Choque de Personalidades .(Privado)

Eran pocas, casi contadas las veces que Lyava tenía que ir a la ciudadela. Realmente no tenía muchos viajes hacia el lugar y la mayoría de estos eran por negocios. Estos negocios consistían en la reparación de su armamento o adquisición de este, y la ciudadela tenía fama de poseer a los mejores herreros y armeros de toda Mirovia, reputación que ella misma había podido secundar hasta la fecha, de no ser por un pequeño desperfecto que casi le cuesta la vida en un combate. Por primera vez en su vida podía quejarse de un mal trabajo por parte de su armero de confianza, el cual había dejado parte del peto de su armadura muy delgada, tan delgada que se astillo de primeras al golpe del mazo de un orco. El accidente no había pasado a mayores, incluso había podido ganar el combate sin esta, pero no estaba contenta, mínimo quería un reembolso y este se había negado rotundamente alegando que era su culpa y aprovecho para recordarle su incuestionable trabajo de años. A pesar de mostrar la armadura hecha pedazos y pedir que revisara la anchura del metal este se seguía negando, por lo que decidió romper con sanidad la relación de tantos años como su fiel cliente.

Así que sintiéndose desdichada y sin poder conseguir de momento a alguien que le reparase su armadura, camino triste hacia la taberna del dragón ahogado, con su armadura en un saco de lona y su espada al costado, dejando como vestimenta única su túnica griega. Recordaba hace tiempo, muchas semanas quizá, había tenido que ir a efectuar esa misma reparación que había quedado mal, y pese a la muchedumbre de la taberna, había encontrado un ambiente medio amigable y un excelente estofado, quizá eso le animaría un poco y podría seguir buscando más tarde a un nuevo armero aunque fuese provisional. Camino por las calles de la ciudadela, que extrañamente ahora le parecían tan familiares, reconociendo muchos aromas, establecimientos e incluso arcanos, más no tenía relación con estos y no se detuvo a saludar. Después de una larga caminata llego a la taberna y como la primera vez, observo todo desde el umbral de la puerta, de nuevo se encontraba lleno, aún con esa buena vibra y calor de hogar que había sentido la última vez.

Intento pasar por entre la multitud de borrachos, volteando para todos lados y haciéndose espacio con sus brazos para poder pasar. El golpe de un sonido metálico contra la bolsa en donde tenía resguardada su armadura resonó por el establecimiento, al parecer había golpeado un cliente en la cabeza, este poseía una armadura negra con cuernos que le resultaba conocida pero no lo suficiente como para saber quién era el dueño. Habría tenido un combate con él en el pasado? Lo había visto combatir con anterioridad? De momento no lo recordaba. Se inclinó ligeramente hacia el frente para pronunciar con su frialdad tan característica de ella - Dispénseme. No fue mi intención.... – Se quedó parada poniendo sus brazos detrás, en una posición recta que hacían resaltar el estoicismo de su persona,  esperando a que el hombre aceptase sus disculpas por aquel agravio.

De momento, la mujer se encontraba sin muchas ganas de pelear o conversar, iba con el corazón tan destrozado como su armadura, figurativamente hablando. Pero se limitó a escuchar atentamente aquellas palabras amables de aquel hombre de voz gruesa pero amable mientras se descubría aquel ostentoso casco de batalla, por sus palabras, él también era una persona que luchaba de tanto en tanto en el coliseo de Draconia pero por diversos motivos, aun no podía identificarle bien, más su voz se le hacía medio familiar a la par de la armadura negra de cuernos. Esta última le había llamado un montón la atención , parecía que encerraba a un ser misterioso en ella pero la verdad distaba mucho de ser así, él lucía como esas personas que suelen ser un libro abierto para con los demás, y daba la impresión de ser alguien honesto y servicial. 

El hombre de cabellos castaños lucia como una persona bastante amable, podría caer en los cannones de “atractivo” para cualquier señorita, de seguro sería bastante popular en aquella casa de batalla, pero por más que se esforzaba no podía recordarlo o al menos no con claridad. Ante su invitación, se vio tentada a rechazarla pero esto podría ser tomado como una falta de respeto por su compañero y él nada tenía la culpa de la situación tan bochornosa que había tenido que pasar con su ex armero. – Un trago o dos no me mataran… quizá me hace falta distraerme – pensaba mientras asintió y halo la silla para dejar caer su cuerpo sobre ella. Viro a todas partes mostrándose ligeramente disgustada apenas siendo esta micro expresión perceptible   para verificar que todo estuviese en orden e invitando con la mirada a que cada uno de los presentes que seguían de observadores a volver con los suyo. 

Colocó la bolsa donde tenía la armadura a su lado derecho , lo único que había hecho ruido en toda aquella sarta de acomodos y demás fue el sonido de la bolsa al tocar el piso, para cuando esto paso todas las personas fuera de ambos había seguido con sus propios asuntos y el lugar había vuelto a su caos tan normal de siempre. – Es un lugar…pintoresco.- señalo la chica como un comentario al aire, sabía que podía llegar a ser intimidante, y aun que no le gustaba mucho habla; dar algún tema o al menos unas palabras era lo mínimo que podía hacer luego de haberlo golpeado en la cabeza y que de paso le invitara una cerveza.
Esto último no era un protocolo muy común, por lo regular si golpeabas a alguien así sea por accidente se armaba una riña, y se buscaba compensar al agraviado que en este caso sería aquel hombre que se había presentado como Blyer. Era pacifico, se le podía considerar atractivo y al parecer no era un imbécil… -Vamos... bien. – Pensó la licántropo a la par de responder con un tono amable pero bastante serio y respetuoso– Un gusto Blyer… me llamo Lyava. -

Aquel hombre se mostraba en extremo animado por la compañía, sonriendo con bastante frecuencia y portándose de una manera amable, cosa que le hizo sorprender a Lyava y recordar a Kravla. Qué había sido aquella mujer de carácter similar a el hombre que tenía frente a ella? Se quedó meditabunda por un momento observando el borde de la mesa, cuando aquella voz de su acompañante la hizo despertar de aquel trance. - ¿Estas bien con eso también, Lyava? – decía aquel ser cuya naturaleza desconocía. – Si… estoy bien con lo que usted decida - Comento sin darle tantas vueltas al asunto, realmente nunca había probado la cerveza negra, tenía fama de tener un buen nivel de alcohol y fermentación, aunque ella no estaba tan acostumbrada a beber un cambio en un día tan extraño no le sentaría mal.

Noto que volteo a verle y de inmediato se sintió ligeramente avergonzada, fuera del coliseo, por lo callada e insípida de su personalidad no estaba tan acostumbrada a llamar la atención, así que un rubor ligero le cubrió las mejillas. Escucho de nuevo aquella pregunta, el hombre estaba llevando el ritmo de la conversación y eso le hacía sentirse más tranquila y sin ninguna presión, por lo que no dudo en responder – llevo de Coliseos en Coliseos desde que tengo aproximadamente 20 años… pero al Coliseo de Draconía llegue aproximadamente hace 10… no es mucho tiempo – Le comentó mientras lo veía fijo con sus ojos verdes clavándose en él.

Escucho con atención su respuesta e intento figurarse cuanto tiempo llevaba aquel hombre en tierras mirovianas, no se le veía muy viejo pero quizá era imprudente de su parte preguntarle, quizá más adelante cuando pudiese desenvolverse un poco más con él. – Concuerdo que tiene sus altas y sus bajas, quizá sea esa parte de su encanto- Respondió intentando ser un poco más fluida y menos cortante, aunque al parecer le era imposible. Las palabras que salían de su boca seguían siendo frías al igual que su tono y porte, así era ella y no le molestaba ser de esta manera… aunque de cierto modo le preocupaba que alguien que se había portado tan amable pese haber sido golpeado por ella , se sintiera ofendido por ella con su comportamiento.

Carraspeo un poco y le vio de nuevo directamente, el ánimo que despedía al igual que su carisma era casi el propio de un muerto… - Y…qué se encuentra haciendo en un lugar como este?..me refiero al motivo de su viaje a la ciudadela – le pregunto con un triste intento de amabilidad. Podía ver a la mesera en la lejanía balancenadose entre la multitud con dos tarros, quizá era su pedido quizá no…pero tenía la esperanza de que un poco de alcohol dentro le haría portarse si quiera un poco más amigable. –Qué paso la última vez que estuve ebria? – pensó para sus adentros sin poder encontrar una respuesta, todo era medio borroso. – Espero no causarle ningún problema…no recuerdo la última vez que bebí- le comento al castaño lanzando un suspiro de preocupación.