Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on May 15, 2017 18:21:27 GMT
No recordaba la ultima vez que su sueño había sido tan escaso, pero habían aparecido muchas conjeturas en su cabeza que no lo dejaban descansar ni un segundo. ¿Y si Black Stag aparecía? ¿Qué harían? ¿Su arma sería capaz de mantenerlo a raya?, ¿Amalthea podría estar segura en algún lugar de Mirovia?. Esos pensamientos no le dejaban concentrarse en otra cosa, y cuando las horas del día no le eran suficientes, tomaba tiempo de la noche para continuar sus reflexiones.
Los días pasaron rápidos e inconsistentes, aun no había dado aviso a sus hermanos, puesto que no había descubierto nada relevante, no había información nueva que pudiera decirles, al menos no más de lo que la joven le había contado, por lo que no creía conveniente llamarlos aun. Tomó un pequeño frasco con brebaje y lo bebió completo, el sabor amargo ya no le provocaba escalofríos como años atrás, pero esperaba ansioso por el efecto calmante. Caminó por los pasillos, siendo reverenciado por todo sirviente que se topaba y con un simple ademan de su mano, los dejaba proseguir tranquilos.
Se dirigía al gran salón con paso parsimonioso, a ocupar por unas horas su lugar correspondiente. Las puertas del gran salón se abrieron y al dejarle entrar, notó algo extraño sobre su trono. Un pequeño plato con un postre dulce. Asthur suspiró, sonrió de lado y miró a ambos lados del salón para tal vez localizar a la joven, pero nadie más se encontraba allí con él. No era la primera vez que le dejaba un regalo así, sin embargo pocas veces lo probaba, prefería obsequiarlo a algún sirviente, pues a él no le apetecían cosas tan dulces, sin embargo agradecía mucho el gesto.
No había visto a Amalthea en todo ese tiempo, sólo recibía informes de sus fieles arcanos, diciéndole todo sobre lo que hacía y los lugares en los que había estado. Así era mejor, ella debía sentirse con la libertad de andar por el castillo.
Una vez se hizo tarde, Asthur se dirigió a su cuarto aislado, deseaba poder calmar las ansias de soledad que le estaban estrujando desde hacía unos días. Puesto que por ahora, no podía perderse en si mismo demasiado tiempo. Un "Contrólate" constantemente sonaba en su cabeza, pero el poder de su mente mermaba conforme más exhausto se sentía.
Llegó hasta el pasillo norte, giró a la derecha en dirección a su fuerte privado pero se detuvo en seco. Frunció las cejas sin ser consciente, para después colocarse atrás de la joven intrusa en un parpadeo. Tomó su muñeca con un apretón firme y la alejó, como si el simple hecho de tocar aquellas puertas fuera inconcebible. -Se puede saber ¿Qué hace aquí?.- No contuvo su voz cargada de reprimenda, sabía que no había forma de que ella sola abriese, pero encontrarla fisgoneando le había hecho reaccionar así.-Le recuerdo que este es el ala norte.- Liberó su mano y la miró expectante por una respuesta.
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Amalthea
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Post by Amalthea on May 15, 2017 21:15:56 GMT
No podía enfocarse en nada a su alrededor, como si estuviese en medio de un encantamiento o algo parecido, la unicornio sentía una gran tristeza pero no sabia el por qué, para alejar su mano del hielo, hasta sentir un escalofrío que hizo que su corazón palpitaba como un ave acorralada, cuando escucho la voz de su soberano la joven se había asustado, no por miedo ni nada parecido, si no por la sorpresa de que no se encontraba sola, cuando su muñeca fue tomada con fuerza y firmeza Amalthea se movió con insistencia tratando de zafarse del agarre, pero no era por que deseara huir, no...era por que el soberano la estaba lastimando, mirándose como se tornaba la muñeca rojiza, quizá solo por el frío que emanaba el hombre, quemando su delicada piel por este.
- M-mi soberano....h-ng! Y-yo-
Cuando la pregunta había sido hecha Amalthea le miro algo atemorizada, si bien no sabia exactamente qué la había orillado a tocar la puerta, apenas había caído en cuenta que estaba en el ala norte y que había desobedecido la única regla que su amado soberano le había dado, Amalthea fue liberada y casi instantáneamente cubrió su mano, le dolía pero no quería demostrarlo, sabia que no fue su intención herirla, para bajar su mirada cristalina y decir.
- M-mil disculpas mi soberano...no me había percatado de la zona en la que me encontraba...y... -
Las palabras temblaban mientras que con la mano libre de apretaba la otra, por sobre la tela, algo quería decir pero ¿Como decir que había sido llevada hasta ahí por lo que quizás solo era una alucinación?, se sintió muy impertinente, para retroceder unos pasos bajando más su mirada que ya había pasado a ser triste, comenzando a lagrimear.
-N-no volverá a ocurrir... d-disculpeme...-
La joven no quería que su soberano la odiara, sentía admiración y un fuerte palpitar se presentó cuando le miraba, se ponía nerviosa en verdad, pero en ese momento sintió como si su corazón fuera estrujado con fuerza y su estómago contraerse sin saber el por qué exactamente, cuando tomo valor para mirarle y notar su enfado, su agotamiento, su...ansia por un descanso y quizá soledad, la chica de nuevo de forma casi inconsciente le abrazo llorosa, para decirle entre lágrimas.
-no me odie por favor...s-solo...quisiera poder ayudarle... se que no eh sido más útil con esto y soy quizá una carga...lo lamento tanto... mi...amado...soberano...?! -
Su reacción ante el darse cuenta de lo que había hecho en un momento en el que muy seguramente Asthur estaba muy molesto la asusto, para separarse y ver si podía irse, pero el soberano estaba en la única vía de "escapatoria" así que debía enfrentar lo que le dijera, teniendo las mejillas muy coloradas y el dolor en su muñeca.
-.........-
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Asthur
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Post by Asthur on May 15, 2017 22:14:00 GMT
Pocas veces, por no decir nunca, Asthur demostraba aquella mirada fría y recelosa, si Amalthea insistía en desobedecer, los soberanos tendrían que encontrar otra forma de resguardar a la joven, pues no permitiría que sus reglas fueran ignoradas con tal descaro.
Sin embargo, al admitir que estaba perdida y desconocía el área donde estaba, el hombre respiró lentamente, bajando los hombros que con anterioridad se habían tensado. ¿Por qué reaccionaba así con alguien que nunca había venido a su templo? Obviamente no iba a aprender cada lugar del castillo en unos cuantos días. Tal vez se había sobrepasado.
Cuando la joven empezó a llorar, a Asthur no le quedó de otra más que suspirar cansado, ella no tenía mucha idea de cómo funcionaban las cosas en el templo, por lo que podría hacer una excepción en este caso. Pero no demostraría arrepentimiento alguno por su reacción, pues tal vez así le sería más contundente la razón del por qué no debería desobedecer. Fue entonces que, de manera inesperada, los brazos de la unicornio lo atraparon, el soberano no se movió y abrió los ojos revelando un poco de sorpresa por las reacciones tan atrevidas de Amalthea. No quiso corresponder dicha acción, sólo escuchó lo que la joven entre trémulos jadeos le decía.
Guardó silencio, apretando los labios para no alejarla, ella estaba confundida y deseaba protección, cosa que podría darle, pero no de aquella forma. Cuando por fin se separó de su cuerpo, Asthur soltó el aire que retenía en su pecho lentamente, su rostro ya estaba relajado, pero ahora afloraba más el cansancio en sus ojos. -No necesita ayudarme, ya le dije que estoy perfectamente. Por favor, retírese a su habitación.- Dijo en tono apagado, casi monótono. Y con toda la educación y tranquilidad que le quedaban, Asthur ladeó su cuerpo para dejarle pasar, extendiendo un brazo hacía el pasillo. Por ahora deseaba estar solo. Una vez la joven se había perdido de su vista, Asthur se giró y posó su mano sobre el hielo de aquellas puertas, las cuales desprendieron un brillo azul al reconocer a su único amo y señor. Entonces se abrieron poco a poco con lentitud, sólo lo suficiente para que sus anchos hombros lograran pasar. Cerrándose una vez más al haber ingresado.
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Post by Amalthea on May 16, 2017 2:35:14 GMT
Cuando el soberano le había permitido avanzar, Amalthea camino hacia donde se le fue señalado con la mirada, en silencio total sin mirar atrás, no quería hacer nada mal ya, la unicornio una vez salió del ala norte, camino hacia un balcón admirando el cielo en silencio pensando durante un largo tiempo, sumergida en su soledad que en ese momento se sentía más grande que nunca mirando su enrojecimiento en la muñeca, haber visto así a su soberano no le agrado en absoluto, cuando se había calmado pensó en como remediar aquel error, no quería dejar las cosas así como así, por lo que fue hacia donde la servidumbre de el templo, Amalthea había pedido unas cosas que pidió que no se lo contaran a nadie, para irse a su habitación con aquello que solicito, la unicornio no salió de su habitación en un tiempo de tres días y dos noches completas, ni siquiera a cenar, apesar de las insistencias de la servidumbre la joven no salia de la habitación, hasta que uno de los sirvientes se dirigió hasta Lord Asthur, no sabían que más hacer o lo que hacia ahí dentro pues Amalthea se había encerrado y no parecía tener intención de salir de momento, el soberano no era alguien que tuviera mucho tiempo libre, pero tenia conocimiento absoluto de que la joven no habia salido de sus aposentos, sin embargo el tiempo que tenia y las tareas de averiguar si Black Stag se encontraba en ciertas zonas de Mirovia que pudieran darle mas informacion de lo que podria suceder le impidieron ir personalmente a ver lo que ocurria.
Mientras tanto en la habitación de la joven, estaba ella confeccionando con dificultad una especie de capa que se veía hecha con mucho esfuerzo, más que el de los postres, Amalthea sabia que Asthur solo comía ciertos postres que le dejaba y los demás los daba a otro sirviente, no le molestaba, le agradaba que lo compartiera, así había aprendido que no era muy fanático de lo dulce, la unicornio se esmeraba en agradecer a su soberano, en encajar en el templo con el, tenía agujas y alfileres en los labios sosteniendo estos mientras cosía lo que hacia, mientras unas sirvientas que habían hecho amistad con la joven estaban de un lado a otro, parecia que tenían algo planeado pues una llevaba un juego de ajedrez a la sala de la biblioteca, otra llevaba unos libros , evitando ser vistas por Asthur,que seguia ocupado con sus obligaciones .
Sirvienta: bien...espero no se moleste mi señor
Sirviente: no lo hará, quizá le agrade, tu confía en los dioses amiga jeje... Ahora cuida que no venga o nós descubrirá!
Dijo acomodando el juego de ajedrez en la mesa.
Sirvienta: estoy nerviosa ¿y si nós ve?¿que diremos?
Sirviente: esta ocupado anda...
Cuando todo estaba listo regresaron a sus respectivas áreas de trabajo dejando todo listo, mientras que Amalthea seguía en su habitación, para salir de esta con un el presente en manos, era una tunica, quiza no habria podido hacerla a la medida del soberano de no ser por la ayuda de las sirvientas que amablemente le habian dicho como hacerla, para dirigirse en la busqueda del señor Asthur nerviosa pero decidida ademas de que tenia una cosa que pedirle mientras se dirigia en su busqueda.
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Post by Asthur on May 16, 2017 3:03:51 GMT
Frotó su cien, las obligaciones en su trono seguían acumulándose, por lo que tuvo días en los que no pudo estar al tanto de lo que Amalthea hacía. Según le habían dicho sus súbditos, se había encerrado y no dejaba entrar a nadie a su recamara, cosa que le agregó un peso a sus responsabilidades y preocupaciones. Suspiró agotado, recargando su peso en el respaldo de su gran silla, sus ojeras eran evidentes y su expresión era un tanto irritada. No era un buen momento para él.
Sin embargo, se dijo que en cuanto terminara con los pendientes más importantes, iría personalmente a ver qué pasaba con la joven unicornio. Su sirviente más fiel se ofreció a forzar la cerradura, pero Asthur se negó a actuar de esa forma, si ella deseaba el aislamiento no interferiría, pero estaba dispuesto a escuchar sus razones y si así lo quería después, podría seguir con aquella cuarentena.
Se levantó sintiendo que no podía estar encerrado un segundo más, y se dirigió al balcón del gran salón. Sin duda era un lugar con una vista preciosa y clara, por lo que no sólo le ayudaba a esclarecer sus pensamientos, si no que también le daba la sensación, de poder vigilar todo su templo. Respiró profundamente, el aire frío entró en sus pulmones y mermó un poco la sensación de agobio, sin embargo, su ceño seguía un poco fruncido.
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Post by Amalthea on May 16, 2017 3:31:29 GMT
La joven camino por los pasillos, estaba buscando a Asthur en el gran salon principal pero...no estaba, ¿donde podria encontrarse su soberano?, la chica penso unos largos momentos, para vagar unos instantes mas y notar la sombra de su soberano en el balcon, Amalthea se asomo un poco por el arco de la gran puerta que daba con el balcon, mirando la espalda de su soberano, su cabello que se agitaba un poco por el viento helado, para quedarse unos instantes admirando al gran hombre en silencio, cuando de forma timida camino hasta una distancia prudente. -Disculpe...Lord Asthur....-
Dijo de forma timida, vistiendo aquel tierno vestido invernal que le cubriria de las bajas temperaturas, yaciendo con el obsequio entre sus brazos como si lo protegiera de que no se dañara, miraba hacia otra parte aun avergonzada por la situacion pasada, pero queria entregarselo. -L-lamento no poder presentarme ante usted...tenia que...pensar y...quize hacer este presente para usted...se que no es mucho pero...aqui tiene...-
Dijo mostrando la capa hecha con tela de la mas fina que pudo conseguir, con una piel de oso polar, azul marino y tenia bordados hechos a mano en forma de copos de hielo, Amalthea temblaba un poco nerviosa pero no por que no le quedara, era por que temia que Asthur le rechazara, como quiza en el pasado algunos lo habian hecho al hacer esos gestos. (Imagen de ejemplo) -Quiero expresar mis disculpas...y...que me permita compensarselo si tiene tiempo mi señor...p-planee tener una pequeña reunion en la biblioteca estos dias...c-claro que..estaba tan ocupada con este presente que...no sali...por que queria terminarlo...-
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Post by Asthur on May 17, 2017 22:59:04 GMT
El frío terminó por tranquilizar su ansiedad, respiró profundamente, inhalando por la nariz y soltando el aire en forma de vapor. Entonces escuchó una voz detrás de él, se giró con lentitud, hasta que su costado apuntó a Amalthea. La muchacha se veía cansada, agotada por no decir más. Asthur suspiró con cierta frustración, no había conseguido ir con ella cuando posiblemente lo necesitaba, definitivamente eso lo hacía decepcionarse de si mismo. Entonces miró las manos de la unicornio con interés, pues tenía una capa perfectamente doblada y confeccionada. Asthur guardó silencio, y dejó que la chica hablara.
Avanzó hacía Amalthea, haciendo resonar sus botas contra el hielo, su capa ondeó con el viento casi congelado y tenía los ojos firmemente anclados en su objetivo. Se detuvo a poca distancia de ella, la suficiente para que escuchara su voz en el exterior tan inclemente, tomó la prenda entre sus manos y sonrió complacido por aquel regalo.- Gracias Amalthea, espero puedas perdonar que no haya ido a verte en todo este tiempo.- En un acto de protección, descansó su mano suavemente sobre la cabeza de Amalthea. -Procuraré prestarte más atención. Y si sientes deseos de volver a recluirte entonces no te detendré.- Retiró su mano del cabello de Amalthea y se adentró nuevamente en el castillo.- Deberías entrar, el frio no perdona.- Dijo mirándola por sobre su hombro, y siguió caminando al interior.
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Post by Amalthea on May 18, 2017 3:59:30 GMT
La joven al notar como se acercaba, le dio un poco de escalofrio, pero era quiza el clima, hasta tenerlo cerca de ella, lo cual causo que se encogiera nerviosa, el soberano era un hombre misterioso, queria conocerlo, saber que le gustaba y que no, realmente era alguien que...extrañamente sentia que sufrio lo mismo que ella o parecido, el dolor se apasiguaba con el soberano, se sentia tranquila, cuando la capa que habia sido tomada y recibiendo una hermosa sonrisa, una sonrisa que hizo que la mujer, que habia sufrido tanto sonriera nuevamente, la hermosa sonrisa que quiza habia olvidado.
Lagrimas rodaron por sus mejillas pero la sonrisa no se borro, estaba contenta de no haber sido rechazado su obsequio, para escuchar las palabras del soberano y sentir su mano sobre su cabeza, era un gesto que jamas habia sentido en el pasado, lo cual la hacia sentir muy contenta para responder. -Mi señor...yo entiendo sus responsabilidades, se que no puede estar siempre conmigo, pero...no quiero recluirme mas, quiero...quiero conocerlo mi señor, estar a su lado al menos un momento del dia y hacer algo que le complazca a usted y a mi, si le parece bien y no se siente comprometido con ello.-
Dijo sintiendo como la mano del soberano la abandonaba, siendo guiada hacia dentro del frio, amalthea sonreia para entrar, una vez adentro se giro hacia su soberano y dijo en un tono de pregunta. -Se que es un hombre ocupado...pero me gustaria pedirle unos momentos para...reunirnos en un juego de ajedrez...con algo de te o cafe si gusta.-
Decia acomodando un mechon de su cabello esperando una respuesta.
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Post by Asthur on May 21, 2017 18:32:26 GMT
Miró a la joven que esperaba expectante por una respuesta, Asthur sólo aspiró aire por su nariz, cavilando las posibilidades, caminó hasta su trono y se sentó en él. La mujer que venía tras él, con las mejillas humedecidas y una expresión de preocupación, pedía un poco de tiempo, claro que deseaba invertir sus valiosas horas en los arcanos del templo, pero a veces se tornaba difícil ceder aunque sea unos minutos. Sin embargo, podría hacer un esfuerzo sacrificando algunas horas de descanso. -Me parece bien, eres libre de organizar nuestro próximo encuentro, pide lo que desees a mis sirvientes, ellos te lo darán.- Con eso, dio por terminado aquel asunto.- Ahora, me gustaría un momento a solas.- Aun seguía algo cansado, y aquella sensación parecía que prevalecería con él un tiempo más. Una vez Amalthea abandonó la habitación, Asthur llamó a uno de sus mensajeros. Un dragón de corta edad, sin embargo, la velocidad de sus alas, compensaba su inexperiencia en la vida.
Le extendió un pergamino con su caligrafía y posó una mirada seria sobre él.-Por favor, envía este mensaje a mis hermanos, es urgente y completamente confidencial.- El arcano asintió solemne y se encaminó directamente hacía su misión. Se acercaba una tormenta podía sentirlo.
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Post by Amalthea on May 21, 2017 23:08:44 GMT
La joven al haber obtenido lo que queria, solo sonrio levemente, pero algo le hacia sentir que habia hecho algo inorrecto, pero se dispuso a mantener el silencio, sintio frio en su pecho, un frio amargo. -Como desee mi señor...- La unicornio hizo una reverencia hacia el soberano y se dispuso a retirarse sin decir una palabra mas, paso la noche deambulando en las zonas que tenia permitido estar, tarareando una balada tranquila, pero a la vez muy triste, esa noche habia leido la tabla arcana hasta las altas horas de la misma, miraba una hermosa aurora boreal, tomaba fotos con la tabla, estaba tranquila hasta que el tema de Black Stag habia surgido a la luz, Amalthea temblaba, aquel ser que creia que podria olvidar con el tiempo habia regresado a su mente. "¿Crees que eres especial por que viste a Black Stag?" "Eres solo una victima" . Palabras que leia y la hicieron sentir destrozada, tenia tanto miedo, temblaba por el mismo que sentia y habia respondido alterada que eso era lo que menos deseaba, que ella jamas se habia autodenominado especial por ver aquel ser, comenzo a llorar en los pasillos del castillo, en silencio. Su llanto solo era una molestia mas, sentia un nudo en su vientre y ese frio en su corazon, le dolia. Le dolia esa horrible situacion en la que se encontraba ¿acaso jamas encontraria la paz que anhela?, la unicornio se sentia mas sola que nunca y si bien ya lo estaba. -.........snif.....-
Salio hasta un balcon donde habia una silla disponible para su uso, se cubrio con su abrigo y se quedo sentada bañada por el manto del frio invernal en su cuerpo, llorando sus penas, su dolor habia regresado, el dolor que sentia desde que habia llegado a Mirovia, añoraba felicidad, pero las esperanzas estaban muriendo, para cantar apenas en un susurro de dolor para si misma una cancion, como bien su unico amigo Garkal le habia dicho, la musica apacigua las penas del alma. Cuando la joven cantaba realmente sentia que su corazon se tranquilizaba, si bien era una mujer que habia sufrido por años, penso la ayuda de el orco, la proteccion de Asthur, las palabras de aliento de cada Arcano que le a brindado esperanza le hizo pensar que debia continuar y empezar de nuevo...pero seguia dolida por lo ocurrido en la misma tabla arcana.
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Post by Asthur on Jun 7, 2017 19:47:53 GMT
La noche anterior había logrado descansar un poco, las cosas habían estado muy tranquilas últimamente y eso le agregaba algunos momentos de descanso a sus días u horas de sueño a sus noches.
Y cómo todas las mañanas, tenía su ropa lista sobre la cama, con la diferencia de que ese día, sus sirvientes habían escogido un conjunto a juego con la nueva capa que hacía poco, Amalthea le había ofrecido como regalo ¿Era acaso una forma de invocar el recuerdo de la chica a su mente?. No lo pensó mucho, colocó la capa en sus hombros y sólo así apreció la exactitud de las medidas, la calidad de los materiales y el calor que le brindaba a su cuerpo, a pesar de ser un ser que emanaba frió por naturaleza. Frotó la tela entre sus dedos, sintiendo la suavidad de aquel pelaje. Asthur sintió un deje de lo que parecía ser alegría, hacía mucho no le hacían un regalo tan especial.
Caminó entonces en dirección a la única habitación que se encontraba vigilada y bajo protección absoluta por ordenes suyas. Los soldados resguardando la puerta se inclinaron y abriendo las enormes placas de hielo, dejando el acceso libre para él.
-Amalthea...- Asthur pronunció su nombre, había prometido pasar tiempo con ella y nada le impediría cumplir su promesa ahora.
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Post by Amalthea on Jun 8, 2017 4:20:34 GMT
La joven de cabellera larga y blanca como la nieve se encontro despierta durante mucho tiempo, desde el atardecer hasta que habia amanecido, mirando su tabla arcana con cada detalle y cuidado, pues habia conversaciones que le parecieron sumamente interesantes y gratas pues incluso los soberanos estaban conectados charlando con los arcanos lo cual le alegraba mucho, pues miro como Lord Asthur se habia incluido, pero toda su alegria, su tranquilidad habia sido fragmentada como una copa de cristal, las lagrimas cayeron de sus ojos y rodaron por sus mejillas, su corazon comenzo a latir con gran fuerza y velocidad. Miedo...miedo comenzo a emanar por cada parte de su ser, temblaron sus manos para finalmente lanzar la tabla, aquel espectro nuevamente habia mencionado su nombre y no solo su nombre, si no el de la soberana de la primavera y Nevraska la fauno que le habia enviado mensajes, el panico la abrumaba, le dolia la cabeza se sentia enferma, cuando comenzo a respirar de manera muy agitada, dejo su tabla a un lado cayendo esta de su cama, movio las sabanas y corrio hasta un tocador donde habia un tazon con agua, se lavo el rostro que estaba palido por el miedo que estaba sintiendo, para pensar. "Viene por mi...¡Viene por mi!...no...no...los arcanos que viven aqui...estan en peligro..." decia en su mente mientras miraba el agua del tazon agitada por el reciente uso, para abrir mas los ojos y mirarse al espejo mientras un susurro de mas sorpresa y preocupacion salio de sus labios. -Lord Asthur esta en peligro si me quedo...no puedo perdonarme si le...pasara algo...- No pudo evitar mirar hacia la ventana, tomo todas las sabanas de su cama tirando todo para amarrar las mismas una con la otra y al final crear una especie de soga enorme, ato esta a la pesada columna de hielo de su habitacion y lanzo la soga por el barandal, estaba aterrada de que Lord Asthur quien le estaba ayudando tanto ahora estuviera en peligro, lloraba bastante, no deseaba abandonar el lugar que amaba en verdad, para cerrar sus ojos y con cuidado bajar por la soga hasta llegar al nivel del suelo, se cubrio con su capucha, tomando la opcion de optar por tener su forma completamente sellada y esconder su cuerno , salio de el templo del invierno con el corazon destrozado, avanzo por entre las montañas de hielo, giro su vista hasta el templo que ya se encontraba muy lejos, cuando comenzo a sentirse el viento soplar con mucha fuerza y la nieve caia ¿habia pasado tanto tiempo caminando ya?, seguia su camino pero el frio y la tormenta que comenzo a soplar con fuerza comenzaron a hacerla sentir mareada. Sus pasos se habian vuelto muy pesados por la nieve, batallaba para alzar sus delicados pies mientras jadeaba por el frio de la tormenta. -ah....ah...h-hace mucho frio...d-debo....avanzar...- dijo jadeante para buscar algo, cuando un sonido pesado llamo su atencion. -No debo rendirme...no debo rendirme...debo...alejarme para p-protegerlo...L-lord Asthur...hm...¿q-que es e-ese ruido?...- Sentia tanto frio que se dio cuenta que ya no podia ver el camino por donde andaba, comenzando a sentir que estaba total y completamente perdida, se detuvo de su andar para tratar de darse calor con sus manos, estaba asustada en verdad y no sabia que seria de ella en la tormenta, pero ese ruido pesado se hacia mas cercano ¿acaso los soldados la habian encontrado?.
-D-despues de todo...q-quiza todos t-tienen razon...soy una exagerada...que soy...una victima...q-que solo uso a la gente c-con mi dolor...ha...haha...ha....q-que g-gracioso...snif....snif....- Comenzo a reir pero poco a poco la mujer comenzo a llorar mientras sonreia ante lo que quiza eran nervios de sentirse en peligro, nervios de sentir que quiza la muerte estaba tan cerca, que su destino seguramente era alejarse de todos y perderse en la fria soledad. Pero todo habia cambiado de manera drastica cuando un fuerte rugido se presento, la joven amalthea habia abierto sus ojos como platos, para girarse y encarar a una gran bestia de pelaje tan blanco como su propio cabello, un gran oso polar que estaba a casi centimetros de ella, de tan concentrada en su dolor que no se habia percatado de el acercamiento del oso que ahora amenazaba con su vida. -GROOOOOAR!-
Habia rugido con gran fuerza frente a la unicornio que se encontraba congelada presa del panico para ver como el animal se levantaba en sus dos poderosas patas traseras y preparaba la delantera para matarla de un zarpaso.
-L-lord...Asthur...!-
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Post by Asthur on Jun 9, 2017 1:13:48 GMT
Los sirvientes corrían de arriba a abajo, sintiendo la presión de un ambiente mucho más frío al que estaban acostumbrados, pues el aura que Asthur emanaba en ese momento, congelaría hasta el mismísimo infierno. Su expresión normalmente afable se había roto, dejando sólo un semblante turbado, incluso sus ojos siempre amables, estaban afilados, buscando señal de algún instigador. Caminó por los pasillos con notable diligencia, provocando que el hielo se resquebrajara bajo sus pies y crecieran puntiagudos carámbanos del techo. No entendía aun que podría haberle pasado, pero no permitiría que nadie o nada pusieran en riesgo a sus arcanos.
Fue entonces cuando uno de los centinelas lo llamó y le explicó lo que habían encontrado fuera del balcón de la unicornio.- ¡Creemos que aun puede estar en los alrededores y...!- No logró terminar su enunciado, cuando Asthur ya se encontraba a varios metros de él. Debía salir y traerla, nadie más podría encontrarla con esta tormenta.
Algunos de los soldados dudaron de su decisión pero nadie se atrevió a pronunciar palabra alguna. Cuando el soberano tenía esa aura tan peligrosa, lo mejor era apartarse de su camino. Asthur extendió las alas y se dedicó a planear durante unos minutos sobre los alrededores, el inclemente viento no hacía más que disminuir su visión pero no su voluntad por encontrarla. Fue entonces que logró dar con lo que creía podría tratarse de Amalthea, por lo que descendió a unos metros de allí, sellando su forma para poder hablarle y convencerla de regresar.
Su sorpresa fue mucha, cuando al acercarse a la chica, la figura de un enorme oso se alzara también, el cual estaba apunto de acertar tremendo golpe a la chica. Contuvo la respiración, sus movimientos fueron rápidos, precisos, sin pensar. El corte en su pecho ardió como el fuego. Asthur cayó sobre una de sus rodillas, jadeó un poco y apretó los dientes, viendo su sangre caer y manchar la blanca tierra, sujetó la herida con una mano, deteniendo un poco la hemorragia. -Amalthea ¿Está usted bien?.- Miró sobre su hombro a la mujer que sollozaba incontrolable, no estaba molesto con ella, lejos de eso, se alegraba de haberla encontrado a tiempo. Sus ojos volvieron al animal que volvía a alzarse para un segundo ataque. Asthur convencido de que tendría sólo un segundo, tomó su forma fated exponiendo así sus garras, atacando directamente al oso, terminando irremediablemente con su vida.
El soberano tocó su pecho que aun sangraba, si no se apresuraban caería insconciente por la perdida de sangre. Debían volver pronto pero antes, se dirigió hasta donde Amalthea se había mantenido tiritando asustada. Sus garras volvieron a ser manos, para así poder tocar el rostro de la chica. -No sé qué motivos hayas tenido para escapar...Pero perdóname.- Una vez dicho esto, volvió a ser un enorme dragon, de negras escamas y mirada cansada, dejando su lomo a su disposición.
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Post by Amalthea on Jun 10, 2017 4:04:03 GMT
El miedo, aquella criatura hiba a terminar con su vida o eso creyo hasta notar como una figura mayor en tamaño a ella misma se postro frente a sus ojos, Lord Asthur estaba defendiendola ante el ataque de aquel tan furioso animal que buscaba alimento o se sentia amenazado por su incompetencia, para notar como la nieve se torno roja. -n-no...no no no...no..e-es mi culpa...¡A-asthur!- Grito sin pensar, dejo las formalidades, dejo el miedo que comenzo a tornarse en una tremenda preocupacion por su soberano que se cayo al suelo de rodillas, Amalthea se quedo aterrada no sabia que hacer en esos momentos criticos, la joven noto como el hombre se volvio en una forma fated, un poderoso ser, una hermosa criatura a sus ojos llenos de preocupacion que acertaba un golpe hacia el animal atacante y acabar con su vida, fue desesperante, su cuerpo temblaba de la mezcla de emociones que estaba experimentando. "-Amalthea ¿Está usted bien?.- " ¿como despues de haber sido herido por su culpa el aun se preocupaba por su bienestar?, cuando el soberano se toco la herida sangrante amalthea reacciono para correr hasta el y revisar su herida llorando, temblando era su culpa y totalmente su culpa para sentir las manos de asthur en su rostro que se habia manchado con la sangre levemente, amalthea apesar de que Asthur era un hombre que emanaba frio, ella sintio una calidez que le gustaba, para verlo a los ojos, sus ojos llenos de dolor y tristeza, llenos de confusion y a la vez mucha preocupacion estaban opacos como si la chica hubiese sido destrozada por dentro.
-A-asthur...y-yo....-
Si no se apresuraban caería insconciente por la perdida de sangre que sufria lord Asthur, la tormenta empeoraba y el soberano tomo su forma dragon, para notar las heridas muy preocupada, pero el soberano le indico que subiera, amalthea no podia perder tiempo, aunque no le agradara preferia 1000 veces que asthur montara su lomo de yegua para que el no se esforzara pero no podia negarse ante el, el tiempo no estaba a favor de ninguno de los dos para subir al lomo de aquel dragon, acaricio sus escamas con ternura pero a la vez emanaba tanta culpa.
-lo lamento tanto...lo lamento... yo...snif...mi amado...- esta comenzo a llorar mas para besar las escamas de Ashur-
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Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on Jun 12, 2017 5:52:30 GMT
La ventisca había disminuido, pero para amalthea el peligro de congelarse seguía latente. El sangrado de su herida no se había detenido y estaba un poco más agotado de lo que podría admitir, por lo que la altura a la que volaba fue disminuyendo considerablemente. Terminando por utilizar las patas para seguir andando, estando a pocos metros de la enorme entrada de su palacio congelado.
Asthur notaba su vista un poco nublada, su respiración agitada y su pulso acelerado, daba como indicios de un desmayo, pero no podía permitirse desfallecer antes de poner a salvo a Amalthea y regresarla a su habitación donde pertenecía. Logró casi entrar a los limites del castillo, cuando de repente, su forma sellada comenzó a aparecer. Fue entonces que Asthur tomó a Amalthea en sus brazos, pasando uno por su espalda y otro debajo de sus piernas, pues temía que la arcano estuviera débil y cayera al suelo.
Al ingresar al castillo, todos los sirvientes se apresuraron a auxiliar al soberano herido, pero éste los rechazó de momento, pues una vez Amalthea estuviese fuera de peligro, él accedería a curarse.
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