Post by Deleted on May 13, 2017 1:08:29 GMT
"He aprendido a escribir, garabatos en una hoja de amate que tomó prestada de la conciencia en los anales del tiempo. No es una escritura real, como tampoco es una lengua real. Lo esencial esta en el espíritu no en la letra..."
Han pasado cien años desde que el viento solar envió por él a las garras del dragón que canta resonando las voces de los dioses lejanos. Más allá de Seiros esta su casa, y su hogar yace a su lado.
"En esa montaña de nieve y hielo los antílopes claman: "¡Ash-shiya!" con los hocicos encabritados, olfateando el aire, me llaman más allá de la bruma, mirándome, "¿por que te has unido al mrgavyadha?"
Esperan por el ch'i-lin más no le dejará. No será más guía que de si mismo, su camino se ha fundido al del hombre. Conoció al lubdhaka bajo la ilusión de un ciervo, animal de fabula el hombre, ciego a lo que no entiende rápidamente lo juzga.
En la calma y la seguridad el corazón del ch'i-lin se expande. Ha aprendido el paso de las estaciones. Siempre es noviembre en la cima y en el corazón de cazador. Se encontraron en un precipicio donde los arboles alcanzan los rayos y desafían la gravedad con un brazo horizontal al vacío como un codo. Donde el viento solar se domestica, se amansa, partes invisibles absorbidas por su cuerno, electricidad sobre nuestros pulmones. De ahí nace el rayo, un corto eléctrico entre las capas, como la piel. Así esta hecho el universo. Los guiños del sol alumbran auroras boreales y tiñen de sangre la luna. "¡Estamos hechos de la misma chispa, mi Atan!" le decía el unicornio."somos la música de los gigantes y el canto de las esferas".
En su bosque, el vientre de la vida no necesita palabras, ni sonidos, los aprendió al conocerlo. El hombre viene de más allá del mar occidental, sobre las tierras de Catay y Cipago. Ha sido navegante, un errante revolucionario, viejo dice. Y el unicornio que es mucho mayor lo mira con sus ojos negros que lo reflejan únicamente a él, como si fuera un niño, un suspiro; la tierra envejece mil años cada día.
"Un día vale para mi mil años a tu lado."
Él calla y sopla entre los dos los sonidos de la armónica; cuando no hay nada que decir, o hay mucho que decir suena la armónica, para evitar la soledad y sentirse parte uno del otro.
El hombre ha viajado durante toda su vida, ha descubierto tierras, ha buscado a Mú, Thule, Numinor y la Hiperbórea. Para él las inteligencias y las virtudes son productos como el alcohol y el azúcar, los cultiva. Él que es es el producto de sus decisiones y de sus expectativas, no teme a los dioses. Se alimenta del ayer pero sueña con el mañana. Sabe que ninguna sociedad es eterna, que de a poco se menguan, se extinguen y reaparecen como analfabetas o como prodigios. No le teme a la muerte, la ve como un adversario un romance renuente en una mesa, coquetea con ella, esperando conseguir el modo de vencerla. Sabe del ch'i-lin, conoce el secreto de su cuerno: el valle de los gigantes fue la pista, la construcción de piedra una revelación. Si lo atrapa vivirá para siempre. Sabe que por su origen le atraen las tormentas, así que espera debajo de un pino en sus raíces a que el suelo se llene de estática, que se hinchen las partículas del polvo y la piedra cante y el cielo grite. La ropa se le pega a la piel y el viento remonta anunciando el rayo. El unicornio espera, con sus cuatro patas sobre la madera crujiente, mirando la boca negra del vació...cae el rayo y ambos se refugian aferrándose a las raíces ciegos pero conociendo de la presencia del otro, experimentando la carga magnética que es el flujo de la vida.
Toca la armónica la primera noche, la segunda charla, lanzando nudos al viento. Espera con paciencia a que se acerque, en un principio creyó ver un ciervo negro, luego un antílope, la ultima noche toma la forma de un hombre.
No hablan. Le menciona al dragón de la tierra, un mutuo enemigo, sonríe al recuerdo de la carne, de reinas desnudas con coronas de paja, de hombres delgados con la piel lisa y músculos magros, en fiestas de vino. Le llena de placeres, y encuentra el suyo en la narración de sus viajes, de su vida y las emociones que lo embargan, es sobre estas que la criatura pregunta. Su voz es el arrullar de un ave, como el viento que pasa por las grietas de una montaña. Lo incita a hablar sin tapujos, le adormece las defensas.
"Hay otros mundos pero estoy en este, una inteligencia carente de amor no es inteligencia, los que se aburren tienen un corazón ignorante, me maravillo desde hace cien años, me maravillo...pero nunca tanto como hoy"
Dice el unicornio y lo mira.
"No existe un hombre que respire libremente y se alegre, solo son sensibles cuando se someten a alguna clase de servidumbre, de fatalidad que los escuse y los culpe, es en ese momento que alcanza un estado paradisíaco"
Sus palabras son crueles, pero un unicornio es indiferente, no hay crueldad en la verdad, sólo en renuencia a aceptarla. El hombre calla de nuevo, aprieta los labios de dientes blancos y se pellizca la barba, su cabello rubio resplandece por la fogata e inclinado escudriña con sus ojos azules al extraño. Piensa es un hombre, y no lo es. se ha convertido en lo que veo para estar conmigo y sin embargo no esta a mi lado más que su sombra...
Encuentra una cueva de otro viaje y la toma, no es el pico donde lo encontró si no el bosque a sus faldas lo que le provee. Aguarda hasta descifrar la forma de obtener su cuerno y el resto de los ingredientes para la vida eterna. Cada día mira la frente del hombre donde el cuerno descansa, sopesa su forma y el tamaño, y la muerte. Años han pasado desde el pino y el rayo, se ha acostumbrado a vivir a su lado, de respirar su aire, de la sensación fría de sus dedos, lo instruye, al comienzo como algo nuevo, excitante como una creación propia a su semejanza. Le inculca lo que considera buena y el unicornio toma de él lo que le gusta. El tabaco es fuerte junto con el awéh, y se sorprende de su criterio, de su docilidad y de la forma en que lo mira. Se siente superior a cualquier hombre y a veces piensa.
Soy un hombre, un hombre sin es un solitario, alguien perdido que se olvida de si mismo. Y aún así soy y no soy, como el unicornio.
El primer toque lo nota en primavera, cuando los antílopes paren a sus crías. Sobre la hierba. El ch'i-lin lleva el cabello negro largo sujeto por las manos de cazador, atándolo como las cuerdas del hechicero. Al cazador le gusta sujetarlo, enredarlo entre los dedos, alrededor del pulgar y dejarlo ir, así es como juega con sus afectos.
"Matamos lo que amamos" Le dice al unicornio y este lo mira sin entenderlo del todo, es un pardon, una escusa. Sabe que será uno el que baje la montaña y no los dos. El unicornio conoce de astros, de estrellas y dragones. Aprende de la tierra, le gusta el lenguaje. Para él es tan material como el cuerpo, los sonidos engendran el verbo, y así nacen las cosas que existen. "lo que no puede ser nombrado no existe en este mundo. " Susurra mirándolo severo."Nombrarme...Cuando no sabía expresarme tenía el cuerpo vacío, pusiste en mi un corazón que se hincha, un hígado y mis entrañas que se calientan y se enfrían a tus palabras...pero no existo: nombrame y estaré completo. Bahiye y me quedare contigo, se nombra lo que nos pertenece. Yo te llamaré Atan y seré lo que quieras que sea".
El hombre lo mira, enternecido por dentro y con el corazón adolorido susurra, rendido con una plegaría:" Eres mio, no eres quien eras antes de mi, ni tu boca ni tu vientre, ni tu sexo te pertenecen. Te ató a mi, como una criatura de este mundo como un misterio secreto para el mundo. Eerie"
Han pasado cien años desde que el viento solar envió por él a las garras del dragón que canta resonando las voces de los dioses lejanos. Más allá de Seiros esta su casa, y su hogar yace a su lado.
"En esa montaña de nieve y hielo los antílopes claman: "¡Ash-shiya!" con los hocicos encabritados, olfateando el aire, me llaman más allá de la bruma, mirándome, "¿por que te has unido al mrgavyadha?"
Esperan por el ch'i-lin más no le dejará. No será más guía que de si mismo, su camino se ha fundido al del hombre. Conoció al lubdhaka bajo la ilusión de un ciervo, animal de fabula el hombre, ciego a lo que no entiende rápidamente lo juzga.
En la calma y la seguridad el corazón del ch'i-lin se expande. Ha aprendido el paso de las estaciones. Siempre es noviembre en la cima y en el corazón de cazador. Se encontraron en un precipicio donde los arboles alcanzan los rayos y desafían la gravedad con un brazo horizontal al vacío como un codo. Donde el viento solar se domestica, se amansa, partes invisibles absorbidas por su cuerno, electricidad sobre nuestros pulmones. De ahí nace el rayo, un corto eléctrico entre las capas, como la piel. Así esta hecho el universo. Los guiños del sol alumbran auroras boreales y tiñen de sangre la luna. "¡Estamos hechos de la misma chispa, mi Atan!" le decía el unicornio."somos la música de los gigantes y el canto de las esferas".
En su bosque, el vientre de la vida no necesita palabras, ni sonidos, los aprendió al conocerlo. El hombre viene de más allá del mar occidental, sobre las tierras de Catay y Cipago. Ha sido navegante, un errante revolucionario, viejo dice. Y el unicornio que es mucho mayor lo mira con sus ojos negros que lo reflejan únicamente a él, como si fuera un niño, un suspiro; la tierra envejece mil años cada día.
"Un día vale para mi mil años a tu lado."
Él calla y sopla entre los dos los sonidos de la armónica; cuando no hay nada que decir, o hay mucho que decir suena la armónica, para evitar la soledad y sentirse parte uno del otro.
El hombre ha viajado durante toda su vida, ha descubierto tierras, ha buscado a Mú, Thule, Numinor y la Hiperbórea. Para él las inteligencias y las virtudes son productos como el alcohol y el azúcar, los cultiva. Él que es es el producto de sus decisiones y de sus expectativas, no teme a los dioses. Se alimenta del ayer pero sueña con el mañana. Sabe que ninguna sociedad es eterna, que de a poco se menguan, se extinguen y reaparecen como analfabetas o como prodigios. No le teme a la muerte, la ve como un adversario un romance renuente en una mesa, coquetea con ella, esperando conseguir el modo de vencerla. Sabe del ch'i-lin, conoce el secreto de su cuerno: el valle de los gigantes fue la pista, la construcción de piedra una revelación. Si lo atrapa vivirá para siempre. Sabe que por su origen le atraen las tormentas, así que espera debajo de un pino en sus raíces a que el suelo se llene de estática, que se hinchen las partículas del polvo y la piedra cante y el cielo grite. La ropa se le pega a la piel y el viento remonta anunciando el rayo. El unicornio espera, con sus cuatro patas sobre la madera crujiente, mirando la boca negra del vació...cae el rayo y ambos se refugian aferrándose a las raíces ciegos pero conociendo de la presencia del otro, experimentando la carga magnética que es el flujo de la vida.
Toca la armónica la primera noche, la segunda charla, lanzando nudos al viento. Espera con paciencia a que se acerque, en un principio creyó ver un ciervo negro, luego un antílope, la ultima noche toma la forma de un hombre.
No hablan. Le menciona al dragón de la tierra, un mutuo enemigo, sonríe al recuerdo de la carne, de reinas desnudas con coronas de paja, de hombres delgados con la piel lisa y músculos magros, en fiestas de vino. Le llena de placeres, y encuentra el suyo en la narración de sus viajes, de su vida y las emociones que lo embargan, es sobre estas que la criatura pregunta. Su voz es el arrullar de un ave, como el viento que pasa por las grietas de una montaña. Lo incita a hablar sin tapujos, le adormece las defensas.
"Hay otros mundos pero estoy en este, una inteligencia carente de amor no es inteligencia, los que se aburren tienen un corazón ignorante, me maravillo desde hace cien años, me maravillo...pero nunca tanto como hoy"
Dice el unicornio y lo mira.
"No existe un hombre que respire libremente y se alegre, solo son sensibles cuando se someten a alguna clase de servidumbre, de fatalidad que los escuse y los culpe, es en ese momento que alcanza un estado paradisíaco"
Sus palabras son crueles, pero un unicornio es indiferente, no hay crueldad en la verdad, sólo en renuencia a aceptarla. El hombre calla de nuevo, aprieta los labios de dientes blancos y se pellizca la barba, su cabello rubio resplandece por la fogata e inclinado escudriña con sus ojos azules al extraño. Piensa es un hombre, y no lo es. se ha convertido en lo que veo para estar conmigo y sin embargo no esta a mi lado más que su sombra...
Encuentra una cueva de otro viaje y la toma, no es el pico donde lo encontró si no el bosque a sus faldas lo que le provee. Aguarda hasta descifrar la forma de obtener su cuerno y el resto de los ingredientes para la vida eterna. Cada día mira la frente del hombre donde el cuerno descansa, sopesa su forma y el tamaño, y la muerte. Años han pasado desde el pino y el rayo, se ha acostumbrado a vivir a su lado, de respirar su aire, de la sensación fría de sus dedos, lo instruye, al comienzo como algo nuevo, excitante como una creación propia a su semejanza. Le inculca lo que considera buena y el unicornio toma de él lo que le gusta. El tabaco es fuerte junto con el awéh, y se sorprende de su criterio, de su docilidad y de la forma en que lo mira. Se siente superior a cualquier hombre y a veces piensa.
Soy un hombre, un hombre sin es un solitario, alguien perdido que se olvida de si mismo. Y aún así soy y no soy, como el unicornio.
El primer toque lo nota en primavera, cuando los antílopes paren a sus crías. Sobre la hierba. El ch'i-lin lleva el cabello negro largo sujeto por las manos de cazador, atándolo como las cuerdas del hechicero. Al cazador le gusta sujetarlo, enredarlo entre los dedos, alrededor del pulgar y dejarlo ir, así es como juega con sus afectos.
"Matamos lo que amamos" Le dice al unicornio y este lo mira sin entenderlo del todo, es un pardon, una escusa. Sabe que será uno el que baje la montaña y no los dos. El unicornio conoce de astros, de estrellas y dragones. Aprende de la tierra, le gusta el lenguaje. Para él es tan material como el cuerpo, los sonidos engendran el verbo, y así nacen las cosas que existen. "lo que no puede ser nombrado no existe en este mundo. " Susurra mirándolo severo."Nombrarme...Cuando no sabía expresarme tenía el cuerpo vacío, pusiste en mi un corazón que se hincha, un hígado y mis entrañas que se calientan y se enfrían a tus palabras...pero no existo: nombrame y estaré completo. Bahiye y me quedare contigo, se nombra lo que nos pertenece. Yo te llamaré Atan y seré lo que quieras que sea".
El hombre lo mira, enternecido por dentro y con el corazón adolorido susurra, rendido con una plegaría:" Eres mio, no eres quien eras antes de mi, ni tu boca ni tu vientre, ni tu sexo te pertenecen. Te ató a mi, como una criatura de este mundo como un misterio secreto para el mundo. Eerie"