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Post by Deleted on Jun 26, 2017 22:47:20 GMT
El detective sintió pasar al otro unicornio a su lado, y escucho el grito con una sensación de reconocimiento en el pecho. Eso tendría que bastar, al contrario del otro pelinegro no corrió inmediatamente a asistir al orco, en su lugar escudriño la escena y la vista. Entre los transeúntes debía haber algo. Incluso escondidos en las sombras. Aquel ataque había sido demasiado forzado, demasiado preparado como para que fuera una casualidad de un arcano que se volvió loco. Alguien que se toma su tiempo para matar de una forma tan refinada era lo suficiente controlador como para supervisar el trabajo de su peón. Sin embargo con tantos vampiros y criaturas nocturnas, el coas, descubrirlo iba a ser un reto.—Tsk..—Sólo quedaba esperar a que alguno de ellos hubiera captado algo más. Girándose un movimiento silencioso atrajo su atención. En el suelo lo que parecía ser las alas de una mariposa estaban ganchados en los restos del vestido de Natch, sin decir nada la desprendió y la guardo en el pequeño redoma junto a la flor. Tal vez no era nada, sin embargo, en el viaje, en Reapergate y en la habitación de hotel, una mariposa, en especial del tipo diurno y colorido, era la única cosa que no encajaba. Guardando todo eso en su capa y tomando su macuto, se encamino escaleras abajo, llegando a la escena que seguía atrayendo diversidad de testigos que miraban del orco al unicornio.
Rodeando el carruaje se permitió levantar una vez más la cabeza para encontrar algo sospechoso... recriminándose en silencio. No es que no estuviera preocupado, algo dentro le decía que lo estaba, como cualquiera por la vida propia o ajena lo estaría, simplemente que no era capaz de reunir ninguna clase de sentimientos. Era como ver el mundo por una cortina traslucida que mantenía también cualquier sentimiento atrapado dentro. Sin mostrar emoción en el rostro sus ojos se clavaron en el otro unicornio que parecía a punto de llorar por el estado tan deteriorado del orco. Se supone que él debía lucir parecido, debería de estar afligido de alguna manera...si eran parecidos, ¿por que las diferencias eran tan grandes?, dejando de lado su propio malestar, se inclino sobre una rodilla y toco la sangre del orco que estaba extrañamente caliente.
Buscando el pulso del bardo, extrajo un pequeño muñeco con ojos en punta de cruz. Satisfecho de que no hubiera reaccionado lo guardo. Si el Orco estuviera muerto el Jezabel lo hubiera comunicado con su alma.
Extrayendo un cigarrillo lo molió en las palmas aplicando la masa húmeda contra el brazo herido. Sosteniéndolo sobre su muslo. —No esta muerto, pero esta envenenado...y con una hemorragia.— Volviendo a sus prendas, sujeto esta vez el redoma que contenía la flor y que había recolectado también de la habitación, sujetando la hoja hizo un corte en el pétalo y colo un poco de la sangre del orco.
Las palabras tienen poder, la simpatía requiere conjuros...el cigarrillo hecho de verbena y hierbas con propiedades mágicas y curativas sería el catalizador. Sin embargo el precio a pagar sería su propia energía. El alma pesa veintiún gramos, el peso del pensamiento...cuando uno muere deja de pensar...cada palabra tiene un peso exacto. Usar las palabras correctas eran el truco en la metonimia para lograr la magia simpática y los vínculos energéticos.
Sujetando el brazo del orco, pensó en la flor de la pasión y en sus cualidades anti coagulantes. Susurrando sin ser escuchado creo las uniones suficientes para poder hacer actuar las propiedades medicinales en el cuerpo del arcano. No sentirá dolor por ahora y tampoco sangrara, pero debemos encontrar un antídoto para el veneno de cerbero. Poniéndose en pie su piel estaba cubierta de una capa de sudor frío y se encontraba mucho más pálido de lo normal, pero podía moverse y mejor aún sabia a quien recurrir.
— Necesito que lo cuides, llévalo a tu casa si con él te sientes a gusto, yo no voy a poner un pie en tu residencia...salvo para entrarte la cura del veneno.
Con una mano temblorosa oculto su debilidad mientras encendía un cigarrillo, el mismo que uso antes con el fin de adormilar un poco los estragos de la baja de energía. —Deberás apañartelas con el resto de la flor, sólo déjame un pétalo y el resto, trabajarlo y filtrarlo para dárselo...puede sangrar pero no debe perderla toda.
En silencio se alejo, debía buscar al vampiro pelirrojo. —Venenos...—No pudo evitar sonreír, esa era después de todo la especialidad del chupasangre.
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Post by Nacht Eclipse on Jun 27, 2017 0:53:21 GMT
Nacht habia bajado, y si bien quería llorar estaba mas enojado, -Eres un idiota uugh no te mato no mas por que...- toma aire, mira al otro unicornio, una vez este se aleja con una muy obvia perdida de energia, saca una bolsa de dinero -El primero que me venda su coche le entregare 10.000 mirvos!- en eso un caballero cercano le entrego su coche, no era tan fino como el de Nacht, pero en ese momento lo importante era transportar a Garkal, usa su belleza extraordinaria y carisma, para convencer a un grupo de arcanos que lo ayudaran a subir al orco, lo cargan, Nuzak su cochero tomo las riendas -Llévanos al Dorian- era un hotel algo más pequeño, pero aun mas importante, protegido, la dueña una Manticora con una cicatriz en la cara, hacia negocios sucios allí, así que tenia matones de todo tipo, y no le agradaban los vampiros, sabia que si se alojaban allí seria un poco mas difícil que un cerbero u otra criatura pasara inadvertida, o mejor aun, que los atacar en especial si Nacht podía pagar por la protección de su habitación, en el viaje se encarga de curar a Garkal y de vendarlo, por suerte logro recuperar algo de la tela del su carruaje, no iba a ser suficiente pero almenos lo estabilizaría mientra podía vendarlo de verdad.
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Post by Deleted on Jul 1, 2017 4:26:52 GMT
La sangre es lenta y roja, la emoción la acelera. Cada latido es un nuevo impulso, que no solo bombea sangre, sino también instinto, fuerza, energía. Viene en nuestra herencia, escrita en nuestros huesos, la bendición de los orcos, y la maldición, si dejas que te lleve. La Emoción, única emoción que merece ser llamada con mayúscula, la pasión mas grande de todas.
Las palabras….palabras que venían de sus memorias, de sus recuerdos de niñez. La primera lección que un orco del clan aprendía: A controlar la emoción, a usarla como combustible, como fuerza interna. La sentía llamar, pulsante, en cada latido perezoso de su corazón, en cada una de las heridas abiertas por la que se deslizaba su sangre. La Emoción.
Alguien estaba invocándola dentro suyo.
Una luz estaba sobre el, uniendo la Emoción, dándole combustible externo. Era una luz extraña, casi como si fuese en realidad un oscuro resplandor, una sombra de una luz, que estaba atando un hilo hacia el. Emocion, pero dormida, cansada, como si estuviera domada. Una emoción que despertaba a otra.
Otra luz, una cristalina, como un vitral de una iglesia que todavía no quiere rendirse ante el paso del tiempo, la luz bañando su interior de una manera retorcida y hermosa. Conversaciones, palabras irreconocibles, ¿O era la mente la que no quería reconocer nada? No importaba, el cerebro ya no existía, solo el Corazón, y la Emoción. Latido a latido, cada vez mas rápido, hacia adentro, buscando contener la Emoción dentro suyo, no sangrar no dejarla ser.
Brazos. Algo acolchado, palabras que no llegaban a ser de cariño, ams sino de aliento, las entendía, pero quería dejarlas pasar.
Concentrarse en la sangre, no abras los ojos, no llegues afuera, espera, siente la emoción crecer dentro tuyo. Cuando estes lo suficientemente enojado, lo suficientemente furioso, el dolor no significará nada, por lo que no te puedes guiar por el. Entonces, tienes que guiarte por tus enseñanzas.
La primera enseñanza: Si tu mente no responde, no hagas nada. Estaba grabada en su cráneo, en sus músculos, para cuando el cerebro no responda.
Vendas. La sangre ya no tenía que ser retenida, podía fluir perezosa, el corazón volvía a acelerarse. Emocion. Venganza, ¿lo habían herido? ¿ Cual era su nombre? ¿ Donde estaba exactamente?
¿Podía volar?
Había saltado, había algo mas, había un perro grande, un animal, una caída, un arcano, y el dolor.
Recordaba el dolor, recordaba la caída, y recordaba la sensación de caer. ¿Había realmente pensado que podía volar?
En un carruaje, medio inconciente, Garkal reía, flojo, carcajadas disconexas. Su risa no era la de un ebrio a medio camino entre la conciencia y el abandono. Su risa no era la de un agónico al que la vida se le estaba acabando lentamente. Era la extraña risa de una mente que todavía no termina de quebrarse.
Todavía
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Post by Deleted on Jul 5, 2017 5:40:20 GMT
Hay una posibilidad de "incisión"...la corrupción no es lo peor. Una persona esta hecha de recuerdos...y los primeros determinan la interpretación de la realidad...tu realidad, la huella mnémica .Para dominar el poder que buscas, es necesario acceder a esa huella...el mejor pago, que será la amputación de tu capacidad de "ser"...
Palabras que había dicho, palabras poderosas, en silencio se pregunto que tan ciertas serían para él y para el orco que dejo atrás al cuidado del otro unicornio. Sacudiendo la cabeza se desperezo, buscando el cigarrillo, lo acaricio con la punta del dedo y se relajo entre el humo, no tenía caso pensar más en eso.
—Taf tafio anaquendavit...—Agregó como una plegaría, cerrando el pulgar entre el dedo indice y corazón. Pensando en las buenas estrellas.
El ch'í-lin con el cuerpo apagado por el esfuerzo hecho anduvo por las calles, preguntando entre los puestos del mercado negro, haciendo trueques con las drogues o los cigarrillos, los explosivos eran demasiado peligrosos, y personales para el trueque, por fortuna se servía de su zalamería y su capacidad labial la mayor parte del tiempo. Pronto entre los callejones oscuros de piedra húmeda encontró el lugar que buscaba. A primera vista no parecía una tienda, apenas una puerta de madera negra incrustada en la pared que no invitaba a entrar. Resoplando, los músculos del cuello se tensaron anticipando el encuentro, no quería luchar sin embargo cualquier cosa podría pasar con el dueño de tan peculiar negocio. Había sufrido encontrándolo, ahora sin mirvos, sólo le quedaba apenar a su lado menos áspero. Incluso cuando pensaba que aquel tipo no lo tenía.
—Tsk...me cago en...—Empujando la puerta el gemido de las bisagras se trago su queja. Al frente el destello del cabello rojizo atrajo su atención solo para notar el casi nada sutil olor a almendras amargas que se desperezaba por las esquinas, el inequívoco olor del veneno.
De las paredes colgaban distintas armas y redomas sin embargo lo que le interesaba era el origen de ese olor y la posibilidad de encontrar la cura y la información.—Dos pájaros de un tiro—Sonrió con amargura, pensando que incluso en esa clase de situaciones era capaz de pensar en frío y calcularlo todo. Parpadeando sus ojos oscuros los clavo en el vampiro mientras llegaba al frente del mostrador.—Buenas, Adrian. El vampiro, que parecía ocupado limpiando un redoma con algo rojizo en su interior enarco una ceja, mirándolo como si fuese la persona más estúpida que hubiera visto jamás...y tal vez tenía razón.
—¿Que tanto sabes sobre el aliento venenoso del cerbero?—Soltó enarcando una ceja mientras ponía las manos en el vidrio meticulosamente limpio. Los ojos oscuros del vampiro lo espiaron a través del flequillo...
El intercambio fue breve, apenas un par de palabras, irónicas, dolientes, y luego la negativa, cuando las palabras no fueron suficientes, el silbido de una cuchilla al rozarle el cabello fue el detonante. No le gustaba pelear sin embargo, cabreado y cansado si era lo único que quedaba, mejor con un individuo de su tamaño. Enseñanzas humanas, no juegues limpio, si puedes golpear las nueces, golpealas. Introducir los dedos en la separación de las costillas y levantar. Al final su espalda golpeo el suelo levantando una nube de polvo a su alrededor, cuchilla en mano el pelirrojo lo miro desde arriba, decidido a abrirlo desde el estomago hasta el cuello, o eso le parecía.
—Tsk...—Metiendo la mano entre su capa el redoma con el pétalo solitario de la flor de la pasión llamo su atención. —Tengo algo que puede interesarte a cambio de la medicina...y un poco de información. Los dedos fríos le arrebataron en un parpadeo el redoma y lo manosearon con frenesí. Oh, definitivamente sabía lo que era.
—La estuve buscando, pero no pude encontrarla, hacía tiempo que le seguí la pista sin embargo, sólo he podido escuchar rumores...un imbécil estirado las cultiva, las trajo de afuera y son difíciles de mantener. —Explícate. —Sólo las polinizan una mariposa en especial que se alimenta de ellas. Las mariposas no viven mucho y es difícil encontrar sus cuerpos, son un mal rastro...pero, he escuchado de un lugar donde el "aliento", la psique, abundan como en un sueño...— Lanzandole el frasco con el néctar traslucido, lo guardo, seguro de que sería el antídoto que necesitaban.
En silencio el ch'i-lin sonrió, tenía el antídoto...y tenía un lugar.
Pero no era el único que sabia.
Entre las sombras una mariposa era arrastrada por el viento, entre los pies de arcanos, una ala rota, sin ningún grito, hasta que una bota negra la aplasto de golpe, sin sonido, molió el pequeño esqueleto en la losa. Y de nuevo el silencio. Levantando el rostro, los ojos carmín destellaron en la penumbra, seguir el rastro no era un problema, era un cazador experto. El lugar era una jaula de oro, como la que él creaba para sus mariposas...y pronto cosecharía. Cortaría las flores. Asintiendo a la arcana con la cara deformada en una asquerosa cicatriz sin ocultar su asco y desagrado, solo quedaba esperar. Sin el orco y el otro unicornio, no debería ser un problema hacerse con su flor...nunca había matado a un unicornio...pero seguro su sangre sería exquisita.
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Post by Nacht Eclipse on Jul 6, 2017 21:59:50 GMT
Nacht tenia sus dudas, por que un cerbero? por que ahora? y que fue exactamente lo que paso en el hotel? Nacht se rasca la cabeza, e irritado se encarga de cuidar a Garkal, la vista no era linda, pero no era la primera vez que veía sangre, y estaba seguro de que no seria la ultima, sabia que Garkal tenia algunos huesos rotos, pero no podía hacer mucho aun, la condición del orco le preocupaba, lo cual para alguien como Nacht era algo raro, hasta le daba nauseas pensar en que el era capaz de ser amable, aun así Garkal era un amigo, y alguien que a los ojos de Nacht era valioso, así que se asegura de que nadie viera y saca una cajita, la abre, en ella unos cuantos pétalos de una flor junto con las semillas -Ojala sea suficiente- toma todo y con un poco de agua de la cantimplora del cochero hace una pasta/brebaje espeso, no tenia tiempo de colarlo o hacerlo mas llevadero -Hey abre la boca- el olor de la flor es siempre agradable independiente del arcano, pero cada individuo huele algo distinto, le da de comer la masa, esta a pesar de su olor, cuando se ingiere puede ser un poco fuerte y algo amarga incluso, pero sus propiedades curativas por lo menos ayudarían al orco a levantarse o eso esperaba, sabia que tomaría algo de tiempo.
Llegan a la entrada del hotel, Nacht deja a Garkal y a Nuzak juntos en el coche e ingresa al hotelucho para pagar la habitación y su protección, estaba dispuesto a pagar todo lo que llevaba encima y mas por Garkal y Eerie.
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Post by Deleted on Jul 8, 2017 1:38:15 GMT
La inconciencia lo estaba abandonando lentamente, el dolor lo volvía a envolver, como una capa de café al despertar, reactivandolo, dandole vida, un extraño descanso para el orco. Había un olor a azufre en el lugar, como el de un volcan dormido, "¿estoy en draconia?" era agradable, le recordaba a unos tiempos un poco mas sencillos, un poco mas alegres. Abrió los ojos, mientras ingería el brebaje espeso, amargo, lo cual le provocó unas arcadas y tosidos, el dolor de su pecho terminando de despertarlo
No tenía la mas minima idea de donde se encontraba. Solo reconocía a Nacth al lado suyo, o al menos, la silueta de él, entre sus ojos entrecerrados. Notó que salía del coche, dejando la puerta cerrada. Los asientos no eran los mismos que antes, no encontraba su equipaje... este no era el coche de su amigo.
Mientras espera que volviera, se dedico a repasar sus heridas. Su pierna ardía, su brazo derecho picaba donde la mordedura había calado hondo, y no lograba mover los dedos del otro. Se sentó sin poder levantar realmente la cabeza.
-Eh, Natch...- El orcó con esfuerzo, logro levantar el rostro. Tenía un labio partido, y un poco de sangre coronaba su sonrisa -¿Me viste volar? ¿Caí con estilo?
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Post by Deleted on Jul 11, 2017 1:20:53 GMT
Eerie avanzo, no estaba realmente herido, aquello había sido sólo una demostración física más que un combate en si, sabia que al chico de los venenos le convenía que ellos encontraran el "laboratorio" que usaba el otro vampiro. Dejandole la flor, el tipo llegaría a algún punto con ella sin exigirle nada y a cambio de la información era lo mejor. Hurgando entre sus prendas busco la pitillera y la agito por el sonido supo que le quedaban a lo sumo tres cigarrillos, y dos más para las ocasiones "especiales", quitarse la vida no era una de sus cosas por hacer, sin embargo si no quedaba escapatoria era mejor fumar uno de esos y que todo terminara con el menor dolor posible. Deslizando el pitillo lo encendió mientras veía el humo frotar lejos de su cabeza. Su cuerpo quedo sumido en un sentimiento letárgico y con el dolor reducido a un malestar, meneó las manos asegurándose de ser capaz de sentir todos sus dedos. Sería un poco menos avispado pero no creía que fueran a joderlo aún más. Escupiendo a la calle, saco un pequeño objeto, apenas un morral, tres monedas, óbolos griegos sin uso eran perfectos para usar el oráculo chino. Una pregunta y las lanzo seis veces, con una dirección las lineas apuntaron a donde deberían. La adivinación era cosa de niños en un lugar como Mirovia. Repitiendo la acción llego al local y no era necesario tener el libro de las mutaciones para confirmar. Unos pasos más y el hotel se abrió paso en medio de la oscuridad espesa, con esta golpeándole las narices avanzo hacia la luz. Al parecer el unicornio había dado indicaciones ya que le dejaron pasar pese a que no le quitaron los ojos afilados de encima. Subiendo las escaleras, apenas y fue necesario lanzar las monedas, con su olfato normal y los rastros podía dar con la habitación sin problemas. Sin esperar a tocar la puerta, "arreglando" en la medida de lo posible sus prendas, el ceño fruncido no se relajo, era imposible, el detective entro en la estancia escudriñando la delgada figura del otro pelinegro junto a la cama, con el cuerno proyectando pequeñas luces en los alrededores. Si se respetaran los mitos, el cuerno del unicornio sería capaz de salvar incluso de la muerte...y aún así. Con pasos ligeros se encamino hacia la cama sentándose en la orilla de este sus ojos se clavaron de nuevo en las heridas en el orco.
—¿Que tal estas bello durmiente?, ¿necesitas un beso?—agregó levantando una ceja mientras colocaba en las manos de Natch el redoma translucido con el antídoto del veneno, si bien ya pasaba lo peor, lo mejor era poner en forma cuanto antes al bólido. Masajeandose el cuello se acerco a la ventana para fumar el cigarrillo con gusto. Pensando en el ungüento que había realizado con la arconte pelirroja con anterioridad, se lo pasaría al orco aunque no le diría que si usa demasiado se le borrarían las cicatrices, seguro se negaría a usarlo.
De a poco mientras Natch seguía atendiendo al tercero, fue desgranando la información que pudo conseguir, cada pequeña parte.
—La clave son las mariposas...si encontramos las mariposas encontraremos la flor y por consiguiente...—Mirando por la ventana sintió un estremecimiento en la nuca y oró a los dioses por que al menos esa noche les dejarán tranquilos. —Existen un par de lugares donde podemos investigar...aunque todo se resume a florerías y perfumistas.
Antes de decir algo más su boca se volvió una linea apretada de inconformidad.—Pero aguardaremos a que puedas luchar, no me fío de los tipos de este lugar...necesitamos un poco de intimidación...
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Post by Nacht Eclipse on Jul 11, 2017 4:00:00 GMT
Nacht se voltea al oír al orco antes de entrar -si, fue una caída con mucho estilo...- entra y de una vez deja paga su habitación y su protección, el unicornio realmente ya no tenia mucho dinero encima, pero al menos esperaba estar seguro, llevan a Garkal a dentro, ya en la habitación lo recuestan, Nacht le dice a su cochero que se mantuviera cerca, pero escondido, una vez se asegura de que todo este en orden se sienta junto a la cama en una silla y cuida a Garkal, La cama se situaba en el centro hacia la pared mas alejada de la puerta, junto a un par de ventanas con rejas, frente había un sillón individual y al lado de la puerta un sofá con un estampado algo feo y la puerta al baño estaba en la pared contraria a las ventanas.
Hace magia, la poca que sabia, realmente eran mas hechizos de iluminación que otra cosa, pero sus chispas iluminaban bellamente todo, con una luz suave y relajante. Se estaba quedando dormido cuando entra Eerie -eh?- cuando recibe el antídoto lo mira bien, y sonríe, procede a dárselo a Garkal con algo de cuidado -Vamos Garkal, si bebes esto te sentirás mejor...- mira a Eerie -Gracias, parece que te costo un poco- podía ver que el unicornio estaba algo magullado, se vuelve a sentar y escucha a Eerie hablar de las mariposas, mira a Garkal y luego a la pared, realmente preocupado, por suerte, al momento Nuzak toca la puerta, el gobling había recuperado lo que había quedado del equipaje de los tres y lo había traído de vuelta, Nacht le agradece y este vuelve a salir con prisa, Nacht cansado saca una prenda de su maleta, entra al baño y se cambia a algo mas cómodo, una pijama larga de algodón, sale y se recuesta en un sillón frente a la cama, se cobija para dormir, estaba realmente cansado en ese momento.
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Post by Deleted on Jul 15, 2017 5:36:52 GMT
Garkal se dejo llevar a la seguridad de una habitación, atendido por su querido amigo de aventuras y locuras. El extraño poder del dinero, ¿eh? El orco todavía no terminaba de entenderlo, pero definitivamente era casi tan impresionante como una cabeza bien puesta, o unos musculos bien afinados. Aunque seguía prefiriendo una lengua bien afilada. Haciendo un esfuerzo, alzó su cabeza del lecho en el que estaba, observando la habitación
-Eh, esto si que parece un fortín. Ventanas enrejadas, guardias afuera, acomodaciones...hogareñas. ¿Crees que ahora vengan y rompan el techo? - Bromeó, intentó reír, pero la risa causaba mas dolor en sus costillas del necesario, a si que se conformó con unos bufidos poco conexos. - Joder, esta ha sido la mejor fiesta en la que he estado, aunque me va a costar seguirle el ritmo. Natch, que nunca se diga que eres mal anfitrión, gracias por todo. Recuerdame dedicarte una cancion especial, un soneto, quizá, si es que las musas me quieren sonreír.
Dejó caer el peso de su cabeza a la almohada, resoplando. Le iba a costar hacer algo de ahora a un futuro cercano. pero había valido la pena. Sumido en aquellas cavilaciónes fue como Eeire lo encontró. -Tengo que admitir que siempre me vi mas como el príncipe encantador, La sangre molesta un poco sí, solo digo- El unicornio traía un extraño víal, tenía toda la pinta de ser una medicina asquerosa, aunque al final, toda medicina es asquerosa, incluso el alcohol, para purgar el alma, termina sabiendo asqueroso despues del sexto litro. Haciendo muecas, apuró el trago que le ofrecía Natch, para terminar tosiendo mientras bajaba por su garganta. Haciendo muescas, se dejó caer, mientras escuchaba la información que traía el investigador.
-Hum... bueno, tengo como... varios huesos rotos, creo, a si que pelear lo que se dice pelear, no lo veo muy pronto Pero con un par de tragos entre pecho y espalda puedo parecer intimidante y tal. A veces la mejor espada es la que se ve fea y no se desenfunda. - Se encogió de hombros, lo cual le provocó una punzada de dolor - Lo otro sería...¿Una trampa? No me fío que sea casualidad que justo un tipo sabía donde nos ubicabamos, de seguro nos tiene en la mira. ¿Podríamos usar eso a nuestra ventaja de alguna manera? ¿Un Hocus Pocus místico que nos ayude a paralizarlo si entra, o algo así?
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Post by Deleted on Jul 19, 2017 21:11:06 GMT
—Nada que no haya disfrutado, mein klein.—Alude a Natch, no le gustaba el dolor físico y aunque medio drogado no podía sentirlo, preferiría no hacer mención.
Su sonrisa se alarga como la de un gato, pasando la mirada sobre el cuerpo de Natch en el nuevo conjunto hasta que este desaparece entre los cobertores en una esquina, por el simple placer de observar, sus pestañas se mueven hacia el orco al que escuchaba con tranquilidad, miran dolo con el mismo silencio, sus palabras perdían peso con sólo echarle una mirada a su cuerpo. —Bueno, no fue lo más inteligente meternos en sus dominios, pero siempre podremos usar una carnada, y seguir el rastro. —Escupe tras darle una calada profunda al cigarrillo.—De todos modos dudo que venga de nuevo, ha probado su punto. Nos tiene donde quiere, y si nos dejo vivir fue porque no representamos una sería amenaza.
El humo narcótico igual los ayudaría a los tres a descansar la noche sin sobresaltos. Hurgando entre sus prendas, el redoma de barro aparece entre sus dedos mientras se deja caer en una esquina de la cama y lo muestra.—Esto también te servirá pero no lo uses en las heridas demasiado profundas. No tengo idea como funciona más allá.—La Roja siempre lo uso de noche, y el poder del ungüento parecía suficiente para trabajar con las heridas. Había tenido que pedir permiso para usarlo y ahora podía entregarlo sin culpa.—Si no puedes, yo lo frotaré sobre tu "principesco y encantador cuerpo".—Sus ojos viajaron hacia el otro unicornio.—O puede ser él. Igual seguro que le gustaría la escusa... Soltó mientras se pellizcaba el puente de la nariz, volviendo al tema principal.
—He puesto tierra de destierro, si eso te tranquiliza y he pedido algo a un ser de luz, se supone que aleja a los oscuros. —El coldige apareció y fue colgado en la araña que pendía del techo, exquisito y casi frágil, conservaba la esencia del arconte, potencializar su energía, era como crear olas en un estanque cada que se agitaba con la corriente del lugar. Zaniah lo mataría por tomarlo, pero ya la contentaría más tarde, lo guardaba celosamente por afinidad más que por significado.
—Haré guardia también, de todos modos no duermo mucho de noche. Descansa Thelnak, igual que mein klein, no hay nada más que podamos hacer, salvo esperar.
El Jezabel era una buena forma de conseguir información de los muertos, podía usarlo, bastaba un óbolo y un poco de sangre, sin embargo no confiaba lo suficiente en su grupo para hacerlo en su presencia. La magia que se involucraba con los muertos no era bien vista en Mirovia. — Una victima nueva, si estamos seguros cuando ocurrirá, no sabremos si podremos salvarla o nos encontraremos de nuevo donde iniciamos.
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Post by Nacht Eclipse on Jul 20, 2017 0:44:56 GMT
Nacht estaba hecho un purrito en el sillón oyendo a Eerie y Garkal -por cosas como estas nunca salgo de casa, pero bueno, la siguiente victima no debe ser tan difícil de encontrar, o eso espero- se acurruca cuando Eerie le pasa el ungüento a Garkal y se ofrece a "frotárselo" no puede evitar reír un poco, cuando ofrece a Nacht para el trabajo se asoma de entre las cobijas -estoy 100% seguro que lo haría mejor que tu- con una sonrisa maquiavelica, -pero debes saber que el principesco y encantador cuerpo de Garkal ya tiene "dueña"- recordaba a la pequeña hada, de repente le salta la duda de donde estará, pero se disipa rápidamente.
La verdad quería dormir, así que se cubre bien y con una voz algo apagada se dirige a ambos arcanos -buenas noches- y cierra los ojos para dormirse casi al instante.
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Post by Deleted on Jul 23, 2017 8:39:04 GMT
Garkal torció el gesto al escuchar las palabras de Natch - ¿Dueña? Natch, querido, el día que veas que tengo una cadena a algo, dame una cerveza con arsénico, te lo agradeceré enormemente. Aunque algo me dice que si dejo que Eeire empieze a frotar algo aceitoso sobre mi "principesco cuerpo" uno que otro hueso va a terminar soltandose con lo que pase después -Aunque a decir verdad, la idea no era para nada desagradable, y definitivamente no podía el mismo ponerse las cremas - Eh, si quiereis, me doy la vuelta, cierro los ojos, y ustedes deciden, porque no me vendría mal - El humo del cigarro lo empezaba a envolver y aligerar la mente, por lo que algunas palabras le resultaban extrañas, difusas, así como las razones de por que ello era una mala idea. Despues de todo, Lira estaba lejos, en la ciudadela, y ellos cerca, en Reapergate.
Ah, y con un asesino buscando matarlos, probablemente poseía o contactos, o habilidades arcanas para saber donde estaban, probablemente ambas. Era bien posible que alguien cayera, que su cuerpo volviera en una caja de madera a la ciudadela, para que su clan lo queme en una pira y se alzara a las estrellas. Eso, o simplemente marcharse de allí, y dejar al extraño asesino suelto por mirovia, huir con la cola entre las piernas y volver a la ciudadela... y toda la defensa, eran encantamientos que el investigador sabía lanzar, y en los que tenía que obligadamente confiar su vida ciega. No es la peor situacion en la que hubiera estado el bardo, pero se acercaba bastante.
-La verdad, no termino de entender como funcionan aquellas cosas. Magias, y tal. -Murmuraba, adormecido por los medicamentos y la falta de sangre- Osea...lo bardico es simple, juegas con su mente, pero hechizos, encantamientos...-Meneó la cabeza, conteniendo un bostezo. Natch ya había caido en los brazos de morfeo, y Garkal pronto lo acompañaría, pero antes de el mismo caer adormecido, una pregunta salio de sus labios
-¿Y saldremos todos vivos de esta si nos convertimos en una seria amenaza?
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Post by Deleted on Jul 24, 2017 0:19:59 GMT
—"El césped del vecino siempre parece más verde"—Soltó hacia Natch mientras meneaba la punta de los dedos en el aire, ladeando la cabeza con una sonrisa maliciosa. Volviendo su atención hacia el bardo al escuchar lo de las cadenas, entendiendo lo que quería decir y estando de acuerdo con eso. Bombeando más humo se hundió de hombros componiendo una mueca inocente con ojos bajos, restandole importancia al asunto y divirtiéndose a partes iguales.—El hueso pélvico por supuesto...si puedo escoger, movimientos de cadera, si te relajas y te duermes tu cuerpo podrá concentrarse en sanar, solo estoy pensando en tu bienestar...tanto como mein klein.—Y girándose nuevamente susurro un "gute nacht" al silencio en el rincón donde sólo se escuchó la tenue respiración del otro unicornio.
—Seré sólo yo.—Empujando la capa por la cabeza la lanzó aun lado para arremangarse, tomando el ungüento para mirarlo, lo había usado una sola vez con buenos resultados, estrechando los ojos, se negó a pensar en su preparación y se llevo a las palmas la sustancia aceitosa para frotarla, no iba a desperdiciar la oportunidad de tocarlo, aunque sólo fuera un juego que podía usar contra escuchas demasiado curiosos. La cama gimió su peso al colocar una rodilla y mirar desde arriba con el rostro oculto entre las sombras al orco, apretando los labios con interés sobre las heridas y las cicatrices de piel arrugada y dura que brillaba suavemente, el olor de la sangre se mezclaba con el de la flor y la enfermedad, apestaba a hierro.
El unicornio odiaba el hierro, pero era inofensivo el que recorría a los vivos. Empujando con el antebrazo el cabello que le caía sobre el rostro, siguió un viejo rito, arrullando con la voz baja y pastosa, disfrutando maliciosamente de sentir al orco tenso. —Hace tiempo, los que adoraban a Elohim en Canaán, realizaban milagros de sanación, se hablaba del "aliento" que se convertía en unto y curaba los males.—Frotando las palmas juntas hasta sentirlas calientes soplo sobre ellas y después las coloco sobre el brazo, superficialmente, dejaba que la herida absorbiera por si sola lo que necesitaba de la pomada y el calor, volviendo a verter el ungüento y repetir la acción, frunciendo el ceño concentrado, estaba demasiado magullado para arriesgarse y jamás se imponía sobre otros, la libertad terminaba cuando se impedía la ajena.
—Aliento, con palabras o sin ellas...no puedo hablarte ni intentar explicarte más allá de lo que conozco.—Le sonrió aprensivo, sabiendo que empezaba a entrar en el sueño, mejor así con significados a medias, entendimientos a medias, formaría así el orco su propia opinión o ninguna. Habló porque se le antojo, mientras trabajaba sobre las heridas, sin importarle si era o no escuchado, simplemente porque se sentía bien:
—Donde la materia muerta se convierte en viva, en la energía básica ininterrumpida que existe y que atribuimos su manipulación casi por entero a los dioses. Para mi, esa esencia vital es el absoluto de la magia, la concentración máxima y pura de lo que "es". De la que podemos apenas extraer una huella mnemica que fuga esa energía, una memoria incompleta de donde parten todas las memorias, tus recuerdos, los míos y la forma en la que los interpretamos, no por acontecimientos, nada pasa o deja de pasar en ese concentrado, de esas huellas podemos o no, extraer ideas, similitudes, conexiones, pensamientos, palabras...acciones...fe. Mi magia funciona con fe. "Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.""Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta."
Dejando estar las manos dio una suave presión al ver las heridas embadurnadas y brillantes, saliendo del ligero trance, asintió hacia su trabajo.—No es muy diferente de tu juego mental sumándole acciones físicas. Si yo digo "Thelnak", provoca, crea, obra y te convence de una manera diferente a si susurro "Garkal". Como obras en la mente de alguien puedes también descomponer su realidad y la realidad de todos.
Calló cuando el silencio fue plano y las respiraciones profundas, ningún ruido, la pregunta de Garkal pendía suspendida del brillo del cristal, Eerie lo miro apartándose a un rincón donde llamaría al Jezabel. —A mi no me importa salir vivo, pero supongo que si seguimos con esto la supervivencia dependerá de cada uno.
Contestó al aire, dedicándose a su magia.
***
En la tienda las mariposas morían, luego de germinar sus retoños al igual que las flores, y pronto no habría más si no se actuaba, rápido y en orden, el mes tocaría pronto a su fin y debía prepararse. En la ciudad considero que era mejor raptar al unicornio que llevar sus instrumentos con él, la grasa, el lino, las tijeras y las flores.
La puerta del sótano escupió el olor mohoso del encierro. Sin polvo los hongos mordisqueaban las vigas, arriba la tienda, al fondo el jardín, el sótano era el vientre, donde la vida realmente brotaba del cuerpo, con la sangre alimentando podía mantener su pequeño paraíso. Dinero fácil, dinero que le permitía criar a sus mariposas, y mantener el pequeño espacio idéntico a su hogar en el mundo humano. En el momento exacto en el que le regalaban la inmortalidad.
Dentro de unos días iría por el unicornio.
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