Amalthea
Los Grises
La musica apacigua a las almas en pena
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Post by Amalthea on May 5, 2017 3:47:29 GMT
Esa intensa frialdad que hiela, el camino que la joven Amalthea tuvo que recorrer desde el bosque de los susurros hasta el templo del hielo, ¿por que?....¿por que la joven unicornio tuvo que abandonar los bosques que amaba explorar para volver al templo?...solo por una razon, una peticion de auxilio a su soberano, una criatura blanca, parecida a una delgada y preciosa yegua blanca con un cuerno en su frente llego galopando algo alterada, estaba exhausta, galopo dias y noches hasta llegar al templo del invierno, a la seguridad de su soberano Asthur , tan agotada y agitada se encontraba que solo se habia dejado caer en el hielo, ni siquiera habia logrado reponer su fuerza para tomar la forma sellada, sin embargo la dulce voz de la hermosa criatura llamaba a su soberano con suplica.
-Soberano...mi soberano...le imploro su ayuda...eh venido desde muy lejos...en busca de su auxilio....por favor-
Esta poco a poco comenzo a relajarse de la agitacion y cansancio, pero deseaba con ansias ver a su soberano y poder explicarle lo que estaba sucediendo, habia avistado ya dos veces al espectro nombrado como Black Stag, los demas soberanos, Aesther y Ariel le habian dado consejo de que fuera hacia la isla gelida, pues quiza ahora su vida estaba en peligro y solo Asthur podria protegerla, por lo cual ella estaba ahi, esperando que le aceptara, aun tirada en el hielo cansada.
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Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on May 5, 2017 6:03:04 GMT
Sentado en su trono, miraba al infinito espacio blanco frente a él, su templo sin duda era un lugar monumental, una fortaleza casi impenetrable para muchos. Por dentro persistía una abrumadora calma, la cual en ocasiones cansaba o abrazaba tu corazón. Sin embargo, fuera de él, el día estaba agitado pues el viento soplaba implacable como siempre, pero una nube se cernía sobre los pensamientos de Asthur. Hacía unos días habían ocurrido varios sucesos que provocaron discordia entre los soberanos, el señor Lord Velfast logró sembrar incertidumbre y miedo entre los arcanos, sin duda lo creía muy capaz de conseguir una venganza real. Suspiró con aprensión, pronto tendría que reunirse con sus hermanos, lo presentía.
-¡Mi señor Asthur!- Uno de sus guardias entró con estrépito y presencia acelerada, resonando su armadura contra el suelo.- ¡Hay un arcano...Un arcano fuera del templo!- Asthur juntó ambas cejas y miró con expectación al centinela ¿Acaso tenía una visita inesperada?. - No se ve muy bien, creemos que puede estar...- En el siguiente segundo el soberano se levantó y avanzó hacía la entrada. Los guardias abrieron las enormes placas de hielo que formaban la entrada de aquel castillo, el viento gélido no tardó en colarse dentro haciendo temblar a más de uno. Pero él no se inmutó ni un poco, su mente se encontraba enfocada en otra cosa. -Avisen al medico, que esté preparado para lo peor.- Decretó con voz autoritaria. Alzó vuelo y recorrió al menos dos kilómetros de distancia hasta lograr ver algo. Efectivamente, un unicornio había quedado tentido sobre la nieve, Asthur se precipito hacía el suelo, pues debía ayudarlo cuanto antes. Una vez a su lado se percato que se trataba de una mujer, ¿Qué hacía allí? Intentó moverla para hacerla reaccionar, pero no obtuvo una respuesta. Entonces sin saber qué tipo de condición le podría aquejar, la tomó entre sus garras con mucha delicadeza y volvió a despegar hacía el templo.
Estando dentro, todo un equipo de devotos sirvientes se movían sincronizados y en armonía. - ¿Dónde está el curandero?-. Asthur quien en situaciones de alta presión y peligro lograba conservar la calma, se le veía con un temple nervioso. Enseguida un hombre de edad avanzada y barba platinada apareció, con un botiquín lleno de remedios y menjurjes. Revisó a la unicornio minuciosamente tomando su pulso, temperatura y demás signos vitales. Su rostro pareció complacido, se giró hacía Asthur y sonrió. -Ella está fuera de peligro, mi señor, sólo está exhausta.- Asthur relajó la postura y ablandó sus facciones. -Llévenla a una habitación y cuiden de ella, por favor.- El soberano miró su mano, la cual temblaba un poco, tal vez reacción natural al frío del exterior, o tal vez por temor de no poder salvar vidas inocentes. "Nadie morirá mientras yo pueda evitarlo".- Avísenme en cuanto despierte.-
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Amalthea
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Post by Amalthea on May 6, 2017 4:34:51 GMT
El frío era insoportable para una pobre alma exhausta, el puro ser se movía muy levemente sobre la delgada capa de nieve donde su cuerpo reposaba, una voz sonó como si estuviera llamándola en el horizonte, cuando abrió sus ojos muy apenas para distinguir algo. Por un momento creyó ver a su cría que se acercaba a ella.
-"¿A... Allen?..."-
Un susurro había escapado de sus labios, para de forma repentina la visión de su pequeño fue sustituida por la realidad, siempre había logrado llegar al templo del invierno con gran facilidad. Sin embargo ahora que había recorrido una distancia de quizás varios días lo había recorrido en dos días como máximo, sin descanso, sin alimento ni agua, quizá fue una acción impertinente, pero dadas las circunstancias donde las cuales no le habían dado el tiempo de prepararse para aquel tan largo viaje no tuvo opción. -¿so....soberano... ?...- No le fue posible realizar algún movimiento para llamar su atención, cuando poco a poco termino por cerrar sus ojos cayendo desmayada por la debilidad.
Habían pasado unos largos momentos en el cual se encontraba entre sus sueños, era la primera vez que había conseguido descansar de verdad desde que llego a Mirovia, era tan tranquilizador el templo que ella se sentía a salvo, en casa. Fue así hasta que abrió sus ojos, estaba mareada, confundida en parte por lo ocurrido antes de su desmayo, mirando a su alrededor en busca de alguna persona, un susurro, una voz que le ayudará.
-Alguien...-
No parecía haber nadie en la habitación donde ella estaba establecida para su recuperación, la forma verdadera poco a poco comenzó a disiparse, retornando a esa forma más humana y sencilla, tembló, sentía que todo su cuerpo estaba entumecido, realmente adolorido quizás causado por el frío y el esfuerzo, su cabellera larga, blanca como la nieve con gamas platinadas se encontraba totalmente suelta, su rostro blanco cual porcelana exceptuando las coloradas mejillas lucia radiante con el frío, cuando un sirviente había entrado a la habitación, se veía sorprendido, quizá por su belleza o quizá por que estaba despierta. - necesito...saber don...donde esta mi...soberano... necesito al soberano...hng... -
Se quejo de la incomodidad física, sin embargo se levantó de la cama, sus delicados pies descalzos se posaron en el frío suelo del templo, lo ignoro por completo, para intentar caminar y caer al suelo abruptamente, aun se encontraba muy débil, pero deseaba urgentemente hablar con Asthur, se veía en su mirar miedo y tristeza, pero también mucha duda y confusión, quizá lo que el soberano del otoño le había dicho: "ten miedo pues el miedo es lo que te mantendrá convida" la llevo hasta ahí, quizá por eso estaba tan asustada, no aterrada, para tratar de levantarse, comenzando a llorar desconsoladamente.
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Asthur
Soberano del Invierno
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Post by Asthur on May 6, 2017 15:48:22 GMT
En una de las terrazas del castillo, Asthur contemplaba el ocaso en todo su esplendor, sin duda era un evento que el soberano del invierno gusta de presenciar todos los días, expectante por la belleza que presentaría en cada ocasión. Con postura erguida y mirada fija, respiró profundamente soltó el aire por la boca, en un intento por alcanzar la tranquilidad, pues llevaba horas esperando noticias de la chica que había arribado a su templo. ¿Qué la había convencido para tomar un riesgo así? Mira que quedarse inconsciente en un lugar tan inhóspito como lo era la isla gélida, no expresaba nada más que una desesperación profunda.
- Mi señor.- Una mujer de complextura robusta lo llamó desde el umbral de aquel balcón, haciendo una breve reverencia antes de continuar.- La señorita ha despertado...Pero uno de los sirvientes a cargo de cuidarla la encontró intentando levantarse. Ella clama por verle enseguida. - Asthur no le dio tiempo de decir algo más, giró haciendo que su capa latigueara con el viento, necesitaba respuestas enseguida. Minutos mas tarde, las puertas de la recamara donde ella se hospedaba, abrieron ante la presencia de Asthur. Se acercó con parsimonia a la cama, no deseaba agobiarla con preguntas ahora que acababa de despertar, pero era indispensable interrogarla. Se quedó a unos metros de ella, hizo una leve reverencia con la cabeza y sonrió con elegante cordialidad.
-Bienvenida al templo, señorita, mi nombre es Asthur del invierno.- Su ansiedad por saber la verdad, no opacó la gracia de sus palabras, pues los modales eran el código por el que se regía su vida. Y aunque caviló la posibilidad de llevar todo deprisa y preguntar por los motivos que la trajeron, se contuvo.- ¿Cual es su nombre?.-
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Amalthea
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Post by Amalthea on May 6, 2017 18:47:43 GMT
La joven de cabellos platinados habia sido auxiliada para regresar a la cama, abrigada por el frio del templo para quedarse recostada , estaba aun un poco desesperada por los nervios y las preocupaciones de lo que estaba viviendo, cuando las puertas se abrieron en reaccion ante el ruido pego un leve salto y se encogio en hombros, cuando un hombre alto, bien parecido en verdad, su gran soberano siempre le intimidaba en realidad, para bajar la mirada intimidada.
-Mi soberano...d-disculpeme....-
La joven se levanto como le fue posible de la cama verdaderamente entumecida, para inclinarse en manera respuetuosa como si fuese una princesa, tomando la tela de su falda y alzandola mientras se inclinaba hacia el soberano, sus mejillas se pusieron levemente coloradas, al haberse levantado su cabello se arrastraba en el suelo, la voz tan tranquilizadora de Asthur le hizo temblar un poco, quiza por el frio o por los nervios de tenerlo frente a ella, escuchando la interrogante de este, acomodo su postura colocando sus manos frente suyo.
-Mi nombre es Amalthea Cibeles s-soberano...yo...q-queria...q-quiero...su ayuda...e-eh venido p-por que...por que los soberanos Lady Aesther y Lord Ariel...me lo han aconsejado...eh estado...avistando al espectro Black Stag...t-todos creen que mi vida corre peligro y....-
La unicornio comenzo a romper en llanto para bajar la mirada llena de lagrimas.
-¡E-estoy tan asustada que no logro encontrar el valor p-para incluso mirarlo a usted mi soberano! T-tengo tanto miedo...no tengo la fuerza para siquiera enfrentarme a nadie...s-soy tan debil...s-seguramente por ello mi cria y mi amado han muerto, por mi debilidad! snif....snif...!...-
La doncella no podia parar de llorar, se notaba su desesperacion, su dolor, su miedo mismo, necesitaba consuelo en realidad, nadie se lo habia dado, mas que Garkal el orco, pero ahora estaba completamente sola, Black Stag la hacia revivir el miedo de su pasado, abria sus heridas como si fuese ella una fruta suave que podian cortar hasta con una cuchara, recordaba el miedo de ser perseguida, el miedo cuando su cria habia sido brutalmente asesinada, cuando su amor tambien habia sido asesinado por protegerla.
-S-siempre habia querido morir...d-desde que...d-desde que mi pequeño...sue fue...desde que mi amado se fue...snif...p-pero...ahora...¡No quiero morir!...q-quiero vivir...snif...snif...por favor...ayudeme....snif...s-se lo suplico mi soberano...s-se que soy un desastre, que no lo merezco...que...no soy n-nada...-
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Asthur
Soberano del Invierno
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Post by Asthur on May 8, 2017 4:49:38 GMT
Escuchar a aquella mujer tan destrozada, no sólo por problemas presentes, si no por su pasado tan complicado, le dio a Asthur muchas cosas en qué pensar, pero de momento se guardaría cualquier comentario al respecto. Se concentraría en lo que la había traído aquí.
- ¿Black Stag?-. El soberano levantó una ceja suspicaz y tomó su barbilla con la mano, en un gesto dubitativo.-¿Está segura de haberlo visto?-. Si bien no se sabía demasiado de las criaturas ya existentes antes de la llegada de los soberanos, su aparición siempre era relacionada con la muerte y perdición, sin duda verlo dos veces debería ser considerado un milagro, por lo que se sorprendió que aun se encontrara viva. Sin embargo, de no verse involucrados sus hermanos, tal vez no creería aquello tan fácilmente, pero entonces ¿Quién era ella realmente? ¿Por qué un errante como lo era Black Stag la acechaba? - Por favor tranquilícese, señorita Amalthea, si lo que dice es cierto, aquí estará segura y a salvo, asignaré centinelas en las puertas de su recamara y escoltas irán a donde usted vaya.- Sin escatimar en sus medidas, Asthur miró a los guardias en la puerta para asegurar que todas sus indicaciones se acataran al pie de la letra. -El templo del invierno es una fortaleza impenetrable para los que no son bienvenidos.- Y era verdad, no se conocía a nadie que hubiese podido traspasar aquellos gigantescos muros, Asthur siempre se encargaba de fortalecerlos día con día.
Caminó al rededor del cuarto, rodeando la cama donde la joven reposaba, sin duda deseaba preguntarle todo lo que supiera de aquellos encuentros con Black Stag, tal vez habría algo similar en ambas ocasiones, algo que ella hacía o algún lugar que frecuentaba. Pero al verla tan debilitada emocionalmente y físicamente, aun sollozando suavemente, pensó que eso podría esperar. Sólo un poco más. Siendo quién era él, tenía claro lo que era encontrarse demasiado triste para pensar con claridad.- Señorita Amalthea, ¿Le gusta la música?.- Asthur removió la capa de sus hombros, la acomodó en una silla, y de un practico estuche atado a su cinturón, sacó su preciosa flauta de plata. Se detuvo anclando sus pies con firmeza, la acercó a sus labios y sopló con suavidad, creando pequeñas notas agudas y lentas, llenando el espacio de incontables sentimientos, como si la propia melodía contara una historia.
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Amalthea
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Post by Amalthea on May 8, 2017 18:10:36 GMT
Palpitar melancòlico del corazòn,sus lagrimas, sangre que late,y; se precipita sin control,permaneciendo inmutable, la joven unicornio lloraba en silencio mirando al suelo como si sintiera esa estraña sensacion que nos queda en la piel al recordar emociones pasadas y despertadas por nuestra memoria, causadas por aquel escalofriante espectro, para asentir timidamente a la incognita de su soberano.
-Si...mi soberano...B-blag Stag, e-estoy completamente s-segura...- Tenia miedo su corazón tenia llanto de princesa olvidada en el fondo de un palacio, aquel templo ahora tenia una doncella asustada por volver a sentir aquel dolor y temor causado por el espectro, aunque tambien sentia una curiosidad enorme, no lo hiba a negar, para ver a su soberano quien le expreso unas palabras tranquilizadoras, que le llenaban el corazon de paz y confianza..."aquí estará segura y a salvo" fueron sus palabras, nunca se sintio mas feliz por escuchar que le brindarian proteccion, observo a los guardias que yacian en las pertas de su habitacion, firmes y seguros, ademas de verse fuertes, dispuestos a obedecer a su soberano.
Una fortaleza impenetrable...la unicornio trato de parar su llanto, tayando con el dorso de su mano sus lagrimas, sus ojos se veian agotados, tristes aun, se reflejaba la tristeza de su pasado atraves de sus ojos purpura, que se enfocaron en el soberano que comenzo a caminar rodeando la cama cuando ella se habia nuevamente sentado en esta. Quiza su llanto habia cesado levemente pero aun se veia como una criatura triste, para escuchar la pregunta y responder. -¿M-musica?...s-si...me encanta...- Dijo con timidez para notar como el soberano dejo su capa en el dorso de una silla y saco un estuche ¿que habia ahi?, la respuesta fue instantanea al ver como el hombre tomo una hermosa flauta brillante, los ojos de Amalthea brillaron de curiosidad, cuando escucho la melodia, esa hermosa melodia que hizo que su corazon palpitara.
Sentir la tranquilidad suave que aquel bello sonido que el soberano le estaba entregando, se sentia tan afortunada, queria unirse a la bella musica, pero sentia que no era digna de hacerlo, pues no conocia la balada, pero de forma incosciente comenzo a tararear con la misma hermosa cancion, sus mejillas estaban coloradas, la joven sonrio, una hermosa sonrisa de tranquilidad se expreso en su rostro, era raro que aquel melancolico unicornio sonriera, pero...¿como no hacerlo con tan bello deleite?, Asthur era un soberano sin duda extraordinario,llevo la calma a su corazón, para asi sentirse un poco mejor...
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Asthur
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Post by Asthur on May 9, 2017 22:39:00 GMT
Cerró los ojos, moviendo los dedos sobre el frió metal de su instrumento, recordando con precisión todas las notas y silencios en aquella pieza, pues su cuerpo ya reaccionaba por si solo, siendo que era de sus más antiguas composiciones. De pronto, tuvo una acompañante en su pequeño concierto, Amalthea había comenzado a agregar pequeños cantos acorde al arpegio que tocaba, Asthur abrió los ojos un poco sorprendido, no esperaba que cantara de aquella forma tan única. Era un sonido hermoso y calmado, lo transportó entre mareas, surcando cielos, arrasando como el viento. La voz de Amalthea estaba cada vez más presente, su instrumento pasó a ser un sonido secundario, dejando que la joven llenara la habitación con su canto, logrando su objetivo principal, pues ahora podía verse otro temple en su rostro, uno lleno de paz. Dejó de danzar sus dedos poco a poco, dándole un final a su melodía.
- En nuestro templo las lagrimas siempre serán bien recibidas, pero siempre tendremos la fortaleza de guardarlas para el momento más indicado.- ¿Quién era él para ver las lagrimas que Amalthea derramaba? Ser soberano no le hacía merecedor de presenciar las penas de todos los arcanos. A veces tendría que reservarse, y darles la privacidad necesaria. - Me alegra ver que se encuentra mejor. Por favor, cuando recupere las fuerzas, venga al gran salón.- Con una grácil reverencia, caminó hacía la puerta, haciendo que ambas placas de hielo abrieron al unisono. Deteniéndose antes de cruzar aquel umbral, el soberano agregó.- Considero que usted es muy fuerte.- Sin voltear a verla, siguió avanzando fuera de la habitación y las puertas volvieron a cerrarse. Lo dicho hacía unos instantes, lo creía sin duda alguna, pues había llegado hasta aquí ella sola, y no hablaba de las distancias entre reinos.
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Post by Amalthea on May 10, 2017 3:57:48 GMT
La melodia tan hermosa, tenia tonos de extrema tristeza pero a la vez se podia sentir una calma bellisima, sus penas parecian desvanecerse con lo que ella creia era la magia de su soberano y aquella preciosa flauta, de manera inconsciente la flauta paso de hacerse protagonista a ser un sonido secundario en el canto de la unicornio, varios bellos recuerdos pasaron por su mente, cuando su pequeña cria estuvo en su viente, las hermosas sensaciones de ser futura madre...los juegos de su pequeña cria al crecer, su vida antes de las desgracias, cuando poco a poco la melodia comenzo a volverse mas y mas leve dandose por terminada, Amalthea abrio sus ojos lentamente para cruzar su mirar con la de los ojos de Asthur, aquellos ojos color amarillo brillates, simplemente hipnoticos parecia que era el sol del alba reflejado en la hermosa nieve invernal, que mostraban tranquilidad, pero a la vez, algo de tristeza...¿en verdad un soberano se podria sentir de esa manera?, sus ojos se centraron en la cicatriz de su ojo derecho...eso al instante le demostro que provenia de un pasado doloroso, Amalthea sintio que su estomago se oprimio un poco, su corazon latio de forma acelerada pero inhalo profundamente, queria que su soberano sonriera, penso unos segundos y tuvo la respuesta, reaccionando ante las palabras: "En nuestro templo las lagrimas siempre serán bien recibidas, pero siempre tendremos la fortaleza de guardarlas para el momento más indicado." Sus labios enbozaron una sonrisa, para acentir de manera respetuosa. -Es usted un hombre muy sabio mi soberano...y le agradezo en verdad...se puede ver que tiene un corazon lleno de ternura...y humildad, espero me permita pagarle...- Observo como se levanto e hizo aquella reverencia pidiendole que descansara y cuando se sintiera lista, se dirija al gran salon, lo sabia, Amalthea lo sabia, el soberano debia saber y podia notarse que necesitaba saber lo que habia ocurrido, cuando dijo: "Considero que usted es muy fuerte." aquellas palabras hicieron a la chica sonrojarse levemente. -Se lo agradezco en verdad mi soberano...pero...creo que exagera con aquellas hermosas palabras.-
Cuando el soberano habia salido, pasaron unos momentos para levantarse y una mujer que servia al soberano le otorgo unos zapatos y un vestido para cubrir su delicado cuerpo del frio Una vez vestida dirigio hacia el gran salon, escoltada por los guardias que la protegerian de ahora en adelante hasta que todo se calmara, Amalthea miro a su soberano en aquel trono, le sonrio para decir con calma. -Mi querido soberano Asthur, con todo respeto quisiera dedicarle una cancion...dado que usted alivio mi pena y temor con su melodia tan hermosa, espero no lo a mal pues esta melodia vino a mi cuando dirigi mi camino a esta tierra prometida...Mirovia...una voz habia venido a mi cuando mi cria fallecio, una que jamas volvi a escuchar, quiero dedicarle aquellas palabras en un canto propio.-
Dijo para bajar su capucha, cerrar sus ojos y comenzar a cantar con su delicada pero hermosa voz, aquel canto, estaba cantando de corazon hacia su soberano, cuando estaba verdaderamente inspirada, comenzo a danzar para el, era una mujer que nacio para cantar, para entretener con su voz y su danza, se sentia llena de vida, sentia amor una vez mas, no amor como el de su pareja no, amor por la vida, sentia un poco mas de felicidad en su tan dolido corazon. Cuando danzaba no tenia conocimiento de lo que sucedia a su alrededor, los unicornios tan delicados, tan elegantes y hermosos en verdad, para terminar en un elegante giro e inclinarse a su soberano con un rubor en sus mejillas, esperando que le haya agradado en verdad tanto como a ella.
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Asthur
Soberano del Invierno
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Post by Asthur on May 11, 2017 1:31:32 GMT
Se sentó en su gran trono congelado, no le sorprendió que el tacto helado del material ya no estremeciera su piel, en realidad pocas cosas lograban estremecerlo. Suspiró con un poco de cansancio, cruzó sus piernas y recargó su mejilla en una de sus manos. Pocas veces lograba dormir, pocas noches conseguía una noche tranquila. Las pesadillas e insomnios eran brutales y degradaban su cuerpo poco a poco, por lo que cada día era extenuante. Se sentía enfermo.
Debía intentar descansar, pero no podía con tantos deberes por delante, tenía que comunicarse con sus hermanos, ellos estarían mejor informados sobre el caso de Amalthea, tal vez pudieran darle los detalles que la joven por el momento no podía darle. Frotó sus parpados con frustración, debía ser paciente, ahora mismo no podía tener respuestas.
De pronto, una voz captó su atención, alzó la barbilla para encontrar a Amalthea en la entrada del gran salón, resguardada por los guardias que había solicitado. Asthur la miró, sonriendo un poco por lo bella que lucía en aquel vestido, tan acorde al ambiente inhóspito. No interrumpió a la mujer y guardó silencio al ver que tenía un mensaje para él, recargando su peso hacía adelante, dando a entender que tenía toda su atención.
De la nada había comenzado a cantar, Asthur alzó las cejas pero se quedó quieto, observando la figura esbelta de Amalthea, por un momento pensó si debía acompañarla con alguna melodía, pero prefirió dejarle todo el protagonismo a ella esta vez. Cuando comenzó a bailar por todo el salón, haciendo que su cabellera tan abundante flotara por el aire, el soberano sonrió complacido, definitivamente estaba recuperado de su viaje hasta el templo, recargó su espalda en la silla, más relajado que hacía un instante, posó la mejilla en su mano y se dedicó a disfrutar de aquel espectáculo.
Una vez terminó con aquella reverencia, Asthur se levantó y aplaudió con sobriedad. - Eso fue muy bello Amalthea, en verdad tienes mucho talento.- Bajó unos cuantos escalones que elevaban su trono, y caminó hacía la mujer, sin quitar los ojos de la unicornio, una vez llegó a una distancia prudente, tomó una mano de Amalthea y la refugió entre las suyas. - Creo que ya es momento de hablar, ¿Le parece?.- Su voz era profunda y tranquila, pero su mirada tenía un peso sorprendente de preocupación, necesitaba escuchar la historia completa, a detalle.
Caminó nuevamente hacía su trono, y tomó una postura más seria al sentarse, la miró y con voz clara preguntó. - ¿Qué hacía usted el día que vio por primera vez a Black Stag?.- Asthur sabía que esto apenas era la punta del iceberg.
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Amalthea
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Post by Amalthea on May 11, 2017 4:22:11 GMT
Cuando alzo su mirar hacia el soberano, noto como se habia levantado de su trono, Amalthea retomo su postura recta y junto sus manos, Asthur se habia acercado hasta tenerlo frente suyo, sus mejillas se coloraron levemente al ser tomada su mano y era protegida por las manos aunque un poco frias pero suaves del soberano, alzo su mirada cruzandose con los ojos del soberano, que reflejaban preocupacion incluso...¿miedo? la unicornio escucho la peticion de los labios del hombre que sonaba calmado apesar de su mirar, si...tenia que explicarlo, tenia eque decirle todo lo que pasaba, pero ¿por donde empezaba?, asintio con la cabeza cuando Asthur esperaba una respuesta, fue asi como su mano fue abandonada por las contrarias, de alguna manera Amalthea miro su mano unos segundos, como si aquella sensacion de tranquilidad se desvaneciera, en cierta forma...queria que continuara, ¿pero que estaba pensando? habia cosas importantes que devia decir, para ver como su soberano tomo asiento en su trono e hizo la primera pregunta. "¿Qué hacía usted el día que vio por primera vez a Black Stag?"
Miedo salio por cada parte de su delicado cuerpo, tomo aire y comenzo a recordar para responder mirando al soberano, tenia un tono de temor era verdad pero luchaba por poder darse a entender. -Mi señor, estaba bajo la luna llena nadando en el lago de las hadas...llorando mis penas, deseando que aquel dolor tan fuerte que me atormenta dia a dia me diera al fin descanso eterno...fue en ese momento que escuche un ruido proveniente del bosque, me gire hacia el lugar y pense que la obscuridad estaba por llevarse mi alma dolida...pero me equivoque, era un bardo que admiro mucho Garkal...llego a tratar de apasiguar mi dolor con su musica, cuando...-
Trago saliva, aprento levemente sus manos y se encogio un poco para dejar salir un poco de aire en un suspiro de nerviosismo. -Black Stag habia aparecido frente a nuestros propios ojos, el miedo...la desesperacion que comence a sentir ante aquella entidad, me sentia asustada, insegura...cuando...quiza fue un susurro, una voz que me fue familiar al instante...la de mi hijo, me suplicaba que viviera...tenia tanto miedo, miedo a morir...cuando antes habria preferido hacerlo...Black Stag susurro unas palabras que no podria pronunciar...para despues desaparecer...-
La joven termino de responder a la pregunta para mirar con duda al soberano, no sabia las razones de por que aquel ser se habia postrado frente a ambos arcanos y el temor se podia notar en el temblor de su cuerpo, ademas de su tristeza en aquellos hermosos ojos, para notar como su soberano se veia agotado, su semblante lucia...¿enfermo?...la unicornio queria acercarse, tratar de auxiliarlo pero...¿como podria?, el instinto materno que tenia ademas de aquella sensacion de que se ahogaba cada que cruzaba su mirada con la contraria le impulsaba, "tranquila Amalthea" se susurro para si misma, no debia permitirse aquel atrevimiento. -D-disculpeme soberano...pero...¿puedo auxiliarlo de alguna forma?...su semblante...luce...algo...-
Temia decir algo mas, no queria ofenderlo pero se veia en su rostro preocupacion pura.
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Asthur
Soberano del Invierno
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Post by Asthur on May 11, 2017 22:47:53 GMT
Asthur sostenía su barbilla con aires pensativos, clavando sus ojos ámbar sobre Amalthea, analizando cada palabra que salía de sus labios. Retuvo las pistas relevantes y que podrían tener conexión con Black Stag. Siendo que Amalthea no estaba sola cuando apareció, arrojaba la posibilidad de que no fuera ella su presa. O tal vez, ¿A Black Stag no le importaba trabajar con testigos de por medio? o quizá, ¿Su plan era no dejar testigos? Había demasiadas variables y todas tan probables como la anterior. Aun no había forma de hacer una red coherente para los hechos.
Entonces sus pensamientos fueron cortados.- ¿Cómo dice?.- Notó cómo Amalthea lo veía con ojos atentos y preocupados,¿Por qué?.- Estoy perfectamente, Amalthea.- Dijo con tranquilidad, suspirando para relajar un poco la rigidez en su espalda, y después continuar con el interrogatorio.- Dime, la segunda vez que se manifestó ¿Qué hacías?.- Frunció el ceño concentrándose, algo tendría que conectar ambas ocasiones y no dejaría que se le pasara por alto ningún detalle.
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Amalthea
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Post by Amalthea on May 12, 2017 3:34:23 GMT
"Estoy perfectamente, Amalthea."
Eso fue lo que aquel gran hombre dijo ante su preocupacion notoria, la doncella miraba al soberano con mucha preocupacion pero prefirio no insistir por el momento, pues era un momento de completa importancia, para asentir y comenzar a explicar la segunda aparicion.
-La segunda vez que aparecio frente a mi Blag Stag...fue en el bosque de los susurros, habia escuchado anteiormente que en aquel bosque se podia respirar paz, queria experimentarlo por mi misma, pero...comence a sentir mucha tristeza por la vida del bosque, que crei que estaba mas triste que mi alma...deseandole que se recuperara en un futuro, fue cuando escuche nuevamente un ruido ageno al mio, esta vez...me llene de todo el valor que pude y quize enfrentar a quien se atreviera a dañarme cuando...nuevamente se postro frente a mi, pero...no me ataco...no parecia querer hacerme daño...me rodeo pero no me toco, solo me miro y...susurro otras palabras que no comprendo...para simplemente desaparecer...-
Las apariciones eran todas un gran misterio, ¿por que no le ataco?¿por que no se la habia llevado si era la misma muerte en la tierra?, la unicornio no entendia las razones de Black Stag, pero se veia atemorizada. -¿Acaso morire?...acaso...¿no tendre paz?...y....¿estare condenada a caer en la obscuridad mi soberano?...yo...quiero vivir y...quizas sonreir de nuevo...-
Dijo para suspirar como si perdiera su esperanza, pero...esta miro a Asthur, su rostro pedia a gritos descanso, para, apesar de ser la accion mas tonta quizas o la que mas faltaria al respeto a su soberano, pero Amalthea de forma involuntaria se acerco hasta el, su mirada se vio entristecida, preocupada, para acariciar la mejilla de su soberano, mientras que su otra mano tomo el antebrazo de Asthur para decirle con una voz tranquila pero con leve suplica en esta. -Hare lo que usted me pida...lo que desee, contestare a todas sus preguntas mi...señor...pero por favor, recuestece, si es necesario me sentare a su lado y le dire lo que quiera...por favor...,no puedo verle en ese estado...puedo verlo en sus ojos, su cuerpo...esta agotado...su mente tambien...-
Amalthea tan pura, tan tranquila y a la vez tan herida...la pobre alma de la unicornio tan dolida se preocupaba por su soberano como si fuera su pequeño, cuando la unicornio se percato de aquel acto tan inpropio, se sonrojo, sintio como si su estomago se contrajera y su corazon se estremeciera, para alejarse e inclinarse casi hasta el suelo. -D-disculpeme...f-fui irrespetuosa...p-pero...m-mi corazon me dice que d-deberia ayudarle c-como usted me ayuda a mi...mi señor-
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Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on May 12, 2017 8:07:12 GMT
¿Fue al bosque de los susurros sola? Bien, la locación y las circunstancias habían cambiado dramáticamente, sin duda Asthur vio sus teorías despedazarse, tendría que volver a empezar a deducir, caviló un poco más los hechos, la única constante allí era Amalthea entonces...¿Era ella quién invocaba a Black Stag? ¿O era Black stag el que deseaba llevársela?.
Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se percató de la chica caminando hacía él, hasta que la tuvo demasiado cerca. Ella acarició su mejilla, Asthur alzó las cejas y entreabrió un poco los labios, sin llegar a articular palabra alguna, sin duda se mostró sorprendido, pues nadie se atrevía a tocarlo, mucho menos de esa manera tan familiar. A excepción de Aesther claro. Pero antes de que pudiera si quiera reaccionar, Amalthea se había arrodillado frente a él, pidiendo disculpas por su atrevimiento. Asthur la miró aun en shock, pero rápidamente se levantó para evitar que la reverencia siguiera.
-Amalthea, por favor...- La sostuvo de los brazos y con cuidado la ayudó a levantarse.- No se preocupe, le garantizo que mi salud es próspera. Pero descansaré en cuanto tenga la oportunidad.- Esperaba que con aquello lograse calmar el tema referente a su bienestar. Entonces le tomó por los hombros y la miró con fijeza, sería prudente alertar a los otros templos, pues Black Stag podría intentar entrar al castillo, y aunque estaba muy seguro de la solidez de sus muros, no creía que eso funcionara contra un espíritu errante.- Amalthea, de ahora en adelante vivirá aquí, haré todo lo posible para que se sienta cómoda pero por favor, no se aleje del templo. Si gusta, puede explorar un poco el castillo, sólo no se acerque a la ultima habitación del pasillo norte. Está prohibida ¿Me entiende?.- Se quedó un momento en silencio, haciendo que sus palabras se llenaran de seriedad, su cuarto aislado no podía ser abierto por otro que no fuera él, pero era de vital importancia recalcarlo, todos en el castillo lo sabían. Una vez terminó, caminó hacía la entrada del gran salón, pues debía enviar unos mensajes hasta los otros templos.
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Amalthea
Los Grises
La musica apacigua a las almas en pena
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Post by Amalthea on May 14, 2017 3:28:46 GMT
Sentia verguenza, sentia que habia hecho algo que ofenderia por completo a su soberano y seria castigada cerro sus ojos con la cabeza hacia el suelo, sentia que le harian daño por alguna razon, cuando sintio la cercania de su soberano, aquella tan calmada voz, tierna y a la vez firme llamarla pero...con gran gentileza, hasta que sus manos fueron tomadas nuevamente fue que alzo la mirada hacia aquellos ojos nuevamente, se sentia intrigada por aquel mirar, sintiendo la suavidad de esas manos nuevamente abrazando las suyas ayudandola a levantarse y tomar nuevamente su compostura, ¿acaso no se sentia ofendido por el acercamiento?, la joven penso por unos momentos cuando escucho. "No se preocupe, le garantizo que mi salud es próspera. Pero descansaré en cuanto tenga la oportunidad."
Esas palabras, esas unicas palabras en parte la llenaron de una mezcla de tristeza y preocupacion a la par de tranquilidad absoluta, Amalthea confiaba en lo que decia su soberano pero aun asi tenia mucha preocupacion por el ¿por que?, ni siquiera ella estaba del todo segura, pero sentia que deseaba cuidarle a la par de lo que el a ella, para notar como sus delicados hombros fueron tomados firmemente por esas manos, mirandola con seguridad, esa seguridad le agradaba...pues realmente podia confiar en el señor Asthur, para escuchar que ahora viviria en aquel templo de hielo, la idea era algo nuevo para ella, pero sabia que era por su propia seguridad, no por otras razones en realidad, para asentir cuando escucho que estaba prohibido ir a una alcoba al norte, la curiosidad la invadia si, pero debia obedecer, para oir una pequeña risa, de un niño, amalthea instantaneamente volteo hacia donde ella habia escuchado, pero...no habia nada, para sobarse la cabeza y mirar a su soberano sonriendole con ternura y calidez. -Entiendo mi soberano...obedecere a su palabra y...espero que me permita pagarle de alguna forma estos cuidados que me proporciona...-
Dijo para sonreirle y ser escoltada a donde seria su habitacion de ahora en adelante, habian quiza pasado unos dias, Amalthea siempre veia el amanecer en un hermoso balcon que encontro, estaba muy enbelezada con aquellos colores reflejados en la nieve, en el hielo, dejaba que su cabello estuviera suelto para que se moviera con la brisa helada, mirando aquel amanecer. Despues de ver el amanecer esta se paseaba por los grandes pasillos hasta que olia la cocina del templo, le agradaba cocinar cosas con la mujer que le habia proporcionado aquellas prendas, siempre de manera timida o anonima le dejaba mientras no le veia a su soberano un pequeño postre solo para el en su trono, como un obsequio, Amalthea aveces conseguia frutos que quiza en la isla gelida no se pueden conseguir con facilidad y con ellos le preparaba los postres a su soberano, en el dia le habia dejado un delicioso postre de crema de catalana, un poco quemado pero se notaba el esfuerzo.
Luego de pasar cocinando para todos en el templo Amalthea disfrutaba de caminar por los largos pasillos, una y otra vez, cuando escucho una risa nuevamente, veia a todas partes, estaba confundida, se sobaba la cabeza confusa no entendia que sucedia pero luego miro unas grandes puertas, la risa provenia de ahi como incitandola a entrar, en realidad habia pasado tanto tiempo vagando en el templo que no tenia idea de donde se encontraba, con su mano derecha toco la puerta solo para sentir el frio, sentirla y cerrar sus ojos que comenzaron a lagrimear, escuchando esa risa, la de su pequeño hijo pero ¿que habia dentro de esa habitacion que le hacia sentir aquel dolor de nuevo?...empujando un poco la puerta sin pensar si quiera si era la habitacion prohibida o no.
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