un encuentro peculiar privado (haytham y dustfinger)

Había terminado múltiples trabajos, su cabeza tenía un alto precio pero parecía que eso era algo que simplemente había dejado completamente de importarle, después de todo aquellos mil y un carteles buscaban por el afamado “The Torturer” un pirata verdaderamente despiadado y poderoso en los mares Mirovianos, debería preocuparse por que la guardia de la ciudadela lo pillaran pero había un pequeño detalle, no había alguna imagen de el en los carteles, solo nombres y vagos detalles de su persona, si no hay foto no hay captura.

Sonrió mostrando sus colmillos, ahora era uno de los más buscados en toda Mirovia y no había nada más que lo hiciera sentir verdaderamente feliz, estaba más que feliz, rebosaba de dicha que los arcanos le tuvieran ese temor a que los capturara y desmembrara por completo, por lo que decidió celebrar en privado, ya que Nameless se negaba por completo a hablarle y muy seguramente no le abriría la puerta del camarote, pero ya tenía una idea de que se había escapado del navío, solo era cuestión de horas para ir a recuperarla, pero ahora era su momento, decidió ser egoísta en lugar de buscar a su amada, ya habían sido demasiados escapes y rabietas por celos.

—Bien bien bien un buen trago no me caería nada mal—

Expreso caminando por el camino empedrado de la ciudadela, cruzando el arco de la entrada con calma mientras saludaba inocentemente a varios arcanos, como si se mofara de la estupidez de todos y cada uno de ellos, únicamente si captaba el asqueroso olor a pescado de Beltaine este se ocultaba, era el único capaz de hacer a todos ver quien era en realidad, llegando al lugar al que tanto ansiaba por ingresar, el magnífico lugar donde yacían quienes desahogaban sus penas y otros celebraban sus triunfos conocido como La taberna del dragón ahogado, nombre que no le agradaba del todo pero le importo muy poco, empujando la puerta marrón de madera de roble con notable fuerza azotando la misma, siendo recibido por el dueño del lugar como debía ser, como aquel famoso mercante que llenaba de tesoros las tierras a precios razonables, dirigiéndose al lugar de siempre que era su amado rincón del placer y deleite, la mesa más alejada donde se podía ver toda la taberna notando a los borrachos ¿tan rápido podían embriagarse con tales bebidas ligeras? Que estúpidos, pidió a la hermosa mesera Giselle lo de siempre, un enorme tarro de ron puro y claro que no paren de llegar.

—Excelente el día sin duda alguna… ¿Hm?—

Antes de que llegara Giselle con su bebida de siempre noto un aroma que capto sus sentidos, el típico licor de malta carmín, los ojos de 3 colores del draconico se elevaron un poco desde la bebida hasta recorrer el cuerpo del arcano que se la ofreció barriendo su cuerpo como juzgando y observando de quién demonios se trataba, un Oni de cabellos rizados con cara de ser el más putamente amistoso de la tierra, que molesto pero ¿Por qué rompería su fachada si estaba recibiendo una bebida gratuita?.

—Vaya no todos los días puedo encontrar arcanos tan peculiares, además de tener buen ojo para los más interesantes en verdad sin embargo….¿qué te trae exactamente por aquí? Dime tu nombre. —

Expreso remarcando sus palabras mientras olfateaba la bebida al tomarla con calma, verificando que no fuese alguna clase de poción, veneno o incluso somníferos, no podía arriesgarse en absoluto a que fuese envenenado o noqueado para ser entregado a los guardias, pero no había nada, ningún rastro de algo extraño que hubiese invadido su nariz, estaba limpio.

—Tienes un buen gusto en bebida. — Añadió dando un trago.

Estaba Haytham disfrutando de su ultima visita a la taberna del dragón ahogado, esperando disfrutar de un trago calmado antes de decirle adiós a este lugar que siempre fue su favorito. Mientras este le pedía al tabernero su primer bebida de malta, a su lado puede escuchar la platica de un cliente de la taberna que a pesar de querer ser discreto pareciera que le hablaba a toda la taberna.
-Una recompensa por la cabeza de un hombre-cerdo? creo que este pobre arcano ya se paso un poco de tragos.- pensó mientras seguía escuchando la platica del oni de cabellos rizados. 
Trato de mantenerse a sus pensamientos, pero con aquellas palabras mal pronunciadas de aquel arcano que probablemente ya estaba ebrio, soltó una carcajada tan grande que se animo a entrar en la platica de aquellos desconocidos vecinos de la barra.
-Disculpa camarada, pero no pude evitar escuchar su platica y plan de cobrar recompensas extrañas.-
Les dice mostrando su ya acostumbrada sonrisa alegre.
-Disculpa, pero parece que le estas contando a toda la taberna tu plan secreto HAHAHA!-
Este ríe mientras recoge su bebida que recién se la presentaba el tabernero. Este le echa un pequeño trago y la saborea ya que no podría tomar mas de dos bebidas esa tarde ya que el había echo la promesa de no beber demasiado.
No podía ver al otro arcano con el que se encontraba platicando el oni pero ese olor del que hablo era muy acertado, tenia un hedor a demasiado sudor y la esencia del mar. pensaba que por esos olores se trataría de algún marinero, tal vez un mercante, mas, no le dio tanta importancia a ello de momento.