Aagron
La Resistencia
"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
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Post by Aagron on May 11, 2018 20:30:36 GMT
Menudo día el que había tenido.
Aagron estaba agotado, exhausto, cualquier sinónimo le serviría en realidad. Sus músculos se sentían agarrotados como nunca antes, o al menos no recordaba que doliera tanto. La Quan Dao reposaba sobre sus piernas, el filo estaba sucio y los árboles a su alrededor llenos de marcas que delataban el cómo el dragón los había utilizado cuales muñecos de práctica ante la ausencia de algo mejor. No muy lejos podía escuchar el agua de la cascada del trueno; había intentado escalarla y había sido totalmente inútil cuando sus manos se resbalaban y perdían agarre cada vez que intentaba. Las caídas le estaban costando más golpes de los que le gustarían; algunos lo suficientemente duros para que moretones terribles quedaran donde los había recibido. Ya sanaría. No debía preocuparse por eso
Luego, en su descanso había leído que Amalthea estaba entrenando con Lucy. Le ponía de los nervios conociendo los métodos de la dragona, eso sin duda alguna, pero confiando en Lucy tanto como lo hacía estaba seguro de que Amalthea estaba en buenas manos. Le agrada que ella quisiera mejorar, hacerse más fuerte, pero tenía mucho que entender todavía; Aagron sabía de primera mano que muchas cosas no las entendería a las buenas, y que esas cosas también serían sumamente difíciles de tragar. Debía tener fe en ella, quizá le sorprendería cuanto era capaz de mejorar... con el tiempo...
Fuera como fuera, Amalthea le había dicho que tenía algo que contarle; algo sumamente importante. Aagron hubiera querido poder negarse a verle en ese momento; hubiera querido decir que no era la mejor idea del mundo. No quería preocuparle con sus propias heridas; de verdad que no. Aagron sentía que apenas tenía fuerzas para moverse. No le convenció, ella estaría allí en poco.
Solo tenía que esperar... o intentar moverse.
Demonios.
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Amalthea
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La musica apacigua a las almas en pena
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Post by Amalthea on May 18, 2018 21:21:21 GMT
Todo en Mirovia había estado en verdad muy tenso, no sabía cuántas adversidades tendrían que afrontar los arcanos para poder llevar a cabo la paz absoluta, Amalthea caminaba a su encuentro con Aagron, podía recordar la última vez que se vieron, recordaba esa mirada llena de furia y odio, Amalthea con cada paso y parpadeo que hacía, recordaba más y más esa mirada que quizá no era hacia ella sin embargo la sintió para sí…suspiro pesado, tenía que enfrentar el problema, primero disculparse con él y luego… Coloco su mano en su vientre materno, no era tan grande como las arcanas que ya tenían mucho tiempo de embarazo, ella apenas si tendría 17 semanas de embarazo, benditos sean los arcanos que se dedicaban a las modas por crear vestidos holgados como aquel que llevaba ahora, un vestido blanco, holgado y fresco que le llegaba hasta los tobillos de largo, sabía que pronto tendría que dar la noticia a Zobek pero…había alguien a quien deseaba contarle la buena noticia antes que a él.
Aagron.
Por más que deseara ocultarse y que nadie supiera de su nuevo estado, Aagron era la persona a la que le tenía más confianza en toda Mirovia, desde que Garkal se había ido de las tierras, Aagron había llenado un vacío tan grande que solamente el afecto del dragón pudo llenar, no era como Zobek pero era tan bello ese sentimiento de afecto, confianza y seguridad que solo él le daba, Amalthea lo consideraba un hermano al cual apoyarse siempre.
—Aagron…—
Susurro al momento en que había llegado al lugar donde habían quedado de encontrarse, mirando al hombre por unos instantes recordando la razón del por qué él se había alejado, su corazón se encogió y bajo la mirada conteniendo la necesidad por romper en llanto, odiaba tanto tener que haberle hablado de la forma en la que lo hizo, quería llorar, desaparecer incluso…pero no podía seguir viviendo con temor y arrepentimientos, ella merecía ser feliz como los demás, alzo su mirada y con delicadeza le sonrió.
—Es un alivio verte…espero…estés alimentándote adecuadamente…aunque sé que nunca te malpasas…jeje…Hola…—
Expreso llena de timidez.
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Aagron
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Post by Aagron on May 19, 2018 3:02:50 GMT
Su voz. Esa era su voz sin lugar a dudas.
Aagron alzó la cabeza de golpe al escucharle llamarle; el dragón suspiró al verle no muy lejos de él en realidad. Él se veía cansado, y aún así se puso de pie despacio para recibirle como se debía. Aagron intentó sonreír, intentó. El poco tiempo que había pasado desde la última vez que le vio le estaba endureciendo lentamente, su corazón cada día se cerraba un poco más, del mismo modo que había ocurrido en el pasado, pero esta vez no era por el empeño de alejarse de todo y todos, no, no era por su egoísmo esta vez.
El dragón se puso de pie, adolorido como estaba se puso de pie solo para recibirle como era debido; logró curvar sus labios a duras penas, su gesto era cansado pero firme. Vio como bajaba la cabeza, recordó entonces el último encuentro que había tenido con la mujer, el encuentro en el que había declarado con palabras crudas la poca confianza de la que creía a Zobek merecedor, y el peligro que podía representar. El cómo casi la había llamado idiota por siquiera intentar confiar o cómo por un momento se había planteado el hacerle a un lado de un manotazo solo para lanzarse al cuello del Rakshasa. Ese último encuentro no había sido precisamente uno agradable.
Aagron suspiró cuando ella sonrió; fue un suspiro de alivio y la mueca que intentaba ser una sonrisa se disolvió lentamente imitando el gesto e la fémina de un modo mucho más natural. Fue aligerarle un peso de los hombros; uno mínimo, pero ya no lo sentía.
—Estoy comiendo bien, gracias —le contestó— ¿Tú que tal estás? —prosiguió. Se aclaró la garganta un momento antes de proseguir— ¿Qué tal ha estado todo en tu hogar?
No iba a negar que desde ese día había estado preocupado, por más que se alejara y se negara a ser tan sociable como en el pasado, la realidad era que siempre se preocuparía, quizá en exceso.
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Amalthea
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Post by Amalthea on Jun 27, 2018 1:59:59 GMT
Ante la respuesta del hombre ella sonrió embelesada, simplemente no pudo evitar desear saltar a sus brazos como alguna vez lo había hecho cada que se encontraban después de mucho tiempo y aun más en ese momento deseaba darle ese abrazo tan afectuoso pero…recordó lo sucedido en la cabaña hacia no mucho tiempo, su corazón se oprimió un poco y miro hacia otra parte, escuchar que estaba bien, ver su sonrisa y tranquilidad, notar en sus ojos al menos un poco de arrepentimiento, seguro por el manotazo pero nada más…la fémina sonrió con ternura una vez más para acercarse y decir.
—Han estado las cosas maravillosamente…bueno en lo que cabe, Zobek encontró un trabajo aquí en la ciudadela vendiendo y trayendo a casa cosas que hacen falta y ha dedicado su tiempo a reparar la casa para las heladas…ya sabes que a veces el clima es algo traicionero…yo por otro lado…me mantengo aun cantando en algunas fiestas de la ciudadela o la taberna de vez en cuando y…algo más…. —
Sonrió tímida para caminar hasta su gran amigo para tomarle la mano y hacerle una petición.
— ¿Te molesta si hablamos en el café tranquilamente? Estoy algo cansada por el viaje hasta aquí y me gustaría compartir contigo mucho tiempo si no te importa…como antes…—
Expreso caminando de la mano con el dragón, podía verse la mujer tan radiante, su rostro lleno de color, sus mejillas sonrojadas pero de manera natural, los labios rosados y su cabello brillante, toda ella estaba tan hermosa como una flor en una mañana de roció, su vestido holgado si era algo que no se veía todos los días, siempre gusto de mantener sus prendas al talle de su cuerpo pero ahora portaba un vestido sencillo y fresco con unos zapatos simples, unas flores en la cabeza y su sonrisa de siempre, no tardo en guiarlo hasta el café que tenía un pequeño jardín donde amaba ir a tomar algo con su amigo, así que al instante ingreso al lugar y tomo asiento.
—Extrañaba esto…—
Dijo tranquila.
—Quería hablar contigo de algo…pero…no sé si sea lo más adecuado después de lo que paso…así que te doy tiempo para que te arrepientas de estar aquí y puedas retirarte si así lo deseas…yo entenderé…—
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