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Post by Deleted on May 13, 2017 8:58:00 GMT
—Soy un perro y tu eres la luna...
El viaje que comenzó con una pareja normal, termino con él llevándola sobre su espalda, con un suspiro la balanceo cubriéndola con su capa de la que se desprendió para protegerla de los mirones. Si ella hubiese estado plenamente consciente, aquello le hubiera resultado embarazoso por lo que secretamente se aliviaba de que no hubiese ocurrido así. El olor a manantial y agua de montaña brotaba suavemente de los risos revueltos que se arremolinaban alrededor de su cuello. Arrancándole una sonrisa al recordarle a los años de su juventud. Tarareando, arranco el sonido de la armónica de su mente, extrayendo fragmentos rotos de su corazón mirando al cielo.
Incluso del dolor se sana.
"O Fortuna...velut luna, statu variabilis, semper crescis aut decrescis; vita detestabilis...nunc obdurat ... et tunc curat ... ludo mentis aciem"...
Cantó, con la voz rica en matices, no perfecta, pero si profunda y grave, como un susurro calmante. Volviéndose cada vez más suave mediante avanzaba, cuando encontró la puerta, se movió ligeramente tocándola con los nudillos como a un animal, encontrando la trampilla con la que abría para no depender de la llave al salir en las zonas cercanas. Empujando la rodilla, la puerta se abrió y a su espalda dejo la luna.
—¿Señorita?—Agregó con la voz ronca y con humor, sacudiendo los hombros.—¿Vives aún o es mi propio ardor el que siento contra mi cuerpo?
Encendiendo la luz de una lampara simpática en el centro de la estancia, el lugar era pequeño y limpio. una mesa de roble negro descansaba en el centro con un montón de libros en ella, a su alrededor dos sillones descansaban, uno individual y uno doble, hechos de la misma manera, tallados con sencillos adornos de hojas. Se alcanzaba a distinguir un estante y la cocina con su horno en el suelo y la mesa en una esquina. La habitación se encontraba al fondo y el baño aún lado del pasillo. Bastaban algunos pasos para cruzar por completo la estancia y llegar a cualquiera de sus partes. —Ponte comida, te traeré agua...si quieres vomitar deberás avisarme, me gustan mis muebles tan cual están.
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Post by Melpómene Katsaros on May 13, 2017 9:50:57 GMT
La mujer terca le había dicho que estaba bien y que no lo necesitaba pero supuso que el muchacho vio algo que claramente ella no, su cabeza se sentía bien pero su cuerpo no concordaba con ello. Sujetaba a el unicornio suavemente, no era su intención dejar todo su peso caer en el, se apoyaba con en sus pies para ayudarle con eso. Mantenía sus ojos abiertos todo el camino, viendo a la calle sin una expresión determinada, estaba sumergida en sus pensamientos. La voz de Eerie era buena, podía aceptarlo, se pregunto si esa voz seria una característica con la que nació por ser un unicornio, algunos tienen la capacidad de amenazar bestias con solo una nota, como ella, pero al parecer ese no era el caso.
Antes de que pudiera preguntar algo, movió su cabeza para observar como abría la puerta - Estoy aquí Eerie- puso sus labios cálidos en su nuca para llamar su atención y escuchara su tenue voz -si hubiera querido vomitar ya lo hubiera hecho en ti solo para molestarte...-
Aparto sus brazos del cuello del joven y al fin se recargo completamente en sus dos pies, aun que caminaba despacio y algo tonto de lo normal, la manera tan elegante de moverse estaba regresando a ella, pero esa calidez en su cuerpo seguía hay, ademas de las torpes palabras que salían de su boca, una lenta mejora a comparación. La curiosidad en esos ojos negros apareció, como un pequeño destello de luz en la noche. Miro el sofá pero en lugar de sentarse camino hasta los objetos que provocaron ese destello fugas, claro que eran los libros. Uno de sus hobbies era leer, lo tenia claro, ademas de practicar su magia la lectura le ayudo a saber cosas que no podía por su falta de experiencia social y su gusto al querer comportarse como ermitaño. Tomo aquellos libros en sus manos y se los llevo al sillón -eerie... me tendrás que disculpar pero..... te bombardeare con preguntas.... ¿donde aprendiste a cantar? ¿que libros te gusta leer? se ven muy valiosos ¿me prestas uno?- Admiraba las portadas y el contenido, no estaba en condiciones de leerlos pero le gustaba observar los detalles de las cubiertas, al menos por ahora
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Post by Deleted on May 14, 2017 1:55:51 GMT
Bufó planamente cuando escucho su repliqueo con los vellos de la nuca erizados por el tacto de los labios y su huella cálida. pasando a la cocina para rellenar un orbe de agua y llevarlo con él de vuelta a la estancia. Satisfecho de encontrarla en el lugar placida y medianamente repuesta.
Suspirando al verla, aquella sería una noche dura, apartando la capa la colgó en un perchero junto al bolso de ella, llevando sólo la camisa negra de cuello de tortuga y mangas largas, sentándose a su lado le tendió el baso sopesando después las preguntas que le hacía, pensando que aquello no parecía realmente apenarla. —Y pensé que él alcohol la haría más parlanchina...pero no que preguntaría por mi.
La observó dar vuelta a sus libros y cuadernos en silencio y con tranquilidad, la mayoría eran viejos o estaban llenos de retazos que encontró en otros libros. —Bien, bien, bien...—Susurró frotándose el labio con el indice mientras escudriñaba el rojo de las mejillas de su compañera, hundiéndose de hombros, quitandole importancia al asunto.
—En ningún lugar...canto como lo hace cualquiera no tengo más formación que la ducha, madame arantxa...en cuanto a libros, me gustan las lecturas pesadas, aquellas de las que puedo extraer datos y conceptos interesantes, con historias profundas o que impliquen algún conocimiento...plantas, medicina, flores, labores domesticas...tome cuanto guste, aunque si se marea déjelos, ya tendrá oportunidad de leerlos.
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Post by Melpómene Katsaros on May 14, 2017 4:46:36 GMT
Lo observo sentarse a su lado y suspiro -me gustaría sentarme en sus piernas pero no quiero romperlo...- Inclino su cabeza para abrir uno de los libros sobre herbolaria que poseía en las palmas de las manos, claramente era el que mas le llamaba la atención. Cerro sus ojos levemente e inclino su cabeza, torciendo su boca, Parecía que estaba leyendo algo que no tenia sentido alguno o alguna lengua desconocida a su parecer. Se tomo su tiempo pero al final se dio cuenta que no serviría de nada, Cuando intentaba leer algo parecía que las palabras no se le quedaban en su cabeza. Cerro el libro y los coloco en el sofá. Cruzo sus propias piernas provocando que su vestido se levantara por el movimiento mostrando su pierna desnuda, cruzo brazos y lo miro atentamente
-creí que tendría libros de magia...hechizos..usted sabe...- Pasa una mano por su cabello negro ondulado, tratando de formar la frase en su cerebro -Usted es un unicornio y aun así no eh visto su cuerno ¿porque lo esconde? ...-Recordando que ah visto a muchos unicornios en el mercado que mostraban su cuerpo pero el tenia esa marca en su frente muy característica -creí que cantar era una de las habilidades de los unicornios para apacigua a los seres vivos..- Los recuerdos de su voz cantando eran muy frescos así que no perdería la oportunidad de echarlo en cara
-yo si poseo esa habilidad...supongo que fue algo hereditaria....podría hacer que usted cayera dormido si me lo propongo...o si esta aburrido de la conversación y requiere descansar- su sonrisa juguetona aparece de nuevo confirmando lo que el joven decía, la bebida si la hizo parlanchina, tal vez no como lo esperaba
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Post by Deleted on May 16, 2017 18:59:16 GMT
Rodó los ojos ante su comentario con una sonrisa perezosa mientras que se inclinaba al frente y con un tranquilo movimiento la jalaba para colocársela encima de los muslos y dejarla ahí con una mano alrededor de su cintura.—¡Tonterías!
Escuchándola su pulgar de forma ociosa comenzó a trazar círculos alrededor de la piel expuesta que no le pasó desapercibida, estrechando los ojos para ver si seguía completamente bajo los efectos del alcohol o ya se encontraba mejor, tenía vegetales frescos en la cocina sin embargo no sabia si aquello le sentaría mejo, un trozo de pan sería lo indicado siempre que no lo vomitara.
—Los tengo pero esos no son para las visitas.—Agregó sereno mientras la veía hacer recuperando su respuesta y bufando ante su idea del canto, mientras se reclinaba sobre el respaldo con desdén.— Mi cuerno se oculta por la facilidad, si voy a un lugar atestado no me gustaría que rozara con la multitud, me gusta evitar tocamientos extraños con gente que no trato de una forma afectiva, después de eso los tocamientos me gustan bastante. Inquirió mientras jugaba con el vuelo del vestido que se deslizaba sobre la pantorrilla ajena y dejaba ver la carne morena de un muslo.—Y no, cantar es algo que cualquiera puede hacer y mi voz no tienen ninguna cualidad, salvo la de seducir...aunque eso lo a merito a las palabras y la forma en la que uso cada parte de mi cuerpo.
Sonrió ladino apartándole un mechón del rostro para poder verla desde abajo, cómodo con el peso extra sobre su cuerpo.—En todo caso pienso que mi voz irrita mucho más. Enarcando una ceja ante la revelación, estiro el cuello para depositar un beso abierto sobre un hombro y fruncir el ceño después.—Curiosa habilidad, considerando que usted no duerme demasiado...no creo tener ninguna tan útil como para mencionarla...mi mejor arma es mi propio cuerpo y los sentimientos o deseos que pueda provocar.—Ladeando la cabeza espió hacia los cigarrillos pensando que estos eran en realidad el símbolo de todo aquello y no su cuerpo en si.— Debería cuidarse más mujer, voy a dejarme mi cama, aunque me tienta mucho echarla en el sillón con no más que una almohada. Sonrió.
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Post by Melpómene Katsaros on May 18, 2017 2:36:52 GMT
Sus manos se deslizaron por la cadera de el joven, acariciando sus laterales, escuchando todo con atención. No le sorprendió para nada que se la echara a las piernas, de hecho eso era lo que planeaba, decirle que no podía hacer algo le causaba al hombre las ganas de hacerlo, era tan claro como el agua que ella controlaba -¿cree que yo soy algo pasajero? que pena- refiriéndose a que la llamara una visita, no planeaba quedarse pero tampoco dejarlo de ver después de esto.
igualmente como el la dejo tocar su cuerpo, ella le dejo tocar el suyo, incluso movió ligeramente su vestido para dejarlo ver mas allá que solo su pantorrilla. No menciono nada sobre los tocamientos ni sobre la curiosa revelación que el cuerpo del unicornio solo servia para seducir, eso le arranco una risa fugas de sus labios. Ya lo había notado y ella misma lo estaba haciendo, deslizando sus dedos juguetona mente bajo la camiseta del hombre, solo tocando levente su cintura desnuda mientras sus labios besaban los laterales de su cuello. Venia con esa sensación que anteriormente la había hecho temblar, aun la sentía y esta solo empeoraba con tenerlo tan cerca.
-No soy fan de dormir demasiado, las mejores cosas pasan cuando uno esta despierto ¿no cree?- sus labios se separaban de su cuello para poder hablar, susurrando suavemente, su respiración era cálida y tranquila, disfrutaba probar esa parte de su cuerpo. Ella aun poda percibir el olor tan característico de el, cigarros, no podía identificar otra cosa, parecía que se bañaba con estos todos los días. Sus manos pasaron por debajo de su cintura y volvió a responder le -a mi no me da miedo compartir la cama- usando la misma táctica, esperando que cayera de igual manera
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Post by Deleted on May 18, 2017 3:40:13 GMT
Estremeciéndose ante la caricia le dejo acceso a cuanto quisiera tocar, disfrutando de la huella cálida de sus dedos y la traviesa exploración, hundiendo la punta de los dedos en la carne de su muslo para empujarla más cerca.—Eres, tendrás siempre esa libertad...ya sea que te quedes o no...—Sopesó con ronquera en la voz buscando su mirada sin perder ninguno de los movimientos de su cuerpo sobre él.
Perdido un momento al atrevimiento de los dedos morenos, le gustaba el contraste de su piel contra la más oscura de ella. espiando a través de la masa de risos negros, estiro la mano para sujetarlos en un puño suave estirándolos a placer y enredándolos antes de clavar los dedos largos en la nuca de ella, gustoso de manejar aquella masa de suave aroma, extendió las piernas largas bajo ella hasta que su pelvis estuvo cómodamente instalada entre sus muslos. Y estirando el cuello con un sonido gutural similar a la risa le dejo besarle, sintiendo la huella caliente del beso cepillandolo de arriba abajo con suaves pasadas, sacudiéndose cuando froto su boca contra la unión de este con su hombro, frunciendo las cejas en concentración con las calientes sensaciones y la boca hecha una O profunda y muda. La escucho decir todo aquello a medias palabras que sólo iba a distraerlo, si lo que de verdad importaba, donde estaba el interés de ella era donde su boca y sus dedos y un punto caliente en el centro de su ser por encima de donde se conectaban.—¡Tsk!
Gruñó en seco levantando el rostro mientras se empujaba contra ella, buscando su boca, la silenciaria de la manera que ella buscaba. Sus labios chocaron apenas contra la esquina de sus comisuras y su lengua delineo la forma del labio inferior ajeno, succionandolo dentro de su boca, lo mordisqueo castigando la piel. —Cualquier cometido...—Masculló contra la boca de ella, hinchada por los besos con su aliento caliente mezclándose entre los dos.—Ya lo ha logrado querida mía.
Y volviendo sobre ella se hundió en la húmeda cavidad sujetándola por las caderas para traerla más cerca de su abrazo, besándola, disfrutando de la tela que apenas y dejaba algo entre los dos.—Tócame arantxa...—susurró con placer en la voz metiendo las manos entre los dos para trazar perezosos circulo alrededor del ombligo de ella y sobre su vientre. Jugando hacia el sur.—Y déjame tocarte.
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Post by Melpómene Katsaros on May 19, 2017 2:53:41 GMT
La temperatura entre su cuerpo con el de su compañero había aumentado, junto como la vez pasada, solo que esta vez estaba un poco mas consiente de lo que estaba haciendo, al menos eso le gustaba pensar. Relamió sus propios labios, sintiendo un ardor después de ser mordida de tan manera, no pensaba en decirle nada, claramente se notaba que el no quería una conversación cuando la Nayade solo se dedicaba a pasar sus dedos por su piel. Pudo haberse quejado por tal castigo pero lo que le importaba a ella ya lo tenia, lo cual era el sentimiento de seguir hundiendo esos dedos traviesos por su piel.
Se unió con el en un beso de igual manera. el húmedo toque le hacia cambiar su expresionismo drasticamente. EL sonrojo en su rostro, sus ojos entrecerrados y su boca que no paraba de lanzar gemidos llenos de lujuria cuando se separaban, dejaba expuesto los sentimientos de la mujer, lo estaba gozando . Sostuvo sus hombros al terminar aquel gesto, respiro aceleradamente, sintiendo su sangre hervir dentro de su cuerpo. Desvió la mirada al sentir sus manos tocándola de maneras que hacían que su corazón se acelerara. Su mente solo vagaba y repetía el como le gustaba sentirse así otra vez, eran años sin poder sentir esas caricias en su cuerpo, no estaba planeando el parar todo aquello.
Con una de sus manos, subió su delicado y para nada discreto vestido hasta donde se unían sus piernas, Tomo una de las manos del joven y la localizo en el punto donde termino de levantar su prenda. Inclino su cuerpo sobre el, dejando que el calor de sus pechos cayera sobre el arcano. No sabia que era lo que el quería poseer de ella, si eran sus anchas caderas con su parte intima que por el momento se convirtió en una zona humera y caliente, o preferiría los pechos que se movían libremente contra su piel. Teniendo la cara de Eerie cerca de su rostro, mordiendo levemente los labios del arcano con la intensión de castigarle de igual manera por lo que le hizo, suspiro levemente, dejando que sus dedos se movieran dentro de su camisa para llegar a su pecho - acepto el trato-
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Post by Deleted on May 21, 2017 3:26:04 GMT
Una sonrisa de gato se adueño de sus comisuras al escucharla sintiéndola actuar ya sobre él nuevamente, sus manos continuaron con el juego al recibir más piel para torturar, sintiendo su deseo crecer e inflamarse, empujándose contra el centro de ella en maliciosas estocadas, disfrutando de la sensación de cabalgada. —Buena chica. Agregó con placer en un tono de sexo derretido mientras abría la boca para localizar uno de los picos de su pecho, a través del vestido su lengua laño la tela hasta volverla transparente y voluble a la forma caprichosa que llamaba por sus atenciones, una de sus manos sujeto el otro echo hurgando por debajo de la prenda para dedicarle los mismos mimos que su boca daba.—Y pensar que aceptar era una palabra que no se encontraba en tu lenguaje.—Arrulló con ronquera contra la tela húmeda, su mano libre viajaba hacia el sur hundiéndose en los muslos cálidos para encontrar su monte, y con maestría hurgando entre los delicados pétalos para juguetear con el punto carnoso sensible al placer.
—Ya que mi niña es una picara amante del control...debería fastidiarte más sólo por ello.— Chasqueo lamiendole el labio inferior hinchado por los mordiscos al igual que el de ella y volviendo su atención a su pecho, trabajándola a placer, su respiración comenzaba a volverse rápida y dificultosa mientras que su entrepierna crecía al escuchar los sonidos desbocados que ella dejaba escapar. Deteniéndose un momento para quitarse la camisa, medito en lo placentero que era tener a un amante menos delicado entre sus brazos, era más capaz de hacer y deshacer a su antojo...
Mirándola se inclino para besarla en las muñecas de cada brazo disfrutando de su aroma y el calor, y luego arriba, una barrida de los labios, apenas un beso para asaltar la suave boca y tomarse su tiempo para trabajar un intrincado nudo alrededor de sus muñecas e inmovilizarla sobre su cuerpo. —Un trato es un trato, ahora separa las piernas para mi, cielo,que voy a besarte mucho en pago.
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Post by Melpómene Katsaros on May 28, 2017 5:49:35 GMT
El rose con la piel del contrario era lo que provocaban que su boca se abriese levemente, soltando su cálido aliento con un sonido de placer. Su piel morena se convirtió en su peor enemiga, entre más fuera tocada más reaccionaria como el arcano quisiese, era una traición a sí misma. No quería darle la satisfacción al joven pero lamentablemente ya era muy tarde para aquello. Aunque pudiera parar sus sonidos sucios con morderse los labios inferiores en un intento por recuperar la compostura, las reacciones de su cuerpo la delataban vilmente.
Las puntas de sus pechos estaban ardiendo mientras chocaban con el pecho desnudo del contrario, no pudo esperar mucho tiempo para que él se deshiciera de su prenda para empezar a probar de él. Su boca se acomodaba perfectamente bajo el cuello del sujeto, succionando su piel para dejar leves marcas que comprobaran que ella estuvo ahí. Sus manos se aferraban ligeramente a sus costados, apoyándose mientras sus caderas hacían movimientos lentos pero precisos, sintiendo ese bulto, cubierto por la ropa que se alojaba debajo de esta.
Miro con ojos llenos de libido como besaba sus muñecas y en un parpadeo de ojos ya estaba atada sin que pudiera quejarse, es decir, no quería quejarse y como si se tratase de un fiel sirviente, reacciono como el contrario se lo pedía. Abrió sus anchas piernas hasta el punto en donde su flexibilidad le permitiese, su vestido cubría sutilmente la intimidad de la muchacha, pero no era nada que no se pudiera ver bajo esa transparente tela –Si tu intención es torturarme, espero que tengas un buen plan en mente que pueda romperme, si no, no habrá valido la pena- sus palabras salían de su boca como cálidos susurros. Su respiración rápida era a causa de su excitación por saber qué es lo que planeaba. Sin planeaba tratarla así, que no tuviera piedad.
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Post by Deleted on May 28, 2017 8:08:52 GMT
Jugo con ella, con el largo de su cuerpo y la fuerza de sus extremidades, deslizándola lentamente hasta que su espalda se recostó en el suelo, enrosco los muslos redondos alrededor de sus hombros mientras lamia un camino desde el centro de sus pechos hasta su ombligo, empujando la tela con un ronco gruñido, si su cuerno se estuviese mostrando posiblemente le haría daño así que se recordó que siguiera de esa forma.
Abriendo la boca empuja el vestido aún lado lamiendo su propio pulgar para dirigirle una sonrisa de travesura oscura a ella. Sintiéndola temblar y así mismo dolorosamente duro bajo ella.—Existen muchas clases de tortura cheri...—Agregó con elocuencia mientras llevaba la mano a el interior oscuro entre sus piernas, separando la delicada cortina de risos. La luz se extinguía rápidamente dejando la habitación en un suave resplandor naranjado.
Frotando con los dedos bajo estos se relamió los labios besando el interior de sus muslos, un beso en cada uno, recogiendo el sabor salado de la película de sudor que cubría la piel ajena. Disfrutando de la vista de su cabello extendido en suaves ondas en el suelo a su alrededor, era como una deidad caída, de los viejos tiempos a la que honraría con el placer del juego y los licores... su aliento acaricio la piel hasta hundirse en ella y empujando la lengua la probo. Usando los dientes y los labios para lavarla por completo en suaves movimientos de vaivén, así como entraba su lengua en ella, él la llenaría.
Mientras la trabajaba golpeando los puntos sensibles sus manos jugueteaban con los guijarros endurecidos de sus pechos, trazandolos a placer con la punta del dedo como si quisiera memorizarlos. Burlándose de ellos al rasparlos con la punta del dedo y acaricandole con suaves pasadas hasta el vientre, espiando su rostro mientras la atendía. —Aquí eres rosa...suave y dulce, mi bella...siempre buscando tener algo de control.— Le miro donde la besaba como si admirara su obra y lo dolorida y necesitaba que la dejaba. Levantando la mano con aire malicioso la palma abierta se estampo contra una de las mejillas de su culo en un sonoro chasquido que dejo la carne irritada, disfrutando de verla brincar y hundiendo a su vez un dedo para torturarla, escarbando donde el placer latía dentro de ella.
—No voy a dejarte...es mejor cuando te sientes vulnerable y expuesta...así serás mía.
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