Post by Óron on May 13, 2017 0:29:06 GMT
Nombre: Óron.
Género: Masculino.
Edad: 235
Raza: Oni japones.
Corte: Otoño.
Lugar de Residencia: Templo del otoño.
Ocupación: Guardián del templo del otoño.
Habilidades raciales:
Resistencia térmica: Su piel y grasa tienen propiedades únicas que protegen al arcano de muy altas temperaturas, además de magia de fuego y hielo por un determinado período de tiempo. En los arcanos más jóvenes no mayor a 2 minutos.
Piel de Acero: La piel de estos arcanos posee propiedades que los hace mucho más resistentes a heridas y magia más no inmunes. El poder de protección es proporcional a la edad del arcano.
Fuerza extraordinaria: Los arcanos con esta habilidad son más que músculo para lucir, pudiendo sostener cinco veces su propio peso sobre su cuerpo e incluso tener una pelea con arcanos de mayor tamaño.
Personalidad: A pesar de su apariencia bravucona, Oron es increíblemente tranquilo y tolerante, pocas seres lo han visto verdaderamente furioso. Tiende a asustar o intimidar con su presencia a los que se le acercan, por lo que camina encorvado y rara vez mira a los ojos, en un intento de no incomodar a los demás. De carácter dócil, sin embargo no llega a ser ingenuo como muchos creen. No tiene mucho control sobre sus emociones, su rostro puede delatar fácilmente cómo se siente. Es noble y altruista, le gusta ayudar a los demás.
Historia: Óron creció en una aldea prospera y pacifica junto con todos sus hermanos y hermanas. La vida transcurría con armonía para ellos, pero cuando el suceso más catastrófico para los arcanos explotó, dio inicio a su vida nómada llena de penurias. Los años pasaron, Oran y su familia habían logrado sobrevivir escondidos en valles y cuevas, pero pronto fueron encontrados por un gran numero de humanos. Sufrió de tortura durante años, para hacerlo revelar locaciones de otras aldeas arcanas, pero al no obtener información alguna, los humanos decidieron acabar con la vida de todos. Sólo Óron logró escapar, luego de que sus hermanos le diesen esa oportunidad única. El oni caminó vagando solo durante algunos años, hasta encontrarse con un grupo de arcanos quiénes le dieron la bienvenida a su formación. Tiempo después todos decidieron ir en busca de una isla donde los humanos no podrían llegar, se decía que sólo unos cuantos lograban encontrarla, pero valía la pena el riesgo, pues todo era mejor que esto. Después de meses de exhaustiva navegación, llegaron a Mirovia felices y complacidos por su hazaña, se establecieron y adaptaron a su nuevo hogar. Oran se convirtió en el guardián asignado por el mismo soberano del otoño, por lo que ahora vigilaba la entrada del templo. Evitando que existiera cualquier tipo de disturbios en el bosque.
Datos curiosos:
* Óron carga siempre con su kanabō de hierro, más por costumbre que por necesidad.
*Su cabello es largo y enmarañado, le molesta pero no sabe peinarlo.
*Tiene ojeras muy marcadas y oscuras.
*Su melena cubre parte de su cara, para cubrir las cicatrices que los humanos le dejaron.
*Le gusta la naturaleza verde y viva.
*Hace viajes recurrentes al bosque de las hadas.
*Le enternece ver a alguien pequeño y débil.
*Odia las alturas.
Género: Masculino.
Edad: 235
Raza: Oni japones.
Corte: Otoño.
Lugar de Residencia: Templo del otoño.
Ocupación: Guardián del templo del otoño.
• Fuerza: ★★★★
• Inteligencia: ★★★
• Social: ★★
• Agilidad: ★
• Defensa: ★★★
Habilidades raciales:
Resistencia térmica: Su piel y grasa tienen propiedades únicas que protegen al arcano de muy altas temperaturas, además de magia de fuego y hielo por un determinado período de tiempo. En los arcanos más jóvenes no mayor a 2 minutos.
Piel de Acero: La piel de estos arcanos posee propiedades que los hace mucho más resistentes a heridas y magia más no inmunes. El poder de protección es proporcional a la edad del arcano.
Fuerza extraordinaria: Los arcanos con esta habilidad son más que músculo para lucir, pudiendo sostener cinco veces su propio peso sobre su cuerpo e incluso tener una pelea con arcanos de mayor tamaño.
Personalidad: A pesar de su apariencia bravucona, Oron es increíblemente tranquilo y tolerante, pocas seres lo han visto verdaderamente furioso. Tiende a asustar o intimidar con su presencia a los que se le acercan, por lo que camina encorvado y rara vez mira a los ojos, en un intento de no incomodar a los demás. De carácter dócil, sin embargo no llega a ser ingenuo como muchos creen. No tiene mucho control sobre sus emociones, su rostro puede delatar fácilmente cómo se siente. Es noble y altruista, le gusta ayudar a los demás.
Historia: Óron creció en una aldea prospera y pacifica junto con todos sus hermanos y hermanas. La vida transcurría con armonía para ellos, pero cuando el suceso más catastrófico para los arcanos explotó, dio inicio a su vida nómada llena de penurias. Los años pasaron, Oran y su familia habían logrado sobrevivir escondidos en valles y cuevas, pero pronto fueron encontrados por un gran numero de humanos. Sufrió de tortura durante años, para hacerlo revelar locaciones de otras aldeas arcanas, pero al no obtener información alguna, los humanos decidieron acabar con la vida de todos. Sólo Óron logró escapar, luego de que sus hermanos le diesen esa oportunidad única. El oni caminó vagando solo durante algunos años, hasta encontrarse con un grupo de arcanos quiénes le dieron la bienvenida a su formación. Tiempo después todos decidieron ir en busca de una isla donde los humanos no podrían llegar, se decía que sólo unos cuantos lograban encontrarla, pero valía la pena el riesgo, pues todo era mejor que esto. Después de meses de exhaustiva navegación, llegaron a Mirovia felices y complacidos por su hazaña, se establecieron y adaptaron a su nuevo hogar. Oran se convirtió en el guardián asignado por el mismo soberano del otoño, por lo que ahora vigilaba la entrada del templo. Evitando que existiera cualquier tipo de disturbios en el bosque.
Datos curiosos:
* Óron carga siempre con su kanabō de hierro, más por costumbre que por necesidad.
*Su cabello es largo y enmarañado, le molesta pero no sabe peinarlo.
*Tiene ojeras muy marcadas y oscuras.
*Su melena cubre parte de su cara, para cubrir las cicatrices que los humanos le dejaron.
*Le gusta la naturaleza verde y viva.
*Hace viajes recurrentes al bosque de las hadas.
*Le enternece ver a alguien pequeño y débil.
*Odia las alturas.