Post by Deleted on May 9, 2017 16:38:14 GMT
Los cánticos de los tenderos, el alboroto de la gente en busca de un buen descuento, un producto o una simple charla hacían que pasear por ese lugar a veces fuera agotador. Aunque hacía ya años que vivía en la ciudadela, jamás se había llegaba a acostumbrar a la cantidad de gente que se reunía cada día en ese sitio y no era porque fuese poco, solía ir cuatro veces a la semana a comprar alimentos, y muchas veces sus clientes solían citarle en ese lugar. Pero desde hacía mucho tiempo había dejado de ser un hombre que necesitara convivir con otros, amaba tener una vida tranquila, muy reducidas amistades que casi todas mantenía por motivos laborales, y sus tranquilos viajes al Bosque de los Susurros donde solía abastecerse de madera para vender. Bueno, era cierto que el bosque no era precisamente un lugar tranquilo, pero con los años había aprendido a defenderse y a saber porque sitios moverse. Es más los motivos por los que se encontraba en ese lugar era para abastecerse antes de marchar a ese lugar. Un licántropo como él comía bastante y necesitaba lo necesario para aguantar mínimo una semana en la que quemaría calorías con facilidad.
Entrando en la zona donde las frutas y verduras eran más predominantes se acercó a un puesto donde el hermoso color de unas manzanas rojas le hizo tragar saliva. Aunque no era un hombre de alimentos no cárnicos, sabía que su cuerpo no sobreviviría solo a base de estos, por lo que en contadas ocasiones se abastecía de algún producto de ese tipo y entre las frutas, las manzanas eran su favorito desde hacía muchísimos años.
-Póngame cuatro kilos. -dijo mientras agarraba una para mirarla de cerca antes de lanzársela de forma suave al tendero, que la agarró en el aire y la metió entre las demás.
Entrando en la zona donde las frutas y verduras eran más predominantes se acercó a un puesto donde el hermoso color de unas manzanas rojas le hizo tragar saliva. Aunque no era un hombre de alimentos no cárnicos, sabía que su cuerpo no sobreviviría solo a base de estos, por lo que en contadas ocasiones se abastecía de algún producto de ese tipo y entre las frutas, las manzanas eran su favorito desde hacía muchísimos años.
-Póngame cuatro kilos. -dijo mientras agarraba una para mirarla de cerca antes de lanzársela de forma suave al tendero, que la agarró en el aire y la metió entre las demás.