Post by Deleted on May 5, 2017 4:15:11 GMT
Con los problemas en su hogar, cada vez se le veía más por la ciudadela de Mirovia. Desde un principio se había sentido agobiado por la gente y como un bicho raro que no podía parecer más invisible a veces, aunque justo en ese momento era como una llama al fondo de una oscura cueva, que inevitablemente atraía miradas que no podían hacer más que erizarle la piel y ponerle nervioso, incluso asustadizo. Pero... ¿Acaso no tenía razones para ello? El lugar donde se encontraba no era un sitio donde alguién como el se viera tan seguido. Con su cuerpo pequeño, su bonito rostro y piernas que temblaban como si se encontrase en el sitio más frío, aunque ese lugar tenía un ambiente cálido, aunque no acogedor.
Su mirada se fue a los presentes, quienes esperaban de aquellos labios temblorosos las palabras que tendría para decir y que no tenía ni idea de por que no querían expresarse en palabras. Se ahogaban en su garganta y cuando abrió la boca, un sonido inútil y muy bajo fue lo único que se escuchó. Escuchó pequeñas quejas antes de notar como las miradas rápidamente se iban de encima suyo, pero no era lo que realmente deseaba. Es decir, no quería ser el centro de atención, pero si había entrado a ese sitio había sido por algo y es que se encontraba desesperado. Lo cierto era que no podía vivir más de la tierra y era algo inútil buscando los sitios correctos para pedir empleo, así que intentaría donde pudiera y ese sentía que era un buen sitio donde hacerlo, aunque llegase a acojonarle.
– D-Disculpen... – Habló, pero la atención sobre el ya era casi nula. – Disculpen... – Elevó un poco más el volumen de su voz, aunque ante alguna mirada con claro desagrado lograron querer hacerle callar.
Apretó una vez más uno de sus puños, el derecho para ser exactos... El mismo que llevaba sobre el pecho. – Disculpen... Me llamo Juria y busco trabajo. Puedo hacer lo que sea, puedo aprender a hacer lo que sea... – Algunas rizas no tardaron en llegar. Su padre había tenido razón siempre, era un debilucho que no conseguiría algo mejor que hacer fuera de los cultivos. Pero... No podía ni siquiera ya con eso, necesitaba algo más... Sino, no podría salir en búsqueda de su padre, ni salvar la casa en la que había crecido.
Su mirada se fue a los presentes, quienes esperaban de aquellos labios temblorosos las palabras que tendría para decir y que no tenía ni idea de por que no querían expresarse en palabras. Se ahogaban en su garganta y cuando abrió la boca, un sonido inútil y muy bajo fue lo único que se escuchó. Escuchó pequeñas quejas antes de notar como las miradas rápidamente se iban de encima suyo, pero no era lo que realmente deseaba. Es decir, no quería ser el centro de atención, pero si había entrado a ese sitio había sido por algo y es que se encontraba desesperado. Lo cierto era que no podía vivir más de la tierra y era algo inútil buscando los sitios correctos para pedir empleo, así que intentaría donde pudiera y ese sentía que era un buen sitio donde hacerlo, aunque llegase a acojonarle.
– D-Disculpen... – Habló, pero la atención sobre el ya era casi nula. – Disculpen... – Elevó un poco más el volumen de su voz, aunque ante alguna mirada con claro desagrado lograron querer hacerle callar.
Apretó una vez más uno de sus puños, el derecho para ser exactos... El mismo que llevaba sobre el pecho. – Disculpen... Me llamo Juria y busco trabajo. Puedo hacer lo que sea, puedo aprender a hacer lo que sea... – Algunas rizas no tardaron en llegar. Su padre había tenido razón siempre, era un debilucho que no conseguiría algo mejor que hacer fuera de los cultivos. Pero... No podía ni siquiera ya con eso, necesitaba algo más... Sino, no podría salir en búsqueda de su padre, ni salvar la casa en la que había crecido.