Sailing Away. (Priv. Eira - Khorial)

La ninfa había estado vagando prácticamente sin rumbo desde hace dos días debido a los recientes acontecimientos que le bajaron el ánimo, lo que causó que sin darse cuenta llegase hasta la selva de Shangri Lax. Eira se abría paso entre la vegetación con sus manos y avanzaba manteniendo la mirada baja para no tropezarse. Sí, quizá sentía que su pequeño corazón se estaba rompiendo a cada segundo y también sentía el dolor que le traía el haber andado sin parar desde que salió de la ciudadela, pero no podía parar... Quería caminar hasta que el dolor parase, hasta que su pecho se sintiera cálido y liviano de nuevo... Hasta que el consejo de su padre surtiera efecto.


¿Cuanto tendría que andar para sentir que aquella daga de la traición que sentía en su interior desapareciera? ¿Cuanto tendría que recorrer para alcanzar la paz que se veía reflejada en los ojos de su querido padre, quien fue víctima del mismo veneno con el que habían aniquilado sus ganas de amar a otro ser? No lo sabía, pero estaba dispuesta a descubrirlo. Un paso, dos pasos... Diez mil pasos... Eira sólo podía escuchar el sonido de su propio andar sin prestar atención a lo demás, hasta que repentinamente escuchó el sonido del agua corriendo. ¿Será que había llegado a La Cascada del Trueno sin percatarse de ello? Sería bueno parar a refrescarse un momento... Pues aunque estuviese yendo directamente hacia ningún lado, tenía que cuidar su cuerpo y no sobreexplotarlo.

Una vez más, la ninfa se abrió paso entre la densa vegetación y se dirigió directamente hacia el lugar donde el sonido del agua la guiaba, topándose de frente con la hermosa vista que la cascada le podía ofrecer... Y también pillando a alguien que había decidido tomar un baño al aire libre. Al ver a aquel hermoso hombre en un momento tan íntimo, Eira no pudo evitar ponerse roja como un tomate y darse la vuelta para no verle más, dispuesta a irse por donde vino sin decir ni una palabra. Sin embargo, el piso lodoso tenía otros planes para ella, ya que al dar un paso para alejarse se resbaló y dio un gritillo debido a que no se lo esperaba, además de que cayó de espaldas de una manera MUUUY FEA, quedándose prácticamente inmóvil en el piso. Un leve "-UUUGHHH...-" Fue la única señal de vida que dio después de haber caído.

En cuanto vio como se acercaba aquel joven, la ninfa rápidamente cubrió sus ojos con sus manos y comenzó a balbucear por lo nervios. -ESTOYBIENMUYBIENNOTEPREOCUPESPORMI. - Dicho eso, se quedó totalmente quieta... Como si quedándose así el chico no la fuese a ver más y se iría dejándola sola con su vergüenza y su dolor, pero no pudo estar más equivocada, pues lo siguiente que sintió fue como aquel extraño levantó su cabeza y le puso algo suave a modo de almohada. Eira no pudo evitar descubrirse la cara y voltear para ver qué había sido aquello y en cuanto notó que el chico estaba tan cerca, se volvió a cubrir la cara.

- ¡NO ESTABA ESPIANDO! Yo sólo pasaba por aquí lo juro, no soy esa clase de persona, soy una ninfa respetable. - Dijo de manera alarmada y totalmente nerviosa esperando un regaño o algo parecido, pero lo único que escuchó a cambio fue un "¿Puedes levantarte?" por lo que rápidamente se levantó del suelo y se sacudió la ropa... Aunque no sirviera de mucho porque toda su parte trasera estaba llena de lodo y suciedad. - Lo siento... -

-Mi nombre es Eira... Eira Noctans, cazadora y torpe profesional, hehe, el gusto es mío.- Vio como aquel extraño chico le ofreció una prenda, aunque no entendió bien para que. Igualmente la tomó por simple gesto de educación y sólo la sostuvo entre sus manos, mirándola atentamente y acariciándola debido a que era suave al tacto. La amabilidad del chico era muy notoria... Muy cálida. De cierta manera eso la hacía sentir mejor, feliz, pero sentía que la tristeza en su pecho no la dejaba disfrutar de aquella felicidad. - Espera... ¿Dijiste Khorial? ¿A caso eres el Khorial al que le prometí la bebida gratis? -

Sus ojos se iluminaron por un momento, pues el recordar aquel día en el que era feliz, levantó momentáneamente su ánimo y la hizo sonreír... Pero pronto aquella sonrisa se vio ensombrecida y casi borrada, de no ser porque el joven le ofreció una manzana y desvió su atención. - ¡WOW! - _{[No he comido nada en días ahora que recuerdo...]}  -¡Muchas gracias! - Tomó la manzana y casi al instante le dio una gran mordida, sonriendo mientras masticaba. - Eres muy amable, me agradas. - Dijo en un tono relajado y sincero mientras masticaba. Si bien haber hablado con la boca llena fue de mala educación, Eira no pareció prestarle mucha atención. Ella sólo quería hacerle notar a Khorial su agradecimiento y nada mas.

Comió el resto de la manzana demasiado rápido (pero sin parecer un animal hambriento) y al terminar el último bocado sintió como el lodo estaba recorriendo su cabello y tocando su espalda de una manera lenta y desagradable, por lo que hizo un gesto de incomodidad y vergüenza al mismo tiempo. Sintió la necesidad de meterse al agua a enjuagarse un poquito, pero hacerlo frente a un hombre sinceramente no sonaba como una opción... ¡Que diablos! Podía soportar una mirada, pero el lodo sinceramente se sentía asqueroso. Sin un aviso y sin pensarlo mucho más, Eira se quitó el morral que llevaba a un costado y también dejó a un lado su arco y sus flechas, para después acercarse a la orilla y tirarse al agua echando un gran clavado. Por lo cual terminó salpicando todo lo que estaba a su alrededor con agua y lodo... TODO... Incluido el pobresillo de Khorial.

Cuando la ninfa sacó su cabeza para poder respirar, vio todo el desastre que había hecho con su clavado y se cubrió la boca con las manos, debido a que realmente no pensó que iba a causar tanto alboroto. - ¡LO SIENTO MUCHO! No pensé que iba a salpicar tanto... Ah... ¡Que pena! - Al decir eso, Eira se hundió dramáticamente. ¿Cómo es que había ensuciado así a alguien que sólo la había ayudado? Sólo podía pensar dentro de sí: "Tragame tierra".

Vio atentamente las acciones que había tomado el chico, el cual solo se rió y al igual que ella terminó arrojándose al agua para poder limpiarse. [Okay... Esa no me la esperaba.] Pensó la ninfa en su interior, mirando atentamente al joven que ahora se encontraba justo frente a ella. Viéndolo de cerca, Khorial era realmente apuesto y tenía una musculatura bien marcada, por lo cual casi al instante de notarlo, Eira desvió la mirada y sus mejillas y orejas se pusieron rosadas... Aunque igual lo estaba mirando de reojo, por lo cual no pudo evitar ver cierta cosa inusual en su hombro, lo cual interpretó instantáneamente como una mancha porque... Pues se había llenado de lodo.
- Aún tienes lodo en el hombro. - Dijo casi en un murmullo, acercándose y frotándolo suavemente con su mano, como si quisiera limpiarlo.

...Que extraño, aquello no se sentía como lodo. Sólo era su piel, pero... No se sentía igual al resto de su hombro.

Desconcertada y curiosa, Eira volteó y miró fijamente la piel del joven mientras aún tenía su mano sobre ella. Tenía razón, aquello no era nada más que una cicatriz... Una bastante notoria y que con el simple hecho de imaginar qué fue lo que pasó, hizo que la ninfa se estremeciera e imaginara el dolor que aquello le conllevó al chico. ¿Sería bueno preguntar? Creo que era obvio que no, pero la curiosidad era muy fuerte. - ¿Qué te pasó? - Preguntó en un tono bajo y sutil mientras levantó su mirada hacia los ojos del chico, tratando de no ofenderle demasiado.

Al oír el tono triste con el que hablaba el joven y al mirar como agachó la mirada, la ninfa subió un poco su mano (ya que aún estaba tocando su cicatriz) y tomó el rostro del chico, acariciando suavemente su mejilla y sujetando gentilmente su barbilla. - La vida siempre nos deja marcas... Pero esas marcas son valiosas lecciones que vamos a llevar con nosotros por siempre, así que no debemos avergonzarnos de ellas. - Después de decir aquello, Eira sonrió e hizo que Khorial subiera la mirada para que la viera, como si quisiera tranquilizarlo. Aquella cicatriz no la intimidaba ni le hacía sentir rechazo... Sólo era una parte de él, la cruz que le había tocado cargar. ¿Qué derecho tenía ella para juzgarlo? Además, no es como si alguien en realidad fuera perfecto... Podría asegurar que hasta los soberanos tenían defectos.

Un silencio se apoderó de la escena, pero no era incómodo, o al menos no para ella. Era un silencio reflectivo, de esos donde dos personas se miran y no hay necesidad de palabras para transmitir lo que piensan o sienten. Creyendo que aquel silencio iba a perdurar unos momentos más, Eira simplemente dio un leve suspiro y se volteó a otra parte. Habrá qué imaginarse cual fue su sorpresa cuando sintió como la mano del dragón prácticamente acarició su cabello y su espalda, ya que aunque sólo fue una caricia para quitarle el lodo la tomó realmente desprevenida.

- ¡Gracias! - Respondió mientras se alejaba instintivamente, pues comenzó a sentirse algo atrevida al acercarse tanto a un joven que acababa de conocer. ¿Por qué estaba tomando esa actitud? Ella nunca se comportaba así realmente, al menos no que ella recordara. ¿Tal vez sería por los sentimientos y pensamientos que inundaban ahora su alma? ¿Aquello era un simple reflejo para llenar aunque sea un poco el hueco que sentía en su interior? Aunque así fuera... No era un comportamiento debido... Khorial no tenía la culpa de nada y no tenía que servirse de su amabilidad para sentirse mejor. Si algo había aprendido en todos esos años en los que había vivido sin su padre, es que ella debía ser autosuficiente tanto en sus necesidades como en sus sentimientos. Un momento de debilidad no iba a hacer que eso cambiara.

- ... Se está haciendo tarde. - Murmuró la ninfa mientras elevó su vista al cielo, notando que los claros colores del día ya se estaban tiñendo de naranja, como siempre suele suceder al atardecer. Ya debería salir del agua y emprender nuevamente su camino, quizá si se apuraba conseguiría un buen lugar donde quedarse y con algo de suerte cazaría o recolectaría algunas frutas para la cena. - Creo que debo irme. - Dijo mientras volvió a mirar al chico, para luego nadar hasta la orilla y salir del agua con cuidado de no caer nuevamente. No esperaba que la siguiera y sinceramente ni siquiera pensó que le iba a responder, por lo que solo exprimió un poco su ropa y su larga cabellera para después tomar sus cosas y comenzar a caminar. - Nos vemos luego, ha sido un gusto. -

Cuando ella creyó que ya había sido el final de su encuentro con aquel joven, vio como éste rápidamente salió del agua y le ofreció algo con lo qué secarse, además de que en cuestión de minutos armó un campamento, invitándola a pasar la noche con él y ofreciéndole una manzana la cual ella dudó si tomar o no. ¿Por qué Khorial era tan atento con ella? Después de todo, la acababa de conocer... ¿Sería que tenía intenciones ocultas? o Quizá solamente era que todavía había gente buena en el mundo y él era uno de ellos. Lo más probable es que fuese sólo alguien de buen corazón, pues no se veía sospechoso. ¿Por qué desaprovechar la oportunidad?

- Está bien... Me quedaré contigo ésta noche. - Dijo mientras tomaba la manzana y sonreía animadamente. - Muchísimas gracias... Aunque creo que iré a buscar algo más para cenar... ¡Tengo un hambre terrible! - Admitió mientras desviaba la mirada y daba una risa muy nerviosa. Dos días sin comer... Rayos, su estomago ya ni siquiera rugía, parecía como si se hubiera muerto.

Nuevamente dejó su morral cerca de un árbol y se limitó a conservar su arco y sus flechas, volteando a ver al chico cuando por fin se sintió lista. - Volveré en un rato... Iré a conseguir algo de comer para los dos, ¡Por favor cuida mis cosas! - Dicho aquello, la ninfa comenzó a correr adentrándose en la jungla. Bien había podido llevarse su morral y aún así tener la ligereza necesaria para una persecución cazador-presa, pero quería una excusa para que el chico no la siguiera. La cacería era algo importante para ella, casi sagrado... No quería ser interrumpida en su oficio o incluso dispararle por error a su nuevo amigo. Sabía que algo tendría la naturaleza para ella y para Khorial, sólo era cuestión de buscar bien y ser paciente.

Avanzó sigilosamente por la vegetación, mirando atenta y sigilosamente a su alrededor mientras mantenía su arco y su flecha prácticamente listos para disparar. No había un sólo sonido sospechoso, nada. Se sentía casi como si se encontrara sola en aquel lugar, o eso creyó hasta que por fin algo hizo un sonido lo bastantemente reconocible como para que la ninfa sonriera y no dudara en levantarse rápidamente y disparar, viendo que su flecha se había impactado en el cuello de un pato que apenas iba a alzar el vuelo, además de que aquel sonido alertó a los otros patos que estaban cerca y los hizo huir volando... Era probable que hubiese matado a la cabeza del grupo y por eso todos se fueron sin rumbo.
 
[Oh, no, eso no... ¡Aún me falta uno para mi!] Pensó mientras preparaba nuevamente una flecha rápidamente y apuntaba a uno de los otros patos, disparando una vez más. Falló, pero no es necesario decir que con lo obstinada que era, preparó otra flecha e hizo lo mismo, acertando ésta vez a otro de los patos, el cual cayó de una altura considerable y se retorció un poco hasta que por fin dejó de moverse. Cabe a destacar que aún después de todos los años que llevaba como cazadora, aún se sentía mal cuando veía sufrir a sus presas, por lo que rápidamente y sin mirar acababa con su sufrimiento con ayuda de su daga. - Lo siento mucho. - Murmuró mientras tomaba el ya inerte cuerpo del segundo pato y volvía para tomar el primero.
 
Después de su exitosa cacería, Eira volvió al campamento y miró a Khorial sentado en silencio, además de que se percató de que en su ausencia había traído algunas frutas y ¡Wow! Unos Portobellos bastante bonitos, seguramente irían muy bien acompañados de la carne de pato. -Veo que trajiste algunas cosas~ ¡Yo también te traje algo! - Al decir aquello, levantó ambas manos dejando ver a los patos que traía con ella. - Espero que no seas vegetariano o me sentiré culpable. -