Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Apr 30, 2017 0:18:40 GMT
Tres días antes de la invitación de Aesther a su fiesta, Ajani estuvo jalándose el cabello pensando qué podía regalarle. Después de mucho meditarlo, recordó que la chica le había pedido un baile. Si bien no tenía la más mínima intención de bailar con ella, le daría lo que le había pedido. Y que mejor sino al más puro estilo de la Corte del Verano. Después de contactarse con 3 de sus guerreros, se pusieron a lo suyo con determinación de poder lograr lo que Ajani les había pedido. Fueron días difíciles, sobre todo por Drog, que no dejaba de cometer errores. Por un momento, Ajani pensó que lo mejor sería dejarlo a un lado y darle otra cosa a Aesther, pero Ryu y Ra lo motivaron a continuar. Si ya estaban tan cerca de lograrlo, sería tonto rendirse y tirar a la basura lo mucho que habían conseguido.
El sol de puso dando lugar al crepúsculo sobre la fiesta. Las cosas parecían estar más tranquilas, pero la gente aún seguía tomando y celebrando. No parecía que la fiesta se acabaría pronto, sin embargo, había alguien que brillaba por su ausencia y ese era Ajani quien Aesther probablemente comenzaba a dudar si llegaría. Hace un par de días habían tenido una discusión la cual terminó en Ajani diciéndole a la Soberana que "pensaría" sobre ir a su fiesta. Y si, bien no pudo haber dio, pero no era tan ruin como muchos miembros de la primavera creían que era.
De pronto, Ra, Ryu y Drog, con atuendo polinesios de faldas de hojas y adornos en el cabello llegaron caminando imponentes hacia el templo de primavera, cada uno sosteniendo un palo entre sus manos. Los tres se veían serios, y se pararon a los piés del templo, doblando un poco las rodillas y cerrando los ojos. La atención de la gente de los alrededores inmediatamente fué captada y todos se quedaron silenciosos. Un cuarto hombre se sentó relativamente cerca de los tres y comenzó a golpear un enorme tambor que traía consigo. Después de tres golpes, se escuchó el rugido de un león, y Ajani, de encima del templo de primavera, saltó hacia donde estaban reunidos los otros. Los cuatro se golpearon el pecho y, al ritmo del tambor y la música hawaiiana empezaron con un baile lento, una ofrenda de honor y orgullo que contaba la historia de los cuatro Soberanos llegando a Mirovia. Referencia
Cuando ese baile terminó, los cuatro hombres tomaron unas antorchas que fueron espectacularmente encendidas por Ra Kai. Ahí es cuando el verdadero espectaculo comenzó. La música se tornó mucho más rápida, más violenta. Como una oda a la guerra. Los hombres empezaron a maniobrar con las antorchas de una manera que parecía que en cualquier momento se quemarían, sin embargo, fueron manejadas con tal pericia y perfección que las reacciones solo dieron paso al asombro.
Referencia
Una vez terminada la danza, los cuatro hombres cayeron sobre sus rodillas y gritaron el muy particular "CHEEHOOO!!!", que su Corte realizaba cuando estaban llenos de alegría y emoción. Se pusieron de pié e hicieron una reverencia, seguidos por aplausos, ( y gritos de parte de los miembros del verano que se encontraban en la fiesta.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 30, 2017 1:27:46 GMT
Aesther se movía de grupo en grupo y de brazo en brazo. Debía ser cordial, debía estar alegre pero su mirada llevaba rato ya siendo insistente hacia la entrada del templo... No había ninguna seña de Ajani... aún. Esperaba que fuera realmente... se lo había dicho... A pesar de aquella pequeña discusión, había asumido que se trataba de una broma. Aún conversando con algunos arcanos que se habían presentado a la fiesta, no se esperaba lo que sucedería en unos minutos. Escuchó los murmullos de la gente y se mantuvo alerta al movimiento de los invitados que comenzaron a aglomerarse en un lugar en específico. Confundida, caminó con lentitud hacia aquél sitio. Pudo ver a tres jóvenes vestidos como los guerreros del verano... estaban demasiado descubiertos. Vaya que siempre llamaban la atención de esa manera. La gente a su alrededor se hacía a un lado, dejándola pasar para que se encontrara lo más cerca posible. Los muchachos parecían estar preparándose para algo sumamente singular.
Uno. Dos. Tres. Después un golpe. ¡Qué emoción! ¡Qué jóvenes tan considerados! Ensayar un baile para ella, vaya que no se esperaba un gesto tan especial de su parte. Juntó sus manos a punto de aplaudir emocionada, sin embargo, un rugido resonó por todo el templo dejando a todo el mundo callado. Los pájaros volaron de los árboles, asustados por el estruendo mientras que los invitados comenzaron a buscar con sus miradas sorprendidas e intrigadas. Aesther no fue la excepción. Sintió un palpitar acelerado en su corazón mientras sus ojos reconocían una figura al tope del Templo de Primavera. ¡Ajani! Se llevó las manos a la boca al verlo saltar desde aquella altura; realmente su fuerza era sorprendente. Inevitablemente dio unos cortos pasos hacia adelante, una vez que el Rey del Sol se incorporaba a su grupo y comenzaron aquella danza.
Toda duda de que Ajani supiera bailar se despejó al ver aquellos movimientos llenos de gracia pero también de fuerza. Inevitablemente, su rostro tomó un color carmesí; era difícil quitar sus ojos de encima y no sólo por la belleza del baile. Colocó sus manos sobre sus mejillas, sintiendo la calidez de su piel estarle dominando en aquél momento. Pero además de estar ruborizada, estaba sumamente conmovida al poder ver en sus pasos, la historia de los cuatro Soberanos. Su hermano podía ser brusco, a veces difícil de dejarse querer, pero ese gesto que estaba teniendo en aquél momento no podía ser otra cosa mas que amor por ella y el resto de los Soberanos. Un respeto y devoción que de manera silenciosa se manifestaba en el compromiso que Ajani demostraba con el dominio y soltura de su cuerpo.
El baile había terminado y Aesther, impaciente por manifestar su asombro, alegría y extrema admiración, juntó sus manos para comenzar a aplaudir, sin embargo, se detuvo al ver que aún quedaba más que mostrar. Al encenderse las antorchas pudo sentir aquél calor sobre su rostro. Ya había caído la noche y el movimiento del fuego en el aire podía apreciarse con mayor detalle. La sonrisa de la Soberana de la Primavera se extendía a lo largo de su rostro como una marca causada por aquella oda a la guerra. Se quedaría permanentemente en su corazón, lo sabía. Podía sentir a algunos invitados a su alrededor moverse con cierta cautela, incluso algunos se volteaban soltando algunos gritos ahogados por la cercanía de aquellas llamas pero la ninfa permanecía, a pesar de que las chispas rozaban apenas su piel.
Ese calor era un abrazo. Podía sentir la pasión del verano en su cuerpo. Aquello no hizo más que acentuar su admiración hacia el Soberano de Verano. La danza terminó antes de lo que hubiera deseado. Con aquél grito aguerrido, se dio la pauta para que toda la fiesta vitoreara, algunos pidiendo más. Aesther no podía contener su euforia. Entrelazó sus dedos, saltando satisfecha. No podía quitar su mirada de Ajani. Jamás se había imaginado poder verlo ejecutando un baile así y menos en las tierras de la Primavera. Definitivamente que esto era más de lo que hubiera poder estado esperando. Si bien, no compartieron la pista de baile, recibió algo aún más íntimo y especial. Su tiempo, su esfuerzo y el gesto de que todo aquello hubiera sido una gran sorpresa. Sus ganas de correr a abrazarlo y besarle las mejillas tuvieron que ser contenidas; por mucho que ese fuera su deseo, conocía perfectamente a su amigo. Era su momento y no lo estropearía por su inmenso cariño; eso podría esperar, mientras tanto, continuó aplaudiendo, uniéndose al coro de admiración que tanto se merecían el Rey del Sol y aquellos jóvenes.
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Post by Beltaine Waters on Apr 30, 2017 7:44:59 GMT
Fue una carrera contra el tiempo ir a todo galope del templo del verano al templo de la primavera, pero contra todo lo esperado y conociendo el terreno, Beltaine había llegado a tiempo para presenciar el baile de sus compañeros. Se habían esmerado mucho con los ensayos según podía leer de los mensajes que lo mantenían informado, no era sencillo encaminarse a otras tierras peligrosas y dejar desatendidas algunas de sus responsabilidades como cortesano, pero en nombre de su señor tenía que explorar los terrenos y traer consigo grandes tesoros; aunque siempre le dolía no poder formar parte de los eventos, sintiéndose un tanto rezagado.
Los golpes estremecieron el aire de pronto al manifestar su abrumadora presencia. Sus compañeros así comenzaron su danza con un despliegue de movimientos tan fluidos como el caudal de un río. Beltaine pudo sentir la energía con la que danzaban aún estando lejos, toda la pasión con la que se desenvolvían en el escenario estaba proyectada en el dinamismo de sus cuerpos. Drog, Ra, Ryu, estaban encendiendo el escenario logrando que la multitud se emocionara. El verlos danzando ahí, fuertes e imbatibles, provocó que una oleada de fuerza subiera por su cuerpo como espuma marina mojando la arena; sus aletas se extendieron lo más que pudieron abarcando la emoción desenfrenada que se sentía en el ambiente. Finalmente la estrella principal hizo su aparición. Ajani, soberano del verano llegó como el atizador de una hoguera, potenciando la vitalidad con la que el baile era realizado, esta vez con varas encendidas con el vivaz fuego que rivalizaba con el de sus corazones. El perfume se disipó con la danza feroz que realizaron y en su lugar solo se podía percibir la pasión con la que su baile relataba la historia de los cuatro soberanos.
Pocas cosas podían hacer que Beltaine llorase desde que el trébol carmesí del dolor atemorizaba sus sueños. Pero al ver la dedicación y la entrega con la que sus compañeros y su soberano actuaban, fue suficiente para que el agua pura brotara de sus orbes dorados. No se pudo contener, el carisma de Ajani iluminó con su calidez el templo de la primavera como si un sol hubiera aparecido sobre el escenario, abrigando consigo un sentimiento de admiración que Beltaine tenía hacia ellos pero pocas veces se atrevía a decir. En la corte del verano las acciones valían más que las palabras, los que en el escenario danzaban junto al fuego eran el ejemplo perfecto de ello.
al igual que las lagrimas, no pudo contener su emoción al vitorear con fuerza, olvidando por un momento los temores que lo perseguían desde hace tanto. Siempre era grato ver los rituales y festejos que traía consigo el verano.
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Post by Natsu Geshi on Apr 30, 2017 18:40:58 GMT
Natsu se hizo en primera fila sin esperar un segundo, era maravilloso, asi que inmediatamente saco su libro de pintura, hizo el bosquejo, luego salio de la muchedumbre y busco un lugar alto con luz desde el cual pudiera ver la presentacion, y se decdico a pintar al soberanos del verano mientras este hacia su danza, termino la pintura y arrodillado hizo un gesto de agradecimiento para con Ajani, aun que este no lo viera.
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Post by Sabrina Poplawski on May 1, 2017 21:53:20 GMT
Después de haber dejado a la anguila en el Laboratorio, se apresuró para dirigirse al Templo de la Primavera. Llegó tarde pero justo a tiempo para deleitar sus ojos con una danza sumamente fascinante. Le costó trabajo abrirse camino entre los invitados quienes se encontraban agrupados al rededor de tres hombres en vestimentas polinesias y otro hombre tocando un tambor. Seguramente que era alguna danza de la corte del Verano. No podía ver bien puesto que aún se encontraba alejada del sitio e intentaba ver lo que pudiera mientras se ponía en puntas. Seguía las reacciones de la gente, que asombradas miraban al tope del Templo. Aquella figura, asumía, debía ser de Ajani, el Soberano del Verano. Jamás lo había visto en persona pero le habían descrito su aspecto. Muchos de sus compañeros en el trabajo parecían tener un gran enamoramiento irracional con el rakshasa sin siquiera conocerle.
No esperaba que aquél hombre saltara desde aquella altura y lograra aterrizar con semejante destreza sobre el suelo sin siquiera inmutarse. Por reflejo, la sirena se hizo hacia atrás, dejando escapar un grito grave, que de pronto no contrastaba con su delicada estructura lo cual provocó que las personas a su alrededor se hicieran a un lado sobresaltadas, dándole mayor visión y espacio a la chica para caminar hacia el frente y poder ver mejor el espectáculo. Era increíble la condición física de ese hombre, ¿cómo era posible? Sus piernas se veían bastante bien, sin una sola señal de traumatismo. A pesar de que los arcanos eran muchísimo más resistentes que los seres humanos, tenían sus debilidades.
Si había llegado con cierta elegancia y gracia, la perdió totalmente al colocarse de rodillas sobre el suelo y apoyar sus manos contra este para poder tener una mejor visión y poder observar a mayor detalle la manera en que las rótulas se movían. Increíble... podía observar el movimiento de cada músculo. Realmente que el Soberano del Verano era un espécimen digno de ser estudiado también. La gente que podía verla, no se veía de lo más cómoda con la forma tan extraña de la joven... La mayoría de las reacciones eran de exaltación, ruborizarse, algunos se encontraban llorando, pero Sabrina... ella ya había sacado su tableta para pictografiar las piernas del Rey del Sol. La danza terminó y la joven se distrajo tanto viendo sus pictografías que se olvidó de aplaudir. No perdía la vista del rakshasa; esperaba poder hacer contacto con él para que le permitiera hacerle unas pruebas físicas.
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