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Post by Deleted on May 30, 2017 5:02:14 GMT
Cinco días pasaron desde que la ninfa había prometido volver para encontrarse con Melfaron, el baphomet que la tenia tan distraída y audaz últimamente. Tan audaz que se atrevió a romper el encierro de cada año tan sólo para poder verlo aún cuando sabía que existía el riesgo de que le viera cara de filete y quisiera convertirla en su próxima cena. Lo cual sinceramente no le resultaría muy difícil, ya que Eira seguía parcialmente molida aún cuando había tomado un montón de tecitos, hierbitas y pociones que le habían recomendado. Aunque... Bueno, sinceramente la habían ayudado bastante a sobrellevar el dolor y quien sabe... Quizá y el llevar el sabor del montón de menjurjes que traía encima hacía que el baphomet no pasara de morderla una vez y tuviera piedad, dejándola viva porque "tenía sabor a pomada de viejito".
Aún cuando todo parecía poco prometedor y sinceramente le daba miedo el simple hecho de presentarse en la taberna de su amado con riesgo de toparse con algún ser oscuro de mala muerte (Además de él, claro), la ninfa se preparó física y mentalmente para visitarle. Ya fuera quitándose esos feos vendajes del brazo para poder moverse libremente, o comprando algún remedio para más tarde... Consiguiendo un vestido nuevo para lucir bien (Porque el otro ya parecía más un trapo que nada debido a sus recientes enfrentamientos), y por supuesto, un montón de sogas y candados por si acaso.
Con su morral preparado y una rama bastante pesada que bien podría servir como un bate la cual encontró casualmente al lado de una mano cercenada, Eira emprendió el camino hacia el mercado, a la Doncella Borracha para ser más exactos. [Oh... Dulce destino... ¿Qué es lo que tendrás preparado para mi?] Pensaba la inocente ninfa mientras vagaba por aquellos callejones solitarios y tenebrosos, los cuales solían ser tan alegres en los días soleados. [Espero que cosas buenas... Porque de conseguir cicatrices a cualquier lugar a donde voy no es lo mío.]
Rápidamente llegó a su destino, donde al parecer había una especie de fiesta macabra o algo parecido: Charcos con liquido rojizo, personas tiradas fuera de la taberna, un tipo raro con una barba perturbadora y un montón de gritos incitando a más derramamiento de sangre. Síp, definitivamente era Luna Roja. Por un momento dudó si realmente quería entrar a esa cuna de caos, pero bueno... Ya estaba allí, ¿No? ¿Qué era lo peor que podía pasar?
Con una sonrisa forzada llena de "Todo va a estar bien" y una actitud positiva, Eira abrió la puerta y se adentró en aquella taberna. -¡Buenas noches!- Gritó a todo pulmón, como tratando de opacar con su grito optimista toda esa ola de caos y destrucción que había dentro. Además de que obviamente quería poner al tanto a "cierta persona" de su presencia.
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Post by Melfaron Praoxhar on May 30, 2017 20:48:46 GMT
Todo era igual que la noche anterior, y la anterior, y la anterior... todo rojo, todo fuera de control
Bueno, había estado nublado por un par de horas y Mel había aprovechado de limpiar antes de que la peste fuera insoportable, pero otra vez ya estaba todo lleno de sangre, mierda y dientes sueltos por ahí. Alguien estaba reclamando por un par de dedos cortados (que el baphomet había guardado en un frasco a modo de recuerdo) y acababan de tirar a un loco desmayado por la ventana; la masa de gente se movía demasiado como para que nadie pudiera mantener algo en orden. Gritos, insultos, adrenalina y descontrol hacían un cóctel perfecto para el ambiente agresivo que tanto satisfacía al tabernero.
Acuclillado sobre un charco de cerveza y sangre, Melfaron veía a un arcano estrangular a su mejor amigo porque le debía un par de mirvos y se reía de la situación, alentándolos a que siguieran luchando y que la cosa no terminara allí.
Como siempre, su mera existencia era suficiente para que todos quisieran romperle los huesos al primer borracho que los mirara feo, su aura completamente liberada. Pudo haber seguido así por horas, pero un grito demasiado agudo y demasiado familiar lo distrajo por completo. Se puso de pie y volteó hacia la puerta al mismo tiempo que todo el mundo, muerto de ganas de poder ver a quien había interrumpido así todo.
Al principio, todo fue como un golpe. Se quedó parado con la boca abierta, sin saber bien qué hacer o decir, pero la luz de la luna bañaba su mente y lo ayudaba a construir la imagen mental que estaba buscando. Sí, era ella.
- EIRA!? -chilló, corriendo hacia la puerta. Quería abrazarla, quería besarla, quería que no se alejara nunca de ese calabozo de torturas en que se había convertido su negocio. Quería estrujar su piel blanca, tirarle el cabello y arrancarle una sonrisa (o algo más). No calculó bien la distancia entre él y su amada, y la cadena que lo mantenía dentro de la taberna lo tiró al piso, impidiéndole acercarse demasiado a la puerta. Cayó de frente y se hirió la boca, por lo que escupió en el piso y se aclaró la garganta antes de levantarse, tomar por la cintura al amor de su vida y enseñarle una sonrisa sangrienta-. Je t'ai beaucoup manqué, mon amour, bienvenue. Ne vous inquiétez pas d'un peu de sang.
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Post by Deleted on May 31, 2017 0:34:43 GMT
Las miradas atemorizantes y sádicas de cada ebrio controlado por la ira que se encontraba en aquel lugar se posaron sobre ella, haciendo que su optimismo se fuera al carajo y un intenso deseo de darse la vuelta y correr por su vida se viera realmente presente en su mente. Pero no quería, NO PODÍA irse sin ver a su preciado tabernero, así que sólo bajó la mirada como un cachorro regañado y desvío la mirada, tratando de no llamar la atención.
-Tal vez la noche no es tan buena, tienen razón...- Murmuró por lo bajo mientras daba una sonrisa entre apenada e incómoda, adentrándose a la taberna con una actitud positiva en y unos deseos enormes de encontrar de una mesa vacía para esconderse bajo ella a intentar recuperar algo de dignidad. Tal vez con suerte, alguien iba a arrojar a un orco hacia ella y moriría aplastada... Positivamente.
Sus pensamientos de pronto se vieron interrumpidos por la abrupta aparición de su amado. El cual venía corriendo hacia ella y cayó antes de que la ninfa siquiera pudiese procesar lo que pasó, por lo que sólo pudo mirarlo y quedarse totalmente quieta. [Ah... Se cayó.] Pensó con una total normalidad al ver al baphomet tirado en el suelo, pero luego aquella tranquilidad se tornó en la más dramática preocupación.
- MELFY, OH POR DIOS ¿ESTÁS BIEN? - Dijo en un tono realmente alarmado e intentó acercarse a ayudarlo, pero debido a su altura chocó con una de las lámparas de techo y retrocedió un poco instintivamente debido al dolor que aquello le causó. - Auch...- Sinceramente el ser una ninfa con cuernos de 2.45m tenía sus desventajas... Desventajas dolorosas. Pero aquella noche Eira sinceramente no estaba dispuesta a soportar ningún tipo de dolor. Así que sin pensarlo demasiado, la ninfa cambio a su forma sellada y se acercó nuevamente a Melfaron como una simple chica "humana" castaña de 1.70m.
- Ahora sí... ¿En qué estab-- - Ni siquiera pudo terminar su pregunta cuando sintió como era rodeada por los brazos del baphomet, lo cual la llenó de ternura y de miedo al mismo tiempo porque pues... Últimamente a los seres de oscuridad estaban un poco loquitos porque tenían hambre y sed de sangre inocente (Y bueno... La descripción iba bastante bien con cierta Ninfa presente). Sin embargo, por alguna extraña razón no sintió dientes ni garras en su piel, por lo que se relajó y correspondió al abrazo mientras intentaba recordar qué era exactamente lo que le había dicho, ya que ella no dominaba bien el francés. De hecho, ni siquiera estaba segura de qué idioma había sido ese. Bien podía estar invocando a Black Stag y ella ni en cuenta. [Mi amor... Bienvenida... ¿Sangre?]
Sangre.
Casi lo había olvidado, su amado se había golpeado de una manera muy fea cuando se cayó y ahora estaba sangrando. ¿Qué clase de casi novia era? Rápidamente sacó un pañuelo de su morral y tomó el rostro del tabernero, limpiando su sangre con cuidado de no lastimarlo. - Creo que ahora comprendo por qué las madres le gritan a sus niños que no corran. - Dijo en un tono casi maternal mientras daba delicados toques en su piel para limpiarlo, guardando el pañuelo cuando por fin terminó y dedicándole una gran sonrisa. - Hola Melfy~ Te dije que vendría. -
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Post by Melfaron Praoxhar on May 31, 2017 3:46:08 GMT
- Estoy perfectamente bien, mon chéri.
Ay, por Dios, Eira era tan pequeña. Normalmente el baphomet tenía que levantar un poco la cabeza para poder ver bien a su amada, pero ahora era más baja, más tierna, más débil y Melfaron sentía que iba a morirse si se escapaba de su abrazo, pero el lugar de abandonarlo le había limpiado la boca. ¿Cómo podía resistir algo así? Tembló un poco, animado al punto de querer saltar por los cariños que su mon chéri tenía con él. Le dio un beso rápido y sin querer le hirió un poco el labio, así que limpió son su lengua la pequeña gota de sangre que chorreó tímidamente de su boca. Tomó con fuerza la mano de Eira y la arrastró con él por la taberna, ignorando la borrachera colectiva a su alrededor y pisando charcos rojizos, manchas de vómito, un par de cuerpos desmayados y todo lo que se encontraba en el camino.
- ¿Tu madre decía eso de andar corriendo? A mí solo me encerraba -pisó una mano-. Claro que me lo merecía, ¡era terrible! -su pie se hundió en una extraña sustancia negra- Ay, querida, te ves tan extraña, tan bajita -una voz gritó de dolor, su entrepierna aplastada bajo el zapato sucio de Melfaron, que se rió despreocupado-. Me encantas, ¿sabes? -pateó a un lado un animal muerto. Parecían los restos de un gato.
Recogió una jarra de... algo que estaba cerca. La olió, le dio asco y la arrojó al otro extremo del local. Mejor se sentó sobre la barra, desde donde podía ver con claridad todo lo que ocurría a su alrededor. Todavía no soltaba la mano de Eira, no quería separarse nunca de ella. Su cola se aferró inconscientemente a la pierna de la ninfa, y sin querer le estaba enterrando sus largas uñas negras en la carne fresca y clara de las manos, pero no le haría ningún daño si lo mantenía feliz ¿y cómo podría sentirse mal si estaba con el amor de su vida? Aunque disfrutaría mucho llevarse un regalo de su parte.
La atrajo incluso más hacia sí, rodeándola en un abrazo con las piernas. Había una botella a su lado, la tomó, la olió y ahora sí, tomó un par de tragos de su contenido y se la ofreció a su gran amor.
Todavía no soltaba su mano.
- ¿Y? ¿Qué piensas del lugar?
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Post by Deleted on May 31, 2017 19:14:17 GMT
Su preocupación bajó notablemente cuando su amado le respondió, por lo cual ahora pudo sonreír de manera totalmente natural y alegre. -Me alegr-- - Repentinamente sintió como estaba siendo besada por el baphomet, por lo cual se quedó totalmente inmóvil y con la mente en blanco. Eira nunca había besado a alguien antes. NUNCA. ¿Así era como se sentía? ¿Por qué Melfaron se lo había tomado tan a la ligera? ¿Aquello no había sido importante? Tantas preguntas y sentimientos invadieron la mente de Eira. Pero no hubo tiempo para pedir una respuesta, y tampoco para asimilar lo que había pasado cuando técnicamente le estaban lamiendo la boca. Nuevamente una avalancha de sentimientos se vio presente en su interior. ¿POR QUÉ LO HACÍA TAN A LA LIGERA? Sí, era muy probable que el tabernero ya lo hubiese hecho antes con otras personas y que fuera un efecto de la luna pero... Para Eira aquello no era de tomarse a la ligera, al menos no lo hacía porque... Pues aquello ¿Había sido especial?
- No... Mi madre fue del tipo que... Es la causa para que corrieras. - Dijo mientras recordaba la última noche que pasó en su aldea. Fuego, armas, gritos, sangre. De alguna manera la taberna y su aldea siendo destruida tenían ciertas similitudes en aquel momento. Sólo faltaba que alguien quisiera matarla y que una "señora x" viniera a impedirlo, pero realmente no se veía ni una sola mujer aparte de la ninfa. Sinceramente no le sorprendía... Las otras mujeres seguro que sí apreciaban su vida y por eso permanecían en sus casas, seguras.
Aún trataba de poner en orden sus sentimientos cuando se vio siendo arrastrada por Melfaron a través de la taberna, casi pisando toda la inmundicia que había en el suelo. Realmente a Eira le daba mucho asco y prácticamente estaba esquivando y saltando cada obstáculo que se le ponía en el camino para mantener sus zapatos limpios. A Mel no parecía molestarle, pues aunque estuviera caminando por encima de todo lo que se le cruzara, el seguía hablando y haciéndole cumplidos con una notable tranquilidad. Pisaba gente, pisaba charcos e incluso pateó una cosa peluda que ya estaba tiesa por el rigor mortis. No tenía que pensar demasiado en la causa del desinterés del baphomet por lo que pasaba a su alrededor. Después de todo era Luna roja... Igual era raro... E incómodo. Él no era así.
Tan pronto como llegaron a la barra. Vio como su amado se sentó en ella y sintió como algo se estaba enrollando en su pierna, lo cual realmente la asustó y la hizo bajar la mirada, apartando un poco su vestido para ver lo que era. [Ah, sólo es la cola de Mel... Espera... ¿Qué?] Por si fuera poco, también la abrazó con sus piernas, por lo cual levantó su mirada hacia él mirándolo con una sonrisilla nerviosa y vio como bebió de una botella que tenía líquido de dudosa procedencia, la cual le ofreció después de haber bebido. - Uhm... No bebo... Ya te lo había dicho. - Respondió ante su invitación y sólo tomó la botella para ponerla a un lado, escuchando con atención la pregunta que le había hecho en ese instante su amado. - Bueno, pues... Definitivamente se ve más "animado" cuando hay gente. - Eira sólo había estado allí una vez, y esa vez sólo estaban los dos. ¿Qué quería que pensara al ver a un montón de brutos matándose por una copa de vino? ¿Peleando porque alguien los miró feo? Mal, mal... Todo estaba mal. Gente casi muerta en el piso, animales muertos, tantos gritos que comenzaba a dolerle la cabeza, dientes regados por doquier. La vez que ella había estado allí todo estaba realmente limpio (a excepción de una mancha, la cual fue limpiada de todas formas). ¿Al Melfaron que ella conoció le gustaría ver aquello? Sabía bien que no... El era un tipo que causaba problemas, sí... Pero era honrado hasta cierto punto. Esa era la imagen que Eira tenía bien presente de él, y era con la que se iba a quedar... La que iba a tomar por ejemplo para lo que se le acababa de ocurrir.
- Oye, mi amor... - Murmuró en un tono seductor, acercándose notablemente al rostro del baphomet, acariciando su mejilla con una total tranquilidad y delicadeza. - Me encantaría seguir aquí viendo como ese tipo trata de ahogar a su amigo con una manzana, pero... ¿No te gustaría ir a un lugar más... "Privado"? - Para dar credibilidad a sus palabras, y para que interpretara más claramente sus "intenciones", Eira se acercó más a su rostro y plantó un beso en sus labios, quedándose así por unos segundos y apartándose con lentitud, mirándolo con unos ojos llenos de deseo.
Aquello que hizo fue más por imitación que nada, después de todo ella era bruta como una piedra para ese tipo de cosas y ODIABA a las personas que usaban la seducción para obtener lo que quería, pues le recordaba mucho a algo que ella realmente quisiera olvidar. El presenciar en su pasado como su madre le era infiel a su padre al final le iba a servir de algo... Al parecer de las cosas malas sí que podían salir cosas buenas.
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Post by Melfaron Praoxhar on Jun 1, 2017 1:08:30 GMT
El bahpomet frunció el ceño cuando su amada le quitó la botella de... bah, no tenía ni idea de qué acababa de beber, pero no sentía como si sus tripas quisieran voltearse, escapar y desparramarse en el piso sucio, así que estaba bien. Le había dejado un sabor curioso en la boca, a medio camino entre lo profundamente disgustante y lo... ¿agridulce? Su cola se estiró más, buscando más pierna de la cual aferrarse mientras su mano se estiraba hasta la maldita botella. Quedó a medio camino, paralizado por la agradable sorpresa que le provocó sentir los dulces dedos de Eira rozándole las mejillas, una de las cuales estaba muy fea... pero ya ni siquiera recordaba su encuentro con Baltorn hace unas noches, mucho menos el golpe que le había dado en la cara. Cualquier vestigio de su velada juntos acabó de desaparecer de su mente cuando las palabras de su amada lograron penetrar la nube oscura y bizarra que cubría sus pensamientos. Se sentía como intoxicado por el más dulce veneno, delicioso y pegajoso como la miel, pero adictivo como el tabaco.
El beso que Eira le dio fue lo que acabó volviéndolo loco. Sus piernas se relajaron, derretidas como mantequilla, pero sus manos apretaron con fuerza los brazos de la mujer que le había robado el corazón. Sus dedos trepaban su cuerpo igual que arañas, recorriendo con el filo de sus uñas su piel tersa y hermosa. Finalmente llegaron hasta el cuello de la ninfa, y Melfaron hundió sus dedos en su cabello tricolor, sosteniéndole la nuca. Pero lo mejor, lejos, eran sus labios. Deliciosos, rosados, tiernos, suaves como la seda. No aguantó el impulso de verlos cubiertos de sangre y los mordió suavemente, dejando escapar un suspiro. Ay, Eira sería su perdición... cosa que no lo molestaba en lo más mínimo.
Se puso de pie frente a ella, su cola aún agarrada a su tobillo, su brazo izquierdo rodeándole la cintura y su mano derecha posada sobre uno de sus senos, tan esponjosos como siempre se los había imaginado. Sonreía como un tonto, pero su mirada demostraba lo hambriento que estaba. - Me encantaría, mon amour.
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Post by Deleted on Jun 1, 2017 4:17:15 GMT
Con una gran sonrisa seductora en el exterior y un montón de gritos internos debido a lo que acababa de pasar. Eira miró como el baphomet, no conforme con haberla mordido se levantó y le agarraba el seno de tomaba de aquella forma tan... Tan... TAN VERGONZOSA. La ninfa no pudo evitar ponerse totalmente colorada y apartar la mano de Melfaron, susurrándole como excusa que... - Eso deberías reservarlo para cuando estemos solos, mi vida. -
Estaba tratando de disimular lo más que podía, pero realmente estaba en pánico internamente, pues no sabía ni de qué estaba hablando. Ella imitaba, sí... Pero realmente no sabía qué era lo que debería hacer después, nunca había espiado tanto a su madre como para descubrirlo. Aunque... Si algo había aprendido viviendo en una posada y otra es que... Las parejas que se metían a un cuarto después de haber intercambiado ese tipo de charlas solían ser muy ruidosas por las noches. Su padre solía decirle que sólo estaban jugando cuando era joven, pero cuando creció... Bueno... Sólo dio explicaciones a medias porque le daba pena hablar de eso con su propia hija. [Oh, papá... ¿Por qué eras así?] Dijo en su mente, casi maldiciendo su ignorancia en esos temas. Aunque... Realmente no necesitaba saber eso, pues sí, iban a hacer MUUUUCHO RUIDO. Pero... Por diferentes motivos.
Un fuerte estruendo se escuchó al otro lado de la taberna, lo cual hizo que la mayoría de gente voltease a ver qué había pasado. Eira ni siquiera se inmutó y en lugar de voltear hacia el lugar al que todos estaban mirando, levantó su mirada y buscó a alguien que pudiese ayudarla a salir de esa situación en que ella solita se había metido, pues ya le había entrado miedo por lo que podría suceder (Oh, se sentía taaaan Nevraska...). Miró a un orco, a un centauro... Pero nada, no la estaban mirando. Hizo otro intento. Miró a un kitsune, a una quimera, a un elfo..... ¡Eh, el elfo si la estaba mirando! Tan pronto como sus miradas se cruzaron, Eira se tomó el pecho dramáticamente e hizo un leve gesto de súplica con cuidado para que Melfaron no la viera. Era un gesto realmente fuerte y sincero, casi se podría decir que estaba pidiendo ayuda a gritos silenciosos, pero el elfo solo sonrió de manera burlona y se volteó a otro lado. [MALDITO.] Sólo pudo pensar Eira mientras volteó a ver nuevamente al baphomet e hizo como si nada hubiese pasado, bajando su mano rápidamente y haciendo como si se estuviera acomodando el vestido.
- Ehm... ¿Hacia donde deberíamos ir? - Dijo nuevamente en aquel tono sensual, sonriendo y secretamente aceptando que tendría que hacerle frente al destino que ella solita eligió. Lo que sea que fuese a pasar, Eira lo iba a enfrentar como una campeona.
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Post by Melfaron Praoxhar on Jun 3, 2017 5:30:36 GMT
La pequeña parte racional que se escondía en el rincón más pequeño del cerebro de Mel se probaba equivocada a sí misma cada vez que creía que el baphomet no podía estar más seducido por Eira, pero no podía pensar en nada que no fuera lo mucho que quería romper su vestido en pedazos, disfrutar de su cuerpo toda la noche y que no lo dejara solo jamás, pero su chéri podía dominarlo con tan solo una palabra. Era como un hechizo, como la maldición más fuerte del mundo. Retiró su mano indiscreta, pero una risa contenta le nació en los labios y lo hizo temblar como gelatina. Estaba ansioso. No podía seguir esperando.
Comenzó a reír y a maldecir en francés por lo bajo mientras que, ahora sí, volvía a tomar la maldita botella. Melfaron estaba bastante seguro de que era vino mezclado con algo, pero no eran más que alucinaciones suyas... ni siquiera había tomado la misma botella.
Esos cinco segundos de distracción fueron algo que no pudo perdonarse después. Estaba perdiendo el tiempo, por Dios. Enrabiado consigo mismo, agarró a Eira por los muslos y la levantó del suelo. Dejó la botella para poder despejar su hermoso rostro de los mechones castaños que, derrotados por la gravedad, querían ocultarlo de su vista, como tentáculos crueles. - Podría cortarte el pelo y quemarlo, mon amour -le dijo mientras acariciaba sus labios teñidos de sangre. Lamió una gota que se resbalaba por su pequeño mentón.
Suficiente. Se llevó a Eira en brazos, deshaciéndose en sonrisas, risillas y gestos. Su cola ondeaba, sus brazos estaban apretando demasiado fuerte a Eira y estaba babeando un poco. Así se sentía estar enamorado en plena Luna Roja, era desesperante.
La dejó en el suelo, sacó una llavecita y abrió la puerta de una de las tres habitaciones de al fondo. Algunos arcanos lo estaban mirando (deja vú), pero la gran mayoría simplemente los ignoraban y unos pocos parecían tener pena por la ninfa. Tomó a Eira por el brazo y la arrojó dentro del cuarto. Luego de cerrar la puerta tras él, no solo volvió a recoger entre sus dedos uno de sus pechos, sino que su mano se deslizó por debajo de la falda de su vestido y su boca buscó impacientemente la piel de su cuello, para besarla hasta devorarla. - C'est mieux, mon amour? Nous sommes seuls.
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Post by Deleted on Jun 3, 2017 6:29:59 GMT
Todo sucedió tan rápido... Eira se había quedado totalmente shockeada desde el momento en que el baphomet la había cargado y cuando por fin pudo recuperar algo de su consciencia, ya estaba dentro de un cuarto realmente oscuro, el cual sólo era iluminado por la tenue luz rojiza que la luna les brindaba. Sentía como era acariciada y besada de esa forma tan lasciva, la cual lentamente comenzó a provocarle extrañas sensaciones a la ninfa. Tenía la piel erizada, estaba agitada y se sentía muy avergonzada, además de que un calor infernal comenzó a sentirse muy adentro en sus entrañas. Su mente y su boca luchaban por poder articular algunas palabras para decirle a su amado que parase, que no continuara con aquello. Pero su cuerpo se había vuelto totalmente sensible y deseaba otra cosa, por lo cual sólo podía emitir pequeños y casi inaudibles gemidos.
- Melf... No... - Pudo murmurar tan solo porque su fuerza de voluntad era grande y no pensaba dejarse llevar así nada mas. Ella había ido allí con el propósito de ayudar a la persona que amaba a mantener el control, no a rendirse ante la pasión. Con ésto en mente, la castaña se apartó un poco de Melfaron y lo miró fijamente a los ojos, tratando de creer que al mirarlo él iba a volver en sí y se iba a arrepentir de lo que estaba haciendo. Pero obviamente no fue así... Y era hora de que Eira aceptara que aquello no era un cuento de hadas y que iba a tener que sacrificarse si en verdad quería ayudar.
Con mucha determinación y un objetivo claro, Eira decidió que lo mejor sería seguirle el juego al baphomet hasta que se prestara una oportunidad para no tener problemas. Así que sin duda ni nerviosismo, la ninfa se acercó hasta su amado y lo empujó suavemente hacia la cama, acercándose posteriormente a sentarse en sus piernas y besarlo de una manera apasionada.
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Post by Melfaron Praoxhar on Jun 3, 2017 7:02:26 GMT
Melfaron no hizo caso a las débiles quejas de su amada. Ni siquiera la escuchó, la voz de Eira era como un suspiro y el baphomet respondió con un suave gruñido que era casi un ronroneo. Quería seguir besando su cuello, pero su amor se separó de él. Melfaron protestó con un gruñido levemente más fuerte y apretando más fuerte con sus manos.
La perdonó cuando lo empujó hasta la cama y se sentó sobre sus piernas. Era perfecta, con su cabello castaño y su boca hambrienta de él. Dejó que Eira guiara el beso primero, lo que provocó que se le escapara un gemido bajo como un murmullo, pero su sumisión fue solo temporal. Sus manos agarraron a su chéri por la cintura con firmeza para acomodarla mejor sobre él, y con cariño metió su(s) lengua(s) dentro de la boca de Eira. Una de sus manos subió por la espalda delgada de la ninfa hasta su nunca adornada de olas castañas y se deslizó hasta la barbilla de la mujer, para que no pudiera huir del beso que ella misma había iniciado. La otra buscó los lazos del corset que tenía el vestido de Eira por el frente y comenzó a desatar los lazos de este, para poder dejar al descubierto su pecho desnudo, pero apenas consiguió que la tela se soltara lo suficiente su mano intrusa se puso a acariciar la piel virgen que el vestido solía esconder de miradas indiscretas.
Hasta ahora todo iba bien, pero pronto comenzaría a perder la paciencia. Eira lo exaltaba demasiado.
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Post by Deleted on Jun 3, 2017 20:45:28 GMT
Justo cuando creyó que podría tener las cosas bajo control, sintió como la(s) lengua(s) de su amado se introdujeron en su boca, por lo cual se tensó un poco y lo tomó con fuerza los hombros, como si hubiese querido apartarlo pero sin hacerlo realmente. Dios... No se había imaginado que iba a terminar en aquella situación tan comprometedora. Era realmente extraño el pasar tan repentinamente de ser una total inocente a encontrarse en una situación delicada como esa.
Melfaron había desatado los lazos de su vestido y se encontraba explorando su pecho con su mano, cosa que hizo que Eira dejara de besarlo y bajara la mirada al mismo tiempo que comenzó a temblar. Estaba excitada, sí. Pero también muy nerviosa, se sentía sucia y tenía mucho miedo de lo que pudiera suceder. Nunca nadie la había tocado así y realmente preferiría que hubiera seguido de esa forma, pero ya era tarde... ¿Eso era lo que tenía que sacrificar por amor? ¿Su comodidad... Su integridad? Casi sentía como si fuese a llorar, pero si llegara a hacerlo hubiese sido inmediatamente descubierta y se hubiese metido en más problemas. Así que sólo se levantó y se apartó de él, mirándolo como si todo estuviera bien.
- Me quitaré el vestido... Pero sólo si te volteas, me da pena que me mires hacerlo. - Aquello fue dicho con el mismo tono seductor que había estado utilizando desde ya hace un rato, pero ésta vez su voz estaba un poco más quebrada... Ya no podía disimular bien debido a como se sentía. En su interior sólo podía sentir un gran nudo en el estómago y unas inmensas ganas de que todo aquello terminara de una vez.
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Post by Melfaron Praoxhar on Jun 7, 2017 1:32:39 GMT
- No.
Había sido su instinto el que había respondido por él. Melfaron había hablado con voz ronca, baja, insegura... de verdad que estaba tratando de controlarse, pero le era difícil. Se aferró a Eira con fuerza, haciéndole daño, y trató de respiró hondo y comenzó a contar en su mente para calmarse... pero los números y los idiomas se le mezclaban en la mente y no podía seguir el hilo. Se mordió la lengua para despejarse; el dolor, tibio y que le llegó como un latigazo, lo ayudó a reaccionar.
Tomó aire y dejó escapar un suspiro molesto. Quitó sus manos de encima de Eira. - Como quieras, mon chéri, pero apúrate.
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Post by Deleted on Jun 7, 2017 21:00:47 GMT
Sintió como las manos del tabernero la sujetaban con demasiada fuerza, por lo que cerró los ojos e hizo un gesto leve de dolor. ¿Cuanto tendría que soportar? Ya no podía... No quería sentir más dolor de ningún tipo. Ella misma había dicho antes que no quería tener una mala noche, que no quería más cicatrices en un tiempo... Oh, bueno. Tal vez los espíritus a los que honraban sus ancestros habían decidido abandonarla a su suerte por alguna cosa que les pareció mal, o al menos eso pensaba Eira hasta que Melfaron por fin la soltó.
- Lo haré, mi amor. - Dijo en un tono aliviado mientras se apartaba de él y le daba la espalda, fijándose bien en que no la estuviera mirando tal y como había dicho. Esa era su oportunidad, su pase de salida. Rápidamente se quitó su morral y antes de dejarlo en el piso, sacó una de las pequeñas esferas somníferas que había traído consigo todos esos días. No había comida o bebida cerca de ellos, así que la ninfa se vio en un tremendo problema... [¿Cómo se la voy a dar? No se la puedo forzar, es muy fuerte. Ugh, estúpida... Hubiera traído la botella.] Pensaba una y otra solución mientras lentamente se quitaba el vestido para no levantar sospechas, pero ninguna idea era lo suficiente buena como para ponerla en práctica.
Cuando por fin había quedado en paños menores y había dejado su vestido doblado el lado de su morral, fue cuando una brillante idea vino a su mente: [¿Y si...?] Aún con la pequeña esfera en la mano, la reventó tratando de no hacer ruido y frotó aquel líquido por su cuello y pecho a modo de loción. El líquido de aquel somnífero (el cual tenía un sutil olor parecido a una mezcla de varias flores) adormeció la piel de la ninfa y a ella misma hasta cierto punto, pero sabía bien que aquello valdría totalmente la pena y que rápidamente podría ir a lavarse... O al menos eso esperaba. Tan pronto como el líquido se secó, Eira volteó hacia Melfaron y se acercó nuevamente a él, abrazándolo por la espalda. - Estoy lista, amor mío. -
Prácticamente estaba medio desnuda, así que le fue inevitable el controlar el color rojizo que teñía tan notoriamente sus mejillas y ahora incluso sus orejas, además de un temblor en sus manos debido al miedo de ser descubierta. [Ugh... Ésto es realmente vergonzoso...]
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