E2: Luna Roja - Hard times (Priv. Ildikó/Chris F.)

¿Acaso... su respuesta no había sido de su agrado? Por un momento pensó que había sido así y la idea de cuestionarle paso por su cabeza, pero no la llevó acabo. Prefirió dejarlo pasar, no pensar más en ello. Después de todo no podía controlar como la gente lo percibía. En lugar de eso, concentro su atención en lo que tenía frente a el.

La brisa golpeaba a ambos con toda su frescura, despeinaba sus cabellos, cosquilleaba en sus mejillas y se colaba tras ellos para seguir su camino. Se encontraba tan cociente de este hecho que el nuevo cuestiona-miento le tomo desprevenido.ー¿Mmm?ー Olisqueo el aire, pero al estar en su forma sellada su olfato no era mejor que al de un humano promedio por lo que no percibió nada fuera de lo normal.ーMe temo que no... Mi olfato no es nada extraordinarioー Le ofreció una disculpa con la mirada. ーSi pudiera decirme que es lo que percibe, sería estupendoー Apenado paso su mano casualmente por su nuca, acaricio su cuello y descanso sobre su mejilla. En contraste con la calidez del lugar, su mano se sentía fresca, como si las vendas hubieran sido sumergidas en agua segundos antes... De ninguna manera podía ser posible eso, con el clima tan cálido del lugar más aparte su calor corporal era imposible que el trozo de tela siguiera mojado.
Alarmado aparto su mano de golpe, los vendajes estaban húmedos. ーHuh....ー Giro la mano, inspeccionado-la.
La tela que cubría el dorso de su mano, apenas y tenía unas cuantas manchas, en cambio, cuando volteaba la mano, su palma estaba roja por completo. Incluso goteaba cada cierto tiempo. Llego a la conclusión de que el liquido carmesí se había deslizado entre sus dedos hacía su palma. ーTal vez sería bueno... Regresar a la cascadaー A juzgar por la sangre que había absorbido la tela, el dragón había estado sangrando todo ese tiempo o en su defecto, había comenzado a hacerlo en cuanto se adentraron en la jungla. Con la oscuridad parcial y estando distraídos por su platica, no había podido notarlo antes. Aunado a eso, el dolor no había hecho acto de presencia en todo el rato.  

Era extraño que no sintiera dolor alguno, pero la chica tomando su mano evito que pensara en ello.ーNo exactamente...ー Tal vez solo estaba adormecida la zona por eso no sentía nada.
A continuación cuando la joven comenzó a caminar de regreso, Ildikó simplemente la siguió en silencio y en ningún momento intento arrebatar-le su mano. El camino de regreso a la cascada fue más corto de lo que esperaba, supuso que se debía a que habían apurado el paso. Trato de no mirar el agua a su costado, no quería tener otro episodio desagradable de ansiedad así que clavo la vista en el piso. Pronto notó que algo bastante peculiar había surgido de entre la tierra. No se parecía en nada que hubiera visto antes. ー¿Acaso esa es...?ー La interrogante estaba escrita en toda su cara mientras veía fijamente a Chris en espera de respuestas.

El rojo escarlata se reflejaba en sus ojos con un brillo de lo más especial, nada que hubiera visto antes se asemejaba a la pequeña flor, y vaya que había visto muchas cosas extrañas a lo largo de su vida. El joven estaba tan ensimismado que apenas notaba las acciones de su compañera. El tacto de sus colorados pétalos deseaba sentirlo en las yemas de sus dedos, sin embargo no era capaz de moverse de su sitio. Aun dentro de toda esa aura fantasioso que le rodea, una parte de el era cociente que no debía tomarla, a menos que pidiera permiso para hacerlo pero se sentía de cierta manera apenado por las molestias que de por si ya le estaba ocasionando a la joven. Sería una muestra de poca educación hacer dicha petición.

Sus labios fruncidos mostraron la lucha interna que tenía en ese momento. Vergüenza, curiosidad, pena, regocijo... Todo parecía estar alborotado. ーGracias, de nuevo... Y lo lamentoー Su cabeza bajo lo suficiente para dejar ver los remolinos que formaban su extraño y desaliñado peinado. Y tan pronto como se enderezo, la flor se mostró ante sus ojos, los cuales se ensancharon por la sorpresa. ーC-Ciertamente es bonita...ー Su cabeza giraba hacía un lado como si de un pequeño y curioso búho se tratara, la graciosa imagen de Ildikó se complementaba con ese montón de cabellos alborotados y mal cortados que tenía. ーParece que su búsqueda ha rendido sus frutosー Comento más animado mientras palmeaba su hombro ligeramente en un intento de alejar cualquier pensamiento que tuviera que ver con la planta. Aunque algo llamo su atención. El rose le permitió notar por un periodo de tiempo muy corto, que sus temperaturas eran muy distintas. Por un lado estaba el con sus manos tan frías como los mismísimos tímpanos de hielo que seguido encontraba en las tierras que habitaba, y en cambio ella, su piel, se sentía cálida. Puede ser producto de la temperatura elevado de la jungla... Pensó y no le dio más vueltas al asunto.

ーSupongo que... aquí se separan nuestros caminos, ¿cierto?ー Recorrió los "nuevos" vendajes con las puntas de sus dedos de la mano contraria en un vago intento de que aquel cuestiona-miento sonara lo más casual posible.

Su primer impulso fue negar al escuchar su pregunta pero temiendo dar una imagen que no debía mordió el interior de su mejilla regresando la calma a su cuerpo de inmediato. Para el muchacho, regresar a casa o quedarse varado ahí representaba lo mismo; que estaría solo.ーEso... Me gustaríaー Si lo pensaba un momento no recordaba cuando había sido su ultima comida. El y su maldita maña de olvidar alimentarse por periodos de tiempo desconocido, le hacían sentir avergonzado de si mismo en momentos como ese. ーNo, para nada... Y aunque hubiera algo que hacer, bueno, siempre puedo hacerlo otro día, ¿cierto?ー Las comisuras de sus labios se alzaron por si solas y su rostro ahora vestía una bonita sonrisa, misma que no era para nadie más que para su bella acompañante. Ildikó no era de hacer esas expresiones tan honestas y menos a la ligera, pero la chica le brindaba cierta comodidad y eso era más que suficiente para que el pudiera soltarse un poco.

ーAh... Aunque me temo que estamos muy lejos de la ciudadela...ーLa posibilidad de ir volando hasta dicho lugar paso por su cabeza un momento pero la desecho enseguida asustado de mostrar un lado vergonzoso de el hacía alguien que acaba de conocer.ーA menos que usted conozca una posada por estos caminos, esa comida se ve algo complicada haha...ー Avergonzado. Así era como se sentía por su falta de conocimiento sobre el lugar donde se encontraban y sus al rededores. Pero no era como si en un futuro eso fuera a cambiar, la cálida temperatura del terreno hacía estragos en el después de un tiempo por lo que no podía darse el lujo de pasear por ahí y explorar. Encima de que era molesto e incomodo, lo que hacía que se limitara bastante a la hora de merodear en la isla. 

Por un momento se vio inventando alguna escusa para zafarse del encuentro, trato de disimular la tensión que se había apoderado de su cuerpo ante tal comentario. Sabía cuanto tiempo era hacía la Ciudadela, lo sabía perfectamente pero en ese momento prefería no hacerlo, y que la tierra se abriera y se lo tragara. Pero esas cosas no pasan en Mirovía, o al menos no había escuchado que pasara.
Para su suerte, las escusas no serían necesarias y el peso de un absurdo miedo dejo de pesar sobre sus hombro al escuchar la propuesta de la chica.ーNo quiero ser una molestia pero... Creo que por esta vez no tengo opciónー Acompaño sus palabras con una ligera risa. Sus manos en un movimiento delicado se posicionaron en su cadera para darle un aire despreocupado.

La sorpresa se adueño del rostro del muchacho, no todos los días tenia la oportunidad de ver a un dragón en todo su esplendor y menos tan... cerca. Era grande, fuerte, hermosa. Estaba maravillado y un poco intimidado a decir verdad. Aunque una molesta vocesita le susurraba que el era aun más grande, obviamente la ignoro y se aproximo a la dragona con paso firme.ーBueno, con permiso hahaー Veía la situación un poco cómica pero se reservo cualquier comentario que pudiera malinterpretarse.

Posicionarse de manera correcta sobre la dragona si que le llevo un tiempo considerable y bastante esfuerzo, tomando en cuenta que no quería ni rozar el agua. Una vez que estuvo en el lugar correcto, trato de aferrarse de la mejor manera posible.ーCreo que estoy listoー Una pequeñas palmaditas en esa piel tan peculiar acompañaron sus palabras.