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Post by Ishai Khara Haresh on Mar 23, 2018 5:40:34 GMT
Después de unas merecidas vacaciones, el joven se había comenzado a aclimatar a temperaturas mucho más frías a aquellas de la ciudadela en este particular día, las calles estaban llenas de nuevos y viejos rostros y un aire de tensión llenaba el ambiente después de los sucesos involucrando a la corte de las estaciones y sus mas recientes cambios. Por su puesto, para un mercader, esto solo significaba nuevas oportunidades de hacer socios de negocios y embaucar inocentes clientes cuyo nerviosismo les urgía en gastar por cosas que probablemente no necesitaban para poder sentirse lo más mínimamente en control de su entorno. Y era así, como después de contactar a varios de sus antiguos proveedores Ishai ahora descansaba, contando en su mente el potencial de sus próximas ganancias. -¿Prendas nuevas? -se dijo a si mismo, volteando a ver su propio cuerpo en uno de los espejos de las tiendas cercanas. -Si, me lo merezco- sonrió sin dudarlo mucho, nunca estaba de más verse bien para sus clientes quienes la mayor parte del tiempo compraban sus productos a causa de simple encanto.
Paseándose por la zona textil de la ciudad comenzó a probarse nuevas bufandas, joyería y diversos accesorios, entre más brillantes más le llenaban el ojo y le motivaban a negociar por los precios más bajos que los vendedores pudieran ofrecerle, ¿era ético? No del todo, ¿estaban perdiendo dinero? muchas veces, ¿le importaba? No, para nada, no era su culpa que la gente estuviera desesperada por completar una venta.
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Post by Rashida on Mar 23, 2018 5:56:34 GMT
Las cosas a veces se tornaban aburridas en el desierto y más sabiendo que el caos estaba por adueñarse de la Ciudadela. Podía casi hasta olerlo, entre los ciudadanos que parecían andar con temor al abrir la boca, en su caminar en momentos apresurado; no como antes que la gente parecía tomarse el tiempo necesario y hasta complaciente a sus cosas. Sí, tenía suficiente tiempo de sobra como para ponerse a analizar todas esas cosas.
Se encontraba recostada en una de las bancas del mercado, boca arriba con las manos hacia el cielo sosteniendo un puñal de obsidiana que Hoko le había hecho. Brillaba tan bonito en contra del Sol; no le importaba que la luz se le metiera a los ojos porque lo que veía después eran colores y patrones que siempre le fascinaron desde niña. De pronto sintió un peso que la hizo moverse y casi tirar el arma sobre su rostro. Se sentó de forma alebrestada, con el gesto lleno de enfado. Un orco gigantesco y obeso tomó lugar en la banca, apenas sentado sobre la punta de sus pies; tenía en la mano la pierna de un animal que olía terrible. De inmediato la rakshasa se movió, no teniendo intenciones de compartir su espacio con nadie más y menos con alguien tan feo y apestoso.
Arrugó la nariz, emitiendo un chasquido antes de marcharse pero al orco no le importaba, hasta parecía que ni siquiera la había notado del todo. Se paseó entre los puestos, mirando todos los objetos que se encontraban a la venta. Muy bonitos, muy bonitos pero nada que le interesara aún. En uno de los puestos se topó con un muchacho que se encontraba repleto de joyas y accesorios; ¿se los estaba probando o eran suyos? Ella no tenía idea, carecía de buen gusto, sólo sabía que envidiaba su estilo. Sin recato se acercó, asomándose por encima del hombro del muchacho para curiosear lo que tenía en las manos. Echó un vistazo para asegurarse que el dueño de la tienda no estuviera mirándolos fijamente; por suerte, parecían haber otros clientes de los cuáles preocuparse. El chico llevaba envuelta al cuello una bufanda de patrones y colores que llamaron la atención de Rashida por lo que no se reservó para informarle al extraño sin suponer que esa información no era de interés para nadie. -¿Me la regalas?- preguntó. Sus pupilas se dilataron y su cola comenzó a moverse anunciando que estaba a punto de una fechoría. -Yo la vi primero- mintió.
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Martina
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Post by Martina on Mar 23, 2018 6:16:47 GMT
Después de varios fallidos intentos en aquello de probar nuevos pasatiempos la elfo decidió concentrarse en lo que era importante.. trabajar. Los cambios de estaciones no solo traían con ellos cambios en el clima y nuevas personas.. si no también materiales. Volvió a colocarse su vestimenta de trabajo, ella se tomaba muy en serio su trabajo, así que esto no era solo un paseo de compras. Debía llegar primero a los mejores comercios, ver los productos nuevos y de ser necesario regatear y lograr tener los mejores materiales.. cosa que podria ser complicada tomando en cuenta su tamaño en comparación con otros arcanos.
La elfo camino por aquellas calles hasta llegar al mercado, evitando a las personas mientras cuidadosamente se asomaba entre las personas para examinar cada comercio y lo que tenían que ofrecer . Seda? Claro. Textiles con patrones? Eso también.. Botones.. hilos.. y lo más importante alfileres. Pronto sus manos se empezaron a llenar con diversos objetos, hasta que lograban cubrir parte de su rostro. Había reducido la velocidad de sus pasos mientras acomodaba todo en sus brazos deteniéndose al escuchar la voz de una mujer que parecía estar en un comercio a un lado de ella. Para un comerciante las palabra “regalar” era algo no podía evitarse.. aquella palabra hizo sus largas orejas hicieran un pequeño movimiento y muy cuidadosamente empezó a darse vuelta para dirigirse a donde estaban aquellos dos, si tenía suerte tal vez se trataba de algún comercio que estaba dando cosas gratis.
El listo de su cabello era completamente visible aun escondida detrás de aquel montón de telas llevaba entre sus brazos, dejando al descubierto lo suficiente para poder ver .. al parecer eran dos personas con bufandas? La elfo se relamio los labios y aguardo.. de haber objetos gratis no dudaría en lanzarse al comercio y obtener las mejores telas.
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Post by Rajni Bakshi on Mar 23, 2018 15:36:53 GMT
Los días en la ciudadela eran extraños, algunas provisiones escaseaban o simplemente tenias que ser muy hábil para regatear objetos para adquirir lo que deseabas. Para la centauro era cosa de habilidad y experiencia de tan solo ver a otros como lo hacían, su memoria era excelente. Observaba cada lugar de comercio meticulosamente para ver que podría tener a un buen precio.
Tela que encontraba, sus manos las tocaban para tantear la calidad del producto y no ser estafada, compro algunas cosas a buen precio pero, quizás necesitaría algo mas, quizás un accesorio para ella? Hace mucho tiempo que no se compraba algo para ella misma. Todo lo tenia guardado en su "bolso" cual se encontraba acomodado en su lomo de elefante.
En ello, tras seguir su camino se topa con un par de personas verdaderamente curiosas, un chico rubio que se probaba una bufanda bastante vistosa, otra muchacha quien al parecer la quería, y otra jovensita quien llevaba mucho material de lo que, al parecer eran telas y conjuntos para crear atuendos, suponía la centauro. Se acerco cuidadosamente ante ellos, y bajo levemente su mirada a la pelirroja- dime linda...están regalando productos aquí?- menciono debido a lo que había escuchado de la morena, si era verdad, no dudaría en buscar algo que pudiera ser de su agrado.
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Post by Ishai Khara Haresh on Mar 23, 2018 22:51:05 GMT
Estar muy ocupado viendo el reflejo de si mismo en el espejo no fue suficiente y ajustando la delgada bufanda de varias maneras no fue suficiente para que sus instintos se activan con un leve escalofrío recorriendo sus hombros cuando la chica estaba por acercarse, siendo un comerciante que viajaba solo uno tenía que aprender a estar siempre atento de sus alrededores y a pesar de no parecer tener una reacción aún, ya había ajustado el agarre entre sus dedos de la prenda en cuestión. Un involuntario siseo agresivo quiso escapar sus dientes más se logró contener antes de que la chica se acercara lo suficiente para dirigirle la palabra, Ishai estaba acostumbrado a acercarse a las personas cuando necesitaba algo de ellas, cuando no, prefería que lo dejaran solo y admiraran de lejos.
De reojo y sin mucha emoción miró a la chica, enfocándose instintivamente en sus prendas y accesorios, no parecía del tipo buscando algo de calidad que probarse y por lo tanto su interés era, por lo menos por ahora, apagado. Pero si bien los encargados de la tienda no le habían prestado mucha atención aún, notó como un par de chicas ya estaban atentas a la pequeña interacción de ambos rakshasas y simplemente ignorar a la joven sería visto como algo grosero. -Claro preciosa, lo lamento, no me di cuenta- sonrió casi al instante en respuesta a su pregunta, como si todo lo anterior no acabara de pasar por su cabeza, como si fuera una segunda naturaleza para él ser amable - ¿Te gusta esta solamente? Creo que algo en un color más brillante también se te vería de maravilla-mantuvo una sonrisa amena mientras volteaba a ver a las dos otras chicas, mucho mejor vestidas que aquella enfrente de él, y con rostros conocidos que aún estaba intentado poner en su lugar, ¿por alguna razón ahora todos estaban interesados en telas?
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Post by Rashida on Mar 24, 2018 0:30:52 GMT
La respuesta del extraño la hizo alejarse por un momento. Entrecerró los ojos reprobando la manera en que le hablaba; no esperaba eso. -Así qué chiste- susurró. No era divertido si no había resistencia de su parte. Pero, lo que la hizo volver nuevamente a un estado de euforia fue el ofrecimiento de, no sólo esa bufanda, sino varias. Con una seguridad bastante atrabancada, comenzó a repasar a sus alrededores en busca de más pedazos de tela que le agradaran. ¡Había tantos! Variaban en colores, tamaños, patrones e incluso algunos llevaban piedras preciosas en los extremos. No se pondría algo así pero eran la adición perfecta para su colección de tiliches. -Bueno, ya que te ofreces, yo creo que tienes razón- respondió con una enorme sonrisa recargándose en los hombros del muchacho. Como cuando todo capricho que tenía en mente se cumplía, comenzó a ronronear suavemente mientras sus ojos se paseaban por cada rincón de la tienda.
A punto de tomar cuanto trapo viera, algo más llamó su atención. Algo que parecía... otra bufanda, un moño que sobresalía entre un montón de cosas. Jaló uno de los extremos sin darse cuenta que ya tenía una dueña y que se trataba de una menuda pelirroja que apenas y podía con todo lo que llevaba en sus manos. Tal vez hubo un quejido, tal vez no, estaba bastante concentrada en ese pedazo de tela amarillo hasta que al fin, cayó en cuenta de que estaba amarrado a la cabeza de una extraña. -Qué bonito tu trapo, ¿me lo das?... Me lo dará, ¿verdad?- preguntó sin vergüenza alguna a la pelirroja y al rakshasa.
Al lado de la elfa había otra persona, una mujer grande que parecía curiosa. Escuchó lo que había susurrado anteriormente -Todo es gratis si uno se lo propone- contestó. Ya para ese entonces los dependientes de la tienda comenzaban a notar el comportamiento del grupo tan particular.
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Martina
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Post by Martina on Mar 24, 2018 3:18:45 GMT
(Ah?! ) - A pesar de estar oculta detrás de un montón de telas apiladas dieron sin problemas con su ubicación. Giro un poco en dirección a la mujer se dirigía a ella, escondiendo aquello que llevaba entre sus brazos de su vista. – “Me temo no sabría decirlo. También soy un cliente en esta tienda y estoy solo mirando a ver si hay algo pudiera necesitar” - en realidad la elfo había llegado ahí gracias a su agudo oído pero no tenía idea si la pareja que se encontraba a un lado eran los dueños o no del lugar para asumir se regalaban las cosas.
Se quedó en su actual posición olvidándose por un momento de los otros dos para concentrar su vista en la centauro. Era la segunda vez veía un ser como ese, no era muy buena ocultando su mirada y su boca se abrió para preguntar acerca de ello cuando sintió un tirón sobre su cabeza – “ (uwah-)…! “ –sus brazos soltaron aquellos rollos de tela y la caja de botones los cuales sujetaba, sin importarle cayeron al suelo. Rápidamente llevo sus manos hacia la tela amarilla llevaba sobre su cabeza para evitar el tirón deshiciera su moño. Giro hasta que su ojos, llenos de sorpresa, se cruzaron con los de la mujer encapuchada, casi respondiendo en automático – “ NO PUEDO ! –“ – exclamo. Al darse cuenta había levantado la voz empezo a tartamudear y rápidamente pensó en alguna excusa, el listón era algo simplemente no podía dejar de usar, pensaba en ello como una especie de amuleto, le traia buena suerte asi como recuerdos y lo usaba en su cabello aunque lo peinara diferente. – “ E-Es..una prenda muy vieja.. N-no preferiría mejor uno.. un....“ -extendió su mano para tomar lo primero estuviera a su alcance para distraer a la mujer del listón amarillo, metiéndola en una de las estanterías que había en aquella tienda – “ Esto!” – le dice y le muestra lo que parecía ser un sujetador de bailarina exotica con muchos brillantes – “.................” –su cara empieza a enrojecer pero bueno.. ya que. Mejor se quedaba callada.
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Post by Rajni Bakshi on Mar 24, 2018 5:42:10 GMT
No podía evitar el observar lo curiosa que era aquella morena, y como se comportaba al ver aquellos objetos. A lo mejor le era difícil adquirir simples cosas, pero quien sabe. Rió por la escena de aquel dúo, llevándose una mano a la cintura. Cuando escucho la voz de aquella pequeña elfa ladeó levemente la cabeza y asintió un poco ante su respuesta -oh, esta bien...entonces solo habrá que consultar- mencionaba mientras seguía observando algunas cosas en aquel lugar.
Cuando encontró una especie de camisa de mangas largas y que desde el codo un poco de tela desprendía hasta las manos ensanchándose, le dio algo de curiosidad sus colores pasteles y algunos adornos que este poseía....era algo muy femenino pero, al verse un poco, pensaba que quizás no le quedaría. Dejándolo a un lado notó unas pulseras con cuarzos y otro tipos de piedras, tomo uno de ellos para ver que tan bien estaban echos los detalles y cortes, su prolijidad y brillo. -hmm- bonito, puede que se lo lleve así que ahí quedaría en la lista de los "tal vez".
Su mirada pronto se volteó un poco alarmante cuando la pelirroja grito de aquella manera, parecía que aquella tela le era muy importante, o solo era un simple capricho de esta para que la otra muchacha no se lo llevara, aún así esta no debería preguntar ese tipo de cosas si el material u objeto estaba en cuerpo ajeno. Cuidadosamente ayudo a la pequeña para guardar sus cosas, guardar aquellos botones en su caja y las telas doblarlas para que no le fuera de mucha dificultad para esta el cargarlas de vuelta a su hogar- que buen material tienes aquí- musitó mirando a la chica quien se encontraba muy nerviosa ante aquel acto de la otra.
Su mirada volvió ahora hacia el chico de ojos ambar, la mirada de este como la de aquella encapuchada le eran bastante conocidos, de seguro eran Rakshasa. Estos eran bastante hábiles cuando se trataba de comprar, por eso su padre siempre tenía a uno de ellos como su mercader personal cual le llevaba al castillo lo mejor que este encontraba. Alzó una ceja mas cuando la morena dijo de que todo era "gratis" -he?....es verdad?- no sabía que algunos negociantes pudieran regalar objetos que pudieran ser de gran valor comercial, a lo mejor estos ya estaban tan viejos y desgastados que preferían regalarlos antes de tirarlos a la basura y que se desperdiciaran... bueno, eso era algo que la centauro pensaba.
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Post by Ishai Khara Haresh on Mar 25, 2018 7:37:46 GMT
Un pequeño temblor escapó la comisura de los labios del joven rakshasa, la manera en la que esta desconocida saltaba a cualquier oportunidad que viera le estaba molestando un poco, tal vez porque le recordaba mucho a algo que él mismo haría, pero a diferencia de la joven, él raramente tenía buenas intenciones detrás de sus interacciones ‘espontáneas’. Más el permitir que otros lo vieran molesto sería un error de principiante, al contrario, frente al trío que ahora se había reunido ponía un rostro generoso, ingenuo e incluso de alguien que pareciera divertido al presenciar la escena que se desenvolvía frente sus ojos.
Con las manos en la cintura y una risa jovial miraba la escandalosa prenda que ahora le ofrecían a Rashida, volteando a verla con una ceja alzada- Estoy seguro de que se te vería de maravilla -continuó calmado y colecto, dando unos pasos hacia adelante para dejar que la escena entre ellas se desarrollara y ayudar a la otra chica callada a recoger las pertenencias que la elfo había soltado, tomando de las manos de la centauro los demás artículos y colocándolos sobre una de las repisas junto a ellos. En el proceso, al enderezarse le lanzaría a la silenciosa joven una mirada directa al par de ojos azules que tenía, una sonrisa coqueta y un disimulado guiño, cuando las mujeres no hablaban le parecían por alguna razón mucho más tolerables. De uno de los tantos compartimentos en su cinturón sacó un pedazo de tela que desenvolvería hasta revelar una improvisada y gran bolsa donde cargar todos los artículos restantes. -Volviendo a lo que decían, claro que todo es gratis, por lo menos por hoy, tomen lo que les guste- alzó su brazo, chasqueando los dedos para llamar la atención de uno de los empleados en la tienda quien se acercaría casi corriendo hasta el joven. Tras entregarle lo que parecía ser una moneda de oro con un grabado especial el empleado regresó a su trabajo. Tal vez esta era una de las razones por las cuales a pesar de ganar tanto dinero en su corta edad, nunca se daba el tiempo de reunir lo suficiente para dejar de viajar, este tipo de muestras de riqueza completamente innecesarias no eran una ocurrencia extraña para Ishai.
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Post by Rashida on Mar 26, 2018 2:48:06 GMT
Rashida no percibía aquello que pasaba por la mente del otro rakshasa. Su carácter tan invasivo, la imprudencia de sus acciones y sus arrebatadas palabras no era algo que ella viera como una falla o algo qué cuidar; no había prudencia en su ser. Socializar era siempre un proceso atrabancado que mayoritariamente terminaba por frustrar a quienes se toparan con la inquieta mujer. Para ella, no era más que un día normal. Por otro lado, la reacción de la elfa no la esperaba aunque para cualquier persona fuera predecible. En el rostro de la felina había decepción pero también molestia. Hinchó los labios de momento, no aceptando el razonamiento de la dueña de aquél trapo amarillo. -¿Vieja...? ¿Entonces para qué la quieres?- preguntó indignada. No tenía sentido que se aferrara a tal objeto... debía compartir, ser buena y dárselo; era lo que pensaba. Antes de que pudiera continuar replicándole, la joven fue astuta y la distrajo con otra prenda más llamativa. Era brillante, pequeña pero brillante. La extendió frente a su rostro admirando cada brillo que se atrapaba en sus iris bicolor. Abrió la boca impresionada, tan asombrada por la belleza de aquellas joyas que resolvió el uso de la prenda. -Para mis orejas- comentó para sí misma haciendo a un lado a la muchacha con poca delicadeza más no con tanta brusquedad para colocarse frente a un espejo rodeado de más ropa y telas. El tipo tenía razón; se le veía muy bien.
Distraída y ajena con lo que fuese que estuviera pasando con los otros tres; Rashida comenzó a perderse en su reflejo. Se moría de ganas por enseñárselo a Hross y Hoko; tal vez lo haría una regla para el clan... un código de vestimenta.
Se giró nuevamente a los otros tres cuando escuchó por parte del muchacho la palabra "gratis". Vio entre sus manos aquél enorme bolso y no perdió tiempo para arrojar cuanto pudiera ahí. Telas de colores, pendientes, collares, anillos y figuras de piedras preciosas. Los dependientes parecían volverse locos de avaricia al ver en su futuro cercano una compra que valdría miles de mirvos al parecer. Aprovechando las distracciones, Rashida se tomó el tiempo de acercarse a otra área de la tienda, no muy lejos de donde se encontraban todos. En una mesa, sobre un mantel oscuro se encontraba un puñal hecho de un material precioso. Jamás había visto su brillo y los colores que despedía al tocarle la luz. Tantos colores... tan bonito. Comenzó a mover la cola de un lado a otro, lento; un acto incontrolable al hallarse ante algo que le emocionaba. Lo tomó, guardándolo entre los vendajes que llevaba al pecho, que después cubrió con la capucha que llevaba encima.
Volvió a donde los demás, colocándose al lado del rakshasa, nuevamente apoyándose sobre ambos hombros detrás de él. -¿De verdad piensas pagar por todo eso?- preguntó en voz baja. Su cola seguía moviéndose por encima de su cabeza, mientras sus ojos capturaban cada brillo y color que se encontraba dentro de la bolsa. -Y tú, ¿tú debes de llevar más que los demás?- preguntó, alejándose de Ishai para plantarse frente a la centauro. La miró de pies a cabeza, no de manera inquisitiva, más bien curiosa ante su figura y especie.
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Martina
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Post by Martina on Mar 26, 2018 5:41:12 GMT
Había elegido accidentalmente una prenda algo reveladora pero para su sorpresa la mujer de la capucha no tuvo ningún problema con ella. En cuanto el sujetador abandono su mano, se enderezo y acomodo el listón sobre su cabeza, aliviada este aún se encontraba en su lugar. Retrocedió unos pasos para no estorbarle a la rakshasa quien se veía frente a un espejo, ciertamente eran joyas preciosas pero aquella prenda se veía algo costosa, la elfo sabia era mejor no jugar con cosas pudieran romperse y después verse obligada a pagar por ellas. Tambien era comerciante y conoce muchos trucos cuando se trata de hacer que un cliente pague por un objeto- “ ! “ – de repente recuerda y vuelve la mirada al suelo.. sus compras se habían caído al suelo.
Se acercó al centauro para agradecerle que había comenzado a levantarlos pero un muchacho le había ayudado a colocarlas en las repisas. “ Muchas Gracias! No estaba prestando atención” –les dice sonriente al ver habian sido gentiles al ayudarle y va rápidamente hacia sus compras para revisar todo estuviera en su lugar, las telas no debían ensuciarse así como los botones debían permanecer aun en aquella pequeña caja. Parece había escuchado mal y aquel chico no era el dueño del comercio sino un cliente al igual que ella, pero lo que decía era en serio? Había logrado verlo desde lejos cuando aún espiaba a los rakshasa escondida atrás de las telas pero ahora que se encontraba más cerca podía notar mejor el tono de su piel, así como ese cabello blanco… y esos.. ojos amarillos.
Un escalofrió recorrió su espalda haciendo sus largas orejas se inclinaran hacia atrás como un animal en estado de alerta. Aprovecho que el chico chasqueo los dedos para retroceder moviéndose entre los empleados que corrían hacia ellos. Bastante estaba ocurriendo en su alrededor pero en su mente solo estaba una cosa.. era un elfo obscuro lo que estaba frente a ella? Se parecía bastante a uno! Al menos.. eso creía? No había tenido la oportunidad de ver uno ya que bueno.. eran instintivamente enemigos y no tenía ella posibilidades de sobrevivir si algún día llegara a toparse con uno.
Retrocedió hasta que su espalda toco con la mesa donde estaban la bolsa con sus pertenencias. – “ T-Todo es muy bonito, pero.. creo sería un abuso. Y.. no queremos que haya nada parecido a eso aquí, cierto? Quiero decir, ya tengo todo lo que he venido a buscar así que estoy bien. Muy bien. De maravilla de hecho!” - comenta rápidamente y espera las otras dos chicas aporten más a la conversación.
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Post by Rajni Bakshi on Mar 27, 2018 20:38:59 GMT
Mientras miraba de manera silenciosa como aquellas jóvenes cambiaban de tema con otros objetos del lugar, esta seguía terminando de ordenar las cosas que se le habían caído a la elfa miró ahora al muchacho quien ahora le ayudaba tomando de esta algunas de estas pertenencias, dejándolas en una repisa. Fue muy considerado, pensó. Terminada la tarea unos segundos sus ojos se posaron ante los ajenos de color ámbar, y nada mas sonrió tras el comportamiento "coqueto" que aquel muchacho. Se levantó de su parte centauro y se acomodó en un lugar donde no le estorbara a alguien su gran cuerpo. De pasada escuchaba la conversación de las otras chicas, miró a la joven elfo -encuentro que es algo bastante común....si pertenecía a alguien de su familia o, posee algún valor sentimental esta claro que lo cuide como oro- comentaba respecto a la tela de la chica quien, ahora les agradecía por haberle ayudado a recoger sus pertenencias.
-Descuida, no fue nada- respondería mirando ahora algunas cosas que estaban en los estantes cercanos de la tienda. Nuevamente su atención volvería al muchacho quien seguía diciendo que todo era gratis. -no estoy segura la verdad, nunca había obtenido algo gratis que no fuera un...regalo- se llevó una mano al mentón pensativa, pero aquel entrecejo levemente fruncido desapareció cuando Rashida se le acercó de repente, dando un pequeño paso hacia atrás ladeando un poco la cabeza ante su pregunta- hmm?... pues no lo se, solo llevo conmigo lo necesario para hacer algunas prendas y algo de comida es todo-
Normalmente la centauro no era de llevar el doble de su peso, ya que a la larga le resultaba tedioso o un poco molesto a la larga para su lomo de elefante. Por unos segundos su atención se fue nuevamente a Martina quien parecía entre nerviosa o emocionada, escuchando sus palabras en lo que volvía el tema de los productos gratis asentiría ante aquello. No sería bueno el abusar de la caridad ajena, y lo que más le enseñaron a ella era de jamas abusar. Su mirada se perdió unos instantes en una joya de color azul con cuarzos blancos, le había gustado, pero ya tenía demasiadas pulseras en sus patas de elefante así que solo la dejó pasar.
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Post by Ishai Khara Haresh on Mar 30, 2018 5:51:11 GMT
Las actitudes de las muchachas frente a él definitivamente no eran las que esperaba, una era demasiado atrevida y difícil de predecir, lo que más odiaba en cualquier cliente, la otra estaba nerviosa, algo que para su profesión prefería evitar cuando en cambio preferiría ser elogiado por todos los que le rodeaban y la otra estaba comenzando a rayar en la monotonía al ser tan calmada y, por no querer decir, aburrida. Sus manos querían elevarse hacia su rostro y colocarlo entre ellas para sacudir el sentimiento de enfado que estaba comenzando a recorrerle más su entrenamiento le permitiría mantenerse calmado y con una sonrisa amena. Puso sus manos sobre su cadera, la enorme cantidad de joyas rodeando su brazos tintineaban por el movimiento y dejó salir una calmada risa. -Vamos chicas, pensé que eran buenas comerciantes que podrían reconocer una buena oportunidad cuando se les presentaba -Honestamente, el aprovecharía la misma oportunidad tomando cuanto sus brazos pudieran cargar, incluso pagarle a alguien para ayudar a llevarse aún más cosas. Los excesos eran parte de su vida, a decir verdad, la definían.
Aun manteniendo la calma recorría la tienda con sus ojos, enfocados y atentos al movimiento que ocurría, cada expresión, cada acción en incluso el movimiento de sus miradas. Tanto así que no fue difícil notar lo que Rashida intentaba confiscar para sí misma en vez de solo tomarlo y hacer que él pagara por ello como ya había ofrecido. Era curioso, más no lo suficiente como para llamarle la atención, no era su problema después de todo y por ende lo movería debajo de la alfombra para no hablar de ello. -Claro que si, tomen lo que quieran, incluso, tomen lo que no quieran, habrá alguien que lo busque por un mayor precio- dijo tomando un rollo de tela negro y poniéndolo entre sus brazos en respuesta a la rakshasa que parecía disfrutar el contacto físico. Mientras tanto, movió su atención para enfocarse en las pistas físicas de la centauro, quien silenciosamente miraba una piedra preciosa en particular. Sin pensarlo dos veces se acercó al mostrador que portaba la joya, tomándola entre sus largos dedos para mirarla un poco- Es bella pero… hmm… -se llevó una mano libre a la barbilla, buscando en la cercanía por algo que contrastara con los ojos azules de la chica -¿Cuál dijiste que era tu nombre, linda? -dijo acercándose a ella, con un hermoso collar de plata, delicados hilos de aquel material todos reuniéndose para terminar en una gran pieza de ruby. No era muy costoso, pero definitivamente lo parecía. Sin mucha vergüenza lo acercó a unos cuantos centímetros del pecho de la joven, alejando su cabeza para verle mejor- Si, definitivamente se te vería bien.
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Post by Rashida on Mar 30, 2018 8:19:07 GMT
Arrugó la nariz totalmente insatisfecha por la respuesta que había recibido. Esperaba escuchar una extensa plática sobre el tipo de ropa que una centaura de su especie tenía que conseguir o algo más. Siguió tomándole la palabra al tipo, tomando cuanto pudiera meter en esa bolsa. Alguna que otra cosa se la guardaba en sus bolsillos; había un cierto placer en tomar algo y no pagar por ello que no podía controlar. La mujer se movía con fluidez, de pronto parecía poco civilizada, usaba sus manos y pies cual si estuviera en su forma gatuna. Su cola era un claro mensaje que se hallaba entretenida y satisfecha entre tanto objeto bonito y brillante. La de cosas que les llevaría a los del clan; estaba impaciente por verlos.
Tomó lugar en el suelo desde el cual comenzó a tomar cuanta tela veía, arrojándolas detrás de su espalda sin cuidado alguno. Esa sí, esa no, y así hasta que terminó con el bulto que se hallaba frente a ella. Se puso de pie, llegando hasta las mesas donde habían piedras. Escuchó a la pelirroja hablar... parecía nerviosa o temerosa por algo. ¿Pero por qué? El tipo claramente les dijo que podían tomar cuanto quisieran, ¿por qué no aprovechaba? -A las cosas gratis no se les dice que no- le dijo con una sonrisa, aún con la prenda que le había dado que llevaba todavía sobre las orejas. -Tal vez si tomas un listón más bonito me das el que tienes en la cabeza- insistió pero esta vez no se acercó ni para ponerle un dedo encima.
Continuó con su búsqueda por objetos totalmente inservibles pero bonitos. Vio al joven muy cerca de la centauro, enseñándole un accesorio con un brillo bastante bonito. Se quedó absorta por la belleza de las piedras, tanto que sus manos soltaron lo que llevaba en manos. Lo necesitaba pero... ya se lo robaría después.
Para ese punto los dueños de la tienda comenzaron a notar la extrañeza de los comportamientos del grupo, especialmente de la rakshasa quien no se medía en tomar cuanto le llamara la atención para tomarle la palabra a Ishai. Una robusta mujer se acercó a ellos con el gesto firme y un tanto enfadado pero aún así sin perder la calma ni la educación. -¿Están listos para su compra?-. Rashida corrió hasta Ishai, y le tocó el hombro, ansiosa, esperando a que hiciera lo que tuviera que hacer. Quería irse ya y llevarse sus cosas; había visto todo en la tienda y ya llevaba lo que le parecía necesario. Miró a la centauro y la joya que había sido objeto de su curiosidad y probable deseo. La arrebató de sus manos para guardársela entre sus vendajes, picaba, pero había escondido cosas más grandes ahí. -Esto sí tiene que ser gratis- le guiñó un ojo, pretendiendo que se la devolvería después... si lo recordaba.
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Martina
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Post by Martina on Mar 31, 2018 8:51:50 GMT
Ciertamente la oferta era muy generosa, ya tenía bastantes objetos con ella, muchos de ellos eran materiales para la elaboración de prendas e inventario para su propio oficio. No había considerado el obtener algo para ella misma, pero aun tenia aquel pensamiento latente en si mente y le era difícil concentrarse. La apariencia de aquel muchacho la ponía algo nerviosa, era demasiado similar a aquellos de los que siempre escucho al crecer, aunque claro que podría tratarse de una gran coincidencia. Ella se consideraba una buena comerciante y se vio obligada a romper su silencio al escuchar aquel comentario sobre si lo era o no – “Uno debe ser exigente con la calidad de los materiales así como el tipo de objeto” -respondió. Giro un poco para evitar cruzar las miradas accidentalmente – “ Hay algún motivo detrás de tanta generosidad? No quiero sonar descortes o mal agradecida, pero que un chico de obsequios ilimitados a 3 mujeres extrañas es algo no ocurre a menudo… “ Pretendía mirar las estanterías, pasando su mano sobre los objetos, su experiencia como sastre le ayudaba a fácilmente identificar la calidad de las telas y materiales. Aunque realmente tenía interés en otra cosa..
Aprovecho aquel joven había concentrado su atención en alguien más para disimuladamente poner sus ojos en el. Aún estaba insegura y no quería quedarse con la duda sobre qué tipo de arcano era. Las marcas sobre su piel no eran similares a tatuajes elficos, exponía mucha piel para tratarse de un elfo obscuro, era conocimiento general que ellos estaban malditos y aquella maldición les prohibía exponer su piel bajo el sol, no toleran exponerse de forma tan directa a la luz. Aquella sensación de inseguridad empezaba a desvanecerse, su mirada se había detenido en aquellas perforaciones, realmente su cambio de humor se debió al asegurarse había cometido un error? O tal vez era a que estaba mirando de más… "............" Se llevó la mano a la boca, escondiendo cualquier tipo de expresión esta pudiera realizar involuntariamente para volver rápidamente la mirada al frente, ya había aclarado aquella duda que tenía así que no había necesidad de pensar en otra cosa que no fueran negocios, agradecía el chico de ojos amarillos había estado charlando con la centauro para notar algo.
La voz de la mujer con cola de gato volvía a dirigirse a ella, esta estaba moviéndose como si se tratara de un animal en cuatro patas – “ …. De acuerdo, sería una descortesía rechazar un obsequio” – había notado un objeto en particular hace un momento, unas tijeras. Un objeto sencillo y bastante elegante, estas estaban cubiertas de un color dorado y tenían la forma de una garza con las puntas filosas tomando la forma de un pico. Con suerte no serían costosas. Extendió su mano para tomarlas y muéstraselas a la mujer que les apresuraba para su compra.
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