Cambios importantes - {Privado} {Simeón - Ivka}

La calma del momento fue agradable para el muchacho, quien, ya se encontraba dormido como si nada.

Los minutos pasaron y el joven no había sentido nada cuando el hombre a su lado había cortado y humedecido sus cabellos, para el arcano todo era agradable debido a la amabilidad y paciencia que mostraba Simeón, pero poco a poco aunque el rostro del dragón se mostraba serio y calmado, en sus sueños todo daba vueltas y vueltas, provocando un malestar debido a la melancolía.
Sin previo aviso la cabeza del joven se inclinó un poco hacia la derecha y aún dormido derramó unas pocas lágrimas.
Su sueño era turbio, en esos breves momentos Ivka fruncia un poco sus cejas debido al mal sueño. En algún punto, el sueño habia sido tan "horrible" para el joven que sin previo aviso abrió de golpe sus ojos, sin exaltarse demasiado ni moverse de la posición en que estaba, ya que pese a que estaba dormido, seguía consiente del lugar donde estaba y en la situación que se encontraba.

Sudor frío y un suspiro de pesadez se hicieron presentes por parte del muchacho, desvió su mirada ya más tranquilo y serio, permitiendo que el contrario continuase. Reacomodandose apropiadamente para no complicar las cosas. Bastante apenado de que alguien más le hubiese visto en tal situación.

-Lamentó haberme quedado dormido...- Dijo en voz baja mientras miraba de reojo como el hombre continuaba con lo suyo. Y sin prisa, el dragón limpió su mejilla, deshaciendose de esas lágrimas tontas.

-...- Un silencio incómodo, el arcano desvió nuevamente su mirada, apenado por la situación. "Que mal momento..." pensó algo intranquilo, había flaqueado terriblemente. Guardó silencio hasta que se percató de los cabellos que yacian en el suelo, que rápido había trabajado el contrario. - ...Por lo que veo esta acostumbrado a cortar el cabello de una manera rápida...Eso es maravilloso.- Susurró amable mientras observaba el como Simeón seguía en lo suyo, cortando la parte del frente de un modo calmado y sin demasiada prisa, el joven intentaba hacer conversación para olvidar el mal momento de hace poco, pero su habilidad para sacar algún tema de conversación era nula.

-Ya veo...- susurró en voz baja ante aquella respuesta, corta y gentil. Si, ciertamente aquel hombre mostraba habilidad con la navaja, pese a sus palabras, el muchacho decidió no tomarle tanta importancia a un posible doble sentido, sólo permaneció sereno ante el momento.
Escuchó aquel comentario, Ivka sintió una ligera punzada en el pecho, pero volvió en sí al escuchar lo demás que tenía por decir, soltó un ligero suspiro y una leve risilla, llena de ironía quizá.

- Supongo que si, aunque es muy extraño que duerma. Quizá se haya debido al trabajo el que haya flaqueado... No lo se.- Explicó calmado, el sabía bien que no tenía sentido explicar el porque de las cosas, pero en esa ocasión lo hizo sin problemas. Notó aquel gesto amable, el rostro contrario parecía apacible y comprensivo, mostraba el esfuerzo y dedicación hacia su trabajo, el joven sintió un poco de envidia y algo de "inspiración". "Ojalá pueda verme de ese modo en algún momento..." Pensó con algo de admiración observando al hombre, su semblante se mostraba serio mientras miraba detalladamente cada movimiento, hasta que el contrario fue a la parte de atrás para seguir con el trabajo, al parecer la parte del frente estaba lista...

El dracónico se mantuvo erguido, sin inmutarse para facilitar el trabajo contrario. Una pregunta se hizo presente, bastante inocente a su parecer. Guardó silencio breves momentos, mientras sentia el peine pasar por entre sus cabellos, con cuidado y lentitud.

Hubo silencio, hasta que el muchacho decidió abrir su boca para hablar nuevamente. - La mensajería siempre es agitada, pero pasaron tantos años... yo...sólo me cuestione si realmente quería acabar ahí, de un lado a otro, sin un rumbo...- Explicó sin prisa, cerró sus ojos y continuo hablando...- Renuncie a la mensajería para tener un nuevo empleo, por eso estoy aquí. El cansancio me motiva a seguir... Supongo. Pero...- Habló y tragó en seco, en su cabeza se preguntaba el porque explicaba todo eso, quizá sólo quería ser escuchado. "Que egoísta..." pensó el arcano sobre si mismo, y volvió en si para terminar aquella frase. - ... El notorio "cansancio" de mis párpados no se debe a falta de sueño, sino al llanto. Nada de otro mundo, simplemente.. uno se acostumbra.- Terminó de hablar, sus palabras no habían sido de importancia pero pese a ello se sentía algo aliviado al haber podido contar aquella "trivialidad". Nuevamente guardó silencio, dejando que Simeón continuase con lo suyo, el muchacho no sabía si esperar respuesta ajena, pero no tuvo mucha expectativa, no era un tema del cual pudiesen hablar con normalidad.

-¿Los brazos de Morfeo?...- Susurró en voz baja para sí mismo, desviando su mirar al suelo, serio. De vez en vez regresaba su mirar al contrario, observandole, analizando sus reacciones, sin decir una sola palabra y sólo manteniéndose en espera de algún cometario.

Hasta que una tenue voz hizo presencia, algo sorprendido quizá por lo que había dicho hace poco, repitiendo "Llanto". No le sorprendió, ¿Cada cuanto podías escuchar a un hombre decir sin tapujos que pasa sus noches en vela sólo, llorando y hundido en la melancolía? Casi nunca. No era algo de presumir, sólo demostraba la debilidad, o por lo menos así lo veían los ojos ajenos, para Ivka, el llorar sólo era un método de librarse de todo, de escapar de aquel hoyo al que había caído hace tantos años.
"¿Acostumbrarse?" Fue lo que pensó, molesto consigo mismo, pero era cierto. No había más opción que acostumbrarse a vivir con el dolor, con la carga en los hombros, una carga que pese a tener la oportunidad de eliminarla y deshacerse de ella, prefieres cargar con aquello aún sólo por no perderte en la locura.

- Si...-Susurró sin prisa para luego continuar hablando...- Acostumbrarse es mejor, nunca se puede escapar. - Comentó serio mientras cerraba sus ojos algo indiferente, después de haber visto aquella sonrisa que le dedicaban. Estaba algo intranquilo por haber dicho aquello, tragó en seco y solo guardó algo de silencio para escuchar lo que el otro tenia que decir.

Ivka notó como el contrario había continuado con el tema del cabello, ¿Lo había incomodado?... Se hizo esa pregunta mientras agachaba un poco su cabeza, abriendo lentamente sus ojos, observando a la nada. Soltó un leve suspiro de pesadez, y después de recuperarse notó como Simeón le daba la espalda, que oportuno. Abrió su boca y de entre sus labios salió su voz, seca, sin muchas ganas. - Lamentó haberle incomodado. No soy nadie para estarle contando mis problemas, estoy seguro de que usted también tiene sus asuntos pero... parece ser alguien que prefiere mantenerse al margen. Lamentó haberme confundido. - Comentó con calma y poco después de haber dicho aquello, guardó nuevamente silencio, mirando nuevamente a la nada, perdiéndose en la agradable apacibilidad y quietud del lugar, ignorando sus pensamientos y lo que el otro hacia, manteniéndose con el semblante serio y algo frío.

La voz masculina llegó a sus oídos, una disculpa innecesaria y una explicación algo larga que sólo le dejaba en claro el profesionalismo que portaba el hombre. Escuchó atento sus palabras, pero su mirada se mantenía al frente, fija en la nada.

No comentó nada, hasta que escuchó sobre encontrarlo en la madrugada. Salió de su "trance" y desvió su mirar hacia atrás, buscándole tranquilamente. Divisó la figura contraria, el como lavaba su cabello, lo hacía con el cuidado debido, eso le tranquilizaba bastante. - Entonces quizá nos veamos por la madrugada... algún día...- Comentó gentil,cerrando lentamente los ojos y regresando su cabeza al frente, dejando ver una leve sonrisa. Lentamente abrió sus párpados y su semblante se volvió serio, sin esperar respuesta siguió con lo que decía hace breves segundos...- Aunque lo dudo. - Dijo tranquilo, y después de ello, soltó un suspiro pequeño. En cuanto se recuperó de aquello, continuó. - No acostumbro a rondar por estas zonas, mucho menos de esta... "forma" - Explicó algo irónico, intentando no soltar una leve risa al respecto, sus palabras hacían referencia a algo obvio. El muchacho solía estar afuera, por las noches y madrugadas, pero no en esa forma que odiaba tanto, sino, como un dragón. Como él era realmente.
Guardó silencio, hasta que una duda se hizo presente en su cabeza. Aquella duda había sido causada por sus propias palabras y pensamientos previos.

- Disculpe mi atrevimiento. ¿A qué Raza pertenece? - Preguntó con una expresión algo curiosa pero tranquila, dejando mostrar su interés en el tono de voz que utilizó para preguntar aquello.

"¿Un Minotauro?... Hm..." pensó con interés y algo de curiosidad, sintiendo como su cabello era secado y a la vez comenzaba a ser entintado.
Pronto perdería aquel color que tanto odiaba y amaba al mismo tiempo, recuerdos fugaces aparecieron en su cabeza al considerar aquel cambio ¿Realmente era necesario? Quizá no, pero debía intentar algo nuevo.
De cualquier modo, si el color no era de su agrado, ya después podría deshacerse de ello. Sólo seria cuestión de que el tiempo hiciera lo suyo.

Todos esos pensamientos fueron tan fugaces; que volvió en sí al instante de escuchar la risa del contrario, burlándose del hecho de poseer tanto bello. Soltó una leve risa ante aquello, hasta que se percató de que comenzaba a hablar nuevamente. Silenció su voz y prestó atención a lo que el mayor tenia que decir.
El muchacho atendió sus palabras, notando cierta "ironía" en sus propias ideas y luego un tono bromista ¿Trataba de excusarse? Ivka no lo sabía, pero por alguna razón lo suponía.

- No veo porque debería ser irónico. Un trabajo no tiene nada que ver con la raza. Sólo son estereotipos....- Comentó en voz baja, mientras cerraba sus ojos y agachaba un poco la cabeza, a punto de soltar palabras inapropiadas; "Estereotipos estúpidos, Estereotipos imbéciles..." maldiciones y maldiciones, pues, por culpa de esos mismos estereotipos, Ivka había sentido el rechazo en persona de personas ajenas que no sabían diferenciar. Soltó un suspiro de pesadez y abrió sus ojos nuevamente, fijando su vista al frente al escuchar los comentarios del mayor.

Concordaban en algo, la satisfacción que puede brindar un trabajo tranquilo era bastante, pero había veces en que esa misma tranquilidad podía ser un infierno.
- Sabe, no niego que la tranquilidad es agradable... pero hay veces en que suele ser abrumadora. Tanta tranquilidad sólo permite que pensamientos vagos inunden la mente...- Contestó seco a las palabras ajenas, dando una opinión de propia experiencia, aunque por aquella conversación que surgía; el joven de rostro pálido suponía que el ajeno también tenía experiencias parecidas de las que prefería no hablar o mencionar siquiera.