En busca de una solución [Jundel-Miembros testigos]

Lo que había visto ocurrir en esa pequeña habitación, de ninguna manera se acercaba a la magia negra que Diana le había advertido podría haber hecho de Jundel una presa más.

El viejo licántropo tenía varios quebraderos de cabeza tratando de llegar a una solución, pues una criatura de ceniza, más aún una de tal tamaño simplemente era demasiado como para que le pudieran controlar. Durante la Luna roja recordaba entre los aullidos y lamentos de sus semejantes el haberse enfrentado contra una de las tan temidas criaturas de la ceniza. Raymond había arremetido de un modo quizá descuidado contra el enorme ser y las quemaduras que habían quedado seguían sin desaparecer. Sabía de primera mano que ignorar la aparición de tal monstruo no sería bueno, y si era aquello a lo que Diana se refería la otra vez, realmente no le culparía por haber estado tan tensa al respecto.

Gruñó, golpeó la pared. Era frustrante ni siquiera saber por donde empezar a tratar el tema, aunque ahora no tuviera que ser tan precavido al vigilar a Jundel cuando no habían excusas válidas que le pudieran apartar. Dos golpes se escucharon en su puerta entonces. Jundel, debía ser él. Raymond se levantó de la cama en la que descansaba, en la que se daba tiempo de recuperarse adecuadamente, y luego se aproximó a abrir. Su cuerpo estaba cubierto de diversos vendajes, un par de suturas; su cicatrización no era lo que solía ser antes y por ende las heridas más grandes seguían sin sanar del todo por más que hubiera pasado suficiente tiempo para ello.

—Pasa —fue lo único que dijo. Se hizo a un lado para darle espacio a través de la puerta.— Tenemos mucho de que hablar.

La puerta fue abierta, los ojos del contrario habían sido clavados en su cuerpo mismo, se sentía un poco tenso, estresado incluso, sentía como si yaciera sobre su cuerpo cadenas que le quemaban la piel cada noche, sentía como esa criatura respiraba sobre su nuca haciendo erizar sus sentidos, su piel…pero la voz de Raymond lo hizo regresar a la realidad con un simple. “—Pasa. —“Jundel miro a Raymond dudoso de si realmente daría ese paso o se escondería… ¿en qué pensaba? No era momento para pensar en estupideces, debía enfrentarse a todo sin temor, era un guerrero y el miedo no estaba en su vocabulario en absoluto. “—Tenemos mucho de qué hablar. —“tan directo…siempre había sido Raymond alguien directo, sintió un nudo en la garganta cuando otra voz hizo eco en sus pensamientos haciendo que su rostro girara hasta el del muchacho de cabello alborotado.


—Wolfeimer…creí que estarías descansando a esta hora…—

Musito notando como llevaba consigo una bandeja con una jarra y vasos ¿chocolate y panes? Era un tierno gesto en realidad pero… ¿era un buen momento? Reacciono entonces cuando recordó que al abrir los ojos Wolfeimer estaba llorando aterrado de lo que había sucedido, merecía saber la verdad, Jundel no había visto a Wolf tan nervioso en mucho tiempo desde que lo conocía en la manada, incluso no había visto a Lizzy desde aquella noche.

No…Wolfeimer merecía saber lo que estaba pasándole o al menos lo que sucedía en esos momentos, incluso si paso todo aquello, frente a los ojos del joven y el mayor, necesitaban respuestas.


—Wolf, necesito que estés conmigo y con Raymond, tenemos cosas que necesito hablemos, en privado y con la debida discreción que puedas mostrar. No quiero que Diana o Fauce se preocupen más de lo que es necesario…por ahora—


Dijo para mirar Raymond con seriedad para que entendiera que era necesario pues el cachorro como varios le llamaban, había sido testigo de lo que había sucedido, así que tenían que comentarlo o al menos ponerlo al tanto, de lo contrario pasarían mil y un cosas que afectarían a la manada al punto que se torne peligroso para los demás…o que expulsen a Jundel y eso era algo que no deseaba.

Paso a la habitación del rubio en silencio, sabía que las preguntas serian lanzadas como un millón de flechas en su espalda pero tenía que calmarse, no tenía que alterarse pero por el momento estaba respirando hondo, en el centro de la habitación miro de reojo al lobo rubio esperando que comenzara el interrogatorio del contrario.

—Adelante…—

Señalo a Wolfeimer que tomara asiento y que no hablara, al menos de momento.

- No tengo sueño todavía - respondió Wolfeimer y con un bajo semblante intento regresar hacia la cocina con la bandeja que cargaba en la mano, quería mucho a Jundel, quería ayudarlo,pero con la presencia de Raymond, podría las cosas no salir bien, tanto el rubio como el Wolfeimer eran diferentes en sus personalidades, uno amable y sencillez pura pero en cambio el otro solo mostraba su parte dura y fría.

Era Raymond justo y directo, pero su forma de dirigir las palabras, eran como cuchillos que le hacían cicatriz en el alma.Por mas razón que tuviera Jundel en la habitación de Raymond se trataría una reunión privada que no estaba en su alcanze. O eso creía.

—Wolf, necesito que estés conmigo y con Raymond, tenemos cosas que  ecesito hablemos...-intentando regresar, las palabras de Jundel retomaron en su cabeza para voltear su rostro y ver a su pobre hermano, sumergido en un mar de preocupaciones y nervios, necesitado de que alguien le socorriera. Tragando saliva afirmo su cabeza para entrar en la habitación del mayor.

Al entrar el ambiente que rodeaba se sentía algo diferente que las otras  abitaciones donde se encontraba sus hermanos, pero no podía distinguir la causa, para el colmo, el rubio lo miro con sus ojos amarillos y con una actitud amenazadora que se le puso la piel de gallina.

No quería decir aun nada en ese momento y solo dejo la bandeja con el recipiente de chocolate caliente y los panes en el suelo, y solo tomo su pequeña porción para luego sentarse y recostarse en la pared, lo mas lejos de Raymond posible para no molestarlo con su presencia pero lo suficiente para escuchar la conversación con prudencia.