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Post by Carcharias Lindberg on May 7, 2017 20:03:01 GMT
Una mañana muy tranquila para la sirena, quien deseaba con muchas ansias el poder salir tan solo un momento hacia las afueras del mar, contemplando desde arriba como el sol era deformado por el movimiento de las aguas, y el brillo que emanaba pegaba ligeramente en su rostro, en lo que debió alzar una de sus manos para tapar el reflejo por unos momentos. Tan solo pidiéndole el permiso a su padre cual buen hombre ha resultado ser con ella, le dio todo el derecho para que pudiera salir, obviamente teniendo mucho cuidado en los alrededores. Tras esto, la joven joven tiburón aleteó rápidamente para poder subir hasta toparse a la superficie, cuidadosamente de no encontrarse con algún animal peligroso claro. Pasando de roca en roca al fin, pudo llegar hasta la playa, donde solo se acercó a un pilar de rocas asomando su cara y luego aprovechó para sentarse en estas y admirar el mar desde otra perspectiva. Todo era muy bello! y el sol pegaba con todas sus fuerzas ese día, recostándose en aquellas rocas descansaría momentáneamente para disfrutar de todo esto.
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Post by Carcharias Lindberg on May 7, 2017 20:42:50 GMT
Consumida por la brisa marina, y el canto de las olas chocar suavemente en las rocas, esto era muy calmado para ella y le agradaba en demasía. Aunque bueno, esta calma se haría acabar cuando escucha pasos ajenos no muy lejos de donde estaba. Permaneció tranquila aunque por dentro estaba totalmente nerviosa, suspiró y antes de poder voltear o decir algo escuchó aquella caída hacia el agua, oh no! estará bien?, aunque eso haya pasado por su mente, aquel cuerpo estaba escondido tras las rocas de manera inconsciente.
Asomando lentamente la cabeza, observó quien en el agua era una jovecita de muy linda cabellera rosada con pigmentos morados. Cuidadosamente se acercó donde estaba y ladeó la cabeza y con su voz aterciopelada y tímida quiso preguntarle -¿T-te....te encuentras....bien~?- mientras se acomodaba momentáneamente su cabello hacia atrás.
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