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Post by Melfaron Praoxhar on May 11, 2017 21:25:22 GMT
¿Por qué sería que el Bosque de los Susurros era igual de aterrador de noche que de día? Con cada paso que daba, Melfaron se arrepentía más y más de su decisión. Sentía que había cientos de ojos invisibles y hambrientos persiguiéndolo y las ramas de los árboles le parecían dedos largos y esqueléticos que trataban de acariciarlo, atraerlo más y más hasta la profundidad del bosque. La niebla solo empeoraba las cosas.
Con una lámpara de aceite en la mano y el bastón en la otra, Mel se había adentrado en aquella arboleda condenada haciendo uso de toda su valentía. Al menos conocía la Senda de los Espíritus, y a medida que caminaba iba recordando con más precisión el camino más seguro por donde andar. Que de algo le sirvieran esos años que pasó siendo miembro de la Corte del Otoño. No tenía ningún recuerdo cariñoso de las noches que tuvo que soportar en el bosque, andando de una luz a otra, tratando de mantener su paranoia controlada; aunque ahora esas memorias le resultaran útiles. Dobló en una encrucijada y siguió avanzando, maldiciendo por lo bajo.
"Eira, te adoro, pero voy a matarte si no muero primero."
Suficiente. Tenía que mantenerse positivo y calmado. Llevaba tres horas recorriendo el sendero y todavía no veía ni por asomo a la ninfa que le había estado robando el sueño desde aquella vez que cenaron juntos. Llevaba un pequeño morral cruzado con agua, comida y una pequeña caja de regalo en la que el baphomet había guardado un prendedor en forma de rosa que había comprado en la mañana. Melfaron trató de aguzar su vista, atento a cualquier sombra que se encontrara en el camino. "¿Si fuera una joven aventurera lo suficientemente osada (o tonta) como para acampar en el Bosque de los Susurros... dónde estaría?"
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Post by Deleted on May 12, 2017 2:33:52 GMT
Eira ya había estado recorriendo cada parte del bosque de los susurros por horas, pero aún no había encontrado una salida por ningún lugar. Conforme pasaba el tiempo se replanteaba una y otra vez si el haber dejado atrás a aquellos chicos que intentaron ayudarla había sido una buena idea, pero siempre llegaba a la misma conclusión: SÍ, había hecho lo correcto, porque... ¿Y si Nevraska la atacaba de nuevo? Pero bueno... Ya había pensado demasiado en aquello y lo que ahora tenía que hacer era concentrarse en salir de aquel lugar lúgubre y tétrico, por lo que ahora sólo debía concentrarse y caminar.
Caminó... Y caminó... Y caminó. Pero todo se veía igual que llegaba a confundirla... ¿No estaría caminando en círculos como tonta? Definitivamente no quería pasar una noche más en aquel lugar, pero parecía que así iba a ser; Ya que ni encontraba una salida, ni encontraba a Melfaron el cual el día anterior dijo que iba a ir a buscarla, pero no veía ni un rastro de él. ¿Quizá él también estaba perdido? La ninfa comenzaba a preocuparse, ya no tanto por ella, sino por él. ¿Pero por qué? ¿Su instinto maternal era el culpable de aquello? No... Esa sensación era más diferente... Más extraña.
De pronto, algo interrumpió los profundos pensamientos de la ninfa y atrajo su atención. Era algo brillante y algo grande... ¿Una lámpara quizá? Lo que sea que fuera se estaba moviendo, por lo que significaba que alguien estaba allí, tal vez perdido igual que ella. Eira no dudó mucho en correr en aquella dirección, aunque preparó su arco por si acaso. (Nadie le aseguraba que aquella no era una bestia que había encontrado un truco efectivo para atraer a la gente). Sin embargo, conforme se fue acercando y pudo ver con más claridad descartó totalmente la idea del monstruo, porque aquella luz no era nada más ni menos que Melfaron.
Eira dio una sonrisa de oreja a oreja al ver al baphomet y guardó nuevamente su arco, para luego correr aún más fuerte y llegar abrazando a Melfaron por la espalda. -¡Si viniste por mi! ¡¡OWW!! Yo ya comenzaba a creer que iba a morir aquí y... Y... Que no te iba a volver a ver..... Y que no podría ir a ver a papá... - A partir de la mitad de lo que había dicho comenzó a hacer un tono algo desanimado aunque estaba sonriendo, aunque la sonrisa no duró mucho y se fue transformando lentamente en un gesto totalmente desolado y triste ya que en verdad llegó a sentir que se iba a quedar allí para siempre y si moría nadie la iba a encontrar nunca. Las lágrimas no tardaron mucho en salir, ya que aquella aventura no había hecho nada más que confundir y revolver sus sentimientos, sobre todo lo que había pasado con Nevraska, pero no quería verse débil frente a Mel, así que no tardó mucho en limpiar sus lágrimas y pretender que nada pasó, apartándose del abrazo y dando una gran sonrisa. - Es imposible no quererte cuando te arriesgas así por mi, Melfy~ -
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Post by Melfaron Praoxhar on May 12, 2017 17:04:12 GMT
Mierda. Escuchó algo que venía corriendo directo hacia él. Por dos segundos su mente se llenó de leyendas, historias y rumores siniestros que rodeaban el Bosque de los Susurros, seguro de que nunca más vería a Eira y de que se perdería ahí para siempre... pero su sorpresa no pudo ser más grata al sentir que la ninfa lo estrujaba en sus brazos, emocionada. Tuvo que sostener la lámpara con ambas manos para que no se le cayera, y frunció el ceño al ver su bastón rebotar y rodar tristemente por el suelo. Al menos aún estaba a una distancia en la que era observable.
Al escuchar la voz de Eira, casi logró olvidarse del bastón. - ¡Dioses, casi me matas del susto, mon cheri! -quería sonar enojado, pero su sonrisa era demasiado grande y su felicidad demasiado auténtica. Estaba tan aliviado de que estuviera bien y de que estuvieran juntos. Al final, había sido ella la que lo encontró a él.
Sin embargo, su corazón fue rompiéndose lentamente a medida que Eira seguía hablando. Estaba lo suficientemente cerca como para escuchar cada palabra de la ninfa y sentía que su abrazo iba perdiendo el vigor de antes. Por los dioses, ¿desde cuándo le preocupaba tanto el bienestar de alguien que no fuera él mismo o sus clientes? Le dolía escucharla sufrir...
La dejó desahogarse y, cuando fue libre de su abrazo y pudo voltearse a verla, se dio cuenta de que tenía los ojos vidriosos. Prefirió no decir nada al respecto, principalmente por que lo segundo que notó era que su rostro estaba sucio y herido pese a que él le había enviado vendas y un tónico cicatrizante. Los ojos de Mel se horrorizaron y dejó la lámpara de aceite en el piso para poder tomar la cara de la ninfa entre sus manos.
- Querida, estás llena de sangre. ¿Baltorn no te entregó el regalo que les envié? -sacó la botella con agua del morral, desanudó el gran paño que siempre llevaba amarrado en las caderas a modo de delantal, lo mojó un poco y procedió a limpiar suavemente la llaga de Eira-. Ay, mon cheri... no solo me arriesgo por ti, también haces que me vuelva médico. Tienes un corte bastante feo.
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Post by Deleted on May 14, 2017 0:28:23 GMT
Al sentir las manos del baphomet tomando su rostro con preocupación, Eira no pudo evitar sentir algo de pena y pensó seriamente en voltearse a otra parte para no tener que aguantar la extrema vergüenza que le provocaría el ver a Melfaron a los ojos debido a las acciones que había tomado al ver que estaba herida y sucia. Pero fue fuerte, tan fuerte como pudo y descartó esa idea haciendo en su lugar exactamente lo que no quería hacer, así que terminó mirándolo fijamente hacia los ojos, aunque de manera notablemente nerviosa y sonriendo de manera extraña para disimular.
- Ah... El regalo, sí... Lo siento Melfy, pero me haz mandado un paquete a prueba de "Eiras". - Dijo para luego dar una risilla incómoda y sacar el paquete del morral que traía consigo, el demostraba claramente como la Ninfa había intentado abrirlo de todas las maneras posibles... Sin éxito: Había señas de que había sido rasgado, golpeado e incluso se podían ver marcas de mordidas en él, pero seguía totalmente cerrado. - Si lo hubiese podido abrir no tendrías que haberte vuelto un médico, pero... A decir verdad me agrada mucho el "Doctor Mel", se ve realmente apuesto~ - Afirmó con una sonrisa cálida en su rostro, además de que acercó una de sus manos a la mano que tenía libre el baphomet, acariciándola con cariño. - Quizá debería ser atacada por una Nevraska mentalmente inestable más a menudo. -
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Post by Melfaron Praoxhar on May 16, 2017 5:54:13 GMT
Eira lo miraba como si fuera un cervatillo asustadizo, lo que era algo nuevo e incómodo para Melfaron. Sin embargo, era uno de esos extraño casos de "fuerza que nace de la debilidad", y los ojos de Eira le parecieron más bellos que nunca. Estaba seguro de que la ninfa podía ver su cara de preocupación y que su fascinación por cada mínimo detalle en el rostro de su mon cheri se le notaba en la vista y hasta en el aura, pero no le prestó mayor atención. Para esas alturas ya debería ser bastante obvio para medio Mirovia que el baphomet estaba loco por Eira.
Su corte, gracias a los dioses, era mucho menos grave de lo que había pensado. Había visto heridas peores en peleas en su taberna. Eira seguía bastante sucia, pero al menos ya no tenía la cara roja de sangre. Melfaron sonrió mientras que le arrebataba la cajita cerrada con cuerdas de cáñamo, una risita se le escapó de entre los dientes. Estaba seguro de que podría abrirla en dos segundos, pero, al tirar del cordel, no pasó nada. -¿Pero qué...? -volvió a tirar. No, nada. Dio vuelta el paquete, buscando la fuente del problema, y se encontró con una seguidilla de nudos muy mal hechos. Ahora resulta que no solo le fallaban las piernas, sino también los dedos. Deshizo el enredo de cuerdas que encontró y dejó caer tristemente el envoltorio de la caja. -Lo cerré mal. Lo lamento, mon cheri.
Dentro había algo de pan ya duro, vino aguado, un poco de queso, un par de velas, una caja de fósforos, vendas y una botella casi vacía de poción para sanar dolores pequeños. Habían sido las cosas que Mel, casi al borde de un ataque de nervios, había recolectado rápidamente de los montones de cosas que tenía acumuladas en su casa que consideraba que le podían ser útiles a Eira y sus amigas. También había una carta dirigida a ella, pero se la guardó en el bolsillo. No tenía sentido leerla si ya estaban juntos.
Terminó de curar y vendar su herida y sonrió, satisfecho. No era perfecto, pero era mejor que nada. Se sobresaltó un poco al sentir que algo rozaba sus dedos, pero, al notar la mano de Eira, la tomó y la besó con cariño. - Es un gusto trabajar con pacientes tan hermosas y bien educadas -iba a decir, medio en serio y medio en broma, que quería un beso a modo de pago, pero su comentario acerca de lo que pasó con Nevraska le mató los ánimos -. Nev es esa amiga mentalmente inestable que todos quieren y nadie se merece, pero te quiere mucho, mon cheri. Tú misma lo dijiste, está loca... seguramente fue un accidente.
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