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Post by Evangeline on Feb 14, 2018 1:59:06 GMT
Despertó con una pequeña nota al lado, parecía haberse materializado puesto que no recordaba haberla visto antes de dormir. La tomó entre sus manos para revisarla: Akane Enomoto, decía. Volteó el papel para ver si había algo más que debiese leer y unas palabras un tanto vagas le hicieron cuestionarse su cordura. "A la vista, el amor se encuentra, una Luna reflejada en el agua... al caer la gota las ondas podrían fluir por siempre". Frunció el ceño ante tan extraño mensaje... ¿De dónde venía esto? Fue entonces cuando recordó aquella tarde en la Ciudadela; recién había llegado y un simpático querubín le había hablado sobre el poder de sus cartas. Estando ella en total ignorancia sobre lo que la rodeaba, al ser cuestionada sobre lo que buscaba argumentó que se trataba de algo indistinto... Esperando sólo tener la oportunidad de conocer a otros arcanos que habitaran la isla.
Se había olvidado por completo de eso... Se levantó con el papel en mano, acercándose al ropero donde se hallaba su uniforme que portaba ahora todos los días como si se tratara de su propia piel. Aún llevaba la herida en su mano, aquella que se había hecho esa tarde donde conoció por primera vez el miedo de morir. Apretó el puño por un instante, antes de guardarse la nota en la bolsa de su delantal. Se acomodó las zapatillas y salió de su habitación después de haber tendido la cama.
Sus zapatos hacían eco entre los pasillos, aún había mucho silencio ya que era temprano. Se dirigía a la cocina, donde sabía encontraría a la mujer, la dueña del nombre en el papel. No había tenido oportunidad de presentarse aún... El agobio de una realidad distinta, sin contar la tareas a las que había sido asignada, no le habían brindado aún el privilegio de tomarse un rato para fraternizar con el resto de los sirvientes del castillo. La nota que había encontrado le había dado un impulso más grande que en otras ocasiones para presentarse al fin. Era curioso, pero al final de cuentas, era algo que debía de hacer, ¿cierto?
Conforme se acercaba, escuchaba y sentía el calor de un fuego cercano, así como el choque de utensilios de cocina al ser movidos por alguien. Estaba apenada ya que se había ofrecido a asistir en la cocina, pero hasta ahora, sólo se había enfocado en los jardines que tanto arreglo necesitaban. Pasó por el umbral que daba a la cocina, la cual no se había dado el tiempo de visitar antes. Era tan grande y curiosamente bien iluminada que de momento se quedó absorta.
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Post by Akane Enomoto on Feb 14, 2018 2:41:56 GMT
El trinar de los pájaros habia despertado a la Oni, quien con unas ligeras ojeras bajo sus ojos intentaba no volver a quedarse dormida. Inspecciono su habitación como de costumbre, encontrando algo que le llamo la atención: un papel rosaceo, con el nombre de "Evangeline" escrito en una bella letra cursiva, con unas palabras bastante interesantes al reverso del mismo: " Aquel que busca incesantemente el amor lograra encontrarlo, mas, quizá sea en donde menos se lo espere...". Ladeando la cabeza con duda, decidio dejar aquel asuntito por alto y levantarse. Tras un baño con agua fría para despejar los pensamientos vagos, acomodose entonces su uniforme, atando por ultimo el delantal que hacia conjunto con el mismo. Sin perder mas tiempo, peino sus plateados cabellos y salio hacia su habitad laborioso. De hecho, ella habia oido escuchar algo sobre la nueva integrante, le resulto bastante extraño de por si saber por boca ajena aquella decisión de su Lord, pero ¿quien era ella para refutarlo?. No habia nada mas en ese momento que su propia compañia, en aquella enorme cocina, preparando distintos platillos para que sus compañeros comiesen a gusto. Habia decidido hacer una sopa, como plato fuerte: carne finamente especiada, pasta, una ensalada con su elección variada en verduras de distintos tamaños y colores (la cual sazono con un poco de salsa de soja), finalizando con el postre, que en esa ocasión seria pudín de chocolate. Recordaba algo nostalgica la primera vez que lo habia hecho, el pequeño Aishling se veía gustoso devorando aquel platillo, que inclusive logro repetir dos veces mas hasta quedar satisfecho del todo. ...Dejando sus creaciones cocerse a fuego lento, decidio esperar sirviéndose una taza de te caliente...
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Post by Evangeline on Feb 14, 2018 3:19:11 GMT
Sus pasos habían sido tan silenciosos que no habían delatado su presencia ante la oni quien ya ocupaba la cocina y el repentino de la arconte había sido tal que no reparó de inmediato en ella. Apenada por su falta de modales, se aferró al delantal de su uniforme, de pronto sintiendo un nerviosismo ajeno a ella apoderarse de su voluntad. -Buenos días- dijo en voz muy baja, caminando tímidamente hacia la mujer. Podía ver la luz entrando por las ventanas de la cocina, brindando una calidez que no había hallado en el castillo desde su llegada. Siempre en las sombras, en el susto por la luz de enfrentarse a la oscuridad. Estar bañada por la luz del Sol le hacía sentir una paz que creía haber olvidado.
-¿Es usted la señorita Enomoto?- preguntó, acercándose más hacia ella. Debía ser, la oni encargada de la cocina, como le había dicho antes el señor Ivka. -Discúlpeme por no haberme tomado el tiempo de presentarme antes, mi nombre es Evangeline- extendió su mano para presentarse con ella como era debido. Estaba experimentando una vergüenza que la hacía sentir como si no fuera ella misma. ¿Era tal vez por el traumatismo de todos los eventos ocurridos en los días y semanas anteriores? Debía ser... ¿pero por qué sentía que le ardían las mejillas? Era como si el Sol decidiera acariciarla más de la cuenta...
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Post by Akane Enomoto on Feb 21, 2018 3:50:00 GMT
Bebiendose poco a poco aquel dulce néctar que habia preparado para si, una vocecita la saco de entre sus pensamientos, volteo para encontrarse cara a cara con la mas bella doncella que jamas hubiese visto. Aquellos orbes como zafiros mirando los suyos, sentía que sus mejillas se ruborizaban como una flor teñida por la vergüenza, suspiro, levantándose y dejando la taza con sumo cuidado en la sillita se acerco a la extraña. Escuchar su apellido hizo que le provocara un escalofrío, -Asi es- la albina muerta de curiosidad por como ella habia averiguado parte de su nombre...¿como?, entonces recordó aquel papelito que guardaba en aquel recóndito bolsillo...¿quizá habia sido eso?, sitio un flechazo, era ella: -¿Evangeline?....- decidió mostrárselo para que no quedasen dudas entre ellas.
Que descortez de su parte estar bebiendo algo sin haberle ofrecido, sacudiendo su cabeza rápidamente decidio ir por otra taza, para servirla igual que la anterior, sus manos temblaban pero no rego ni una sola gota de aquel aromático te, lo coloco en un plato entregándoselo con ambas manos...no era capaz de verla a los ojos, sentía que si lo hacia su corazón le daría un vuelco. -Di-disculpa mis modales...¿te?...esta recién hecho así que, cuidado...esta caliente...- .
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Post by Evangeline on Feb 27, 2018 0:09:59 GMT
Miró el papel que le había extendido. Tenía su nombre. El destino había sido caprichoso, tanto que la soledad parecía enfocarla a un camino cercano, uno que formaba parte de su rutina. Bajó la mano, colocando el papel sobre la mesa. Sentía una sensación cálida en el vientre, una dicha inexplicable. Rió, puesto que la coincidencia parecía una broma, una grata broma. -Por favor, no se disculpe señorita Enomoto- replicó. Se mantuvo de pie al lado de la mesa, sin atreverse a tomar asiento y perturbar la soledad, probablemente voluntaria de la oni.
Sin embargo, no podía quitarle los ojos de encima. La gracia con la que servía el té, la manera en que sus manos tocaban la porcelana era sumamente delicada. Su piel y cabellos recibían los besos del sol, iluminando su ser como si se tratara de una bendición de los cielos. ¿Había visto una criatura que poseyera semejante gracia y belleza? No estaba segura. Le sonrió, una vez que el té le era ofrecido. Lo tomó con cuidado. -Gracias, no se hubiera molestado- respondió, sintiendo culpa por no haber dicho esto antes pero culpaba su repentina distracción. -¿Puedo sentarme?- preguntó sosteniendo el plato con la taza con una mano mientras que la otra la posó sobre el respaldo de una de las sillas de madera. Sospechaba que sería bien recibida, pero aún así, deseaba causar una buena impresión. Era algo que... de momento parecía ser su única preocupación.
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Post by Akane Enomoto on Mar 2, 2018 3:12:32 GMT
Dicen que a veces, el destino te tiene preparadas sorpresas de las cuales quizá algunas sean solo mera coincidencia, quizá este furtivo encuentro también había sido una de ellas...pero para Akane eso era irrelevante. Observando a la doncella ahí, frente a si, cada palabra de sus labios era como el canto de un ruiseñor al amanecer, melodioso, armonioso y dulce. -Esta bien...- musito, el rubor de sus mejillas hizo acto de presencia nuevamente, ya que se había percatado de que Evangeline estaba observándola, quizá tanto como ella. Noto sus ojos brillantes, cual mar en un cálido día de verano, sentía que se perdía en ellos...cual balsa sin rumbo a la perdición de aquella inocente pero adictiva mirada. Sus delicados movimientos, el como tomo la taza, era perfecta.
-Descuida Evangeline...quise hacerlo por voluntad, no deberías apenarte por ello...- ah, su nombre...tan bello como la misma dueña. -Claro, claro...adelante- le dio un vuelco al corazón escuchar que quería acompañarla, que dichosa se sentía...quiza, desde hacia mucho tiempo no sentía algo como ello...¿o quizá si pero lo habría olvidado?. -Se que no hemos tenido el tiempo para conocernos, pero, quizá puedas ayudarme luego en los quehaceres de La Cocina...quiza...luego podamos hablar al respecto- estaba nerviosa, trataba de no hacerlo notar.
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Post by Evangeline on Mar 2, 2018 6:05:32 GMT
Dio un sorbo al té, de momento separando sus ojos de la visión tan pura frente a ella. El sabor era suave y la calidez reflejaba los atributos de quien había preparado tal elixir. Cerró los ojos, dejando escapar un suspiro de su pecho. Se sentía como en casa. -Estaría encantada pero por favor déjeme ayudarle en la cocina... Me apena muchísimo...- comentó dejando el té sobre la mesa, de pronto bajando la cabeza sintiéndose culpable por su irresponsabilidad. -Parte de mis quehaceres aquí se concentran precisamente aquí y yo... he impuesto otras actividades como prioridad, el jardín, sobre todo. Sé que es perfectamente capaz de hacerse cargo por si sola pero me aterraría que usted pensara que ha sido total descuido de mi parte o desconsideración-. Se aferraba a la taza, sometiendo un impulso que de pronto le hacía danzar el corazón. De tomar su mano, tal vez... pero era impropio.
Qué sensaciones tan extrañas... jamás las había sentido... no así, tan fuertes. -El té es exquisito... ¿qué clase de plantas usó?- preguntó, tratando de cambiar el tema que temía, podía tornarse incómodo. De pronto se sentía torpe con las palabras, cosa que jamás había sentido antes. ¿Por qué?
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