Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on May 19, 2017 6:11:51 GMT
El túmulo se erguía ante la linea de la costa. Los verdes pastos meciendose ante la brisa marina, un ramillete de flores abriendose por los bordes, diversos regalos, recuerdos, pendientes, y mementos, dedicados para preservar el recuerdo de aquellos que se marcharon. Y coronando el túmulo, un hacha negra, clavada encima de el, con enredaderas y musgo creciendo en el filo, pero sin ningun rastro de óxido en el metal.
Pese a que habían pasado cincuenta años, Garrel todavía no se sentía preparado para tomar el arma de su hermano. Seguir con su legado había sido dificil, y no estaba seguro del todo cual era el lugar de ellos en Mirovia. ¿Que pasa cuando un marinero se queda sin un barco, o sin islas donde navegar?. Solo quedaba el olor de mar como recuerdo de aquellos tiempos.
Inspiró hondo, y camino hacia el hacha, sentandose al lado de ella, como si estuviera realmente su hermano al lado suyo. El collar de dientes le picaba, como si es que sintiera la presencia de su antiguo portador.
-¿Como hubieras hecho las cosas tu?. Todavía me lo pregunto, cada día al despertar, y a ver quienes quedamos. Esta tierra es extraña, llena de aparente paz, pero mas tensa incluso que las islas cuando declarabamos guerra a los otros clanes. Tu sabías entender los movimientos de las personas, yo solo se entender el movimiento de la marea- Oteó el horizonte, tratando de recordar como eran las playas en su antiguo hogar. El mar aca era extraño, y las personas cambiantes. Incluso su misma descendencia mutaba, olvidando ciertas tradiciones, o creando nuevas. - Tu hubieras sabido que hacer, hubieras sabido como guiarlos, mantener el clan unido. Yo...yo hago lo que puedo hermano, los traje a salvo. Pero ahora me da miedo dejarlos libres en el camino, y ver que las tradiciones, que nuestras memorias, se van perdiendo.
El rostro ensombrecido del Orco esperó una respuesta, pero el hacha no sabía hablar, y las flores solo sabían susurrar a merced del viendo. Al final, solo quedaba el mar, y las olas, contando historias en su propio lenguaje
|
|
|
Post by Kravla Thelnak on May 21, 2017 20:09:39 GMT
Habían sido días buenos para Kravla, pero, por alguna razón, se sentía angustiada. Era una sensación inexplicable que le nacía en el pecho y se esparcía por todo su cuerpo, alejando de ella noches de descanso placentero y gratas comidas. Estaba preocupada, ¿acaso se le estaba olvidando algo? ¿O era que simplemente tenía pena?
Deseaba poder ir a ver a Garkal, que siempre tenía las palabras justas para animarla, pero no tenía ni idea de dónde estaba y la orco sabía bien que el último lugar en donde podría hallar a su hermano era en su casa en los plantíos. No quería importunar a nadie más con sus problemas carentes de importancia, tampoco quería quedarse con aquella sensación para siempre. Solo había un lugar en toda la tierra en donde podría encontrar la paz que buscaba, y para allá se encaminó.
La tumba miroviana de su tío abuelo era solemne y resistía con firmeza la crueldad del viento salado que trataba inútilmente de hacerle perder su aura de tranquilidad. Kravla recordaba con cariño las visitas que le hacía de niña, acompañada de su madre. La buena mujer le contaba historias acerca de cómo eran las cosas antes de llegar a Mirovia, relatos felices de un tío abuelo que adoraba cargarla en brazos y de cientos de orcos que decían que crecería para convertirse en una guerrera excepcional, como le correspondía a la hija mayor de la sobrina del líder del clan. Las historias de su madre siempre acababan en muerte y sangre; no solo estaba ante la tumba de un tío abuelo del que no tenía recuerdo alguno, sino que iba a presentar sus respetos a todos los del clan Thelnak que habían fallecido en la Gran Caza. A veces, su silencio sabio le traía consuelo. Creía que iba a estar sola en la playa, pero reconoció la figura de Garrel Thelnak sentado en el piso, de espaldas a ella. Kravla tragó saliva. Iba a unírsele, no a interrumpirlo, pero no podía evitar sentirse levemente incómoda a medida que se iba acercando en silencio. Tomó asiento a su lado.
- Abuelo -dijo respetuosamente a modo de saludo, aunque sentía que las palabras sobraban en aquel lugar sagrado para el clan.
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on May 22, 2017 6:08:30 GMT
El sonido de unas pisadas acompañó al rugido de las olas contra la marea. Durante medio segundo, el oro se tensó, alerta, pero los pasos eran lentos, y pesados, indicando el respeto debido al lugar, no podían pertenecer a un arcano que buscaba aprovecharse del monumento. Giró un poco la cabeza, mientras entraba en su campo de visión una figura que el reconocía perfectamante: Kravla, su nieta.
-Kravla - La saludó, con una leve inclinación de la cabeza, y luego volvió a girar su cabeza hacia el horizonte. El tono de su voz quizá denotaba mas frialdad de la debida, pero no era acusatorio. Pese a las diferencias que tenía Garrel con su nieta, ella había venido en silencio, a respetar el legado de sus antepasados. Tal y como debería ser. Recordó tiempos antiguos, cuando ella era una pequeña que apenas podía caminar. Su hermano disfrutaba un monton con la pequeña, pues sus nietos ya habían crecido esa dulce etapa donde eran pequeños, y tenían el ánimo para descubrir el mundo. Buenos tiempos. Donde todo parecía un poco mas sencillo.
-No se si logras recordar a Khovar - su voz cascada quebraba la monotonía de las olas - Era decidido, arrojado, y como adoraba tenerte en brazos y simular que era un gigante y tu lo escalabas como si fueras a derrotarlo. Te hacía reir bastante, cuando eras mas pequeña. El y Khorkai dirigieron bastante bien a la Tribu, el era la fuerza propulsora, y el corazon, mientras ella era como el hierro de una lanza, siempre recta, firme, y dispuesta a conseguir lo que quería. Como tú -Le dedico una mirada cálida, y un amago de sonrisa, antes de tragar, y mirar con pena el montículo.
-A veces me pregunto si es que murieron juntos, con la Emocion de la batalla cantando en sus labios, y la danza de hierro uníendolos. Quiero creer que... - Inhalo hondo, conteniendo las lágrimas -Que allá en la Ultima Isla, el Dios Sol brilló sobre ellos, y las cenizas de sus cuerpos ascendieron a las estrellas. Pero aunque no sea así, aun tenemos el legado de ellos, en el sacrificio que hicieron, y en quienes nos logramos salvar. Su memoria vive en sus hijos, y sus nietos, y los hijos que ellos tengan se encargarán de transmitir este legado a las futuras generaciones. Así reza la tradicion
Cuando termino el relato, estaba mirando fijamente a Kravla, sus ojos fijos durante tres respiraciones, mientras las ultimas palabras terminaban de detenerse. Luego, el jefe de clan quebró el contacto, volviendo a mirar al mar. -¿Que aventuras has vivido en tus viajes, nieta mía?
|
|
|
Post by Kravla Thelnak on May 24, 2017 1:45:07 GMT
A Kravla la brisa le parecían susurros que importunaban aquella reunión inesperada. Los espíritus del mar eran los únicos testigos de lo que estaba ocurriendo allí mismo, y sus presencia se le hacía tan helada como la voz de su abuelo. La gladiadora no dejaba de ver la tumba, tratando de evitar que aquellas palabras dolidas hicieran efecto en ella... pero el nudo en la garganta se le formó de todas maneras. No, no recordaba. Las tradiciones se perdían o se renovaban, y ella no sabía si eso era bueno o malo. Era demasiado joven para saber nada que no fuera el presente.
- Me gustaría recordar -dijo, sin mirar al anciano orco. Si lo hacía, sabía que el nudo acabaría por quebrarse y terminar de romperle la voz, que ahora solo era melancólica-, pero no puedo.
Sin notarlo, Kravla miró a Garrel al mismo tiempo que este concentraba su vista en el mar. Suspiró y se acomodó mejor, sentada con las piernas cruzadas y las manos apoyadas en el piso.
- Parece que ya no quedan guerreros dignos, abuelo. A Draconia no han llegado más que sucios y orgullosos cobardes para enfrentarse conmigo y los otros gladiadores. Creo que Garkal tendría mejores historias que contar...
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on May 24, 2017 4:28:42 GMT
Las palabras de Kravla quedaron pesando en la mente del anciano. Ese era el problema de las nuevas generaciones: No podían recordar, no podían saber lo que era estar en la isla, pues nunca vivieron en ella, no conocieron los rituales de edad, pues no hay forma de replicarlos en Mirovia. Esta tierra no era la suya, e intentar replicar las costumbres era dificil. Pero debía hacerlo. Por su hermano. Por su yerno, por sus primos, por los miles de orcos que dieron la vida para que ellos llegaran.
-Garkal... la mitad de sus historias son aventuras de tabernas, y de seguro se va a hinchar contandolas durante toda su visita. Si es que se dignara a visitarnos. - Suspiró, y meneó la cabeza -Pero tienes razón, pareciera que en estas tierras, el orgullo y la cobardía priman, mientras que el honor y la tradicion van menguando.
<<Sabes que la tienda de la familia esta abierta para cuando decidas volver, Kravla. Si sientes que draconia ya es un tiempo perdido, puedes volver con nosotros. Enseñarle a los pequeños lo que has aprendido en tus viajes, empezar a armar tu legado, asentar cabeza, tener una familia. Seguir con las tradiciones.>>
|
|
|
Post by Kravla Thelnak on May 31, 2017 5:35:04 GMT
Garkal... tanto ella como su abuelo sabían que el hermano menor de Kravla tenía la cabeza llena de aire, música y sueños, sobre todo aire. La orco esbozó una pequeña y amarga sonrisa, recordando que hacía mucho ya que no veía a su hermanito. A su modo, estaba orgullosa de él y lo entendía (o al menos lo intentaba), y nadie podía hacerla reír o rabiar como el bardo del clan Thelnak. Si no fuera por Garkal, ella sería por completo la oveja negra de la familia, pero se tenían el uno al otro.
Le hubiera gustado responder algo, pero la oportunidad pasó sin que dijera una sola palabra y nuevamente asumió el papel de mera oyente cuando el patriarca del clan la invitó a volver con ellos si estaba dispuesta a olvidarse de su amada. No habían sido esas sus palabras, pero el significado era el mismo. Kravla apretó los puños y sintió el viento cortante contra su piel. No sabía si de verdad estaba tan frío como ella lo sentía o si solo había sido efecto de conversar con su abuelo. De una u otra manera, le dolía.
- Ya tengo una familia -dijo mientras se miraba los pies. Sentía la rabia crecer en su interior, como un cuchillo. No podía perder los estribos en un lugar sagrado, pero, ay, cómo le costaba controlar su temperamento...-. Tengo dos. Una en el desierto más bello y otra en la ciudad más seca. Sigo las tradiciones, pero también quiero escribir mi propia historia... quiero que nuestras leyendas sean recordadas para siempre en el clan -miró fijamente a su abuelo-, ese será nuestro legado.
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on Jun 10, 2017 20:46:32 GMT
Los ojos de su nieta reflejaban dolor e indignación, su mirada dura, enfrentandose a siglos de tradición. Era como si sus palabras salieran torcidas, su significado se convirtiera en veneno al llegar a los oídos de su nieta."La estoy perdiendo, hermano. La estoy perdiendo, y no se como recuperarla. El Clan se fragmenta. Lo intento, te juro que lo intento, pero no se como hacerlo"
¿Escribiría su propia historia, lejos del clan? ¿Eligiría un encaprichamiento por sobre su familia? "Un amor. Un amor. Debes llamarlo como tal..." Pero aún asi... Dolía pensar que quiza en futuras generaciones, no existan descendientes de Kravla, y que no haya nadie que encienda un fuego por ella. "Intento hacerlo por su bien... pero a estas alturas, ya no se realmente lo que es bueno para mi gente".
-¿No temes que ese legado se pierda con el paso de los años? Se que sigues las tradiciones, y siempre el fuego del clan estará para cuando vengas a visitarnos... pero las historias solitarias se pierden rápido, pues nadie esta allí para recordarlas - Su mirada se desvió a las flores que crecían en el túmulo. Recuerdos a familias que ya no existen - Ya nadie canta sobre los Hakkav, ni se recuerda en las lunas llenas al Clan Jhakvar, nadie recuerda sus historias pues nadie comparte su sangre. Desearía que en cientos de años mas, las historias de Kravla Thelnak, lancera y guerrera, luchadora de draconia, resuenen en las fogatas, pero no es facil que te recuerden si no hay descendencia que protega tu legado.
|
|
|
Post by Kravla Thelnak on Jul 9, 2017 7:18:59 GMT
Kravla observó a su abuelo con un par de ojos fríos y duros como rocas maltratadas por el paso eterno del mar. La decisión reflejada en su rostro lo decía todo: no iba a cambiar de opinión. - Tú recuerdas todas esas historias, abuelo, deja de hablarme como si no tuviera a nadie a mi lado.
No había sido su intención hablar tan duro, pero la rabia fría le dominaba el cuerpo. Aquella sensación no era del tipo que desaparecía después del desgaste de una pelea, sino que se alimentaba de rencor... y no importaba cuánto intentara enterrarlo o disimularlo, siempre terminaba aflorando en su boca. Sin embargo, todavía se esforzaba por mantener la compostura. Estaba hablando con el líder del clan, después de todo. - No me van a olvidar.
Al menos Garkal podría cantar sobre mí, para que te quedes tranquilo y dejes de infundirme temores vacíos. ¿La palabra "lancera" sonaría bien en una canción?
La joven negó inconscientemente con la cabeza. No, claro que sonaba bien, no tenía que preocuparse por eso. - Juro que no dejaré que me olviden.
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on Jul 17, 2017 4:12:32 GMT
-Yo recuerdo esas historias, sí, yo te recordaré a ti también, hasta que las estrellas me reclamen. Al igual que como recordaré a todos, al igual que como recuerdo a Khovar. - Suspiró hondo, intentando recoger sus lagrimas, y se incorporó, observando gravemente el hacha negra que una vez perteneció a su hermano - Pero ya pocos recuerdan a Khovar, ¿no es cierto?
Su mirada se torció hacia su nieta. Sus ojos no eran acusatorios, sino cansados, humedecidos por lágrimas de tristeza, contandole una dura verdad del mundo a alguien que se quiere proteger. No basta con solo valor para ser recordado, no basta con solo hazañas y valentías. Cientos, miles de cuerpos ensangrentados, hinchados por la humedad de una playa a miles de kilometros de distancia eran testigos de esa horrible verdad
-En cientos de años mas, cuando tu espíritu se una a las estrellas, y tus canciones hayan pasado, ¿Podrás culparlos por haberte olvidado? ¿Por estar centrados en el presente?.
"¿Podrá alguien recordarlos a todos, cuando yo haya partido?"
|
|