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Post by Nasrin Javad on Feb 27, 2018 0:46:35 GMT
Se paseaba entre los árboles enfermos de la espesura del bosque, con cautela, en su forma verdadera. Las almohadillas de sus patas producían un sonido muy ligero, ningún animal silvestre se podría dar cuenta... eso si lo encontraba, la comida escaseaba, el agua ni era potable y todo lo que producían los árboles parecía estar ya muerto. En pocos lugares del continente la fauna sobrevivía como podía; y de esa forma Nasrin, como depredadora, también debía sobrevivir como podía... al fin y al cabo era más leona que mujer.
Al asomarse tras uno de los árboles, no muy lejos de donde ella estaba había un pequeño claro donde había un ciervo macho... su cornamenta era pequeña por lo que era joven, se había quedado algo delgado por la escasez de pasto, pero la carne sería suficiente para saciar su apetito y quizá sobre un poco para llevarle a su hermano o almacenar para más adelante... no había que desperdiciar nada, y menos una oportunidad como esta donde el destino le puso tal bocado delante suya.
Se agazapó y siguió acercándose con más cautela, rodeando el claro y teniendo mucho cuidado de no espantar a su presa. Encogida en el suelo, sintió la tierra bajo sus pies mientras no quitaba ojo a su almuerzo que casi ya podía degustar. Esperaba un golpe de adrenalina, una fuerza que le empujara a saltar sobre el animal, inocentemente distraído por sus rutinas. Entonces lo sintió, una fuerza que había almacenado para un momento como este despertó y la hizo correr velozmente hacia su presa con sus alas recogidas para una mayor aceleración, pues eran pesadas y al extenderlas solo la frenarían, ya casi llegaba, ya casi tenía a ese ciervo que demasiado tarde se percató de lo que estaba ocurriendo y echó a correr con cierta desventaja, ya nada ni nadie parecía poder evitar el destino de este.
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Post by Ivka Lawson on Feb 28, 2018 0:20:57 GMT
La escases se estaba haciendo más notoria por dicho evento tan problemático; su deber era manter en calma a aquellos seres que se refugiaban de sí mismos en el Castillo Velfast, pero debía buscar alimento, pues los insumos que un arcano podría estar acostumbrado a comer no serían suficientes para opacar el hambre que despertaba en cada individuo acorralado por sus impulsos ferales. ¿Pero cómo? ¿Cómo conseguiría alimentos para ellos en tan penosas circunstancias? Ni el mismo era capaz de manejar correctamente todo lo que había ocurrido recientemente, o mejor dicho, ellos no eran capaces aún de controlar ese deseo animal por resurgir de entre la penumbra. Escapó esperanzado de poder encontrar algo, algún cuerpo "fresco" quizá, pero las probabilidades eran mínimas, los entes de ceniza abundaban y la gente difícilmente salía de sus refugios. Sólo era una excusa burda para poder reavivar el frenesí de la experiencia por lo nuevo, lo aparentemente desconocido.
Salió de aquella mansión, pensativo por la cantidad que debería conseguir incluso para sí mismo. El dracónido fácilmente comprendió que andar de tal modo sería difícil entre todo aquel revuelto, pero tampoco podría arriesgar tanto al tomar su apariencia verdadera; de ambas formas podría salir perdiendo, debido a ello que optase por tomar su forma fated, deshaciendose en un abrir y cerrar de ojos de aquellas prendas que portaba, dejando ver ya solamente un cuerpo recubierto en escamas oscuras, haciéndolo perderse entre la penumbra que se dibujaba entre la fauna del lugar y el ligero matiz rojizo de la luz que asomaba. Palpó la tierra con sus extremidades mientras que su alargada cola se arrastraba, al igual que sus alas. Estiró su cuerpo y comenzó a correr libremente, avivando sus sentidos y prestando atención a los alrededores; buscando algún animal o cadáver en buen estado.
Duró en dicha búsqueda por unos minutos, hasta que por fin pudo notar un pequeño ciervo a la lejanía. Relmío sus labios por un momento, observando atento mientras que se ocultaba entre algunas plantas, afilando sus sentidos a la par que aquellas pupilas se contraian ante dicha presa. Era el momento, y en cuestión de segundos, avanzó deseoso, siendo cautivado por esos instintos y esa curiosidad por llegar al límite. Sus primeros movimientos fueron lentos hasta que comenzó a correr a dónde él, pero antes de siquiera poder hacer algo adecuado; un sonido captó su atención por brevedad. Desvió la mirada un segundo, percatandose de que alguien más perseguía el mismo animal. Dejó escapar un gruñido de molestia mientras que algunas espinas de su espalda parecian erizarse ante la tensión. Instintivamente miró a quien perseguía al animal, pero sin perder alguna oportunidad se adelantó a actuar; de su garganta se produjo un fuerte sonido, y, en un parpadeo, una gran ráfaga de hielo salió disparada a donde la fémina y el animal corrían, dándole primeramente a las patas de la presa y apenas rosando las alas de aquella contraria.
Corría mientras su aliento elemental escapaba voluntariamente de su interior, no importaba demasiado la presa, sino, satisfacer su necedad por esa mera "libertad" que le brindaba el éxtasis del momento, volver a sentirse libre.
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Post by Nasrin Javad on Feb 28, 2018 22:07:20 GMT
Ya casi lo tenía, ya casi podía sentir como lo desmenuzaba y la carne jugosa y melosa pasaba por su garganta... pero un fuerte estruendo la distrajo en el último momento y un rayo gélido fue disparado directamente hacia la presa, la cual cayó malherida; ella no pudo más que echarse a un lado, pero aun con todo pudo sentir que algunas gélidas plumas caían de sus alas, sintiendo el ardor y la punzada de un frío intenso por unos segundos. Observó entonces, que no estaba sola... otro arcano depredador era el responsable de el incidente, Nasrin suponía que era inevitable: tendría que pelear con él por la comida... sabía que tarde o temprano pasaría, ella no podía ser la única que pasa hambre en la región y también buscarían alimento donde fuese.
Sin romper contacto visual con su ahora rival, se agazapó para ponerse detrás del ciervo malherido que estaba recostado en el suelo sin poder mover sus patas... iba a proteger ese bocado como fuese. Gruñó, adaptando ahora una actitud defensiva y extendiendo sus alas; se acercaba peligrosamente al arcano a sabiendas de que podría quitarle su presa... no tenía mucho en que pensar, se movía de forma natural de la misma forma que un león salvaje lo haría, parecía que los impulsos de sus primeros instintos, su deseo de supervivencia y cualquier cosa eran más importantes que el poder razonar de forma correcta; un deseo de lucha feroz, donde el más fuerte debía ganar, se apoderó de ella.
De pronto y sin previo aviso alguno, se abalanzó corriendo contra el dracónido con las zarpas de sus patas delanteras dispuestas a desgarrar la carne contraria y su mandíbula expuesta para moder lo que se le pusiera por delante. Ya no era cuestión de comer o no comer, era cuestión de luchar... de saber que ese ciervo merecía tanto la pena como para enfrentarse a otro arcano, dando la sensación de que sería mucho más sabroso de esa forma. Se separó unos metros del otro en cuanto pudo para extender llanamente sus alas y propina unos cuantos aletazos para crear un fuerte viento que le desplazara y desorientara por unos instantes.
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Post by Ivka Lawson on Mar 4, 2018 6:57:04 GMT
Sus extremidades se movían con lentitud, aferrandose con fuerza al suelo sin despegar su vista de la contraria; ambos peleando incluso en ese lapso silencioso y tenso. Con las espinas de su espalda podía sentir las vibraciones de los movimientos ajenos, y al ser consciente de que la otra se lanzó hacia él se movió a prisa, provocando que aquellas garras solamente hicieran un corte superficial a un costado de su pecho; le restó suma importancia gracias a sus escamas, no era doloroso, pero de cualquier modo le resultó molesto el ataque de imprevisto.
Un gruñido escapó de sus fauces mientras que miraba sus acciones, preparándose para recibir cualqueir cosa que estuviera a punto de hacer la otra; se mantenía sereno, observando de reojo también a la presa que temblaba de miedo por lo que presenciaban sus ojos.
En cuestión de segundos, las alas de la fémina lanzaban un fuerte viento a donde él, más sin embargo el dracónido actuó de inmediato antes de ser lanzado por la fuerza misma del batir de aquellas alas blancas; a prisa clavó sus garras a la tierra y su cola penetró con rudeza el suelo para mantenerse ahí mismo. Agachó su cabeza para evitar el viento directo y mientras esperaba a que terminase aquello; el mismo sonido de antes se hizo escuchar de nueva cuenta, mismo que provenía del interior de su cuerpo con relativa prisa. Esperó, siendo tambaleado entre instantes. Hasta que lanzó su aliendo en dirección a una de las alas de su rival; apenas dando en la parte superior de la misma debido al movimiento y la poca oportunidad para apuntar adecuadamente. Pero eso bastó siquiera para terminar con ese torbellino que comenzaba a desestabilizarle.
Retrocedió unos pasos, sacando su cola del suelo y manteniendo una posición defensiva. La miró nuevamente, y antes de que hiciera algún movimiento, el dragón lanzó nuevamente su aliento, pero esta vez a una roca de tamaño medio; provocando que la misma se congelase al instante. Sin pensárselo dos veces corrió a prisa y con su alargada cola sujetó la roca congelada, enrollandola alrededor de la piedra fría para después, elevarla con esfuerzo. El amphitere lanzó la piedra hacia arriba y antes de que esta cayera al suelo, él mismo la quebró en los aires con la fuerza de un sólo coletazo; provocando que cientos de pedazos de la misma salieran disparados con velocidad a la fémina, al ciervo e incluso contra él mismo.
El ciervo había salido herido, dejándole inconsciente debido al fuerte golpe de los trozos; el amphitere no resintió demasiado aquello, pues su escamas eran suficientemente resistentes y duras para brindarle mayor defensa. Aterrizó con sus cuatro patas sobre el suelo, levantando un poco de tierra ante la fuerza para hacerlo justo despues del coletazo. Retrocedió unos pasos y observó a su contrincante, atento a cualquier movimiento su pudiese efectuar para defenderse o incluso, para atacarle de vuelta.
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Post by Nasrin Javad on Mar 30, 2018 22:13:11 GMT
La esfinge no tenía demasiado tiempo para pensar que todo lo que estaba sucediendo... tras terminar su ataque aéreo corrió de nuevo hacia la presa y la tomó en sus fauces para perderse con ella en el bosque. En un momento pudo ver que si seguía peleando tenía claramente las de perder... no pensó que otro arcano hambriento pudiese conservar aun tanta fuerza. Pudo notar punzadas gélidas sobre su lomo y alas, una lluvia de rocas gélidas caía sobre ella pero por suerte era ágil y pudo esquivar gran parte de estas para seguir escapando entre los árboles del bosque. Ignoraba si estaba herida, en ese momento no sentía dolor y tampoco sentía sus cuatro patas... pero no podía irse a casa volando, sus alas eran muy pesadas y su vuelo algo lento...el otro el dracónido la alcanzaría enseguida.
Rápidamente y al llegar a una de las zonas más espesas del bosque, pudo divisar una pequeña gruta en la que se podría esconder, al menos un tiempo hasta que el otro desistiera y pudiese irse a casa más descansada. Intentó meterse en esta pero la zona era demasiado estrecha y su forma verdadera era demasiado grande... Jadeando, aun con la adrenalina disparada intentó calmarse y volver a su forma sellada para meter a su presa y a ella misma en la cavidad con tal de esconderse, el ciervo estaba inconsciente por lo que no daría problemas...
Se adentró más en el lugar y finalmente se sentó en lo más profundo de la excavación, donde estaba más oscuro.... Al recobrar el aliento notó que ciertas partes de su cuerpo estaban adoloridas y otras pocas sangraban... algunas lo suficiente como para haber dejado un rastro. Eso le preocupó y suplicó que pasase lo que pasase, ese otro arcano hubiese desistido ya y no hubiese encontrado su escondrijo.
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