Fuji (Priv. Kouhei-Cytka)

-A-Ah! No te p-preocupes!- exclamaba Kouhei agitando sus manos frente a él y sonrojándose a la vez que el kirin, pues asumió que le había incomodado quererse meter en un viaje de pareja que no era suyo. -M-me alegra poder contar contigo de todos modos-

El zorro notó cómo su amigo comenzaba a llorar. Pensó que se debía a que había quedado fuera del viaje, pero no se veía triste. Más bien estaba feliz(?. Bueno, Kou no es adivino, así que se acercó un poco a él para preguntarle: -¿Pasa algo?- parpadeó de manera lenta y le miró con mucha curiosidad, dando un pequeño sorbo al té.

Cuando el kirin vio el contenido de la caja, realmente le gustó. Kou se encontraba sonrojado por las lindas palabras de Cytka. -G-Gracias. Qué bueno es conseguir a alguien más que le agraden mis cosas. Me haces sentir bien- expresó sonriendo tiernamente otra vez. -Y realmente preferiría conservar mi arte, pero tendría que cargar una caja 100 veces más grande que esta, cosa que es imposible- hacía una breve pausa para reírse levemente visualizando una caja de ese tamaño antes de continuar: -Suelo vender la mayoría, pero conservo unas pocas para mí. Con lo que más me quedo es con los kimonos y los dibujos que me quedan extremadamente bien. De resto, lo cambio por dinero, pero aveces...- se interrumpió a sí mismo para concentrarse en buscar algo entre los cajones de su caja -Me gusta hacerle regalos a los nuevos amigos que consigo- habló a la vez que le entregaba a Cytka un saco pequeño decorado con dibujos de flores. -Esto es algo especial. Es un saco con hierbas medicinales que me dio Ginseng antes de que me fuera a Ombú. Por si acaso, quiero decirte que no tienes motivo para negarte al presente, pues específicamente me dijo que repartiera de estos saquitos a aquellos que les pudiera ser de utilidad. De seguro estará feliz de saber que uno de ellos ahora lo tiene un kirin tan simpático como tú-

(ooc: alsdjfkslaskdj gracias!)

Tras las palabras de Cytka, Kouhei sonrió en grande dejando acumularse 2 pequeñas lagrimitas en sus ojos debido a su felicidad. -N-no, muchas gracias a ti, por acompañarme y convertir este tonto paseo mío en un día genial- el kitsune se sonrojó al terminar de hablar, aún manteniendo su sonrisa pero tapándola levemente con una de las mangas de kimono.

El kirin se había volteado a buscar algo, Kou no esperaba que le hicieran otro gesto a cambio. Por un momento pensó en decirle que no era necesario, pero ya él le estaba extendiendo las manos sosteniendo el regalo. Cuando Cytka dejó ver lo que ocultaba, Kouhei quedó maravillado con la belleza de aquella flor. La tomó con delicadeza y la observó con detenimiento, moviéndola debajo de un rayo de luz que escapaba entre las flores del árbol que estaba sobre ellos. -Cytka, es bellísima. Muchas gracias- decía a la vez que veía brillar su regalo con la luz del sol y dejaba escapar una que otra lagrimita por lo conmovido que estaba. Era obvio que no estaba triste, pues su rostro demostraba pura alegría. Pasó rato viendo los bellos colores que se reflejaban flor, para luego fijarse en la textura y darse cuenta que se trataban de las escamas de su amigo. ¿Cómo lo supo? Pues, cuando tu mejor amigo también es un kirin, uno llega a conocer muchos detalles sobre esta raza. Volteó a ver al contrario dirigiéndole otra sonrisa, una llena de dulzura y gratitud. -Tus escamas son espectaculares. Agradezco mucho que hayas decidido entregarme algo así- dijo apretando con cuidado la flor que se le había otorgado.

Él es del tipo de persona que guarda con mucho cuidado aquellas cosas que le encantan. Incluso era capaz de no usar su caja con el miedo de que se dañara con el uso, pero Ginseng se había enfadado con él debido a que se la hizo para que la llevara siempre con él, por lo que tuvo que obedecer a su amigo. Así que por ahora, guardó la flor en un saquito acolchado y la metió en un pequeño cajón de su caja, al lado del abanico que le dio Rallis, para que no se rompiera. Usará estas cosas sólo en momentos que él considere importantes, pero todos los días los días seguirá sacando sus presentes para mirarlos y apreciarlos.

Kouhei sonrió un poco, sintió mucha ternura al ver a su amigo dejaba caer unas cuantas lágrimas, aunque también le daba lastimita que llorara. -Y yo estoy sorprendido por haberme abierto tan rápido contigo, de verdad, eres muy buena persona y tienes una energía hermosa a tu alrededor- expresó riendo levemente -Yo también espero que mi regalo te sea muy útl, sé que lo aprovecharás al máximo-

El kitsune se sorprendió un poco cuando el kirin se acercó a secarle las lágrimas, su rostro se puso colorado apenas sintió los dedos de Cytka bajo sus ojos, pero no le molestaba lo que hacía, sólo le daba pena. -T-tranquilo, gracias- dijo con una sonrisa mientras jugaba con un mechón de su cabello -A mí también me ocurre lo mismo- habló a la vez que se aproximaba al contrario y secarle también las lagrimitas que se le habían salido hace poco. -Mejor?- preguntó viendo a su compañero de manera alegre y tierna.

Estaba muy feliz de haber conocido a Cytka, rara vez se sentía así de tranquilo con recién conocidos. Comenzó a mover sus colas de un lado a otro, como un perrito, y abrazó a su amigo repentinamente y con fuerza, sonrojándose mucho al darse cuenta de lo que acababa de hacer. -A-ah! L-lo siento!- dijo mientras se separaba de golpe del abrazo -M-me dejé llevar- comenzaba a sudar un poco de los nervios, desviando la mirada. Se puso a mirar hacia arriba un momento, dejando la vergüenza irse poco a poco, tratando de distraerse con la vista hacia las flores del árbol.

Ya se habían acabado sus tazas de té y habían compartido un buen rato, pero el zorro no tenía nada qué hacer el resto del día, además que Rallis no estaba en casa, así que si regresaba a la posada, se quedaría solo. Volvió a mirar hacia su amigo, aún con su cara algo colorada para preguntarle -Tienes algo pendiente para hacer? Porque quisiera pasar más tiempo contigo-. Bajaba sus orejas y jugaba con sus manos estando apenado y con miedo de que su amigo ya tuviera que irse. Esperaba que pudieran jugar un rato o dar una vuelta por el bosque, e incluso darse un chapuzón en algún lugar cerca de ahí.

(ooc: TRANQUI 👍🏼✨)

Era un alivio que a su amigo no le molestara ser abrazado y estaba muy feliz por eso, pues a él le encantaba abrazar a aquellos que tenían toda su confianza.

Se alegraba de que el kirin se quedara un rato más, decía que no tenía compromisos hasta mañana ¿quén sabe las miles de cosas que podían hacer antes de que acabara el día?. Subió la mirada y las orejas de golpe al oír lo mucho que conocía Cytka de este lugar. Sus ojos brillaron para asentir varias veces, demostrando las enormes ganas de querer caminar con él por el bosque.

Con la ayuda de su compañero, guardaron todas las cosas en su caja. Cuando habían terminado, Kou levantó del suelo y se la colocó en la espalda, notando que él y su caja, habían dejado una huella entre los pétalos caídos. Se agachó por un momento a darle palmaditas el piso, moviendo los pétalos para borrar esas marcas con la intención de dejar intacto ese bello lugar. Y estando todo listo, comenzó a caminar junto a su amigo, emocionándose por cada pequeña cosa que veían en su camino. Aunque Kou era del tipo que se impresionaba con cualquier cosa de la naturaleza, incluso si se trataba de un palito seco en el piso. Todos los colores eran hermosos, le daban ideas para nievas mezclas de pintura y lo inspiraban para crear más cosas con sus manos. -Cytka, mira esa flor!- dijo apuntando con el dedo a aquella planta, para luego voltear y notar otra cosa -Cytka, mira ése pájaro!- volviendo otra vez a ver algo bonito para señalarlo -Cytka, mira la forma de esa piedra- no paraba de ver cosas que le llamaran la atención. Comenzó a perseguir una mariposa que había pasado junto a ellos -Cytka, mira cómo brillan sus alas!- y terminó yendo tras un conejo que estaba en medio del sendero -Cytka, es un conejito!- se emocionaba como si fuera un niño de 5 años, cada vez entraban más en lo profundo del bosque y aparecían aún más cosas interesantes, ojalá el kirin no se empezara a sentir incómodo por la actitud de su amigo. Era una de las pocas veces que Kou no estaba reteniendo lo que sentía, quizá se debía a que no estaban siendo observados por otros arcanos, o simplemente porque el kitsune no estaba notando lo que hacía.



El paseo no podía ser más perfecto ...bueno...tal vez si también los acompañara su tierno arconte, sería aún mejor. Pero sin duda este día sería inolvidable, así no tendrá problemas para recordar el primer día que conoció a Cytka.

Daba pequeños saltos de emoción escuchando varios de los sitios a donde podían ir, deteniéndose tras la pregunta del kirin, moviendo sus colitas mientras tenía los ojos llorosos de la emoción. -Podemos ir a todos los que dijiste? Pasar un rato en uno, en la tarde ir a otro y en la noche definitivamente quiero ir al tronco. Sería un desperdicio entrar a un lugar oscuro cuando hay luz del día, así que sería mejor dejarlo de último. Si nos da miedo podemos regresarnos, pero me lo imaginé siendo algo muy mágico, como sacado de un cuento, con miles de hongos brillantes y luciérnagas volando dentro de él- suspiraba pensando en lo hermoso que se veía en su cabeza, esperando a que esa fuera la imágen real. -Aunque si sabes de otros lugares que sean mejores, puedes guiarme a ellos. Tú me dices- esperaba con mucha emoción la respuesta del kirin, no quería desperdiciar ni un minuto de diversión.

Kouhei junto sus manos alegremente frente a él soltando una sonrisa. Estaba feliz que su plan le gustara al kirin, y también le agradaba que aquel tronco sonara como un reto, aunque no para él, pues tenía pensado llevar al gran explorador que tenía como pareja para ver qué era capaz de encontrar ahí dentro.

Se mantuvo viendo a Cytka atentamente mientras éste se encontraba pensativo, esperando una respuesta. Sus orejas se levantaron de golpe cuando su amigo chasqueó los dedos. Sabía que eso era señal de que se le había ocurrido algo, y efectivamente se trataba de ello, haciendo que el kitsune volviera a sonreír, pero sorprendiéndose de inmediato al ser tomado del kimono y guiado a un lugar fuera del sendero.

El zorro se había entristecido un poco al ver que había una enorme pared en el camino. Pensaba que ya no podrían entrar a aquel lugar, pero dirigió su mirada a Cytka, notando que había un pequeño lugar por el que se podía pasar. -Cytka, de verdad podemos ir por aquí?- preguntó tímidamente, volviendo a ver la enorme altura del muro, y regresando su mirada al suelo para darse cuenta que su amigo ya no estaba a su lado. Se puso nervioso, miró a los lados varias veces buscando al kirin y asegurarse que no hubiera nadie cerca, y en eso, se atrevió a atravesar rápidamente la pared y chocando con el contrario, quien acababa de pasar al otro lado. -L-lo siento!- se disculpó acomodándole la ropa a Cytka a la vez que se sonrojaba.

En lo que se atrevió a mirar en dónde se habían metido, los ojos de Kou brillaron reflejando todos los colores del lugar. -Ojalá recuerde cómo llegar aquí cuando lleve mi caballete. Esto es hermoscísimo, parece un espejo- decía contemplando el paisaje, soltando una pequeña lagrimita conmovido por la belleza natural. -Me fascina. Cytka, eres el mejor guía de todos- dijo felizmente, moviendo sus colas de un lado a otro y tomando las flores que el kirin había agarrado del suelo para verlas mejor. Luego sopló los pétalos que habían en sus manos, viendo cómo todos los colores de las flores eran llevados por el viento, riéndose levemente. -De verdad me encanta- expresó arreglándose un mechón de cabello y mirando a su amigo con una sonrisa ruborizada y llena de emoción.

Luego de quedarse parado unos minutos viendo el lago y los árboles que lo rodeaban, volteó a ver a Cytka algo apenado. -Cytka, voy a ir un momento detrás de aquel árbol ¿vale? Ya vengo- dijo jugando un poco con sus manos para correr a dónde había dicho. Se quitó su caja y sandalias, sentándose en el suelo para desamarrarse el kimono y sus pantalones, quedando completamente desnudo, pues se moría de ganas de meterse en aquel lago a bañarse. Abrió su caja y se puso a buscar algo que pudiera usar de bañador, pero no lo encontraba. Quizá esta vez se le había olvidado, lo cual le hizo ponerse muy nervioso, debido a que ya se había quitado la ropa y no quería sacrificar ninguna de las piezas de su conjunto para mojarla. Con el rostro todo rojo, se asomó desde atrás del árbol, cubriendo sus partes con su cola. -C-Cytka...¿d-de casualidad tienes algo que puedas prestarme par...- fue interrumpido tras apoyar uno de sus pies sobre una cama de pétalos que pensaba que estaba sobre la tierra, pero debajo de esta, estaba el lago. Cayó al agua, salpicando bastante, borrando el reflejo de los árboles por un momento y abriendo un hoyo alrededor del montón de pétalos en el que había tropezado, asomando su cabeza fuera del agua a los pocos segundos y tomando un gran bocado de aire. Su cabello se había llenado de pétalos y flores de todos los colores, a la vez que su cara estaba rojita como un tomate. -Cytka...- dijo con la voz algo quebrada mientras hacía un puchero. El pobre kitsune estaba realmente avergonzado.

Estaba feliz de que su amigo estuviera tan dispuesto a ayudarlo en todo, sobretodo tratándose de alguien que apenas conocía de hoy. Y el hecho de que compartiera uno de sus lugares secretos le hacía ver al kitsune lo mucho que le gustaba al kirin estar con él.

Aquel grito de Cytka había sido tan fuerte que Kouhei había podido escucharlo perfectamente estando bajo el agua. ¿Tanto se preocupaba por su boba caída? Pensó que, mas bien, le daría mucha gracia. Cuando el zorro sacó su cabeza del agua, el kirin se encontraba justo frente a él, sorprendiéndose cuando éste apartó su cabello del frente y sonrojándose aún más cuando lo tomó por las mejillas. Su amigo no veía lesiones, solamente era capaz de apreciar desde todos los ángulos su expresión llena de vergüenza. -E-e-estoy b-bien- dijo con una voz muy temblorosa por los nervios y la pena. Y ese abrazo era justo lo que Kou no quería que ocurriera. El pobre estaba más incómodo que nunca y su rostro parecía no tener más espacio para que se le acumulara la sangre.



Sentía que se iba a morir, o mejor dicho, quería morirse en ese momento. No pudo escuchar aquellas disculpas, sólo se hundió, haciéndose bolita bajo el agua mientras que el kirin hablaba de los pétalos que estaban en su cabeza. Aunque al final tuvo que calmarse un poco, pues no podía pasarse todo el día sumergido. Tristemente para él, no era ningún tipo de arcano acuático. Asomó la cabeza para ver a su amigo flotar y hablarle en un intento de hacer que la siguiera pasando bien...pero sería algo complicado. -N-no puedo, s-si me pongo a nadar se me van a ver las nalguitas o el tú ya sabes qué- dijo aprentando los ojos y tomando sus colas con fuerza para taparse, manteniéndose a flote moviendo apenas un poco sus piernas -Y-y no te puedo pedir tu short. Es m-mi culpa no haber traído nada...pero me da m-mucha pena ser el único sin ropa- desviaba la mirada hacia un lado, intentando pensar en algo. Kou tenía la capacidad de transformar temporalmente hojas en distintas cosas, pero en los árboles solamente habían flores y eso no le serviría. También podía convertirse en zorro, pero no quería nadar únicamente estilo perrito, además que se le dificultaba hablar normalmente con esa forma. No parecía tener muchas opciones.

-N-no, tranquilo. Yo fui q-quien pensó que tenía todo cubierto. Tenía pensado p-poder ir a nadar hoy- dijo tímidamente con su cara colorada, intentándola ocultar hasta la nariz en el agua al terminar de hablar. Qué pena tener que poner a su amigo a pasar por estas cosas con él, ahora Cytka debería sentirse mal por su culpa.

Luego su amigo se alejó y se fue a la orilla. ¿Qué era lo que estaba haciendo? Estaba sacudiéndole un bicho a su ropa?...¿Por qué regresó al agua sosteniendo su blusa? La acaba de mojar!. Era justo lo que Kouhei estaba evitando, no quería que el kirin se quedara sin ropa para cuando salieran. El zorro ya no podía hacer nada, ya la blusa se mojó, además que ir a buscar alguna de sus prendas le haría hundirse en el agua por el peso de la tela. -Cytka, s-siento que hayas tenido que empapar tu blusa por mí- dijo avergonzado, tomando con sus manos temblorosas la cosa rara que había amarrado él mismo -G-gracias- expresó antes de volver a sumergirse, haciéndole unos arreglos para que le sirviera. Lo único es que no le resultaba como quería, por lo que sacó varias veces la cabeza para tomar aire y seguir intentando, pero la tela no alcanzaba y sólo pudo hacerse un fundoshi raro que sólo le tapaba el frente (que por lo menos era su preocupación principal, ya con sus colas esponjosas podría encargarse de cubrir cómodamente su trasero). -L-luego te daré uno de mis kimonos para que no te dé frío al salir- fue lo primero que dijo después de ya estar listo para relajarse un poco, le debía una al kirin.

Le alegraba poder comenzar a nadar más o menos con normalidad. Se puso a flotar boca arriba, viendo todas las flores que estaban sobre él y tomando la mano del kirin para que ambos disfrutaran de la vista. -Es un lugar muy bonito- suspiró justo cuando un pétalo estaba a punto de caer en su rostro, haciendo que este cayera en otro lado.

-Cytka, hay algo más que se pueda hacer aquí?- preguntó después de haber flotado por un buen rato. Pensaba en sumergirse a ver lo que había en el fondo o jugar a las guerras de agua.