Niku
Los Grises
Śikārī
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Post by Niku on May 17, 2017 1:41:10 GMT
El mar frente a mi, una nueva tierra por explorar, tantas cosas por ver, batallas que pelear, honor, gloria, esperanza... ¿Esperanza? Cuando era una cría mi madre cantaba para mi, era un cántico de batalla, un cántico que traería buen augurio a la caza, volveríamos con presas, no habría mas hambre, seguiríamos siendo los amos de la jungla. Al terminar su canción siempre me alzaba, metía su cara en mi barriga y soplaba, aremolinandome el pelaje. -Seras un gran guerrero, un gran cazador, un gran hijo-Tiamat, que equivocada estabas. Mi padre era un ser dominante, agresivo y hasta ese día no había nunca imaginado cuán letal era. Lo recuerdo perfectamente... Ese forastero de melena negra, no llevaba los ojos azules que caracterizaba la progenie de mi padre, desafiante, joven, fuerte pero de mirada ambar. Mi abuela lanzo el llamado, mi madre y La hermana mayor nos llevaron a la maleza, éramos cuatro cachorros, todos de diferente madre y sólo yo la viva imagen de mi padre. Indra. El forastero llevaba en su espalda una enorme cimitarra, se gano el repudio de mi horda al instante ¿Un depredador que no peleaba con sus garras? Lo que no sabían es que el conocía nuestro escondite, la cimitarra no era para reclamar la horda, era para ejecutar la progenie de Indra y no ensuciarse las garras, mis hermanos y yo estábamos en peligro.
koutanagamori.deviantart.com/art/Lion-Fighter-555653976 Mi abuela era ya muy vieja pero su valentía era prueba de que merecía ser la segunda de mi padre, era su madre después de todo, su inteligencia superaba su mermada fuerza. El llamado resonaba por la jungla pero mi padre no lo escuchaba, las hembras distraían al forastero mientras La hermana mayor nos cambiaba de sitio, eso no lo iba a detener, una a una las fue enfrentando e inclusive pudo con varias de ellas al mismo tiempo, su fuerza era de reconocerse, su técnica evadía la de las cazadoras mas experimentadas... Si el ganaba sin que mi padre llegara, nuestra muerte estaba asegurada. Pero Tiamat estaba ahí, la mas fuerte y agresiva, prendida de la espalda del forastero, dejándole surcos mientras mirábamos espantados. No había visto a mi madre prenderse asi a una criatura antes, ninguna presa había sido lo suficientemente fuerte como para obligarla a entrar en ese trance de agresión. El llamado aun resonaba, mi abuela se estaba cansando, el forastero derrotó a Tiamat. Era el fin. -Maan...-
Ese quejido se escapo de mi hocico, el forastero encontró nuestro escondite. -CORRAN!!!- Grito La hermana mayor, nos separamos pero pude ver al forastero blandir su cimitarra mientras sujetaba al menor con una garra, pasándole lentamente el cuello por la tosca hoja, ahogándolo en su sangre que escurria a traves de su garganta. Corrí tanto como mis patas me permitieron, subí al árbol de piel espinosa, dolía pero estaba aterrado... Él tenia ahora a mi hermana, la que tenia mi edad y reía pues había nacido primero que yo, "Tres días" decía ella pero ya no mas, no decía mas, el forastero la había callado con su garra, su cuello no llegó a la hoja, se rompió antes. Juro que nunca mas temi como ese dia, momentos después me delataría el sacudir de la rama donde me ocultaba pero un chillido interrumpió al asesino, en su camino hacia mi. El de ojos malos se había escondido entre las raíces y el forastero lo había pisado, sus ojos dañados no le habían ayudado a buscar mejor escondite y nunca vio que la cola le quedo de fuera. Como con lástima o repudio el forastero lo cayó. Tiamat! ¿Donde estaba Tiamat? ¿Mi madre? Salvame maan! Un fuerte golpe me tiro del árbol, el llamado había parado.... Silencio. -INDRA!!- algenpfleger.deviantart.com/art/MtG-Daybreak-Coronet-532393561 Gritaron todas, mire hacia arriba y vi a mi padre empalando al forastero con su garra, batiéndolo y llevándoselo a la boca como un trozo de carne, lo agitaba y batía con tal fuerza que sus cosas caían, la espada cayó, su brazalete se perdió en la maleza. Cuando el forastero llego al suelo, no era más sólido que una alfombra, no era mas firme que un cabello, se desvaneció, le faltaba un enorme trozo de ser, que mi padre tragaba con furia, antes de gritar con coraje y pisotear al invasor. Me miró, avergonzado, furioso. Tiamat vino a mi y me llevo en brazos, con las patas colgando. Yo había vivido, pero me esperaba una muerte igual a manos de mi padre.
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Niku
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Post by Niku on May 17, 2017 20:54:35 GMT
Este viento fresco, salado, me hace relamerme los belfos con anticipación. Parece lejano el frío de la montaña y la humedad de la jungla. Tiamat tenia un lugar así donde disfrutaba descansar, alejada de la horda cruzando el desierto de arenas rojas, ella y yo. En silencio, la exprimentada hembra solo miraba el cielo mientras el viento salado le mecía los bigotes. -Maan, por que te gusta tanto venir aquí?- Después de correr y correr y correr por la arena, con los pelambres mojados de agua salada, siempre me sentaba y le hacia la misma pregunta. Ella siempre respondía de la misma manera. -Cuando te acostumbras a vivir solo en el desierto y de pronto estas rodeado de gente, extrañas estar solo. Cuando te acostumbras a vivir rodeado de gente y de pronto te encuentras solo, extrañas a toda esa gente.-Ladeando la cabeza, no podía entender esa necesidad de soledad y pasaría mucho tiempo para entender esa necesidad de compañía. -Maan, no estas sola, yo estoy contigo- Pequeño inocente, no había matado ni a un bicho en ese entonces, la soledad que sentía Tiamat nunca sera comparable a la mía, Tiamat era una horda de una sola leona y en su piel se reflejaba el trabajo que le había costado ser la cazadora que era. Cazadora del desierto, la soledad era su amiga. -Cuando la brisa salada y humeda llega a tu nariz al salir del desierto, la soledad se convierte en un sentimiento distinto.-Yo no entendia que mi madre era diferente al resto de la horda, todos ellos nacieron en la jungla mientras que ella había vivido tanto tiempo en el desierto que le era imposible acostumbrarse, a pesar de que habían pasado tantos años desde que mi padre la había traído a nuestro hogar. Los cazadores del desierto no cazan presas, cazan a otros cazadores. -Algún día lo vas a entender--¿Cuando?- -Algún día, mi pequeño cazador-
Dicho eso me abrazó y volvimos a casa.
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Post by Niku on May 26, 2017 20:37:43 GMT
Mis primeros días en Mirovia, se comparan a los primeros días al salir de la jungla, es como revivir todo eso de nuevo. Me hace cuestionar el por qué, hacia tanto que la duda no me invadía de esa manera. Cuando era un jovencillo, mi padre comenzó a prestarme atención. Cualquier otra cría habría adorado que su tan apreciado y honorable padre quisiera pasar tiempo con ellos, una actitud muy humana a mi parecer. En la mayoría de los grupos arcanos, el padre siempre esta distante y yo ya me había hecho a la idea de que Tiamat era la única en la horda que me veía no solo como su hijo, si no como Niku, no "el potencial heredero del Gran Indra". Indra fue un padre muy extraño, se ausentaba por semanas para expandir el territorio y solo volvía para cortejar o acompañado de una nueva hembra. Rara vez venia a ver a las crías y siempre estaba presente cuando los humanos hacian su festival a Narahsimba, el que dicen fue el padre de los Rakshasa en estas tierras y que ayudo a los humanos a derrotar a un monstruo... Se rumorea que Indra es hijo suyo y por eso nos adoran. En fin, la duda nació en esa época. Indra se quedo con la horda bastante tiempo, tirado descansando o jugando con los pequeños. Pasaba tiempo a solas con las hembras y a veces iba a perderse con Tiamat al desierto. Yo temía que ya hubiese llegado el día en que debía pelear con el, le temía, la imagen del forastero colgado de sus fauces y siendo batido como un trapo me aterraba, no era lo suficientemente fuerte para siquiera lanzarle un zarpazo al rostro. Sin embargo, el acercamiento de Indra fue mas bien... Comprensivo. -Ya tienes tu franja de cazador.- me tomó por sorpresa, me estaba afilando las garras en un árbol cuando de pronto ya lo tenia detrás tratando se charlar conmigo. -Si, Indra. Tiamat y La hermana mayor me han enseñado bien y he derribado presas grandes- yo sonaba tímido pero sabia que debía responder con emoción. -Aprender de la Madre del caos te hará un excelente cazador, pero tu eres un guerrero, no vayas a olvidarlo. A partir de ahora también saldrás de cacería conmigo- Madre del caos? Era la primera vez que oía que a Tiamat le llamaran así, la primera de muchas veces a partir de ese día. -Como tu mandes, Indra- solo me quedaba aceptar, negarme sería perder la cabeza en ese instante. Pude ver a Tiamat a lo lejos, negando, en ese momento no entendía por qué. Las tardes y noches de cacería con Indra eran todo menos eso. Peleábamos como si mi vida dependiera de ello pues apenas si era capaz de hacerle un rasguño a nuestro alfa. Me arrastraba por el suelo, retraía sus garras para sacarlas estando sus dedos sobre mi piel pero sin dejar heridas muy profundas. Fueron noches agitadas y dolorosas pero he de admitir que empezaba a disfrutarlas tanto como me aterraban. ¿Estaba formando un vinculo con mi padre? Perdí la cuenta de cuantas veces peleamos, pero recuerdo bien que solamente una vez logre derribarlo. Fue como tratar de voltear una montaña, pero si el podía ser así de fuerte, yo podría serlo también.
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Niku
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Post by Niku on Jul 20, 2017 19:56:39 GMT
Cuando llegó el día, yo me fui.
Huí sin decirle a nadie.
Por la noche mi madre se sentó a mi lado, paso su mano por mi frente y la besó como hacia muchos años no hacia, como cuando era un cachorro. Es como si ella supiera que no iba a enfrentarme a Indra, ella sabia que me iría, ella sabía que no me convertiría en el próximo alfa. Y ahora que lo reflexiono me parece que es lo que ella hubiera querido para mi.
¿Que la retenía en la horda si ella era la protagonista de una leyenda que habla sobre mortal y destructiva libertad?
Probablemente era yo, la decisión de Indra por entrenarme en la lucha, la decisión de Indra de probarme, el único que lucia a su viva imagen, el cachorro que probaba tener su linaje en la piel y el pelo, en los ojos y la sangre. Yo retenía a mi madre en la horda, rodeada de otras hembras que no eran como ella, que no sentían ni pensaban como ella...
Irme no solo salvaría mi pellejo, también la liberaría de la opresión de Indra, si ella quisiera podría irse.
A menos que... A menos que ella verdaderamente amara a mi padre y aun después de mi, ella decidiera quedarse.
Cuando me puse de pie, habían unas plumas negras en mi melena, las sacudi pues tal vez eran de algún pájaro que se batió mientras dormía. Tome mis cosas y comencé a caminar sin rumbo, primero tenia que encontrar el limite del territorio de Indra. Al salir el sol yo ya estaba bastante lejos, había caminado bajo el cobijo de la noche y pareciera que empezaba a entrar en territorio humano. Los humanos que adoraban a Indra, tal vez.
Hice un esfuerzo por recordar la primera lección de Tiamat; adaptarse en imagen y ser. El esfuerzo se volvió doble cuando trate de tomar la figura humana a la que no soy muy afín, me tomo treinta minutos de pujar y gruñir el finalmente lucir como ellos, continué mi camino entonces, ahora hacia el norte. Mi sorpresa fue mayor al ver a una multitud venir hacia mi, llevaban armas y lucían furiosos pero al verme sus rostros se llenaron de alegría.
-INDRA!! ALABADO SEAS!!- gritaron. Lo que me faltaba, ahi estaban los adoradores de Indra pero uno me señaló, me señaló el rostro y todos pararon las alabanzas. En efecto, yo no tenia cicatrices en el rostro como mi padre, quien tenia cada rincón de su imponente ser cubierto en heridas cicatrizadas. Podías imaginar las encarnizadas batallas en las que había estado e inclusive creer que alguien había intentado sacarle los ojos. Suspire.
-Yo no soy Indra, mi nombre es Niku- les dije. -Eres la viva imagen de Indra- dijo el mas anciano, que en realidad no lucia tan viejo y las canas no le habían cubierto totalmente la cabeza -Sabemos la valía de tu sangre y necesitamos tu ayuda-
De inmediato hice una mueca ¿Por que habría yo de ayudarles? Para eso estaba Indra, para eso les había compartido el llamado y un aparato para reproducir el sonido de nuestras gargantas pues los humanos no pueden imitar nuestros rugidos.
-Estamos desesperados- dijo una mujer, soltando el palo que tenia en sus manos y corriendo hacia mi, me tomó por sorpresa pero por fortuna solo acaricio mi rostro, que le quedaba algo arriba, por lo que sus dedos se quedaron en mis escasas barbas
-Tenemos un compromiso con tu sangre y tu sangre un compromiso con nosotros. Se pacto desde hace muchos años y quisiéramos que lo honraras.- que opción tenía? Si no ayudaba a esos humanos seguramente se verían obligados ahora si a usar el llamado y tendría a mi padre no solo ayudandoles sino cazandome, dejandome como el cobarde que huye de él frente a toda esta gente, seria para el deshonroso hacerlo y mi castigo seguro seria peor que la muerte misma.
-Muy bien, que problema tienen- dije con molestia
-Hay una criatura atacando nuestro pueblo, no le bastó con matar nuestros animales, esta acabando con todos los animales cercanos, salvajes y domésticos. En donde ya no hay animales, ataca humanos. Consume sin parar la vida, ni siquiera la carne, solo el alma, creemos que se trata de un demonio- sonaba grave y no me animaba mucho el ir a pelear con ese tipo de criatura pero no tenia opción.
-Guienme- les pedí.
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Niku
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Post by Niku on Jul 27, 2017 18:50:32 GMT
Esa cacería duró mas de lo que yo hubiese querido. Los humanos me guiaron a una zona boscosa y llena de rocas, donde según su tradición oral, un dios había nacido de dentro de una enorme roca, fracturandola en muchas otras rocas mas pequeñas y cambiando el lugar, volviéndolo mas fértil e ideal para la fauna, sin embargo conforme avanzábamos todo lo que era verde y fresco empezaba a verse marchito y seco, hasta el ambiente se volvió sofocante. Dos de los humanos dieron un paso al frente, el anciano y quien parecía ser su hijo - Nosotros te seguiremos guiando- esa era una actitud muy valiente pero había algo en esa unión padre-hijo que me molestó, supongo que envidiaba esa unión y no la idea de competencia por demostrar quien era mas fuerte y capaz que Indra trataba de meter en mi cabeza. -Narahsimba-- Niku- -Narahsimba Niku- dijo el anciano a pesar de que traté de corregirlo -Justo por ese camino entre esas dos rocas, está una cueva que da a la raíz de la montaña- señalo una montaña que estaba bastante lejos -una serie de túneles conecta varias cuevas que te llevan lejos de este territorio, creemos que el monstruo proviene de mas allá de la montaña y tuvimos el infortunio de que encontrara los túneles que dan a nuestra fértil tierra. Creemos que se mueve por ahí y Sahid, mi hijo, recorrio parte de los túneles hasta llegar a su madriguera, un refugio hecho con la piel y los huesos de sus victimas- se veía preocupado, seguramente habría pensado que perdería a su hijo mientras este recorría las cuevas. -Niku, ustedes son cazadores, nosotros sólo somos agricultores... Encontré su guarida pero no encontré la manera de matarle y con mucho trabajo pude regresar a casa pero..- el joven sacó un pergamino de entre sus ropas, para sorpresa del padre -Perdoname padre por tomar pergamino pero...- cuando lo desenvolvió pude ver que se trataba de un mapa, muy rústico -Estuve ahí el tiempo suficiente para memorizar los caminos y debía hacer un mapa para saber por donde puede salir el monstruo- -Eso fue muy inteligente.- le dije, el joven me entrego el pergamino y su padre le dio un abrazo... - Entonces conoces de memoria todas las salidas?- pregunte, interrumpiendo el enternecedor momento -Si señor!- dijo el joven con orgullo -Entonces puedo colocar trampas y ustedes se harán cargo de mantenerlas funcionando. En caso de que yo no regrese, deben estar atentos a ellas y por nada del mundo llamen a Indra. Ustedes pidieron mi ayuda y solo yo me bastaré...- resoplé y seguí mi camino por entre las dos rocas. Solo esperaba que asi como ellos habian insistido en honorar la promesa de mis ancestros, ellos honraran la peticion que acababa de hacerles. Me tomaria al menos una semana armar una trampa en cada entrada asi que no tenia mas tiempo que perder. Habia un punto entre los caminos que daba directamente hacia donde ese hombre, Sahid, habia indicado que estaria lleno de piel y huesos por lo que pude deducir que el monstruo tenia acceso a todas las salidas, podia estar en cualquiera de ellas... No era el momento adecuado para enfrentarlo, primero tenia que evitar que saliera y atacara a los humanos, si salia cerca del territorio de Indra seguro que esta vez si lo llamaban. Siempre me fue evidente que le temia mucho mas a Indra que a cualquier peligrosa presa, confiaba mucho mas en mi fuerza y habilidad que en aquel poder mitico que mi padre ostentaba. En varias ocasiones tuve que esconderme mientras una enorme masa negra se arrastraba a través de las cavernas, a su paso arrastraba el olor a podredumbre, a sangre y carne, a ceniza y lodo, era una mezcla de olores espantosa que lastimaba mi nariz por lo que tuve que seguir trabajando con el hocico cubierto. Al septimo dia estuve listo, todas las entradas cubiertas con trampas, excepto una que no pude explorar pues era la unica que no se conectaba con el resto de los caminos, excepto el central... La guarida del monstruo. Decidido a terminar con esto de una vez por todas, me dirigí hacia el camino central, sabiendo que la criatura estaba ahi, tal vez comiendo o durmiendo, las trampas lo habian obligado a quedarse dentro de su guarida, recuperando las fuerzas. Quiero pensar que las heridas que estas le hayan causado, fueron lo suficientemente molestas. Sin embargo, seguía siendo una criatura que facilmente me triplicaba el tamaño, consumia la vida misma de la tierra, las plantas y los seres, la presencia de carne y huesos seguramente no era mas que con fines decorativos. Este alegado monstruo no se parecia a ninguna bestia con la que me hubiese enfrentado en aquel entonces y pensandolo bien, hasta ahora no conoci a criatura similar a esa. Me acerque muy lentamente, atento a cualquier sonido inusual que el monstruo pudiera hacer, al llegar a la guarida me quede estupefacto, la escena parecia una verdadera masacre... El piso de la caverna estaba completamente cubierto de cuerpos a medio mascar, osamentas secas, osamentas frescas, era una imagen demasiado repulsiva para un joven cazador, la nariz me dolia por el penetrante olor y no podia concentrarme en otra cosa mas que en esa horrible imagen. Me tomo un largo rato recuperar la cordura, gracias a que la bestia se escondia en un rincon de la caverna y al cambiar de posicion en su sitio habia soltado un extraño suspiro o gemido de incomodidad. Me acerqué un poco mas, con las garras listas para despedazar cualquier cosa que fuese necesario con tal de acabar con su vida... Entonces me di cuenta del altar ¿Que hacia un altar ahi? parecia que no lo habian usado hacia mucho tiempo, a pesar de que el suelo estaba lleno de sangre, el altar estaba completamente limpio y a su alrededor piezas de lo que parecia fue una estatua. Me llamo mucho la atencion que en un lugar como ese hubiese un altar con una estatua hecha pedazos, la base seguia pegada al altar asi que traté de armar la estatua poniendo los trozos con mucho cuidado, como si se tratara de un rompecabezas, esos juegos donde los hombres tomaban algo y lo partian en varias piezas para que, en un ejercicio de memoria los pusieras en orden, formando la figura original. Cuando terminé no pude evitar sentirme intrigado, la estatua parecia una clase de criatura mitica, tenia cuernos, cola y varias manos, tal y como lucian las deidades de los hombres, aquellas deidades que no eran mas que arcanos ascendidos en adoracion por ellos.... Al volver la vista al suelo, para ver que no me hiciera falta ninguna pieza, no pude evitar ver una de las paredes de la caverna, notando que habian mas estatuas, grabadas directamente en la roca, todas esas figuras hacian alusión a la misma deidad... Y entonces pude sentirlo... Detrás de mi. Pesadamente. Un suspiro. La enorme masa estaba detrás mío, trate de encontrarle la figura pero habían demasiadas manos y demasiadas patas saliendo de esa aglomeración, a su paso los cadáveres del suelo parecían pegarsele aumentando la cantidad de miembros y el tamaño de mi enemigo. En el momento en el que trate de recuperar el aliento, la masa se lanzó sobre de mi, esquivándole yo a duras penas y envolviendo esta el altar, todo había quedado manchado de todos los asquerosos fluidos que la masa dejaba atrás. Definitivamente mis garras serian inútiles contra ese enemigo, fácilmente seria absorbido y quien sabe que seria de mi si dejaba que ese corrosivo ser me tocase. Pensé en causar un derrumbe pero el túnel en el que estábamos era el central, el único que se conectaba a todos los demás, causar un derrumbe ahí haría que todos los túneles colapsaran, conmigo dentro. La masa se acercaba a mi, un extraño crujir y gemir penetró mis oídos y me desgarraba de miedo, estaba temblando... Había algo en esa criatura que me tenia aterrorizado, no era el miedo a morir ahí, ya no era el temor a no dejar un legado detrás, algo mas me estaba inspirando este miedo... Camine lentamente hacia la entrada de la madriguera, rumbo al túnel central, la criatura me seguía lentamente. No sabia que hacer, si lograba llegar al túnel central podría elegir un camino al azar para huir y entonces hacer que la trampa de ese túnel lo hiciera colapsar pero... Las trampas en los otros túneles resistirían a este ser? Y de ser así.. Por cuanto tiempo? En ese momento me preocupé, por un breve instante, de los humanos que habían confiado sus vidas a mi, pensé también en si Indra seria capaz de vencer a este extraño ser... Estaba tan cerca del punto en que podría huir y entonces la vi! La estatua! Estaba completa! Cuando la criatura me atacó pensé que tal vez la estatua habría terminado de despedazarse pero no fue así, seguía en pie y hasta parecía que un extraño alquitrán había resanado todas las grietas, podía distinguir a esa deidad con claridad... Privithi. En la horda se contaba una historia sobre Privithi, sobre como era la madre de la tierra misma, como se dedicaba a purificar cada manantial, rio o lago en sus tierras, como se dedicaba a bendecir cada hoja de arbol y cada petalo de flor, como ella guiaba a los animales al cambio de las estaciones y les llevaba a lugares donde podian empezar de nuevo, aguardando tiempos mejores. La hermana mayor disfrutaba de interrumpir a mi abuela en la parte donde describia lo hermosa que Privithi era y fue ese especifico momento en el que reconoci aquella efigie ahora restaurada... La enorme masa reacciono al ver que me di cuenta de su identidad, arrastrandose de regreso a la parte mas oscura de la cueva... Estaba ante una legendaria deidad, pero esta no lucia para nada como su efigie. Qué habia transformado a Privithi en esa horrenda criatura que consumia la vida que se decia estaba tan dedicada a proteger? En un abrir y cerrar de ojos la masa estaba nuevamente frente a mi y esta vez no se detuvo, me consumio lentamente y aunque trate de luchar, su textura me engullo facilmente, entonces pude ver que fue lo que sucedio, Privithi uso su poder para contarme esa triste historia. Sahid, el hijo del anciano de aquella tribu humana, tenia varias semanas perdido en las cavernas, armado con un shamshir robado, una antorcha, carboncillo y papiro. Se habia adentrado en la caverna buscando un tesoro perdido que segun la tradicion oral de su tribu, la diosa Privithi habia escondido ahi de los hombres pues se trataba de un tesoro de la naturaleza tan valioso que ningun mortal podria cuantificar su valor. Sahid pensaba que dicho tesoro estaba conformado por tesoros materiales como el oro, las joyas, posesiones que los humanos consideraban invaluables... Pero el verdadero tesoro era la caverna misma que comunicaba este territorio con muchos mas y que tenia una salida que iba por debajo de la mas grande montaña, revelando el camino a una tierra inospita al norte, nada tendria mayor valor que el facil acceso a tierras misteriosas que para acceder a ellas normalmente se debia escalar la montaña misma y enfrentar sus peligros. La diosa habia creado una forma segura para que sus criaturas, quiero pensar arcanos, viajaran... Por alguna razon dejaron de hacerlo y termino convirtiendose en un mito mas de los hombres. La ambicion de Sahid lo llevo a recorrer la caverna y hacer un mapa con el papiro que habia robado a su padre, la antorcha estaba ya toda chamuscada y el shamshir sin filo de tantas veces que lo golpeó contra la roca para crear la chispa que encendiera el aceite en la antorcha. Estaba ahi para hacer un mapa y despues regresar para robar los tesoros de Privithi, cuando encontró la madriguera vacia se enfurecio tanto por haber perdido su tiempo, que destruyo con su sable la efigie erigida en el altar, maldiciendo a la diosa mil y una veces, lo que la termino de convertir en aquella criatura que, harta del abandono, decidio consumir la vida que una vez ella habia jurado proteger. Todos esos años en que ella habia permanecido dentro de las cavernas, su historia se habia degradado hasta que quedo completamente en el olvido. Al momento en que inconscientemente restaure la forma de la diosa, esta detecto mi falta de rencor hacia ella y ambicion hacia su tesoro, por lo que decidio perdonarme la vida y dejarme usar su regalo; El perdón por consumir la vida en nombre de mi misión, siempre que no recorriera el camino de la maldad, la ambición y malicia. Cuando la diosa me soltó la vi tomar aquella figura hermosa en la que se habian inspirado para tallar su efigie. Ahora alguien sabia de su existencia y de como, pensando en protegernos, habia creado ese camino debajo de la montaña. La diosa, que a mi parecer podria tratarse de un arcano muy poderoso, habia tomado esa forma negativa para vengarse de los humanos que tergiversaron su mito y sembraron la avaricia en jovenes como Sahid, asi mismo arremetió contra la tribu de Sahid por haber profanado su lugar de descanso, me liberó. Yo era muy joven y credulo en aquel entonces, me arrodille asombrado por el poder de la deidad, preguntándome si las capacidades de mi padre serian tales que pudiese igualarse a Privithi, fue entonces que me di cuenta de lo dificil que era para ella mantener esa figura jovial y bella, regresando poco a poco a la enorme masa amorfa, con todos esos miembros asomándose y esos horrendos gemidos, Privithi se habia transformado en aquello y ya no tenia forma de regresar a la normalidad, esa era ahora su normalidad, pero no pensé que fuera por las consecuencias de sus actos vengativos, la ambición e ignorancia de los humanos son capaces de corromper y deformar a cualquier arcano, de cualquier edad y cualquier especie... Ella era un arcano que se habia corrompido en eso y ahora tendria que sufrir por el resto de su existencia. Me puse de pie y la miré, sacando mis garras mientras me armaba de valor -Quieres que termine con tu miseria?- me atreví a preguntarle, ella asintio con dolo y angustia, señalo el altar de una forma que, me hizo caminar hasta alla a averiguar que habia pues no podia ver mas que la efigie reparada, aquel alquitran parecia colarse por una grieta al lado izquierdo, meti mis dedos y usando mi fuerza logre arrancar parte de una losa oculta, dentro habia una espada extraña... La tome con mis manos sin saber que era lo que Privithi queria que hiciera, habia visto el uso de la espada pero en la horda era mal visto tener que usar un arma por sobre el dominio de las garras y los colmillos Talwar -Asura.- dijo una triste voz que no se de donde provenia -La espada se llama Asura?- pregunte pero no hubo respuesta, no me quedó de otra mas que tomarla en mis manos y mirar a Privithi, ella entonces se transformo nuevamente, esta vez la masa se derritio para revelar un orbe negro que parecía palpitar, quise pensar que tal vez ese era su corazón. -Asura, debes cambiar. Asura, debes adaptarte a tu nuevo amo- dijo nuevamente aquella voz, no se dirigía a mi, le hablaba al arma. -Asura, te lo ruego. Rakshasa, cumple con tu deber y se libre- Fue lo ultimo que dijo, no se en que momento ocurrio pero mis garras empuñaron firmemente el arma asi como su funda y para cuando me di cuenta, habia atravesado de lado a lado aquel gran orbe que sangraba alquitran caliente mientras que la masa en el suelo se evaporaba, asi como los miembros caian y sus carnes se desvanecian en un hedor impresionante, dejando los huesos detrás. El orbe siguió sangrando un par de minutos mas y entonces como si la espada tuviese voluntad, se alzó y me llevo a traves de los túneles sin dejarme mirar atras. Habiamos recorrido todo el camino hacia aquella salida inexplorada, la que parecia ser la salida tras la montaña, lejos de la tierra de Indra. ¿Acaso Privithi o ese tal Asura deseaba que yo me alejara de aquella tierra? Al salir de la caverna esta se derrumbo y un fuerte estruendo me lastimo las orejas obligandome a correr lejos de ahi. Cuando consideré que estaba a una distancia segura, mire a mi alrededor y me di cuenta de que la tierra olía diferente, el aire se sentia diferente y a lo lejos, grandes arboles de un verde oscuro y montañas lejanas. La caverna de regreso a mi tierra natal se habia perdido y considerando el gran estruendo que estremecio la tierra y me dejó un zumbido en las orejas, me di cuenta de que Privithi habia hecho colapsar todos los tuneles, ahora era libre del control de Indra y todo lo que me ligara a el, tenia una espada poderosa y mágica, podia presumir de que habia conocido a una deidad.... Entonces mire a Asura, se trataba de una espada oxidada y cuya funda estaba toda dañada, no era el arma imponente de hacia unos instantes... "Asura, adaptate a tu nuevo amo" ...eso habia dicho Privithi y yo tenia en mis manos un pedazo de metal inservible. Comencé entonces mi camino por esta nueva tierra, sin poder asimilar ni entender lo que me habia pasado.
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Niku
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Post by Niku on Oct 6, 2017 8:52:26 GMT
Arakan. Quien imaginaria que, el mismisimo hijo de Indra, ignoraba el nombre de la tierra de su padre. Tuvieron que pasar algunos años y tuve que conocer a escolares que estudian la tierra y disfrutan de contabilizar las tierras de aquellos que se hacen llamar Reyes entre los hombres, sin saber que los arcanos manejan los hilos en pos de la naturaleza misma. Ahora se cual es el nombre de ese pedazo de tierra que me vio nacer. Habia pasado bastante tiempo desde aquella experiencia con Privithi y aunque muchos estén renuentes a la idea, conforme fui aprendiendo me fui convenciendo de que Privithi era alguna clase de arcano cambiante que, afectada por la indiferencia humana y su creciente avaricia, se vio corrompida y terminó en ese estado ¿Como es que me vi convencido de tal cosa? Mi viaje, esa seria la palabra que resumiría todo. Durante una de mis cacerias, me encontre con un enorme ejemplar de Apis, asi es como mi madre los llamaba, "Hijos de Apis". Era tan grande y su cornamenta tan impresionante que pense tal vez se trataba de un arcano en alguna figura humilde, recorriendo de incógnito los pastizales pero no... Era en efecto un hijo de apis pastando cómodamente sin temor a nada. No me costo el mas mínimo esfuerzo el darle cacería y alimentarme cuando a lo lejos, un grupo de hombres enardecidos corrieron hacia mi. -Ese animal se esta comiendo la vaca sagrada!- gritaron y empuñaron palos y espadas... Ups, olvide que los hombres de estas tierras adoraban a las vacas como si de deidades se trataran, todo por una enorme confusión de aquel arcano que las canonizó y la ignorancia de los hombres, que en cuestión de lenguas arcanas aun se chupan el dedo. Justamente cuando disfrutaba de comer en mi forma natural, sin la presión de nadie ni nada, aparecen estos monigotes para interrumpirme... No me quedó de otra mas que mostrarles la transición de bestia a hombre para dejarlos anonadados y adorando al dios Narasimha... Al parecer las creencias de mis tierras se extienden mas allá de la montaña, eso o el mítico abuelo verdaderamente peregrinó por la tierra y de ser asi... Quisiera hacerlo tambien. Aunque el episodio fue penoso, fue suficiente para que me llevaran a su aldea, la cual era mucho mas grande de lo que esperaba, habían bastantes edificaciones de piedra y madera, asi como un enorme castillo de piedra que se erigía a lo lejos, apartada de la demás población. -Qué es ahi?- pregunte sin temor -Esa es la gran sala de estudio donde los monjes reúnen toda la información que tienen sobre todos los temas que puedas imaginarte, oh hijo de Narasimha- bueno, al menos ahora no evocaban a Indra... Pujé en respuesta -Uhnm, cree que puedan tener informacion sobre los animales y las bestias mas fuertes de estas tierras?- continué con el interrogatorio, si iba a aprovecharme de la posición de deidad había de hacerlo bien, explotar cada pequeño recurso que tuvieran a mi alcance -Si señor, asi como otras deidades descendidas de los campos celestiales, que han compartido con nosotros toda esa informacion para guardarla- eso sonaba sospechoso... Deidades descendidas de los campos celestiales? a lo mucho pudo haber sido algún arcano que pudiese volar y mágicamente descendió frente a una muchedumbre, en ese instante no lo pensé, aun estaba algo impresionado del actuar de Privithi, pero ahora lo veo con claridad. En otras tierras les llaman Arpías o Sirenas... pero aquí les conocen como Garudas. Garudas, eh? Muchas veces estas criaturas disfrutaban del estatus de deidad tanto como mi horda y como cualquier otro arcano que fuera capaz de ponerse comodo con los mimos de los humanos pero, aparentemente algo estaba haciendo esta poblacion y sus garudas estaban constantemente peleando por la adoracion de los hombres. Imponían extraños rituales que ponían en riesgo a mujeres y niños, consumían a los hombres mas fuertes y viriles dejando solo a los mas viejos... Es como si tratasen de arrebatarse adeptos entre ellos, simple y sencillamente estaban jugando con los hombres. Los humanos no les guardaban ningun rencor por su infantil comportamiento, su ceguera les impedia ver a estos imperfectos arcanos dandose la vida de dioses, ellos consideraban que tenian la culpa de lo que les estaba sucediendo... De momento no le daria tanta importancia a menos que llegasen a molestarme, aprovecharia para educarme sobre las costumbres y criaturas que ahi habitaban. Durante un par de dias estuve habitando en el templo, constantemente visitado por monjes y otros ciudadanos, despues de varias semanas el resto de los aldeanos tuvo permitido entrar a verme... y solo a verme... Ninguno interrumpio ni mi comida, ni mi descanso, ni mi estudio, muy agradables a mi parecer... Eso hasta que de pronto dejaron de venir, dos dias sin una sola visita, tres dias... cuatro... cinco... una semana... Entonces decidi salir a ver que es lo que sucedia, me lleve la sorpresa de que no habia nadie afuera, las casas estaban cerradas de puertas y ventanas, el ambiente era tenso y el viento parecia golpear con fuerza los techos de palma de las casas mas humildes... Que estaba pasando? No paso ni un minuto para que el olor a plumas humedas y sucias llegara a mi nariz, alzando la vista hacia las nubes pude ver a dos enormes aves peleando, tal y como habian descrito antes. Tomé una gran roca que estaba entre los peldaños del templo, afine la vista, calcule la distancia y cuando estuvo a mi alcance, le lancé la roca a uno de esos pajarracos, le di en la cabeza y este cayó como hoja de otoño, dando divertidos giros hasta que se desplomo sobre una pila de leños que amortiguaron la pesada caida, o algo asi. En ese instante el contrario se me vino encima, atacandome con las garras en sus patas y aleteando como un loco, pude ver su torso desnudo y como varias coronas de flores le adornaban el cuello, unas cuantas joyas y tatuajes, le tomé de la pata para azotarlo contra los peldaños del templo, dejandolo aturdido sin saber como responder, mejor asi... A ninguno lo ataque con la intencion de matarles, aprovechando que no habia nadie afuera los amarre y los arrastre a mis aposentos temporales dentro del templo, era hora de obtener algunas respuestas. Aparentemente los Garuda tienen su propio idioma, me tomó un rato darme cuenta de que eso no era un balbuceo sin sentido sino que estaban legítimamente tratando de comunicarse conmigo. Revisando entre los pergaminos del templo encontré un texto antiguo sobre ellos y ese supuesto lenguaje que desarrollaron... Tomaría un tiempo aprender de ellos y de estos nuevos textos. Cuando hubo paz y silencio en la aldea, los aldeanos inmediatamente salieron sin saber muy bien que era lo que habia sucedido, los que pudieron ver por grietas y rendijas mi "hazaña" corrieron al templo alabando mi nombre... Vaya! Al fin decían mi nombre y no alabanzas al abuelo o a mi padre! Nikusinha! Nikusinha! proclamaban. Trate de que eso no se me subiera a la cabeza, o me igualaría a estos dos pollos que tenia atados en mi ahora temporales aposentos dentro del templo. Pedí a los monjes que los alimentaran y tres veces al día nos poníamos a conversar, ellos entendían la lengua de estas tierras pero con el ego inflado como sus pechos despues de comer, nunca consideraron enseñar su lengua a los humanos, mucho menos a otro arcano. Por otro lado admito que tener su propio idioma podría tener utilidad bélica, si es que tuvieran la necesidad de hacer la guerra y mantener sus estrategias en secreto. Dos meses me tomó entenderles, los monjes llevaron registro de lo que ibamos aprendiendo juntos, ahora tenian un arma para defenderse de otros Garuda: La comunicacion. Estos dos hermanos, Lalaigala y Kaloigala, llevaban un año aterrorizando a los humanos después de haber sido expulsados por su padre Sonaligala... El sabio Garuda los exilio esperando que sus hijos aprendieran de la humildad humana pero en lugar de ello encontraron la adoración ciega que terminó de mimarlos hasta volverlos monstruos berrinchudos, egolatras, exigentes pobre intento de deidades que no buscaban el bien de la comunidad que les dio cobijo, solo su propia diversion. Decidi entonces en llevarlos de regreso con su padre, conocer la tierra celestial de los garuda y aprender de ellos tambien. Esa aventura resulto bastante bien, el agradecimiento de ese pueblo abrio un nuevo panorama para mi y me mostró lo voluble de la voluntad humana asi como lo vulnerables que son, carentes de todos los atributos que la naturaleza nos dio... Cada que pensaba en ello nuevamente me remontaba a Privithi y de manera inconciente llevaba la garra al mango de Asura. Asi, con los dos hermanos aun atados como rehenes, partimos rumbo a la tierra celestial de los Garuda, en busca de nuevas experiencias.
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Niku
Los Grises
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Post by Niku on Jan 10, 2018 19:37:51 GMT
Estaria mintiendo si digo que mi experiencia en la tierra de los Garuda no fue interesante, pero mas allá de que su rey me agradeciera por entregar a esos dos rebeldes, lo unico verdaderamente relevante fue ver como convertia el metal oxidado y degradado de Asura, en un cubo de metal como regalo de agradecimiento. Cuando el herrero llegó con el cubo de metal, lo traía en una carretilla jalada por otros dos... y a mi solo me bastó tomarlo con la mano para maniobrarlo y mirarlo. Fue un fenómeno extraño, misterioso inclusive, las palabras del rey a unos momentos de retirarme fue lo que me dejó pensativo. " El arma que elijas hacer con este metal sera especialmente para ti y para nadie mas, el arma te eligió a ti por alguna razón. Desconozco cual sea la historia detrás de ese viejo Talwar pero queda en evidencia que este posee alguna clase de voluntad. Rinde honor a esa decisión, no todos los días un arma te elige como su dueño." ...¿El talwar tenia voluntad propia? En ese mismo momento varias preguntas vinieron a mi mente, pero no había nada mas que hacer en la tierra de los Garuda. Durante un par de años mas estuve recorriendo las tierras de los dioses y a diferencia de la misteriosa aparición de Privithi, cada uno de los dioses que fui conociendo se reveló como un arcano mas de la naturaleza, gozando de su condición supernatural para dominar la débil y temerosa mente de los humanos. A cada uno le adoraban según sus necesidades y hasta sus gustos, algunos reinaban con mano de hierro, otros eran reconocidos por su benevolencia. Habían algunos llenos de ira, llenos de ignorancia y otros llenos de sabiduría, madurez y serenidad, todos habían perdido esa conexión con lo mortal y estaban obsesionados con la perpetuidad de sus reinados... La forma en que llevaban a cabo la sucesión de poder con sus descendientes era igual a como Indra manejaba la horda... Los humanos debían creer que la sucesión era siempre un presagio divino, sin oportunidad siquiera de cuestionar que era real y que era falso. Y no es que los humanos quisieran ver la diferencia entre lo mortal y lo divino, en cada uno de los reinos que visité, los humanos estaban satisfechos... O mejor dicho, conformes con ser dominados por seres mas poderosos que ellos mismos, los "dioses" representaban algo así como la prueba de que existía algo mas allá de la mortalidad, de manera tangible y probablemente a su alcance... Al menos en sueños. La estirpe de Ganesha, cuyo rey en aquel entonces era Ambarisha, no era otra cosa mas que los conocidos en el este como Minotauros pero en lugar de la cabeza de un buey, ellos portan los gestos del elefante. image c. 2013 Four Horsemen Studios Ambarisha de sabiduría inmensa explicó el porqué su estirpe continuaba gobernando sobre los humanos pese a que eran conscientes de la mentira que vivían, pues no eran eternos o ultra divinos como las épicas humanas los describían. Los humanos son susceptibles a la inmundicia, que Ambarisha me describió como el exceso de ambición, la mentira, los celos... Sentimientos que los obligan a dañar su entorno y dañarse a si mismos, al exigirles la adoración y el seguir ciertas costumbres, los humanos ponen al final de sus vidas una meta virtuosa, con la promesa de una vida virtuosa después de aquella llena de sacrificio y dolor físico. De alguna manera eso me recordó a los cuentos que me contaban de pequeño y que ponían al final de mi vida un futuro a seguir, una meta, un plan, un ideal... Ahí, compartiendo el pan con Ambarisha es que dudé cada vez mas sobre lo que había aprendido en la horda. Arakan dejaba de ser una tierra mítica y mi padre, Indra, dejaba poco a poco de ser un ser divino e inalcanzable ante mis ojos. Entonces las palabras y enseñanzas de mi madre cobraban mas fuerza, todo lo que ella me había enseñado era opacado por todas las legendarias historias que mis otros parientes no dejaban de recitar, todo lo que ella me había mostrado había sido opacado por los festivales y la adoración humana, por el terror a las luchas con Indra, por el horror a sucumbir ante sus garras. La cicatriz en el pecho me lo recordaba a cada momento, pero la fuerza y sabiduría que había ganado aprendiendo de otros arcanos se parecía siempre a lo que mi madre expresaba casi religiosamente. Pero entonces miré con detalle a la estirpe de Ganesha, a sus costumbres... "Sus humanos" no eran otra cosa mas que el reflejo de ellos mismos, eran capaces de portar tanta violencia como sabiduría y aun en la virtud que Ambarisha alegaba enseñar, aun sobrevivía esa codicia pues estos arcanos la llevaban a flor de piel. Llevaban también la guerra en su indumentaria, en su entrenamiento, en su credo mismo. Serian capaces de llevar todo el reino a la guerra si otra estirpe de arcano se atrevía a amenazar la fuerte simbiosis que los ancestros de Ambarisha habían construido, esos poderosos guerreros ataviados de pies a cabeza con armaduras pesadas, que solo sus cuerpos fuertes eran capaces de llevar y que parecían impenetrables montañas que no cualquier arcano se atrevería a desafiar. Infundían algo mas que respeto, infundían miedo... Se posicionaban lo mas lejos del alcance para que los humanos siguieran soñando y soñando hasta el final de sus efímeras vidas. God of War's Juggernaut Concept La sabiduría de Ambarisha se vio opacada por ello y creo que él fue capaz de verlo reflejado en mis ojos, pero mi alma no contenía ningún deseo de desafiarle o siquiera de contradecirle, comenzaba a entender cada vez mas la naturaleza humana así como la naturaleza arcana de la tierra que me vio nacer, la necesidad del arcano por dominar a la humanidad no se me seria justificada sino hasta muchos años después, años de desencanto, años de soportar soberbia y codicia, mas y mas codicia. Ahora lo único que me motivaba a seguir era ese deseo por honrar los deseos de mi madre, me volvería mas fuerte y sabio... Ambarisha designó a un miembro de su guardia personal para guiarme por sus tierras, de nombre Gorkhanath, ese gigantesco ser permanecía junto a mi como si fuese una sombra, reflejando la poca confianza que el rey tenia en mi... Después de todo soy parte de la estirpe de Narasimba y potencial invasor o espía, a pesar de que jamás me expresé como tal y que Ambarisha jamas lo menciono ni me cuestionó sobre mi lugar de origen. Gorkhanath solamente observaba mi comportamiento, se detenía a beber agua o buscaba alimento en los arboles y arbustos, usando su tremenda fuerza para extraer la pulpa de las gruesas ramas y troncos que arrancaba del suelo, mientras que yo utilizaba mi rapidez y mi fuerza para capturar ciervos y aves con dificultad pues si mi presencia no era atemorizante, la presencia de Gorkhanath los mantenía alejados. Causaba mas destrucción en una comida, que yo desde que salí de Arakan. Todd McFarlane's Elephantaur Una noche en que había decidido acampar cerca de unas cuevas, Gorkhanath al fin me dirigió unas palabras -¿Cuanto tiempo piensas permanecer en estas tierras, felino?- dijo con una voz profunda, como salida precisamente de dentro de aquella cueva -Mi nombre es Niku, guerrero. Pienso quedarme el mismo tiempo que permanecí en cada una de las tierras que he visitado, hasta que haya conocido cada rincón y cada criatura existente- mi respuesta no pareció ser de su agrado -¿Por qué? ¿Que hay en estas tierras que no haya en otras?- me pareció extraña la sugerencia que sus preguntas me hacían, después de todo Ambarisha había hecho gala del patriotismo que su gente sentía, el amor por su tierra era inmenso.... ¿Seria esa la razón detrás de la escolta que me acompañaba? -Todas las tierras que he visitado son unicas, en cada una de ellas he aprendido algo irrepetible que me ha marcado y me ha ayudado a crecer. Ya se lo he dicho a tu rey- resoplé, mi gesto tampoco pareció complacerle -Hum, estas tardando demasiado, Niku.- pronunció mi nombre como si le hubiera costado mucho trabajo -Apresúrate entonces a aprender y continua con tu camino- cada vez era mas obvio su deseo -No tienes de que preocuparte, Gorkhanath, no pienso regresar a Arakan nunca y no pienso participar en ninguna guerra de ningun tipo, no pienso arriesgar la forma de vida que llevan, yo solo quiero convertirme en el depredador perfecto y seguir mi camino- cuando la palabra "depredador" salio de mi boca, pareció causarle algo de gracia al guerrero, él ya me veía minúsculo ante su fuerza -¿Ah si? ¿Y que tan fuerte consideras que eres como para derrotar a criaturas tan fuertes como la estirpe de Ganesha- dijo de manera prepotente -¿Uh? En ningún momento consideré a tu estirpe una presa y no soy un guerrero como para considerarles oponentes. De tu rey he aprendido muchas cosas y tengo con él una deuda y mucho agradecimiento. No se por qué te hizo venir conmigo cuando simplemente me pudo dejar ir como pluma al viento, esperando que me dejara muy lejos de su palacio... Un solo león no podría hacer mucho contra un ejercito de elefantes ¿No lo crees?- el enorme guerrero se mofó de mi respuesta, riendo mientras su trompa se inflaba y desinflaba de manera graciosa, en todo ese tiempo el guerrero no había hablado conmigo, mucho menos sonreído y ni hablar sobre una risa que se convirtió en carcajada -No eres tonto, te ha hecho muy bien el hablar con nuestro monarca- asentí -Muy bien, es bueno que no seas un estúpido pero si piensas convertirte en el depredador perfecto será mejor que te prepares para pelear contra criaturas que te tripliquen el tamaño y sean tan fuertes como pensantes- alcé una ceja -¿Como tu?- nuevamente el guerrero soltó la carcajada -Exactamente- fue entonces que se puso de pie y sin tomar sus armas se dio un par de golpes en los brazos -Luchemos, felino. Sin armas ni armadura, solo tu fuerza bruta contra la mía.- Gorkhanath se veía confiado, su fuerza y habilidad para luchar eran fácil de deducir tomando en cuenta de que formaba parte de la guardia del rey mismo pero... Me subestimaba demasiado y eso de alguna manera me molestaba, algo dentro de mi deseaba ese enfrentamiento pero no era un tonto. Si me iba a enfrentar a tremendo titan, debía primero analizar sus capacidades y descubrir sus debilidades, eso no seria posible si primero no lo veía en acción. -Eso no me parece justo, si vamos a luchar va a ser en igualdad. Tu sigues siendo un guerrero y yo soy solo un cazador, entrename como a un guerrero y yo te convertiré en un cazador, sera entonces cuando uno conozca el papel del otro que podremos enfrentarnos en igualdad- Gorkhanath volvió a reírse -Eres un felino muy interesante, me arrepiento de no haber hablado contigo antes, ahora entiendo porqué el rey no te aplastó al instante de verte- vaya, supongo que eso era un cumplido, solo pude encogerme de hombros y tratar de recuperar mi aliento después de que me diera tremenda palmada en el lomo -Tienes tanta simpatía como pelo careces en la melena- ....eso no era un cumplido. Las siguientes semanas le enseñé a Gorkhanath a cazar como lo haría un Rakshasa, su tamaño y lentitud le dificultaba muchas de las tareas que para nosotros eran hasta involuntarias, muchas acciones que venían desde nuestro instinto le eran tan difíciles que tenia que detenerse a recobrar el aliento o liberarse de algún obstáculo que aprisionaba su enorme ser. Él a cambio me enseñó una forma diferente de luchar mano a mano, donde las garras y los colmillos no son tan infalibles y la fuerza del cuerpo es la principal arma, mientras que el intelecto es el escudo y una elaborada estrategia debe ser formulada en apenas unos instantes, la disciplina del Kushti para los rakshasa era una batalla mucho mas sangrienta de lo que era para ellos pero portando tremendos colmillos fuera de sus bocas, un movimiento en falso significaría la muerte del oponente. Incontables veces fui sometido en el suelo, totalmente embarrado en el suelo y cubierto de tierra, ni hablar de cuantas veces comí tierra, la fuerza de Gorkhanath, esa inherente capacidad de emplear la fuerza bruta, correspondía a su incapacidad para cazar. Los días pasaron y nuestro pacto se convirtió en rutina, Gorkhanath se volvía mas rápido y creo que incluso perdió peso pero aun era incapaz de cazar, yo en cambio comenzaba a entender mas la estrategia del guerrero para someterme, aprendía de cada error y buscaba un punto débil al tiempo que me azotaba contra la tierra. El guerrero estuvo tan inmerso en aprender a cazar y en dominarme, que jamás recordó o consideró que yo podría aprenderme su forma de luchar, esa soberbia estaba ahí y yo me aprovecharía de ella. A pesar de eso, a cada batalla perdida le precedía una lección filosófica, una señal de que la estirpe de Ganesha no era solo fuerza bruta, era sabiduría recubierta por una fuerte armadura de carne y huesos, había ocasiones en que las palabras de Gorkhanath eran tan profundas, que me hacían reconsiderar cada uno de los pasos que había tomado en mi vida, me hacían cambiar completamente la perspectiva con que veía las cosas y me hacían recordar mas y mas las contradictorias palabras de Tiamat. Al fin llegó el día de nuestro enfrentamiento, esa tarde Gorkhanath había logrado capturar un ciervo... Que se le escapó por entre las piernas momentos después y yo había logrado permanecer de pie, sosteniendo la fuerza del guerrero en mis garras hasta que me doblo como a un carrizo y termine por caer de bruces a la tierra bajo el peso de sus manos. Logros minúsculos tal vez, pero logros al final, una probada de la victoria que el otro lograba por naturaleza y la meta a la que deseábamos llegar al conocer las dificultades que el otro vivía. Solamente vestidos con el Langot, estábamos frente a frente en el ring que Gorkhanath había construido para entrenar, la tierra mezclada con arena formaban parte de un suelo que amortiguaba la inmersa fuerza con la que el elefante me estampaba, me había acostumbrado ya a la sensación bajo mis patas e inclusive a su sabor. Las manos se encontraron, las fuerzas se enfrentaron, en los momentos que permanecíamos inmóviles su fuerza era en efecto aun inalcanzable, pero esos momentos eran breves, rápidamente me escurría entre su enorme ser, buscando una nueva posición para empujarle y proyectarle al suelo. No sabría definir cuantas horas tardamos solamente danzando de esa manera, cuantas veces estuve en peligro de ser estampado en el suelo o cuantas veces hice que el guerrero se tropezara y estuviese a punto de caer. El sol comenzaba a salir y la oscuridad se desvanecía a cada minuto que pasaba, mi contrincante estaba tan cansado como yo, ambos jadeábamos casi consumidos por el cansancio pero nuestro orgullo nos mantenía de pie. Fue entonces que Gorkhanath decidió terminar con la pelea y vertiendo toda su fuerza en un movimiento, se lanzó sobre de mi en aquel movimiento que siempre terminaba por aplastarme contra la tierra. Su movimiento se veía lento ante mis ojos, habiéndolo memorizado por tantas veces que había visto la derrota ante él, un par de centímetros me separaron de la derrota al deslizarme hacia la izquierda, viendo como sus brazos pasaron de largo y el enorme guerrero se estampó a si mismo contra el suelo, ahi vi la breve oportunidad de aprovechar su cansancio para posicionarme sobre de él y someterlo, toda su fuerza lo había golpeado y yacía aturdido... Comiendo tierra. El amanecer me coronó como victorioso pero el cansancio era demasiado, los dos yacíamos panza arriba mirando el cielo y mirándonos el uno al otro, ambos asombrados por la épica batalla que acabábamos de protagonizar. -Te has ganado mi respeto, Sinha Niku- dijo entre jadeos -Y tu el mio, Sainika Gorkhanath- ambos nos quedamos dormidos instantes después y no despertamos sino hasta que la luz del sol comenzó a calentar la tierra. Durante unos meses mas, continuamos recorriendo las tierras de la estirpe de Ganesha, ahora el guerrero que veía con tanto respeto me guiaba a través de junglas y bosques, al pie de las montañas y por las orillas de los ríos, me enseño donde los ojos de agua se escondían y me contó cada leyenda detrás del nacimiento de las bestias de su tierra. Muchas veces discutimos sobre la naturaleza del ser humano pero ese tema se desvanecía como el humo al subir al cielo. Finalmente decidí cambiar de aires y seguí mi camino hacia el Este, despidiéndome de mi ahora amigo, Gorkhanath.
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Niku
Los Grises
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Post by Niku on Jan 11, 2018 10:57:20 GMT
Seguia dirigiendome hacia el este y conforme me alejaba de las tierras de los "dioses" me daba cuenta de que los humanos eran mas sensibles y facilmente impresionables de mi naturaleza, para ellos yo era alguna extraña clase de bestia pensante y sentiente, una bestia peligrosa y atemorizante cuya fuerza podria facilmente terminar con sus vidas. La intolerancia de los humanos se volvia cada vez mas molesta y me obligaba a igualarme a su imagen, tan solo para que me dejaran continuar con mi viaje en paz. Por un tiempo funcionó, lo suficiente para alejarme de ellos y adentrarme en lo que parecia un prometedor bosque... La presencia humana hacia muy dificil el cazar y tenia que adaptarme a nuevas tecnicas y herramientas que me facilitaran la tarea, asi fue como al abandonar las garras y colmillos tuve que hacerme de armas, en mas de una ocasion desee arrojar aquel bloque de metal a ver si lograba matar algo pero volvian a mi las palabras de Sonaligala, el rey Garuda. "El arma que elijas hacer con este metal sera especialmente para ti y para nadie mas, el arma te eligió a ti por alguna razón. Desconozco cual sea la historia detrás de ese viejo Talwar pero queda en evidencia que este posee alguna clase de voluntad. Rinde honor a esa decisión, no todos los días un arma te elige como su dueño."
¿En que clase de arma podría convertirse el cubo Asura? De momento para mi era solo bAsura. Conforme me adentraba en el bosque, mis aun agudos sentidos se sentian adormilados, confundidos y en ocasiones bloqueados. Alguna extraña fuerza me impedia explayar mi ser justo ahora que por fin obtuve algo de paz al abandonar las tierras habitadas por los humanos, tuve que rastrear a mis presas durante horas para lograr una caza exitosa, los animales parecian tener alguna extraña habilidad que los volvia tan dificiles de encontrar y capturar y en varias ocasiones opte por comer raices y frutos... El hambre es uno de los peores enemigos de un rakshasa. En una ocasion en la que me dedicaba a buscar un refugio pues parecia que el monson se aproximaba, di con las ruinas de lo que parecia un centro ceremonial, un suntuoso templo del que ahora quedaban solo un par de muros en pie, un altar y cientos de bloques de piedra cubiertos en musgo y tierra. Una de las paredes parecia tener los restos de una pintura antigua que se habia ido desvaneciendo, sucumbiendo a la intemperie, no pude decifrar lo que ahi estaba plasmado, solo pude distinguir lo que parecian tres o cuatro figuras femeninas danzando pero una figura dominaba en restos de estatuas y grabados, la figura de una mujer como origen de todo, una mujer que se alzaba sobre todas las demas imagenes. En esos momentos no estaba seguro de lo que estaba viendo y decidí seguir con mi camino hasta dar con unas cataratas y cerca de esto, cuevas. Las cuevas se habían convertido en mis mejores amigas... Aunque en la soledad de su cobijo siempre terminara con el bloque de metal Asura en las manos, pensando en la cada vez mas borrosa imagen de Privithi. La imagen de aquella mujer como origen de todo se fue mezclando con el recuerdo de Privithi hasta finalmente quedar totalmente borroso en mi memoria, todavía ahora es como si ambas imágenes se mezclaran, aunque mis recuerdos de Arakan son claros, el rostro de Privithi es básicamente el de aquella efigie femenina y hermosa. Hambriento, sediento y cansado, terminé por tomar la forma humana en la que el hambre por la carne es menor y la piel suda para refrescarse. Fue una decisión difícil de tomar pero si seguiría utilizando armas y herramientas, no era necesario ir ataviado con mi melena y garras. Pasaron algunos meses antes de darme cuenta de que ya no podía regresar a aquel templo en ruinas que vi al llegar, cada que estaba cerca de la zona de alguna manera daba la vuelta y terminaba en un lugar completamente diferente, cada ocasión que lo intente, alimento mi curiosidad mas y mas pero también me sugestiono... Tal vez esa zona y ese templo tenían alguna clase de influencia en los arcanos, tal vez esa influencia era la que estaba ocasionando que mis sentidos estuvieran adormilados, como si intentase alejarme de ahí.
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Niku
Los Grises
Śikārī
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Post by Niku on Apr 2, 2018 9:09:41 GMT
Oh... Si las divinidades de verdad existen, les daría todas mis posesiones y la mitad de mi vida para que la traigan de vuelta.
El recuerdo mas doloroso que tengo no es parte de mi infancia, ni lo que vino después. Ella es el recuerdo mas doloroso que tengo, es la vida misma arrancada de mi pecho, es la esencia misma de mi viaje y la inmersión en esta absurda meta que se vuelve nada al traer todas estas sensaciones a la vida.
Sus ojos arco iris... El tiempo en estas tierras seguía pasando y yo no era capaz de trazar un mapa claro, no solo por terminar siempre perdido o desorientado, si no por la falta de materiales para plasmarlo. Estaba utilizando un trozo de camisa y pigmentos de plantas en vista de que el carboncillo solo era útil en cuero curtido. Mis trampas comenzaron a aparecer rotas o activadas pero sin ninguna captura, huellas que había visto con anterioridad se veían borradas con toda intención... ¡¡Pero había estado solo por mucho tiempo!! ¿Que clase de bestia tenia la inteligencia para desarmar una trampa tan sofisticada o para ser consciente de su rastro y borrarlo? ¿O acaso era otro efecto de las ruinas mágicas? El hambre comenzaba a consumir también mi razonamiento, perdí mucho peso y masa muscular, estaba bloqueado en mi forma humana. Pero un día corrí con suerte... Una de mis trampas había capturado a un conejillo, era pequeño pero su carne seria suficiente al menos para saciarme, la criaturilla asustada seguia jalándose de un lado a otro, haciendo que la cuerda que le sostenía las patas traseras se apretara mas y mas, era todo mio, ya empezaba inclusive a hacer planes para los restos ¡Al fin tendría piel para curtir y hacer mi mapa! Entonces alguien apareció detrás de mi y me dio un fuerte golpe en la cabeza que me tomó por sorpresa, era una mujer que parecía aun una niña, iba vestida con trapos ligeros y se movía de un lado a otro haciendo sumamente difícil el distinguir sus facciones, era evidente que venia por mi presa pues si para un experimentado cazador como yo había sido difícil, una mocosa seguramente no seria capaz ni de atrapar una mosca con las manos. La chiquilla saltó y se escurrio, yo estaba demasiado debil para seguir su velocidad y cuando menos me los esperé, ahí estaba ella cortando la cuerda de las patas del conejo. -Ladrona!!- le grite, ella saco la lengua y me hizo una mueca -Devuélveme eso! Es mio!!- exigí -NO ES TUYO!!- grito con su vocecilla aguda pero no era tan chillona como la de una niña, simplemente era una mujercita poco desarrollada, noté que tenia cuernos... Era otro arcano!! -Yo cace eso!! ES MIO!!- salté para tratar de alcanzarla pero ella fue mas rápida, no se como tomó distancia pero lo que hizo a continuación me puso furico ¡La chiquilla se atrevió a liberar al conejo ahí en mis narices! GRRR!!! de verdad que me enfurecí en ese momento, traté de atraparla mientras veía a mi cena correr a la seguridad de los arbustos, iba a vengarme de esta mocosa entrometida pero era sumamente difícil moverme. Ella me pateaba, saltaba, se escurría entre mis piernas y me jalaba el cabello entre risas y burlas -TU! Tu eres la que ha estado desarmando mis trampas!- caí en cuenta de ello tras pensar un poco el porque liberar al conejo si era tan difícil cazar, al fin cobraba sentido eso. -NO PUEDES CAZAR AQUI, LARGATE DE ESTE BOSQUE- gritaba igualmente enfurecida -NO ERES DUEÑA DEL BOSQUE!!- respondí -SI LO SOY!!- respondió y entonces desapareció de mi vista dejándome hambriento, enojado y confundido.
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