Viaje sin rumbo {Cerrado} (2/2)

Escuchándola a su lado se relajo reacomodandose las cosas que llevaba consigo, por suerte había metido los libros a la bolsa también por lo que maniobra resultaba más sencillo.
—Puedes llamarme como gustes, milady—Agregó estrechando los ojos a la distancia, dando vuelta en una esquina para seguir de frente.—Mi nombre bueno es Eerie...si no quedas conforme puedes usarlo también.

A unos pasos la puerta de madera negra les daba la bienvenida, silenciosa.
Empujándola el olor de la piedra fría llenaba la estancia, limpia y confortable, mascullando entre dientes la habitación se ilumino por si sola. Del centro una esfera ardía luminiscente.

Asintiendo al nombre camino tras una pared para llegar a la cocina donde coloco lo que llevaba en brazos sacando los libros, volviendo con ellos a la estancia donde la muchacha se encontraba, mirándola hacer ante la pequeña construcción.—Puede ir a sus anchas, Celeste, aunque no hay demasiado a donde ir.
Masculló sacando los tubérculos y la harina, al igual que las especias. Una sopa cargada de vegetales era agradable y ligera para antes de dormir, apartando la capa la deslizo fuera de sus hombros y se dirigió al perchero a punto estaba de depositarla cuando la pregunta llego a sus oídos.
—Esta es una casa, mi hogar esta lejos de aquí, pero en mi experiencia es reconfortante y extraño, para los míos el lugar donde habitamos se vuelve parte de nosotros, en mi montaña no cambiaban las estaciones más allá de un ligero cambio a no ser que yo corriera....para mantenerme en el debía moverme.
Agregó con simpleza mirándola con sus ojos negros.—Es bonito...
Termino por aceptar mientras se arremangaba la camisa gris de cuello alto y se dirigía al fregadero de la cocina donde un cubo de agua limpia descansaba junto a un tarro de hierbas para acicalar.
—Es hora de ganar la comida, lavarse las manos y cocinar, querida mía.

Con un suspiro de alivio, un cansado y desgarbado unicornio miro a la chica que tenía a su lado expectante, manteniendo silencio sus ojos negros se posaron en el potencial desastre que había alrededor. ¡Gracias a los dioses que no poseía demasiadas cosas y era una simple sopa!, pensó arremangándose las manos para apagar el cigarrillo en un cenicero a la mano, con la sopa hirviendo a fuego lento.

Volviéndose hacia ella una vez más, hizo un puño colocandolo frente a sus labios para limpiarse la garganta con un carraspeó.—Todo listo...ahora quizás deba tomar un baño pequeña dama, la cena estará lista en diez minutos tiempo suficiente—Sonriendo con malicia continuó señalandole el baño—Si cree necesitar ayuda con ello no dude en pedirla, pucelle...

Al ver que se debatía se compadeció un poco de ella, su frigidez por encima de cualquier falta de emoción era visible así que lo dejo estar. No era su estilo de cualquier manera, por más divertido que aquello pareciera, aunque pensaba que aquella conducta era más propia de humanos que de arcanos...y que decir de un licantropo...
Estirando una mano le palmeó la cabeza con suavidad dando una cabeceada a donde la ducha.—Vaya dulzura, entre más pronto se duche más pronto comerá, así podrá irse dejando mi conciencia en paz, sabiendo que no se desmayara y se sentirá cómoda y linda.