Dando una explicación (PRIV.) (Tormenta Aullante - Beltaine)

Podía ver por la manera en que Fauce apretaba los puños y encajaba el ceño que se encontraba molesto. Antes de que pudiera percibir la presencia del joven y su pareja, observaba el rostro del alfa endurecido por los caprichos de su malestar. Por su parte Diana no veía ningún tipo de maldad en que el muchacho se sintiera enamorado, finalmente era un sentimiento de lo más hermoso cuando se sabía correspondido... Fauce debía saberlo para este punto. Sin embargo sabía de los prejuicios del lobo y por más que luchara por hacerle ver una verdad inocente, sería difícil hacerlo entrar en razón; debía calmarse primero.

Se encontraba callada a su lado, esperando y enfocando la mirada en un punto. Las figuras del cachorro y aquél desconocido iban abriéndose camino entre el follaje del bosque. Inmediatamente colocó su mano sobre la espalda del lobo, ocultándola de las miradas de los que apenas se acercaban hacia ellos. Sobó suavemente, tratando de infundirle algo de paz. Finalmente, nadie sabía de su relación aún y no era el momento para revelarlo. Por fin la voz de Fang acrecentó la tensión entre ellos. Diana avanzó entrelazando sus manos frente a ella. No dijo nada, no sin antes mirar el rostro de Fauce aún tenso, con la quijada trabada y dejando escapar respiros pesados que hablaban más que palabras. -Te escuchamos- respondió por fin. Trataba de mantenerse lo más serena posible además de seria. Por más que sintiera empatia por el muchacho debía esperar a que Fauce hablara como alfa.

Llegando a pasos agigantados y con el enfado palpable en toda su expresión, Fauce del Norte llegó hacia donde Wild le había inidcado. No deseaba discutir un asunto tan vergonzoso por medio de la Tableta Arcana sabiendo que todos podrían leerla. Los miembros de su manada ya habían dado bastantes espectáculos como para agregar uno más a la lista.
Manteniendo su paso, Diana se encontraba con el. Era un alivio pues si Fauce se ponía impertinente, la loba quizás podría intentar calmarlo.

Al ver a ambos, Wild y Beltaine ahí parados, el hombre no pudo evitar entrecerrar los ojos y gesticular con desaprobación. Fauce del Norte era conocido por ser un fuerte guerrero lleno de valor y coraje, pero igualmente, por no ser muy abierto con su mentalidad. Era conservador, tradicionalista, y eso era algo que nisiquiera los dioses podían cambiar.
- ¿Esta es la razón por la cual te desapareces de la manada? - Preguntó Fauce severamente. Su voz casi podía cortar la piel de los presentes. - ¿Una asquerosa aventura descarriada? Debería darte vergüenza. Y a ti también Beltaine. Creí que eras un guerrero digno pero ya veo que no eres más que un desviado que ultraja a chicos como Wild. – Palabras filosas pero certeras; Fauce no parecía flaquear en sus opiniones, muy al contrario, estaba completamente convencido de ellas.

Diana no despegaba la mirada de los muchachos que ahora se encontraban sometidos a la dureza y prejuicios de Fauce. Podía sentir cómo sus mejillas se enrojecían de la vergüenza. La manera tan despectiva en que hablaba sobre su relación y cómo la empequeñecía le causaba un nudo en el estómago. Lo peor de todo del asunto era que Wild se veía muy feliz. No había ninguna preocupación en su mente mas que una: no sabía nada sobre Beltaine, ni quién era, ni sus intenciones. Se mordió los labios, esperando a que Fauce terminara de hacer sus acusaciones tan injustas. Se llevó una mano a la boca, presionando un poco sus mejillas con su pulgar, sometiéndose de decir cualquier cosa.

Bajó las manos, llevándolas a sus costados mientras sus puños se apretaban con fuerza. Amaba a Fauce con todo su ser pero en ese momento su terquedad y visión tan limitada de las cosas estaban frustrándole demasiado. Clavó sus ojos en Fang, escuchando atenta a sus palabras. Se veía determinado y hasta cierto punto molesto; no lo culpaba. Fauce lo había insultado y no sólo a él sino a Beltaine. Poniéndose en el lugar del chico ella también defendería a su amado con todas sus fuerzas.

No hallaba el momento de hablar, temía que sus palabras fueran a enfurecer al alfa y eso sólo terminaría perjudicando a Wild Fang. No deseaba que por un capricho del corazón fuera a ser expulsado de la manada... No debía de ser castigado por amar a alguien. Intentaba ponerse en los zapatos de Fauce, comprender el por qué de su razonamiento y algo hizo click en su cerebro. La única razón que podía dar de esos pensamientos era que entre dos hombres no puede haber procreación. Diana sintió un tirón en la base de su vientre y una náusea comenzó a hacerse presente. Sentía una ola fría de adrenalina recorrerle el cuerpo como si estuviera a punto de vomitar. Esa angustia de nuevo, la angustia de ser rechazada por ser incapaz de dar vida. Por un momento sintió como si el suelo se tambaleara y sin pensarlo se agarró del brazo de Fauce. No lo miró, bajó los ojos a un punto en el suelo para recobrar balance. -...pero se aman Fauce- dijo en voz baja, sintiendo una pesadez que parecía no la abandonaría pronto.

Las palabras de Wild fueron vacíos sin importancia para los oídos y la mente furiosa de su alfa. Además de ser un completo descarriado, aún tenía la osadía de decir que lo que hacía no era malo. Alejarse de la manada era malo, estar con otro hombre era malo. ¿Qué acaso no lo entendía? ¿Era tan difícil de comprender?

Pronto, la cercanía de Diana captó su atención pero solo por unos instantes, pues Fauce estaba listo para abrir fuego con sus palabras una vez más. Sin embargo, el repentino agarre de la loba lo hizo voltear a verla. Podía sentir su debilidad, su rostro no se veía nada bien. ¿Acaso se había enfermado?... No obstante, la frase de Diana solo lo hizo enfurecer más. Estaba iracundo si, pero eso no impedía que le sirviese de apoyo a la mujer. La quería cerca y con bien. Pronto sintió que debía apresurar su regaño para retirarse con Diana y atenderla. - No trivialices el amor de esa manera Diana. Eso es algo que se forja con el tiempo... No con lujuria y perversión de tres mirvos. - Dijo lo último dirigiéndose a ambos hombres.

Los labios de Fauce se alzaron como si un perro se tratase, mostrando sus colmillos sagazmente ante las palabras del Kelpie. Así como Wild, el hombre aquel era un ciego obstinado. - SU MANADA ESTABA AQUÍ PARA CUIDARLO, BELTAINE. TUS INTENCIONES SON CLARAMENTE OTRAS. - Vociferó el lobo, con aquellas ácidas insinuaciones. Dejó ssalir un suspiro ronco, cerrando los ojos para intentar tranquilizarse, apretando ligeramente a Diana para que continuase de pié junto a el. - No apruebo de esta situación. En lo más mínimo. - Pausó para luego voltearse junto con Diana. La discusión había terminado. - Me dan asco. -

Se sentía avergonzada de que sus emociones tomaran lo mejor de ella en un momento tan crítico. Wild la necesitaba, de su firmeza y convicción pero Fauce también para pensar con mayor claridad para servir como un freno a la ebullición de sus complejos y prejuicios. No veía malas intenciones en Beltaine, al contrario, a duras penas, con la mirada tan borrosa, podía ver el cariño con que trataba a su hermano. No olía desafio en su presencia ni malicia en su trato. Suspiró profundamente, aferrándose al brazo de Fauce mientras este mascullaba palabras hacia ella y los muchachos. Cerró los ojos, pensando muy bien lo que haría o diría mas la conversación estaba dándose muy rápido para poder llevar continuidad. Su cuerpo no cooperaba en lo absoluto. Apenas sentía los movimientos de Fauce al suspirar y tensar el cuerpo. ¿Por qué era así?

Al darse la vuelta por consecuent, darles la espalda a Wild y Beltaine, la loba colocó su mano sobre el pecho del alfa al sentir de nuevo esa ola de mareo por el movimiento. se aferró a él para no perder el balance. Se odiaba en aquél momento por no poder estar a la talla de una beta. Alzó la mirada para verlo, sumamente expuesta y con muchísima vergüenza. -Fauce...- estando a punto de continuar con la discusión la voz del cachorro la interrumpió haciendo que alzara la cabeza para ver al chico.

Comprendía por qué a Fauce le parecía una relación de poco tiempo, ni ella que era quien atendía más las necesidades emocionales de la manada había visto venir una situación como esa. Pero desconocía los secretos del corazón de su familia... por años había pensado que Fauce la detestaba... Si no había sido capaz de ver eso en quien más cercano era a ella, menos lo habría podido ver en Wild. -Está bien si no la apruebas Fauce... pero... ¿podrías tolerarla?- no le agradaba la idea de que no se sintiera cómodo con algo que hacía tan feliz al chico pero no podría cambiar su forma de pensar... al menos eso no sucedería en poco tiempo. Lo que sí podría hacer era... por el bien de Wild ayudar a que Fauce viera todo como un capricho que fácilmente se pudiera ignorar... Al menos.

Las palabras de Wild fueron suficientes para hacerle sentir rabia. El hombre entrincó la quijada, volteando a verlos de una manera que parecía que podría fulminarlos con la simple mirada. Sus puños estaban tensos. ¡Cómo deseaba caminar hacia ambos y darles la paliza de su vida! Pero en ese momento, tenía a Diana con un extraño malestar. Tuvo que poner las prioridades sobre la mesa y no fué difícil elegirlas. - No hables más. Guarda esas energías. - Le mencionó, tomándola de las manos. A pesar de la molestia, el hombre todavía tenía la cordura suficiente para no redirigirla hacia Diana, quien tan solo buscaba una manera pacífica de resolver las cosas. Dobló sus rodillas un poco y sin esfuerzo alguno, la cargó entre sus brazos. - Tienes que descansar. - Le susurró, aun dándole la espalda a los chicos.

- No te quiero ver en la manada Wild. No toleraré a gente como tu manchando nuestro honor. Y Beltaine... Qué decepción. - Dijo sin más, para comenzar a caminar hacia adelante para dejarlos. Ahora lo importante era tener a Diana con bien y nada más.

Apreciaba las atenciones y cariños de Fauce, incluso en un momento en el que sus humos estuvieran más encendidos de lo usual. Se aferró a su cuello con la poca fuerza que sentía. No podía dejar de culparse por su falta de autoridad en aquella situación; de haber estado en plenas condiciones otra cosa habría sido. Sintió una enorme tristeza escuchar a Fauce pronunciar aquello y por más que se le quemara la lengua y deseara hablar sabía que no era el mejor momento.

Ahora que todo era claro entre ella y Fauce estaba consciente de que sería tal vez... sólo tal vez, un poco más sencillo conversar con él pero no por eso se jugaría el destino de Wild. Sí, por el momento, el cachorro tendría que mantenerse alejado pero Diana no permitiría que fuera una situación permanente. Encontraría el momento de intentar hacerle ver a Fauce que esa no era razón para mantener al lobato alejado. Eran familia, siempre lo habían sido... Pero eso esperaría, por ahora, sólo deseaba recostarse y recobrar fuerzas... y pensar, pensar en aquello que tanto malestar le había dado.