Diana
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Post by Diana on May 9, 2017 21:38:02 GMT
Conforme el alfa se acercaba a ella, hizo un esfuerzo grande por enfocarse sólo en su rostro. Fauce era muy reservado con su cuerpo, no quería invadirlo con la indiscreción de su mirada. Las palabras del hombre le hicieron sonreír; pocas veces recibía su aprobación y aunque sabía que su desempeño era bueno generalmente, escucharlo venir de su boca le daba una gran satisfacción. Lo miró por un momento antes de que se diera la vuelta para dar sus indicaciones y acercarse a sus pertenencias para vestirse. Tal vez ella debía hacer lo mismo. Imitó el gesto, colocándose rápidamente el vestido que usualmente usaba sin problemas. Comenzó a acomodar su cabello conforme avanzaba hacia Fauce, aún frente al resto de sus cosas. No podía entender por qué de pronto parecía sentir una sensación cada vez más fuerte en su pecho; era como si cada que se encontrara cerca de él le doliera, sin embargo, sentía como si su cuerpo necesitara de esa cercanía. -¿Te lastimaste?- preguntó quedando frente a la espalda del hombre. Sabía que muy seguramente nada le habría pasado, sólo buscaba una excusa para estar ahí, cerca, al pendiente de él. Giró ligeramente su cabeza sólo para echarle un vistazo al resto de la manada, para volver en seguida y esperar a la respuesta de Fauce.
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Post by Fauce del Norte on May 9, 2017 22:24:53 GMT
Alzó una ceja volteándose ante la voz de quien le provocó una punzada al estómago. Si no lo había mordido la serpiente hace rato, sintió como si lo acabara de hacer. Tenía las manos a la altura de su estómago, acomodándose las vendas que usualmente usaba sobre su torax. – No. Solo un poco molesto. Fue un error táctico, debí de haber asegurado el perímetro antes de dejarlos entrar al agua. – Se echó la culpa a los hombros como era de esperarse. Los otros ya estaban cortando al animal en filetes gigantescos de al menos 15 centímetros de grosor entre ellos. Cruda la carne no olía nada mal, pero cocinada prometía ser uno de los mejores festines que la Tormenta Aullante tendría en mucho tiempo. Después de todo, no todos los días se capturaba a un animal así de raro y grande. Sintió la punta de sus dedos quemarse y, dejando de obedecer a la razón, Fauce alzó la mano para ponerle sobre la espalda de Diana y guiarla hacia el fuego que la manada ya había preparado. – Anda. Seguro ese pescado no fue suficiente.-
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Post by Diana on May 9, 2017 22:43:06 GMT
Fauce podía llegar a ser sumamente injusto consigo mismo. La manera en que siempre llevaba la carga de todo lo que acontecía con la manada le daba un peso en el corazón. En todo caso, ella también había errado y aun peor. -No digas eso... Fui yo quien se aventó al agua como si fuera una loba inexperta- agrego sintiendo muchísima vergüenza. Era la loba beta, debía proteger a la manada, llenar un espacio cuando Fauce se encontrara descansando. Bajó la cabeza con pena sin esperar sentir el tacto del lobo sobre su espalda. Se tensó por un momento, no sabiendo reaccionar a ese gesto. Podía sentir una ola caliente desbordándose por todo su cuerpo, concentrándose en ese punto en específico.
Finalmente, sonrió, sintiendo una dicha indescriptible. Levantó la mirada para verle a los ojos, agradecida. -Para mí fue suficiente- recalcó con un tono suave. -Pero no voy a negar que me siento sumamente curiosa por probar esto que es nuevo- comentó refiriéndose a la carne de anaconda, ignorando por completo que sus palabras podrían tener un doble sentido en ellas. Caminó hacia el fuego dirigida por el lobo alfa, mirando al resto de la manada con aprobación. Habían hecho bien, sin embargo todos se encontraban a la expectativa, esperando a que se sentaran y fueran ellos quienes dieran el primer bocado.
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Post by Fauce del Norte on May 9, 2017 23:01:48 GMT
Ante la ultima oración, Fauce se congeló por un momento, apretando los labios ante el comentario que, inevitablemente, había tomado de doble sentido. Pensó que quizá Diana no lo hacía con esa intención, estaba seguro. Ella nunca había sido esa clase de mujer así que simplemente se golpeó mentalmente por siquiera pensar semejante barbaridad que le había puesto las mejillas coloradas por un momento.
Ambos se sentaron junto al fuego, siendo acompañados por el resto de la jauría quienes ya estaban engullendo la carne, expresando su fascinación por el sabor y lo vasta que era. Uno de los filetes fue entregado a Fauce antes que a Diana, pero, antes de darle una mordida, se la volvió a ofrecer a la mujer como había hecho con el pescado. Algo dentro de el, llámese instinto o caballerosidad, quería que Diana comiese primero, que comiese más.
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Post by Diana on May 10, 2017 1:40:13 GMT
Diana no notó ni por un instante lo que el descuido en sus palabras había provocado. Tranquila se sentó frente al fuego, observando con orgullo la eficiencia de los cachorros. Distraída los felicitaba de nuevo sin esperar la cortesía de Fauce. Algo estaba pasando, no podía estarlo imaginando. Tomó el filete con cuidado rozando sus dedos por instante sobre la piel ajena. ¿Accidente? No estaba segura, pero sintió un brinco en su palpitar. -Gracias; me siento muy cuidada- comentó en un tono más bajo acercándose un poco hacia Fauce para que sólo él la escuchara. Y tal vez eso no había sido necesario porque una vez que la carne tocó las mano del alfa, la manada comenzó a alborotarse por competir a ver quién se quedaba con el pedazo más grande.
Mordió la carne inevitablemente haciendo obvio su agrado. Comenzó a reír un poco reconociendo ligeramente el sabor o más bien, asociándolo con algo más. -Tienen razón. En verdad sabe a pollo- al decir esto se tapó la boca al sentir que un poco de la carne se caía de su boca al reír. Como por acto natural volteó a ver al alfa con cierta complicidad como compartiendo aquella sonrisa sólo con el por un instante
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Post by Fauce del Norte on May 10, 2017 4:12:51 GMT
La cena se convirtió en una actividad muy amena para todos, contando historias sobre cazerías, anécdotas y recuerdos graciosos que hicieron reir a mas de uno. La relajación era tal, que hasta Fauce del Norte en un par de ocasiones sonrió solo para soltar un bufido risueño, pues debía admitir que no había ocurrencia que no pasara por la mente de los más jóvenes.
El roce de la mano de Diana se esparció por su piel, aun sintiendolo como un insecto que no se quitaba. Sus miradas se cruzaron por un instante y luego, siguieron enfocados en la cena. Fauce se había comido cuatro filetes sin parecer batallar del todo. Cuando sabía aue había suficiente comida, no se limitaba en absoluto.
La noche cayó y el tiempo transcurrió como el agua cayendo de la cascada al unisono con los grillos que abrían su sinfonía a la noche. Los lobos fueron quedandose dormidos uno a uno, exhaustos de tanto nadar, comer y del buen susto que se habían llevado con el ataque. A su vez, Fauce había agarrado un lugar debajo de un frondoso arbol, que tenía unas raices salidas del suelo, ideales para acomodarse y quedar con la espalda inclinada.
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Post by Diana on May 10, 2017 5:41:00 GMT
La cena había sido muy amena; todos parecían haberse olvidado del momento tan desagradable y en cambio se sustituyó con una tarde llena de convivencia; incluso Fauce del Norte reía de pronto, cosa que no pasó desapercibida para la loba. Comenzó a sentirse aún más curiosa del por qué de su soltura tan... repentina, que si bien, no le molestaba en lo más mínimo sentía interés de saber la razón. Tal vez y sabiéndolo serían cosas que podría hacer para ver esa sonrisa más seguido. "Diana... no" se regañaba a sí misma. Por mucho tiempo intentaba someter esa clase de pensamientos asumiendo que no había lugar para tales cosas. Como Fauce constantemente decía: "No se trata de lo que tú quieres sino de lo que necesita la manada". Someterse al capricho de sus ideas... de sus deseos, era una distracción.
Por un momento hubiera pensado que seguía el desierto ya que el tiempo parecía deslizarse como arena entre sus dedos. Rápida y sin avisar, la noche cayó sobre ellos, dándoles pauta para descansar después de un día tan lleno de emociones. Diana caminaba entre la manada, observando cómo muchos ya habían caído dormidos y otros se disponían a hacerlo. No olvidó echar un vistazo al muchacho que había sido víctima de un ataque pero ya se encontraba muy cómodamente abrazado de una de sus hermanas. Diana sonrió, sintiendo cómo se liberaba de un peso en su pecho... Uno... puesto que aún quedaba uno muy grande pero ese, ya se había hecho parte de su ser. Alzó la mirada para buscar la figura de Fauce; lo encontró entre la oscuridad y el brillo de las luciérnagas, apartado, con la espalda recargada sobre el tronco de un gran árbol que lo cobijaría de los primeros rayos del sol. Apretó sus manos en puños, sintiendo un ligero cosquilleo en todo su cuerpo. "Sólo ve a darle las buenas noches".
Su presencia no tardó en posarse frente a los ojos seguramente ya cansados del alfa. Poco podía verse en la oscuridad, sólo un poco de luz que se filtraba de entre las hojas del árbol y lo poco que la luz verdusca de las luciérnagas podía ofrecer al pasarse tan cerca de su rostro. -No te preocupes; no voy a taparte esta noche- comentó intentando hacer una broma colocando una de sus manos al frente, predisponiéndose a que Fauce tal vez tomaría la actitud que generalmente tomaba al estar ella cerca. -La jungla es suficiente cobijo por las noches...-. Entrelazó sus dedos al frente de su cuerpo, acariciándose el dorso de la mano con cierta anticipación. Se sentía un poco inadecuada, sabiendo que no había razón para encontrarse frente a él; ni siquiera ella comprendía bien el por qué. Repasaba cada una de las pequeñas cosas que causaron grandes efectos en ella; los gestos de cuidado, el tacto sobre su espalda y el placer de poder ver su sonrisa. Tragó saliva a la par que una sensación áspera se hizo presente en su pecho. -Bueno... venía a desearte buenas noches; iré con el resto de la manada... Muchas gracias por todo... por hoy-. Sonrió un poco dando un par de pasos hacia atrás como si estuviera negándose a darle la espalda.
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Post by Fauce del Norte on May 10, 2017 7:25:30 GMT
La gran mayoría de la manada ya se encontraba dormida, todos pegados en un cúmulo de pelaje, abrazados unos con los otros, respirando plácidamente debido a su cansancio y estómagos llenos. El alfa estuvo a punto de cerrar los ojos pero esta acción se vió interrumpida con el llegar de Diana, quien de una manera sumisa se había acercado hasta el. - Sabía que habías sido tu... - Dijo con un dejo de fastidio, aunque no se le veía del todo molesto.
Fauce guardó silencio, mirando como Diana daba algunos pasos hacia pero con la mirada bien puesta sobre el. Era como si no se quisiera retirar. Como si sus manos le quemaran por hacer otra cosa. Lo podía percibir en la manera en que jugaba con sus dedos, como sus hombros estaban levemente encogidos y su voz era baja. De igual modo, a Fauce le quemaba la garganta por decir algo. Por saber cuales eran las intenciones de su cercanía. La mirada de Diana le podía atravesar el alma, hipnotizarlo. Era un deseo que se incrementaba con los días y que, por más que quisiese abandonarlo, no lo dejaba por las noches. - Algo ocultas, Diana. - Se atrevió a decir, con el corazón hecho un nudo.
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Post by Diana on May 10, 2017 7:58:03 GMT
Las palabras de Fauce recorrieron su espalda como una estampida salvaje. Se paró en seco quedando totalmente evidenciaba. En efecto, algo ocultaba pero ni ella misma estaba segura de qué era. Por un momento abrió sus ojos más de la cuenta, dibujando una sonrisa en su rostro, como un lobato travieso siendo descubierto ante algo indebido. -¿Yo?- preguntó con el tono más falso que podría haber; notándose su nerviosismo en esa voz ligeramente temblorosa por la risa que haría erupción en cualquier momento. -¿Por qué lo dices?- preguntó de nuevo con aquella sonrisa que delataba por completo que su guardia había sido derribada.
No pudo durar mucho tiempo pretendiendo que no pasaba nada. No sabía que contestar y tal vez esa era la respuesta correcta. -No lo sé... supongo- respondió suavizando el gesto en su rostro. Dio unos pasos hacia adelante, acortando de nuevo la distancia entre los dos. -Siento algo aquí- indicó colocando una de sus manos sobre su pecho, sonriendo con cierta derrota. -Creo que me siento en paz, tranquila, incluso contenta- continuó sin despegar el tacto de su mano sobre la tela que la cubría. Hubo un silencio corto que dio espacio para el sonido de los animales y las plantas meciéndose en la tranquilidad de la noche se hiciera presente. Suspiró, tentando aquella sensación cálida que se esparcía por su cuerpo. -Me dio gusto verte hoy más tranquilo; fue como si un gran peso se liberara de tus hombros Fauce. Sonreías... me tocaste...-. Bajó lentamente su mano para sobar entre las yemas de sus dedos la tela vaporosa que en ocasiones se movía con la brisa cálida de la jungla. -Cuando tú eres feliz, nosotros somos felices- dijo al fin levantando la mirada para verle. -Sí. Creo que es eso-.
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Post by Fauce del Norte on May 10, 2017 21:08:34 GMT
El nudo dentro de su pecho creció tras cada palabra mencionada. Si en algún momento tuvo la idea de que Diana no le veía más que como a un líder tirano y soberbio, en ese momento se había dado cuenta que estaba equivocado. No había indiferencia en sus palabras ni en su comportamiento. ¿Podría ser que…? ¿Pero cómo saberlo? No. Tenía que guardar la calma. Era simple agradecimiento. Era empatía. Darle otro significado a esas palabras resultaría tonto y precipitado. El alfa se mantuvo en silencio, controlando las palabras amontonándose en su boca. Sus ojos chocaron nuevamente, haciendo el tirón en su corazón aún más grande. La odiaba. La odiaba por hacerle sentir una innegable atracción. La odiaba por despertar en el la necesidad ser hombre. - Descansa, Diana. – Se dio la vuelta , apartando su mirada y cruzando los brazos en un movimiento grosero de desinterés forzado. Tenía que enfocarse en la manada, en su protección. En resguardar Mirovia a como diera lugar.
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Post by Diana on May 10, 2017 22:58:59 GMT
Por un momento no hubo más que silencio llenando el espacio donde hacía falta el alivio de una palabra... de un suspiro. La manera en que aquellos ojos se clavaban sobre los suyos le dolía, le dolía muchísimo. Se mantuvo inmóvil durante ese intercambio que le pareció duró más de lo que había sido. ¿Qué decir? ¿Qué hacer? Sentía un deseo incontrolable de mover sus pies, acercarse más, incluso tocar aquél rostro oculto en la penumbra. Comenzaba poco a poco a concretar lo que sentía; el por qué de su frustración y de esa adherencia a él que iba más allá de una camaradería o apoyo.
Al verlo darse la vuelta, sintió un golpe en su pecho. De nuevo ese dolor que casi le cierra la garganta. Su cuerpo se tensó, dejándola envuelta en el silencio del lugar pero con una voz en su cabeza que no paraba de hablar. "Inoportuna". Bajó la cabeza, tratando de sacudirse aquello para sustituir el sentir con una sonrisa muy pequeña. -Tú también- respondió en un hilo de voz. Caminó de vuelta a su lugar, cerca del calor de la manada. Hacía tiempo que no se sentía de esa manera tan extraña. Sola incluso estando rodeada de tanta gente.
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