|
Post by Fierro Basquiat on May 23, 2017 16:56:16 GMT
Por desgracia, las ventas este año en la Ciudadela fueron un fracaso. Abatido, Fierro ni le importó que era temprano como para entrar a la taberna; igual, todo estaba en oscuridad desde la mañana pero ni se había percatado del por qué. Hace unos pocos días se había quedado esperando al lado del carruaje de Madame Amelia para que le leyera su fortuna, de tanto esperar, perdió la paciencia se levantó del suelo y decidió volver por su mochila que había dejado tras un árbol para encontrarla medio vacía. En pánico los ojos de Fierro se tornaron de color amarillo y sus pupilas se dilataron, inhaló muy fuerte solo para dejar salir de su boca un grito lleno de rabia e impotencia que llamas hasta salieron de su boca en lo que terminó quemando el árbol y unos arbustos cerca donde había dejado todas sus cosas.
Casi todas sus armas habían sido robadas, con suerte, cargaba una daga y su bolsa de gemas preciosas consigo pero las armas más fuertes que había forjado y las que más le gustaban, habían desaparecido. Ardido se dijo a si mismo: - ME CAGO EN TODO!! Todo MI esfuerzo de meses desaparecido en un instante!- respirando humo por la nariz se fue a llorar de impotencia a las afueras de la ciudadela. -QUE ESTUPIDO SOY URGH, TODO POR UNA BENDITA FORTUNA!-. Llevaba días yendo y viniendo a la taberna, a ver si la música o el alcohol lo alegraban un poco. Con respecto a sus armas, Fierro era una persona bastante sensible, especialmente porque se trataba de "sus bebés".
-Mala fortuna- Se dijo a si mismo con voz de alguien pasado de copas, con los hombros rígidos y cabizbajo levantando dramáticamente el vaso de cerveza que estaba recién servido con espuma rebosando del tope, tomándoselo a fondo blanco. Quizás ya era el quinto o el sexto, quién sabe, pero para alguien que llevaba tomando desde hace días, le había afectado un poco.
|
|
|
Post by Amelia Carrigan on May 25, 2017 13:47:26 GMT
Amelia habia dado por acabado su trabajo. Eran varios los dias que habian pasado desde su llegada a la vasta Ciudadela, pero los fondos recaudados habian acabado por ser solo los suficientes para abastecerse correctamente antes de su proximo viaje. Sabia cuando exactamente era momento de partir, no quería causar problemas, y justo ahora, con la llegada de la primera noche en la epoca mas interesante para los seres de la oscuridad, era justo el momento indicado.
Pero no pudo resistirse
Tiró de las riendas y detuvo el paso de su caballo al pasar en frente de la taberna. El murmullo lejano de voces masculinas y risas toscas llamó su atención. Sintió la irrefrenable necesidad de beber algo que quemase su garganta y apretando con mas fuerzas las cuerdas entre sus manos, terminó por soltarlas de mala gana y bajarse del carruaje. Ató con seguridad a cornelius de un poste y acariciándole la nariz se alejó de él. El sonido de una pequeña bolsa con mirvos resonó antes de ser oculta por una de sus capas de tela y cuando finalmente se preparó para entrar a la taberna, no se sorprendió demasiado con lo que vio. El lugar era cuando menos interesante,sin dejar de ser rustico como solo una posada de ese estilo podía serlo, pero conservando un particular aire hogareño que en muchos otros no existía
Sin prestar demasiada atención al entorno, mas que una pelea de luchas sobre una mesa cercana, a la cual decidió prestar su atención solo unos segundos, llegó directamente a la barra y tomó asiento.
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on May 27, 2017 0:43:58 GMT
Cuán cansado estaba... lo que había ocurrido en el Bosque de los Susurros le habían puesto los nervios al borde de explotar. Se preguntaba cómo estaban pero no lo suficiente como para intentar averiguarlo por ahora. Sentía que se merecía un descanso después de tantas emociones y desgaste físico. Como siempre, durante sus visitas a la Ciudadela, la Taberna era un lugar que debía de visitar, fuese por rutina, por gusto o porque ahí se acumulaban las historias más interesantes de toda Mirovia.
Conforme iba acercándose al establecimiento escuchaba los gruñidos y gritos de los borrachos que nunca era extraño estuvieran peleándose. El cristal chocando y despedazándose contra el suelo y el movimiento errático de la madera de las sillas rechinando contra el suelo; si bien era un entorno caótico, no era más peligroso que los horrores que había presenciado días antes. Como siempre fue recibido por el fuerte olor a alcohol y la luz amarillenta por las velas encendidas dentro del lugar. A pesar de semejante ambiente sintió alivio pero deseaba desahogarse aún más con una bebida. Dispuesto a tomar asiento sobre la barra, levantó la mirada para dirigirse hacia allá mas no esperó ver a alguien conocido. No recordaba su nombre pero sí su rostro; lo había visto en la fiesta de la Soberana de la Primavera. Tomó asiento a su lado colocando su mano sobre el hombro del muchacho; se veía algo consternado y eso siempre era suficiente razón para Tristán y brindar su apoyo. -¿Todo bien compañero?- preguntó asomando su rostro hacia el del otro que cabizbajo parecía querer ocultarse en aquella bebida espumosa frente a él. Notó la presencia de una mujer cerca de ellos, no se veía que hubiera otra o al menos, no una que viniera sola. Indeciso si sería bien visto saludarla, debatió por un momento antes de darle un saludo cordial -Buenas noches- dijo con una sonrisa, aún con la palma de su mano sobre la del otro muchacho.
|
|
|
Post by Fierro Basquiat on May 28, 2017 2:52:13 GMT
Embobado, ni se dió cuenta de la presencia de Amelia quien había tomado asiento a su lado, aún refunfuñando entre dientes, Fierro levantó su brazo y lo agitó de lado a lado para llamar al hombre del bar y así pedir otra cerveza. El hombre ya estaba un poco harto, le había servido bastantes tragos y de mala gana le ofreció un contenedor un poco más grande, tenía otros clientes que atender. Sin chistar, Fierro aceptó y al momento que le trajeron un contenedor más grande se emocionó y metió su lengua entre la espuma de la bebida y comenzó a lamerla tal cual perro. Al instante sintió una mano en su hombro, volteó la mirada con la boca abierta y un bigote espumoso, y vió a una cara familiar, recibió a Tristan con un saludo eufórico - EL TROBADO--- TU!- su emoción fue cortada al instante al ver a Amelia. - No! Nada bien, el otro día me robaron casi todas mis armas mientras esperaba fuera de su tienda- dijo apuntándole con el dedo a la súcubo. Llevó su mano a sus mejillas rápidamente lamentándose nuevamente, y por no medir su propia fuerza, el mismo se metió un cachetón.
|
|
|
Post by Amelia Carrigan on May 28, 2017 18:31:03 GMT
Amelia habia terminado de hablar recien con el cantinero cuando escuchó el saludo, no supo que fue dirigido a ella hasta que se giró y observó a los dos hombres, a uno de ellos no lo conocía, pero al otro sin dudas ya lo habia visto, era a quien su gato, faraón, habia mordido en la mano
- hey ¿que tal, cari.. - pero no terminó, se vio interrumpida cuando Fierro le apuntó acusadoramente con un dedo y comentó algo sobre haber perdido algunas cosas, no comprendió a qué se refería ni el por qué de su actitud tan acusadora ¿acaso era su culpa? una arruga se formó en medio de sus cejas con lo que presenció después, pues el hombre, completamente embriagado, se había abofeteado a si mismo con bastante fuerza
-ah... ¿todo bien? - observó entonces al otro sujeto, considerando que eran amigos por la manera cercana en que le sostenía el hombro
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on May 29, 2017 5:26:54 GMT
La sonrisa de Tristán apenas permaneció en su rostro al ser reconocido por Fierro quien en seguida contó sus desgracias y encontró culpable en cuestión de segundos. El unicornio alzó la mirada para encontrarse con la de aquella mujer quien se veía confundida y tal vez un poco molesta. Retiró su mano del hombro de Fierro para alzarla y llamar la atención del cantinero; ahora con más ganas necesitaría de una bebida. -Bueno pero... eso no es culpa de la señorita. No fue ella quien tomó tus cosas... ¿cierto?- miró a la desconocida, buscando su respuesta. Sabía que no había sido el caso. Tristán no era del tipo de persona que pensaba mal de los demás. En poco tiempo el encargado colocó una bebida espumeante frente a él. Sin perder tiempo la llevó hasta sus labios, trayéndose consigo el rastro blanquecino al borde de su boca. -Disculpa que, es la peor situación para conocer a gente nueva pero, mi nombre es Tristán... creo que mi compañero está ya bastante pasado de copas- comentó riendo con cierta incomodidad, al fin respondiendo a la pregunta de Amelia. Le dio unas cuántas palmadas al muchacho, esperando que se calmara pero no estaba completamente seguro que así sería, finalmente, el chico era un desconocido. No sabía de su temperamento pero esperaba que no fuera a terminar en un conflicto o peor una pelea.
|
|
|
Post by Fierro Basquiat on May 31, 2017 15:40:06 GMT
Al fin sabía el nombre del trovador, recordaba haberlo visto en el festival de Primavera, muy famoso entre mujeres y bastante aclamado por sus talentos pero al poco tiempo de haber empezado la celebración, se salió de la fiesta a explorar los alrededores. Volviendo a sus sentidos Fierro respondió firmemente -No lo fue- con la mano aún en la cara así que era un poco inaudible. -Estuve esperándole por HORAS para que leyera mi fortuna- Sintió la cabeza pesada y se le fue de lado. Las palmadas de Tristán lo calmaron un poco, se compuso y miró a Amelia nuevamente, por un largo tiempo, haciendo enfásis en sus pies que llegó un punto donde su mirada se tornó completamente incómoda y un poco acosadora. Y de la nada preguntó -Tristan, cuando haces canciones, pueden ser de cualquier cosa?- aún con la mirada posada en los pies de Amelia que poco a poco fue subiendo hasta su cara.
|
|
|
Post by Amelia Carrigan on Jun 5, 2017 1:33:21 GMT
- por supuesto que no - indignada Amelia se removió sobre su silla, al punto de mirar no directamente al par de caballeros pero si de una manera mas cómoda. la bebida llegó y observó al de ojos rosados beber primero, ella tomó su tarro e intentó hacer lo mismo, pero poco tiempo paso antes de que una vez mas la voz la interrumpiera - Amelia - correspondió con algo de sequedad, finalmente termino por pegar el borde del tarro a su boca y entonces se dedicó a detallar a Fierro.
Lucia bastante diferente de aquella ocasión en la que lo había visto por primera vez, recordó cuanto tiempo había pasado hablando a solas con el guardia de armadura dorada ese dia, pero no recordaba que hubiesen sido tantas horas como Basquiat aseguraba; su tren de pensamientos se detuvo cuando la mirada que le lanzó la hizo desviar la suya con algo de vergüenza, agradeciendo cubrir la mitad de su rostro con la jarra que sostenía pese a no estar bebiendo nada. - bueno, no pensé que iba a durar tanto, admito que eso fue mi... - cuando volvió a mirarlo, sin embargo, algo no le gustó, la mirada seria que él le dirigía, directamente a sus pies, la incomodó. Un instinto retorcido proveniente de alguna parte oscura de su propia raza (avivado ademas por el efecto de la inminente luna roja) la hizo sentir la piel de gallina, se removió una vez mas y sacudiendo su cabeza par luego colocar la bebida sobre la mesa, concluyó - mi error...
al final frunció el ceño con algo de intriga por el repentino cambio de tema y miró a su otro acompañante
|
|
Deleted
Deleted Member
Posts: 0
|
Post by Deleted on Jun 7, 2017 4:12:33 GMT
Pudo notar que la joven se había indignado, por la manera en que de pronto evadía sus miradas. No la culpaba en realidad... Y aunque Fierro ya quitaba culpas de la espalda de Amelia, aún sonaba sumamente molesto. Sintió una chispa de curiosidad al escuchar lo que había dicho "leer la fortuna". No estaba del todo seguro si creía en cosas como esas por lo que aquél pensamiento lo distrajo por un momento. Refugió sus labios sobre el borde del tarro, pasando por su garganta la bebida que tanta falta le hacía.
Alzó las cejas ante la repentina pregunta del chico; aquello le sacó una sonrisa. -Pues... sí- contestó con muy poca gracia, sintiéndose un tanto expuesto. -Imagino que... es posible, aunque yo lo hago más para relatar historias y contarle cuentos a mi Soberana... pero si es sobre cualquier cosa... pues ha de ser como ir construyendo poco a poco la lírica-. Comenzó a sentirse incómodo, de cierta manera le parecía que acaparaba una conversación y aunque estuviera acostumbrado a ser el centro de atención por su oficio, no gustaba de hacerlo en su vida personal. -¿Entonces usted lee la fortuna?- preguntó de pronto carraspeando, tratando de no continuar con aquél protagonismo, además de que, notó una actitud curiosa tanto en ella como en Fierro, cuya espalda golpeó suavemente con su mano, de nuevo, tratando de calmarle.
|
|