Lyava
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Post by Lyava on Jun 17, 2017 15:48:46 GMT
Miro con tranquilidad a Soraka sin decir una palabra, se limitó a asintir y tratar de hacer una imagen mental de la chica en cabeza, guardar sus gestos expresiones y todo... Por qué? Esta ves era solo un simple capricho... Hasta la pelí azul llegaba a tener algunos de esos ataques de querer hacer algo por el gusto de hacerlo. - Esperemos vernos alguna otra vez...- le respondió serena la grandulona mientras veía como desaparecía esta del lugar.
Volteo hacia donde en señor Denard viendo con algo de interés... Esa pregunta no la escuchaba muy seguido lo que le provocó una pequeña sonrisa que luego desapareció, - Tengo... Aproximadamente 145 años siendo gladiador... - suspiro mientras intentaba alcanzar aquella tela blancusca para enrollar la sobre si misma.Al final después de un corto silencio, terminó la frase con más seriedad de la usual- aproximadamente 145 en una vida de 163...siempre he creído que la vida es una batalla desde que uno nace-dijo mientras comenzaba a colocarse algunas de las partes de su armadura con un poco de dificultad por su piel y manos mojadas - Yo he batallado... Prácticamente toda la vida - observó por un momento a Denard, podía ver algunas marcas y cicatrices. Si ella bien tenía muchas alrededor del cuerpo había unas en Denard que lucían un poco peor que varias de ella misma. - Mientras las heridas internas hayan sanado uno puede levantarse y volverlo a intentar - lo dijo como un susurro pero era más para si misma que para el misterioso hombre que la había acompañado.
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Denard Fantôme
Los Grises
El pasado es solo una sombra que yo mismo puedo pisotear
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Post by Denard Fantôme on Jun 19, 2017 21:32:01 GMT
Denard abrió mucho los ojos mientras se sentaba de una manera en la que podría levantarse de forma más sencilla, sin resbalarse o tropezarse, le sorprendió la respuesta de la mujer "145 años" eso era mucho tiempo --Debe ser experta en lo que hace --Comentó de manera en la que pudiera indagar en cada una de las facciones del rostro de la peliazul.
El detective pensó a fondo cada una de las frases que Lyava le mencionaba, la mujer parecía ser de un semblante tímido a primera vista, pero bien se notaba de que era alguien fuerte cuando el tiempo y la situación lo aclamaban, incluso tuvo la tentación de ir a ver alguna de sus peleas, si es que trabajaba en el coliseo, no le gustaba, pero sería interesante ver a esta mujer tan interesante en acción, en su medio "natural" por así decirlo. Miró sus propias cicatrices, y acarició la que tenía desde el ombligo hasta el pectoral derecho, y sonrió.
--Pensamientos bastante interesantes y positivos, señorita, y con dejos de mucha razón en su interior --Denard se salió del agua, aprovechando que el vapor comenzaba a ser más denso, y tomó la toalla doblada en una roca para secarse con ella, dándole la espalda a la mujer --Espero que continúe así... --La miró de reojo, mientras se ataba la toalla a la cintura, en su espalda también se notaban ciertas cicatrices, como si una bestia lo hubiera atacado con sus garras, pues tres enormes líneas se dibujaban desde el hombro hasta la cintura.
--Supongo que cada quien tenemos nuestras propias batallas --Se adelantó a cualquier comentario que Lyava podría hacer sobre las cicatrices en su espalda, en realidad no le agradaba hablar mucho de su pasado, se volteó hacia ella y la miró con una sonrisa despreocupada. El cuerpo de Denard no era demasiado exuberante o musculoso, pues su físico no sobrepasaba más que algunas marcas en el abdomen, era delgado, de hombros anchos, y lampiño, con una tez pálida y suave, a excepción de las marcas en su cuerpo.
--Fue un gusto conocerla, bella dama --Denard hizo una pequeña reverencia, dejando ver su cabello negro con marcas blancas --Espero poder encontrármela de nuevo en otra ocasión --Dicho esto, se dio la media vuelta, tomando su tableta arcana y su ropa. --Pero por ahora, tengo algunos asuntos que atender, me despido --Miró los mensajes en su tableta, mientras comenzaba a caminar, lejos del agua, hacia la salida más cercana.
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Lyava
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Post by Lyava on Jun 24, 2017 2:27:03 GMT
Y así como habían llegado, todos se habían marchado. Cada uno de los presentes tenia, metas un oficio y obligaciones respetivas que debían cumplir, y la peli azul no era la excepción. Así que una vez que tomo su armadura y se la puso por completo, después de haber terminado la plática tan interesante con aquel hombre llamado Denard y aquella señorita de hermoso porte que respondía al nombre de Soraka, partía de nuevo por donde vino rumbo al lugar que llamaba “hogar”, en espera de la mejora de sus heridas. En el camino que era muy largo, aprovecho para realizar una breve oración a la diosa griega Atenea, pidiendo por el bienestar de sus nuevos conocidos y prometiendo como ofrenda la mejor de las batallas en el coliseo. Era un momento de paz, un momento para desear, un momento para vivir y estar consciente de la vida y lo pequeña que era ella en el mundo. Poco a poco y minuto a minuto, las luces de la ciudad eran más visibles, pronto estaría en casa.
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