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Post by Fiona Brennan on Jun 7, 2017 1:04:10 GMT
Ajena al tormento que experimentaba el dragón, la sirena caminaba entre los arbustos y árboles tambaleándose y trastabillando para encontrar aquel bolso de tela que podría ayudarla a tratar un poco las heridas más leves del muchacho. Con cada caída de su cansado y herido cuerpo, la joven hundía sus dedos en la húmeda tierra para impulsarse y otra vez levantarse. Cada tanto limpiaba sus ojos con la capa que él le había brindado puesto que su propia sangre y lágrimas obstruían su vista, pero a pesar del dolor ya no lloraba. Estaba muy decidida a encontrarlo.
De pronto su corazón pegó un salto al divisar entre unos arbustos cercanos, uno trozo de tela que sobresalía por entre las hojas oscuras y como si su cuerpo no tuviera ninguna herida la muchacha se avalanzó hacia este. En efecto, revisando nerviosamente el contenido del bolso podía decir que estaba intacto y por un momento no pudo evitar abrazar sollozando a aquel objeto que le trajo de nuevo el alma al cuerpo. Pero un sonido a sus espaldas la alarmó completamente e hizo que su cuerpo se congelara sin más. Eran toses... toses ahogadas, como las que hacía un ser con agua en su garganta, buscando aire...
-¡BYAKKO!- Otra vez no pudo evitar exclamar el nombre del dragón y si realmente había alguna criatura oscura rondando aquel bosque seguramente ya los habría oído hace rato, pero a ella no le importo en lo absoluto ya que sosteniendo fuertemente su bolso comenzó a correr muy torpemente hacia él. Casi cae de bruces contra el suelo de no ser que uno de sus brazos estuvo en condiciones para apoyarse en el suelo y mantenerla equilibrada.
Con angustia y el corazón acelerado le tomó nuevamente la cara y abrió un poco su boca para ver que esta estaba desbordando de sangre, por lo tanto, con movimientos calculados, se retiro la capa del joven de sus hombros para crear una almohada improvisada para él. Para que el joven no se ahogara giró con mucho esfuerzo el cuerpo del joven hacia un costado, para que él se apoyara sobre un costado y evitar ahogarse. Luego tomó unas vendas que cortó con una pequeña daga que guardaba allí para limpiarle la boca. -¿Byakko? ¿Byakko... puedes oírme?- Preguntó con un nudo en su garganta y sus ojos vidriosos. Aunque casi no lo conociera le dolía verlo así, lucía tan diferente a cuando lo había visto por primmera vez... de todos modos debía continuar. Quería sanar sus heridas lo antes posible, pero quería cerciorarse de que el chico estuviera lúcido. No podría tratarle las heridas más profundas, pero al menos podría intentar sanarlo un poco aunque sea solo para poder sacarlo de allí...
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Post by Ildikó on Jun 7, 2017 7:11:12 GMT
Siempre había detestado el sabor de la sangre, le parecía asqueroso a tal punto que en ocasiones le causaba nauseas pero en ese momento no podía estar más agradecido con tan repugnante liquido que de no ser por el, hace rato que hubiera cedido ante el dios del sueño. Su cuerpo le exigía descanso, mismo que se negaba rotundamente a darle. Poco a poco iba siendo más consciente de la situación, aunque aun no podía distinguir voz alguna. Sus parpados con mucho esfuerzo apenas se abrían milímetros antes de volver a cerrarse. El movimiento de su cuerpo solo le hacía quejarse y balbucear, pero gracias a esto el aire ingreso a sus pulmones en un flujo normal. Escuchaba hablar a alguien en la lejanía, su voz sonaba distorsionada y sus palabras eran difíciles de entender. De alguna manera la imagen de una chica con larga cabellera y ojos de un extraño color, se proyecto en su mente. Los recuerdos de los hechos más recientes surgieron de golpe, su cabeza se vio sobre cargada en cuestión de segundos y aunque aquello le propiciaba un fuerte dolor de cabeza, también lo ayudo a despertar.
Se tomo su tiempo para reaccionar, sus ojos se abrieron lentamente, su vista, borrosa en un principio, se fue aclarando conforme a cada parpadeo que daba. El cuerpo entero le dolía, en algunas partes el dolor era mínimo en comparación con un escozor de los mil infiernos pero para bien o para mal, aun se sentía capaz de moverse. Y así lo hizo, junto aire y todo el valor que tenía para poder girar su cuerpo hasta quedar boca arriba. La vista que lo recibió no fue nada agradable e hizo que su corazón se encogiera. El rostro de Fiona estaba ante el, no en las mejores condiciones a decir verdad pero lo que más le preocupo y sobre todo, lo descoloco, fue verla llorando. ¿Porqué lloraba? ¿Acaso... era su culpa? ¿El la había hecho llorar? ¿Porqué?
En un pobre intento por reconfortarla estiro su brazo hacía ella sin importarle el sufrimiento propio. Lamentablemente aun estaba considerablemente desorientado por lo que su mano se situó varios centímetros lejos de su rostro. ー¿Estas bien?ー De todas las cosas que quería decirle, de todas las preguntas que tenía, solo pudo gesticular esa.
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Post by Fiona Brennan on Jun 7, 2017 17:28:31 GMT
La joven oyó al dragón con algunas lágrimas brotándole de los ojos todavía. No podía evitar llorar porque dentro suyo odiaba ver a otros sufrir y más si era alguien el cual le agradaba. -¿Yo? Mírate tu.. estás completamente herido - Dijo esbozando una sonrisa algo triste, para luego volver a su rostro serio y angustiado -Tengo que sacarte de aquí, no es seguro... Veré que puedo hacer con tus heridas más superficiales...- No era una médica experta y carecía de conocimiento para tratar la gran mayoría de las heridas del muchacho, pero sabía cuidar su cuerpo y confiaba en que eso le sería de utilidad para él. De su bolso retiró algunas hierbas medicinales previamente trituradas y algo húmedas y con una venda comenzó a limpiarle la sangre de la cara para luego colocarle una venda en su cabeza con las hierbas previamente mencionadas. Eso tendría que ser capaz de proporcionarle cierto alivio en aquella zona. Luego siguió revisando un brazo y posteriormente el resto del cuerpo y le dedicó tanto tiempo y concentración a aquella tarea que olvidó por completo sus propias heridas, poniendo primero la salud del más herido de los dos. Su cabeza ya no sangraba puesto que la herida lentamente iba cerrándose con costras de sangre.
Limpiando su propia cara con su camisa, Fiona observó el rojo firmamento a la vez que oía las hojas de los árboles bailar con el viento. - Debo sacarte de aquí, no es seguro- Repitió, esta vez con mucha más seguridad en su voz que antes. No le importaba si su propio cuerpo estaba completamente lastimado, debía hacer el esfuerzo de levantarlo y tratar de salir de allí. Rodeó los hombros del joven y le preguntó - ¿Crees que puedas levantarte?- Lo preguntó tanto para él como para ella misma. ¿Crees que puedas levantarte? ¿No te apetece dormir en este bosque? Fiona sacudió levemente la cabeza. Esos pensamientos simplemente no le ganarían.
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Post by Narrador on Jun 7, 2017 17:49:15 GMT
Ambos heridos de gravedad necesitarían algo con que recuperarse. De la sangre emanada de ambos, tuvo un extraño efecto con la luz de la luna de sangre. De esta, emanó una peculiar flor, brillante y sangrante.
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Post by Ildikó on Jun 16, 2017 7:32:01 GMT
El ya no tan joven dragón podía sentir la pesadez en sus parpados, como si pequeños hombresitos hubieran atados cuerdas a ellos y tiraran en pos de cerrarlos como cualquier cortina que cerrarías al anochecer. Pero debía permanecer despierto, ahí con ella, si dormía ahora, nada le aseguraba que volvería a despertar. Al menos un síntoma se había bajado del traqueteado carruaje que representaba su cuerpo; los mareos habían cesado casi por completo, y con estos las nauseas también. Podía pensar más claramente, sopesar la situación de manera inteligente y de paso culparse de sus decisiones de toda la vida. ¿Porqué salto? ¿Tenía que hacerlo? ¿Había valido la pena? ¿Y ahora que? Sin dudar ni un solo momento, las respuestas a tres de esas preguntas era clara como el agua. Lo que también estaba claro era que de no haber saltado a por ella, Fiona no estaría ahí tratando de curar sus heridas. No importaba lo que pensara o sintiera después, el debía ayudarla. Y su sonrisa aunque tristona, valía la pena y mucho. ーSi tu estas bien, yo lo estoy...ー Soltó de repente como dinamita, sus palabras no tenían dobles intenciones o significados ocultos. Solo estaba siendo honesto, muy honesto de hecho, y eso solía ocurrir cuando estaba vulnerable como ahora.
Mientras repasaba los hechos y pensaba en una forma de salir de ahí con vida, su compañera se dedicaba a atender sus heridas. En ocasiones no podía evitar hacer una mueca o chistar la lengua ante el dolor pero solo eso. Su cuerpo permanecía inmóvil para facilitarle lo más posible su tarea. El bosque por su parte parecía no querer darles tregua, los troncos huecos y muertos crujían cada tanto, la maleza ya seca y todas las yerbas que conformaban el pútrido suelo vibraba una y otra vez como si alguien estuviera caminando cerca de ahí. Luego había momentos de silencio tan denso que le oprimía el pecho con angustia, solo para que después el graznido de un ave lo hiciera pedazos de la forma más horrorosa y molesta posible. ーLo seー Le dedico una triste sonrisa a la bella joven demacrada, como si le estuviera pidiendo disculpas por algún extraño motivo.ーNo estoy seguro pero aunque sea a rastras, saldremos de este bosqueー La armadura que cubría sus piernas rechino cuando tomo impulso, algunas partes estaban abolladas lo suficiente como para pellizcar su piel en ciertas zonas. Dolía pero ese mismo dolor lo anclaba a este mundo, le daba la fuerza que necesitaba para mantener sus temblorosas piernas, firmes y derechas. No quería ver ni sus brazos ni sus piernas, no era momento de regocijarse con auto-compasión hacía su magullado ser. ー¿Deberíamos subir de nuevo o continuar desde aquí?ー Inconscientemente ofrecía su mano a la chica para ayudarle a levantarse sin pensar que un solo tirón por más pequeño que fuera lo tendría en el piso de nuevo en cuestión de segundos. Mientras tanto, sus ojos recorrían el lugar en busca de un camino, en búsqueda de lo que sea que pudiera ayudarles. Para su suerte, no muy lejos de ahí, al pie de la colina para ser exactos, unas pequeñas flores se alzaban de manera imponente de entre los yerbajos, su color hacía un contraste tremendo con aquel lugar tan negro y muerto como ese. ーFiona... Fiona...ーTranquilo y de forma pausada era su llamado, y su brazo se extendía en dirección de la planta.
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Post by Fiona Brennan on Jun 24, 2017 1:41:57 GMT
La mirada púrpura de la chica comenzó a empañarse por el agua que, sin caer de sus ojos, la inundaba producto de las palabras del joven. Quiso poder regañarlo, decirle que lo que había hecho había estado mal y que probablemente pudo haber muerto, pero su pensamiento se vió interrumpido por la sensación de agradecerle el simple hecho de no haberla dejado sola. Pero a pesar de tener tan solo 100 años, su cuerpo pesaba como si tuviera su edad quintuplicada y en fecto, podía sentir como todo su cuerpo parecía hechar raíces al suelo, esperando asentarse. La cortada en su frente ya empezaba a molestar bastante y la sangre que perdió la mareaba como si estuviera sentada en un carusel, dando vueltas sin saber donde cuando iba a parar. Escuchaba las palabras de él como ecos en la lejanía y mientras intentaba formular una respuesta para su pregunta, se aferraba al hombro del dragón para no caer sentada al suelo.
Pero de repente, la calmada y pausada voz de él la despertó, para girar su mirada y ver que lo que tanto había buscado allí estaba. Aquellas flores, como si hubieran sido llamadas, aparecieron y abrieron sus sangrientos pétalos ante ellos. La joven sirena quedó hipnotizada por aquel rojo brillo que de estas emanaba y mientras sus pies iban lentamente moviéndose hacia aquella dirección donde se encontraban, notó que justo habían crecido arriba de un camino de sangre que ellos mismo habían sangrado. Si lo hubiera sabido, si tan solo hubiera sabido que esas flores crecían con sangre...
Pero a pesar de que se sentía completamente vulnerable y sensible, decidió por ser valiente y tomar una desición. Y con un simple movimiento de sus manos cortó las flores. Las observó a la vez que sus ojos se humedecían con lágrimas, pero no precisamente de tristeza ¿Acaso era... alegría lo que sentía? ¿Alegría en medio de aquel rojo infierno? Se incorporó muy trabajosamente a su vez que retornaba había el muchacho a pesar de las puntadas y trastabillos que sufría por el camino para quedar justo frente a frente con él.
- ¿Sabes por qué esta flor es tan valiosa? - Pausó, queriendo contener sus emociones - ... Es una flor milagrosa que posee poderes curativos... ¡Esto puede salvarnos!- Pronunció a la vez que extendía una de las flores hacía él - De nada me servirá conservarla si dentro de una semana morirá irremediablemente... ¡Si comemos esta flor podremos sanarnos y salir de aquí!- Por entre la sangre y las heridas una sonrisa se asomó en su rostro a la vez que su corazón se calmaba. Se sentía aliviada por dentro al saber que todo lo que había sucedido iba a solucionarse y todo lo que ella provocó iba a desaparecer. Tan solo quedó esperando para saber que era lo que él había decidido hacer
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