Denard Fantôme
Los Grises
El pasado es solo una sombra que yo mismo puedo pisotear
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Post by Denard Fantôme on Aug 7, 2017 0:12:54 GMT
―¡No, espera! ―Grito el Grifo, pero ya era demasiado tarde, pues la mujer avanzaba hacia su arco mientras Gyula pronunciaba encantamientos y maldiciones para ambos arcanos presentes.
Los alaridos de la adivina, el chiflido de la flecha y el grito de Robin, le dieron a Denard las fuerzas necesarias para salir de allí con vida, o por lo menos, completos. El grifo, enterró sus garras en el suelo, haciéndose ligeramente hacia atrás, extendiendo sus alas.
La puerta estaba abierta, las telas muertas y Gyula con jadeos débiles.
Denard sintió un pinchazo en el corazón, y su ritmo se bajó de pronto, cayendo de bruces contra el suelo, su respiración se hizo entrecortada y débil.
Pero no había tiempo…
Solo un último empujón…
Y antes de que el hechizo de dedos de la muerte tocase a su puerta, el grifo se puso en sus cuatro extremidades, extendiendo con majestuosidad sus alas negras. Gyula alzó una mano, lista para cortar el hilo que pendía del corazón del arcano para robarle el alma, pero en un parpadeo, el grifo ya no estaba ahí; pues, saliendo por la puerta a una rapidez incalculable, Denard y Robin lograron salir del lugar, destrozando un poco el marco de la puerta debido al tamaño del grifo.
En unos cuantos segundos, el grifo y la elfo ya sobrevolaban Reapergate, muy, muy lejos de Gyula.
Cuando Denard estuvo seguro de que estaban a salvo, descendió el vuelo, tocando sus patas contra la fría piedra, se dejó caer, volviendo a su forma Fated, algunos hilillos de sangre provenientes de su tobillo se derramaron por el suelo, Denard apretó su pecho, aún con el sentimiento del hilo desprendiendo su alma y con ello, su vida. Respiró profundo, mientras algunas gotas de sudor se paseaban por su frente.
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Post by Robin Fitzalon on Aug 9, 2017 6:12:46 GMT
Al ya estar sobre Denard creía que ya estaba a salvo, todo estaba sucediendo tan rápido, su cabeza daba vueltas, pero la decaída de el grifo la mantuvo enfocada, por un momento se sintiópreocupada, algo que no creía sentir, la recuperación de Gyula podría ser pronta. -¡No te detengas!- Fue cuanto su compañero obtuvo suficiente fuerza para seguir adelante, volando lejos de las garras de aquella desquiciada.
Podia ver la ciudad sobre las espesas nubes que dejaban pequeños espacios libres, creía que nada podía ser peor que aquello, el viento golpeando su rostro y despeinando su cabello era una señal, ya eran libres, era hora de seguir con su misión. Un dolor agudo y constante surgió de su cuello, no le había tomado importancia ya que solo se trataba de un rasguño, no se detendría por eso. Al haber aterrizado bajo inmediatamente de Denard, seguro se encontraba débil, al haber regresado a su forma convencional pudo notar que en efecto no se encontraba bien (No era como si mostrara preocupación por el), igualmente ella no te sentía del todo bien pero estaba segura que podía manejarlo. -No te encuentras bien- le dijo a grifo, temía que cayera desvanecido en cualquier momento. -Esa herida no te dejará caminar mas de un kilómetro antes de que te pongas débil- su casa no esta muy lejos de ahí, aunque pensaba si seria una perdida de tiempo, quería justificar su herida, probablemente a ella le podría pasar lo mismo solo que peor debido a que el en el cuello se retiene mucha sangre. Apostaba lo que sea que ninguno de los dos se daría por vencido por pequeños rasguños, pero a lo que se adentraban necesitarían mas que determinación.
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Denard Fantôme
Los Grises
El pasado es solo una sombra que yo mismo puedo pisotear
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Post by Denard Fantôme on Aug 10, 2017 0:57:28 GMT
―No ―Pronunció Denard a pesar del dolor en el pecho, cuando sintió que cada vez dolía menos, se puso de pie, tanteándose un poco de un lado a otro, cuando logró volver a su postura normal, comenzó a caminar, sin cojear, ignorando por completo el ardor de su pierna.
―Si se nos va la noche, puede que otra víctima aparezca, y no pienso esperar más ―Denard sacó de su chaleco un paquetito como el que le había dado a Robin la noche de la Luna Roja, sacó una hoja y comenzó a masticarla, un sabor agrio recorrió su mandíbula, supuso que era por el hechizo. Tragó con dificultad mientras apretaba el paso, el dolor disminuía a pesar del sabor horrible en la lengua.
―Gyula dijo que se movían con la noche, pero… ¿En dónde? ¿Pueden aparecer por cualquier parte? ―El hombre dirigió su mano a su pipa, tomó un cerillo, rasgando la punta contra una pared de ladrillos con precisión, haciendo que la chispa fuera lo suficientemente fuerte para prender los condimentos dentro de la pipa, agitó el cerillo, guardándolo en una caja aparte que cargaba consigo en un bolsillo aparte. ―Quizás en el bosque de los susurros… ―Se volteó hacia Robin, y a punto de decir algo, observó la fea cortada de Gyula en su cuello ―Oh ―Se acercó a ella, y sacando un pañuelo de su chaleco, se lo ofreció para limpiarse, y sacando una de las hojas que él traía, se la ofreció también, no dijo nada debido a la naturaleza orgullosa de la elfo, por lo que solo se quedó parado allí con la hoja extendida, si la tomaba o no, sería de su total decisión.
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Post by Robin Fitzalon on Aug 20, 2017 9:13:47 GMT
A veces le costaba aceptar que alguien tenía la razón, pero era la verdad, Denard tenía razón y no tenían que perder tiempo. Fue cuándo éste sacó un sobrecito cómo el de la vez pasada, estaría mintiendo si no lo usó, más bien lo usaron por ella, pero no le importaba, las sirenas eran muy descuidadas.
-Si no nos movemos nunca lo sabremos- contestó mientras miraba a sus alrededores, había infinidad de posibilidades, posiblemente podrían salir de cualquier parte, o quién sabe. Le pasó por la mente Gyula, no le importaba en absoluto su vida ni nada, pero sólo se preguntaba si seguiría viva, nada más por curiosidad.
Fue cuándo un dolor agudo y punzante llegó a su garganta, el dolor fue expandiéndose por gran parte de éste, no lo consideraba grave pero sí sería una distracción para ella y no quería nada de eso. Se había maldecido por no haber equipado algún tónico o compuesto, justo dejó uno sobre su mesa de noche pero decidió ignorarlo. Denard le había ofrecido un pañuelo junto una hoja de su paquetito, miró éstos por unos segundos, el orgullo le carcomía el alma, pero su lado racional le obligaba a aceptarlo. -Te debo una- diciéndole mientras tomaba éstos evitando verlo, pudo no haber dicho nada y nada más agarrarlo, pero quedaría cómo una débil frente a él y no quería eso, tenía que saber no se quedaría así y que le devolvería el favor después. Llevándose la hoja a su boca, comenzando a masticar soportando el sabor amargo de éste mientras hacía uso del pañuelo para limpiar toda la sangre.
Miraba a sus alrededores, pensando en cuál sería la mejor opción por tomar, increíblemente el dolor estaba desapareciendo, aunque el sabor amargo quedaba en su boca. -¿Necesitan ayuda muchachos?- una voz medio temblorosa y débil sonó detrás de ellos, la elfo giró su cuerpo para ver de quién se trataba, era un anciano que cargaba consigo miles de botellas sobre su cinturón con una túnica que le llegaba a los tobillos, su aspecto era bastante extraño. -Lucen perdidos, ¿De dónde vienen?- se apoyó sobre su bastón y los miró con una sonrisa malformada en su rostro.
Ooc: Perdonaaa!! ;;, estaba con bloqueo por acá y no quería dar respuestas todas feas ;;
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on Aug 27, 2017 15:02:21 GMT
Denard levantó la mano en señal de que parara, y la fulminó con la mirada. ―No me debes nada ―Sabía que aquellas palabras eran peligrosas en oídos del arcano equivocado, no quería que Robin tuviera alguna cercanía de esa magnitud con él, pues él, era uno de esos arcanos que se tomaban las deudas muy en serio, y la paga no era sencilla de satisfacerse. Sus ojos se tranquilizaron seguido de una sonrisa ―Tómalo como una recompensa por haber salido vivos de la divinatriz.
El detective se giró sobre sus talones, con el ceño fruncido, y al ver al hombrecillo, se irguió de tal manera que no pareciera que estaba herido, a pesar de que su corazón aún palpitara con rapidez debido al hechizo y la cortara ardiera como los mil demonios. Esa típica sonrisa de él se mostró en sus labios, aquella que no mostraba nada más que simple cordialidad.
―Buenas noches, caballero, le agradezco su amabilidad, pero no estamos perdidos ―Denard metió sus manos a los bolsillos de su saco, donde tomó una daga que traía escondida, encontrarse arcanos en medio de la noche en Reapergate nunca era bueno, y menos cuando habían salido de un peligro tan abrumador.
―Estamos patrullando la ciudad, últimamente ha habido casos de ataques a los alrededores, especialmente en la noche, ¿Ha visto algo sospechoso? Le agradeceríamos cualquier información ―Denard se movió hacia un lado, para darle espacio al anciano para que diera su respuesta y se fuera tan rápido como había venido.
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Post by Robin Fitzalon on Sept 1, 2017 20:41:26 GMT
No se pondría a pelear con él por una estúpida paga, al fín de cuentas parecía funcionar que se cubrieran la espalda después de todo. Aunque sabía que las deudas con él eran muy exigentes, a ella no le gustaba quedar mal. Si lo decía era porque iba enserio.
Vio al hombrecillo, su mirada era suficientemente intensa como para ocultar el dolor intenso de aquella cortada en su cuello, Denard parecía hablar por ella también, al menos le parecía una idea estupenda. No pensaba andar diciéndole a todo el mundo lo que hacía.
-Bueno, tienen cara de que lo están- contradiciendo al hombre, se formó una sonrisa malograda en aquel arrugado rostro que a cualquiera podría causarle algo. Era curioso, aquel par de jóvenes parecía cómo si quisieran dar una impresión, pero al viejo nadie lo hacía tonto.
-Nadie más sospechoso que ustedes dos- respondió el anciano, estaban en terreno peligroso, los habitantes de esa zona eran conocidos por ser territoriales. -No venimos a molestar, nos iremos tan pronto cómo nos diga algo útil- respondió Robin a su defensa.
El anciano caminó alrededor de el par con la ayuda de su bastón, examinandolos con cuidado. -Talvez sepa algo, pero necesito refrescar mi memoria...- no pensaba hablar así nada más.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on Sept 5, 2017 1:13:20 GMT
Denard no se movía de su lugar, sus ojos grises brillaban bajo la oscuridad de la noche, mientras que las sombras y la sonrisa tranquila ocultaban todo el desagrado que podía sentir hacia ese hombre, nunca le gustaron los habladores, menos los que rondaban por la calle, pues normalmente pedían dinero a cambio de cosas sin sentido si tenías suerte, pues la mayoría de las veces resultaban ser mentiras. Ya habían pagado lo suficiente esa noche. No tenía tiempo para eso.
―Refrescar la memoria ¿Uh? ―Escupió Denard con voz áspera. Sin embargo, siempre ha sabido que los ancianos son los que más saben al respecto de todo lo sucedido a los alrededores, Denard arqueó una ceja, pensativo, hurgando el rostro del anciano, intentando encontrar un rastro de mentira…
Denard sacó una moneda de oro de su saco, la levantó hasta que la luz de una de las lámparas la iluminó, dejando ver que en dicho material estaba grabado el rostro de perfil de la reina de Aqualia y del otro lado, de una forma muy pequeña, su palacio.
―Si esto no le refresca la memoria, entonces puede volver por donde ha venido, y dejar retrasarnos en nuestra investigación.
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Post by Robin Fitzalon on Sept 11, 2017 3:23:47 GMT
El viejo soltó una seca risa al ver la cara del joven que parecía no tener la paciencia que aparentaba. Cualquier arcano que no lo conociera pensaría que fuera un vago o un loco, pero era de temer si lo provocabas.
-Oh muchacho, ¿Cree usted que con éso puede comprar la sabiduría de un viejo como yo?- miró a Denard con humor, pues la juventud de ahora creía que todo se pagaba con dinero. Soltando una risa débil nuevamente para después darse media vuelta y regresar por dónde llegó.
-¿Qué es lo que quiere?- dijo la elfo lo suficientemente fuerte para que el anciano se diera media vuelta y los volviera a mirar. Si bien ella no se dejaba engañar, pero había algo en aquel hombre que la hacía creer...por mínimo que fuera así lo era. En cierta parte le recordaba a cuándo era niña y su abuelo le contaba historias, a veces nadie solía creerle excepto ella, resultando que todo aquello que le contó era cierto. Parte de lo que es ahora se lo debe a él.
Volvió a reír desafinadamente mientras caminaba tambaleante hacía ellos. -Aquello que buscan podría estar más cerca de lo que ustedes creen, no quieran pasarse de listos con ellos porque podrían arrepentirse- mirando a la elfo y después al grifo. Robin sólo arqueó una ceja y luego volteó a ver a Denard. -Ahora queda de ustedes descifrarlo- dijo el anciano rascando su barba, regresando a su camino.
La mirada de Robin comenzó a rastrear todo el área detrás suyo, -...y bien, ¿Qué es-...- al regresar su vista hacía el hombre éste ya no se encontraba por ningún lado.
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Denard Fantôme
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Post by Denard Fantôme on Nov 15, 2017 4:33:21 GMT
Denard nunca confiaba en aquellos que deseaban más que el dinero, pues siempre pedían cosas demasiado valiosas a cambio de cosas pequeñas o mucho menor que el valor. Uñas, cabello, sangre, recuerdos, pensamientos… parecían cosas insignificantes, pero tenían más importancia de lo que parecía a primera vista, y por supuesto, eran más peligrosas en manos extrañas.
Miró a Robin con una mirada fulminante, ente represalia y preocupación, sin embargo, no dijo ni una sola palabra. Era decisión de ella, al fin y al cabo, a pesar de que la culpa pululaba su pecho, no la detendría. Se quedó parado en donde estaba con las manos dentro de sus bolsillos y la mirada hacia adelante, tan solo siguiendo al anciano con el oído.
“Aquello que buscan podría estar más cerca de lo que ustedes creen, no quieran pasarse de listos con ellos porque podrían arrepentirse”
El detective observó con cierto desagrado las calles a su alrededor. Pues las velas que adornaban los quinqués de los faroles comenzaban a apagarse debido a la misma cera, volviendo las calles más oscuras, y a los arcanos, más vulnerables en conjunto con las heridas que ahora tenían.
―Ellos ―Masculló el arcano mientras cojeaba un poco al caminar, aunque no se detuvo, debían de encontrar un poco más de luz ―Significa que no van solos, o al menos la mayoría del tiempo.... ―Denard apoyó su mano en su barbilla ―y también que no están en un solo lugar ―Dijo al final mientras observaba hacia arriba, con la vista fija en los techos de Reapergate. El aire pronto se hizo más frío, y el chiflido del mismo resonaba entre los muros, dejando una cierta sensación de incomodidad.
―¿Qué serían esas cosas? ―Denard miró hacia atrás, asegurándose de que Robin estaba cerca ―¿Serán arcanos que sucumbieron ante la Luna Roja y jamás volvieron a ser los mismos? ―¿De dónde habían salido? ¿Cómo podrían encontrarlos? Tantas preguntas invadieron la cabeza de Denard, que le causaba cierto malestar no poderlas responderlas en ese instante. Pues mientras ellos estaban allí, pensando y caminando lejos de las sombras, aquellas criaturas podrían estar tomando la vida de otro pobre arcano.
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