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Post by Sven Velfast on Apr 30, 2017 21:54:29 GMT
Era una noche agitada. Algunos cuantos invitados por parte de su Lord se encontraban en una de las gigantescas y elegantes habitaciones, en propósito de negocios. Sven se mantenía recelosamente fuera del recinto, cerca del umbral de la puerta en caso de que fuera llamado por su amo para atender alguna necesidaddel mismo o de sus camaradas, y de igual manera, para resguardar y vigilar el tránsito de las criadas del castillo por la zona. En ocasiones una que otra se acercaba, pero el joven mayordomo las interceptaba con agudeza y las refería a tareas necesarias para el mantenimiento del lugar.
Desagradable
Los pensamientos de Ulgriff retumbaba en juicios hacia otros seres y sus habilidades. Tan inmóvil como una estatua, sus ojos detectaban candelabros inundados de polvo, paredes con alguna mancha, un libro fuera de lugar o hasta un insecto merodeando en un rodapie.
Inaceptable
La inmundicia daba tirones a sus impulsos obsesivos de limpieza, a pesar de mantener un semblante completamente serio. ¿Cómo era posible que los otros sirvientes permitieran que dichas asquerosidades dieran lugar en los pasillos por los que caminaba Lord Velfast? Rídiculo. Una de las criadas de bajo estatuto pasó frente suyo, por lo que la detuvo y retiró de sus manos algunos artículos de limpieza tales como una escobilla, algunos paños y un bote de agua con jabón. Le indicó a la misma de forma seca que se mantuviera en la cercanía y le asistiera de manera rigurosa según se lo pidiese.
Limpió con excesivo cuidado todo lo observable desde el umbral de la habitación ocupada. Su labor siendo tan minuciosa, que no dio oportunidad de que una particula de suciedad tocara sus ropas- o al menos eso pensó, al notar que su guante derecho blanco tenía una línea apenas perceptible de mugre en un costado de la palma. Sin inmutarse, se retiró los guantes y se los extendió a la mujer que le asistía -Deséchelos- ordenó, mientras le regresaba los implementos de limpieza y retornaba a su poste de guardia. Para su suerte, llevaba un par extra en el bosillo de su pantalón, los cuales se colocó con paciencia conforme escuchaba desde adentro del recinto de la reunión algunas sillas rechinar sobre el piso, indicando quizás la conclusión de aquellos negocios.
Sven se cercioró que todo estuviera en su lugar, para recibir a los invitados en cuanto salieran por la puerta.
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Post by Lysander Velfast on May 1, 2017 16:59:57 GMT
Al haber cerrado unos cuantos negocios pertenecientes a la entrada de productos a Reapergate, el vástago de larga y rubia cabellera salió de la sala en donde se encontraba, dándole paso a un par de hombres, un goblin sorprendentemente bien vestido y un incubo de igual ver. - Ya conocen la salida caballeros. - Los despidió sin más, poniendo una de sus manos detrás de su espalda y con la otra, sacando un pañuelo para cubrir su boca, la cual, estaba sonriendo más de lo debido. Lysander Velfast, una vez más, había logrado uno de sus cometidos. Justo al lado de la puerta, se encontraba uno de sus más leales sirvientes, Sven. El hombre era una gota de agua y no por nada a Lysander le complacía bastante tenerlo trabajando en el castillo pues, bajo sus cuidados, este siempre se encontraba pulcro y sin una partícula de polvo. Además de eso, Sven seguía sus ordenes al pié de la letra. Si le pidiese que saltara de un puente muy probablemente lo haría... - Sven, que bueno que estas aquí. Hay un par de cosas que quería comentarte amigo mio. Por favor... - Puso su fría mano sobre la espalda del hombre para invitarlo a seguirle. Lysander había puesto tanta confianza en este sirviente en particular, que lo consideraba ya un amigo suyo y, no era tan duro con sus palabras. Bueno, eso si no estaba de mal humor, porque, de ser así, retrocedía 7 pasos a su trato hasta llegar a hablarles a todos los sirvientes como perros sarnosos.
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Post by Sven Velfast on May 1, 2017 17:32:49 GMT
Con la mirada siguió a los invitados que se disolvían entre las sombras de los pasillos del Castillo, en dirección a la salida. Usualmente los acompañaría para cerciorarse de que no perdieran el paso, o hicieran algo indebido. No obstante, su instinto de protección y desconfianza se vio aplacado por el toque de su Lord, Lysander Velfast. Era contrastante la temperatura de ambos, el vampiro siendo frío como la gélida noche y él, cálido y ferviente como el abrazo del sol.
-Por supuesto, my Lord- respondió solemne, asintiendo con la mirada baja de forma sumisa. El señor Velfast había depositado una gran confianza en su persona, y como no, él se había esforzado como ningún otro y mostrado su excelencia como sirviente para llegar hasta ese punto. Sin embargo, nunca se atrevería a tratarlo como un igual aunque este lo tratase con suma familiaridad- un atrevimiento de ese tipo era simplemente inaceptable en su código de mayordomo. Los peones jamás estarán a la altura de los reyes, aunque estos los inviten a tomar de la misma copa.
El joven Ulgriff caminó sin ninguna oposición junto a su amo, observando claramente el buen humor que cargaba. De cierta forma eso le daba tranquilidad, ya que indicaba que todo estaba saliendo según los deseos de su Lord. No lo dejaba exhibir por medio de su lenguaje corporal, pero estaba algo más relajado de lo usual.
Sublime.
Pensó a sus adentros, aunque esta vez, su mente divagaba en qué era lo que su jefe tenía pendiente en decirle. Pensamientos de incertidumbre acompañados por el eco de los tacones de ambos hombres, retumbando en el silencio.
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Post by Lysander Velfast on May 2, 2017 5:04:45 GMT
Una vez llegados a la sala común, Lysander tomó asiento en uno de sus sillones de terciopelo rojo con acabados de caoba favoritos. Se dejó hundir en el, agradeciendo la comodidad de este. - Sabes... Me temo que los Mirovianos estan olvidando quien manda aquí. Ya van varias veces que le faltan al respeto al apellido Velfast... - Se puso una mano sobre la barbilla. - No podemos permitir tal cosa. Creo que se les ha olvidado quién contiene a las bestias infernales que habitan en el bosque de los susurros y Reapergate como tal. - Se mordió una uña, viéndose algo molesto por la situación. - Los seres de la oscuridad deberían estar agradecidos por tener un espacio dentro de esta tierra. -
Dejó salir un suspiro lastimero y luego, le extendió la mano a Sven, quien se veía solemne y serio como siempre. - Al menos puedo contar contigo. ¿No es asi? -
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Post by Sven Velfast on May 3, 2017 0:36:57 GMT
El mayordomo se mantuvo de pie conforme su amo tomaba asiento y expresaba las razones de su reunión, manteniéndose erguido e inmutable. Escoria. Todos ellos. Parásitos atreviéndose a blasfemar contra el nombre de un rey. Inaceptable.
Los pensamientos de Sven se plagaban con disgusto y odio de tan sólo pensar en que una basura en un vasto mar de oro se atreviera a insultar la supremacía de quien lo reinaba. Pero no era de sorprenderse. La plebe no era más que ganado inútil, torpe e ignorante, que necesita ser azotado para entender su posición en la pirámide alimenticia. Tal y como sugirió Lysander, cabezas deberían rodar para poner en línea aquellos que tienen el descaro de desafiar el apellido Velfast, y así en consiguiente frenar inmediatamente cualquier tipo de incitación que esto puediera generar en otras criaturas.
Al ver la mano de su Lord extendida, se acercó con respeto y se posó sobre una rodilla frente a este de forma reverente, no sin antes mostrar el debido respeto y besar el dorso de la palma de su amo.
-Hasta el último aliento de mi cuerpo y más, mi Lord.- respondió el joven Ulgriff ante la incógnita del otro -Si así es su deseo, buscaré y disciplinaré los que han osado en su contra.- fue conciso con su idea, evitando abrumar con palabras innecesarias a su superior. Se llevó una palma al pecho, sobre el corazón, en son de impecable lealtad.
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Post by Lysander Velfast on May 3, 2017 6:50:31 GMT
Lysander esbozó una minúscula sonrisa ante el gesto de Sven por besarle el dorso de la mano. Estaba absolutamente complacido de su lealtad y devoción. No podía pedir mejores sirvientes que los que ya tenía. - Eso no será necesario Sven. Ya he mandado a Haru y al niño foca a disciplinar a los incautos que osaron faltarme el respeto... Pero... - Se llevó un dedo al labio, haciendo una breve pausa.
De su boca, se asomaron lentamente el par de colmillos que adornaban su dentadura. - ¿Te molestaría si...? - Preguntó sin continuar. Ambos sabían a lo que se refería. De hecho, a Lysander no le importaba si a Sven le molestaba o no, pero la manera en que hablaba siempre era de ese modo. Educada y paciente, como si Sven estuviera haciéndole un favor y no al revés.
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Post by Sven Velfast on May 3, 2017 13:35:47 GMT
El fénix con prontitud mas sin apuro se puso en pie, siempre con la mirada baja mientras aflojaba la elegante prenda que sujetaba y adornaba su pecho. De un suave tirón retiró aquello, acariciando en el proceso su cuello con la tela. Seguido se dispuso a desabrochar los primeros botones de su camisa hasta por debajo de la clavícula, de modo que pudiese doblar el cuello alto de la prenda y no estorbar en el proceso de alimentación del Lord Velfast. Dobló con cuidado la prenda que previamente cubría su garganta y la colocó sobre una superficie en la proximidad. Siempre tenía ese algo que lo llevaba a ser metódico y ordenado, hasta en los más mínimos detalles.
Deslizó el dorso de su palma sobre la nuca a modo que retirase su cabello azabache a un costado del rostro. No fuese ser que esa melena interrumpiera de algún modo a su amo. -A su disposición, mi Lord- respondió honorado, a pesar de saber muy bien que aquella petición no estaba en son de discusión, fuesen cual fuesen sus propios deseos.
Sin embargo, dentro suyo sentía algo de envidia hacia los otros sirvientes. No se quejaba del trabajo del castillo, pero también sentía el deseo de limpiar el nombre de su superior en trabajo de “campo”. Siempre dudaba de la eficacia del resto y le perturbaba la idea de que alguien estropeara las cosas. Se mantuvo de pie frente a Lysander, mirando hacia un costado y con la camisa ligeramente sobre el hombro, dando entrada libre para que el otro consumiera a placer.
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Post by Lysander Velfast on May 3, 2017 16:16:44 GMT
Lysander se levantó delsillón, deslizando sus dedos sobre el terciopelo mientras se despegaba de su lugar de reposo. Acercándose a Sven a paso lento, alzó la mano para acariciar la mejilla del sirviente, dirigiéndolo a inclinar la cabeza hacia un lado. La calidez de su piel era notoria y contrastante, más en la frialdad que poseía el vástago que, mientras más frío estuviese, más necesidad de consumir sangre tenía.
Sven ya le había hecho el favor de retirar su cabellera hacia atrás, la cual caía grácilmente sobre su hombro hacia su espalda. La distancia entre ambos hombres se acortó tanto que ni siquiera un naipe podía pasarles por en medio y, sosteniendo al sirviente de la espalda baja, Lysander bajó su rostro hacia el cuello de este, respirando sobre su piel, identificando el punto en donde, ya sabía, corría la sangre con mayor potencia. De todos los sirvientes, debía admitir que la sangre de Sven era de las que más le gustaba, pues al ser el un fénix, la entrada de sangre era como la erupción de un volcán dentro de su garganta, o, al menos era así como el vampiro lo podía describir.
Los colmillos dentro de su boca doblaron su tamaño y, sin previo aviso pero con mucha anticipación, el vástago hundió su dentadura sobre la piel del hombre, haciendo que la sangre saliera disparada hacia su boca, bebiendo sin desperdiciar una sola gota. La mordida al principio era dolorosa, pero conforme pasaba el tiempo, la sensación evolucionaba hasta el placer puro y sin ataduras, un orgasmo largo que no se detenía hasta que el vampiro separase sus dientes de su víctima.
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Post by Sven Velfast on May 3, 2017 17:19:13 GMT
Al pinchazo de los fríos colmillos enterrándose en su piel, Sven respiró hondo, intentando reprimir un quejido. La multitud de sensaciones que le atropellaban eran tal cual una despiadada ola tumbando todos sus muros, sin aviso ni perdón. El acercamiento y agarre del otro tan estrecho erizaba su piel, haciendo que apretara los puños con cuanta energía pudiese. Bien era cierto que deseaba tocarle, fuera así como modo de agarre puesto que sus extremidades se veían víctimas de sensaciones que les ocasionaban temblar con cierto éxtasis, mas se contenía a toda costa.
En un pobre intento de soportar el placer y no ceder a sus instintos, había retenido la respiración y apretado el pecho, pero resta mencionar que fue un acto futil. Aquellos ojos rasgados abiertos en sorpresa desplegando una bocanada de aire entrecortada, temblorosa, se mostraron de forma abrupta mientras rompía la compostura del fénix. Un placer tan absoluto, puro, embriagante. Los respiros por parte del mayordomo asemejaban casi un jadeo a ese punto, y una mano tuvo la osadía de posarse en la espalda de su amo, aferrándose conforme la sensación orgásmica debilitaba sus piernas y abrumaba su sentidos.
El rostro serio y solemne se había degradado a uno extasiado, que mordía fervientemente su propio labio para evitar dejar escapar más ruidos producto de la situación en la que se encontraba. Aquellos cuerpos, tan estrechamente tensados uno contra el otro, obviaban la reacción carnal que la criatura de cabello azabache sentía en ese justo momento. Era algo que, una vez que regresara a sus cabales, Sven se avergonzaría debido al descaro y atrevimiento de sus acciones inconscientes.
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Post by Lysander Velfast on May 3, 2017 21:41:58 GMT
La manera en que Sven se anclaba de la ropa de su amo y como luchaba por no retorcerse de placer hacia que al vampiro se le escaparan leves sonrisas entre succión y mordidas. Sabía que estaba ahogado, perdido y aún así, hacía lo posible por mantener su compostura. Poco a poco, el cuerpo cadavéricamente frío de Lysander Velfast empezó a calentarse y a colorearse como si estuviese vivo nuevamente, dejando a un lado la piel blanca casi grisácea que tenía hace unos momentos.
Habiendo saciado su sed, Lysander despegó lentamente su boca de la piel del sirviente, pasando su lengua sobre la herida que le había ocasionado para así, cerrarla como si jamás lo hubiese tocado. Antes de separarse del sirviente, el amo Velfast deslizó su mano hacia el costado del cuerpo de Sven, generando un dejo de tacto y añoro por más. Con gracia y delicadeza, el rubio sacó un pañuelo de un pequeño bolsillo dentro de su saco para limpiarse un poco las comisuras de su boca, sin embargo, la mordida había sido limpia y perfecta, asi que no había mucho residuo de sangre que limpiar.
- Exquisito como siempre, Sven. - Mencionó mientras le daba el pañuelo al hombre de cabello azabache para que lo lavara a la brevedad posible.
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Post by Sven Velfast on May 6, 2017 22:19:42 GMT
La lamida en su cuello y el roce de la mano de su amo al costado del cuerpo lo engatusaron de manera que, este al separarse de su presencia, su rostro le persiguió instintivamente, con una expresión muy ligera de éxtasis. Pero al momento que el otro habló, el mayordomo fue regresado a la realidad, deteniéndolo en seco al dar una pisada firme, aún cuando su cuerpo y piernas aún se estremecían por lo sucedido. Una fuerte debilidad provocada por el placer.
Sven bajó el rostro y llevó la mano a su pecho, haciendo una leve reverencia. -A su servicio, mi Lord- musitó, con cierto temblor en su tono, recobrando la compostura y tomando el pañuelo ofrecido a su persona. Irguió la espalda esbozando un leve suspiro y abotonó de vuelta su camisa, acomodándola debidamente para retornar a su imagen ordenada y pulcra. Se ató aquel bufandín que había doblado previamente y lo ajustó dentro de su chaleco.
-Lord Velfast, si me permite el atrevimiento, le pido que me tome en cuenta para futuras misiones- añadió, sabiendo bien que sus deseos eran irrelevantes para alguien como Lysander, mas añoraba hacer labores de campo que fueran producto de orgullo en el apellido de su Lord. No por gusto si no más por recabo de información, el mayordomo visitaba el canal principal de conversación en la tableta arcana, y observaba los rumores y habladurías que se desenvolvían, apuntando a veces, al señor Velfast. En su sangre ardía la necesidad de investigar más a fondo, y hacer pagar a aquellos que osaban en contra del Lord de Reapergate, por lo que si se le era permitido, tendría el gusto de servir en las ciudades vecinas.
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Post by Lysander Velfast on May 7, 2017 4:29:54 GMT
Una de las cosas que más le gustaba ver de Sven era aquella cara de éxtasis interrumpida. Una mueca de decepción conteniéndose para guardar la compostura y verse lo más serio y profesional posible. Siempre era así, desde que había contratado tanto a el como a Haru. Setenta largos años de beneficiarse de sus servicios y sus venas, pero eso si, jamás pasando de ese límite. A veces, Lysander se cuestionaba que tanto deseaban dar un paso más ayá de una simple mordida.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la oración de Sven, quien le pedía ser parte de las misiones fuera del castillo. Lysander se puso una mano en la barbilla y sonrió con satisfacción. - Por supuesto que si Sven. En realidad, tenía todas las intenciones de llevarte a ti a la pesca de tiburón ballena pero... Bueno, además de que quería que Haru adiestrara un poco a al niño foca, esta noche me apeteceías tu para cenar. - Comenzó a caminar hacia el gran ventanal, viendo desde lo alto del castillo la lúgubre ciudad de Reapergate. - ¿Acaso te es molesto? Puedo dejar de hacerlo si esos son tus deseos... - Dijo de manera un tanto incendiaria. Velfast bien sabía que si quería, podía tomar la vida de todos sus sirvientes en un santiamén. Sin embargo, era lo suficientemente dedicado a ellos como para escuchar sus inquietudes.
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Post by Sven Velfast on May 8, 2017 20:55:33 GMT
Una sensación satisfactoria invadió al fénix, al escuchar que su amo le había apartado de las misiones por antojo personal. De estar más en contacto con sus emociones y expresividad en general, sonreiría con gusto ante ese comentario. No obstante, el sentimiento se vio parcialmente aplastado ante la duda que presentaba su amo y señor.
Jamás. El placer de servirle en ese ámbito inclusive raya en mi propia egocentría. Ser utilizado como su platillo es una experiencia embriagante.
Pero era algo que simplemente no podía mencionar en voz alta. El atrevimiento, falta de ética y profesionalismo en agasajarse y expresarse con tanta familiaridad era algo inaceptable. -Ningún servicio el cual presto en su honor causan tal cosa como una molestia, mi Lord.- indicó con respeto demostrando una fuerte reverencia -Utilíceme como su razón lo determine justo- reafirmó. Si aquel casi siglo le había enseñado algo tras estudio y observación, era que Lysander Velfast era un hombre generoso, y aquellas palabras eran una formalidad que tendían de un fino hilo de confianza- si al mismo le parecía pertinente, la opción de deshacerse de alguien como él, o tratarle como un mero sirviente o inclusive, un esclavo, descansaba en la palma de su mano. -Agradezco su voto de confianza sobre mis habilidades como para siquiera considerarme en aspectos de esa índole- añadió, sin ser demasiado acaparante con sus palabras.
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Post by Lysander Velfast on May 8, 2017 21:12:07 GMT
Lysander inclinó su cabeza sintiendo algo de ternura por Sven, sonriendo y dejando que una risa se le escapara de la boca. Cada que Lysander hacia ese tipo de gestos, no parecía otra cosa mas que una serpiente. Una vil víbora que se regocijaba en el añoro de sus sirvientes y otras personas como tal. Estaban cegados ante aquel monstruo de afilados ojos y cabellera casi blanca. – Ay Sven… - Inhaló inflando el pecho y luego dejando salir el aire en un largo suspiro. – No podría pedir mejores sirvientes. Si mi corazón aún latiera, diría que lo habrían tocado. – Puso una mano sobre su pecho.
- Puedes retirarte. – Le ordenó antes de tomar el libro que había dejado en la mesita de té al lado del enorme sillón. – Ah… Casi lo olvidaba. – Dijo antes de que el sirviente tomara camino fuera de la sala principal. – Estamos a vísperas de nuestra próxima Luna Roja. Encárgate de que el castillo esté impecable y que nuestras bestias estén bien encadenadas, por favor. – Sin decir más el hombre puso su libro bajo el brazo u se retiró a la torre más alta, aquella en la cual su morada se encontraba.
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