. El joven licántropo sabía que en el fondo Salem era gentil. Al menos con quienes tenían su favor. Podía verse un poco intimidante y extraña en un inicio, pero juzgar por las apariencias no era algo que el cachorro hiciera, sería muy poco cortés para empezar y algo hipócrita, dado que no le gustaba que le trataran como tonto los adultos. Era joven, no un completo ignorante y aprendía rápido en la necesidad. Así que era un deleite encontrarse a una persona mayor que él que no descarta sus juegos o sus palabras como cosas de chiquillos. Cualquiera que quisiera participar en una cacería de ibichos con él debía ser considerada un tesoro para Mirovia. Desde su muy particular y para nada comprometido punto de vista.
- Muy bien - Estuvo conforme con las reglas. Sintiéndose lo suficientemente seguro de que ganaría o al meno daría una buena lucha. -Pero le advierto que soy un experto cazador - Aclaró por si acaso, no quería que la competencia fuera demasiado fácil con su nueva amiga porque esta le viera pequeño y fácil de derrotar. ¡Ah! eso sí que no, iba a tener una verdadera competencia.
-Exótico ¡Y si pica o tiene tenazas aún mejor! - gritó mientras salía con un grito a cuatro patas entre los montones de hojas. La mata de pelo rojo encrespado pronto se confundió con un montón de hojarasca a los pies de un gran árbol. El sonido del fru fru de las hojas al ser removidas y pisadas llenó el claro. Resopló un par de veces para espantar las hojas de su nariz helada y roja por el viento invernal. Removió más las hojas hasta estar seguro de que ahí no había nada más que unos escarabajos y un ciempiés. Uno muy bonito que se retorcía en su mano. Lo alzó con dos dedos y lo examinó críticamente.
No era muy exótico.
Arrojó al pobre ciempiés por encima de su hombro. El pobre bicho giró en un círculo antes de estrellarse en otro montoncito de hojas tras el cual desapareció.
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Post by Salem Exitium on Aug 14, 2018 1:00:28 GMT
Luego de que las reglas fueran puestas, el pequeño no tardo en aceptarlas antes de advertirle de su experticia y lanzarse a cuatro patas sobre las hojas en su búsqueda del tesoro, la mujer se cruzó de brazos observando los movimientos del cachorro cumpliendo de forma laboriosa su nueva misión, con aquel fuego de la victoria que le agradaba ver en alguien de su edad, fijo su vista en el ciempiés para luego verlo volar por los aires hasta caer en otro montón de hojas y huir, soltó una ligera risita ante eso, comenzaba a sospechar que ese pequeño cachorro le estaba agradando de verdad, y aquello no era fácil
Decidió cumplir su parte del trato, aunque tenía pensado perder de todas formas, no sería “justo” para el pequeño no darle un desafío, aunque lo que sabía de insectos seguramente era mucho menor de lo que sabía Roma, miro a su alrededor, pensando, meditando, con aquel clima no esperaba encontrar algo de forma sencilla, no algo que realmente valiese la pena ¿Qué clase de insectos podrían ser encontrados en esa época del año? Con aquel atroz frio y viento invernal podía descartar la mayoría de los que conocía, inofensivos o no, llevo una mano a su barbilla pensándolo mejor
Tuvo una idea que ilumino su rostro, un bello recuerdo familiar, dudaba encontrar una araña así en esa isla, pero si sabía que habían arañas en el invierno que se escondían entre las tejas de las casas y en los rincones, miro a su alrededor para descartar lugares, había un par de casas que creía podían ser ideales, se acercó para medir la altura, viéndolo por fuera primero, las telarañas, pequeñas y congeladas, se podían ver en la esquina del tejado, solo era cosa de subir. Volteo a ver al menor, este seguía ocupado, en su búsqueda y ahora ella haría lo mismo
Se estiro de forma coqueta antes de extender las enormes alas rojas cual sangre, no acostumbraba mucho usarlas en general, pero no sentía realmente deseos de subir saltando por la pared, y técnicamente era legal, jamás habían hablado de que no podían usar sus habilidades para capturarlo, se alzó en vuelo hasta tocar delicadamente el tejado, ya tenía la zona contemplada, ahora era solo cosa de encontrar a su pequeña amiga escondida del frio, si le gustaba, podría incluso llevársela consigo
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