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Post by Akane Enomoto on Jun 9, 2017 3:55:25 GMT
La luna roja y su encanto parecian haber entrado a su fin...las fatidicas noches que habia pasado la oni fueron indescriptibles, la sensacion de desprecio, de lastima, desesperación y de amargura inundaban su corazon. Las multiples heridas por aquellas flechas, quemaduras, razguños y golpes le daban un aspecto deplorable a la dama, quien ignorando las instrucciones de regrezar al calabozo se escabullo del castillo de su Amo y señor...para ir por ayuda.
Caminaba tambaleante, debil, deteniendo la sangre que emanaba de su cuerpo con una de sus manos, mientras que con la otra se apoyaba en postes y vigas como una ayuda extra para no caer en el frio asfalto de Reapergate. -Ugh...y-ya casi....- decia ella mientras buscaba con la mirada algo que pudiese servirle, o alguien quien pudiese ayudarle. Camino unos metros dentro de aquella lugubre ciudad hasta que encontro lo que parecia ser una curanderia. -Perfecto...- dijo gimoteando, hasta llegar a la puerta y tocar insistentemente, sentia que podria desmayarse en cualquier momento. -A....yu...da...-.
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Post by Cereza Koslov on Jun 9, 2017 4:43:44 GMT
Sentía que los días eran más grises de lo usual. Reapergate se caracterizaba por tener la peor luz de sol de toda Mirovia, y eso nunca le había importado a Cereza tanto como para notar que el cielo era gris, o que la temperatura era muy fría. Más bien eran aspectos que no le importaban tanto... pero ahora sentía un aire gélido correr por su espalda cada vez que Ethgan ingresaba a la curandería. ¿Cuándo se habían distanciado tanto? ¿Porqué había pasado? O más bien... ¿cuándo se permitió ilusionarse tanto? la Luna Roja no fue el problema, fue lo que sucedió antes, fue cuando Ethgan le dejó en claro que sólo la veía como una mujer más con quién acostarse.
Cereza se encontraba pensando en todo eso mientras vertía una medicina en un pequeño jarro de vidrio de los que usaba para sellar y dejar que dicha mezcolanza se fermentara hasta quedar lista. Justo en ese momento escuchó los insistentes llamados a la puerta que la dejaron perpleja. Dejó lo que estaba haciendo para correr hacia la puerta y abrirla con rapidez. -¡Oh cielos...! -la querubín observó preocupada a la mujer que apenas podía mantenerse de pie en el marco de la puerta. No hubo preguntas, no hubo dudas. Pasó el brazo de la malherida mujer sobre sus hombros para que se apoyara en ella para poder conducirla hacia el interior del acogedor lugar. La chimenea estaba encendida, y las hierbas curativas perfumaban dando un ambiente relajante al lugar.
-Recuéstate aquí, con cuidado... no pasa nada, te vas a curar -le aseguraba en susurros a la mujer de cabello largo, hasta conducirla a la camilla donde solía recostar a los pacientes.
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Post by Akane Enomoto on Jun 9, 2017 7:05:41 GMT
Sus suplicas fueron atendidas, mientras se recostaba en aquel bello y tallado marco de madera, una mujer de cabellos rosaceos abrio la puerta, estaba atonita y era obvio por el aspecto de la oni, sin dudarlo un momento la ayudo a entrar, pidiendole amablemente que se recostara, los ojos azules de ella emanaban amabilidad...de tal manera que le dejo un vaho sabor a lo que ella solia ser antes de aquel periodo de luna. Recostandose con sumo cuidado en la camilla para asi no agravar las heridas que ya tenia. -Gracias...- musito la oni viendo el hogareño y calido lugar, lleno de plantas de todo tipo, frascos y elementos de la chica...se veia que era buena en lo que hacia y se conmovio de sus acciones.
-Fueron...unos dias muy agotadores...- dijo riendo melancolicamente...-trate de controlarme pero...ella siempre nos gana y nos usa como sus marionetas- los ojos cansados de la mujer, cansados de sufrir, de llorar amargamente por sus ciegas acciones eran un tormento permanente e incesable. Miro a la chica de ojos color zafiro y le sonrio: -no sabes....lo...agradecida que me siento....- tosio un poco, el dolor del pecho era punzante y no sabia exactamente cuanta sangre habíaperdido hasta ahora, pero calculo que era mas de un litro. -UGH....!- se sostenia la herida para que parase el sangrado, trataba no ensuciar pero era en vano. Compañia, alguien que le comprendiese, y un descanso eran las cosas que ella necesitaba en ese momento...antes de seguir con sus labores en el castillo. Estaria obediente ante las recomendaciones de la curandera...con tal de que ese infernal dolor y aquellas repetitivas punzadas se fueran.
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Post by Cereza Koslov on Jun 11, 2017 15:36:00 GMT
-Ssssh... -Cereza le acarició con suavidad el cabello con la intención de hacerla pensar en otra cosa, en relajarla con su característico trato maternal que se le daba de forma natural, mientras le dedicaba una dulce sonrisa- La Luna Roja saca lo peor de los arcanos de la oscuridad, pero ya pasó y no volverá en mucho tiempo, así que no te tortures por lo que no podías controlar y concéntrate en mejorarte. ¿Está bien? Eso es lo importante ahora. -la querubín conocía los efectos de tan catastrófica luna, y lo mucho que podía cambiar a un arcano con sus rayos de luz.
Sin embargo la sonrisa de la curandera se borró de su rostro cuando vio el grado de las heridas en el cuerpo de la oni. Con rapidez comenzó a preparar los instrumentos que necesitaría para tal labor, parecía que se encontraba contra tiempo ¿Cuánto había estado la peliblanca sin poder atenderse? Era en momentos como éste cuando Cereza necesitaba la ayuda de una segunda persona para que le ayudara, por lo menos en pasarle lo que no estaba a la mano.
No se permitió en pensar su nombre, su concentración estaba en su paciente y nada más.
-Lo siento, necesito retirar tu vestimenta para ver tus heridas -argumentó la pelimorada con premura, sus delicadas manos moviéndose alrededor de la cintura de la muchacha para desatarle el obi con movimientos precisos. Sus propias ropas manchándose de sangre sin que eso a ella le importara- Discúlpame por favor -decía entre pujidos, intentando desatar tan extraño nudo pero lográndolo al final. Poco a poco fue deshaciéndose de capas tras capas de ropa, dejando cubierto sólo lo esencial para poder contemplar el estado del cuerpo femenino. ¡Debía apurarse!
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Post by Akane Enomoto on Jun 13, 2017 15:02:15 GMT
Guardo silencio, como le habia pedido la peli-rosa, si hablaba mucho corria el riesgo de perder aun mas sangre. Sonrio de forma lastimera y asintio ante lo que le habia dicho, ciertamente la luna roja era temida por hacer que se comportase de esa manera, negando en vano su naturaleza, repudiando los actos inmorales de sus ancestros y queriendo desde un principio ser diferente a ellos: ser noble y bondadosa. Pero todos sus ideales se habian manchado de ese rojo carmesi de tantas victimas inocentes. -Esta....bien- musito recostando su cabeza en la camilla.
Observo que el semblante de la muchacha se torno turbio, habia visto los despojos de sus batallas y se notaba la urgencia de la situacion. -D...escuida...a-adelante- sabia que era necesario que la desnudase, para poder curar y suturar lo que fuese necesario, por ahora las heridas de las flechas que ella misma se habia arrancado eran prioridad, y seguro ella adivinaria por los bruscos agujeros por donde las sangre brotaba. Su obi y su kimono fueron despojados de su cuerpo, quedando solo con su ropa interior y las vendas que usaba para taparse el pecho, ahora de color rojizo a causa de la sangre. -Ugh....- respiraba fuertemente, pero debia guardar la calma, seria rapido y con ayuda de la bondadosa muchacha se mejoraria.
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Ethgan Reild
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Post by Ethgan Reild on Jun 14, 2017 0:45:45 GMT
Ethgan regresaba a casa, habia salido desde muy temprano en la mañana. Cada año, luego de los caóticos eventos de la luna roja, decenas de arcanos heridos visitaban la curanderia para sanar sus heridas, pero agotados los suministros en menos tiempo de lo que hubiesen podido esperar Cereza le habia encomendado a ir por mas.
No tardó demasiado en conseguirlos, con su propio cuerpo adolorido y cansado no pensó en otra cosa mas que terminar con su trabajo y tomar una merecida siesta tan pronto como regresase. Lo que no esperó, sin embargo, fue encontrar un zigzagueante rastro de sangre que no desvió su camino hasta llegar al mismo destino que él tenia. arrugó el ceño al sentir el aroma de las heridas de alguien, la campanilla que colgaba justo encima del marco de la puerta resonó al entrar y se echó un vistazo dentro siguiendo aun con la mirada el sendero carmesí. Sin parecerle del todo extraño que una situación asi se diera después de la noche roja, cerró la puerta y avanzó sin pronunciar palabra alguna, solo hasta cruzar un segundo umbral y girar a su derecha observó la escena que de no ser por el desespero y las heridas de una chica recostada en la camilla, le hubiese parecido cuanto menos interesante.
alzó las cejas de manera casi imperceptible y se mantuvo quieto en su lugar observando todo con detalle y sin verguenza
-...aquí está lo que me pediste - habló entonces en medio de la premura de las otras dos, manteniendo una calma desconsiderada y hasta cierto punto cruel
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Post by Cereza Koslov on Jun 14, 2017 13:45:55 GMT
La querubín se permitió quedar quieta un momento mientras sus ojos azulados observaban cada punto que necesitaba atención, primordialmente las heridas de flecha eran las que más le preocupaban pues no sabía la forma en la que la mujer se las habría sacado del cuerpo. Se dirigió a su escritorio con mucha rapidez para colocarse una especie de lentilla con mucho aumento sobre uno de sus ojos, que se sostenía con correas alrededor de su cabeza. - Discúlpame... -murmuró Cereza, mientras limpiaba el exceso de sangre de las heridas con ayuda de una gasa, y luego colocaba las yemas de sus dedos a cada lado de éstas para abrirlas un poco y poder inspeccionar en el interior. Como temía, se habían quedado incrustadas las puntas dentro del cuerpo de la peliblanca. Cereza no dijo más, se dirigió a una mesa en donde estaban catalogados diferentes frascos llenos de hierbas o menjurges, de los cuales agarró una que al abrirla aromatizó al instante el lugar. Agarró una de las hierbas en su interior entre sus dedos, era lo único que necesitaba. - Tienes que masticar esto ¿puedes hacerlo? Ésta planta tiene la propiedad para adormecer tus sentidos, así no sufrirás tanto mientras procedo con la curación -le acercó las pequeñas hojas a los labios, esperando con todo su ser que su paciente tuviera la fuerza para masticar. Una vez que se la administró en la boca, medio escuchó la campanilla de la entrada de la curandería. - Gracias... -fue la breve respuesta de la querubín quien no se animó en dirigirle la mirada en ningún momento. Habían estado así desde hace días, con una interacción muy rara entre ellos, pero la mujer no podía permitirse pensar en Ethgan ahora- ¿Puedes dejarlas en su lugar? Tengo trabajo en estos momentos.Alistó el extractor de flechas en sus manos mientras esperaba que hiciera efecto la hierba en la oni. El silencio que imperó ahí se volvió incómodo.
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Post by Akane Enomoto on Jun 19, 2017 2:24:51 GMT
La sensacion de la limpieza de las heridas era horrible, sentia como si esa gasa fuese una lija pasandole por la carne abierta y sanguinolenta. Respiraba agitadamente, intentar calmarse era primordial. -No te..preocupes...- inspeccionaba la chica hasta que el jalon para abrirla y ver su interior hicieron que se retorciera de dolor la oni, aruñando un poco la camilla y mordiendo sus labios con fuerza para no excederse o no gritar. -Uf...- su umbral de dolor era alto...incluyendo por todo lo que habia pasado.
Suspiro aliviada cuando dejo de hurgar y se fue a su escritorio, acto seguido le trajo algo para que la mujer lo masticara, ella asintio debilmente -lo....intentare- abrio su boca y aceptando las hierbas las mastico, eran amargas pero el efecto de adormilarla empezaba a surtir efecto. Agradecia que las punzadas de dolor fuesen desapareciendo poco a poco, coloco la cabeza apoyandola en la camilla y cerro los ojos relajandose para que el procedimiento saliera bien. Ignoro por completo al intruso, con quien la peli-rosa entablo una conversacion cortante, su caso era de mas prioridad...obviamente. -¿Que...tan mal...se ven?- dijo riendo con la voz ronca, sus gritos, gimoteos y demas habian gastado su garganta.
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Ethgan Reild
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Post by Ethgan Reild on Jun 20, 2017 0:59:14 GMT
bajó el brazo al recibir su respuesta, sin apartar la mirada del convaleciente cuerpo Ethgan se abrió camino al interior de la enfermería, colocó con cuidado los medicamentos sobre una mesa y al girarse de nuevo no hizo mas que detallar las grandes manchas de sangre adornando el suelo, un gesto de desprecio y resignación se acomodó en su rostro, odiaba cuando los clientes dejaban semejantes desastres porque luego él tenia que ayudar a limpiarlos. No se movió de su lugar para no tener que pisar ningun otro charco y volviendo a detallar a la joven herida, obligó a su disgusto ser disfrazado por una sonrisa, una acompañada por el sonido de un bufido lleno de sorna
-parece que alguien estuvo divirtiéndose anoche... - pudo sentir la mirada de la oni sobre él y la sensacion incomoda de Cereza trabajando sobre ella. fijó su mirada sobre la espalda de esta ultima esperando alguna reacción en contraste a su inadecuado comentario, pero nada sucedió. Sabia que no era motivo de burla, pero quería atraer su atención, varios dias habían pasado asi y la joven curandera solo se había limitado a ignorarlo. Él no dudaba de sus habilidades, conocía ya su método de trabajo y apostaba por la perseverancia que pudiese tener al no pensar nunca en rendirse, aun asi, las palabras escaparon de su boca - ¿crees poder con esto? - Sabia que a Cereza le disgustaban esa clase de preguntas, ella tenia la firme convicción de que no eran necesarias, que solo hacían perder el tiempo y la concentración. De nuevo esperó una respuesta, pero no logró lo que esperaba.
rodó los ojos viéndose aburrido y derrotado hasta que el goteo de una sustancia rojiza y viscosa resbalando por uno de los costados de la camilla llamó su atención. Miró primero al suelo manchado y luego hacia arriba, justo debajo del cuerpo de la oni un charco comenzaba a creer a niveles alarmantes, se acercó un poco inclinando apenas la mitad de su cuerpo - am... - una de sus cejas se levantó - ¿esto de aquí debería ser importante? - apuntó con desgana una herida profunda y bastante fea, algo de lo que hasta ahora Cereza parecía no haberse enterado
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Post by Cereza Koslov on Jun 20, 2017 14:58:48 GMT
La querubín suspiró ligeramente ante la pregunta de la Oni, su cuerpo se encontraba en muy deplorables condiciones. Muy numerosas heridas estaban abiertas y permitían que la sangre corriera libremente humedeciendo el suelo de la curandería; su cuerpo maltratado, golpeado, y las numerosas heridas de flecha no daban una muy buena impresión del panorama. -Te seré honesta -susurró Cereza mientras poco a poco iba incrustando la punta del "desflechador", nombre erróneo que fue proporcionado por el mismo Reild, en una de las heridas más notorias en el torso de la peliblanca. Debía de mantener un buen pulso, y una concentración tal para no causar más daño en el tejido abierto-, tus heridas son alarmantes y fueron hechas sin consideración... estás en el punto del colapso por falta de sangre y probablemente de comida. Aún así no te rindas, tu cuerpo está dando todo de sí y luchando por sanar ¿está bien? -la primera punta de flecha ensangrentada cayó sobre un pequeño recipiente de metal situado en donde se encontraban sus demás instrumentos.
Los comentarios siguientes que ofreció el hombre lobo llegaron a oídos que intentaron de todas las formas posibles hacerse sordos. Tal vez el único indicio de que ella lo había escuchado era el fruncir de su ceño, la actitud molesta de Ethgan era algo en su totalidad irritante, sin embargo Cereza decidió dejarlo por la paz mientras trabajaba en la siguiente herida para extraer victoriosamente otra punta de flecha. No le daría la satisfacción de contestarle.
Se encontraba removiendo la tercera punta cuando volvió a insistir el rubio, colmando al fin la paciencia de la querubín. -¡Ethgan! ¡Si sólo vas a estar distrayéndome...!-sin embargo abrió los ojos, cortando todo lo que fuera a responderle, y viró su mirada hacia donde él le señalaba... los ojos de Cereza se abrieron mucho.
Lo que sucedió a continuación, fue una combinación de movimientos rápidos, presas de la premura con la que contaba la situación... el desflechador descansó en la mesa, mientras Cereza hacía fuerza para voltear de costado a la oni en el lado menos herido, disculpándose en el proceso. Un feo corte había llegado hasta muy profundo y la sangre emanaba como si no hubiera un mañana. -Gasas. Rápido.-su voz salió de entre sus labios con una inquietante serenidad, la de alguien que está calculando a toda velocidad lo que hará a continuación- El ungüento de hermiglofilia, agua salina, hilo, aguja, un trozo de carbón encendido, un balde con agua-enumeró una lista de cosas que Ethgan tendría que proporcionarle, mientras sostenía a la oni para que no se volteara más.
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Post by Akane Enomoto on Jun 26, 2017 5:15:01 GMT
Murmullos entre el intruso y la curandera...tantas palabras eran poco interesante para la mujer, quien al borde del llanto esperaba la sentencia de la peli-rosa sobre el estado actual de su cuerpo, trago en seco al escuchar la completa descripcion de daño, causado por todo lo que paso en aquella fatidica y desagradable noche. -Es...comprensible....la....mayoria fueron hechas....en defensa propia- amargamente recordaba como su pequeño Rallis se escusaba entre lagrimas por los impactos de las flechas, todo lo demas desconsiderado y de manera descarada para con la oni...sabia que debian detenerla en ese momento...aunque se habian pasado de lleno con eso.
-No....me rendire....asi que....haz lo que tengas que hacer...no hay problema....- dijo con el rostro iluminado por la determinacion, pasara lo que pasara, iba a salir de esa habitacion renovada y sanada. Habia alzado la voz la muchacha...pero se percato de algo mas: un borboteo de sangre que provenia de si misma...no lo habia notado y quiza...solo quiza hubiese sido la combinacion de los ataques de Sven y la otra sivienta....-e...eh?...- dijo viendose boca-abajo en la camilla, pedian gasas y mil cosas mas...solo pedia que no empeorase mas de lo que ya estaba. Las lagrimas de la desdichada mujer afloraron, cayendo al unisono que las gotas de sangre.
"No quiero morir.....no....no lo quiero" pensaba mientras trataba de controlar el llanto. Debia ser fuerte por si misma, debia aguantar todo lo posible para poder descansar de tanto dolor. Un flashback de su familia....sus hermanos...sus compañeros sirvientes...era como si la vida de la mujer pasara ante sus ojos, gimoteaba en silencio esperando a que le trajeran los utensilios a la curandera para realizar la intervencion en su cuerpo.
OOC: Disculpen la tardanza qwq
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Ethgan Reild
Junior Member
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Posts: 84
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Post by Ethgan Reild on Jun 29, 2017 12:11:29 GMT
Ethgan no obedeció instantáneamente, enderezó su cuerpo y observó a la curandera alzando las cejas con cierto desganado, una sola mirada de la querubin fue suficiente para al menos hacerlo soltar un bufido, y obligado a apresurar el paso solo lo necesario se movió a traerle lo que habia pedido. El sonido del crepitar de las llamas pronto fue acompañado por el de los pasos apresurados del hombre y los quejidos constantes de la oni, quien en su aparente lecho de muerte parecía haberse dado cuenta de lo grave de la situacion y habia comenzado a romper en llanto. Ethgan no temia por eso, no la conocia, le daba igual que muriese o no, sin embargo, sabia perfectamente lo que significaba si algo asi sucedía, porque aunque dudaba tambien que Cereza la conociera, ella nunca se lo perdonaría
Dejó las cosas que habia logrado reunir cerca de la camilla y en un segundo viaje comenzó a buscar lo que restaba. juntó las ultimas cosas en una sola mano y con la otra agarró las pinzas para remover las brazas de la chimenea, tomó con ellas uno de los trozos de carbón encendido y al girarse observó entonces las distintas manchas de huellas que había logrado fabricar en tan solo segundos y que ahora adornaban todo el lugar, sus hombros decayeron y suspiró resignado, sin tener mas alternativas se acercó a Cereza con la misma premura de antes y le extendió los ultimos materiales sabiendo perfectamente cual sería su siguiente tarea.
no le importó mucho donde colocaría sus manos cuando se dispuso a sostener el cuerpo de Akane a medio lado, permitiendole a la de cabellos morados poder trabajar correctamente sobre la herida. Apenas pudo observar el rostro de la desconocida, se contuvo de decir algún comentario hiriente que sabia que estaría de mas y volvió hacia el rostro serio y concentrado de Cereza.
No era la primera vez que la ayudaba de emergencia, no temía de lo que pudiese pasar, incluso la primera vez que la había asistido no lo había hecho, demasiado acostumbrado estaba ya a las escenas sangrientas como para perder la cabeza por ello, algo de lo que seguramente ella podía presumir, pero él no estaba muy seguro de poder hacerlo...
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Post by Cereza Koslov on Jul 3, 2017 22:48:28 GMT
-Ssssh... sssh... -intentaba calmarla en pequeños susurros pero la querubín tenía su atención totalmente puesta en las heridas que la apremiaban, en el tiempo en contra con el que estaban peleando esa batalla, y en el mapa mental que había trazado sobre el cuerpo de la joven oni y sobre el que implementaría su plan de acción en cuanto Ethgan llegara con todos los instrumentos y objetos que le pidió. Había puesto su mente en automático, confiando plenamente en que tal vez el hombre lobo podría defraudarla en los ámbitos sentimentales pero cuando era algo que en verdad era importante, él siempre estaba ahí.
Siempre.
No tuvo que alzar su mirada para corroborar que Reild se acercaba con lo que ella pidió. -Deposita tu vida en mis manos -le pidió a la arcana- Y te prometo que te ayudaré, pase lo que pase, sin importar lo grave que esté la situación.- mientras hablaba, dejó que el hombre tomara a Akane, para poder tomar una gasa nueva con la cual retirar el líquido que excedía la herida- No estás sola.
La promesa que le hacía a sus pacientes, su mantra, su legado. Respiró hondo, y entonces comenzó.
Toda su atención se centró en la herida que tendría que suturar, el proceso no sería nada lindo pero era necesario para salvar esa vida. Un cuchillo afilado se pasó por el carbón ardiente con el fin de desinfectarlo y al mismo tiempo cauterizar todo lo que tocara; un proceso simple pero que siempre dejaba a la querubín con un mal sabor de boca. Le empezó a rebanar las orillas negruzcas de piel que empezaba a morirse en aquella grave herida, el olor a carne quemada no se hizo esperar...
Cuando se hubiera asegurado de que no quedara zona mala, hizo lo mismo con la aguja, para empezar a coser con una precisión tal como si de un hechizo se tratase.
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Post by Akane Enomoto on Jul 25, 2017 21:51:38 GMT
Dudando por si misma si lograria en ese lugar al menos, tener una mínima posibilidad de sobrevivir la oni gimoteaba un poco mas. La tierna voz de la querubín ayudaba un poco a que no tuviese miedo de los extraños instrumentos con los que en poco tiempo suturarían sus heridas. - Mi vida...esta en tus manos amable muchacha...- el hombre la tomo y ella asintiendo para darle permiso dejo que la acomodase para que Cereza colocase la gasa en su herida, un escalofrío recorrió su espalda al sentir aquella tela tocar la carne sanguinolenta, pero debía ser fuerte...por ella...y por Rallis, a quien tanto daño le había causado y a quien quería sobre todas las cosas. - Gra....cias...- inhalaba y exhalaba suavemente para evitar el panico, escucho como la joven se preparaba mentalmente para el procedimiento y ella sonrió lastimeramente "ya es hora...querida madre, dame por favor fuerzas para soportar todo esto...necesito mejorar para enmendar mis errores" le hablaba mentalmente a su progenitora como si pudiese hablar frente a frente con ella, aun por la distancia sentir que ella era quien la apoyaría en todo momento, ademas de ser quien mas preocupada podría estar por no saber nada de la albina desde antes que la luna roja apareciera. Escucho como un metal chirriaba entre las brasas, el aroma a carbon y demás hacían que ella sospechase de lo que fuera a hacer la arcana... "esto va a doler..." sarcásticamente río para sus adentros hasta que el tacto del cuchillo con su piel provocaron en ella un indescriptible dolor: - ¡AAAAAAAARGH!- grito mientras apretaba sus puños, resistiendo lo mas que pudo al corte y quemaduras siguientes. - Hah....hah...- jadeo al sentir que aquel infernal elemento ya no entraba en contacto con su piel para después sentir como una aguja entraba y salía de su carne, suturando. OOC: Disculpen la tardanza uwu
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