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Post by Melfaron Praoxhar on Jun 30, 2017 5:50:22 GMT
Por supuesto que Eira hubiera preferido no verlo nunca a aceptar un par de disculpas y excusas, pero para variar la soberbia que inundaba el corazón de Melfaron podía más que su cabeza gritándole que la dejara en paz. Eira aún lo amaba, ¿no? Probablemente no, pero podía ser que sí. Al menos todavía lo quería... o eso quería creer. Tenía la mala costumbre de aferrarse a esperanzas casi imposibles y, por más que se dijera que iba a cambiar, seguía sin poder dejar de creer en ellas. Él también estaba agotado, las piernas se le hacían más pesadas que nunca y su cola se arrastraba por el suelo como si estuviera muerta. Dioses, no había nada peor que sentirse triste...
Soltó la mejilla de su adorada y posó ambas manos sobre el mango del bastón, sin saber realmente qué hacer con ellas. Sus dedos tamborileaban por encima como si tuvieran vida propia, al ritmo de una canción que solo se reproducía en su cabeza. Cuánto más sencillo era llevar a cabo este tipo de conversaciones con música de fondo y alcohol para soltar la lengua o un cigarro para calmar los nervios. Melfaron creyó las palabras que la ninfa había emitido acerca de estar cansada (él también quería irse ya de allí), pero no alcanzó a preguntarle si acaso podía acompañarla para asegurarse de que llegara sana y salva antes de que apareciera Ber-Ber a arruinarle todo. No pudo hacer nada cuando obligó a Eira a montarse sobre él, ni tampoco pudo detenerlos mientras se iban alejando del lugar, pero no estaba dispuesto a dejar que un oso le ganara y se llevara lejos a su amor.
El tabernero tenía dos cosas claras:
1) Sabía que nunca iba a poder alcanzar al oso si seguía avanzando.
2) Sabía que lo que iba a hacer era una pésima idea.
Antes de que Eira y Ber-Ber pudieran llegar más allá del callejón, el baphomet le enterró el bastón con toda su fuerza en una pata trasera a la bestia peluda. Seguro que no le había hecho daño, pero esperaba que al menos fuera suficiente para poder llamar la atención del animal y, con algo de suerte, hacerlo enojar un poquito.
- Disculpa, querido -le dijo al oso, asumiendo que ya no podía caer más bajo por el resto del día y que probablemente acabase aplastado por un oso-, estaba hablando con Eira y no me dejaste despedirme.
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Post by Deleted on Jun 30, 2017 21:30:40 GMT
Eira ya se había resignado a ser lleva a quien sabe donde por Ber-Ber, por lo que iba montada en el oso con sus ojos cerrados, un gesto de niña regañada y los brazos cruzados. Se sentía aliviada de que la hubiese sacado de esa incómoda situación, aunque al mismo tiempo sentía como si se estuviera yendo dejando las cosas a medias, cosa que no le agradaba del todo simplemente porque ese no era su estilo. Pero cuando menos se lo esperó, sintió como el oso había parado su caminata y se quedó totalmente quieto, lo cual hizo que la ninfa abriese nuevamente los ojos sólo para verlo, notando que estaba totalmente serio e incluso se podía decir que estaba en un momento de reflexión. Para ella, la mente de Ber-Ber era un total enigma, uno que realmente le gustaría descifrar, ya que sabía que detrás de esa mirada profunda se escondía algo más que técnicas de caza, deseos de miel e inmensas ganas de dormir. ¿Qué es lo que su querido y peludo amigo pensaba? ¿Estaba pensando en lo sucedido? ¿Los espíritus le estaban dando un mensaje sobre lo que debía hacer? ¿Había cambiado de parecer? ¿Le iba a dar la oportunidad de perdonar al baphomet? O ninguna de las anteriores...
De pronto todas las ilusiones de la ninfa sobre el oso sabio y profundo quedaron en el pasado al ver como Ber-Ber se giró bruscamente hacia atrás y le rugió fuerte y salvajemente al hombre que le golpeó la pata tan groseramente en la cara, dejandole todo el rostro lleno de saliva e incluso dejandole todo relamido el pelo hacia atrás. [¿Qué rayos?] Pensó la ninfa, la cual permaneció con los ojos como platos por unos segundos y después, sin poder evitarlo mucho más, se echó a reír. - OHHH, BER-BER, ERES TAN GROSERO. - Dijo entre risas y lágrimas, sujetándose el estómago para luego ocultar la cara en el lomo del oso, el cual sólo le resopló en la cara al baphomet con mucha molestia. Viéndolo por el lado amable, al menos Melfaron había logrado que se detuviera tal y como quería.
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Post by Melfaron Praoxhar on Jul 4, 2017 22:33:31 GMT
Casi, casi deseó que la bestia peluda que Eira tenía como guardián lo hubiera mordido. El rugido le reventó los oídos y el tufo del animal era tan malo que la mueca de miedo y asco de Melfaron no pudo ser disimulada por el baphomet. Al menos alcanzó a cerrar los ojos antes de que les entrara un montón de baba de oso... trató de cubrirse el rostro con el brazo, pero fue inútil y solo acabó más sucio y húmedo de lo que esperaba. Sin embargo, pese a que el corazón se le había acelerado de susto y no de amor, no se movió del lugar donde estaba hasta que Ber-Ber se aburrió de gruñirle. No iba a dejar que le ganara un oso, por más despeinado, mojado y asqueroso que quedara el tabernero... además, él era el que había actuado así de estúpido. ¿Por qué mierda le había picado la pata a un oso?
La risa de Eira fue la respuesta que necesitaba escuchar. Era tan alegre, tan honesta, que una sonrisa afloró en los labios del hombre cojo. Ni siquiera le importó que el oso le resoplara encima (mentira, sí le molestó, pero al menos no le había vuelto a escupir). - Te ves hermosa cuando ríes, mon chéri... -dijo suavemente mientras que se limpiaba el brazo contra el paño que siempre traía consigo. Se llevó la mano recién limpiada a la cara y se quitó las babas restantes de encima. El pelo le quedó hecho un desastre incluso después de peinarlo un poco con los dedos mientras seguía hablándole a su amada-. Eira, ¿me darías el gusto y el privilegio de poder verte de nuevo? Cuando sientas que puedas encontrarte conmigo sin querer matarme, por supuesto, y siempre que tu amiguito peludo lo permita -tomó aire y dijo lo siguiente casi como un suspiro... siempre le complicaba levantar el peso de su propio orgullo-. Por favor.
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Post by Deleted on Jul 5, 2017 0:17:22 GMT
Cuando por fin puro parar de reír, la ninfa levantó la mirada y dio un fuerte suspiro, limpiándose las lágrimas que llegaron a escaparsele mientras reía. Ah... Ber-Ber siempre sabía como animarla de una manera u otra, pero ésta vez definitivamente había ido a otro nivel. Mientras retomaba la compostura pudo escuchar los halagos que le daba aquel baphomet lleno de baba, lo cual hizo que lo volteara a ver otra vez e hiciera un "PPFFFFTT...", ya que le entraron las ganas de reír de nuevamente. Nunca se hubiera imaginado llegar a verlo así, NUNCA, definitivamente esa imagen la iba a perseguir por mucho tiempo. - ¿Qué dices, Ber-Ber? ¿Lo podemos ver de nuevo? - Preguntó Eira mientras se acercaba un poco hacia la cabeza del oso y le miraba de reojo mientras que el animal hacía un leve sonido a modo de protesta. Era obvio que era un "No" por su parte, pero para que quedara más en claro... - [Sonidos de oso]. - Al escuchar eso, Eira no pudo evitar abrir un poco más de lo normal sus ojos y cubrirse la boca con una de sus manos. OH, NO CONOCÍA ESE LADO DE BER-BER. Como sabía que Melfaron no había entendido nada de lo que el oso había dicho solamente sonrió y le dio dos palmaditas al animal en la espalda. - Dice que lo va a pensar... Pero por mi parte está bien. - Respondió por fin mientras sonreía algo forzadamente, casi como una madre que le estaba solapando una grosería a su hijo pequeño. El oso sólo miraba al baphomet de mala manera y no hacía ni un intento por disimularlo, pues si por él fuera ya hasta se lo hubiera comido. - Nos vemos luego, Melfy. - Y ésta vez, Ber-Ber se dio la vuelta y comenzó a caminar sin detenerse ni mirar atrás, a diferencia de la ninfa que sí lo estaba haciendo y se despedía con su mano mientras sonreía de manera sincera. Había sido un día agotador para ambos... Ahora merecían descansar.
OOC: Termina el Thread.
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