Post by Sven Velfast on May 21, 2018 2:09:35 GMT
Locación: Castillo Velfast
Hora: Difícil de discernir dadas las condiciones actuales de la isla (falta de luz)
Sven: La noche era eterna y más profunda que nunca, abrazando cada recoveco de la isla entera. Dicho escenario provocaba un respiro a las criaturas de la oscuridad, siendo Sven una de ellas. Como era su deber, debía reportar cuanto fuese relevante para su mentor y lord, Lysander Velfast, cualquier situación que merecía su atención, por lo que se dirigía a la biblioteca en búsqueda del mismo. Había una misión exitosa que aún no le comunicaba al respecto los detalles, por lo que se apresuraba para, inicialmente, comentarle al respecto.
Lysander: Se encontraba sentado en una de las grandes mesas de caoba , practicando su caligrafía la luz de una vela. Parecía relajado, sin preocupaciones. Lo único que podía escucharse era el sonido de la pluma raspando el papel en el que garigoleaba. De pronto escuchó el abrir de la puerta principal de la biblioteca. No necesitaba alzar la mirada, sabía de quien se trataba con tan solo escuchar la manera tan minuciosa de sus acciones. El ritmo de sus pasos.
Sven: De manera educada entró a la habitación, cuidando de no ser impertinente con el ruido de las bisagras ni de sus pasos. Notó al vástago relajado en lo suyo, posicionado en un mueble cercano. Tomando una distancia prudente, se acercó a sus espaldas y se inclinó de manera formal en forma de reverencia, antes de irrumpir el silencio con sus palabras -Lord- con suma formalidad inició, no porque no sintiera cercanía con el ser que le brindó su segunda vida, si no por el respeto tremendo que le tenía al mismo -He venido a informarle que la misión que me encargó ha sido realizada con éxito- fue breve y al grano, explicando que el desentierro de cadáveres que había ordenado a su persona fue satisfactorio -El cargo se encuentra en las mazmorras, listo a ser utilizado a como considere conveniente- finalizó, aún en una reverencia.
Lysander: Guardó silencio en lo que escuchaba a Sven, mirándole con media sonrisa dibujada en el rostro. - Justo a tiempo. Buen trabajo... - Dejó la pluma dentro del tintero y observó por un momento el papel. - Tengo otro encargo para ti, Sven. - Mencionó mientras se levantaba de su silla.
Sven: Irguió la espalda para recibir a su superior cara a cara -Por supuesto, Lord Velfast- dijo en una voz firme y porte formal -Cualquier cosa que requiera-
Lysander: - Deja de dirigirte a mí de esa manera, Sven. - Lo dijo serio, casi como un regaño. - Sé que es una costumbre en ti, pero ya no eres más un simple sirviente, y lo sabes... -
Sven: Las palabras se clavaron en sus sentidos de manera directa, obligando a desvestir la costumbre y ser más íntimo. Ciertamente era un hábito, pero de cierta manera una pared que se anteponía para resguardarse de acercarse mucho y pecar de impropio. -Lo siento, Lysander- titubeó el nombre apenas de manera perceptible, tomando un respiro y relajando un poco su cuerpo -Estoy agradecido por este regalo, realmente- comentó de manera sincera, refiriéndose al don oscuro.
Lysander: Escuchar su nombre sin títulos hizo que algo dentro de su pecho se apretara por un instante. A sí mismo era algo inusual, y por eso solo pocas personas tenían el privilegio de tener aquel consentimiento. Sven ya había sobrepasado las barreras, había entrado con él en terrenos tan íntimos como la mente misma. - ¿En verdad? Cuéntame... ¿Cómo te has sentido? ¿Qué haz experimentado? -
Sven: De ser más expresivo, el neonato hubiese sonreído suavemente en ese momento. Eran raras las ocasiones en que conversaba con su mentor más allá de reportes oficiales de la labor, por lo que sentía cierta... alegría, de que una oportunidad así de perpetrar -Ha sido una experiencia ciertamente única, con altibajos...- dijo, inmediatamente arrepintiéndose de sonar negativo -bajos siendo por mi autocontrol- al poco tiempo de sufrir el cambio había sucedido el evento de la luna roja, y en su breve lejanía con el resto de gente del castillo no tomó las medidas necesarias, casi causando una catástrofe. -Estos impulsos, el hambre... son cosas que estoy intentando controlar- tragó un poco fuerte, siendo directo con sus faltas -durante la luna roja perdí la cordura y terminé con la vida de una de las criadas- confesó, bajando la mirada momentáneamente. -He estado estudiando al respecto para entender mejor mi naturaleza y así encontrar un balance en mis acciones e impulsos- aquello lo decía con cierta vergüenza, tal cual un niño que apenas descubría cómo funcionaba el mundo.
Lysander: Escuchaba con atención y una notoria sonrisa en el rostro, recordando como él también había pasado por todas esas situaciones. - Te entiendo, Sven. Aunque no lo parezca, yo también fui un neonato hace mucho tiempo... - Al decir esto, su mirada pareció verse un poco más turbia, como si le hubiesen arrebatado por unos segundos su seguridad y autoestima.
Sven: Sven era un arcano meticuloso, por lo que el gesto del contrario no pasó por alto. Dudó por un segundo antes de actuar al respecto, pero aun así tomó el atrevimiento de indagar aunque fuese de formar indirecta -Han de haber sido tiempos difíciles... asumo que tuvo quién le guiase- dijo con cierta inocencia, ignorando por completo que podía haber una tragedia tras dicha historia.
Lysander: Al escuchar eso, la mano apoyada sobre la mesa se encogió en un puño, al mismo tiempo en el que apretó los labios. No podía desquitarse con la pregunta de Sven, pues después de tantos años que había pasado a su lado, jamás había abierto esa puerta. Se tardó unos momentos, pero contestó. - Por desgracia... - Se quedó mirando a la vela. - Hubiese preferido caminar entre la oscuridad solo. -
Sven: Analizó el lenguaje corporal de su sire y era mentir el decir que no sintió algo dentro suyo moverse. Abrió la boca lentamente, y elaboró -Lysander- mas no hubo palabra que continuara detrás de ello. Su empatía era precaria y sus habilidades para dar palabras reconfortantes aún más, pero aun así continuó, peligrando de ser impropio -Lo lamento- exhaló con cierta pesadez -Aun así se alzó de esa situación- dijo, asumiendo de logró sobrellevar la adversidad y convertirse en lo que es.
Lysander: Entre la amargura del recuerdo, pudo notar un grado leve de empatía proveniente de Sven. No pudo evitar conmoverse y relajar su cuerpo. Era cierto, todo eso estaba en el pasado y se había logrado alzar. - Si, así fue. - Dejó salir un suspiro por la nariz y se dispuso a acomodar los papeles que había dejado extendidos sobre la mesa.
Sven: La pesadez de sus comentarios se había disipado, por lo que tuvo un impulso, sease por su nueva naturaleza o un jalón de su consciencia, que lo llevó a postrar una mano sobre el hombro del vástago -Lysander, de necesitar algo de mí...- se detuvo y le miró a los ojos -haré todo lo posible- se detuvo en seco y reiteró -haré lo imposible por ti- era la primera vez que usaba un tuteo para referirse a nadie, por lo que sintió una sensación extraña inundarlo. Removió la mano del hombro ajeno y bajó el rostro en señal de disculpa.
Lysander: Pudo sentir como el aliento se le escapaba con la combinación de sucesos. Sus ojos puestos sobre los de él, la mano en su hombro, el tuteo y la frase de una clara y eterna lealtad. - Sven... - El nombre escapó de sus labios como si fuese una constante dentro de su mente. Acción seguida, tomó la mano del contrario, aquella que suavemente lo había tocado y la redirigió a sus labios, besándola y luego colocándola sobre su pecho.
Sven: Sus ojos se abrieron como platos ante esa acción. Su expresión seria y rígida, se torció en una de sorpresa y hasta una pinta de ternura, de tenerla un monstruo de su calibre. No pudo evitar dejarse ir, y aquella mano sobre el pecho la danzó por el costado del vampiro de modo que acortó distancia en ambos y se fundió en un abrazo. Él no lo entendía, pero el deseo era uno reprimido de aquella noche en que, a la luz de su castigo y de la otra veterana, Lysander llegó a derramar lágrimas por ellos, y que en su estupidez, el fénix de aquel momento había ignorado al sentirse no merecedor de dicha simpatía. El abrazo fue íntimo y ajustado, de modo que el cuerpo de ambos se conectó por unos cuantos segundos que parecían eternos. Para Sven, aquello fue una acto "egoísta" que no pudo reprimir, y que muy dentro de su ser sentía necesario por razones que aún no se atrevía a analizar.
Lysander: No se resistió a ser rodeado por los brazos de Sven. ¿Cómo hacerlo? Era como un regalo. Estaba recibiendo un gesto de alguien que en casi un siglo se había reservado de siquiera tocarle. Sí, es cierto que ya habían compartido el lecho, que sus cuerpos se habían entremezclado y se habían fundido en la noche. Pero lo que estaba sucediendo en este momento no era una simple unión carnal ni sanguínea. La iniciativa de Sven había atado el nudo en el corazón de Lysander. El vástago le abrazó con igual intensidad, abarcando todo lo que podía de Sven. Cerró los ojos. - Te amo. -
Sven: Aquellas palabras resonaron de una manera como no había sucedido en siglos, trayendo una sensación agridulce a su pecho que provocó un suspiro alargado escapar su boca. ¿Era acaso eso? ¿Amor? Temía llegar a sentir algo así nuevamente en su vida, o más bien, se sentía incapaz de hacerlo, después de que eso fuera el epicentro de todas sus desgracias en un pasado distante. Todo lo que amaba, pereció por su culpa, de formas horribles. Quizás por eso se reservaba la idea de fantasear con algo de ese tipo, por lo que alejaba y anteponía paredes a con otros antes de siquiera dejar a nadie tomar un vistazo... pero con Lysander, él mismo lo había visto en su momento más precario y vulnerable, y lo había aceptado como era.
No era bueno con palabras, por lo que se apartó y fundió sus labios con los del contrario, en un beso profundo y dedicado, dejándose ir en esos impulsos etéreos donde todo se sentía irreal.
Lysander: Lo sabía. Sven lo necesitaba. Necesitaba esa validación, ese cariño. Su sed de amor era casi palpable. Tanto, que no se detuvo de buscar sus labios y fundirse en ellos, acto que Lysander reciprocó con gusto y dedicación, sintiéndose más vivo que nunca. Ni siquiera la eternidad parecía suficiente para ambos. ¿Quién diría que dos almas atormentadas podrían hacer nacer sentimientos tan dulces y puros?...
Alegra: Estaba casi segura que pasaba de media noche. No podía conciliar el sueño así que se dispuso a caminar hacia la biblioteca, el lugar en donde las páginas de los libros la arrullarían para quedarse dormida sobre una de las tantas mesas. Entró con sigilo y procurando no hacer demasiado ruido por respeto a la noche y a que quizá, los sirvientes alrededor podrían estar dormidos. Debido a que no llevaba nada puesto en los pies, sus pasos no sonaron del todo. A lo lejos pudo notar la luz de alguna vela que se había quedado encendida. Quizá alguno de los sirvientes olvidó apagarla, así que se sintió obligada a encargarse de aquello y caminó hacia el origen de aquella luz.
Sven: Se dejó llevar en aquel vaivén de sensaciones, poco importándole el mundo alrededor en ese momento. Aquella sed no era hambruna física, si no emocional, que se catalogaba a sí mismo como egoísta. Los segundos parecían eternidades, y eran bienvenidos, mas el neonato se apartó con cierto recato y sutileza. En realidad era la inseguridad impropia, muy a pesar de ser reciprocado en todo momento, de que se estuviese sumiendo en cosas que no merecía. Cabizbajo, solo se atrevió a hablar -Lysander- pero antes de proseguir observó a una criatura pelirroja, la cual reconoció en un rápido pensamiento como la humana que había traído el Lord a su morada, para propósitos que desconocía.
Inmediatamente dio un paso atrás, avergonzado de posiblemente manchar la imagen de su mentor con su imprudencia, por lo que se inclinó en una reverencia antes de dar la vuelta.
Lysander: Estuvo tan sumido en aquel beso que cualquier persona pudo haberle clavado una estaca al corazón y no se habría dado cuenta de aquello. Sin embargo, el sentir a Sven de pronto apartarse de manera tan abrupta le devolvió la alerta de sus alrededores. Primero noto a Sven extremadamente nervioso y apenado. Estuvo a punto de preguntarle el motivo de la separación hasta que notó a la chica acercarse. -...Alegra. ¿Qué haces aquí? - Sorprendentemente, no se escuchaba molesto. Más bien, si pregunta tenía tintes de genuina preocupación por la chica.
Alegra: Al acercarse más, pudo ver a dos figuras altas muy juntas una de la otra, mas no pudo discernir bien de quien se trataba hasta que estaba a poco metros de ambos. - Ah... - Se le escapó la exclamación. Eran Lysander y Sven, a quienes no lo había sorprendido labio a labio pero sí pudo captar el fugaz momento en el que Sven se había apartado de Lysander. - Yo.. - Se puso muy nerviosa. ¿Acaso había viso algo que no debía? O más bien... ¿Por qué se le había ocurrido venir a esta hora a la biblioteca? Seguro tendría algún tipo de escarmiento. Se puso muy ansiosa, confundida... - Ah... yo... No podía dormir señor Lysander y, quise venir a leer algo para ver si con eso conciliaba el sueño. Pero creo que... llegué en un mal momento. - pasó su mano por su cabello, nerviosa.
Sven: -Señorita, continúe con lo suyo- dijo Sven con un lenguaje corporal reformado y estoico, con la sequedad por la que se le caracterizaba usualmente. Recuperó compostura al ver la duda en la humana, por lo que aprovechó eso para propulsar su estado a uno de rigidez. -Lord Lysander- agachó la cabeza nuevamente -de no ser necesitado, me retiraré a mis aposentos- mencionó, conforme esperaba permiso para retirarse.
Lysander: En ese momento, y por primera vez en 500 años... No supo cómo manejar la situación. No quería regañar a Alegra pues su culpa no era que casi los hubiese atrapado besándose, además, sentía la necesidad de ver por su bienestar. Y del mismo modo, se sintió agobiado por la reacción de Sven y como por aquel descuido, había tomado varios pasos hacia atrás. Era frustrante... Pero entendía su comportamiento. En este momento tenía que tomar una decisión; ¿A quién le iba a dar la prioridad?....
-Sven... -
- Por favor prepárale un té a Alegra y llévala de regreso a su habitación. Creo que no son horas para que una humana este despierta. -
Sven: -Con gusto- asintió y con paso firme y preciso, se disculpó de la presencia de ambos y se retiró para preparar dicho té. Conforme se encontraba en la cocina y preparaba la bebida, su cabeza se encontraba desparramada en ideas y sensaciones, por lo que intentó suprimirlas con la misma mantra que siempre se repetía: Mi lugar es servir y dar soporte. Ser leal y satisfacer cualquier necesidad.
Encontrando paz en aquello, terminó la faena y se dirigió de vuelta a la biblioteca a servir dicha bebida que consistía de una mezcla de hierbas que ayudaban a la relajación y eran un tanto sedativas, la cual ofreció a la mujercilla para que bebiera y así acompañarla a su habitación cuanto antes, según le fue especificado.
Alegra: Para cuando Sven regresó con el té en manos, Lysander ya había partido y solamente quedaba la chica pelirroja sentada en la mesa, observando curiosa los manuscritos de Lysander. Levantó el rostro cuando vio a Sven entrar. El temple de la chica era notoriamente más tranquilo, parecía que el nerviosismo se le había bajado. - Gracias Sven!... Perdona la molestia.. - Se disculpó, extendiendo sus brazos para tomar la taza. - De verdad no era mi intención interrumpir, seguro estaban tratando asuntos importantes... Creo que a veces me paso de tarada. - Mencionó lo último muy a la ligera, mientras soplaba el te para aclimatarlo.
Sven: LLevó las manos a su espalda baja y mantuvo un porte formal, cerrándose a compartir más de lo necesario como era característico de su personalidad rígida -No se preocupe- se limitó a ser amable, ya que debido a que notaba que Lysander le trataba con cierta preocupación, debía de guardarle el respeto debido. -De tener problemas de sueño en el futuro, no se abstenga de pedir ayuda.- acotó, refiriéndose al té. Observaba a la dama de reojo, consumiendo cada detalle de la misma para grabarlo en su memoria. Era de una personalidad peculiar a primera instancia. -Hágame saber cuándo esté lista para partir-
Alegra: Parpadeó un par de veces y luego se le escapó una risilla. - Vaya. Lysander de verdad no mentía cuando me contó que eras recto como una tabla. - Sorbió un poco del té. Ya estaba perfecto. - Pero está bien... Creo que en un lugar como este se necesita gente así... Estoy segura que sin ti este castillo se vendría abajo. -
Sven: Frunció el entrecejo. No estaba acostumbrado a lidiar con gente tan efusiva, genuina y cálida. Sus comentarios aunque inocentes, los recibía tal cuales halagos innecesarios -De no estar yo, alguien más estaría en mi lugar. Mi posición y mi persona son reemplazables. Nadie es único en este mundo- dijo con acidez, lo cual creía absolutamente cierto. Lo que más le intrigaba al neonato era la presencia de la mujer y el trato especial que recibía, por lo que se atrevió a preguntar al respecto, dándose cierta libertad de investigar -¿Señorita, cómo terminó en esta isla?-
Alegra: - Si, esperaba que respondieras eso. Pero te equivocas mucho. - Sonrió. No conocía del todo a Sven, pero la manera en que Lysander se había llegado a expresar de el en su presencia le hacía pensar que no era tan reemplazable como el creía. - Ah? ... Bueno... esa es una larga historia, pero digamos que llegué aquí por accidente. - Se puso de pie y sostuvo la taza vacía entre sus manos. - Un muy agradable accidente. -
Sven: Al observar la taza vacía en sus manos, le ofreció retirarla de las mismas con un gesto. Sintió sus adentros dar un vuelco con la primera afirmación, pero mantuvo compostura y simplemente dejó escapar un gesto noble por una fracción de segundo. Conforme a lo segundo, sentía una especie de preocupación- los humanos como raza solo habían sido gente cruel y maligna con su persona, encerrando secretos y mentiras para manipular y mancillar. Justo en ese momento no confiaba en Alegra, por lo que dedicaba su escepticismo para estudiarla, y conocer la fuente de como se había infiltrado hasta Mirovia.
Era realmente preocupante.
-¿Vamos?- musitó, notando que no restaba mas por hacer que encaminarle al cuarto.
Alegra: Se sopló un mechón de cabello que se interponía en su rostro y caminó hacia Sven. - De acuerdo...- Lo siguió fuera de la biblioteca y por los pasillos. Sin embargo la curiosidad era demasiada y el hombre muy secretivo. - Y... lleva aqui mucho tiempo? Se ha cortado el cabello en todo ese tiempo? Se ve muy bien cuidado...-
Sven: Meditó antes de contestar, analizando que no habría ningún mal en brindar dicha información -Lo suficiente en ser el único con más longevidad en servir el castillo- aún así se recató en ser específico. Ignoró la pregunta más trivial, y simplemente se limitó a dar una razón apropiada -la imagen de los sirvientes son un reflejo de su excelencia- dando a entender que su impecable porte se debía a querer enfatizar la elegancia de aquel lugar, y el renombre que cargaba. Continuó dando pasos a lo largo del pasillo, prefiriendo el silencio pero suponiendo que no se extendería, por lo que prefirió tomar la batuta en las preguntas -¿Cómo ha encontrado su estancia en la residencia Velfast hasta ahora?-
Alegra: Entonces si era el mas viejo de los sirvientes. Eso explicaba muchas cosas... Estaba por llegar a la habitación cuando Sven le hizo aquella pregunta. - Mejor de lo que creí! Sabe... he estado usando este aparato mágico, la tableta arcana. Todo el tiempo leo cosas terribles que dicen de Reapergate... Y de Lysander también. Al principio estaba asustada, pero con el tiempo me di cuenta que no podrían estar más equivocados. De verdad me he sentido muy cómoda y bienvenida aquí... - Un ligero rubor se acomodó en sus mejillas. - Es como una fantasía de cuento de hadas... eh... o de terror. Pero terror romántico... ah!! quiero decir ...no... bueno. No importa jeje...-
Sven: Aquella última afirmación le hizo levantar una ceja. Era una mórbida curiosidad, la manera más sencilla de atraparle el interés. Quizás lo que más se acentuó fue la palabra romántico. ¿A qué se refería? -¿Acaso ha experimentado aventuras únicas aquí?- dijo en un pobre intento por averiguar aquella incógnita que dejó al aire de forma inconclusa. Se detuvo en la puerta que determinaba la entrada a la habitación de la dama, expectante de cuál sería su próxima acción.
Alegra: Se tapó la boca con los dedos, y su rostro se inundó un poco más en su prominente rubor. - Bueno.. Tu pareces ser de los que guardan secretos, así que te cuento... Últimamente Lysander pasa mucho tiempo conmigo... Al principio creí que quería drenarme la sangre, pero nunca lo ha intentado. Creo... - Se dio unos golpecitos en la mejilla con los dedos - Creo que le agrado!~ Y bueno a mi también me agrada el y no se, me ha contado muchas cosas... Ahh pero no vayas a decir nada si?- Juntó las manos, pidiéndoselo por favor.
Sven: Aquello fue un tumbo. Un golpe de realidad y un remolino de sensaciones internalizadas que se pronunciaron en puños apretados, los cuales estaban escondidos a su espalda fuera de la vista de la ajena -Por supuesto que no- afirmó, lo cual era una veracidad de su parte, no era quién en siquiera tener un amigo o confidente en qué depositar dichos secretos, por lo que cualquier cosa mencionada a su persona, era como mencionárselo a un mismo cadáver.
Se sentía preocupado, de cierto modo, también engañado. Pero no era momento para divagar en esas sensaciones -Alegra, con su permiso, espero que el té le haya ayudado, y que su estancia aquí sigua siendo agradable. De sentirse en la necesidad de conversar, no dude en localizarme.- Aquello último fue un impulso indeseado que se formuló en su lengua.
Alegra: - Ah.. de acuerdo Sven! Buenas noches!!!- Dijo entrando a su habitación. - Pero los vampiros no duermen o si..? ... Bueno, ya lo averiguaré luego! -
Sven: Conforme la mujer dio las buenas noches Sven se retiró de las cercanías, dirigiéndose a sus aposentos con prontitud. Sus puños seguían apuñados y su quijada apretada, atribulando de aquel encuentro forzoso.
Lysander: Se encontraba sentado en una de las grandes mesas de caoba , practicando su caligrafía la luz de una vela. Parecía relajado, sin preocupaciones. Lo único que podía escucharse era el sonido de la pluma raspando el papel en el que garigoleaba. De pronto escuchó el abrir de la puerta principal de la biblioteca. No necesitaba alzar la mirada, sabía de quien se trataba con tan solo escuchar la manera tan minuciosa de sus acciones. El ritmo de sus pasos.
Sven: De manera educada entró a la habitación, cuidando de no ser impertinente con el ruido de las bisagras ni de sus pasos. Notó al vástago relajado en lo suyo, posicionado en un mueble cercano. Tomando una distancia prudente, se acercó a sus espaldas y se inclinó de manera formal en forma de reverencia, antes de irrumpir el silencio con sus palabras -Lord- con suma formalidad inició, no porque no sintiera cercanía con el ser que le brindó su segunda vida, si no por el respeto tremendo que le tenía al mismo -He venido a informarle que la misión que me encargó ha sido realizada con éxito- fue breve y al grano, explicando que el desentierro de cadáveres que había ordenado a su persona fue satisfactorio -El cargo se encuentra en las mazmorras, listo a ser utilizado a como considere conveniente- finalizó, aún en una reverencia.
Lysander: Guardó silencio en lo que escuchaba a Sven, mirándole con media sonrisa dibujada en el rostro. - Justo a tiempo. Buen trabajo... - Dejó la pluma dentro del tintero y observó por un momento el papel. - Tengo otro encargo para ti, Sven. - Mencionó mientras se levantaba de su silla.
Sven: Irguió la espalda para recibir a su superior cara a cara -Por supuesto, Lord Velfast- dijo en una voz firme y porte formal -Cualquier cosa que requiera-
Lysander: - Deja de dirigirte a mí de esa manera, Sven. - Lo dijo serio, casi como un regaño. - Sé que es una costumbre en ti, pero ya no eres más un simple sirviente, y lo sabes... -
Sven: Las palabras se clavaron en sus sentidos de manera directa, obligando a desvestir la costumbre y ser más íntimo. Ciertamente era un hábito, pero de cierta manera una pared que se anteponía para resguardarse de acercarse mucho y pecar de impropio. -Lo siento, Lysander- titubeó el nombre apenas de manera perceptible, tomando un respiro y relajando un poco su cuerpo -Estoy agradecido por este regalo, realmente- comentó de manera sincera, refiriéndose al don oscuro.
Lysander: Escuchar su nombre sin títulos hizo que algo dentro de su pecho se apretara por un instante. A sí mismo era algo inusual, y por eso solo pocas personas tenían el privilegio de tener aquel consentimiento. Sven ya había sobrepasado las barreras, había entrado con él en terrenos tan íntimos como la mente misma. - ¿En verdad? Cuéntame... ¿Cómo te has sentido? ¿Qué haz experimentado? -
Sven: De ser más expresivo, el neonato hubiese sonreído suavemente en ese momento. Eran raras las ocasiones en que conversaba con su mentor más allá de reportes oficiales de la labor, por lo que sentía cierta... alegría, de que una oportunidad así de perpetrar -Ha sido una experiencia ciertamente única, con altibajos...- dijo, inmediatamente arrepintiéndose de sonar negativo -bajos siendo por mi autocontrol- al poco tiempo de sufrir el cambio había sucedido el evento de la luna roja, y en su breve lejanía con el resto de gente del castillo no tomó las medidas necesarias, casi causando una catástrofe. -Estos impulsos, el hambre... son cosas que estoy intentando controlar- tragó un poco fuerte, siendo directo con sus faltas -durante la luna roja perdí la cordura y terminé con la vida de una de las criadas- confesó, bajando la mirada momentáneamente. -He estado estudiando al respecto para entender mejor mi naturaleza y así encontrar un balance en mis acciones e impulsos- aquello lo decía con cierta vergüenza, tal cual un niño que apenas descubría cómo funcionaba el mundo.
Lysander: Escuchaba con atención y una notoria sonrisa en el rostro, recordando como él también había pasado por todas esas situaciones. - Te entiendo, Sven. Aunque no lo parezca, yo también fui un neonato hace mucho tiempo... - Al decir esto, su mirada pareció verse un poco más turbia, como si le hubiesen arrebatado por unos segundos su seguridad y autoestima.
Sven: Sven era un arcano meticuloso, por lo que el gesto del contrario no pasó por alto. Dudó por un segundo antes de actuar al respecto, pero aun así tomó el atrevimiento de indagar aunque fuese de formar indirecta -Han de haber sido tiempos difíciles... asumo que tuvo quién le guiase- dijo con cierta inocencia, ignorando por completo que podía haber una tragedia tras dicha historia.
Lysander: Al escuchar eso, la mano apoyada sobre la mesa se encogió en un puño, al mismo tiempo en el que apretó los labios. No podía desquitarse con la pregunta de Sven, pues después de tantos años que había pasado a su lado, jamás había abierto esa puerta. Se tardó unos momentos, pero contestó. - Por desgracia... - Se quedó mirando a la vela. - Hubiese preferido caminar entre la oscuridad solo. -
Sven: Analizó el lenguaje corporal de su sire y era mentir el decir que no sintió algo dentro suyo moverse. Abrió la boca lentamente, y elaboró -Lysander- mas no hubo palabra que continuara detrás de ello. Su empatía era precaria y sus habilidades para dar palabras reconfortantes aún más, pero aun así continuó, peligrando de ser impropio -Lo lamento- exhaló con cierta pesadez -Aun así se alzó de esa situación- dijo, asumiendo de logró sobrellevar la adversidad y convertirse en lo que es.
Lysander: Entre la amargura del recuerdo, pudo notar un grado leve de empatía proveniente de Sven. No pudo evitar conmoverse y relajar su cuerpo. Era cierto, todo eso estaba en el pasado y se había logrado alzar. - Si, así fue. - Dejó salir un suspiro por la nariz y se dispuso a acomodar los papeles que había dejado extendidos sobre la mesa.
Sven: La pesadez de sus comentarios se había disipado, por lo que tuvo un impulso, sease por su nueva naturaleza o un jalón de su consciencia, que lo llevó a postrar una mano sobre el hombro del vástago -Lysander, de necesitar algo de mí...- se detuvo y le miró a los ojos -haré todo lo posible- se detuvo en seco y reiteró -haré lo imposible por ti- era la primera vez que usaba un tuteo para referirse a nadie, por lo que sintió una sensación extraña inundarlo. Removió la mano del hombro ajeno y bajó el rostro en señal de disculpa.
Lysander: Pudo sentir como el aliento se le escapaba con la combinación de sucesos. Sus ojos puestos sobre los de él, la mano en su hombro, el tuteo y la frase de una clara y eterna lealtad. - Sven... - El nombre escapó de sus labios como si fuese una constante dentro de su mente. Acción seguida, tomó la mano del contrario, aquella que suavemente lo había tocado y la redirigió a sus labios, besándola y luego colocándola sobre su pecho.
Sven: Sus ojos se abrieron como platos ante esa acción. Su expresión seria y rígida, se torció en una de sorpresa y hasta una pinta de ternura, de tenerla un monstruo de su calibre. No pudo evitar dejarse ir, y aquella mano sobre el pecho la danzó por el costado del vampiro de modo que acortó distancia en ambos y se fundió en un abrazo. Él no lo entendía, pero el deseo era uno reprimido de aquella noche en que, a la luz de su castigo y de la otra veterana, Lysander llegó a derramar lágrimas por ellos, y que en su estupidez, el fénix de aquel momento había ignorado al sentirse no merecedor de dicha simpatía. El abrazo fue íntimo y ajustado, de modo que el cuerpo de ambos se conectó por unos cuantos segundos que parecían eternos. Para Sven, aquello fue una acto "egoísta" que no pudo reprimir, y que muy dentro de su ser sentía necesario por razones que aún no se atrevía a analizar.
Lysander: No se resistió a ser rodeado por los brazos de Sven. ¿Cómo hacerlo? Era como un regalo. Estaba recibiendo un gesto de alguien que en casi un siglo se había reservado de siquiera tocarle. Sí, es cierto que ya habían compartido el lecho, que sus cuerpos se habían entremezclado y se habían fundido en la noche. Pero lo que estaba sucediendo en este momento no era una simple unión carnal ni sanguínea. La iniciativa de Sven había atado el nudo en el corazón de Lysander. El vástago le abrazó con igual intensidad, abarcando todo lo que podía de Sven. Cerró los ojos. - Te amo. -
Sven: Aquellas palabras resonaron de una manera como no había sucedido en siglos, trayendo una sensación agridulce a su pecho que provocó un suspiro alargado escapar su boca. ¿Era acaso eso? ¿Amor? Temía llegar a sentir algo así nuevamente en su vida, o más bien, se sentía incapaz de hacerlo, después de que eso fuera el epicentro de todas sus desgracias en un pasado distante. Todo lo que amaba, pereció por su culpa, de formas horribles. Quizás por eso se reservaba la idea de fantasear con algo de ese tipo, por lo que alejaba y anteponía paredes a con otros antes de siquiera dejar a nadie tomar un vistazo... pero con Lysander, él mismo lo había visto en su momento más precario y vulnerable, y lo había aceptado como era.
No era bueno con palabras, por lo que se apartó y fundió sus labios con los del contrario, en un beso profundo y dedicado, dejándose ir en esos impulsos etéreos donde todo se sentía irreal.
Lysander: Lo sabía. Sven lo necesitaba. Necesitaba esa validación, ese cariño. Su sed de amor era casi palpable. Tanto, que no se detuvo de buscar sus labios y fundirse en ellos, acto que Lysander reciprocó con gusto y dedicación, sintiéndose más vivo que nunca. Ni siquiera la eternidad parecía suficiente para ambos. ¿Quién diría que dos almas atormentadas podrían hacer nacer sentimientos tan dulces y puros?...
Alegra: Estaba casi segura que pasaba de media noche. No podía conciliar el sueño así que se dispuso a caminar hacia la biblioteca, el lugar en donde las páginas de los libros la arrullarían para quedarse dormida sobre una de las tantas mesas. Entró con sigilo y procurando no hacer demasiado ruido por respeto a la noche y a que quizá, los sirvientes alrededor podrían estar dormidos. Debido a que no llevaba nada puesto en los pies, sus pasos no sonaron del todo. A lo lejos pudo notar la luz de alguna vela que se había quedado encendida. Quizá alguno de los sirvientes olvidó apagarla, así que se sintió obligada a encargarse de aquello y caminó hacia el origen de aquella luz.
Sven: Se dejó llevar en aquel vaivén de sensaciones, poco importándole el mundo alrededor en ese momento. Aquella sed no era hambruna física, si no emocional, que se catalogaba a sí mismo como egoísta. Los segundos parecían eternidades, y eran bienvenidos, mas el neonato se apartó con cierto recato y sutileza. En realidad era la inseguridad impropia, muy a pesar de ser reciprocado en todo momento, de que se estuviese sumiendo en cosas que no merecía. Cabizbajo, solo se atrevió a hablar -Lysander- pero antes de proseguir observó a una criatura pelirroja, la cual reconoció en un rápido pensamiento como la humana que había traído el Lord a su morada, para propósitos que desconocía.
Inmediatamente dio un paso atrás, avergonzado de posiblemente manchar la imagen de su mentor con su imprudencia, por lo que se inclinó en una reverencia antes de dar la vuelta.
Lysander: Estuvo tan sumido en aquel beso que cualquier persona pudo haberle clavado una estaca al corazón y no se habría dado cuenta de aquello. Sin embargo, el sentir a Sven de pronto apartarse de manera tan abrupta le devolvió la alerta de sus alrededores. Primero noto a Sven extremadamente nervioso y apenado. Estuvo a punto de preguntarle el motivo de la separación hasta que notó a la chica acercarse. -...Alegra. ¿Qué haces aquí? - Sorprendentemente, no se escuchaba molesto. Más bien, si pregunta tenía tintes de genuina preocupación por la chica.
Alegra: Al acercarse más, pudo ver a dos figuras altas muy juntas una de la otra, mas no pudo discernir bien de quien se trataba hasta que estaba a poco metros de ambos. - Ah... - Se le escapó la exclamación. Eran Lysander y Sven, a quienes no lo había sorprendido labio a labio pero sí pudo captar el fugaz momento en el que Sven se había apartado de Lysander. - Yo.. - Se puso muy nerviosa. ¿Acaso había viso algo que no debía? O más bien... ¿Por qué se le había ocurrido venir a esta hora a la biblioteca? Seguro tendría algún tipo de escarmiento. Se puso muy ansiosa, confundida... - Ah... yo... No podía dormir señor Lysander y, quise venir a leer algo para ver si con eso conciliaba el sueño. Pero creo que... llegué en un mal momento. - pasó su mano por su cabello, nerviosa.
Sven: -Señorita, continúe con lo suyo- dijo Sven con un lenguaje corporal reformado y estoico, con la sequedad por la que se le caracterizaba usualmente. Recuperó compostura al ver la duda en la humana, por lo que aprovechó eso para propulsar su estado a uno de rigidez. -Lord Lysander- agachó la cabeza nuevamente -de no ser necesitado, me retiraré a mis aposentos- mencionó, conforme esperaba permiso para retirarse.
Lysander: En ese momento, y por primera vez en 500 años... No supo cómo manejar la situación. No quería regañar a Alegra pues su culpa no era que casi los hubiese atrapado besándose, además, sentía la necesidad de ver por su bienestar. Y del mismo modo, se sintió agobiado por la reacción de Sven y como por aquel descuido, había tomado varios pasos hacia atrás. Era frustrante... Pero entendía su comportamiento. En este momento tenía que tomar una decisión; ¿A quién le iba a dar la prioridad?....
-Sven... -
- Por favor prepárale un té a Alegra y llévala de regreso a su habitación. Creo que no son horas para que una humana este despierta. -
Sven: -Con gusto- asintió y con paso firme y preciso, se disculpó de la presencia de ambos y se retiró para preparar dicho té. Conforme se encontraba en la cocina y preparaba la bebida, su cabeza se encontraba desparramada en ideas y sensaciones, por lo que intentó suprimirlas con la misma mantra que siempre se repetía: Mi lugar es servir y dar soporte. Ser leal y satisfacer cualquier necesidad.
Encontrando paz en aquello, terminó la faena y se dirigió de vuelta a la biblioteca a servir dicha bebida que consistía de una mezcla de hierbas que ayudaban a la relajación y eran un tanto sedativas, la cual ofreció a la mujercilla para que bebiera y así acompañarla a su habitación cuanto antes, según le fue especificado.
Alegra: Para cuando Sven regresó con el té en manos, Lysander ya había partido y solamente quedaba la chica pelirroja sentada en la mesa, observando curiosa los manuscritos de Lysander. Levantó el rostro cuando vio a Sven entrar. El temple de la chica era notoriamente más tranquilo, parecía que el nerviosismo se le había bajado. - Gracias Sven!... Perdona la molestia.. - Se disculpó, extendiendo sus brazos para tomar la taza. - De verdad no era mi intención interrumpir, seguro estaban tratando asuntos importantes... Creo que a veces me paso de tarada. - Mencionó lo último muy a la ligera, mientras soplaba el te para aclimatarlo.
Sven: LLevó las manos a su espalda baja y mantuvo un porte formal, cerrándose a compartir más de lo necesario como era característico de su personalidad rígida -No se preocupe- se limitó a ser amable, ya que debido a que notaba que Lysander le trataba con cierta preocupación, debía de guardarle el respeto debido. -De tener problemas de sueño en el futuro, no se abstenga de pedir ayuda.- acotó, refiriéndose al té. Observaba a la dama de reojo, consumiendo cada detalle de la misma para grabarlo en su memoria. Era de una personalidad peculiar a primera instancia. -Hágame saber cuándo esté lista para partir-
Alegra: Parpadeó un par de veces y luego se le escapó una risilla. - Vaya. Lysander de verdad no mentía cuando me contó que eras recto como una tabla. - Sorbió un poco del té. Ya estaba perfecto. - Pero está bien... Creo que en un lugar como este se necesita gente así... Estoy segura que sin ti este castillo se vendría abajo. -
Sven: Frunció el entrecejo. No estaba acostumbrado a lidiar con gente tan efusiva, genuina y cálida. Sus comentarios aunque inocentes, los recibía tal cuales halagos innecesarios -De no estar yo, alguien más estaría en mi lugar. Mi posición y mi persona son reemplazables. Nadie es único en este mundo- dijo con acidez, lo cual creía absolutamente cierto. Lo que más le intrigaba al neonato era la presencia de la mujer y el trato especial que recibía, por lo que se atrevió a preguntar al respecto, dándose cierta libertad de investigar -¿Señorita, cómo terminó en esta isla?-
Alegra: - Si, esperaba que respondieras eso. Pero te equivocas mucho. - Sonrió. No conocía del todo a Sven, pero la manera en que Lysander se había llegado a expresar de el en su presencia le hacía pensar que no era tan reemplazable como el creía. - Ah? ... Bueno... esa es una larga historia, pero digamos que llegué aquí por accidente. - Se puso de pie y sostuvo la taza vacía entre sus manos. - Un muy agradable accidente. -
Sven: Al observar la taza vacía en sus manos, le ofreció retirarla de las mismas con un gesto. Sintió sus adentros dar un vuelco con la primera afirmación, pero mantuvo compostura y simplemente dejó escapar un gesto noble por una fracción de segundo. Conforme a lo segundo, sentía una especie de preocupación- los humanos como raza solo habían sido gente cruel y maligna con su persona, encerrando secretos y mentiras para manipular y mancillar. Justo en ese momento no confiaba en Alegra, por lo que dedicaba su escepticismo para estudiarla, y conocer la fuente de como se había infiltrado hasta Mirovia.
Era realmente preocupante.
-¿Vamos?- musitó, notando que no restaba mas por hacer que encaminarle al cuarto.
Alegra: Se sopló un mechón de cabello que se interponía en su rostro y caminó hacia Sven. - De acuerdo...- Lo siguió fuera de la biblioteca y por los pasillos. Sin embargo la curiosidad era demasiada y el hombre muy secretivo. - Y... lleva aqui mucho tiempo? Se ha cortado el cabello en todo ese tiempo? Se ve muy bien cuidado...-
Sven: Meditó antes de contestar, analizando que no habría ningún mal en brindar dicha información -Lo suficiente en ser el único con más longevidad en servir el castillo- aún así se recató en ser específico. Ignoró la pregunta más trivial, y simplemente se limitó a dar una razón apropiada -la imagen de los sirvientes son un reflejo de su excelencia- dando a entender que su impecable porte se debía a querer enfatizar la elegancia de aquel lugar, y el renombre que cargaba. Continuó dando pasos a lo largo del pasillo, prefiriendo el silencio pero suponiendo que no se extendería, por lo que prefirió tomar la batuta en las preguntas -¿Cómo ha encontrado su estancia en la residencia Velfast hasta ahora?-
Alegra: Entonces si era el mas viejo de los sirvientes. Eso explicaba muchas cosas... Estaba por llegar a la habitación cuando Sven le hizo aquella pregunta. - Mejor de lo que creí! Sabe... he estado usando este aparato mágico, la tableta arcana. Todo el tiempo leo cosas terribles que dicen de Reapergate... Y de Lysander también. Al principio estaba asustada, pero con el tiempo me di cuenta que no podrían estar más equivocados. De verdad me he sentido muy cómoda y bienvenida aquí... - Un ligero rubor se acomodó en sus mejillas. - Es como una fantasía de cuento de hadas... eh... o de terror. Pero terror romántico... ah!! quiero decir ...no... bueno. No importa jeje...-
Sven: Aquella última afirmación le hizo levantar una ceja. Era una mórbida curiosidad, la manera más sencilla de atraparle el interés. Quizás lo que más se acentuó fue la palabra romántico. ¿A qué se refería? -¿Acaso ha experimentado aventuras únicas aquí?- dijo en un pobre intento por averiguar aquella incógnita que dejó al aire de forma inconclusa. Se detuvo en la puerta que determinaba la entrada a la habitación de la dama, expectante de cuál sería su próxima acción.
Alegra: Se tapó la boca con los dedos, y su rostro se inundó un poco más en su prominente rubor. - Bueno.. Tu pareces ser de los que guardan secretos, así que te cuento... Últimamente Lysander pasa mucho tiempo conmigo... Al principio creí que quería drenarme la sangre, pero nunca lo ha intentado. Creo... - Se dio unos golpecitos en la mejilla con los dedos - Creo que le agrado!~ Y bueno a mi también me agrada el y no se, me ha contado muchas cosas... Ahh pero no vayas a decir nada si?- Juntó las manos, pidiéndoselo por favor.
Sven: Aquello fue un tumbo. Un golpe de realidad y un remolino de sensaciones internalizadas que se pronunciaron en puños apretados, los cuales estaban escondidos a su espalda fuera de la vista de la ajena -Por supuesto que no- afirmó, lo cual era una veracidad de su parte, no era quién en siquiera tener un amigo o confidente en qué depositar dichos secretos, por lo que cualquier cosa mencionada a su persona, era como mencionárselo a un mismo cadáver.
Se sentía preocupado, de cierto modo, también engañado. Pero no era momento para divagar en esas sensaciones -Alegra, con su permiso, espero que el té le haya ayudado, y que su estancia aquí sigua siendo agradable. De sentirse en la necesidad de conversar, no dude en localizarme.- Aquello último fue un impulso indeseado que se formuló en su lengua.
Alegra: - Ah.. de acuerdo Sven! Buenas noches!!!- Dijo entrando a su habitación. - Pero los vampiros no duermen o si..? ... Bueno, ya lo averiguaré luego! -
Sven: Conforme la mujer dio las buenas noches Sven se retiró de las cercanías, dirigiéndose a sus aposentos con prontitud. Sus puños seguían apuñados y su quijada apretada, atribulando de aquel encuentro forzoso.