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Post by Wild Fang on Sept 15, 2018 4:11:20 GMT
Quién sabe cuantos meses habré desaparecido, necesitaba concentrarme en mi mismo, en lo que quería y necesitaba, necesitaba volver a sentir la brisa del bosque, escuchar a los animales y abrazar lo salvaje del mundo, hice cosas indebidas, como cualquier otra persona lo haría, pero eso solo me acercaría cada vez más a lo que necesito, el entendimiento personal es algo muy difícil, más de lo que creí, sin embargo la paciencia prospera en algún punto y se vuelve dulce, quitando todo lo amargo de situaciones que ya han quedado olvidadas.
Quizás el punto más importante que toqué en mi travesía fue el despertar de mi primavera, cuando finalmente comencé a sentir aquellas cosas las cuales no terminaba de entender, incluso ahora. Toda esa labia que poseía quizás no era moralmente correcta, pero desde cuando eso importa realmente, la moralidad jamás ha sido algo que caracterice a mi raza, somos salvajes y actuamos por instinto a fin de cuentas, no tememos a la muerte, a provocarla, al abandono y el exilio. La sexualidad de los licántropos podría considerarla algo controversia, después de todo nosotros siempre hacemos ese tipo de cosas por impulso más que por sentimientos, sin embargo yo jamás lo vi así, aquellas veces que me relacioné íntimamente con Beltaine y Noitye no fue por buscar el simple placer, más bien, buscaba una aceptación por parte de ellos, siempre me he sentido pequeño y tengo esa necesidad de demostrar que no lo soy, por eso hacía ese tipo de cosas, necesitaba la aceptación, en especial de aquellos que más amaba, sin embargo aquello que sentía por Noitye, a pesar de que era lo mismo que sentía por Bel, me di cuenta que eran cosas diferentes, podría decir que lo que hice con Noitye fue simplemente para poder liberar toda la tensión que había entre ambos y la cual era demasiado notoria... Una vez hice mi cometido y resultando en un desenlace fatal me di cuenta de eso, quizás demasiado tarde ya... Pero nunca es demasiado tarde para nada, aún estamos vivos después de todo.
He estado recorriendo diversos lugares en mi afán de encontrar cosas nuevas, tantos lugares con los cuales he descubierto cosas nuevas, cosas hermosas y experiencias inolvidables, desde las doradas playas que hay en estas tierras, hasta los soleados desiertos y los mágicos bosques que posee Mirovia, pero había un lugar que no había pisado durante meses... Los Manglares. Aquel lugar en el cual confesé todos mis errores y no de una manera muy elegante que digamos, durante todo mi proceso este lugar me causaba cierto pánico, por lo que no había vuelto allí... Hasta hoy, luego de largas noches intentando procesar todo, finalmente pisé las húmedas tierras de este salvaje lugar.
No había cambiado mucho que digamos, todo se veía igual de peligroso que cuando estuve por última vez, solo que había algo ligeramente diferente, una gigante fortaleza entre los gigantes árboles de la frondosa selva, jamás le había visto antes, quizás fue construida hace poco, la verdad es que me viene bien, el clima se ve algo feroz y no me gustaría estar aquí con una tormenta... Solo espero no causar mucho revuelo dentro, aunque me extraña no haber oído de esto antes, aunque eso igual es debido a mi nula interacción con otros Arcanos durante este lapso de tiempo.
Las puertas estaban cerradas, comenzaron a caer finas gotas de lluvia del nublado cielo, estaba comenzando a preocuparme, no quería mojarme la verdad y en este lugar que es demasiado peligroso mucho menos. Comencé a buscar algún lugar para entrar... Entre la constante búsqueda logré visualizar una ventana que estaba abierta, quizás por algún descuido, ahora el reto sería llegar hasta allí, bueno no un reto realmente, solo debía trepar el árbol de a un lado y saltar hasta la ventana. Tras hacer eso, cosa que no me costó demasiado, logré ver el interior de la fortaleza, era bastante grande, y había algo de ruido en el interior.... -" Solo espero que mi presencia sea de su agrado o me llevaré problemas "- Susurré, pero la sala era algo espaciosa y se escuchaba un poco de eco.
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Post by Beltaine Waters on Sept 15, 2018 4:51:22 GMT
Varios meses transcurrieron hasta que la fortaleza se terminó. Con tres de los arcanos más talentosos de la isla y con Beltaine como su cabezilla, nada temieron cuando escucharon de la llegada de Blackstag y la maldición relampagueante que azotó a Mirovia como una plaga. Sin perder tiempo, los cuatro arcanos se pusieron en movimiento, sirviendo así la fortaleza como un refugio para aquellos que todos los días vivían con miedo de ser los siguientes en ser reducidos a bestias de ceniza. Al comienzo la fortaleza repelió a todas las amenazas que se acercaban, armada con poderosos cañones mágicos y cubierta hasta los cimientos con los altos y gruesos manglares que fijaban el cauce de las turbulentas aguas del río. El dominio de Beltaine sobre las aguas había crecido a tal grado que ya no necesitaba salir para resguardar los muros de sus dominios. La fortaleza ofrecía un oasís para las mentes y cuerpos cansados. Pero...Ninguno podía volver a salir hasta que la amenaza hubiera pasado. No parecía suponer un problema, la comida crecía en ese lugar y había suficientes camas y sitios para descansar. Más nada peor puede haber al agovio experimentado por el aislamiento forzoso. La sensación de barrera y la incapacidad de traspasarla para llegar al otro lado, a esa vida que debieron abandonar a cambio de su seguridad. Y Bel... Se encerró a si mismo en lo más alto, en el santuario del punto más remoto de la fortaleza, donde podía sentir desde ahí lo que se acercaba o llegaba a tocar los muros. Un Kelpie que había superado los difíciles retos de haber sido cortesano, guardia y sobre todo, padre de un tritón que había crecido de un estirón.
Jouna parecía contento en ese lugar. No le faltaban amigos ni sitios para jugar, y sobre todo, Bel podía vigilarlo siempre y cuando se mantuviera dentro de los muros. Se estaba convirtiendo cada vez más en un adulto y el Kelpie no podía hacer más que suspirar por el tiempo que parecía querer adelantarle su alegría.
Pero una perturbación lo hizo estremecer.
Algo o alguien había atravesado los muros, y se iba acercando. Por fuera lo pudo haber repelido pero como ninguna alarma de amenaza había sonado, esperaba que fuera solo otro refugiado que se le había pasado por alto rescatar. ¿Habría escuchado sobre lo que representaba la fortaleza? imposible, estaban desconectados del exterior más que por unas pocas ventanas hermeticamente cerradas, los únicos que poseían llaves eran él, Jouna y sus 3 centinelas.
Desde donde estaba no podía determinar su raza ni si era una amenaza, solo su existencia, pero más, se estaba acercando cada vez más.
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Post by Wild Fang on Sept 18, 2018 3:37:54 GMT
Al parecer el lugar en el que estaba era una especie de habitación, al salir pude notar que habían varios arcanos en el lugar, "vivirán aquí?" pensé, era bastante probable, pues la fortaleza era enorme y por lo que veo posee distintas habitaciones, lo cual lo hace bastante coherente. Al principio intenté esconderme para que no se dieran cuenta, sin embargo parecía que no les importaba que estuviera presente, eso me sacó un poco de mis casillas pero, si a ellos no les molestaba era mucho mejor para mi.
El piso era de tierra, algo húmeda pues estábamos en los manglares, el ambiente húmedo era algo normal. fui caminando poco a poco viendo los alrededores, la gente parecía actuar como cualquier otro día, habían algunas plantas que decoraban el exterior, podría decir que era bastante cómodo el lugar y si tenía suerte podría pasar la noche aquí por la tormenta, mientras me quede tal como estoy ahora y no cause estragos mi plan saldría a la perfección.
Aunque... Podría quedarme tranquilamente aquí conviviendo, porqué no ver que hay más allá de estas pequeñas habitaciones y toda la naturaleza de los manglares? Soy algo curioso. siempre lo he sido, supongo que aquel capricho mío aún está ahí. Habían varios pasillos en este lugar, por lo que elegí al azar y simplemente me aventuré dentro de las paredes de esta enorme fortaleza. El pasillo era algo largo, mis pisadas resonaban en el eco, no venía nadie ni por detrás ni por delante de mi. al parecer a los arcanos no les inmutó mi presencia dentro de la fortaleza, lo cual me perturbaba de alguna forma, aunque lo mejor será no darle muchas vueltas a eso. Luego de unos minutos llegué a otro lugar, este a diferencia de la zona anterior se veía más pura, había césped, muchos árboles, agua pura, este lugar era bastante extraño, era como si estuviera en un lugar completamente diferente a los manglares.
Caminé un poco inspeccionando el terreno, me topé con un manzano, a sus pies un par de manzanas habían caído, recogí una y la comencé a oler, será seguro comerla? No parece haber sido manipulada... Le di un mordisco, titubee un momento pero al final tragué, parecía ser una manzana común y corriente, no terminaba de entender aún que era todo esto. Alcé la vista, habían uno que otro arcano también merodeando por aquí, recogiendo frutas y otros cazaban los animales que habían, los miraba con detenimiento, me preguntaba como podían vivir sin ningún problema aquí, simplemente lo siento todo tan falso, es como si nada de esto fuera real, pero para ellos es real, simplemente no lo entiendo...
En mi mirada se cruzaron unos pasillos, al parecer daban a otra especie de zona, tomé mi lanza y me apresuré para llegar a aquel lugar, los Arcanos que se encontraban en el lugar tampoco me miraron extrañados, quizás piensan que soy como cualquier otro que vive por aquí. Finalmente llegué a aquel pasillo que se encontraba en aquella zona tan pura, era como una pradera, pero no era real... O al menos eso me da a entender este lugar, realmente me siento confundido... Como sea, tengo al pasillo frente a mi, parecía ser igual de largo que el anterior, por lo que solo me adentré, a la mitad del recorrido pude notar una puerta, la intenté abrir pero al parecer se encontraba cerrada... Me quedé pensando que podía hacer, intentar abrirla o irme... -" Pues si todos creen que soy de aquí no habrá problema "- Tras decir eso con mi lanza comencé a golpear la puerta pero esta no parecía recibir daño alguno, estaba realmente intrigado.
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Post by Beltaine Waters on Sept 18, 2018 5:52:13 GMT
Intentó no darle vueltas a la situación, pero era algo que lo inquietaba. De estar encerrado tanto tiempo, la mente comienza a jugar con nuestra percepción y nuestros sentidos, retorciéndolos en ideas cada vez más extrañas hasta que terminas olvidándote de quien eras o de lo que has venido a hacer. La soledad puede ser un regalo, pero para Beltaine, no era más que un castigo. Se había vuelto a si mismo un mártir para proteger a Mirovia de la amenaza exterior.
Los días en su trono eran desolados. Las visitas de Rosse y Jouna se fueron haciendo menos frecuentes y parecía que solo podía hablar con las estatuas de Kelpie que abundaban por los pasillos conectados a la sala. Pasillos largos con escalinatas que refractaban una tenuedad verdosa, como si estuvieran sumergidas en una ciénega antigua y turbia. Pero las estatuas no respondían, así que no valía la pena ni dirigirles la palabra. Del mismo marmol que dio vida a innumerables obras, cada una de esas estatuas fue hecha por su amigo Dominique para complacerlo y consolarlo. Las plantas que colgaban del techo y adornaban ese mismo mármol, Obsequios de Juliette para que su mente no viajara más allá del paso de los eones y se encontrara con los cazadores de su cordura. Tecla siempre se lo advirtió, que un líder por más que deseara el bien para el mundo, terminaría consumido al alejarse de sus semejantes.
¿Pero que más podría hacer? Al principio no podía pensar en nada salvo resguardar los muros de los relámpagos y rescatar a tantos arcanos como pudiese. Finalmente luego de semanas pudo lograr esa meta y una parte de la población podía dormir tranquilamente sin temor a las represalias de BlackStag. Aún así... Cuantos más días pasaban, más olvidaba quien estaba sentado en ese trono y para que.
En los últimos lapsos de razón que tuvo, había dormido en verdad muy poco, permanecía recostado en ese mismo lugar, con los ojos abiertos pero siempre alerta al exterior, su habilidad de percepción extrasensorial no dejó de trabajar desde que se levantaron las murallas de la fortaleza, pero eso a la larga estaba consumiendo a Beltaine, quien todavía continuaba exigiéndose al máximo en ese lugar. Las largas horas entrenando su cuerpo y sudando litros eran la única razón por la cual no se había vuelto totalmente loco por su aislamiento. Ahora, entre sus manos, una alabarda de espectacular filo reposaba, como recordatorio constante de su labor.
El intruso todavía se seguía moviendo. El no tenía nada más que hacer, sino esperar.
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Post by Wild Fang on Sept 22, 2018 3:25:59 GMT
Al parecer la entrada estaba bloqueada, no importaba cuantos golpes asestara, esta no parecía titubear ni un poco, no sabía que hacer realmente, aunque bueno, después de todo lo principal era cuidarme de la tormenta y eso logré. Se podía escuchar de manera tenue la lluvia cayendo de manera incesante desde fuera de aquella fortaleza, el aire se ponía cada vez más helado, no me sorprendería si luego de esto pescaba un resfriado. Tras unos minutos de estar atacando a la puerta para averiguar si esta se abriría, me rendí y me senté frente a esta, observando a detalle aquel paraíso sintético que alguien había hecho para toda esta gente.
Al haber Arcanos de distintas razas era poco probable que perteneciera a una familia, me inclinaba más a algo así como un hospedaje, parecidos a los que hay en las ciudades más grandes, todos parecían tan relajados, como si ya estuvieran acostumbrados, me pregunto desde cuando estaría aquí o si ellos ya sabían de su función, esto me genera muchas dudas, pero fuera de eso, aquel que haya hecho esta edificación debe ser un hombre muy generoso y amable, después de todo, en estos tiempos de crisis lo que menos haría alguien sería velar por la seguridad de todos, la gente se ha vuelto tan egoísta a final de cuentas.
Miraba mi mano con determinación, ver que aún queda gente así de buena me generaba regocijo, después de todo en mi interior siempre ha habido un lado justiciero, ese amor por el resto y las ganas de salvar a quienes corren peligro... Eso lo aprendí hace mucho tiempo, no recuerdo de quién, pero de seguro era alguien muy sabio.
El tiempo transcurría lento, no había nada que hacer, nada que explorar, nada... Podría cazar algún animal que hay por aquí, pero eso no me causará satisfacción alguna. Me comenzaba a inquietar, tanto silencio en esta parte de la fortaleza, sumado al ruido estresante de la lluvia me generaba un nudo en el estómago -" Cuanto tiempo más deberé esperar para seguir explorando "- Exclamé, casi exigiendo aquello, de verdad quería saber que hay más allá de aquellas habitaciones y este jardín artificial, sabía que había más, era obvio, pero no lo podía conseguir tan fácil... Joder estos pensamientos de cachorro todavía se encuentran dentro de mi, aún soy un cachorro inmaduro, aunque nunca me he cuestionado si eso está realmente bien, o si está realmente mal, como sea, no creo que sea de mucha relevancia. Pegué un fuerte último golpe a la puerta tras de mi, aún con esa vil esperanza de que algo suceda, aún después de aceptar que no pasará nada.
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Post by Beltaine Waters on Oct 8, 2018 22:41:14 GMT
Rígidas las columnas de mármol blanco de su santuario, donde apenas iban creciendo las vainas de la uva cuyo fruto nunca alcanzaría la madurez dada la poca luz que entraba de los altos cristales en domo del tejado, por siempre nublados en la eterna tenuedad del oscuro ambiente de Mirovia, maldecida la isla por el rencor y la venganza del errante nocturno Black Stag.
Encerrados, pero seguros. De esa manera se planificó y ejecutó el plan maestro de cuatro arcanos que se unificaron para levantar la magnificencia que ahora habitaba lo que restaba de la población de Mirovianos, solo los afortunados que pudieron ser rescatados o unos cuantos que escucharon los rumores del refugio y acudieron buscando socorro.
Sentado en su descolorido trono, Beltaine trataba de pensar quien habría sido el intruso de su morada y porque no dejaba de rondar por su cabeza. Sus sentidos parecían responder a su presencia aún cuando esta fuera desconocida para su memoria. Por las señales que recibía en sus aletas (cada vez más fuertes) podía intuir que el forastero trataba de llegar hacia él. Si eso era lo que quería, eso es lo que iba a conseguir.
Un solo movimiento lateral de su pesada mano y una corriente circuló por debajo y entre los muros sin ser vista. Un mecanismo interno permitía al Kelpie abrir y cerrar las puertas, ventanas y sistemas de toda la fortaleza con apenas un poco de esfuerzo para mover el agua interna de los muros de grueso granito y piedra albina. La manivela del molino que sellaba la puerta del santuario giró y el portal se abrió levantando la placa de piedra que la cerraba.
Un aire limpio entró circulando por un largo y frío corredor que invitaba al forastero a encontrarse con el morador de aquel desolado lugar.
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